Los personajes pertenecen a la asombrosa Stephenie Meyer. La historia salió de mi loca cabeza. No se puede publicar en ningún otro lugar sin mi autorización.
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Debo decirle a Garrett que archive estos estudios, pensaba Edward medio sentado sobre el escritorio de su consultorio.
Calmadamente alzó la mirada al reloj de pared. 20:00 hrs. Suspiró con cansancio.
Se estiró hacia atrás para tomar el teléfono fijo sobre su escritorio, presionó uno de los botones y le conectó en automático al destinatario.
— ¿Hola? — respondió después de unos momentos la voz de Garrett, igual o más cansada que la de él.
— Ayer ingresó una paciente a piso de cirugía, ¿puedes venir por los estudios? Los necesitarán mañana. — habló el cobrizo al aire mientras terminaba de hojear los estudios.
Escuchó el gruñido de Garrett al otro lado del teléfono. La línea se cortó sin aviso y Edward supo que su amigo debía estar saliendo de su propio consultorio.
El cobrizo estiró sus brazos con cansancio, le dio la vuelta al escritorio y se dejó caer pesadamente en su asiento cerrando los ojos.
Un par de minutos pasaron antes de que su puerta fuera abierta súbitamente.
— Deberías ir tú mismo. — exclamó Garrett nada más entrar a la oficina.
— En media hora empiezan mis vacaciones, es tu problema. — respondió Edward riendo desganadamente cuando su amigo se dejó caer en uno de los sillones.
— Entonces... — murmuró Garrett, ahora recostado largamente en el sofá con los ojos cerrados. — ¿Qué planes tienen Emmett y tú? ¿Saldrán de viaje o algo así?
El cobrizo suspiró.
— No lo creo. Emmett tiene mucho trabajo últimamente. Probablemente sólo me quede en casa haciendo nada.
— Deberíamos organizar una cena en mi casa, Kate ha estado preguntando por ustedes. Sería lindo cenar los cuatro. — dijo Garrett alzando la vista hasta Edward. — Claro que, podrías no llegar con las manos vacías y hacer tu famosa lasaña... — murmuró conspirativo. Edward rió.
— Estoy seguro que podré arreglar algo con Emm. — respondió encantado.
Dos semanas libres no eran cualquier cosa. En el mundo de la salud, era lo mejor que podrían ofrecerte (claro, a menos que se dedicara a la atención privada y tuviera total disposición de su tiempo).
Después de algunos minutos, un par de golpes sonaron al otro lado de la puerta, interrumpiendo el silencioso y reflexivo ambiente en el que ambos doctores se habían sumergido. Edward, extrañado por la visita a esas horas, se acercó rápidamente. Miró hacia el reloj 20:15, solo un cuarto de hora y sería libre le hacer lo que quisiera por las próximas dos semanas.
No dejes que sea un paciente de última hora, pensó suplicante, lanzó una breve oración a los cielos, deseando poder empezar sus vacaciones.
Caminó pesadamente para abrir la puerta, en su periferia notó el movimiento de Garrett cuando este se sentó correctamente ajustando su bata.
Se tambaleó dando un paso atrás en el momento en que la puerta se abrió. Un borrón colorido estalló en su campo de visión cuando unas flores saltaron casi contra su rostro.
— ¿Qué demo...? — exclamó Edward cuando algunas de las flores entraron por su nariz, debido al movimiento de la otra persona.
— ¡Feliz aniversario, Ed! — se escuchó la animada voz de Emmett.
Alejándose un par de pasos, frotando su rostro para eliminar cualquier residuo de polem, Edward miró a su novio con sorpresa.
— Emmett. — mencionó el cobrizo, sin poder recuperarse del todo por la sorpresa. — En primer lugar, no es nuestro aniversario. En segundo lugar, ¿qué estás haciendo aquí? Creí que estarías en casa durmiendo o trabajando.
Emmett, sin avergonzarse por las palabras de su novio, entró con una amplia sonrisa aun sosteniendo las flores en su dirección. Sin notar la presencia del otro médico al fondo de la habitación, Emmett se acercó al cobrizo abordando sus labios con arrebatadora pasión, pateando la puerta detrás de él para cerrarla.
Para Emmett fue extraño sentir que Edward se resistía a su beso, se alejó de él y lo miró con el ceño fruncido. Escuchó un carraspeo dudoso a unos pasos de ellos. Edward resopló avergonzado, mientras que Emmett simplemente lo atrajo por las caderas, más cerca.
— Buenas noches, Garrett. No te molesta que me lleve a Eddy, ¿o sí? — comentó Emmett sin soltar el cuerpo de Edward.
El cobrizo miró de nuevo el reloj... 20:20 ¿por qué el tiempo pasaba tan lentamente hoy?
— Aún faltan 10 minutos. — resongó Edward. Dejó caer su cabeza contra el hombro, ligeramente más arriba, del pelinegro.
Detrás de ellos, Garrett se puso en pie y se desperezó. Tomó los estudios por los que había llegado antes de continuar su camino a la salida, pasando a un lado de la pareja.
— Disfruten sus vacaciones, tortolitos. — fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta detrás de él.
Emmett los llevo a ambos hacia el sofá, dejándose caer primero antes de jalar a Edward, quien tropezó un poco antes de acomodarse a horcajadas sobre su novio.
— Emmett. — advirtió Edward con un suspiro cuando el más grande empezó a repartir besos por su cuello.
