CAPÍTULO 36. Tanteos


Comentarios de los reviews:

Guest, Zulaypao22, Pri Bonorandi: Gracias, me alegra saber que os gusta la historia ;-D

Mariana Elias: Reconozco que con Todoroki tengo un sentimiento encontrado. No sé qué le pega más: si ser posesivo o permisivo. Por su naturaleza seria o tranquila, suelo tender a pensar en él de forma permisiva. Es decir, que si Yaoyorozu lo rechazara (hablo del manga), él se resignaría y dejaría correr las cosas. Pero por otro lado, cuando se le mete algo en la cabeza tampoco es fácil bajarle del burro, y ésa es la parte de él que me lleva a pensar que podría ser posesivo. Al final, me he decantado por la última porque me gusta más la idea de que tenga una actitud activa hacia ella... y bueno, así está quedando XD. En cuanto al manga, ¡sí, por fin! Se me estaba haciendo muy largo el arco de los villanos, pero ya hemos vuelto con los estudiantes *o*

Maria Violet: Jajajaja, es que Ojiro no es tonto y por eso se pone en guardia cuando ve la encerrona. Lo bueno es que supo esquivarlo XD. Sobre el KamiJiro, creo que ya lo he dicho alguna vez, pero me recuerdan a los típicos compañeros de clase que se pasan la vida picándose entre ellos. Por eso me gustan, porque como bien dices, es una interacción realista que todos hemos visto alguna vez. Y en cuanto a Todoroki, aún faltan cosas por pasar ^o^.

Astron: Me alegra que te haya gustado el capítulo y no voy a revelar nada de la pareja KiriMina porque es lo que sigue. Ya me dirás qué tal ^_^º.

Caro: De verdad que me alegra mucho saber que os está pareciendo canon la historia *o*. Es mi mayor reto cuando escribo fic *o*. En cuanto a lo que dices de la amistad de Momo y Kyoka... hay algo muy importante que olvidáis de esta historia: el tiempo transcurrido. Momo se ha dado cuenta hace dos semanas de que está enamorada. ¡Dos semanas! Y es una chavala bastante reservada. Ella misma ha dicho que todo es tan reciente que no se ve capaz de hablar de ello con terceras personas (y es lo que, de hecho, le hace pensar que Todoroki está enamorado de otra chica desde hace tiempo porque él sí lo habla con su hermana). De verdad, es superpoco tiempo y más para una chica con su carácter. Así que paciencia... ^_^º

Ferg: Pues el capítulo de hoy es larguillo, sí XD. Espero que os guste ;-D

Gabe Logan: En realidad, al ser unos cuantos capítulos y prolongados en el tiempo (me refiero al nuestro real) es lo que puede dar la sensación de que el malentendido podría traer malas consecuencias. Pero es lo que le decía a Caro: pensad que en la historia realmente sólo van a pasar dos semanas con todo este tema embrollado. Se podrán llevar digustos porque me gusta darle drama a las historias, pero en verdad no les va a dar tiempo ni a pensar ni a hacer nada drástico. Que son sólo dos semanas... que en el tiempo desde mi último capítulo con este, habría ocurrido lo que falta de historia 3 veces. En serio, es una miseria de tiempo XD

Vivianabenavidescordoba: A ver, no, no es que «Recuerdos olvidados» esté olvidado, valga la redundancia. Es que estoy supermetida con esta historia y hasta que no la termine, no la voy a poder retomar. De hecho, fíjate si me tienen absorbida que no puedo ponerme con «Radiante» que es mi superobra maestra y me jod* lo que no está escrito no poder seguirla. Así que no te preocupes que lo haré... cuando termine esta ^_^º. Pero bueno, me alegra al menos que, al pasarte por aquí, hayas descubierto este manga y puedas disfrutar del fic XD

Abby Elric: Aun les faltan cosas por pasar, así que los dos tendrán sus altibajos. Pero ambos quieren estar con el otro, luego tarde o temprano lo conseguirán XD.

