CAPÍTULO 37. Inseguridades


Notas de la autora:

Buff, sabía que hacía tiempo que no actualizaba, pero no tanto. Que conste que no me he dedicado a mirar el crecimiento de las plantas... (bueno, igual un poco sí ^_^º), pero he estado escribiendo. El problema es que he publicado un fic para otro fandom y otro más que aún está para terminar. Y obviamente, no se han escrito solos. Pero, añadido a eso, este fic ha tenido su incidencia creativa importante.

Para empezar, no sabía como terminar este capítulo (subí el anterior y éste se quedó tal cual estaba en ese momento hasta la semana pasada que me forcé a terminarlo). Y como no se me ocurría nada, empecé a escribir capítulos posteriores. El problema es que, según los escribía, veía como que se me desviaban de la idea que tenía y para cuando terminé el 5º, era lo contrario a como tenía que haber acabado O_o. Ya os comenté que venía una parte que quería tenerla escrita antes de empezar a subirla y es ésa. Y ahora resulta que ha terminado de una manera que no sé si me va a descuajeringar lo que ya tenía planeado para el final del fic. Así que quiero avanzar en el fic antes de empezar a subirlo, no vaya a ser que al final no me cuadren las cosas y tenga que modificar ese 5º capítulo y volver a escribir todo. De modo que no sé cuándo subiré el siguiente capítulo, pero al menos, para cuando empiece, estará el fic casi completo e irá más rápido XD

Por cierto, si no os habéis fijado, he quitado los avisos de spoilers porque el anime ya me ha alcanzado. Así que ya no vais a encontraros más spoilers ^_^º.


Comentarios de los reviews:

Astron: A pesar de su actitud agresiva, el manga muestra muchos momentos en los que Bakugo está tranquilo. Y normalmente son cuando está en plan cuadrilla con el resto de los chicos. Por lo tanto, a su manera, les tiene aprecio. Y se supone que Kirishima es su mejor amigo en la UA. Por eso, creo que intentaría ayudarle «a su manera» y más cuando el problema lo ha provocado él XD

Caro: Lo bueno de la cuarta temporada es que ya me ha adelantado y no tengo más problemas con los spoilers, jijiji. Sobre cómo se lleva la clase, pues hombre, ha pasado un año y la mitad de él conviviendo juntos. Es normal que haya mucha más confianza entre ellos. Sobre lo que dices de tu hermana, es lo que comenté en el capítulo anterior: Todoroki da a pensar que sería permisivo en terreno romántico. Pero, del mismo modo, es cabezón cuando tiene los objetivos fijos. Por eso no me extraña que tu hermana piense una cosa y tú otra. Porque yo, de hecho, pienso las dos XD.

Her Nao: Me alegra saber que te están gustando también el resto de parejas. Me cuesta un poco escribirlas porque siempre tengo la tentación de querer juntarlos... hasta que recuerdo que en el manga la única relación que va tirando para adelante es la de Izuku y Ochaco y me tengo que contener. Por eso siempre estoy en plan insinuando lo que puede haber entre ellos pero sin llegar a confirmar XD. En cuanto a Bakugo, ya le he comentado a Astron mi parecer, así que no me repito XD

Gabe Logan: Si Bakugo ha metido mano de una forma tan concisa, es porque sabe que la ha liado él XD. Bakugo es un personaje que enmenda sus errores, sean del tipo que sean ^o^.

Maria Violet: Bakugo ayuda a Kirishima porque es Kirishima. Suficiente ha hecho XD. En cuanto a Mina, es sutil, pero se ha visto varias veces que está pendiente de él. Por eso no sería extraño que fuese consciente de la actitud de Kirishima. Y sobre ser ella la que tome la iniciativa o no... dejo comentario al final, que este capítulo es de ellos y no quiero revelar nada XD. Espero que te fuesen bien los exámenes ;-D

