CAPÍTULO 47. Reprimendas
Comentarios de los reviews:
Megaterio: Ainss... a mí también me gusta la amistad que tienen Deku y Todoroki. Me da la sensación de que Shoto no ha tenido tampoco muchos amigos y por eso me gusta ver esos pequeños momentos de confianza entre ellos que a veces nos brinda el manga *o*
Dani1505: Jajajajaja, el problema es que no consiguen aclararse. Pero tampoco es que sea una tormenta en un vaso de agua. Piensa que, desde la perspectiva de ambos, han sido rechazados por la persona que quieren. No es poca cosa ^_^º. Y no os preocupéis que ya queda poco para que estén juntitos *o*.
PD: Siento que tuvieras que volver atrás para saber por dónde iba el fic T_T . Sigo fustigándome por el megarretraso que sufrió el capítulo anterior T_T
MaguiePotterGranger: Me alegra que te haya gustado *o* Se me complicó muchísimo hacer la conversación porque tampoco tenía claro cómo manejar a estos dos personajes en algo tan delicado. Pero bueno, al final salió y me alegra que os gustara *o*
Mia Balzac: No te preocupes que TodoMomo vas a tener de aquí al final. Las cosas se van a poner tensas, pero ya queda poco ;-D
Ferg: Y yo demasiado feliz de que ya casi lo tengo acabado. Sólo me falta el capítulo final (que me va a hacer sudar T_T). Pero espero tenerlo para cuando corresponda »_«
Muchas gracias por vuestros reviews *o*. Os dejo con el siguiente capítulo. Espero que os guste ;-D
CAPÍTULO 47. Reprimendas
Al menos, no parecía enfadado cuando la saludó durante el desayuno. Tampoco lo pareció en las primeras clases de la mañana. Pero sabía que Todoroki se estaba limitando a ser cordial con ella; nada que ver a lo que habían sido los días entre su hospitalización y la invitación al baile.
Momo consideró de forma seria decirle que no la acompañara si con eso volvía al punto anterior. Pero sabía que no había manera de regresar a él si no aclaraban las cosas antes. Jiro tenía razón: debía descubrir si la actitud más cercana que había tenido hacia ella era por culpabilidad o no. Porque si los días anteriores habían sido forzados por su accidente, era probable que tuvieran que romper su amistad. No podría volver a confiar en él si sobrevolara sobre ellos la incertidumbre de hacer todo por el accidente.
La sirena que indicaba el inicio de la hora del almuerzo sonó y Momo miró su brazo izquierdo. Tal y como se esperaba, en la revisión que Recovery Girl le había hecho esa mañana antes de clases le había quitado la venda y las grapas. El brazo y la herida del pecho estaban totalmente curados a excepción de las cicatrices que le habían quedado.
—¿Puedes quedarte un momento? —le preguntó Momo sin mirarle.
Todoroki —que ya se había levantado—, asintió y se apoyó contra la mesa.
—Todoroki, ¿vienes con nosotros? —le propuso Midoriya.
—Ahora voy.
Midoriya miró a Yaoyorozu y después regresó sus ojos a él. Asintió.
—Te guardamos un sitio.
Salió el último de clase junto con Iida y cerró la puerta dejándoles a ellos dos solos dentro. Todoroki suspiró.
—¿Qué querías? —inquirió sin perder tiempo.
—Sólo quería decirte que no hace falta que vengas al baile conmigo.
—¿Prefieres ir sola? —preguntó con voz neutra—. ¿O has encontrado a otro?
—No —respondió con tensión—. Pero no quiero que te veas obligado a ir —le explicó mientras se levantaba—. No hace falta que lo hagas por mí.
—¿Y por quién lo iba a hacer, si no?
—¿Por alguien por el que no te sientas tan culpable? —replicó con un deje de humor que no pasó desapercibido para ninguno por el temblor con el que lo dijo.
Todoroki frunció ligeramente el ceño y Yaoyorozu se desabrochó el puño de la camisa para arremangársela y dejar a la vista el brazo. La horrible cicatriz que le recorría desde la muñeca hasta donde se perdía bajo la blusa quedó al descubierto y Todoroki contuvo la respiración al verla.
—Mira.
Momo hizo una pequeña matriohska de unos cinco o seis centímetros a la altura de la muñeca. Según la terminó y la apartó, en su lugar quedó una piel lisa y sin mácula que hizo que Todoroki suspirara de alivio.
—Gracias a Dios…
Le cogió la muñeca y pasó sus dedos por donde antes había estado una gruesa cicatriz marcada con los puntos de las grapas. Las suaves caricias le aceleraron la respiración, pero cuando éstas se extendieron delineando la cicatriz que pronto desaparecería, jadeó… y Todoroki lo escuchó.
—Perdona —se disculpó al instante quitando sus manos de ella. Tocarla tendía a hacerle perder la cabeza.
—No importa. —Momo se llevó la otra mano a la cara para esconder el intenso rubor que sentía en sus mejillas—. Qué vergüenza, lo siento.
—Ha sido culpa mía.
—No importa, de verdad —repuso sin poder mirarle—. Lo único que quería mostrarte es que no voy a tener secuelas. Así que no te sientas obligado a ir al baile conmigo por esto.
—No voy obligado —la contradijo.
—Claro que sí. Ayer estabas muy disgustado con la idea.
—No era por ir al baile; sino por lo que dijiste.
—¿Por lo que dije? —repitió desconcertada.
—¿En serio quieres que vaya al baile contigo por solidaridad?
Yaoyorozu se tensó, sin saber muy bien qué decir.
—Es que… no quería presionarte —contestó al fin.
—¿Presionarme con qué?
