CAPÍTULO 4. Límites
Comentarios de reviews:
TraviesaK64: Bueno, se supone que Yaoyorozu es el personaje más inteligente del manga, sólo superado por el director de la escuela. Es un personaje con una capacidad analítica bastante importante, y las circunstancias que se están dando a su alrededor llevan a la línea que plantea. Así que se la ha soltado a Todoroki «sin anestesia» XD.
Os dejo con otro capítulo. Espero que os guste ;-D
CAPÍTULO 4. Límites
—¡Maldito Todoroki! —masculló Mineta con su cara contra el cristal—. Míralo ahí abajo, acaparando la atención de Yaoyorozu. Si lo llego a saber, hubiera suspendido el examen.
—Tío, en serio… Tienes un problema —se quejó Sero. En su opinión —y en la de muchos—, el orden de prioridades de Mineta dejaba bastante que desear. Aún no tenía claro cómo había conseguido sobreponerse a sus depravaciones durante su examen práctico semestral y no haberse lanzado contra la profesora aunque eso conllevara suspender.
—¡Claro que lo tengo! Si hubiera suspendido, ahora sería yo el que estaría ahí abajo acaramelado con Yaoyorozu y no Todoroki.
—¡¿Cómo?! —exclamaron varios de los allí presentes cuando Mineta dejó caer ese comentario. Tras eso, a la ventana se pegaron unos cuantos curiosos que hasta entonces habían ignorado al chico.
Ashido, que había llegado la primera para saciar su curiosidad, miró a Mineta desilusionada.
—Oye… ¿Se puede saber qué entiendes tú por acaramelados? —le preguntó—. Ni siquiera están sentados uno pegado al otro.
—Eso es porque eres una mujer. Para cualquier hombre, estar a solas y cerca de las Yaoyorotetas de Yaoyorozu es estar acaramelados.
—Das asco —recriminó Sero, el cual estaba a su lado en la ventana, ante esa explicación.
Jiro, en cambio, incrustó uno de sus conectores con mucha fuerza en el cuello de ese degenerado, lo que lo dejó noqueado en el suelo.
—¿Yaoyorotetas? —le reprochó al chico inconsciente—. Pero ¿de qué va este animal? —Le saltó por encima y observó por la ventana para ver la escena—. ¿Cómo puede llegar a decir esas estupideces cuando ni siquiera están sentados los dos?
—En realidad, lo estaban. Pero Yaoyorozu acaba de levantarse —le informó Ashido.
La chica se había ubicado enfrente de Todoroki a un par de metros de él. Extendió los brazos y, para sorpresa de los curiosos, una franja de hielo llegó justo hasta sus pies.
—¿Qué demonios están haciendo ahora?
— * —
—No lo había pensado —contestó finalmente Todoroki tras un largo silencio.
Momo le vio estudiar su informe como si fuese la primera vez que lo leía. Parecía algo afectado después de decirle que podrían darse casos en los que él estuviera en segundo plano. En el fondo, no le extrañaba: tenía el potencial de héroe élite; le venía de familia.
Su padre se había convertido en el número uno después de que All Might se retirara. Endeavor era un héroe de acción; en la cúspide de los héroes individuales. Que tuvieran un equipo de apoyo no implicaba que hubiera una verdadera colaboración. Todos los héroes élite tenían equipo de apoyo, pero eran eso: una ayuda. Porque a la hora de la verdad, ellos se encargaban de luchar contra el villano mientras que los demás se dedicaban a minimizar daños o apoyarle.
Todoroki era igual en ese aspecto. Con los parámetros actuales, tenía todo lo necesario para estar en el top de los héroes. Sus dos singularidades le hacían muy fuerte en batalla y además tenía una mente rápida para establecer soluciones. Habría muchísimos héroes de apoyo que querrían entrar en su agencia para trabajar con él.
Pero la cosa cambiaba si tuviera que pelear codo con codo con un grupo de héroes aliados. Con su capacidad destructiva, si no tenía cuidado, podría herir de gravedad a sus compañeros.
—¿Sabes? He reflexionado un poco en todo —empezó a decir Momo, con lo que rompió el silencio—. Has dicho que te marchaste en la primera prueba porque no podías desplegar todo tu poder a menos que estuvieras solo. O, dicho de otra manera: realmente sí puedes combatir junto a alguien, sólo que tendrías que reducir tu fuerza.
—No puedo hacer un ataque de gran escala mientras haya gente cerca.
—Entonces, estás admitiendo que no podrías utilizar tu mayor potencial mientras haya civiles o rehenes cerca, ¿no?
Todoroki abrió la boca como si quisiera contestar algo, pero se detuvo.
—Supongo… —respondió reacio al fin, con sus ojos fijos en ella tras sacar a la luz una de sus debilidades.
—Por lo tanto, aunque no tengas compañeros, estarías en la misma situación y sin aliados que te apoyen —argumentó Momo. Como él no dijo nada, continuó—: ¿Has entrenado alguna vez en base a eso?
—¿A qué te refieres?
—Mmm… no sé… —meditó unos segundos para buscar algún ejemplo que darle—. Algo como esquivar o similar.
—¿Esquivar?
—Sí —asintió ella más enfática—. Me he fijado que puedes lanzar fuego al aire, mientras que el hielo lo extiendes sobre una superficie, aunque o bien lanzas un ataque en todas direcciones o lo haces en línea recta. ¿Podrías cambiar la dirección de cualquiera de ellos en un momento dado? Es decir, ¿esquivar a un aliado?
Todoroki se miró confuso la mano derecha abierta para después convertirla en un puño. Nunca se le había ocurrido zigzaguear con su hielo. No se había preocupado de eso hasta ahora porque lanzar ataques directos siempre le habían servido.
