Definitivamente no es la intención dejar que se vaya el mes de noviembre sin dar aunque sea un pequeño aporte para SonoHana, así que aquí me tienen. Lo mismo, Sono Hanabira ni Kuchizuke wo no me pertenece, si ni siquiera de rodillas soy digno de estar delante de quien sí tiene el derecho de esta saga xD.
Tal y como dicta la tradición
Shizuku estaba en un serio dilema.
Estaba a solo unas pocas horas de presentar a Eris como su novia ante toda su familia, y por ello tenía un problema entre manos. Y no, no es que tuviese familiares que la fueran a mirar feo por tener una novia como Eris. El verdadero problema que le comía la cabeza era de otra naturaleza.
─ Shizuku, siento que este kimono que me acabas de poner me está apretando el pecho, y además me sienta algo incómodo en la cadera ¿Qué hago, Shizuku?.
Pues ahí estaba el problema. Iba a ser una presentación formal y de corte tradicional, lo que implicaba que Eris debía llevar un kimono igual que ella para así ser presentada como se debe, pero en ese momento no había ninguna tienda cerca que estuviese abierta para hacerse con un kimono de la talla de Eris, además que los de Shizuku le quedaban pequeños a la rubia, tanto en pecho como en caderas.
Y tal vez algunos se pregunten "¿y no lo podrían arreglar simplemente desajustando un poco el kimono?" ¡Pues no! Para Shizuku las cosas se hacen bien o no se hacen, además que el área del pecho no tenía suficiente tela, precisamente porque el kimono estaba hecha justo a la talla de la propia Shizuku y no alcanzaba para abarcar un busto más grande. De desajustarse tan siquiera un poco, a Eris se le vería el escote de manera un tanto descarada y las piernas quedarían más a la vista de lo deseable, y eso sólo le generaría más problemas a Shizuku ante su familia. Y no era una opción subir la tela para compensar ese detalle, pues igual se haría notar, y Eris podría pasar como una chica revoltosa, incluso ignorante, delante de la familia Kimishima.
Realmente Shizuku estaba anonadada con esos enormes bultos de grasa que tenía Eris que rebotaban fuera de control mientras Eris conseguía liberarlas del ajustado kimono. Esas tetas tan turgentes y que tanto aprendió a amar le estaban dando más problemas que nunca.
─ Esto no está funcionando. Ahora mismo no tengo dónde buscar kimonos nuevos…
─ ¿No tienes dónde buscar? Pensé que tenías dinero…
─ No puedo abrir mágicamente las tiendas simplemente alzando una tarjeta de crédito, Eris ─ la regaña la pelinegra algo ofuscada.
─ Eso sí que sería gracioso. Alzo una tarjeta de crédito y todas las tiendas por las que quiero pasar se abren como por arte de magia. Sería una parodia bastante interesante de la historia de Moisés…
─ Ahora mismo no estoy para escuchar alegorías ni nada de eso. Necesito una solución a este problema de conseguirte un kimono adecuado, y la necesito ya.
─ ¿Y no puedo simplemente ir con mi ropa normal?
─ ¡Eso ni pensarlo, Eris! Cuando me presentes a tus padres puede ser con la etiqueta de tu tierra natal si gustas, vistiendo informal, o como sea, pero para presentarte a mis padres esto no es negociable. Tienes que ir en kimono sí o sí.
─ Qué lata es todo esto de guardar las formas.
En ese momento Shizuku podría estar de acuerdo perfectamente con Eris, pero debía emplear toda su capacidad mental en solucionar el tema de la ropa de su amante. Tenía que haber una solución. Definitivamente no podía pedirle ayuda a la sirvienta, pues ella estaba ocupada en la cocina. Con lo tarde que era no podía contar con encontrar un kimono decente, no importa qué tan lejos intente buscar, y mientras más lejos vaya, menos probable era que luego llegase a tiempo para reunirse con su familia.
Pero en ese mismo instante se le enciende el foco. No podía comprar un kimono, tampoco contaba con tener uno prestado de nadie (y aunque hubiese esa opción le parecería demasiado vergonzosa para tenerla en cuenta), pero podía pedir ayuda para hacer un kimono. El proceso de elaboración no era lo más fácil del mundo ni mucho menos, pero con unas cuantas manos extra podría hacer el trabajo en pocos minutos, pues afortunadamente contaba con algunas telas para hacer el trabajo, y Eris estaría más que lista para ser presentada a sus padres.
