CAPÍTULO 40. Sala de espera


Comentarios de los reviews:

Caro: Avisé que subiría capítulo cada dos semanas. No os iba a dejar esperando tanto ^_^º. Me ha hecho gracia que os dejara con esa intriga porque ni siquiera se me había pasado por la cabeza XD Tenía tan claro que lo importante era que se iba a llevar un susto por ello y provocar el accidente, que no me había puesto a pensar que os daría por elucubrar quién entraba XD. Perspectivas de quién sabe la historia y los que no XD. Sobre la «trituradora de manos», créeme que lo que pensará. El pobre va a acabar con trauma a este paso T_T. Del traductor de Google, alguna vez he leído alguno pasado por traductor y la verdad es que se leen bien. Pero tiene que ser un fic muy bien redactado y eso cuesta más encontrar.

Maria Violet: Me alegra que te guste tanto el fic, porque empieza a ser bastante largo como para releerlo por no tener otra cosa que hacer XD. Y bueno, el destino hizo que lo releyeras en el momento adecuado para darte el gusto con la actualización. Qué gracia XD. Sobre las vigilancias, hay cámaras, pero también patrulleros. A Bakugo y Midoriya el que los descubrió peleando fue un robot. Por eso siempre he contado con ellos y son los promotores de lo que pasa aquí entre los protas. Justo el capítulo de hoy contesta todo este tema, así que no me voy a meter en ello ^_^º. Pero el pobre robot no tiene culpa de nada, sólo hace su trabajo T_T. Y en cuanto al ¿abrazo? de Todoroki y Yaoyorozu... mejor no digo nada, muajajaja ^o^. Sobre el tema del castigo que comentas, ni siquiera me lo había planteado O_o. Es decir, tenían autorización para estar ahí y lo sucedido es un accidente. Ni se me había ocurrido que los castigaran O_o . Así que no, no los van a castigar. Suficiente susto se han llevado »_« . De cómo se queda Todoroki al final, pues imagínate: a Momo le ha ido por un pelo (eso te lo cuento en el cap de hoy). Y saber que ha sido «culpa» suya... tela. Hasta que no vuelva a abrir los ojos, lo va a pasar mal T_T. Y en cuanto a Wattpad, pues nada, como ya has releído el fic, ya haré el experimento con otro XD

B-Shira: No sé qué tipo de fics lees para que esto lo veas como un obstáculo insalvable. Madre mía, ¡con lo mala que puedo llegar a ser con las historias adultas »_«! ¡Este fic es un camino de rosas! Vale, no, eso es pasarse ^o^, pero te aseguro que esta historia es relajadita. A fin de cuentas, es una historia juvenil. Así que no sufras, porque aunque pueda escribir dramas, siempre dejo a mis protas juntos ;-D

Eclipseinmarcesible: Jajajaja, pero qué impacientes que sois XD. Dejadles a su ritmo. Piensa que todo el fic abarca como unos dos meses cronológicos. Bastante rápido van con lo que son ellos dos. Sobre cuándo actualizo, pues antes más o menos cada semana, pero he llegado a una sequía escritoril y estoy subiendo este pack de 5 capítulos que tenía medio escritos cada dos semanas. Pero después, no tengo más. Estoy a punto de terminar otro fic en otro fandom y espero que eso me dé más tiempo para terminar éste. De los fics de Fairy Tail ya me dirás qué te parecen, aunque el Jerza que tengo es justo el que menos me gusta de los tres. Fue un siroco que me dio por escribir esta historia tan tiernecita ^_^º

Gracias por vuestros reviews *o*. Os dejo con el capítulo de hoy. Espero que os guste ^_^º


CAPÍTULO 40. Sala de espera

Esta vez no los castigaría por días. No. Se iba a encargar de hacer un favor al mundo y acabar con sus miserables existencias.

Al menos, eso era lo que pensaba Aizawa cuando llegó a la clínica de la UA tras un aviso por parte de ellos de que dos alumnos suyos estaban en malas condiciones. Por eso, lo último que se esperaba encontrar cuando entró fue a Todoroki tirado en el suelo con la apariencia de haber salido de una película de terror.

Se detuvo alerta. Todoroki estaba sentado encogido en el suelo y tenía mucha sangre encima; sangre que, intuía, no era de él o le estarían atendiendo.

