53. Muchos kelpies en el lago – año seis


—Hemos estado holgazaneando, mis compañeros Merodeadores —anunció James en voz alta, cerrando la puerta del dormitorio detrás de él con un sonido sordo. Pero no hubo respuesta de ninguno de sus amigos. Frunciendo el ceño, le dio una mirada alrededor de la habitación. Peter estaba de espaldas en su cama, profundamente dormido y roncando fuertemente. Ninguna sorpresa ahí, considerando que ninguno de ellos sabía a qué hora había regresado al dormitorio de su cita en la noche anterior, o si siquiera lo había hecho.

La cama de Sirius estaba, por supuesto, sin tocar ya que él y Remus normalmente dormían en la del último. Las cortinas en la cama de Remus estaban cerradas, y aunque no se producía ningún sonido de ella, James podía ver el leve y revelador movimiento del catre.

Gruñendo por la frustración, James abrió las cortinas de golpe.

Afortunadamente, sus amigos estaban vestidos, aunque por la forma en la que la mano de Sirius estaba acariciando el pantalón de Remus, ciertamente no estaban planeando que eso siguiera así. Los chicos rompieron a regañadientes su beso para mirar a James.

—¿Qué mierda, Potter? —preguntó Sirius, la molestia en su voz flaqueó ligeramente cuando Remus, que se limitó a gruñir ante la intromisión, antes de volver a la tarea que tenía entre manos, le mordió bruscamente el cuello para llamar la atención del chico que tenía debajo.

—¿Quieren dejar de tocarse por un minuto? —James se quejó, cruzando sus brazos—. Estoy llamando para una reunión de Merodeadores.

—¿No puede esperar? —Sirius se las arregló para decir antes de gemir, sus caderas encontrándose con las de su novio.

—Puede y lo hará. —Los ojos de Remus brillaron peligrosamente hacia James y tomó las cortinas para volver a cerrarlas alrededor de ellos, pero James las sujetó firmemente.

No puede esperar, ¡pulgosos cachondos! —él insistió—. ¡Vamos! Los Merodeadores vienen primero, ¿recuerdan? —Estaba casi lloriqueando a este punto. No podía evitarlo. Sentía que sus amigos apenas estaban cerca y ninguno de ellos quería hacer algo más que coger.

—Tienes toda la razón, Prongs. —El bajo tono de la voz de Remus realmente sorprendió un poco a James, aunque la luna llena se estaba acercando mucho—. Y como un Merodeador, no puedo enfatizar suficientemente lo importante que es que nosotros nos vengamos.

—Merlín, te pones sexy cuando estás así, Moons… —Sirius exhaló asombrado, mirando al otro chico con adoración. Entonces volvieron a besuquearse, sin prestar atención al hecho de que James seguía de pie con la cortina de la cama agarrada firmemente en el puño—. Amigo, a menos que quieras… ah… mirar, sugiero que cierres esa cosa y te vayas a un demonio —dijo Sirius, fallando en mantener la compostura mientras Remus continuaba atacando su cuello y desabotonando su camisa—. Quiero decir… yo mismo soy un exhibicionista, pero Moony… —El rostro de James se calentó cuando automáticamente siguió la mirada de Sirius y vio que Remus estaba bajando la cremallera de los pantalones de Sirius, sus ojos amarillos y brillantes mirando fijamente a Sirius. Parecía casi depredador. Sirius rio, pero su voz se quebrantó sólo un poco y tragó—. Bueno, ahora mismo no podrías detenerlo aunque quisieras, pero se enojará mucho cuando entre en razón.

Con un suspiro agravado, James cerró la cortina de un tirón y se dirigió furioso a su cama. La maldita luna llena hacía que sus malditos amigos fueran insaciables…

Volvió a mirar a Peter, aún durmiendo y babeando sobre su almohada. Consideró en golpearle con un chorro de agua fría con su varita para que se despertara, pero lo pensó mejor.

Estoy siendo egoísta, pensó, llevándose una mano por el cabello. Mis amigos están felices y yo sólo estoy aquí sintiéndome abandonado y sintiendo lástima por migo mismo.

Dirigió su varita hacia la cama de Peter y las cortinas se cerraron en torno al chico que dormía, antes de salir silenciosamente del dormitorio. Era una tarde bastante agradable a finales de octubre. Quizás un poco fría, pero el sol brillaba y el campo de quidditch no estaba asignado a ningún equipo para practicar. Decidió descargar su frustración con algunas quaffles y trabajar en algunos movimientos nuevos en su escoba.

El retrato se abrió para permitirle salir de la Sala Común de Gryffindor y pasó. Se detuvo en seco.

