CAPÍTULO 13. Prácticas de combate - Parte II


Comentarios de los reviews:

Abby Elric: Bueno, puede que se te haga rápido leerlos porque de por sí son capítulos cortos ^_^º. Todos rondan las 2000 palabras ^_^º

SaraRTR: Ya dije que más de una se quedaría con las ganas al terminar el capítulo, jiusjiusjius.

Maria Violet: A mí también me encantan tus reviews. Son muy divertidos XD . En cuanto a lo del subconsciente, al pobre lo tengo atado en corto. Normalmente él va a su bola sin restricciones. Pero claro, este fic tiene una: la temática juvenil, así que no puede hacer lo que quiere. Me ha costado un montonazo sacar este capítulo (porque se suponía que lo tenía hecho, pero esta semana practicamente lo he reescrito entero T_T). Soy tan alelada como para escribir una escena cliché en una temática donde no corresponde. Así que me veía escribiendo y reescribiendo porque no veía cómo dejarlo en un nivel de intensidad adecuado para menores de 18 años con una escena en la que, de estar en otra historia, habría habido fueeeeeegoooo *o*. A veces soy idiota, dejémoslo ahí ¬_¬º.
Sobre lo que pasaría en un combate cuerpo a cuerpo... Aquí practican bojutsu que, para empezar, tiene la dificultad de tener que manejar un arma. Por mucho que una persona pueda aprender rápido, no tiene nada que hacer con alguien con experiencia. Cualquier otra cosa es ficción pura y dura. Y por norma general, yo soy realista cuando escribo ^_^º. Así que sí: haces bien en ir con Yaoyorozu XD

Guest: Llegar, la continuación llega. Ahora a ver qué os parece, que ha sido un capítulo duro de escribir T_T

Moonwalk r: Sí, leíste los primeros 4 capítulos, que era hasta donde escribí inicialmente el fic. Pero me llegó por fin la inspiración, así que aquí estoy emparejándolos como quería hacer *o*. Me hacía mucha ilusión escribirles un fic romántico. Me encanta esta pareja *o*

Nyxdark13: En realidad, la relación entre ellos se empezó a afianzar hace tiempo, sólo que todavía no se han enterado de a qué grado han llegado, muajaja ^o^.

Kim Ishida: Gracias, me alegra que te haya gustado. Y espero que el resto del combate también XD

Gracias a todas por vuestros reviews. Os dejo con el siguiente capítulo. Espero que os guste ;-D


CAPÍTULO 13. Prácticas de combate - Parte II

Desde luego, Yaoyorozu sabía lo que hacía. Por mucho que intentara asimilar sus ataques y defensas para replicarlas, era tan rápida que tampoco podía analizar la ejecución de los pasos. Además, daba igual qué intentara para contratacar o golpearla por sorpresa; su guardia era inexpugnable.

Por supuesto que desde un inicio era consciente de que no podría ganarla. Sólo se lo había dicho para devolverle su quisquilloso comentario. Era absurdo pensar que podía hacer frente a alguien que llevaba años practicando la disciplina cuando él no sabía ni cómo coger el arma. Pero reconocía que había esperado atraparla en alguna abertura.

Cosa que no ocurrió.

Al parecer, se había excedido al incordiarla con dar a entender que podría ganarla y eso que sabía que no estaba esforzándose al máximo con él. Se defendía mucho más de lo que atacaba, cuando era consciente de que podría barrer el suelo con él. Era su forma de dejarle tomar cierta iniciativa en la lucha, pero hasta ahí llegaba su concesión.

No le había dejado alcanzarla ni una vez, y cuando le bloqueaba un ataque con el que creía que la tocaría, Yaoyorozu esbozaba una sonrisa maliciosa que no le había visto hasta la fecha.

Se estaba divirtiendo… y él también. Pero reconocía que empezaba a querer detenerse un momento para que le explicara algunos movimientos, igual que habían hecho antes de aquel desafío. Sin embargo, no quería detenerse mientras no la hubiera alcanzado por lo menos una vez y, por eso, tras unos veinte minutos sin conseguir tocarla, decidió pasar al plan B: la fuerza bruta.

De modo que tiró el bastón al suelo para gran desconcierto de Yaoyorozu.