El hijo de Endeavor no era un chico violento ni de mal carácter como sí lo era su progenitor. No era de los que se metían en peleas absurdas con otros compañeros para demostrarse algo. Por eso, supo al instante que había pasado algo grave y, con las mismas, que tenía que ver con Yaoyorozu.

Ambos pasaban muchas tardes en el patio que les buscó del barrio de entrenamiento e imaginaba que ese día también habrían estado allí. Pero por algún motivo desconocido aún para él, los inocentes entrenamientos que había visualizado alguna vez que hacían habían acabado en aquello.

—¿Todoroki?

El chico le miró en el acto. Tenía los ojos rojos, por lo que dedujo que había estado llorando. Ver a un chico tan imperturbable como él en ese estado le impresionó más de lo que ya estaba.

Y eso hizo que se preocupara aún más por el estado de su alumna.

—¿Qué ha pasado? —le preguntó mientras se levantaba del suelo.

—No era mi intención —respondió con voz temblorosa—. Fue un accidente.

—Claro —corroboró él.

No quería que se sintiera culpable. Por sus palabras, supo que era parte activa del estado de Yaoyorozu, fuera cual fuese. Pero era muy consciente de que nunca haría daño a un compañero con intención.

—¿Cómo está ella?

—No lo sé… —Se llevó una mano a los ojos en un vano intento de ocultarle su aflicción—. Estaba muy mal y nadie ha salido para decirme nada.

Y no lo habrían hecho porque posiblemente los pocos efectivos de guardia estarían dentro. Era una clínica muy pequeña: sólo había un par de habitaciones y una sala de curas bien equipada. El personal se reducía a cuatro personas que se rotaban para hacer las guardias y dos robots de apoyo. Por eso, cualquier persona que hubiera en la clínica cuando llegaron, debía estar tras las grandes puertas de la sala de curas.

Le puso una mano sobre el hombro a modo de consuelo, aunque ni él mismo tenía muy claro cómo sentirse. Las palabras del chico no le estaban inspirando ninguna confianza sobre el estado de Yaoyorozu y eso le preocupó mucho. Igual que no era un chico violento, no era tampoco dado a dramatizar. Si estaba así, el asunto tenía que ser grave.

—¿Qué es lo que ha pasado? —insistió de nuevo.

Aunque se quedó igual que si no le hubiera preguntado. Todoroki hablaba muy rápido y de forma entrecortada, lo que al final terminó por alimentar su propio nerviosismo.

Fulminó a uno de los robots auxiliares que permanecía en la puerta. Estaban preparados para analizar las constantes y comportamientos básicos de los humanos a su alrededor. Y aunque entendía que en una persona normal echarse a llorar era habitual tras un accidente, en alguien del temperamento de Todoroki debía asemejarse a una crisis nerviosa.

—¡Eh! ¿Acaso no ves cómo está? —Vio al robot realizar un escáner visual del chico y resopló, porque cualquier resultado que le diera esa revisión no servía para este alumno en concreto—. ¡Tráele algo para que se tranquilice! —El robot se movió hacia el almacén acatando su orden—. ¡Y también algo de ropa!

En realidad, no debería tomarla con el robot porque no estaban programados para entender las emociones humanas, pero la situación estaba empezando a ponerle muy nervioso a él.

Volvió con una muda limpia, un vaso de agua y un par de pastillas. Se las tendió a Todoroki, el cual las rechazó al momento.

—Yo estoy bien —alegó.

—No, no estás nada bien —le contradijo, sólo para recibir otra negativa de su parte—. Tómatelas o te mando a tu habitación de inmediato.

Le miró desconcertado por unos instantes, aunque debió entender que no bromeaba. Cogió las pastillas y se las tomó. Entonces le dirigió a un banco que estaba a tan solo dos metros de donde lo encontró tirado y le instó a sentarse. Todos esos pequeños detalles eran los que le hacían saber que estaba aturdido y por eso sabía que tardaría más en sonsacarle lo que había sucedido que si revisaba las grabaciones del patio.

—Voy a intentar enterarme de cómo está —mintió. No sería muy prudente decirle que iba a mirar qué había ocurrido porque él no le estaba siendo de mucha utilidad—. Quiero que te quedes aquí sentado mientras los tranquilizantes te hacen efecto y después aproveches para ir al baño, te laves un poco y te cambies de ropa —terminó con las manos sobre la muda limpia.