Shizuku sonríe. Ya tenía en mente a las manos adecuadas para que la ayudasen.
Media hora después
Yuuna, Mai, Kaede, Sara, Nanami y Reo estaban sentadas, esperando a saber a qué se debía la invitación de parte de Shizuku. La notaban bastante seria, pero ninguna recordaba que hubiese pasado nada grave para que estuviesen en problemas, y menos precisamente con ella.
─ Chicas, necesito su ayuda con urgencia. Tengo que hacer un kimono para Eris, pues debo presentarla a mis padres de manera oficial como mi pareja, y sólo ustedes me pueden ayudar en esto.
─ Yo jamás he tocado un hilo y una aguja, así que no sé en qué puedo ayudar ─ dice Reo frunciendo el ceño.
─ Lo que Reo está diciendo es que te ayudaremos muy gustosa ─ Mai fuerza a Reo para que bajara la cabeza.
─ Soy muy buena zurciendo, así que por mí no hay problema ─ responde Yuuna sonriente.
─ Yo no lo soy tanto, pero estoy dispuesta a ayudar en lo que se me necesite ─ Nanami alza su mano.
─ Elaborar un kimono suena genial. Me emociona esa idea ─ Sara da una palmada con emoción.
─ Te agradecemos este voto de confianza que nos das. Es un honor ayudar, senpai ─ responde Kaede.
─ Bueno, para empezar, necesito hacer un kimono que sea justamente de la talla de Eris, pues mis kimonos no le quedan, siendo necesario expandir la cadera y el pecho ─ Shizuku empieza con la instrucción.
─ En ese caso necesitaremos de un telar entero para que le quede el kimono ─ dice Reo entre dientes, recibiendo en el acto un regaño de Mai.
─ ¿De verdad hace falta graduar así la talla de un kimono? ─ dice Nanami.
─ Por supuesto que sí ─ le responde Yuuna ─ ¿Acaso me vas a decir que un kimono que usabas cuando tenías trece o catorce años te va a quedar hoy?
Algunas chicas se echan a reír, pero Nanami y Reo se muestran algo serias, lo cual hace que las risas se apagaran rápido.
─ ¿De verdad usas los mismos kimonos, Reo? ¿Desde cuándo has dejado de crecer?
─ ¡Cállate, Mai!
─ No perdamos más tiempo ─ Sara se pone de pie, captando la atención de las demás ─. Dejemos para después esos temas de cotilleo. De momento tenemos que brindar nuestra ayuda a una amiga que nos necesita.
─ Muy cierto ─ dice Kaede contenta por el breve discurso de su prima.
─ ¿Por dónde empezamos? ─ Mai se arremanga las mangas de su abrigo.
Quince minutos después
Sara y Nanami empiezan desplegando la tela en el suelo. A falta de una mesa de sastrería adecuada, al menos el suelo estaba lo bastante limpio para que no hubiese ningún problema. La tela en sí era preciosa, con patrones floreados exquisitamente elaborados de modo que diera la impresión de tener flores de verdad encima. Realmente no podrían contar con mejor tela para el kimono de Eris. El siguiente paso consiste en tomar las medidas de Eris, la cual estaba únicamente con sus bragas puestas y cubriéndose los pechos con las manos.
─ Reo, tú quedas comisionada para tomar las medidas ─ anuncia Mai.
─ ¿¡QUÉ!? ¿Y yo por qué?
─ Ahora mismo estoy reuniendo y distribuyendo hilos, tijeras y agujas para empezar, así que al menos haz eso por mí.
Reo se pone completamente roja y le temblaba el labio al ver los ojitos de borreguito degollado que le estaba poniendo Mai. No era justo. Así no podía negarse a lo que Mai le estaba pidiendo. No quedándole de otra toma la cinta métrica y se acerca a Eris para tomarle las medidas. Mientras más se acerca siente que Eris se estaba burlando de ella. Le parece ver que estaba haciendo rebotar sus tetas a propósito, como echándole en cara el prodigioso desarrollo que tenía en comparación con la planicie que Reo tenía.
─ No te muevas ─ dice Reo arrastrando las palabras.