Her Nao: Noooo, si al final tendré que hacer un fic de Kaminari y Jiro. Ya veo que os gusta mucho esa pareja, que todos me la mencionáis XD. Me alegra que os gusten a pesar de que por ello os pueda dejar algún capítulo sin ver a los protas ^_^º

Gracias por vuestros reviews *o*. Aviso que el capítulo es algo largo y, como ya comenté, va de Kirishima y Ashido. Espero que os guste ;-D


CAPÍTULO 36. Tanteos

Estaba convencida de que Kirishima había estado a punto de invitarla.

Mina tamborileó con los dedos en la mesa mientras ignoraba por completo la explicación de Present Mic sobre las estructuras pasivas del inglés.

Reconocía que no se lo había esperado, pero era a la única conclusión a la que podía llegar por la forma en que le había preguntado —tras el suceso de Toru— si iba a invitar a su novio al baile. Había sido extraño, aunque no se había dado cuenta de ello hasta tiempo después en que procesó lo sucedido.

Se había quejado en cuanto vio que la última de sus compañeras que quedaba sin pareja había conseguido una. Ella era la que más ganas tenía de ir, posiblemente, de todo el curso. ¡Y aún estaba sola! Y mientras despotricaba en el aula hacia nadie en particular, él le había hecho la pregunta que le rondaría en la cabeza por dos días completos:

—¿No vas a invitar a tu novio?

En un inicio le había hecho gracia la pregunta por meter a un supuesto novio en medio. Y, evidentemente, ella había contestado que no tenía ninguno. Eso había hecho que de pronto todo el ambiente se tensara entre ellos de una forma que no había sentido nunca, como si algo inminente estuviera a punto de suceder. Lo sabía por la actitud de él, que parecía listo para una pelea y, aun así, incapaz de pronunciar palabra.

Pero entonces había visto acercarse al profesor Aizawa para la siguiente clase y con las mismas había regresado a su pupitre.

Por eso sospechaba que había estado a punto de invitarla, pero tras pensarlo con detenimiento tiempo después, se dio cuenta de que no había sido sólo eso. Su «inocente» pregunta había sido un sondeo en toda regla. Y no cualquier sondeo; era uno destinado a descubrir su situación sentimental.

No le había preguntado si tenía pensado invitar a alguien, una pregunta más normal pero que dejaba abierta su situación. Había ido directo al grano al mencionar a su novio, lo que le daría una respuesta igual de directa de si lo tenía o no.

Miró de reojo hacia Kirishima que escribía con concentración sobre su cuaderno. Ella debería estar haciendo lo mismo, pues no se le daba especialmente bien el idioma. Tendría que volver a pedirle ayuda a Yaomomo si quería aprobar los exámenes. Pero no lo podía evitar: la mantenía en vilo el saber si Kirishima tenía algún interés específico en ella, aunque fuese algo que no se había planteado hasta lo sucedido dos días antes.

Desde que iniciaron el curso, Kirishima le generaba cierto sentimiento de inquietud, aunque no en un mal sentido. Le conocía de su anterior colegio, pero no más allá de cruzárselo por los pasillos. Nunca habían sido compañeros de clase y, lo más importante, él nunca había destacado. Por eso, en cierto modo, la sorprendió verle en el examen de ingreso de la UA, aunque ese hecho no lo hizo tanto como su cambio al inicio del curso. Su antigua apariencia había pasado a mejor vida y en su lugar había dejado a un chico que destacaba a pesar de no tener una singularidad mutante.

Por lo que hablaron cuando se encontraron el primer día, todo ello venía motivado por un suceso que había tenido en la calle con unas compañeras suyas. Ni siquiera sabía que había estado allí hasta que él se disculpó de pronto con sus amigas, pero aquel primer día de clase le dijo que ese hecho le había reconcomido todo el tiempo. Y probablemente, aún lo hiciera.

Pero —tal y como le había dicho—, una cosa era intentar un cambio y otra muy diferente, lograrlo. Sin embargo, no necesitó de mucho tiempo para ver que toda su actitud había sufrido una transformación. Había pasado de ser un chico anodino a uno que llamaba la atención de todos los que estaban a su alrededor. Incluso se llevaba bien con Bakugo, alguien cuyo carácter era tan temperamental que era mejor evitarlo. Todo ello ideado con el único fin de convertirse en el héroe que no había podido ser hasta la fecha, aunque casi sin darse cuenta ya hubiera andado una parte del camino. Le había visto sentirse impotente por no poder hacer nada cuando sus compañeros fueron atacados en el campamento, había ido a rescatar a Bakugo cuando todos se opusieron a hacerlo y se había involucrado en el rescate de Eri consiguiendo en el proceso ser reconocido como un héroe principiante.