No se movió hasta que al final asintió y se dirigió a una de las habitaciones para entrar en la intranet del instituto a través del móvil. Accedió a las grabaciones de las cámaras de vigilancia y por fin pudo hacerse una idea de lo que había sucedido.

Suspiró.

Los alumnos no podrían comprender el intrincado sistema de seguridad que protegía la UA. Y, por supuesto, tampoco se les ponía al corriente de él pues podría filtrarse y eso supondría una vulnerabilidad en la seguridad. Por lo tanto, ninguno de los dos podía ser consciente de las alarmas que saltarían ante el escenario de haber una chica tirada en el suelo siendo «inmovilizada» por la singularidad de un chico. Si cuando corrigiera el informe del incidente no se topaba con la etiqueta de «agresión sexual», podría darse con un canto en los dientes.

Volvió donde Todoroki el cual, para su sorpresa, había acatado sus instrucciones. Estaba sentado, esta vez en el banco, pero con la mirada perdida.

—No he podido ponerme en contacto con ellas. Estarán muy ocupadas enfocadas en curarla. Seguro que se pondrá bien.

No sabía muy bien si se lo decía al chico o a él mismo. La herida que tenía Yaoyorozu era muy extensa y había sangrado mucho… demasiado. No tenía muy claro siquiera el cómo había salido de ese patio. Pero estaba allí y Recovery Girl seguía con ella, lo que quería decir que de momento no tendría que darle una nefasta noticia a su familia.

Miró a Todoroki, que seguía con sus ojos en algún punto lejano del suelo. Algo como eso podría destrozar su prometedora carrera como héroe. Y no lo decía tanto por las consecuencias legales, sino por cómo lo encajaría él mismo. Acarrear con algo así era muy difícil, sobre todo para alguien tan joven como él.

Ni siquiera quiso pensar en esa alternativa. Yaoyorozu se repondría y todo quedaría en una mala experiencia. No habían sobrevivido a dos ataques de la Liga de Villanos para pasarles esto en una estúpida práctica.

Intentó entablar conversación con Todoroki, pero en realidad no supo qué decirle. Además, tenía la sensación de que estaba algo aletargado. Quizás los tranquilizantes habían sido demasiado fuertes para él, porque no se movía ni parecía muy centrado.

Cinco minutos más tarde el director llamó muy preocupado por el incidente; la noticia había llegado hasta él. Por protocolo, el primer avisado era el tutor del alumno, pero en un accidente así también se le notificaría al director. Le convenció para que no se presentara y lo hizo por exclusiva consideración a Todoroki. Si la clínica empezaba a llenarse de adultos preocupados, el chaval podría venirse abajo de nuevo.

Y una hora más tarde, Recovery Girl por fin salió de la sala; cansada, pero no con el semblante de alguien que iba a dar malas noticias.

—¿Cómo está? —preguntó como un resorte el que había parecido adormecido hasta el momento.

—Por suerte, se pondrá bien —respondió para tranquilizarlos.

En ese instante, sacaron en camilla a Yaoyorozu hasta una de las habitaciones. Estaba pálida como el papel y tenía dos vías de suero en el brazo ileso y en el hombro con un goteo bastante rápido.

—Ha sido una gran suerte el que le haya ocurrido a alguien como ella. —Tanto Todoroki como él miraron a la anciana tras esas palabras—. Esta clínica no está equipada para algo así —se explicó ante sus miradas desconcertadas—. Esto no es un hospital; no tenemos unidades de sangre como para una operación semejante.

—¿Y cómo se ha podido recuperar de una pérdida de sangre así? —preguntó Aizawa.

—Ahí es donde entra la fortuna de que haya sido ella. Personas como Yaoyorozu o Sato tienen un metabolismo más rápido de lo normal —expuso Recovery Girl mientras se acercaba a la cama ya instalada en la habitación—. Sus singularidades hacen que puedan ingerir algo y crear reservas o aprovecharlo casi al momento.

Aizawa sabía eso. De ahí que parte del entrenamiento que tenía con ellos era hacerles ingerir comida al tiempo que utilizaban su habilidad. Era un entrenamiento básico y habitual en héroes cuya singularidad se basaba en componentes de reserva de su organismo.