Empieza tomando las medidas de la cadera de Eris, dice la medida en voz alta y espera a que Nanami alzara su pulgar en señal de haber anotado todo. Sigue con la medida de la cintura y otras medidas necesarias, pues no podía hacerse bien un kimono si las diferentes medidas no se tomaba adecuadamente, le da a Nanami la medidas obtenidas, y finalmente llega a la parte que Reo no deseaba medir. Esos flotadores que Eris tenía por pechos eran el remate de las medidas.
─ ¿Quieres que aparte las manos para que tomes bien mis medidas? ─ dice Eris con fingida duda.
─ Pues no hay otra opción, pero no entiendo qué falta hace que te quitaras el sostén, que igual las medidas siguen siendo las mismas ─ Reo sigue arrastrando las palabras de mal humor.
Eris quita entonces las manos de en medio, dejando completamente expuestos sus pechos. Reo respira hondo para no responder mal y se apresura en tomar las medidas. Le costaba rodear el torso de Eris con la cinta si chocar con aquellas cosas tan grandes. De hecho, Reo no consigue evitar que su rostro cayera sobre los pechos de Eris cuando intenta darle la vuelta con la cinta.
─ ¿Qué estás haciendo? ¿Acaso quieres saber cómo se siente tener pechos grandes? Normal, si de eso sabes poco o nada.
─ Grr… Esto es por Mai. Esto es por Mai- Esto es por Mai ─ Reo repetía aquella frase como si se tratara de un mantra para no ir de inmediato al ataque, y finalmente obtiene las medidas de Eris ─. Ya está. Anota estas medidas.
─ Ya está anotado ─ responde Nanami diligente al mirar lo que indicaba la cinta.
─ ¿Ya se acabó? Qué bueno, pues hace frío ─ Eris se quita de encima la cinta métrica, pero en el proceso golpea a Reo con sus ubres y la derriba ─. Ah, lo siento mucho ¿Te lastimé?
Reo no responde, simplemente se lanza al ataque contra los pechos de Eris. Nanami retrocede asustada, viendo cómo ambas rubias se batían en combate en el suelo. La pelirroja estaba bastante nerviosa y no sabía cómo proceder para detenerlas.
─ ¿Q-qué hago? Necesito ayuda. Alguien que me dé una mano ─ empieza a lloriquear.
─ ¿Quieren dejar de jugar ustedes dos? ─ las regaña Shizuku.
Una hora después
Ya estando Eris vestida podía ver cómo iban trabajando las chicas con la elaboración el kimono. Kaede y Sara estaban trabajando juntas con el obi del kimono, buscando que la tela usada abarcara tal cual indicaba la medida para así anexarlo al resto de la vestidura. Yuuna y Nanami estaban trabajando con los bordados y los decorados adicionales de la mitad superior, y de vez en cuando compartían opiniones para saber cómo quedarían determinados detalles. Shizuku y Mai estaban cortando y preparaban la mitad inferior con calma pero sin detenerse en ningún momento, procurando que fueran un poco amplia para que no signifique ningún inconveniente una vez que Eris se lo ponga. Y en cuanto a Reo…
─ ¡Quiero hacer algo, Mai! No me gusta quedarme por fuera. Al menos pídeme que les haga algo de té ─ Reo empieza a protestar.
─ No te pongas así, Reo, que aquí te tengo una tarea ─ Mai le acerca a su novia un hilo y una aguja ─. Ve, ensarta este hilo. Así podrás presumir la próxima vez que sí has tenido un hilo y una aguja en tus manos.
─ Muy graciosa, Mai.
No era la gran cosa, pero al menos Mai le había dado algo que hacer, así que Reo acepta el trabajo entre leves refunfuños. Intenta entonces ensartar el hilo, pero todas las veces que lo hace termina en intento fallido. Pronto Reo empieza a perder la paciencia, pues no comprendía porqué ese hilo se negaba a obedecerle. Llega a un punto en que parecía que iba a romper la aguja de lo fuerte que la estaba sosteniendo, cosa de la que Mai se da cuenta justo a tiempo para así detenerla.
─ No, Reo. Así no es como se hace. Mira cómo se ensarta el hilo en una aguja ─ Mai pasa el hilo por su boca para mojar y compactar la punta, y luego lo pasa con relativa facilidad por el ojo de la aguja ─ ¿Lo ves? No es tan difícil.
─ Pero me hubieras dicho cómo es que se hace, tonta.
