Holas, les traigo el 2do capi de la historia
Kagome llegó al hospital y encontró a Miroku parado en la puerta de este.
- ¿Qué haces afuera, no quedamos en que me harían las pruebas?- dijo Kagome mirando extrañada a Miroku.
- Sí, Kagome pero te demoraste mucho, el laboratorio tiene mucho trabajo en las tardes, por eso te pedí que vinieras en la mañana- dijo el ojiazul.
- Lo siento, me quedé dormida, no sé como pasó- dijo la muchacha bajando la mirada.
Miroku tomó con sus manos el rostro de Kagome y le hizo mirarle a los ojos.
- Hey, no te preocupes, no tiene importancia, otro día será- dijo- Y mientras creo que te prometí almorzar contigo- le decía mientras tomaba a la chica del brazo, Kagome sonrió, se dirigieron al restaurante que estaba a unas calles del hospital, era un lugar acogedor, pero cómodo a la vez, disfrutaron tranquilos del almuerzo y al terminar pagaron y salieron del establecimiento. No notaron que alguien los había estado observando.
Miroku se despidió rápidamente de Kagome, ya que tenía unos minutos de retraso, mientras que Kagome iba camino al departamento, estaba dando la vuelta a la esquina cuando notó algo que le llamó la atención, un joven de cabellos negros y ojos oscuros pasó a su costado, era...Inuyasha, Kagome rápidamente se volteó para observarlo, pero cuando lo hizo el joven ya no estaba. Kagome sintió como su corazón quería salir de su pecho, palpitaba muy agitado y estaba lleno de una emoción que no sentía en años.
La muchacha corrió hasta la otra calle buscando al joven que había visto, pero no había ni un rastro de él, como si no hubiera pasado por ese lugar, decepcionada comenzó a andar nuevamente en dirección a su hogar, Inuyasha, o esa persona que se le parecía tanto, no ,no podía ser otra persona, ella había observado esos ojos tantas veces que resultaría imposible que no fuera él, pero a la vez era una locura, Inuyasha no podía estar ahí y menos en su horma humana, el murió, pero... tal vez como ella, él era una reencarnación. No, quizá se había confundido y la locura ya la estaba rondando, pero la idea de que Inuyasha existiera en esa época, le carcomía por dentro.
En la noche, al llegar a casa, Miroku notó a Kagome ausente, cada vez que le hablaba o le preguntaba algo, ella sólo afirmaba o negaba con la cabeza. Al estar en el dormitorio ya, Miroku le preguntó que era lo que pasaba.
- Kagome, ¿qué te sucede?, te notó distante, ¿pasó algo cuando regresabas a casa en la tarde?- Miroku parecía verdaderamente preocupado y Kagome no le iba a mentir, él era en su mejor amigo.
- Bueno, sí, sucedió algo, pero no fue nada malo- dijo tranquilizando al joven – Miroku, cuando volvía a casa, vi a un hombre, él...él era igual a Inuyasha, pero era humano- desvió su mirada y vio como su esposo cambiaba su expresión preocupada a una reflexiva, meditó unos momentos y luego comenzó a hablar.
- Es muy posible, una reencarnación de Inuyasha en esta época, tú también eres una reencarnación, pero si dices que desapareció sin dejar rastro, tal vez tu mente te engañó- dijo con tranquilidad, el monje se quedó pensando unos minutos más, si lo que Kagome decía era verdad, tal vez Sango también estaba allí.
Muy lejos de allí, en una habitación bañada por los rayos de la luna, se podía distinguir a un joven sumido en sus pensamientos, su mirada reflejaba melancolía, pues recordaba otras noches de su vida pasada, junto a la mujer más hermosa que él había conocido.
- Kagome- susurró más bajo incluso que el soplo sutil del viento. Una puerta se abrió, no se podía distinguir el rostro de la persona que acababa de entrar, ya que se ocultaba en la oscuridad.
- ¿Pensabas en Kagome?- dijo mientras dejaba ver su rostro, era una joven de largos cabellos castaños y hermosos ojos del mismo color, tomó asiento junto al muchacho y habló.