Sweet Alaska: Vaya atracón te has dado XD. Me alegra que te guste el fic *o*. Cap5: Me ha hecho gracia tu comentario de que la gente que está en contra de esta pareja alega que no es canon y no cuenta. Y me ha hecho gracia porque seguro que luego son las que juntan a Todoroki con todo personaje masculino que haya. Porque claro, la homosexualidad en estos personajes es tan canon... ¬_¬º. Pobres... Es una pena que solo puedan leer y escribir fics de Izuku y Ochaco, pues es la única pareja semi-reconocida en el manga (modo Sarcasmo ON). A mí, Todoroki y Yaoyorozu me encantan. Me parece que hacen una bonita pareja, así que ellos se lo pierden... Cap13: Dale las gracias a mi SubC. Es el instigador de ese entrenamiento ^o^. Cap30: El pobre va a acabar fatal »_« Pero ¿cómo va a entender a Yaoyorozu cuando no se entiende ni ella? u_uº

Gracias por vuestros reviews *o*. El capítulo de hoy termina la escena de Kirishima y Ashido (y larga que me ha quedado O_o), así que espero que os guste ;-D


CAPÍTULO 37. Inseguridades

Eijiro sabía que Bakugo no mostraba un alma cándida y bondadosa a la gente de su alrededor, pero sí que sabía que tenía una forma sutil de mostrar que se preocupaba por sus compañeros. Por eso no se había esperado que le saliera con algo tan rastrero como lo que le había hecho.

Había vuelto del baño antes de que viniera el profesor, pero no había abierto la boca hasta que le vio entrar. Lo había dejado caer sabiendo que no había tiempo de poder ahondar en su información. Y así, él se quitaba el muerto de tener que hablar del tema.

Pero lo llevaba claro si pensaba que no le iba a interrogar en cuanto acabara la clase más eterna hasta la fecha. Se le hizo larguísima porque no podía pensar en otra cosa más allá de contar los minutos para el final. Al menos, hizo algo propio de la asignatura de matemáticas, aunque no se enteró de nada más. Y no es que normalmente lo hiciera, pero ese día, no podía hacer ni el intento de comprenderla.

El hecho de pensar que podría haber perdido su oportunidad de ir el baile con Ashido por retrasar el pedírselo, le dejó con un mal cuerpo toda la asignatura. Ella había entrado en clase con una sonrisa en la cara. ¿Eso implicaba que estaba feliz por que la hubieran invitado? Aunque, para empezar, ¿quién demonios lo había hecho? Nadie de la clase había entrado después de ella. Y tampoco se había fijado en que alguien más lo hiciera ni antes ni después de Bakugo. Estaba tan metido en la conversación con Kaminari que no había atendido a nada más.

¿Podría ser alguien de otra clase?, reflexionó. Porque si hubiera sido alguno de sus compañeros, habrían vuelto los dos a la vez. Sin embargo, ella había entrado sola, por lo que tendría que ser de otra clase. Pero ¿quién podría ser? Si descontaban a la clase B con la que alguna vez habían tenido alguna actividad escolar, en realidad no se trataban con los alumnos de ninguna otra. Aunque, por otro lado, no podía dejar de considerar que Ashido era una chica dinámica con un aspecto peculiar que destacaba y atraía la mirada.

Y un baile era la excusa perfecta para acercarse a una chica de la que se tuviera cierto interés para empezar a conocerla mejor. No era tan descabellado porque era consciente de la popularidad que tenía Ashido en su escuela, por lo que tampoco sería extraño que empezara a tenerla en la UA.

Cuando por fin sonó el pitido que daba por finalizadas las clases de la mañana, se apresuró a acercarse al pupitre de Bakugo para obtener respuestas.

—No sé nada más —le dijo sin siquiera preguntarle—. Sólo la vi junto con un chico hablando de ello.

—¿Y quién era?

—No tengo ni idea. No le había visto antes.

—Eso no me soluciona nada —repuso él—. Casi no sabes ni quiénes son tus compañeros de clase.

—Que no me interesen por no suponerme un reto, no quiere decir que no sepa quiénes son —adujo.

—¿Y te suena de la clase B? —continuó.

—No era del curso de héroes —respondió. Esperaba así que Kirishima dejara el interrogatorio.

—¿Y quién podría ser? No nos relacionamos mucho con otras clases —mencionó preocupado.

—No olvides el festival deportivo. Ashido quedó entre los ocho primeros. Es una buena marca para cualquier espectador del evento.