En menos de seis meses, ese chico que creía empezar más atrás de la línea de salida, los había adelantado a base de fuerza de voluntad. Pero aquello era algo que sólo ella sabía e imaginaba que de ahí venía ese sentimiento extraño que tenía con él.

El profesor finalizó la clase poniéndoles la tarea de hacer una redacción de trescientas palabras con lo que habían dado para el día siguiente y Mina ni siquiera entró en crisis con la noticia de un ejercicio que a ella le llevaría hacer dos tardes en vez de una.

Porque sólo tenía una cosa en la cabeza: quería que Kirishima la invitara. La curiosidad de indagar más en las motivaciones del «chico transformado» la tenía expectante y por eso el baile le parecía una buena oportunidad para enterarse.

Sin embargo, estaban a mediados de semana y él no había vuelto ni acercarse a ella.

Resopló.

Estaba haciendo verdaderos esfuerzos para no ir ella misma. No llegaría a decir que fuese una persona impulsiva, pero sí sabía que no era indecisa. Por eso, si ella quisiera invitar a alguien, no se habría pasado dos días esquivándolo.

Para su desgracia, a diferencia de ella, Kirishima sí lo era y por eso no podía ir e invitarla sin más. Pero si algo tenía claro, era que no se iba a pasar el resto del mes a la espera de que al fin se decidiera.

Se levantó y se aproximó al pupitre de Bakugo, donde también se encontraba su objetivo. Le miró con impaciencia, casi sin saber muy bien qué hacer, así que optó por una advertencia.

—Tienes un día. Estás avisado.

Y con las mismas, se marchó hacia el baño.

Eijiro, por su parte, se quedó en el sitio muy desconcertado por las palabras de la chica, pero Bakugo entrecerró sus ojos con disgusto mientras la veía salir por la puerta.

—¿Y a ésta qué le pasa? —se sorprendió el afectado por su tono—. ¿Se piensa que no he entendido que hay que entregar la redacción mañana?

Bakugo le observó con un asomo de condescendencia ante la falta de percepción del ambiente por parte de su amigo.

—¿Qué le has hecho?

—¿Yo? Nada… ¿Por qué?

—Te ha amenazado —explicó.

—¿A mí? —se burló sin creerlo—. ¿Y por qué iba a amenazarme?

—No lo sé… Pero de la redacción no te estaba hablando, eso seguro —contestó mordaz.

—Claro que ha sido eso —replicó con firmeza—. A Ashido se le da el inglés tan mal como a mí, así que también estará preocupada. ¿Por qué iba a hablarme de esa forma, si no?

—Porque le has hecho algo —adujo Bakugo.

—No es verdad.

—Puede que simplemente no lo sepas. Las mujeres hacen una tormenta de la cosa más nimia —bufó el chico—. Por eso jamás me mezclaré con una de ellas… ¡Menudo incordio! —protestó para sí mismo.

Kirishima le miró con semblante preocupado y se frotó el cuello inquieto.

—¿En serio crees que estaba enfadada conmigo?

—A mí ni siquiera me ha mirado y no había nadie más —detalló—. Sea lo que sea, iba contigo.

—¿Y por qué iba a enfadarse conmigo? —se alarmó, y miró hacia la puerta por la que había salido Ashido como si eso pudiera darle una respuesta.

—¡¿Y a mí qué me cuentas?! —exclamó—. Si no lo sabes tú, ¿cómo lo voy a saber yo?

—¡Pero de verdad que no le he hecho nada! —se defendió él.

—¿Y no será eso? —repuso Bakugo con reproche—. ¿No le habrás prometido algo que has olvidado?

—No… —respondió, aunque lo hizo con un tono de duda. Kirishima se sentó en la silla de Jiro que estaba vacía—. De hecho, llevo dos días sin hablar con ella —comentó cohibido.

—¿Por qué?

Eijiro levantó la cabeza y le miró, sólo para regresar sus ojos al suelo.