—Cuando me pregunté por qué había tardado tanto en sufrir un choque hipovolémico* con la arteria braquial seccionada y la herida del pecho me di cuenta de ello. —Señaló las dos botellas de suero que se iban consumiendo rápidamente—. He tenido que pedir más, pero por suerte, para ella, esas botellas tienen el mismo efecto que una transfusión de sangre.

Y por fin creyó entender a lo que se estaba refiriendo la doctora. La singularidad de Yaoyorozu era utilizar los lípidos de su cuerpo para crear objetos. Y de igual manera que reponía sus reservas lipídicas enseguida al ingerir alimentos, también su cuerpo debía ser capaz de reponer otros componentes como sangre o plaquetas. Al fin y al cabo, todo el metabolismo estaba conectado. De ahí que su cuerpo pudiera transformar el suero en sangre ante la necesidad.

—¿Y cómo están sus heridas? —preguntó.

—Ésa es otra historia —respondió la mujer—. La herida del brazo es la más aparatosa de la dos, pero la del pecho también ha sido muy peligrosa. Se le han roto dos costillas y le han perforado el pulmón. Por suerte, no la movieron demasiado en su trayecto, lo que ayudó a que no se agravara. He reparado la lesión, pero no va a poder moverse del hospital en varios días. Ahora mismo, esa herida es la más preocupante. La del brazo, aunque ciertamente representó el peligro más inmediato por desangre, ahora mismo sólo tiene que cicatrizar y curar. —Señaló el brazo y continuó—: La sección va por la parte interna y por suerte sólo ha afectado a un nervio que he podido reparar, pero le hemos tenido que poner cincuenta y ocho grapas para cerrarla. Le va a quedar una enorme cicatriz —concluyó contrita.

—¿No has podido utilizar tu singularidad para ayudarla? —preguntó Aizawa con curiosidad—. Te he visto curar lesiones peores.

—No creo que pueda hacerlo hasta dentro de un par de días y esté más recuperada. Mi Curación no es milagrosa: utiliza la propia energía del paciente para acelerar su curación, por lo que, en realidad, genera un desequilibrio interno —explicó ella—. Sin embargo, ahora mismo, Yaoyorozu tiene los niveles muy bajos en todos los aspectos. Gracias a los sueros, su cuerpo ha alcanzado algún tipo de estabilidad por él mismo. Si lo trastoco con mi Curación, podría agravar su estado. —Recovery Girl revisó los goteros y suspiró—. Son las últimas que nos quedan. Aún quedará un poco debilitada, pero parece estar fuera de peligro. No os preocupéis por ella; su metabolismo juega a su favor. Pero tiene que descansar —decretó.

La doctora se despidió alegando tener que escribir el informe médico y se quedaron en la habitación ellos dos por silenciosos largos minutos. Aizawa observó con detenimiento a Todoroki, quien se había quedado pálido. Ésa había sido toda su reacción a la explicación de Recovery Girl, o al menos, de forma externa. Por cómo lo había encontrado cuando llegó a la clínica, sabía que estaría desecho por dentro. Imaginaba que estaba sobreponiéndose por estar él presente.

—No me has preguntado qué hacíamos allí —murmuró de pronto sacándole de sus reflexiones.

No le había mirado, ni siquiera se movía; sólo contemplaba a Yaoyorozu con un semblante desvalido.

Suspiró.

—Imaginaba que ella no te lo diría. Se la veía incómoda ante la idea de confesar tus planes de entrenar por tu cuenta.

—Así que te lo dijo…

—Sí, yo te busqué el sitio —informó innecesariamente. Pero quería que supiera que estaba enterado desde el principio y que fue gracias a que ella hizo lo correcto que pudo entrenar tranquilo—. Yaoyorozu tuvo el buen juicio de contármelo y evitar que te expulsara.

—Cómo no… —ironizó.

—No deberías molestarte con ella —le malinterpretó.

—¿Y por qué lo haría? —repuso con una sonrisa triste—. Es más lista que yo. Es la mejor valorando qué hacer ante las circunstancias.

Aizawa le observó con cuidado cuando fue consciente de que ya no estaba tan inmóvil como al principio. Era evidente que Todoroki estaba tan impresionado con todo lo sucedido que no se había dado cuenta de que había empezado a acariciar el brazo de Yaoyorozu con cadencia.

—Sí, lo es —corroboró.