Aunque, en su opinión, eso no quería decir que fuese una de los ocho mejores del curso. Sin ir muy lejos, consideraba a Yaoyorozu la más fuerte de las chicas, pero había tenido la mala fortuna de toparse con Tokoyami y había sido eliminada en la primera ronda. Pero un espectador random no tenía por qué ser tan quisquilloso a la hora de evaluar eso y de ahí que le sirviera de tapadera para incitar a Kirishima.

—¿Y qué hago ahora? —Katsuki le fulminó y su amigo recapituló—. Ya sé que no te importa, pero si ha aceptado ir con él, ya no puedo hacer nada.

Katsuki resopló, molesto. Su intención había sido tirar la bomba y que él se buscara la vida, no que le hostigara con sus preguntas imposibles de contestar. Así que decidió dejar de ser «sutil» para espetarle directamente la conclusión a la que se suponía que esa cabeza de serrín debería haber llegado.

—Habla con ella cuanto antes… ¡y déjame en paz de una maldita vez! —gritó exasperado.

Todos los compañeros que permanecían en clase los miraron confundidos, no tanto por el tono como por lo dicho. Aunque Bakugo gritara a Kirishima, ya nunca le ordenaba que se perdiera de su vista. Sin embargo, el chico no parecía muy perturbado por sus palabras, lo que hizo que pronto la clase recuperara su ambiente normal.

Eijiro miró a su alrededor, observando a sus compañeros regresar a sus conversaciones hasta que se topó con ella. Ashido viró su atención a Asui de inmediato, igual que alguien que se sintiera descubierto.

No tenía ni idea de qué hacer. La otra vez se había amparado en el tumulto que generaron Ojiro y Hagakure para sacar el tema a colación. Pero no podía ir dos días después y preguntarle otra vez sobre ello sin más. Ashido podría entenderlo como un interés desmedido; podría creer que quería algo con ella.

Y no era cierto.

Sólo quería ir a ese baile acompañado de una chica y se daba la circunstancia de que Ashido era la más indicada de todo el instituto. La conocía desde hacía tiempo; habían ido al mismo colegio.

Ése era el único motivo.

Pero para cuando llegó la tarde, estuvo realmente tentado de preguntar a sus compañeras. Si no podía preguntarle a ella, sus amigas tenían que haberse enterado ya y podrían sacarle de dudas. Sin embargo, tuvo el buen juicio de contenerse a tiempo y no cometer una irresponsabilidad pública como la de Kaminari. Las terceras personas no siempre eran buenas. Bakugo era lo suficientemente desprendido como para ignorar el tema, pero en cuanto Kaminari había oído que estaba preocupado por que Ashido se había enfadado con él, había imaginado lo que no era y se había mofado de ello. Si les preguntara a las chicas, corría el riesgo de que le fueran con el cuento y entonces se liarían más las cosas.

No… no podía dejarlo en manos de terceras personas. Se tendría que ocupar él de preguntarle. Pero le creaba aprensión que ella le dijera que ya iba a ir con otro y, encima, que malinterpretara las cosas.

Negó sutilmente con la cabeza y, esta vez, fue él el que descubrió a Ashido mirándole. En los últimos cinco minutos, había sido ella la que le había sorprendido cuatro veces ya. Sin embargo, a diferencia de él, ella no apartó la mirada. Era la única chica que había bajado al salón y se mantenía sentada aparte en una de las mesas del comedor. Por eso, tampoco llamó mucho la atención del resto de chicos cuando se levantó y salió por la puerta de entrada.

Si había esperado tener una oportunidad para hablar con ella a solas, aquel tenía que ser el momento. Con una torpe excusa se encaminó a la cocina, sólo para desviar su trayectoria y salir a hurtadillas por la entrada.

Se llevó un susto enorme cuando dio un paso fuera y detectó un bulto en su visión periférica. Ashido estaba apoyada contra el módulo fijo de la puerta y traía una sonrisa en la cara que le dio mala espina…

Una sonrisa que ella había compuesto en el mismo momento en que escuchó el picaporte girar.

Kirishima no había tardado ni diez segundos en salir. Mina incluso los había contado. No tenía ni idea de qué había hecho Bakugo, pero había sido importante. Kirishima no le había quitado ojo desde que habló con él en el descanso. Parecía nervioso y por eso había supuesto que, si buscaba un sitio más tranquilo, él podría acercarse a hablar.

