Abrí los ojos un tanto desorientada, y mi primer pensamiento fue que aquella no era mi habitación, ni aquella era mi cama. Volví mis ojos al otro lado de la cama y me tope con el rostro sereno y la respiración acompasada de Severus.

Una sonrisa brotó de mis labios y mi corazón comenzó a latir acelerado, está era la primera vez que despertaba junto a él y supe que aquella visión me gustaba, y que la quería ver el resto de mis días.

Pude observar también que bajo sus ojos se marcaban unas ojeras, quien sabe desde hace cuanto no dormía bien, así que con cuidado me levanté de la cama y salí de la habitación. Prepararé el desayuno.

La cocina es pequeña pero bien iluminada por un ventanal que ofrece vistas de un hermoso paisaje. Tomó unas cuantas rebanadas de pan y las colocó en la tostadora mientras hago los huevos revueltos y un poco de tocino.

Y cuando el pan tostado está listo, les pongo un poco de mantequilla y voy llevando todo al pequeño comedor, estoy casi segura que Severus no tarda en bajar.

- Buenos días - su voz me hace pegar un bote y casi cae de mis manos la jarra de jugo de naranja que llevaba a la mesa.

- ¡Por Merlín! Me has asustado - respondo con una mano en el pecho - ya está listo el desayuno - caminó hacia él - buenos días - le digo dejando un beso en su mejilla una vez estoy cerca de él.

Trató de seguir mi camino a la mesa pero él me lo impide al tomarme por la cintura pegandome a su cuerpo y besando mis labios.

¡Por los calzoncillos de Merlín! Ese beso me hizo sentir mareada y estoy segura que mis mejillas se han sonrojado.

Cuando el beso ha acabado me quedó petrificada con los ojos cerrados, y no es hasta que los abro que me doy cuenta que la jarra de jugo ya no está en mis manos, ¿en qué momento llegó hasta la mesa? Severus sonríe dándome a entender que fue él mismo con magia no verbal que llevó la jarra hasta su lugar, porque si hubiera sido por mí ahora estaría en el suelo.

Porque sus besos me desequilibran y me hacen perder la noción del tiempo y del espacio en que me encuentro.

Tomamos asiento y desayunamos en silencio disfrutando de la compañía del otro.

Una vez hemos acabado, Severus se pone de pie diciéndome que él se encargará de lavar los platos, mientras yo me voy a la sala de estar para ahí hablar con él sobre lo que haremos ahora.

Minutos después él sale de la cocina y toma asiento junto a mí en el sofá.

- ¿Cómo te sientes? - pregunta tomando mi mano.

- Creó que estoy bien - respondo - duele saber que ya no está, él fue un buen amigo y un buen esposo, lo amé con toda mi alma y siempre lo llevaré en mis recuerdos.

》Él me hizo prometerle que te buscaría y que te diría que te amo. Me dijo que dejará atrás la culpabilidad que me carcomia cada día, que había llegado el momento de ser feliz sin importar lo que otros digan.

Por eso, estoy aquí, para decirte que te amo, que desde hace mucho mi corazón ya había elegido por mí. Quiero estar contigo lo que me queda de vida, quiero que tú seas mi después...

Mis palabras se vieron interrumpidas por sus labios sobre los míos. Fue un beso cargado de amor y pasión, fue demandante y excitante. Me hizo erizar la piel y sentir mariposas en el estómago.

Por falta de aire terminamos el beso y nuestros ojos se conectaron lo que pareció una eternidad. El negro se fundió con el marrón en una mirada llena de amor e ilusiones.

- Te amo... - esas dos palabras salieron de mi boca sin pensarlo.

Era la primera vez que lo pronunciaba en voz alta, y me sentí en completo éxtasis, no sentí culpa, no sentí que estaba traicionando a alguien.

Severus me observó más intensamente, acaricio mi mejilla y colocó un mechón de mi cabello tras la oreja, se acercó hasta mi oído y dijo:

- Yo también te amo, nena.

Agradezco a Merlín o cualquier divinidad celestial que estaba sentada porque de lo contrario estoy segura que hubiera caído contra suelo.

Aquellas palabras hicieron que mi corazón latiera frenético que temí se me saliera del pecho.

Sólo él es capaz de provocar todas estás emociones en mí, con él conocí otro tipo de amor, con él me siento segura... Él es mi refugio. Ese lugar al que vas cuando tus fuerzas se han acabado y sus besos, sus abrazos, sus caricias son la dosis de energía que necesito para seguir adelante.

No sé que nos deparará el futuro, no sé cuál será la reacción de mis amigos cuando les hable de mi relación con Severus. ¿Acaso me harán sentir culpable? Sé que Luna sospecha algo y sé también que ella sabrá entender cómo sucedió todo pero y los Weasley, Harry...

¿Ellos entenderán? ¿Me apoyarán?

¡Por Merlín! Son tantas preguntas, y deshago esos pensamientos por el momento, ahora mismo quiero disfrutar de la compañía del hombre al que amo.

Así que, vuelvo a juntar nuestros labios, quiero sentirlo cerca, quiero sentir como su piel se eriza cuando mis manos lo acarician...

Sus manos no tardan en acariciar mi espalda, mis brazos y pegarme aún más a su cuerpo. Y definitivamente la ropa comienza a estorbar. Él se levanta del sofá y me indica que haga lo mismo, por lo que cuando estoy de pie, me carga y subimos hasta su habitación, allí seguimos devorando los labios del otro y las prendas de ropa vuelan por toda la habitación.

- Eres tan hermosa -susurra viéndome directamente a los ojos, logrando que cada parte de mi cuerpo vibre expectante.

En la cama besa mi cuello y su mano recorre todo mi cuerpo acariciando en puntos sensibles de mi pecho, eso logra que quiera aún más de él...

Yo por mí parte me deleitó observando sus ojos negros que brillan por la pasión y el amor que siente por mí. Acaricio su pecho, su rostro y beso sus labios, esos labios que me vuelven loca.

Yacemos sobre la cama entre gemidos, caricias ardientes y un clímax que devoró todos nuestros sentidos en un torbellino de amor y pasión.

Sí, sin duda alguna él es mi refugio...