—No se ha dado la ocasión —murmuró.

«Y, sin embargo, has llevado la cuenta», pensó mordaz Bakugo.

—¿Por qué crees que podría haberse enfadado? —le preguntó Kirishima inquieto.

—¡¿En serio me ves con cara de saberlo?! —contratacó con total desdén.

—Sólo estabas tú presente. A nadie más le puedo preguntar qué podría ser en función de su nivel de hostilidad —replicó mientras buscaba en su memoria qué demonios podía haberle hecho. Lo último que quería era que Ashido estuviese enfadada con él. Llevaba días mentalizándose para hacerle una proposición y si estaba mosqueada con él, sería imposible obtener una respuesta positiva—. ¿No será su cumpleaños?

—¡¿En serio crees…?!

—Sí, sí… lo sé —le interrumpió al instante—. Esas cosas no te interesan. Pero de verdad que no he hecho nada para que se enfade.

—¡Anda, Jiro! Te veo diferente… —se burló Kaminari cuando se sentó sobre la mesa. Pero su semblante jocoso cambio a uno preocupado cuando vio que el chico se mantenía serio—. ¿Qué te pasa?

—Ashido se ha enfadado conmigo —le informó incómodo.

—¿Por qué? ¿Qué le has hecho?

—¡Que no le he hecho nada!

—Entonces se te ha olvidado algo —replicó haciendo que Kirishima tuviera un déjà vu con la conversación.

—¡Qué tampoco se me ha olvidado nada!

—Si lo has olvidado es imposible que sepas que lo has olvidado —razonó con sorprendente lucidez Kaminari.

—Que no es eso…

Katsuki sintió una punzada compasiva por su amigo cuando le vio encerrarse en sus pensamientos preocupado. Puesto que había descubierto hacía unos días que Kirishima tenía un interés especial —aunque indefinido— por Ashido, entendía que le estuviera agobiando que la chica se hubiera enfadado de repente con él.

Pero sólo con estar sentado en esa silla carcomiéndose con el tema no iba a solucionar nada. De modo que intentó tranquilizarle quitándole importancia al asunto.

—Mira, no le des más vueltas. Ya se le pasará…

—No, tío… A las chicas no se les pasan esas cosas —contrarrestó Kaminari al momento, con lo que se llevó una fulminante mirada de Bakugo por mandar al traste su propósito—. Si una chica se siente ofendida y te lo ha hecho ver, te hará sufrir mientras se regodea en tu miseria hasta que lo soluciones.

Bakugo resopló molesto.

—Entonces, ¿no acabarías antes si le preguntas qué le pasa? —le propuso, aunque fue rápidamente interceptado por Kaminari.

—¿Cómo va a preguntarle qué se le ha olvidado? ¡Se enfadaría más! ¿Qué mierda de consejo es ése? —recriminó el chico.

—¿Y qué hago? —le preguntó desesperado Kirishima.

—Revisa tu vida de aquí hasta el momento en que la conociste. Algo habrás hecho —alegó convencido.

—¡Pero que no he hecho nada! —siguió con su defensa—. Además, ni siquiera recuerdo lo que hice la semana pasada como para tirar tan atrás en mis recuerdos.

—Entonces, sólo te queda la disculpa genérica.

—¿Disculpa genérica? —preguntó Bakugo confundido.

—Es cuando te disculpas incluso sin saber qué has hecho.

—¡¿Y ése no te parece un consejo de mierda?! —gritó.

—Pues la cosa no queda ahí. Además, también tienes que hacer ver como que sabes de qué te estás disculpando. Siempre tienes que emplear fórmulas del estilo «no hace falta que ahondemos en lo sucedido, así que me disculpo» y cosas así.

Bakugo le observó como si se hubiera transformado en el demonio ante sus ojos.

—¡Será una broma! Ninguna mujer se merece que caigas tan bajo.

—Todo depende… —replicó, y miró con malicia a Kirishima mientras se acercaba más a él para mantener la conversación entre ellos—. ¿Qué relación se supone que tienes con Ashido? —susurró divertido.

Kirishima se tensó y empezó a ponerse rojo.