—No lo sé —contestó en un murmullo.
—Entonces, inténtalo —le sugirió Momo mientras se levantaba del muro y se colocaba enfrente de él. Alzó los brazos y le instó con ellos—. Vamos, esquívame.
Aceptó el reto antes de darse cuenta de que lo había hecho. Esa propuesta sobre un límite de su capacidad que desconocía le incitó al momento. Extendió su hielo a través del suelo hasta casi llegar a los pies de ella y se detuvo.
Momo le observó con curiosidad al percatarse del control que tenía sobre su hielo en la distancia, pues podía enviarlo con precisión hasta el punto que quería. Estaba muy concentrado en el final de la hilera de hielo y supo con certeza que habían tropezado con un verdadero límite. Lo que no sabía era si ese límite era de su particularidad o de su falta de entrenamiento.
Miró hacia abajo y vio que el hielo avanzaba muy lentamente hacia ella. Si estaba intentando desviarlo, no terminaba de conseguirlo y de ahí que continuara en línea recta hasta sus pies. Le oyó suspirar y el hielo se detuvo por completo.
—No sé cómo funciona tu habilidad y tampoco sé sus límites; eso es algo que sólo puedes saber tú —le dijo al tiempo que se agachaba y arrancaba un carámbano. Era la primera vez que tocaba su hielo y le resultaba desconcertante lo frío que era. Cerró la mano sobre el trozo y se la insensibilizó al instante. Conseguir esa temperatura tan baja era increíble—. Pero es importante que definas por qué no has conseguido girar. ¿Es porque no puedes o porque no sabes?
—No lo tengo claro —respondió—. En realidad, es la primera vez que lo intento, así que tampoco me extraña que no lo haya logrado.
—Entonces, ya tienes algo con lo que entrenar —comentó con una sonrisa. Soltó el carámbano que había dejado entumecida su mano y se sentó de nuevo a su lado—. Y si necesitas ayuda para ello, no olvides que estamos aquí para ayudarte. Seguro que cualquiera…
—Prefiero que esto no salga de aquí —la interrumpió Todoroki—. Por favor.
Momo le observó con atención algo desconcertada, pero si lo pensaba bien, tal y como se había desarrollado el día, podría sentirse algo susceptible. No sólo se había quedado sin su licencia provisional a diferencia del resto —algo que tenía que escocer—, sino que de pronto le había dado la vuelta al concepto de los héroes del futuro y ahora había una debilidad en su fortaleza.
—Claro, no hay problema —aceptó ella.
Se observó la mano —la cual le dolía por el frío— e intentó darse calor con la otra. Pero el resultado no fue el esperado puesto que fue su mano izquierda la que acabó enfriándose. Había visto a Todoroki enterrar a gente en hielo. En el festival deportivo, Sero había sido víctima de su gran muro. Si tenía en cuenta cómo había quedado su mano sólo por tocar un trozo, no quería hacerse una idea del frío que debió pasar hasta que le descongeló.
—Déjame —se ofreció Todoroki con su mano izquierda.
Momo la miró como si hubiera aparecido algo inesperado delante de ella. Y quizás lo hizo, porque no se había esperado ese gesto por su parte. Dudó por un momento, pero al final le acercó las dos manos. Se las aprisionó entre las suyas y, en cierta forma, le sorprendió que su mano derecha estuviera tibia. Pero si lo pensaba con detenimiento, aunque pudiera generar hielo, eso no implicaba que tuviera parte de su cuerpo congelado. Sin ir más lejos, le había visto sufrir las consecuencias de su propio congelamiento.
Sin embargo, sí notó al instante la diferencia con su mano izquierda. De ella emanó un calor agradable y muy reconfortante que se extendió a las suyas hasta hacerla suspirar.
—¿Mejor? —le preguntó Todoroki al notar el cambio de temperatura en su piel.
Momo se limitó a asentir, sin despegar sus ojos de sus manos unidas. Era increíble, porque el tiempo que tardó en congelársele la mano fue el que tardó en calentárselas.
—Tus habilidades son impresionantes —pensó en alto sin darse cuenta.
Sintió una ligera presión de los dedos de él tras sus palabras, lo que la hizo consciente de haberlas dicho en alto. Cuando levantó la mirada, Todoroki tenía sus ojos clavados en ella; con esos extraños ojos de cada color que podían escrutarla con una intensidad inquietante.
—Las tuyas también —comentó al fin, dejando a una Momo confusa.
—¿Las mías? Yo sólo tengo una.
Todoroki no dijo nada para aclararlo y bajó sus ojos a sus manos de nuevo. Sin embargo, una ligera sonrisa se dibujó de pronto en su rostro y a Momo se le entrecortó la respiración cuando sintió que su corazón se saltaba un latido. Era muy extraño verle sonreír. Lo hacía en contadas ocasiones y en cada una de ellas no podía evitar pensar por qué no lo hacía con más frecuencia para poder ver más a menudo a ese Todoroki de expresión enternecedora.
Suspiró complacida, casi sin pestañear, grabando en su memoria cada segundo que ese Todoroki amable le estaba regalando a ella y sólo a ella.
Y mientras seguían los dos ahí sentados, en la lejanía —pero sin llegar a interrumpirlos—, se escuchó una maldición amortiguada por los muros y ventanas; una maldición que iba acompañada por envidiosas y abundantes lágrimas de sangre.
— * —
Fin del Capítulo 4
20 Abril 2018
Notas finales:
¿Veis por qué me dan tanta ternura? *o*... Ainssss, son más monos *o*
*He actualizado este capítulo porque ya no es el último, así que he eliminado también las notas anteriores. Continúa la historia, así que... ¡Dadle a siguiente capítulo! XD *
¡Saludos!
