CAPÍTULO 34. Yo te veo


Comentarios de los reviews:

Astron: El problema es que llego a casa con las neuronas revenidas y lo último que me apetece es escribir. Así que sólo puedo hacerlo el fin de semana, pero no suelo estar en casa más que la tarde del domingo, por lo que me falta tiempo. Pero a ver si lo voy sacando poco a poco T_T

Maria Violet: Así que eres tan masoca como yo XD. A mí también me gustan estos líos, pero con moderación. Si leo un libro y veo que toooooda la historia gira entorno a un enredo, me pongo de mala leche, pero si les dura unos capítulos, sí me gusta. Aquí, la movida (que se enredará más) les va a durar 3 semanas, más o menos. Y, por otro lado, no creo que el fic pase de 45 capítulos. Así que no es un gran drama, vaya :-S. Pero suficiente para que te lleves las manos a la frente por el lío que han generado ^o^. En fin, te veo poner muchas hipótesis, pero como siempre, no digo nada ^o^. Ya iréis viendo lo que salga...
Disfruta de las vacaciones ;-D

Caro: Me sorprende que sigas leyendo los capítulos varias veces XD. Pero bueno, eso es que te gusta *o*. En cuanto a que Momo ayude a Ochako, aunque no lo parezca, tuvieron su pequeño encontronazo esa semana, así que es una forma de compensar ^_^º Y sobre que le haya contado lo de su hermana así sin más... teniendo en cuenta que le contó su problema familiar y además se le ha confesado, lo que habló con su hermana es casi lo que menos le tiene que preocupar ^_^º. Al menos, así lo veo yo XD. Se supone que estaban en una conversación de sinceridad, así que Shoto no le ocultaba nada.

Mariana Elias: Me alegra que te esté gustando la historia tanto como para invocarme, jajajaja. Qué gracia XD. A mí me pasa como a ti: hay pocas historias TodoMomo para poder quitarte el ansia por la pareja. Así acabé yo escribiendo una propia XD. Y en cuanto al manga, lo mismo, también se me está haciendo bastante largo este arco de los villanos. Piensa que llevamos medio año con él. Desde mi punto de vista, es demasiada extensión para dedicárselo sólo a los villanos y, encima, tampoco es que me esté gustando mucho. De ahí que de repente me acuerde del manga y tenga 5 capítulos pendientes por leer ¬_¬º. A ver si vuelve pronto con los estudiantes T_T. En cuanto al capítulo y la pareja que nos ocupa, todo llegará... no os preocupéis ;-D

Gabe Logan: Supongo que son formas de verlo. Los adolescentes podrán ser explosivos, pero de por sí Shoto es poco temperamental. Por eso, para mí, no es que esté siendo insensible, sino más bien cerebral. Piensa que él era consciente de que esa conversación se iba a dar tarde o temprano y estaba preparado para no sentirse afectado por ella. Había pensado incluso en que pudieran tener que distanciarse, pero es que él tiene su estrategia ya creada: volver a la normalidad y darle tiempo -cap32-. Quiere retomar un punto seguro y avanzar, eso viene a ser el resumen. Así que la conversación se la toma de una forma más cauta que ella, de ahí la diferencia entre los dos.

Guest: Gracias, me alegra que te haya gustado *o*

Her Nao: Bueno, eso ya se lo dijo Fuyumi a Shoto: ellos son los últimos en enterarse, jijiji.

Mr. Chef: No, gracias, mi casa está mejor sin chamuscar T_T. En cuanto a la actitud de Momo, piensa en esto: una chica que recientemente ha pasado por una crisis de seguridad en sí misma se ha enamorado del chico al que mantiene en la cima de un pedestal (porque fíjate que en el manga se reitera varias veces que ella le considera el mejor de la clase y cuando está en algún aprieto piensa en qué haría él). Es decir, hay un componente de «idolatría» a tener en cuenta. Así que no es tan fácil que ella asuma que el chico de la cima se enamore de ella sin haber hecho nada. Al final, esta falta de confianza de que Shoto pueda enamorarse de ella por ser ella es la que está originando todo T_T. Por cierto, yo trabajo; la universidad la dejé hace milenios XD. Soy un dinosaurio de FFnet XD

Gracias por vuestros reviews *o*. El capítulo de hoy no es de nuestra querida pareja, pero espero que os guste ;-D


CAPÍTULO 34. Yo te veo

Era el segundo cambio de clase y de nuevo se quedó sentada en su pupitre. Mashirao observó a Hagakure con su teléfono en las manos y sin moverse ni un ápice. En los diez minutos del anterior descanso entre clases había hecho lo mismo.

