54 Halloween 1976 (parte 1) – año seis


Sirius Black conocía a James Potter tanto como se conocía a sí mismo.

Sabía cuando James estaba planeando una broma ingeniosa porque sus ojos color de avellana crecían casi el doble de su tamaño. Las comisuras de sus labios se alzarían en una sonrisa y la punta de su lengua se asomaría por el lado izquierdo de su boca mientras se concentraba en los finos detalles.

Sabía cuando James estaba a punto de ponerse en ridículo frente a Lily Evans. Una mano disparándose para alborotar su ya desordenada mota de cabello y una orgullosa sonrisa en su rostro. Su voz caería en una octava más baja y su caminar pasaría de ser tranquilo a algo con mayor estilo, acercándose a la pelirroja y preparándose para soltar cualquier poema ridículo, soneto o algún discurso previamente preparado.

Sabía cuando James estaba enojado. Hacía falta de mucho para que James Potter se enojara, y una vez que lo hacía, le costaba días de tácticas de evasión antes de que el chico acabara por explotar. Caminaría mucho, y refunfuñaría en voz baja. Estaría en el campo de quidditch probando nuevos y peligrosos movimientos con su escoba o lanzando una quaffle con todas sus fuerzas. Y luego, eventualmente, confrontaría con quien sea o lo que fuese que lo estaba molestando y finalmente habrían gritos. Pero no eran gritos como los de Sirius. No eran insultos, palabrotas o mierdas de la que luego se arrepentiría. Era más como cuando un padre gritaba, y te hacían sentir completamente culpable por decepcionarlos.

Y Sirius sabía cuando James estaba molesto. No pasaba con tanta frecuencia en lo absoluto. Primero se indignaría. Habían pucheros y quejidos y resoplidos mientras intentaba fingir que de verdad estaba bien, de verdad, como si nada lo estuviera molestando. Luego se forzaría para reír y sonreír y hacer gestos para restarle importancia con quien fuese que mostrara preocupación. Pero Sirius podía ver a través de eso. Porque la risa nunca llegaba a sus ojos y siempre terminaba en un triste suspiro.

—Prongs necesita sexo —Sirius reflexionó en voz alta mientras se apoyaba contra el frío cristal del invernadero.

—Sirius —Remus gruñó, descansando la frente contra el muslo desnudo de su novio e intentando controlar las ganas de estrangularlo—. ¿De verdad estás pensando en James mientras tengo mi boca alrededor de tu…?

—¡No! Quiero decir… Bueno, eso ya no es completamente cierto. ¡Ow! —Sirius se estremeció cuando Remus lo pellizcó y miró hacia abajo al chico que se arrodillaba en el suelo frente a él—. ¡No hay necesidad de ponerse violento, Moony!

—¡Estabas pensando en James mientras te la estaba mamando, imbécil! —Remus se puso de pie y se quitó la suciedad de las rodillas. Los ojos de Sirius se agrandaron.

—¡Vamos, Moony! ¡No te detengas! —Hizo un puchero, tomando al hombre lobo por la muñeca y tirando de él para acariciar su cuello con la nariz—. Lo lamento, cariño. Me distraje. ¿Por favor, sigue? —Presionó los labios en el punto sensible en la garganta de Remus y una de sus manos se deslizó hacia abajo, más allá de la cintura de los pantalones vaqueros del otro chico para darle un tentador apretón a través de la tela de sus bóxers.

Remus suspiró, dejándose llevar contra Sirius a pesar de su molestia. Tomó la barbilla de Sirius con una mano, inclinando su rostro hacia arriba y sonriendo un poco cuando sus ojos se encontraron.

A Sirius le dio un pequeño escalofrío cuando los brillantes ojos color ámbar se clavaron en los suyos y gimió cuando sintió los labios de Remus cubrir los suyos. Remus no perdió el tiempo antes de separar los labios de Sirius con su lengua y explorar cada centímetro de su boca. Le dio un suave pero firme empujón para que quedara inmovilizado contra el invernadero y gruñó suavemente mientras apretaba sus caderas contra las del otro chico.

Sirius tenía la sensación de que eso era lo que le molestaba tanto a James últimamente. No es que él y Remus no hayan tenido siempre una vida sexual… tan entusiasta, pero últimamente Sirius se encontraba siendo arrastrado a los armarios de las escobas o detrás de los invernaderos con más frecuencia de lo habitual.

Desde luego, no iba a quejarse. Disfrutaba cada increíble y ardiente momento de la repentina y misteriosa alza en la libido de su novio. Pero no podía culpar a James por sentirse abandonado.

Ahora, sin embargo, estaba claro que no era el momento de preocuparse por el complejo de abandono de James. No cuando la boca de Remus estaba dejando un rastro caliente y húmedo de besos por su garganta, haciéndole gemir y retorcerse contra el cristal del invernadero.

—Moony… —gimió, sus dedos enredándose en los suaves rulos de Remus mientras el hombre lobo continuaba besando su cuello y más abajo.