—¿Te rindes? —preguntó con una sonrisa condescendiente.

Pero por respuesta, se lanzó contra ella con todo su peso, aprovechando que sabía que no le incrustaría el bo como defensa para evitar hacerle daño. Gracias a eso, tiró a Yaoyorozu al suelo donde intentó inmovilizarla.

—Esto… no es… rugby —protestó con voz entrecortada.

Shoto sonrió por la queja pues ella tenía razón: le había hecho un placaje en toda regla, pero no se sentía nada culpable por ello.

—Sólo te he tirado al suelo.

Yaoyorozu había puesto el bastón entre los dos y Shoto hizo fuerza para bajarlo hasta su cuerpo y conseguir que reconociera aquel ataque como su primer punto de victoria. Al fin y al cabo, podía tener mucha más técnica que él a la hora de combatir con un bastón, pero ambos sabían que era más fuerte.

—Eso es… trampa.

—En un combate todo vale —se jactó él. Ese punto lo ganaría, aunque fuese de esa forma.

Pero ni siquiera eso sirvió. Le dio una patada que desequilibró su cuerpo y, antes de que se diera cuenta, era él el que estaba de espaldas en el suelo con Yaoyorozu encima.

Le puso el bo a la altura de su cuello y Todoroki intentó evitar que lo tocara. Por supuesto, esa postura no era la más idónea para ejercer fuerza para apartarla, mucho menos cuando Yaoyorozu empujaba hacia abajo con su peso añadido. Le picaba un poco en el orgullo que le costara tan poco reducirle, a pesar de saber que ella tenía amplias nociones de artes marciales. Pero que le ganara en fuerza era otra historia.

A diferencia de él, Yaoyorozu le había inmovilizado también las piernas con una llave, así que no pudo desestabilizarla como lo había hecho ella. Por lo tanto, sólo le quedaba quitársela de encima a base de fuerza. Había hecho muchas veces elevaciones de pesas como entrenamiento, aunque nunca había puesto en peso el equivalente a la fuerza que ejercía Yaoyorozu. Pero aun con eso, poco a poco la fue levantando para disgusto de ella. Como respuesta, se deslizó algo más por su cuerpo para erguirse y aumentar el peso ejercido por sus brazos y Todoroki consideró que ese ligero desplazamiento sí podría ayudarle a sacársela de encima.

—A esta clase de física sí que me apunto —los interrumpió una voz.

Ambos se sobresaltaron, y mientras que Shoto perdió la fuerza que ejercía, Yaoyorozu cayó por el impulso hacia delante, sobre él. Shoto se quejó debido al golpe de sus manos contra el suelo y perdió el agarre del bo, el cual rodó más allá de su cabeza.

Por acto reflejo, intentó separar a Yaoyorozu al sentirse aprisionado, pero sus manos resbalaron levemente por su cintura descubierta. Estaba sudorosa y su camisa de tirantes se había subido al caer estirada sobre él. Tocaba su piel y, con eso, tuvo un nivel de consciencia sobre la situación que no había tenido hasta el momento.

Abrió los ojos por la sorpresa sólo para ver que otra parte mucho más comprometedora de la anatomía de Yaoyorozu estaba aplastada convenientemente contra él. Jadeó por la impresión y sintió que su corazón se desbocaba más de lo que ya estaba por la actividad física.

—¡Qué desgracia! ¡No he traído el móvil! —se lamentó Kaminari—. Esta foto habría sido la comidilla de la clase por semanas…

Yaoyorozu se incorporó lo justo para mirar al inoportuno intruso, el cual los observaba con una postura relajada contra la ventana y un vaso de leche en la mano. Pero ese leve alzamiento fue la guinda para Todoroki.

Dejó de escuchar las tonterías de Kaminari para centrarse en aquello que acababa de llevarse toda su atención. La tenía encima de él… y no de forma figurada, sino total y completamente encima de él. Yaoyorozu estaba enroscada en su cuerpo, con sus brazos y piernas enganchados para inmovilizarle. Además, respiraba rápido por el esfuerzo físico por lo que era aún más consciente de que tenía su femenino cuerpo pegado al suyo. Pero lo que le dejó fuera de todo raciocinio, fue tener sus pechos a la altura perfecta para recrearse en ellos.