—Sólo quiero hablar con ella.

—Bueno, ella no quiere hablar contigo, como ya lo ha dejado perfectamente en claro.

James se quedó en silencio. Ni Snape o Mary notaron que estaba de pie ahí. Debería seguir caminando, pero no le gustó la idea de dejar a Mary a solas con ese raro tampoco.

Mary hizo un movimiento para alejarse y Snape la alcanzó y tomó la manga de su blusa, las cejas de Mary se fruncieron hacia el Slytherin y ella alejó su mano con brusquedad. La mano de James se movió con cuidado a su propia varita en su bolsillo, listo para intervenir.

—No te atrevas… —Mary comenzó a amenazar.

—Podrías… ugh. —Snape suspiró—. ¿Al menos podrías decirle que pase por aquí?

Mary rio fuertemente.

—¿Pasar por aquí? ¡Prácticamente has estado durmiendo en el maldito pasillo! Ella no quiere verte, Snape. Así que ya date por vencido.

Severus estaba siendo tan testarudo como siempre, y James tuvo que preguntarse cuándo aprendería ese idiota a olvidarse de las cosas y seguir adelante. ¿Con cuántos hombres lobo tendrá que tropezarse por accidente sólo para aprender cómo alejarse de la gente que no lo quiere cerca? En cualquier caso, no parecía tomarse a pecho las palabras de Mary.

James se aclaró la garganta con fuerza y los dos se giraron, sorprendidos.

—¿Estás bien, Mary? —preguntó, sin dejar de mirar a Snape, cuyo rostro se frunció de inmediato al verlo.

Mary asintió, sonriendo tranquilizadoramente a James antes de mirar también al chico de Slytherin.

—Todo está bien. Severus sólo estaba…

—Estaba a punto de irse, estoy seguro —dijo James con firmeza, dirigiendo a Snape una mirada significativa, si no un poco amenazante.

Los oscuros ojos de Severus brillaron con fuerzas contra los de James y lentamente suspiró.

—Sí —murmuró—. Estaba a punto de irme. —Volvió a mirar a Mary—. Disculpa por molestarte, Señorita Macdonald —dijo, apenas moviendo los labios mientras hablaba. Se quedó un momento más, su mirada cayendo lentamente en el retrato como si pensara que tal vez podría ver a Lily a través de él, y entonces se fue. Tanto James como Mary lo miraron hasta que estuvo fuera de vista.

—No sabe cómo captar una maldita indirecta, ¿verdad? —James gruñó y escuchó a Mary suspirar a su lado.

—Aparentemente no. Ha estado intentando de hablar con Lily desde el comienzo del semestre. Pero ella no quiere. —Miró a James y sonrió—. Gracias por intervenir. No creo que se hubiese dado por vencido así de fácil si hubiese estado sola.

—Cuando quieras —dijo James, volviendo al tono amigable—. Aunque creo que realmente te estaba yendo bastante bien. Creo que hubieses podido con él si hubieses tenido que hacerlo. —Sonrió cuando la chica rio en respuesta. Tenía una risa bastante linda, se dio cuenta. De hecho, casi todo sobre Mary era agradable. Era bastante menuda, y su pelo rubio fresa caía en ondas hasta la mitad de la espalda, con un flequillo ondulado que terminaba justo antes de sus grandes ojos marrones. Y nunca se había fijado en la salpicadura de pecas que tenía en el puente de la nariz.

De repente consciente de que la estaba mirando fijamente, James se aclaró la garganta.

—Bueno… me voy al campo de quidditch. Nos vemos luego entonces.

—Nos vemos —dijo Mary, con su habitual voz burbujeante, con un pequeño gesto de la manos mientras se dirigía de vuelta al dormitorio.

Tal vez Sirius estaba en lo correcto… había muchas más chicas que Evans en Hogwarts.

-o-o-o-

Para el momento en que James pudo juntar a los Merodeadores para una reunión, todos estuvieron de acuerdo en que era demasiado tarde para planear una broma exitosa para la noche de Halloween.

—Además —dijo Remus, su voz ya sonaba cansada mientras apoyaba la cabeza en el regazo de Sirius—, el tiempo es malo. Siempre nos pillan en las bromas de Halloween, no hay forma de escapar, todos saben que somos nosotros. Ustedes terminarán en detención al siguiente viernes y eso sería todo.

James dejó salir un fuerte gruñido y se dejó caer de nuevo en su cama.

—¡Ya nunca planeamos algo en estos días!

—Con cuidado —Peter rio—, un poco más dramático y podrías ganarle a Queen Sirius*.