Y no la había defraudado.

—Anda… No sabía que estabas aquí fuera —se excusó Kirishima—. Hace calor ahí dentro.

Ambos sabían que ese pretexto no tenía fundamento.

—Un poco —le siguió la corriente ella.

Kirishima cerró la puerta y se apoyó contra la columna que había al lado. Ninguno de los dos dijo nada durante varios minutos y Mina empezó a impacientarse.

—¿Has conseguido terminar la redacción para mañana? Creo que es lo que ha hecho que no haya casi nadie en el salón —comentó con voz amena.

—Ni siquiera me he puesto con ello… —murmuró avergonzado por descuidar de esa manera sus tareas—. Le dije a Bakugo que me ayudara, pero se negó. Hoy está de un humor de perros.

—¿Y no lo está siempre?

—Es cuestión de saber llevarle…

—Ya veo… —susurró con una sonrisa.

—Y hablando de él… —comenzó como quien no quiere la cosa—, me ha dicho que esta mañana ha visto que un chico te ha invitado al baile.

—¡¿Eso ha dicho?! Quiero decir… —se corrigió al momento poniendo una mano en alto. Por nada del mundo iba a desaprovechar la jugada de Bakugo—. No sabía que lo había visto.

—Parece que ya tienes con quién ir.

No daba crédito a lo que escuchaban sus oídos. ¿En serio Bakugo había jugado la carta de los celos? Se había quedado de piedra… o al menos, toda parte de su cuerpo que no comprendía su corazón, porque éste había saltado desbocado. No tenía ni idea de cómo tomarse aquello. Para empezar, que Bakugo le hubiera salido con ese tipo de estrategia, aturdía a cualquiera comenzando por ella. Pero para continuar, Kirishima era su mejor amigo en la UA. Si había usado esa baza para hacerle reaccionar, ¿no implicaba que sabía «algo»?

—Aún me lo estoy pensando —respondió lo más entera que pudo.

—¿Y quién es? —interrogó con curiosidad.

—Ah… Ni idea… —contestó ella al fin. Pero teniendo en cuenta que Bakugo se lo había inventado, imaginaba que describiría a alguien desconocido, así que dejaría que pensara que también lo era para ella—. Sólo se me acercó y me preguntó. Era un chico muy guapo —presionó. Si no le conocía, al menos tenía que mencionar algo que la hiciera considerarlo como potencial pareja para el baile.

Sin embargo, Mina supo que se había excedido en cuanto vio el semblante de Kirishima, y exhaló más fuerte de lo que esperaba al entender que lo iba a dejar estar. Se dio de cabezazos contra una pared mental. Era increíble lo que llegaba a hacer y todo por consideración.

—Pero ese chico es sólo mi último recurso —se apresuró a añadir.

—¿Y eso? —inquirió extrañado.

—Porque ya tengo pensado con quién quiero ir.

Kirishima se limitó a asentir y, tras eso, se quedaron varios segundos en silencio hasta que Mina tuvo la necesidad de rellenarlo cuando empezó a sentirse incómoda.

—Es más… De hecho, estoy segura de que quiere invitarme. Así que sólo estoy esperando a que se decida.

—Entonces, es alguien del instituto —dedujo tras considerar sus palabras.

—Sí, ¿por qué?

—Porque pensaba que sería alguien de nuestro anterior colegio.

Mina le observó atentamente hasta que poco a poco compuso una sonrisa pícara.

—¿Y quién ha dicho que no lo sea?

—Tú —contestó—. Estás esperando a que te inviten, pero alguien de fuera no podría hacerlo cuando de inicio no tiene permiso para asistir al baile.

—También podría pedirme que le invite —refutó.

—Pero no es el caso.

—No lo es —confirmó—. Pero te equivocas en algo: ese chico sí era de mi colegio. Sólo que también es de mi instituto —matizó.

—Sólo entramos en la UA nosotros dos.

—No me digas… —replicó condescendiente ella.

Le costó un poco procesarlo, pero, en cuanto lo hizo, abrió los ojos con sorpresa y, acto seguido, empezó a notar un calor intenso en el rostro. De todos los escenarios que se había planteado, no esperaba que Ashido quisiera ir con él por iniciativa propia; sino más bien, que aún no tuviera a nadie con quien ir y, al proponerle ir juntos, le pareciese buena idea.