—Sirius…

Los ojos de Sirius se abrieron de golpe. Esa no era la voz de Remus. Bajó la mirada para encontrarse con los ojos de Remus clavados en él, luciendo irritado. Se mordió el labio.

—¡Sirius!

Remus suspiró.

—Responde. —Volvió a ponerse de pie—. Tienes razón. Obviamente James está pasando por… algo. Así que adelante y contéstale antes de que tenga una crisis. —Sonrió y besó la sien de Sirius en un gesto de dulzura que era ligeramente contradictorio al gruñido posesivo cuando dijo—: Pero serás mío luego —contra su oído.

Sirius sonrió.

—Cien por ciento tuyo, Moony. Lo prometo. —Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta de cuero y sacó el espejo—. ¿James? —El rostro apareció donde el reflejo de Sirius había estado—. ¿Todo bien, amigo? —preguntó.

—Eh, sí… —James dijo lentamente, frunciendo un poco el ceño mientras se revolvía el pelo—. Hice lo que dijiste, Pads. Le pedí a Mary que tuviera una cita conmigo.

-o-o-o-

—De acuerdo. —Sirius suspiró, masajeando sus sienes y apoyándose contra el poste en la cama de James donde Remus y Peter estaban sentados a cada lado del mismo James, quien lucía ligeramente a punto de entrar en pánico por lo que había hecho—. Cuando dije que podías ir por cualquier chica que no fuese Evans, ¡no quise decir que escogieras a su maldita mejor amiga!

—Técnicamente Marlene es su mejor amiga —James intentó de defenderse débilmente.

Sirius rodó los ojos.

—Su mejor amiga hetero, entonces.

—¿Cómo pasó esto exactamente? —preguntó Remus, frunciendo un poco el ceño—. Es sólo que parece... que salió de la nada.

James resopló y se cruzó de brazos.

—Estaba alistando la sala común para esta noche y ella ofreció su ayuda. Me preguntó si tenía elaborado algún plan grande para pedirle a Evans que saliéramos esta noche ya que aparentemente ella ni siquiera sabía que había una fiesta, así que todas ellas asumieron que la dejé afuera a propósito para poder hacer algo grande. —Miró a sus amigos y todos rieron—. Y le dije que no estaba planeando nada para pedirle a Evans que saliéramos, en lo absoluto. Luego dijo, y no lo estoy inventando, "¿entonces estás planeando ir solo como un ciervo?"* —Los tres chicos rieron por el gran uso de palabras de la chica quien ni siquiera tenía idea—. Y me reí, y ella rio, incluso cuando ella no sabía por qué, obviamente… Y luego dije que me preguntaba si tal vez ella querría ser mi cita por la noche.

—¿Y ella sólo dijo que sí? —Peter levantó una ceja—. ¿Solamente así?

James frunció el ceño.

—¿Por qué parece poco realista que una chica aceptara tener una cita conmigo?

—Bueno, porque nunca hemos visto que esto pasara. —Sirius sonrió—. Y porque es cercana con Evans y… no lo sé, no es como si ustedes dos siquiera hayan tenido alguna vez una conversación a solas antes, y mucho menos mostrar interés por el otro.

—¿Cómo podrían saberlo ustedes? —dijo James fríamente, haciendo que los otros tres dejaran de reírse inmediatamente y lo miraran sorprendidos—. Ustedes se la han pasado besuqueando y fornicando como malditos conejos desde Septiembre. ¿Cómo sabrían cuánto tiempo he pasado con Macdonald?

Sirius, Remus y Peter intercambiaron miradas culpables antes de que sus ojos bajaran para evitar los de James. Tenía un buen punto.

—¡No es como que le he pedido a la chica que nos casemos! Ni siquiera le pedí que fuera mi novia. Le pedí que fuera mi cita para una maldita fiesta de Halloween en la sala común. Tú eres el que dijo que me liberara un poco, así que lo he hecho y ahora ustedes me juzgan por quien he elegido. —Se llevó una mano a su cabello, frustrado y se levantó de la cama, girándose para confrontar a los otros—. Conozco a Mary lo suficiente para tener temas de conversación. Es una buena chica y es linda y fácil para hablar y… —Pausó, apretando el puente de su nariz—. Y saben qué… ¿por qué siquiera les estoy dando explicaciones a ustedes? No les debo ninguna explicación. Ciertamente no les pedí ninguna a ustedes dos cuando sólo eran lloriqueos sobre sus sentimientos por el otro por dos años completos. —Miró a Remus y a Sirius—. Y me escondí debajo de la maldita capa de invisibilidad y te seguí a ti y a Emmeline alrededor en su primera cita para asegurarme de que no te ridiculizaras, ¿verdad? —Sus ojos se fijaron en Peter—. Así que, ¿por qué soy yo el que tiene la maldita interrogación?

Los otros tres se quedaron boquiabiertos, completamente sin palabras. Nunca James Potter había tenido una explosión así, y menos dirigida a ninguno de ellos. Y lo peor era que no podían negar que se la merecían.

Después de un momento, respiró profundamente y se pasó ambas manos por el pelo lentamente, forzando una sonrisa hacia ellos.