—¡Ninguna! De verdad —enfatizó cuando le vio sonreír—. Sólo somos compañeros de clase.

—Nadie se preocupa así por una «compañera» —repuso jocoso, a lo que murmuró para sí mismo feliz—: No esperaba que mi venganza llegase sólo una semana después.

—Que no imagines lo que no es… —continuó con su defensa.

Katsuki resopló más molesto que antes por la conversación absurda que estaba presenciando y decidió que ya había tenido suficiente estupidez por un día. Se levantó y los dejó mortificándose mutuamente mientras iba al baño.

Era increíble cómo una estúpida podía cambiar el humor de su amigo. Kirishima le había preguntado si podía ayudarle con la redacción esa tarde y ni siquiera había perdido el ánimo mientras intentaba convencerle —o más bien, chantajearle— por sus continuas negativas.

Y entonces había llegado ella y le había dejado del revés con una simple frase.

No era idiota: sabía por qué se había alterado. Aunque había reconocido que quería invitarla al baile del festival cultural, él intuía que podría querer con ella algo más que sólo eso. Y como bien había dicho Kaminari, nadie se ponía así por una simple compañera. Su reacción sólo había dado más pie a su hipótesis.

Y como si sus pensamientos la hubieran invocado, vio a Ashido salir del baño femenino sacudiéndose las manos para secarlas. No pudo evitar sentir su animadversión crecer tras verla. Uno de sus mejores amigos se estaba comiendo la cabeza de forma monumental sólo porque no le había dicho las cosas claras.

—¡Eh, tú! —espetó de malos modos, con lo que la chica prácticamente saltó hacia atrás del susto.

Mina dirigió sus ojos a Bakugo y le miró horrorizada al ver que en realidad hablaba con ella. Puesto que no se trataba mucho con él, no era uno de los objetivos habituales de su odio. Por eso, el modo en el que se había dirigido a ella, con un tono que sonó a medias entre «pedazo de mierda» y «basura inmunda», la alertó sobremanera. Y, de hecho, Mina ni siquiera tenía muy claro por qué no había usado uno de esos dos apelativos viendo el odio que destilaba hacia ella.

—¡¿Se puede saber por qué le has amenazado?!

—¿Hablas… de Kirishima? —preguntó confundida.

—¿Acaso has amenazado a más gente hoy? —se burló.

—Yo no le he amenazado.

—Sí lo has hecho.

—No lo he hecho —le contravino—. Le he dado un ultimátum, que no es lo mismo.

—¿Y se puede saber sobre qué?

A pesar del tono, eso pareció envalentonar a Ashido, la cual de pronto se irguió para enfrentarle.

—Eso no es cosa tuya.

—Lo es cuando le has dejado preocupado por nadie sabe qué y no se atreve a preguntarte por miedo a enfadarte más.

Mina abrió la boca por la sorpresa, al tiempo que perdía su postura beligerante.

—No estoy enfadada con él.

Ahora fue el momento de Bakugo de tensarse, porque él había entendido su tono agresivo como enfado y le había hecho creer a Kirishima que lo estaba.

—No es verdad. Se notaba que estabas molesta —alegó el chico incómodo.

—Pero eso no quiere decir que esté enfadada con él. ¿Por qué iba a estarlo si no me ha hecho nada?

Bakugo tragó duro cuando fue consciente de ser el artífice de la confusión de su amigo, el cual había perjurado que era inocente de cualquier cosa que se les ocurriera y tenía razón.

Y era por eso que jamás había querido involucrarse en esas historias.

—Pues lo piensa —respondió sin revelar por culpa de quién—. Así que, si esperas que haga algo mañana, podría no suceder. De hecho… es posible que no te hable en varios días.

Mina resopló y se llevó una mano a la frente.

—Pero ¿cómo se puede ser tan idiota? —se lamentó.

—¿Y cómo puedes esperar otra cosa si no eres más específica? —le recriminó ofendido, pues se sentía aludido con ese insulto—. ¡Ninguno tiene la habilidad de saber en qué demonios estás pensando!

Ashido le observó con cierta confusión.

—¿Lo dices en serio? ¿De cuántas cosas creéis que podría darle un ultimátum?