Sin embargo —y para su desgracia—, el hecho de que la chica con la que quería ir al baile también estuviera interesada en ser su acompañante, fue eclipsado ante la situación de ser ella la que le estaba invitando a él. Era como otro fracaso más en su haber.

Masculló por lo bajo una maldición que inquietó a Mina.

—¿Acaso no quieres que vayamos juntos? —Ella estaba segura de que había intentado invitarla.

—No es eso… Es porque esto no tendría que haber sucedido así —protestó.

—Ya… —suspiró ella más tranquila tras su confirmación—. Imaginaba que querrías hacerlo de otra manera y es por eso que he esperado a que te decidieras. Pero no lo hacías y de ahí el ultimátum de esta mañana.

—No es justo… —se lamentó—. Hasta para esto tienes más valor que yo.

—¿Qué?

—Esto no pone en riesgo mi vida —se quejó a nadie en particular—. Debería poder hacerlo sin problemas.

—¿De qué hablas?

—Pero aquí estoy: siendo invitado por la chica que no le teme a nada.

—Vaya, pensaba que hablábamos de mí —replicó con ironía.

—Y hablo de ti.

—¿Y desde cuándo no le tengo miedo a nada? —contrarrestó—. Hay muchísimas cosas que me dan miedo.

—Pero te enfrentas a ellas, no como yo —espetó disgustado.

Ashido se irguió y le estudió con un semblante extrañado. Ser el objeto de inspección de esos ojos negros le incomodó al extremo. Aun así, Eijiro contuvo la imperiosa necesidad de cruzarse de brazos y mirar para otro lado.

—Tú ves un peligro y eres capaz de lanzarte hacia él. En cambio, yo… —Se miró la mano que tenía cerrada con fuerza—. Me falta valor —concluyó, molesto consigo mismo—. Quiero ser un héroe, pero tengo que forzarme a serlo.

Mina se quedó quieta, sin mover un músculo; sólo mirando su puño cerrado y sin entender cómo Kirishima había podido revolver el ambiente entre ellos en el transcurso de tres segundos.

—Creo que estás siendo muy injusto contigo mismo —susurró al fin. Entonces le cogió el puño con sus manos y con suavidad consiguió que lo abriera—. ¿Qué más da que se abra solo o que te obligues a hacerlo? El resultado es el mismo. Ayudas a la gente, y eso es lo que cuenta para ser un héroe.

—No es verdad —la contradijo vehemente—. Un héroe reacciona por instinto. Yo no puedo hacerlo; tengo que forzarme a actuar. Por eso, mientras las cosas van bien, puedo seguir adelante, pero cuando se tuercen, me quedo paralizado. No soy un héroe de verdad.

Mina negó con la cabeza, rechazando ese argumento.

—Eso no tiene sentido. Todos podemos quedarnos paralizados en algún momento.

—Los héroes siempre…

—¿Sabes cuánto he leído y visto del incidente de hace semanas? —le interrumpió apretando su mano con fuerza para atraer su atención—. Mucho —se contestó—. No sé ni cómo salisteis vivos de allí. ¿Cómo puedes decir que no eres un héroe de verdad? Yo ni siquiera sé qué habría hecho en tu situación.

—Posiblemente, no acabar en el hospital como yo.

—No tiene gracia —le cortó su intento de suavizar el ambiente—. Estuve muy preocupada.

—Lo siento —dijo contrito.

Ashido resopló con fuerza, incrédula. Por alguna incomprensible razón, Kirishima aún no era capaz de verse a sí mismo como el aspirante a héroe que sí podía ver ella.

—Podía esperármelo al principio del curso, pero es como una mala broma que sigas con esas dudas después de todo lo que has hecho. Si no eres capaz de ver tus logros, tienes un problema más serio que tu supuesta falta de valor.

Eijiro se soltó indignado y puso varios pasos de distancia entre los dos. Alguien como ella no podría entenderle. Alguien que tenía todo a su favor para ser una heroína no podría entender a alguien que lo tenía todo en contra. No podía comprender la inseguridad que generaba a la hora de combatir contra un adversario el no tener nada más que una coraza que protegiera su cuerpo. Porque en el instante en que ésta se rompía, a él no le quedaba nada más. Y él no era un héroe de verdad. En el momento en el que hacían trizas su singularidad, también se rompía su voluntad.