Entonces ella se levantó y salió del aula. En un inicio pensó que iría al baño, pero en realidad no fue muy lejos. Lo supo cuando se acercó a la puerta a mirar por el pasillo y la vio a un lado, apoyada contra las ventanas y con el móvil en el mismo sitio.

¿Habría pasado algo en su familia y esperaba alguna llamada?

Se acercó hasta ella.

—Hagakure, ¿estás preocupada por algo?

—Ah, Ojiro… —saludó enfática al tiempo que escondía su móvil contra el pecho—. Estoy bien. ¿Por qué lo dices?

El tono exagerado de ánimo que utilizó le hizo saber que algo no iba bien.

—Normalmente, en cuanto inicia un descanso, eres la primera que se levanta para ir donde alguien y hoy no lo has hecho en dos descansos seguidos.

—¿Ah, no? —se extrañó ella.

Para empezar, Toru ni siquiera se había dado cuenta de que hiciera eso. Pero también sabía que había muchas interacciones que hacía de forma automática guiada por la costumbre, por lo que tampoco podía descartarlo.

—No, te has quedado mirando el móvil todo el tiempo —expuso él—. ¿Ha ocurrido algo en tu familia? ¿Estás esperando alguna llamada?

—Nooo… ¡Qué va, qué va! —se apresuró a corregir—. De verdad que no ha pasado nada. Es sólo que… —Pero se calló. Separó su móvil del pecho y miró la pantalla con aflicción—. Pensaba en el baile.

—Ah… Entonces, ¿estás esperando la respuesta de alguien?

Lo dijo de una forma tan natural que a Toru le llamó la atención.

—¿Qué?

—¿No estás pendiente del móvil porque has invitado a alguien?

Toru no pudo notar ni un amago de broma. Era como si para él eso fuese lo normal.

—No —contestó cohibida, y miró la pantalla de su móvil—. Ojiro, ¿vas a ir al baile?

—Mmm… Supongo que dependerá de lo cansado que me encuentre. Pero tampoco estoy seguro de que me apetezca ir —dijo tras una breve pausa—. No me resulta muy cómoda la idea.

—¿Por qué? Estas cosas parecen gustarte. He visto que te divertías en los entrenamientos para la representación de clase —repuso ella.

—No es lo mismo —se defendió—. Una cosa es participar en un concierto coreografiado y otra muy distinta, «ese tipo» de baile —explicó. No tenía problemas con salir de fiesta con sus amigos, pero un baile de parejas era otra historia… y no era el único que lo pensaba—. De hecho, sé de varios de clase que no tienen intención de ir.

—Entiendo… —Porque en realidad lo entendía. Ella sabía perfectamente cuál era la diferencia. De ahí que pensar en su concierto la animara, pero el baile la dejara decaída—. Yo sí quiero ir.

—Ya… Tú sí eres de esas personas a las que le gustan estas cosas —rio divertido. Ya se había dado cuenta de que era una chica a la que le gustaban mucho las actividades en grupo.

—El otro día las chicas hicimos una quedada.

—Eso suena divertido… —No sabía por qué había cambiado tan de repente de tema, pero lo dejó estar. Hagakure le orientó su móvil y él lo cogió—. Así que estabas viendo las fotos que os hicisteis —dedujo él—. Ésta es tu habitación, ¿no?

—¿Te acuerdas de ella? —preguntó con curiosidad.

—Sí, por supuesto —contestó con incomodidad. No sabía hasta qué punto estaba bien que un chico le dijera que recordaba cómo era su habitación—. Era la más femenina de todas. Creo que tu habitación era tal y como los chicos nos imaginábamos vuestras habitaciones. —Mashirao pasó con su dedo las distintas fotos del móvil y le divirtió ver a las chicas en distintas poses—. ¿Las demás no te han pasado sus fotos?

—¿Eh?

—Éstas son las que hiciste tú, ¿no? Aquí no sales.