- No te preocupes, que ya falta muy poco para poder mostrarnos ante ellos- los dos se quedaron allí, en silencio, disfrutando cada uno de sus pensamientos, la muchacha también recordó al joven con el que iba a casarse antes de su infortunada muerte, él sería el hombre que ella jamás dejaría de amar, pero en esos momentos él se encontraba muy lejos , durmiendo con su mejor amiga.
Ya había pasado un mes desde la conversación que Kagome tuvo con Miroku, desde ese día Kagome se sentía enferma, no podía sacar de su mente a Inuyasha, tanto era así que incluso lo veía en sueños y el sentimiento de culpabilidad que sentía cuando comenzó a salir con Miroku, volvía a crecer dentro de ella, cada mañana que se despertaba de un sueño con Inuyasha, se sentía culpable, al estar durmiendo con Miroku, pero ella sabía que poco a poco iría cediendo, tal como la primera vez, ese día en especial, Kagome se sentía mal, mientras desayunaban, la muchacha sacó el tema.
- Miroku, ¿crees que pueda ir al hospital?, hace días que me siento enferma- dijo.
- Claro que sí, pasa por allí a las once- respondió, mientras se levantaba y buscaba su maletín.
-Te veo luego, adiós- se despidió con un beso y desapareció por la puerta.
Kagome estaba segura que había comido algo en las estado, ya que tenía muchas náuseas, lo más rápido que pudo se dio un baño y comenzó a caminar hacia el hospital.
Mientras, Miroku estaba en su consultorio, leyendo unos expedientes, pero como no había dormido bien anoche, no podía concentrarse, decidió ir a comprar un café, pero cuando se dirigía allí, le pareció oír una voz familiar... la voz de Sango, rápidamente comenzó a caminar hacia donde escuchó la voz, pero al llegar no había nadie, sólo vio a un anciano sentado en la sala de espera, le preguntó si había visto a una joven de cabellos castaños y él dijo que no.
Desde el pasillo, Sango observaba divertida la escena, antes de que él lo notara, caminó en dirección a la salida, pero vio como en ese preciso instante, Kagome entraba por la puerta principal, en ese momento el miedo la invadió, no podía estar cuidando que los dos no la viera, si no tenía cuidado, la descubrirían, cuando vio que Kagome subía por, corrió a esconderse, la siguió, seguramente iba a encontrarse con Miroku, así que no la verían si estaban los dos juntos.
Kagome entró al hospital, otra vez tuvo la extraña sensación que estaba siendo observada, se quedó un momento parada allí y luego se dirigió al consultorio de Miroku, al llegar, él no se encontraba allí, así que decidió esperarlo allí, luego de unos minutos vio como él aparecía por la puerta con cara de preocupación, se paró para saludarlo, pero al instante sintió como las fuerzas de su cuerpo se iban y la vista se le nubló.
Sango observaba desde el corredor, lo que le pasaba a Kagome, vio como Miroku salía para buscar ayuda, observó cuando se la llevaron en una camilla , ella también los siguió silenciosamente, contempló cuando la llevaron a hacerle análisis y posteriormente la dejaron descansar en una habitación del hospital.
Kagome comenzó a abrir los ojos, lo primero que vio fue a Miroku, con una gran sonrisa en su rostro, ella se preguntaba el motivo, a menos que su desmayo le causara felicidad.
- ¿Qué pasó?- dijo mientras se sentaba en la cama, al parecer sólo la habían recostado allí, al preguntarle a Miroku, el rostro de éste se iluminó.
- Te hicieron unos análisis para conocer la causa de tu desmayo- dijo – Kagome, al fin lo logramos, estás embarazada- terminó de decir Miroku y al instante abrazó a Kagome, ella aún procesaba la información, al fin iba a tener un bebé, lo que tanto había deseado, al fin se hacía realidad.
Fuera de la habitación, Sango lo había escuchado todo.
Bueno, a ver qué les parece, dejen reviewss.