—Es fácil decir eso para una persona que ha nacido para ser una heroína.

—¿De dónde te sacas eso? —inquirió desconcertada.

—Sólo hay que ver tus habilidades. —Y empezó a enumerar—. Tienes una buena singularidad ofensiva. Además, eres una de las personas más atléticas que conozco. Tienes agilidad… y reflejos. Puedes actuar con rapidez ante cualquier cosa que surja a tu alrededor. Yo, en cambio, no puedo hacer nada de eso. Sólo puedo golpear o defenderme.

—Muchas veces no se necesita nada más que eso —susurró.

Kirishima chasqueó la lengua disgustado, haciendo caso omiso de cualquier cosa que pudiera decirle en su defensa. Parecía enfadado… o molesto, por la diferencia entre sus habilidades. Y no sabía muy bien qué decirle. Que Kirishima la valorara por encima de él, la dejó perpleja. No tenía ni idea de que él la considerase de esa manera. Y tampoco entendía por qué. Quizás su singularidad no fuese tan vistosa como la de otros, pero poseía una gran resistencia que cualquiera no tenía. Si el último villano con el que luchó se hubiera topado con otro, estaba segura de que las consecuencias no se habrían saldado con una visita al hospital. No entendía por qué Kirishima no podía ver eso, ni por qué estaba tan disconforme con su singularidad.

Mina le observó ponerse más a la defensiva y negó con la cabeza resignada. Porque entendió que, hasta que no se reconociera él mismo como tal, nada de lo que intentaran decirle los demás llegaría hasta él. Aquella conversación era una batalla perdida, por eso decidió dejarla de lado.

—No sé por qué tienes esa percepción de mí, pero está muy equivocada —comentó, recuperando el paso perdido hacia él—. Sin ir muy lejos, ni siquiera he tenido tanto valor al acercarme a ti como crees. Sabía que intentaste invitarme el otro día —puntualizó con una débil sonrisa—. Así que jugaba sobre seguro.

Eijiro la escrutó con atención, consciente de la maniobra de Ashido al cambiarle de tema por el callejón sin salida en el que se habían metido. Y suspiró resignado ante lo mal que le había salido su intento de invitarla. Que le dijera que se había dado cuenta del intento fallido, no mejoraba la situación. Él era el hombre; era cosa de él invitar a una chica.

—Me habría gustado poder invitarte de una forma más sorprendente.

—Espero que no estés pensando en algo como lo de Kaminari, porque te habría rociado con un ácido tan corrosivo que no lo habría aguantado ni tu mejor endurecimiento.

—No, no es eso… Las intenciones de Kaminari son muy distintas; de ahí que saltara de esa forma… o eso pienso —matizó al final—. En realidad, creo que ni él sabe muy bien qué se trae con Jiro —concluyó.

—Y creo que ella tampoco.

Ambos sonrieron al recordar el constante tira y afloja del que hacían gala todos los días sus dos compañeros.

Entonces, Kirishima suspiró.

—Lo cierto es que quería invitarte porque eres alguien importante para mí —le dijo con suavidad—. Lo has sido desde que estábamos en el colegio.

—¡Anda! No sabía que tuvieras esas intenciones conmigo —se burló ella.

El cambio en el color de su rostro fue instantáneo.

—¡Espera, espera…! ¡No te confundas! —repuso él muy nervioso—. ¡No me gustas!

—Vaya…

Eijiro se irguió ante la actitud contrita de ella, hasta que por fin registró lo inapropiado de sus palabras e intentó enmendarlo.

—Perdona, eso ha sonado muy mal —empezó—. Claro que me gustas, pero no de la manera que estás pensando.

—¿Y de qué manera se supone que estoy pensando? —replicó inocente.

—Ah… Bueno, que puedas pensar que yo… —se trabó avergonzado—. Quiero decir…

Mina se echó a reír.

—Tranquilo; sé lo que pretendías decir. —Continuó riendo—. Sólo me metía contigo.