Sirius agitó su varita hacia Peter, golpeándolo con un rápido y punzante maleficio haciéndolo chillar. James no respondió en absoluto, se limitó a cruzar los brazos sobre el pecho y a hacer un puchero, mirando fijamente a su dosel. Empezaba a sentirse infantil con su comportamiento celoso, pero eventualmente algo tendría que ceder. Sólo porque todos ellos estaban en una relación y él no, no significaba que de repente no tuvieran tiempo para él…

—Bueno, ¿qué tal si hacemos una fiesta en su lugar? —sugirió Sirius, mirando a James con un poco de preocupación ya que su mejor amigo, el que normalmente era mucho más tranquilo, parecía estar haciendo un berrinche, usualmente más mostrado por, bueno… él mismo—. No hemos hecho eso en un tiempo, y mientras no llegue a los oídos equivocados, nadie podría meterse en problemas y nadie se perdería la luna llena.

Luego de uno o dos segundos de consideración, James se giró en su lado para mirar al otro chico.

—Podríamos escabullir algo de Whiskey de fuego de donde Rosemerta. Siempre es tan sencillo sobornarla para que nos dé lo que sea que necesitemos. —Lentamente una sonrisa se formó en el rostro de James y el dolor de los celos en su pecho comenzó a desaparecer mientras la expresión de Sirius combinaba con la suya.

—Estoy seguro de que Peeves estará dispuesto a ayudarnos para asustar a los de primero también si es que queremos planear una pequeña broma para Halloween. —Los ojos de Sirius se iluminaron antes de que siquiera terminara la frase, las ideas llenando su mente—. Nick Casi Decapitado también.

James se sentó en el borde de la cama mientras Sirius y él empezaban a intercambiar ideas con Peter y Remus aportando las suyas.

Esto, pensó James con cariño, era lo que estaba extrañando. No le importaba ser el único Merodeador soltero y todavía virgen. Lo que le importaba era que echaba de menos la adrenalina que solía sentir cuando los cuatro se sentaban juntos en un círculo para trazar sus mejores y grandes ideas. Se suponía que los Merodeadores debían preocuparse primero por ellos mismos, y el resto del mundo después. Lo que era mejor para el grupo y no para ellos individualmente o, en el caso de Sirius y Remus, como una pareja. Eran familia antes que cualquier cosa. Y con la manera que el mundo exterior empezaba a verse, y la supuesta guerra que se aproximaba, James estaba decidido a asegurarse de que todos recordaran esa regla de oro.

-o-o-o-

—Pues estaba pensando en salir esta noche luego del banquete de Halloween —dijo Lily, levantando la mirada de su tarea de Transfiguración para dirigirse a las otras chicas—. Será divertido. Hay tantas cosas que hacer en Hogsmeade en Halloween.

Marlene frunció el ceño hacia ella, luciendo confundida.

—¿No te has enterado? Los chicos estarán haciendo una fiesta esta noche en la sala común.

—Oh. —Lily parpadeó hacia ella—. Er… No, no me había enterado, la verdad. —Estaba sorprendida. Normalmente algo como eso hubiese sido una oportunidad para que Potter le pidiera, de una manera desagradable, que fuese su cita esa noche. Pero no había hecho eso.

De hecho, ahora que lo pensaba, Potter no le había dicho mucho además de «Pásame el jugo de calabaza» hace más de una semana. Extraño.

—No tenemos que ir si no quieres —intervino Dorcas cuando notó la mirada conflictiva en el rostro de Lily—. Si preferirías salir, podríamos…

Lily negó con la cabeza.

—No —dijo rápidamente, forzando una risa—. No, no seas tonta. Por supuesto que nos quedaremos para la fiesta aquí. Quiero decir… Por lo problemáticos que son esos chicos, sí que saben hacer una buena fiesta, ¿verdad? Está bien. —Volvió a sumergir su pluma en el pozo de tinta y volvió a responder de los deberes de McGonagall justo cuando el retrato se abrió.

Entraron los propios Potter y Black, ruidosos como de costumbre, discutiendo los planes de la fiesta de la que supuestamente todo el mundo en la Torre Gryffindor había oído hablar, salvo Lily. Observó con leve diversión cómo Sirius sacaba botella tras botella de alcohol de una bolsa de libros que no parecía ni de lejos ser lo suficientemente grande para que cupiera lo que había conseguido.

—Lo suficiente para echarle al ponche y un poco más, ¿eh? —Le sonrió con orgullo a Potter.

—Merlín. —Lily negó con la cabeza, riéndose suavemente—. Ustedes dos de verdad no pueden pasar ni un solo día sin cometer prácticamente un delito, ¿verdad?

James sonrió, encogiéndose de hombros.

