Agite mi varita y los platos del desayuno comenzaron a lavarse, la ropa voló hasta los tenderos que estaban en la parte trasera de la casa y con un grito llamaba a mi hijo Charlie para que despertará, Hermione vendría en cualquier momento para hablar con nosotros.

Bill, Fleur y los niños también no tardaban en llegar, suspiré y me quedé observando el paisaje por la ventana. El viejo manzano se alzaba con sus enormes ramas bajo la luz de aquel nuevo día.

No estaba cien por ciento segura de cuál había sido la razón por la que Hermione había desaparecido, solo sé que dónde sea que estaba haya encontrado lo que buscaba.

Giny, por otro lado se puso histérica cuando no supimos más de ella, Arthur y yo tratamos de calmarla pero no hubo manera. Mi hija es impaciente, testaruda y a veces dice o hace las cosas sin pensar.

Solo espero que esté encuentro no termine en una pelea y en un distanciamiento entre mi hija y Hermione.

Apartó la vista de la ventana cuando escuchó los pasos de Charlie, agitó de nuevo mi varita y un plato lleno con huevos revueltos, tostadas y tocino vuela hacia la mesa junto a una taza con café.

— No demores en comer, Hermione llegará pronto — mi hijo asiente y yo sigo con los quehaceres del hogar.

Para la hora del almuerzo, todos esperamos expectantes a qué Hermione llegué a casa. La chimenea se ilumina y la primera en salir es Luna que nos regala una sonrisa y detrás de ella viene la castaña.

Se le nota que está nerviosa, saluda con un hola general y trata de calmarse pero es casi imposible, pues Giny la observa directamente esperando a que inicié a hablar.

— Hermione, querida, toma asiento — le digo tomándola de la mano y dándole un suave apretón, tratando así de transmitirle un poco de paz.

— Gracias... — ella sonríe un poco y toma asiento. Lanza un sonoro suspiro e inicia — la noche en que Ron fue atacado en la misión y cuando ya se encontraba en San Mungo, recibir la noticia de que poco a poco su corazón iría deteriorándose fue lgo devastador para mí.

»Y lloré como nunca antes había llorado, buscando respuestas a preguntas que yo misma me hacía, buscando una solución. Así de desconsolada me encontró el profesor Snape, él me envolvió en sus brazos, no dijo una sola palabra pero ese abrazo y ese silencio bastaron para sentirme un poco mejor.

Él se ofreció a ayudarme a buscar una solución para lo que Ronald tenía, comenzamos a desarrollar diferentes pociones que podían contrarrestar los efectos de la maldición, pero no encontramos una cura.

Con el paso de tiempo, fui conociendo al hombre detrás de la máscara de frialdad y amargura, mediante nuestras conversaciones pude ver y conocer a un hombre con defectos y virtudes, con sueños por cumplir, con sentimientos reales, con fantasmas de un pasado doloroso...

Todos la escuchábamos sin interrumpir, y sabía que aquello se había convertido en un bomba que pronto podría explotar.

— Yo no quería ponerle nombre a lo que él me hacía sentir, tenía miedo de defraudar a Ron, de defraudarlos a ustedes, de defraudarme a mí misma. Pero pudo más lo que el corazón me dictó, lo que mi cuerpo pedía, me dejé llevar y caí ante él.

» Caí ante su amor y todo lo que él me hacía sentir pero también caí en la culpa, en recriminaciones hacia mí misma. Le había fallado a Ron y al mismo tiempo sentía que no estaba haciendo nada malo.

Estás dos semanas luego de la muerte de Ron me fui a Irlanda en busca de Severus, no quería hacerlo porque de nuevo tuve miedo de defraudar la memoria de Ronald y de defraudarlos a ustedes, que son mi familia.

Sin embargo, hoy estoy aquí para anunciarles que de ahora en adelante seguiré mi vida junto al hombre al que amo, quiero ser feliz con él y quiero hacerlo sin miedo. Yo amé a Ron con toda mi alma, él fue mi primer amor, el hombre que me hizo feliz los días que estuvimos juntos.

» Jamás fue mi intención hacerle daño o que ustedes se sintieran traicionados por lo que hice, ustedes son mi familia y así mismo comprenderé si ya no quieren verme o recibirme aquí. Agradezco todo lo que han hecho por mí. Eso es todo lo que tenía para decir.

Hermione se quedó callada y el silencio que nos rodeaba era un tanto incómodo, tenso. Nadie quería hablar, todos estaban sorprendidos, excepto Arthur y yo.

Mi pequeño Ronald ya nos había contado lo que sucedía, nos dijo que no dejáramos sola a Hermione aún si no estábamos de acuerdo con su decisión.

Charlie se puso de pie y camino hasta Hermione y la abrazó, no escuchamos lo que le dijo pero ella sonrió un poco y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas. Luego Bill y Fleur se aproximaron a ella, ambos la tomaron de la mano y le sonrieron.

— Siempre podrás contar con nosotros, sé que todo esto ha sido difícil, aún no asimiló el que mi hermano haya muerto y tampoco puede terminar de entender la relación que tienes con Snape pero respeto tu decisión — ella asintió y abrazo a mi hijo y su esposa.

Percy y George también se acercaron a ella y le repitieron que ella siempre será parte de esta familia. La única que no se movía y tampoco había emitido palabra alguna era mi hija. Giny tenía los ojos llenos de lágrimas que se negaba a dejar caer, se podía ver en su rostro que estaba enojada.

Harry a su lado no sabía qué hacer o qué decir, solo la observaba de reojo, seguramente dispuesto a interponerse entre ella y Hermione, si Giny decidía atacarla.

— No puedo creer lo estúpidos que son, todos. — habló por fin, rompiendo el silencio — acaso no se dan cuenta que está... — le lanzó una fría mirada a la castaña — le fue infiel a mi hermano, lo engaño con Snape. Mientras mi hermano moría tú te revolcabas con otro. — la apuntó con el dedo y sus mejillas se tornaron rojas debido al enojo.

» Para mí estás muerta, Hermione Granger, para mí ya no eres parte de mi familia. Jamás te perdonaré la traición hacia mi hermano y ya que todos la aceptarán en esta casa como si nada ha sucedido, la que no volverá aquí soy yo.

Dió media vuelta, se dirigió a la chimenea y desapareció entre las llamas verdes.

Hermione sollozaba sin levantar la vista, le pedí con un gesto de la mano a los demás que me dejarán a solas con ella, una vez solas me acerqué y la envolví en mis brazos.

Hermione lloró aún más, balbuceando un "lo siento" entre cada hipido.

— Es mi hija, pero tú también lo eres, así que este será tu hogar y nosotros seremos tu familia, siempre — le dije acariciando su espalda.

Ya he perdido a dos hijos y no permitiré que una más se me vaya.

Cuando uno ama no hay poder humano que pueda impedirlo...


¡Hola! ¿Hay alguien por aquí? Espero que así sea :)

Mil perdones por la larga demora, sucedieron cosas en mi vida muggle, pero aquí está el capítulo, espero les haya gustado y espero no demorar tanto con el siguiente ;)

Besos y abrazos de oso 3