Debería haber cerrado los ojos… «debería». Pero aquella idea sólo se le ocurrió tiempo después, cuando su mente volvió a funcionar con normalidad. En aquel momento, su parte racional había volado muy lejos. Por eso no pudo hacer mucho más que quedarse como estaba, observando sin miramientos a una Yaoyorozu tirada sobre él.

Le salió la respiración entrecortada cuando un estremecimiento le recorrió por el cuerpo; podía sentir su sangre circulando a gran velocidad por todo él. Aunque el traje de heroína de Yaoyorozu mostraba más que la ropa que traía, la perspectiva de ella que tenía en esa postura superaba cualquier vestimenta. Nunca había tenido tan cerca de él a una mujer con tan poca ropa.

—¿Kaminari? —preguntó ella descolocada, aunque el aludido la ignoró—. Pero ¿de qué hablas?

—Tío, qué envidia me das… —lloriqueó cuando terminó su parloteo.

Por desgracia, eso sí que lo escuchó. Shoto sabía a la perfección que su posición podría dar envidia a cualquier hombre con sangre en las venas. Tenía a una de las chicas más impresionantes que conocía en la pose de una fantasía sexual.

—¿Envidia? —preguntó ella desconcertada.

—Pero deberías ser más considerado y no restregárnoslo a los demás. Reconozco que esto se pasa de lo que querría ver entre dos compañeros —siguió él mientras se daba la vuelta para ir al ascensor—. No estáis solos en este edificio. Haced eso en vuestra habitación y no en la zona común.

—¿Nuestra habitación? —repitió de nuevo más confusa aún.

Shoto gimió en su mente. ¿Kaminari no podía ser más gráfico? Suficiente tenía con lo que se le estaba cruzando por la cabeza a él mismo. No hacía falta que alguien más le metiera en ella escenarios de lo que podrían hacer solos en una habitación.

Se le fundió la cabeza sólo de pensarlo.

—Joder… —maldijo en bajo.

No había tenido mucho contacto con las chicas; mucho menos de esa naturaleza y con una que podía protagonizar los sueños de las mentes sucias de un montón de tíos. Por eso dejó de pensar y sus ojos cobraron vida propia antes de que pudiera darse cuenta de que lo hacían. La miró, bebiendo cada centímetro de ese escultural cuerpo que le habían puesto en sus manos. Yaoyorozu era una de las chicas más espectaculares que había conocido; no pudo evitar recrearse en ella. Y por eso, casi de forma inconsciente, subió algo más su mano por su costado para sentirla, hasta que ésta quedó cubierta por su camiseta.

—Todoroki… —susurró con voz sobrecogida.

Su voz le trajo de vuelta de su estado de ensoñación y se tensó horrorizado al mirar su rostro y verse descubierto. Yaoyorozu le observaba pasmada, como si no se creyera lo que ocurría. Y no podía más que darle la razón: porque había perdido el juicio y se había propasado con ella.

—¡Madre mía! —exclamó removiéndose debajo de ella para separarla de él.

Yaoyorozu se incorporó de inmediato y se quitó de encima de él muy avergonzada. Rodó por el suelo a su lado para alejarse mientras repetía una y otra vez «Oh, Dios mío» cada vez más rápido y alterada. Prácticamente se hizo un ovillo de la mortificación que sentía y ocultó su rostro entre sus manos cuando sintió un calor abrasador en las mejillas.

No podía creerse lo que había sucedido. Momo se había quedado de piedra observando a Kaminari marcharse porque no había entendido nada de su monólogo. Pero entonces, había oído maldecir a Todoroki y por fin notó la presión de unos dedos en su cintura. Fue ahí cuando se dio cuenta, por primera vez, de que él la estaba agarrando.

Era una imagen irreal que tardó unos segundos en comprender. Del mismo modo que le pasaría si le hubieran preguntado nada más despertar por la solución de una ecuación compleja. Había observado atónita sus manos sobre ella; se había quedado desorientada por eso. Pero de pronto le había oído jadear al tomar aire como si le costara respirar y, al fijar sus ojos por fin en él, fue cuando percibió el estado en el que Todoroki se encontraba.