Toru miró el móvil con desconcierto. De hecho, ahora que lo pensaba, ella no había sacado ni una sola foto. Las que tenía en el teléfono eran las que habían hecho sus compañeras. Y de ahí que prácticamente estuviera presente en todas… aunque él no se hubiera dado cuenta.

—¿Quién es la chica que sale con vosotras? No me suena de la clase B. ¿Es de otro curso?

—Algo así… —contestó ambigua, porque, en ese momento, a Toru se le ocurrió aprovecharse de su ignorancia—. Oye, Ojiro, ¿qué te parece esa chica?

—¿Cómo que qué me parece? —cuestionó confundido.

—Hablo de un criterio masculino —matizó—. ¿Qué te parece?

Mashirao separó de sí mismo el móvil, como si sintiera que empezaba a quemar. Presentía que aquélla era una pregunta trampa.

—¿Por qué lo preguntas? ¿Es una amiga tuya?

—Algo así… —repitió, y eso le puso muy incómodo—. ¿No te parece que es la clase de chica a la que se la podría invitar a un baile?

Vale… Ésa, definitivamente, «era» una pregunta trampa. No sólo porque hablaba de la chica de forma hipotética, sino porque parecía algo resentida por ello.

—¿Qué pasa, Hagakure? —esquivó él.

—Esa chica soy yo —soltó a bocajarro.

—¿Cómo? —se sorprendió.

—Las chicas decidieron ver cómo era, así que me maquillaron. —Ojiro se acercó el móvil de nuevo y pasó por las fotos con rapidez hasta que llegó a una en concreto que aumentó—. También es cierto que el maquillaje hace milagros, así que…

—No, para nada. Estás bien —comentó mientras miraba con atención su foto ampliada. Ahora que se fijaba en los detalles, podía apreciar que no se veían las manos de la desconocida—. Eres una chica… mmm… agraciada.

—¿Agraciada? —repitió algo confundida. Lo había dicho como si no tuviera claro cómo definirla—. ¿Qué se supone que quiere decir eso?

—Ah… pues… —Pero no continuó y, a cambio, empezó a sonrojarse.

—¿Es tu forma de suavizar que no tengo buen aspecto?

—¡No, claro que no! —contestó vehemente—. Es justo… bueno… al revés —murmuró al final.

Se quedaron varios segundos en silencio y después Ojiro sintió que Hagakure le cogía el teléfono de las manos.

—¿De verdad?

—¿Por qué me preguntas esto? —inquirió muy nervioso.

Supo que Hagakure enredaba con su móvil porque la vio reducir la foto que estaba en pantalla y, entonces, la oyó suspirar.

—Así que a los chicos les puedo parecer guapa.

Mashirao se apoyó contra las ventanas también e, incómodo, fijó su vista en otro lado.

—Hagakure, ¿qué es lo que en verdad te preocupa?

—¿Quién querría ir a un baile con una chica a la que no se la puede ver? —dijo sin más.

—¿Qué?

Se incorporó y se giró para mirarla. No se lo había esperado. Hagakure siempre se mostraba animada y optimista. Siempre veía el mundo con un prisma de un brillante rosa. Pero entonces consideró —tras unos segundos de desconcierto—, que quizás esa actitud sólo era la fachada que ocultaba su miedo: el miedo a ser ignorada.

—Nadie va a fijarse en una chica que no se la puede ver.

Mashirao se cruzó de brazos mientras meditaba sobre eso. No sabía qué clase de compañeros había tenido Hagakure en su anterior colegio, pero sí que los actuales tenían otro rasero al valorar a la gente. Lo sabía por experiencia propia e intuía que a más de uno les tenía que haber pasado algo parecido.

En la escuela estaban rodeados de personas que tenían distintos intereses y prioridades. Cada uno valoraba a sus compañeros en función de esa lista. Pero ahora estaban en una clase donde todos tenían el mismo objetivo: convertirse en héroes. Cosas superficiales como ser popular, más guapo o divertido no contaban tanto como lo era la capacidad de una singularidad y su potencial para ser un héroe.

Y la invisibilidad, como habilidad para convertirse en uno, era indiscutiblemente fuerte. Podía infiltrarse donde quisiera y reducir a los villanos incluso antes de que estos notaran su presencia.