─ La tonta serás tú ─ Mai saca el hilo, dejando boquiabierta a Reo ─. Ahora inténtalo de nuevo.
─ ¡Pero si tú ya lo habías logrado, idiota! ¿Para qué sacas el hilo de la aguja?
─ Porque quiero que tú lo logres. Vamos, con calma y no sostengas con demasiada fuerza la aguja. No quiero que te lastimes.
Reo gruñe en voz baja, se pasa el hilo por la boca, tal y como hizo su novia, y luego intenta meter el hilo en el ojo de la aguja. Le costó un poco, pero al concentrarse en el punto en que debía meter el hilo consigue el objetivo. En ese momento se sentía como una campeona, y eso se le notaba en el brillo de sus ojos.
─ ¿Lo acabas de ver, Mai? ¡Lo logré! ¡He metido este hilo del demonio en la aguja!
─ Claro, te he visto. Felicidades, Reo. Compraré todos los dulces que quieras en cuanto regresemos a casa.
Por su parte, Sara y Kaede parecían que iban a terminar, y Sara se prueba el obi para ver si los acabados estaban bien.
─ Increíble. Eris-senpai es casi igual a mí en cintura, a pesar de ser más alta que yo. Perfectamente puede ser modelo si así lo quiere ─ señala Sara al ver que el obi no daba mucho margen para estirarlo.
─ Se nota que sí. Pero igual creo que la modelo número uno sigues siendo tú, Sara.
─ Vamos, que soy la única modelo que conoces en persona, Kaede-chan.
─ Pero estoy hablando muy en serio, Sara. Incluso si se aparecieran otras modelos, sin importar lo que digan las revistas o los críticos de la moda sobre si alguna te pueda superar o no, para mí ninguna de ellas podría tan siquiera compararse en belleza a ti. Simplemente ninguna de ellas significaría competencia para ti. Sólo a ti te querría y a nadie más, y así seguirá siendo pase lo que pase, Sara.
─ Esas palabras tan tiernas me llenan por dentro, Kaede-chan. Ya estoy esperando el momento en que regresemos a casa.
─ Y-yo también ─ Kaede estaba igual de roja que su prima.
Y finalmente, Yuuna y Nanami estaban comprobando los detalles puestos en la tela del kimono. No estaba nada mal a su parecer, pero todavía tenían que estar seguras de que el trabajo estaba bien hecho, así que Yuuna se lo pone para probar qué tal queda.
─ ¿Crees que se ajuste bien, Nanami?
─ Tal vez, onee-sama, pero aparte que nos falta el obi para ajustar como se debe el kimono, pues debería ser Eris-senpai quien se lo ponga, pues se supone que estamos trabajando con sus medidas.
─ Oh, tienes muchísima razón, Nanami ─ Yuuna se ríe divertida y se quita el kimono ─. Pero de todos modos vale la pena hacerlo para ver qué tal quedaron los bordados, y considero que quedaron bien trabajados.
─ Yo también lo pienso. Hicimos un grandioso trabajo juntas ─ Nanami estaba emocionada por el hecho de haber sido de utilidad al momento de trabajar con su novia ─. Ya que nuestro trabajo está terminado, lo mejor sería que comprobemos qué tal les va a las demás. Seguro que también han terminado con sus respectivos deberes.
─ No tengo la menor duda de que así es.
Las chicas reúnen sus respectivas partes y empiezan a unir todo para completar el trabajo. Eris miraba con cierta preocupación, mientras que las demás estaban simplemente a la expectativa. La rubia mayor mira la hora. Faltaba menos de una hora para que Shizuku se reúna con su familia para la presentación de Eris como su novia. Confiaba en que Shizuku pudiera terminar a tiempo, pero la tensión se iba haciendo presente en ella, como si algo empezara a acelerar el tiempo de manera repentina y muy injusta.
─ ¡Ya hemos terminado! ─ proclama Shizuku al momento de comprobar ella misma el trabajo ─ Ha sido bastante rápido. Yo lo consideraba mucho más difícil y largo de hacer, pero gracias al apoyo de todas hemos logrado terminar. Eris, pruébatelo ahora.
─ ¿De verdad?
─ Sí. No tenemos tiempo que perder, y necesitamos estar seguras de que no haya ningún otro detalle que trabajar. Vamos, póntelo ya.