—Eh… —Rio suavemente—. Lamento eso, yo..

—No —dijo Remus amablemente—. No te disculpes. Tienes razón, James. Te hemos tratado injustamente. Siempre nos has apoyado sin siquiera dudarlo y esta no es la forma en la que deberíamos pagarte. No hemos sido buenos amigos últimamente. Lo siento.

Peter asintió con la cabeza ante las palabras de Remus.

—También lo siento, Prongs.

—Sí, amigo —Sirius estuvo de acuerdo—. Puedes salir con la chica que quieras, no juzgaremos aquí. Y, eh… Lo siento por estar… ya sabes… ocupado todo el tiempo. —Miró de reojo a Remus, cuyo rostro enrojeció.

James se mordió el labio, frotándose la nuca ansiosamente.

—Yo… quiero decir, lo entiendo, ¿saben? Tenemos dieciséis, nuestras hormonas revolotean y toda esa mierda. Estoy seguro de que si tuviera a alguien con quien desatar todo eso, preferiría estar haciéndolo en vez de tramando bromas tontas…

—Woah. —Los ojos de Peter se agrandaron y levantó las dos manos—. ¿Bromas tontas? ¿James Potter, de verdad eres tú?

—Sí, Prongs. —Sirius rio—. Seguro, puede que nos hemos dejado llevar un poco con nuestras vidas personales, pero los Merodeadores siguen estando primeros.

—De verdad lamentamos si sentiste que te estábamos abandonando —simplemente dijo Remus.

James asintió con la cabeza.

—Eh… de acuerdo. Está bien, gracias. —Se aclaró la garganta, mirando a sus amigos quienes lo miraban de vuelta con incomodidad—. Así que… no sé, esto se siente extrañamente como esos momentos en los que se supone que nos abracemos o algo por el estilo… sin ofender, los amo pero no siento ganas de eso.

—De acuerdo, porque ahora somos hombres adultos. No hay abrazos entre grupo —dijo Sirius con tono solemne y burlesco—. ¿Alcohol entonces? ¿Para que la fiesta comience?

Tanto James como Peter estuvieron de acuerdo, emocionados, pero Remus sacudió la cabeza con una suave risa.

—Creo que, más tradicionalmente hablando, se supone que hay que terminar una discusión con una pipa de la paz, muchachos. —Se puso de pie y cruzó la habitación hasta su propia cama, abriendo el cajón superior de su mesita de noche y volviendo con un cigarrillo ya perfectamente enrollado—. No es una pipa exactamente, pero es la misma idea.

—Y por eso tú eres el más listo, Moony. —James suspiró feliz, dándole una palmadita en la espalda a Remus mientras todos se dirigían a la ventana y se subían al tejado.

-o-o-o

Lily Evans estaba completa y absolutamente confundida.

—Lo siento —balbuceó, sintiendo que simplemente debía haber escuchado mal entre toda la emocionada charla del Gran Comedor—, ¿quién has dicho que te ha pedido que seas su cita?

Mary suspiró, claramente habiendo esperando esta reacción de su amiga.

—James me lo pidió. Y acepté, Lily.

—Sí, entendí esa… parte. La parte que no entiendo, la verdad es, ¿por qué?

Dorcas rodó sus ojos y se inclinó para poner más pudín en su plato.

—¿Lily, cuándo vas a dejar de lado todo ese acto de "James Potter es la perdición de mi existencia"? Creí que por fin se estaban llevando bien.

—Es verdad —dijo Lily, picando su propia comida con el tenedor—. Yo sólo…

Y —interrumpió Marlene—, ¿no dijiste que la única razón por la que Potter te molestaba tanto era por las desagradables invitaciones y proclamaciones de amor eterno? —La rubia sacó pudín del plato de su novia—. Así que, siendo realistas, ¿si está saliendo con Mary, no has conseguido exactamente lo que quisiste todo este tiempo?

Lily parpadeó, su boca abierta mientras se daba cuenta de que sí, era lo que quería. Pero algo sobre eso no parecía satisfactorio por alguna razón.

—Sólo no quiero que te lastimen, Mary —dijo finalmente, sentándose un poco más derecha.

Mary levantó una ceja hacia ella.

—¿Crees que me lastimarán?

—Bueno, ya sabes qué tan idiota James Potter puede ser —Lily razonó con ella, mirando a Marlene y Dorcas en busca de apoyo, lo que ellas no proporcionaron.

—No lo hago, de hecho —dijo Mary, cruzando sus brazos y lanzándole a la pelirroja una mirada desafiante—. Siempre ha siendo amigable conmigo. De hecho, es amigable con casi todos, excepto Severus, y ustedes dos ya no son amigos. Así que, ¿cuál es el problema, Lily? ¿Por qué estás tan determinada a odiar a James Potter por el resto de tu vida?

Y Lily se dio cuenta de que no tenía idea.


N/T: Lo que Mary le dijo a James en inglés, fue "so you're planning to go stag then?", que sería preguntarle si iría como soltero, o algo así, pero stag también es ciervo, por eso el chiste.