—Eso no tiene sentido —la contradijo con seriedad—. Es como si me dijeras que un ciego no puede considerar a nadie de su alrededor porque no puede verlos.

—No es lo mismo —se defendió, aunque agradeció que intentara animarla con ese símil—. Un ciego no puede ver nada y se adapta a reconocer el entorno de otra manera. Pero vosotros podéis ver todo menos a mí.

—¿Y quién se supone que no te ve? Todos te vemos… —adujo tras esa exposición, y posó su mano con cuidado sobre su brazo para dar un mayor efecto a sus palabras—. Yo te veo.

—Gracias —dijo con un titubeo emocionado.

Mashirao frunció los labios contrariado por verla así, para finalmente dejar escapar un largo suspiro.

—Hagakure, ¿quieres que vaya contigo al baile?

—Decías que no ibas a ir.

—Pero no sabía que una amiga iba a necesitar mi apoyo.

—¿Así que sólo vendrías conmigo por esta conversación?

—¿Y tú sólo vendrías conmigo porque soy el primero que te lo ha pedido?

Toru abrió la boca desconcertada por esa réplica, aunque al final no dijo nada. No quería que la invitara al baile sólo porque le diera pena. Pero cuando él se puso al mismo nivel, cómo alegando que su único mérito había sido ser el primero porque habría más que lo harían, se sintió aliviada y, con ello, por fin volvió a reír.

—Eso está mejor —dijo él satisfecho.

Le puso la mano libre en su otro brazo y deslizó ambas hasta llegar a sus manos. En una de ellas aún conservaba su móvil, pero se las aferró con firmeza de todas formas para transmitirle su resolución.

—No te preocupes por cosas como ésa, ¿vale?

Hagakure asintió tras soltar un suspiro entrecortado que aún mantenía por la tensa conversación.

—Vale.

—Se están agarrando de las manos… —oyeron a Uraraka decir emocionada.

—No me digas que no ha sido bonito… —siguió Ashido en el mismo tono.

Tanto Hagakure como Ojiro se separaron en cuanto las escucharon y se dieron cuenta de que había varios cotillas escrutando a través del marco de la puerta de clase.

—No conocíamos ese lado tierno tuyo, Ojiro —se rio Kaminari.

—Y yo ya tengo otra pareja con la que divertirme en mi imaginación —dijo Ashido—. Porque no sé si os gustáis o no, pero a partir de ahora, en mi cabeza estáis juntos.

—¡No es eso! —replicó con rapidez Hagakure.

—Sólo somos amigos —comentó a la vez Ojiro, que empezó a sonrojarse furiosamente cuando vio que sus compañeros estaban interpretando lo que no era.

—Se está poniendo rojo —manifestó Mineta sin compasión—. Eso quiere decir que hay algo.

Ojiro se giró para no hacerles frente. Cuanto más le vieran, peor se pondría.

—Menos mal que a mí no pueden verme.

—Así que ahora sí es una ventaja, ¿eh? —reprochó con sorna él.

Y dicho eso, la risa cantarina de Hagakure invadió el pasillo de la clase 1-A.


— * —


Fin del Capítulo 34

18 Agosto 2019


Notas finales:

Quería matizar algo. Esta pareja la voy a catalogar en la sinopsis como friendship porque así es como la trato en el fic. Tengo una especie de «sí y no» con ella, así que, mientras el autor no me dé más indicios, yo los sigo viendo como amigos. Aun así, podéis hacer como Ashido e imaginárosla en la cabeza XD. Pero para este fic, es la que menos se insinúa. Ya os dije que habría distintos niveles ^_^º.

Sobre los miedos de Hagakure, creo que ya lo comenté alguna vez, pero lo repito por si se os ha olvidado porque su historia aquí está fundamentada en eso. Toru es una chica que llama mucho la atención para ser alguien invisible. Y como ya dije, no sé si es porque el autor quiere hacer la gracia con esa paradoja o quiere darle otro trasfondo más adelante. Yo he optado por la opción B porque me gusta enredar en ese tipo de cosas ^_^º, así que he indagado en el miedo pausible que pueda tener ante el hecho de que la ignoren al ser invisible.

La historia para ellos es corta (ya os dije que no me extendería mucho con las secundarias), pero espero que os haya gustado ;-D

¡Saludos!