No la miraba a ella… O, mejor dicho, sí lo hacía, pero no al lugar donde la sociedad dictaba que tenía que hacerlo. Se había quedado perpleja por ello, pero no pudo moverse ni un centímetro por lo impresionada que estaba.

Gimió mortificada al recordarlo con un deseo intenso de querer morirse allí mismo. Al fin entendió el anterior monólogo de Kaminari sobre las circunstancias en que los había encontrado, las alabanzas que obtendría de varios compañeros por haber decidido bajar a por un vaso de leche en esos momentos e incoherencias varias que había continuado diciendo como que Mineta iba a morir desangrado.

Y por eso, ante el horror de lo que podría llegar a decirles a sus compañeros, decidió que al día siguiente se pondría enferma y se quedaría encerrada en su habitación. Iban a convertirse en el chisme jugoso del día y sin un fundamento real.

Pero entonces sintió un aire frío provenir de Todoroki y desechó su deseo de enfermar en pos de su resolución anterior sobre morirse en ese instante.

—Lo siento… —gimió ella.

—No hables en un rato —murmuró incómodo.

Había provocado una respuesta sexual en él y de ahí que estuviera utilizando su singularidad para enfriarse. Jamás superaría aquel momento de vergüenza. Todoroki seguía siendo un chico con sus propios impulsos y, por mucho que sólo fuesen amigos, no podía pasarle desapercibido que una mujer le «restregara» sus atributos.

Tuvo la necesidad de volver a disculparse por no haberse quitado al instante —que era lo que debería haber hecho en vez de quedarse tan «cómoda» encima de él—, pero se contuvo por su petición expresa. Estaba muy nerviosa y sentía cómo su corazón golpeaba sin descanso en su pecho. Era increíble cómo una inocua sesión de entrenamiento podía derivar en algo semejante.

Le observó con cautela y pudo ver que mantenía sus ojos ocultos con uno de sus brazos. Aunque su respiración se normalizó en menos de un minuto, a ella se le hizo eterno. Pensar que podía despertar esa reacción en él la inquietó mucho. Debido a su seriedad, tendía a pensar sobre él como un chico ajeno a esos intereses. Por eso no estaba preparada para descubrir una respuesta como ésa por su parte.

Le temblaban las manos cuando se las agarró en un puño sobre el pecho. Estaba tan alterada que creía que le daría algo. De modo que pensó que lo mejor sería marcharse de allí y esperar al día siguiente.

Pero Todoroki la cogió del brazo en cuanto hizo el intento de levantarse.

—Perdóname —dijo él al fin.

—¿Qué? —se sobresaltó al no esperar que hablara.

—Ha sido irrespetuoso de mi parte tratarte así.

Pero la que se lo había permitido había sido ella, pensó con una punzada culpable. Era la que se había quedado encima de él de forma tan imprudente y ni siquiera se había movido después de ver lo impactado que estaba por tenerla a mano. Se había quedado de piedra, mirándole mientras él lo hacía con ella, y no había reaccionado hasta que había notado su mano moviéndose.

—No importa —intentó tranquilizarle.

—Claro que importa. Tendría que haberte apartado al momento, pero de pronto he dejado de pensar de forma racional. Lo siento mucho —se disculpó de nuevo.

Momo sintió que se esfumaba parte de la rigidez de su espalda. Verle tan preocupado le procuró cierto alivio, porque él se creía tan culpable como ella se sentía consigo misma. Se volvió a tumbar y miró hacia el techo. Todoroki también era un chico de modales muy cuidados, de modo que estaba siendo muy duro consigo mismo por un comportamiento que se consideraba amoral.

—Ha sido todo muy repentino; no te preocupes. —Pero él continuó sin decir nada, por lo que siguió—: Sólo ha sido un hecho desafortunado.

—Lo siento… —volvió a excusarse, y Yaoyorozu suspiró.

No quería que Todoroki se sintiera mal por lo que había pasado, ni quería que su amistad pudiera resentirse por aquel incidente. Pero por mucho que intentara tranquilizarle, no parecía escucharla. Seguía volviendo una y otra vez a lo mismo. Por eso tenía que conseguir que dejara de pensar en ello. Y nada mejor para eso que desviar sus pensamientos a otra cosa.

—Lo que en verdad deberías sentir es lo que Kaminari pueda ir contando mañana.