Eijiro suspiró aliviado cuando se vio libre del malentendido. Su interés por ella siempre se había limitado a lo que le transmitía como heroína. No había nada más de fondo; estaba convencido de ello. Y por eso pensó que la mejor manera de evitar malentendidos en el futuro sería dejarle claros sus verdaderos motivos.

—Ashido —la llamó.

—¿Qué? —contestó ella tras inspirar hondo para calmar la risa.

—Ya que no he podido invitarte al baile como es debido, al menos quiero que sepas lo que representas para mí.

—¿Lo que represento? —repitió extrañada.

—Sí. Sé lo que eres capaz de hacer. En realidad, en mayor o menor medida, todos en el colegio lo sabíamos. Por eso nadie dudaba de que entrarías en la UA. Pero yo sé cómo eres capaz de sobreponerte a las circunstancias aunque te superen. Es algo que envidio de ti.

—Me parece que me das más crédito del debido —rebatió incómoda.

—No lo hago —rechazó al instante—. Sé que eres así. Es por eso que siempre que peleo te tengo en mente… porque ansío poder hacer lo mismo que tú. Pensar en ti me ayuda a encontrar coraje cuando las cosas se tuercen y la fuerza de mi oponente me intimida —explicó solemne—. Me das valor cuando me falta. Por eso eres tan importante para mí.

Mina se quedó de piedra, muy sorprendida por sus palabras. Desde luego, nadie le había dicho nunca algo parecido. Quizás por eso el corazón le golpeaba tan fuerte. No tenía ni idea de que él la viera de esa manera.

Y se dio cuenta —de una forma retorcida—, que quizás no la había invitado al baile de la manera llamativa que él hubiera pretendido, pero decirle que pensaba en ella para darse valor era, cuanto menos, impactante.

Inspiró profundo pero entrecortado. Cuando se había burlado de él al instarle a pensar en materia romántica, no había esperado que la contratacara de esa forma. De hecho, no estaba segura de que una declaración la hubiera dejado más nerviosa de lo que se encontraba en ese momento.

—¿Así que soy algo así como tu musa del valor? —bromeó, en un intento de serenarse.

Kirishima sonrió relajado.

—Algo así… —confirmó.

—¿Y es por eso que quieres venir conmigo? ¿Porque soy tu inspiración? —Él asintió.

Mina inspiró y se llevó una mano al pecho para comprobar que sus latidos se ralentizaban poco a poco… Y sonrió.

—Mmm… Esperaba algo más romántico, pero supongo que tendré que conformarme con eso.

Ashido se giró para entrar dando por finalizada esa impactante conversación. Pero, esta vez, fue Kirishima el que se quedó pasmado.

—¿Esperabas algo romántico? —Aunque recapacitó al momento—. Vale, te estás metiendo otra vez conmigo.

Ashido le observó por unos segundos de arriba abajo y, tras encogerse de hombros, sonrió con picardía.

—Quién sabe…

Y cerró la puerta dejando a un Kirishima muy atónito fuera.


— * —


Fin del Capítulo 37

23 Febrero 2020


Notas finales (desvaríos de la autora obviables):

De verdad que me ha costado mucho terminar este capítulo. Lo tenía escrito hasta que salen fuera a hablar, pero me quedé muy bloqueada en cómo terminar esta escena para ellos dos. Hasta la semana pasada no he conseguido que me venga una idea y, encima, me he pasado todo el tiempo reescribiéndola porque no terminaba de convencerme. En un principio, se me había ocurrido que fuese ella la que le invitase, pero luego me apareció esa especie de bronca entre Bakugo y Ashido y me pareció interesante que ella fuese considerada con la actitud de Kirishima, porque ya se ha mostrado varias veces que se preocupa por él. Pero luego no tenía idea de cómo hacer que Kirishima fuese algo más lanzado. No sé por qué, pero tengo la sensación de que se retraería mucho en este terreno. Supongo que es porque es un personaje muy «blandito». Es la contrariedad de su personaje: duro en el exterior y sensible en el interior. Y nada que pensara me cuadraba. Así que volví al origen de la idea e hice que Ashido fuese la lanzada. Al final, ha quedado una especie de «50-50», porque ella es consciente de que intentó invitarla, pero a la vez, ha tenido que semi-invitarle ella ^_^º

En fin, espero que os haya gustado el capítulo ;-D

¡Saludos!