No reaccionó al gesto y tampoco quiso mencionarlo. El chico estaba a una palabra inadecuada de echarse a llorar. Sus ojos enrojecidos destacaban sobre un semblante pálido que contrastaba aún más con su cicatriz.

—Se va a poner bien, no debes preocuparte —dijo para tranquilizarle—. Ya has oído a la doctora: Yaoyorozu necesita descansar… y tú también.

Supo que su poco sutil indirecta fue entendida gracias a un ligero temblor de su barbilla. Aizawa suspiró. Culpable como se sentía, sabía que Todoroki no iba a moverse de allí por las buenas. Pero no conseguiría nada quedándose despierto y rumiando lo sucedido. Se había hecho de noche; sus compañeros ya habrían cenado e incluso algunos se habrían ido a dormir a pesar de empezar el fin de semana. Él debería estar haciendo lo mismo.

Pero estaba allí, erguido como un poste y con sus ojos clavados en su brazo vendado. Casi podía leer sus pensamientos, pero lo intentó de nuevo:

—Hace demasiado calor aquí —se quejó llevándose una mano a la frente para secarse el sudor—. Será mejor que nos vayamos ya. Mañana por la mañana…

—No pienso irme hasta que despierte —le interrumpió con voz temblorosa.

Si antes lo sospechaba, ahora tuvo la certeza: estaba haciendo el esfuerzo de no echarse a llorar. Todoroki había estado involucrado en varios incidentes en los que había salido gente herida y nunca había quedado tan descompuesto. Así que no sabía si estaba así por haber sido el artífice de ese accidente…

O porque los rumores eran ciertos.

Suspiró inquieto mientras miraba cómo continuaba con las caricias de su brazo.

Aquello era algo que había oído por casualidad de unos compañeros que lo hablaban en el pasillo. Se había alarmado en extremo al enterarse porque sabía que quedaban a solas sin relativa supervisión. Que dos adolescentes hormonados vivieran juntos suponía el segundo punto de preocupación de la directiva en cuanto al internado se refería y a él le había caído encima al término de un mes desde que se inició. Pero había revisado varios vídeos de los entrenamientos que hacían y no había detectado nada preocupante en ellos. Todo su comportamiento era el propio de dos amigos, de modo que, o bien sólo eran eso, o eran una pareja de lo más comedida, lo que dentro de lo malo le podía dejar dormir por las noches.

Miró a Yaoyorozu la cual estaba pálida como un fantasma. Cuando hacía un uso exhaustivo de su singularidad perdía bastante peso, pero jamás la había visto así de demacrada. Eso era un indicativo de lo al límite que había estado y Todoroki era plenamente consciente de ello. Por eso, si tenía algo con la chica, debía estar hecho polvo.

Le observó de nuevo y decidió darle una pequeña tregua. No era bueno que se quedara dentro todo lo que estaba sintiendo.

—Voy a los dormitorios a informar a tus compañeros. Intenta dormir —le pidió.

Todoroki asintió y Aizawa salió de la habitación. El chico tardó en cogerle la mano a Yaoyorozu y llevársela a la frente lo que él tardó en mirar por el ventanuco de la puerta.

Maldijo internamente.

Era lo que le faltaba por aguantar: una pareja en su propia clase.


Notas del capítulo:

*Choque hipovolémico: Se produce cuando la cantidad de sangre disminuye a un punto crítico y deja de llegar a todo el cuerpo (con las consecuencias que eso genera).


— * —


Fin del Capítulo 40

27 Septiembre 2020


Notas finales:

¡Joé! Si es que los shippea hasta el profe, jiusjiusjius... ^o^

Y bueno, he aquí lo que me fastidió que alguien, a dos míseros capítulos de que se revelara el engaño de Momo, me lo mencionara en un review. ¡La matooooo! En fin, nunca había tenido en mente que esto generara una bronca entre ellos. Primero, porque me cuesta mucho imaginarme a Shoto mosqueándose por algo así y, segundo, porque iba a suceder en un momento de la historia en el que Todoroki sería bastante transigente con Yaoyorozu (a fin de cuentas, la quiere). Así que si alguien estaba esperando que esto generara una ruptura de algún tipo entre ellos (que, al principio de todo, me dejasteis algunos reviews donde me decíais que creíais que habría movida entre ellos por esto), pues ya siento la desilusión ^_^º

Espero que os haya gustado el capítulo ;-D

¡Saludos!