— ¿Hace cuánto no te tengo en tu oficina, Edward? — comentó de forma baja, recorriendo con sus labios cualquier pedazo de piel descubierta que estuviera a su alcance. — Solo por nuestro aniversario, Eddy.
Las grandes manos de Emmett se movieron hasta la espalda baja del cobrizo, presionando lo hacia abajo. Se mordió el labio cuando Edward tuvo que sostenerse de sus anchos hombros para no dejarse llevar.
— N-no e-ess... — jadeo Edward cuando Emmett hizo a un lado su camisa y le dio un mordisco en el hombro. — No es nuestro aniversario, idiota.
— En mi mente lo es. — se burló el moreno. Ahora sus manos acariciaban a Edward sobre sus pantalones, ocasionando que este empezara a mover sus caderas, amando la sensación.
Edward alzó la vista al reloj de pared. 20:30.
— Al diablo. — susurró Edward. Oficialmente empezaban sus vacaciones y planeaba disfrutarla de inicio a fin.
Se puso en pie apresuradamente para poner seguro en la puerta de su oficina.
Estaba por volver sobre sus pasos, cuando el enorme cuerpo de Emmett lo volvió a presionar contra la puerta. La evidencia de su excitación se estrelló contra su trasero.
— ¿Cómo lo quieres, Eddy? — jadeo Emmett guiando sus manos hasta la bragueta del cobrizo, desesperado por sentir su sedosa piel. Embistió contundente contra Edward.
Al solo obtener jadeos como respuesta, tomó a Edward por los hombros, ahora presionándose frente a frente.
— Que sea rápido, Emm. — siseó contra sus labios cuando Emmett alcanzó su objetivo. — No creo poder ser silencioso esta vez.
El miembro del moreno dio una sacudida dentro de sus pantalones al escuchar las palabras de su novio.
Emmett reclamó sus labios con ferocidad, necesitado de sentir a un Edward tembloroso entre sus brazos. Queriendo sentirlo explotar a su alrededor.
— Te amo. — susurró Emmett con un último beso antes de bajar a sus rodillas y deslizar la ropa de Edward un poco más abajo, liberando su necesitada polla.
— Emm... ahhh — exclamó Edward. Se llevó las manos contra su boca, temeroso de que alguien los escuchara.
Emmett, por su parte, estaba ocupado en cosas mejores.
Sus atenciones se centraban en su hinchada cabeza, consintiéndole con ligeras lamidas. Sintiendo el sabor del líquido pre seminal contra su paladar. Sostuvo el miembro por la base, apretándolo un poco teniendo mejor agarré y continuando con su tortura.
En poco tiempo tuvo a Edward perdido entre las sensaciones, su anterior preocupación de ser escuchado había pasado al olvido cuando su novio le introdujo completamente hasta ser capaz de sentir cómo su miembro chocaba con la parte trasera de su garganta. Sus caderas se mecieron sin poder controlarlas.
Eso pasaba con Emmett. Le hacía perder el control de sí mismo.
— Emmett... voy a... — jadeo buscando aire. Sus dedos se enredaron en la corta cabellera de su novio para obligarlo a tomarlo más profundamente.
Emmett resistió el reflejo de sonreír, le encantaba ver a Edward perdiendo el control, tomando lo que quería, exactamente como lo quería.
El moreno tuvo que cerrar los ojos ante la descarga de Edward que se estrelló contra su garganta. Respirando trabajosamente le obsequió unos cuantos bombeos más antes de separarse, poniéndose en pie.
Edward lo atrajo por el cuello para besarlo, haciendo que Emmett se tuviera que inclinar levemente.
Empezaba a desabrochar sus pantalones cuando el moreno le detuvo.
— Déjame llevarte a cenar. — susurró contra sus labios. El cobrizo se alejó extrañado.
¿Había escuchado bien? ¿Emmett quería llevarle a cenar? Comenzó a preguntarse si de verdad era su aniversario. Claro, no era extraño que su novio le invitara a citas, pero aún se sentía extraño cuando le preguntaba directamente.
Emmett lo sostuvo más firmemente por las caderas, ocasionando que el cobrizo siseara, aún sensible por las pasadas atenciones.
— Emmett... — suspiró Edward. — No es...
— Sé que no es nuestro aniversario. — rió Emmett — ¿Necesito una razón para llevar a mi caliente novio a una cita?
El corazón de Edward se saltó un par de palpitaciones por la emoción.
— Pero, tu... — alegó, mirando el gran problema que aún había dentro de los pantalones de Emmett.
— No se preocupe por eso, doc. — besó la punta de su nariz dándose vuelta. — Puede encargarse del problema más tarde. — le dio un guiño travieso mientras tomaba las flores que había llevado. Habían quedado descuidadas sobre el escritorio en algún momento de su intercambio.
Arreglando sus ropas, Edward dejó que Emmett tomara su mochila y le tomara de la mano para llevarlos hasta el coche.
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¡Hola! Ha pasado mucho tiempo, ¿no? Pues, aquí les traigo el nuevo capítulo, lo escribí mientras iba en el trasporte de regreso a mi casa jajajaja espero que les guste n.n
No se olviden de pasarse por nuestro lindo grupo de Facebook 'Twilight Over The Moon', y tampoco se olviden dejar un lindo comentario.
¡Nos leemos pronto!