—Él sabe perfectamente lo que hacíamos. Se veía que llevaba un rato ahí —adujo con la voz más uniforme. No parecía perturbado por ello.

—¿Y por qué nos ha dicho algo así?

—Para molestarnos al provocar esto —contestó con contundencia. La forma en que Kaminari les había hablado sólo podía ser uno de esos juegos sociales retorcidos entre chicos.

—Entonces es mejor no darle más vueltas —repuso con rotundidad tras una breve pausa—. Lo último que deberíamos permitir es que Kaminari se saliera con la suya.

Todoroki por fin la miró, aunque lo hizo como si no tuviese claro qué hacer ni qué decir. Pero sólo duró varios segundos porque volvió a apartar su vista de ella con rapidez para fijarla en la pared. No se atrevía a enfrentarla, pensó con una punzada en el pecho. Momo comenzó de nuevo a sentirse nerviosa por esa situación incómoda, así que se levantó para recoger su sudadera en un intento de zanjarla.

—Además, sería una pena que por algo así no podamos repetir una sesión de éstas —comentó a la ligera mientras Todoroki la imitaba recogiendo su propio jersey.

Pero casi no había terminado de decirlo que él ya se había girado hacia ella por la sugerencia y Momo pudo leer todas las objeciones que se le pasaron a él por la cabeza.

—Yaoyorozu, no creo que…

Se calló cuando ella le agarró de un brazo para atraer su atención y éste se quedó rígido por completo por el contacto. Le soltó como si quemase cuando se dio cuenta de que no era el mejor momento para que ambos estuvieran tan cerca, aunque eso no la amilanó en su resolución.

—Es la primera vez que te he visto divertirte… y digo divertirte de verdad —expuso con seriedad—. No hablo de una sonrisa o de estar relajado. Te he visto jugar y reír.

Con eso, Momo consiguió que mantuviera sus ojos en ella sin apartarlos. Le vio abrir de pronto la boca como si fuese a contradecirla, pero la cerró con desconcierto y supo que ni siquiera se había dado cuenta de ello. Observó los bastones que estaban en el suelo desorientado y poco después regresó su atención a ella.

—Supongo que tienes razón… —respondió al fin tras considerarlo—. Nunca me había tomado un combate como un juego.

Momo empezaba a comprender que pocas cosas se las tomaba como un juego y eso la entristecía. Eran adolescentes; acababan de dejar atrás la etapa en la que su único objetivo era divertirse sin más consideraciones. Y Todoroki ni siquiera había adquirido algunos hobbies con los que entretenerse. Por eso, su determinación en ese asunto sería firme e inamovible. Lo resguardaría de cualquier inconveniente que se cerniese con intención de quitárselo.

—Por eso repetiremos esto otro día —sentenció ella, sin opción a réplica—. Antes me has dicho que no tenías aficiones. Es sorprendente, si lo piensas —comentó mientras recogía el bastón que tenía más cerca—. Todo el mundo tiene entretenimientos de todo tipo; tú también deberías tenerlos. Y es evidente que practicar artes marciales conmigo te ha gustado.

—Ya, pero no sé si…

—No hay objeciones que me valgan —le interrumpió, y tocó su pecho con el extremo del bastón antes de agregar con tono firme—: Si has encontrado una nueva afición, no voy a permitir que la pierdas por algo así.


— * —


Fin del Capítulo 13

2 Diciembre 2018


Notas finales:

No sé lo que os habrá parecido. Mi subconsciente anda furibundo diciendo: «¡¿Por qué no seréis adultos para poder haber hecho lo que quisiera con vosotros sin sentir que voy a acabar en la cárcel?! ¡Malditoooooos!». Pero bueno, he hecho lo que he podido dentro de mis posibilidades y conciencia T_T.

En fin... El siguiente capítulo lo tengo también a medias. No creo que me lleve realmente mucho tiempo escribirlo porque no tiene el nivel de complejidad que éste, pero me ha surgido un imprevisto laboral que me va a ocupar bastante de mi tiempo y puede que no me pueda poner con él esta semana :-S. Aun así, intentaría subirlo lo más rápido que pueda.

Espero que os haya gustado el capítulo ;-D

¡Saludos!