Eris se apresura entonces y se pone el kimono. Todas la estaban mirando, esperando a ver qué tal había terminado el trabajo. La parte de ponerse el kimono como tal no fue ningún problema, pero para poner el obi sí que fue necesaria la ayuda de Shizuku. El resultado final fue satisfactorio, y todas asienten conformes a cómo se veía.
─ Ahora sí que puedes lucir a tu novia como se debe ─ Mai ríe divertida.
─ Esto ha sido gracias al trabajo de todas. Se las debemos ─ Shizuku hace una pronunciada reverencia a las demás, y algunas se ruborizan por aquel gesto.
─ Vamos, no ha sido para tanto ─ responde Nanami.
─ Ahora vamos a quitarte tu ropa normal, Eris. Hay que vestirse adecuadamente para que así no causes una mala impresión a mi familia ─ Shizuku le quita rápidamente el kimono a Eris ─ ¿Te has bañado mientras estábamos trabajando?
─ ¿Ese tiempo de espera era para que me bañara? ─ es la respuesta de Eris, causando un tic en el ojo de Shizuku.
─ ¡Eres una tonta, Eris!
Las demás chicas se ríen nerviosas y deciden que era el momento de irse. Todas se despiden de manera cordial, y Shizuku las acompaña hasta la puerta, no sin antes quedar en volver a reunirse para hacer más kimonos para todas, pues la experiencia que tuvieron la consideraban bastante satisfactoria. Luego de eso Shizuku se lleva a Eris tirándole de una oreja para que se apresuraran a bañarse juntas. No tenían mucho tiempo, y pronto la familia Kimishima estaría esperándolas.
Claro, la propia Eris sacaría unos cuantos minutos extra con Shizuku. Siempre había algo de tiempo para eso.
Salón
Lograron llegar a tiempo, y afortunadamente no les supuso ningún problema ponerse los kimonos rápidamente, aunque sí que hizo falta algo de trabajo secar y adornar un poco la blonda cabellera de Eris. Sea como sea, la cosa es que Shizuku estaba encantada con el resultado final. Definitivamente debería llevarles a las demás un buen regalo a modo de gratitud por la ayuda prestada para hacer esto posible.
La familia hablaba animadamente sobre sus cosas, y cuando llega el momento adecuado para que Shizuku se exprese ante todos, ve que debía ir con todo. La sirvienta le guiña el ojo a modo de ánimo, y Shizuku se sienta recta y toma aire para así hacer el anuncio perfecto de su relación. Varias veces lo había ensayado para que todo saliese bien, así que no tenía excusa.
─ Familia, es un honor para mí dar la jubilosa noticia de que la chica que se encuentra a mi lado, Shitogi Eris-san, es mi pareja, y vamos bastante enserio . Es la mujer de mi vida, y por eso es que quiero presentarla como tal ante ustedes.
La familia de Shizuku asiente tranquilamente. Nadie parecía sorprendido en lo más mínimo, lo cual le daba muy mala espina a Shizuku.
─ Pues... felicidades por decírnoslo, hija ─ le responde su madre, pero ya era tarde.
─ ¿Ustedes ya sabían esto?
─ Desde hace semanas ─ el padre de Shizuku se cruza tranquilamente de brazos ─. La propia Eris-san nos lo dijo, y bastante enfática es cada vez que habla de lo bella que le pareces. Ya era hora que lo dijeras tú.
Shizuku estaba boquiabierta. No se esperaba aquello. Se supone que iba a dar una sorpresa a su familia, y al final ella es la sorprendida. Eris ríe nerviosamente mientras se rasca la nuca.
─ Ha sido bastante divertido, ¿cierto, Shizuku?
─ ¿Ya le habías dicho a mi familia y ahora es que me entero? ─ la mirada de Shizuku estaba cubierta por su cabello, pero se notaba un aura asesina que la estaba rodeando.
─ ¿Estás bien, Shizuku?
─ ¡Eres una grandísima tonta, Eris!
Fin
¿Qué tal creen que me ha salido? Me parece que ha sido una eternidad desde la última vez que puse a Eris y Shizuku como motores principales de la trama, así que aquí las tienen. Esta temática entre ellas realmente me encanta, y ojalá que con ustedes sea igual. En fin, me voy a descansar. Cuídense mucho.
Hasta otra