—¡¿Y a mí que me cuentas?! —se defendió, aunque al momento agregó—: Y, además, ¡él no sabe que era un ultimátum!

Mina volvió a resoplar sólo que esta vez también negó con la cabeza a modo de resignación.

—Del baile… —suspiró—. Hablaba del baile. Es el tema estrella desde la semana pasada. ¿Qué otra cosa iba a ser, si no?

Katsuki la miró muy sorprendido y poco a poco fue hilando el contexto con sus palabras hasta que llegó a la única conclusión posible.

—¿Estás esperando a que te invite?

Ashido se cruzó de brazos a la defensiva, con lo que Katsuki sobrepasó el siguiente nivel de su escala de sorpresa. Definitivamente, eso no se lo esperaba… No se esperaba que ella también estuviera interesada en ir con Kirishima cuando éste se estaba comiendo la cabeza de pensar en todos los chicos con los que ella podría ir antes que él.

—Bueno… es que estoy convencida de que intentó hacerlo el otro día —replicó como si necesitase darle una excusa—. Pero empezó la siguiente clase y no se ha vuelto a dar la oportunidad.

Y no la había habido por Kirishima, pensó con sorna Katsuki. Él le había reconocido unos minutos atrás que llevaba dos días sin hablarse con ella y empezaba a ver por qué.

Sin embargo, saber que Ashido también estaba interesada en ir con él no le alegró por su amigo como cabría esperar. Porque no había forma de obviar que ella le había dado un ultimátum y eso no era bueno se mirara por donde se mirase.

—¿Y qué vas a hacer si no te invita? —interrogó con recelo—. ¿Vas a ir con otro?

—¡No, claro que no! ¿Por qué haría eso cuando quiero ir con él? —cuestionó ofendida.

—Entonces, ¿por qué le has dado de plazo hasta mañana?

—Porque no pienso esperar todo el mes a que se decida a invitarme —contratacó ella beligerante.

—Pero eso no está en tu mano.

—Oh, por supuesto que lo está… —repuso al instante—. Porque si no me lo pide él, lo haré yo.

No entendía nada, pensó desconcertado Katsuki. Ese cambio de clase estaba siendo ridículamente confuso para él. Había salido de la conversación absurda entre Kirishima y Kaminari, para entrar en otra con Ashido. Si ella no tenía problema con invitarle, ¿por qué estaban en esa situación?

—¿Y por qué demonios no le invitas tú y acabas con esto sin más? —no pudo evitar preguntar.

—Porque hablamos de Kirishima —contestó como si eso lo explicara. Katsuki la observó sin saber qué replicar y al final fue ella la que continuó—: Ésta es la clase de cosas que seguro que piensa que las tiene que hacer un hombre. Y no quiero que después me moleste diciéndome que lo tenía que haber hecho él.

Katsuki la miró de hito en hito mientras procesaba su explicación, pero poco después sonrió.

—Es verdad.

No lo había pensado, pero Ashido tenía razón. Su amigo tenía una tendencia marcada a destacar las cosas que deberían hacer los hombres e, indudablemente, ese tipo de cosas solían ir en ese saco. Se alegraba de que la chica le conociera lo suficiente como para tenerlo en cuenta. Sólo por eso su animosidad contra ella descendió de manera drástica.

Y por eso, decidió darle un pequeño empujón a Kirishima puesto que él había sido el que le había complicado las cosas al liarle.

—Está bien… Voy a intentar… —Pero se detuvo. Ashido le observaba con una expresión rara y tuvo que contener la necesidad de llevarse una mano a la cara, como si tuviera algo en ella—. ¿Qué pasa?

—Nada… —murmuró—. Es sólo que creo que es la primera vez que no te veo enfadado.

—¡Hay muchas veces que no estoy enfadado!

—Y se acabó —suspiró ella—. Ha durado poco…

Katsuki refunfuñó, pero al final decidió ignorarla para seguir con lo que decía. Sin embargo, esa interrupción había conseguido que recuperara su tono habitual.

—Escúchame —le ordenó—. Voy a intentar picarle un poco para que se dé prisa. Tú sólo espera.

—¿Ah, sí? Digo… gracias —se corrigió ella muy confundida.

Katsuki chasqueó la lengua molesto y se giró para dar por concluida esa tediosa conversación.