—Somos los Merodeadores, es lo que hacemos.

—Una jodida mentira —dijo Lily, aún sonriendo mientras señalaba el sillón de plumas en la habitación—. Remus está por allá, leyendo y sin causar ningún problema. Él es un Merodeador también, ¿no es así?

Tanto James como Sirius intercambiaron una mirada antes de lanzarse a reír.

—¿Crees que deberíamos ser más como Remus? —James dijo, asintiendo hacia su amigo que de hecho, estaba sentado con la nariz en un libro.

—Remus está tan volado como una cometa, Evans —rio Sirius, mirando a su novio con adoración mientras el rostro de Lily caía y miraba fijamente a su compañero prefecto en estado de shock—. Probablemente esté leyendo la misma maldita frase en ese libro más de de cinco veces y aún no tiene idea de qué dice.

Hubo un fuerte gruñido por detrás del gran libro que Remus estaba sosteniendo y el hombre lobo dejó caerlo sobre su regazo.

—Más de doce veces de hecho, y aún no tengo ni una pizca de idea de cómo responder esta tarea de Transfiguración. —Se frotó los ojos ya enrojecidos.

Sirius resopló.

—Eso sería porque ese es tu libro de pociones, mi querido Moony.

Remus frunció el ceño y giró el libro.

—Oh por el amor de… ugh. Que se joda. De todos modos, no hay que entregarlo hasta el lunes. —Tiró el libro en la mesa frente a él y se levanto, estirando los brazos por sobre su cabeza hasta que algo crujió con fuerza—. Tengo mucha hambre. Me voy a la cocina. —Le lanzó a Sirius una mirada significativa y el chico más bajo sonrió.

—Lo siento, Prongsie. Regresaremos dentro de poco para arreglar todo, ¿sí? —Sirius arrojó la bolsa de libros a los brazos de James, quien parecía un poco desanimado, pero suspiró y le hizo un gesto para que acompañara a Remus. Sirius hizo un último gesto con la cabeza hacia el resto—. Gracias, señoritas. Nos vemos esta noche. —Y salió corriendo detrás de Remus como un labrador entrenado.

—¡Al menos ve si pueden traer algunos pasteles de calabaza mientras estén abajo! —James le gritó seguido de un suspiro—. A Pete no le gustan, así que obviamente no trajo ninguno. Siempre pensando en su jodido estómago y en el de nadie más… —Se detuvo cuando Sirius y Remus ya se habían marchado.

Todas las chicas se estaban riendo de sus travesuras cuando James se giró para verlas.

—Honestamente, es como si no pudiesen quitarse las manos de encima ni por cinco malditos minutos. No solían ser así de malos…

Lily frunció el ceño, algo en la forma en la que Potter hablaba era diferente. Triste incluso. Nunca había parecido tener un problema con que sus dos amigos más cercanos estuviesen juntos. Casi quería preguntarle…

—¿Estás bien, James? —Mary le ganó.

La expresión de Potter rápidamente cambió y le sonrió encantadoramente.

—Sí, por supuesto. Lo lamento, sólo pensaba en todo lo que tengo que terminar para esta noche.

—¿Tal vez quieras ayuda? —preguntó Mary, llevando su pluma y tinta a su propia bolsa.

La mano de James fue a su cabello. Pero no era en esa forma desagradable y decidida que solía hacer y que le provocaban a Lily ganas de subirse a un árbol. Se encogió de hombros, sus ojos se detuvieron en los de Mary por un momento más de lo necesario.

—Bueno, seguro. ¿Si ustedes no están muy ocupadas?

Marlene ya estaba guardando sus cosas.

—Lo siento, tal vez más tarde si todavía lo necesitas. Pero Dory y yo de hecho tenemos que pasar a la oficina de McGonagall. Las duchas en el baño de quidditch de las chicas no deja de corear vitorees a Slytherin desde el último partido que perdimos contra ellos.

—Lo hace a propósito para sacarnos de quicio, lo juro —refunfuñó Dorcas, echándose el bolso al hombro y esperando a su novia—. ¡Pero nos vemos esta noche!

Lily se quedó mirando entre James y Mary por un momento, sintiéndose de repente muy perdida.

—Er… En realidad tengo que terminar esta tarea, así que… Estaré en el dormitorio. —Recogió sus cosas apresuradamente. No tenía ni idea de por qué se sentía tan ansiosa, pero la sala común le pareció repentinamente sofocante y salió corriendo hacia el dormitorio de las chicas, dejando atrás a un James y Mary muy confundidos.


N/T: Queen Sirius (Queen = Reina). Me parecía que quedaba mejor en inglés que en español xD