—Va a empezar la siguiente clase. Tenemos que volver —comentó él encaminándose hacia el aula.

—Claro.

Ashido se puso en marcha con él, pero unos segundos después Katsuki la detuvo.

—No entres en clase hasta que venga el profesor. Y entra contenta —detalló.

—¿Qué?

—Tú sólo haz lo que te digo.

Ashido se quedó detrás y Katsuki entró en el aula para dirigirse a su pupitre donde estaban aún Kirishima y Kaminari discutiendo posibilidades acerca del comportamiento de Ashido y cómo arreglarlo. Y él no dijo palabra hasta que ella entró por la puerta menos de un minuto después.

—El descanso se acaba; déjame mi sitio —le instó a Kaminari que se había sentado allí en su ausencia.

Tres pasos por detrás de Ashido entró el profesor Ectoplasm y sus compañeros empezaron a revolverse para regresar a sus pupitres.

—Por cierto, Kirishima —le llamó cuando se levantó de la silla de Jiro—. Cuando he ido al baño, un chico estaba invitando a Ashido al baile.

El chico miró en la dirección de la chica con una velocidad asombrosa, sólo para ver la expresión satisfecha que le había dicho a ella que compusiera.

—¿Y qué le ha contestado? —le interrogó con apremio.

—Empieza la clase —contestó mirando al frente.

—Pero…

—Kirishima, vuelve a tu sitio para que podamos comenzar —le ordenó el profesor.

Su amigo miró a Ectoplasm como si fuese un corderillo a punto de degollar, pero finalmente se fue a su sitio.

Bakugo sonrió.

Eso era todo lo que haría por esos dos.


— * —


Fin del Capítulo 36

20 Octubre 2019


Notas finales (desvaríos de la autora obviables):

Sí, lo sé... a pesar de ser largo no está terminado, así que continuará en el siguiente »_«. Siento haberlo partido y haceros esperar más por los protas, pero he tenido —y tengo— varias incidencias con él, así que es lo que hay. Como ya comenté, este capítulo llevaba muuuuucho tiempo con parte escrita. Concretamente, hasta el inicio de la conversación de Bakugo y Ashido. Pero me quedé ahí porque en esa conversación aparece una especie de complicidad entre ellos dos que no me dejaba claro si encajaría en el canon de la historia. Es decir, para los que seguís el anime, habréis visto que algunos compañeros le han ido perdiendo el miedo a las bravatas de Bakugo; pero lo que es en el manga, a estas alturas ya nadie de la clase se inquieta por sus gritos. Pero una cosa es pasar de los arranques que le dan y otra, tener «confianzas» con él.

Y entonces va el autor y me saca el capítulo de Navidad en el que Mina anda por todo el salón persiguiéndole para vestirle de Santa Claus. Vamos, en plan: todas las confianzas del mundo entre ellos XD. Si es que yo creo que estoy conectada con este autor XD. Que ya me ha pasado varias veces de pensar algo que igual no cuadra con el canon y el tío hacer un capítulo para que me cuadre XD . Total, que eso me dio rienda suelta para continuar con la idea que tenía entre ellos dos.

Así que me puse con ello cuando al fin tuve algo más de tiempo y me quedé en donde estoy (mi siguiente incidencia). Llevo un tiempo sin saber muy bien por dónde tirar porque tengo varias ideas y no sé con cuál quedarme. Entre ellas, hacer algo más impulsivo o algo más comedido. Por la tendencia de la historia y de los personajes, creo que lo propio es lo comedido, mientras que el formato impulsivo creo que es más un ansia mía porque este fic es muy tranquilo y es prácticamente lo único que escribo en más de un año (que ya me pasó con el capítulo 13 »_«), así que me parece que me tengo que poner YA a escribir otra cosa o acabará influyendo aquí de mala manera T_T. En resumen: que lleva más de dos semanas el capítulo en espera y ayer dije: «me van a dar los 2 meses sin actualizar por no saber cómo terminarlo, así que pártelo, sube algo mañana y ya saldrá el resto más adelante». Y por eso os lo subo así ^_^º

En fin, dejo mis divagaciones... Espero que os haya gustado el capítulo ;-D

¡Saludos!