—Con ir por lo que hablamos el otro día en la clínica.
—¿Y por qué iba a molestarme? —Como, esta vez, sí que no contestó, Shoto suspiró—. De verdad que no te entiendo. El otro día estuvimos hablando de la posibilidad de ver a dónde nos llevaba esto y ¿días después me sueltas que soy tu último recurso para ir al baile acompañada?
—Sabes que eso no es verdad —se defendió al instante.
—¿Lo sé? —le cuestionó—. Porque eso no es lo que me pareció a mí.
—Quiero ir contigo.
—Pues dímelo claro. No puedes hacerme esto; tienes que ser más sincera conmigo.
—Siempre he querido ir contigo; desde que se propuso —matizó.
Shoto abrió la boca de la impresión y la miró fijamente. Se les había informado del maldito baile hacía ya tres semanas, pero él había pensado que el interés en que la acompañara había sido algo reciente debido a lo que les había sucedido en ese tiempo. A fin de cuentas, él incluso le había pedido empezar una relación poco después y ella le había rechazado. La lógica subyacente le decía que tampoco debería haber tenido interés en ir acompañada al baile por él en aquel entonces.
Se arrellanó sobre el escritorio y valoró otras opciones. Quizás de ahí viniera el que le hubiese invitado tres semanas después de esa forma tan desconsiderada. Desde inicio ella quería haber ido como amigos, pero como salió a la luz lo que sentía por ella, eso se lo torció. A fin de cuentas, era muy diferente querer ir a un baile que tener una relación afectiva.
Pero como no sabía cómo conseguir lo primero sin dar a entender lo segundo, había acabado por invitarle haciéndole sentir como la opción desesperada.
Shoto chasqueó la lengua y se cruzó de brazos disgustado ante la situación de verse zarandeado emocionalmente en función de lo que a ella se le pasara por la cabeza hacer.
—Eso es lo que me habría gustado oír ayer —resopló con voz severa.
—Lo siento… Me puse muy nerviosa —se disculpó con voz temblorosa—. No quería que sonara demasiado formal y se pudiera interpretar de otra manera. Así que pensé en hacerlo pasar por algo casual.
Shoto frunció los labios y suspiró con cansancio. Como sospechaba, Yaoyorozu era demasiado consciente de sus sentimientos y eso hacía que tuviera que medir cada gesto que tenía con él. Pero al hacerlo, liaba más las cosas entre ellos. Entendía que Yaoyorozu quisiera invitarle al baile como amigo, pero a la vez evitar darle unas esperanzas que no correspondían. Pero puesto que ella tampoco tenía mucho tacto con ciertos temas sociales, al final estaba siendo más hiriente que si lo hubiera dejado correr.
Miró la cicatriz parcial de su brazo, aunque realmente podría haber mirado a cualquier otro lado, mientras pensaba en la conclusión a la que había llegado el día anterior.
Debía poner distancia con ella.
Era algo que tendría que haber hecho desde el primer momento que vio lo mucho que le afectaba aquel asunto, por mucho que ella se negara a que lo hiciera. Pero no podía seguir sometiéndola a esa tensión. Empezaba incluso a valorar que lo que hablaron en la clínica fuese motivado por su miedo a perder su amistad y no por un incipiente interés en él.
Porque estas confusiones no sucederían si tuviese claros los límites hasta los que estaba dispuesta a llegar con él.
Shoto le cogió la mano y la acarició con el conocimiento claro de que podría ser la última vez que pudiera hacerlo así, y compuso una débil sonrisa.
—Deberías tener más confianza conmigo —le dijo.
—Lo intentaré; te lo prometo.
Aunque sabía que no lo iba a hacer porque ella se manejaba de puntillas a su alrededor.
Yaoyorozu puso su mano sobre la de él para atraer su atención.
—¿Por qué pareces de pronto tan desanimado?
—No es nada…
—Así que, ¿yo tengo que confiar más en ti, pero tú no en mí?
Obviamente, no era el caso. Pero si le decía ahora mismo lo que pretendía, le chafaría su esperado evento. Sin embargo, decidió decirle algo en pos de esa confianza, aunque fuese edulcorado.
—Como te decía, no es nada. Sólo que me gustaría que, una vez que pase todo esto, nos sentáramos a hablar las cosas con más calma.
Yaoyorozu sonrió y le apretó un poco más la mano.
—Vale.
Shoto se soltó de ella para marcharse hacia la cafetería donde le esperaban, sin embargo, Yaoyorozu le retuvo.
—Todoroki…
Con cierta confusión, él la observó sonrojarse cada vez más y, de pronto, de su brazo emergió una matriohska más grande que la anterior, la cual dejó en su lugar una porción más extensa de piel inmaculada.
—Para ti. —No le miró cuando se la dio y, de hecho, se tapó la cara con las manos tras liberarse de la muñeca—. No lo abras hasta que me vaya.
Lo cual hizo al instante siguiente. Shoto se quedó mirando la puerta desconcertado con el juguete en la mano. La había visto hacer matriohskas infinidad de veces como para saber que, cuando tenían ese tamaño, era porque había algo dentro.
La desenroscó con curiosidad y lo primero que encontró fue un papel doblado. Nunca dejaría de sorprenderle que pudiera crear objetos tan elaborados, ya fuese un cañón o una muñeca con regalos y carta escrita incluida en su interior.
Desdobló el papel y lo leyó:
«Cuando consiga que estemos juntos, me haré el mío».
Shoto hizo a un lado el papel y sonrió al sacar el llavero que había creado. Era bastante cursi, pero no le importó. Yaoyorozu los había convertido en dos chibis que se agarraban de la mano y tras ellos sobresalía un corazón donde se podían leer las palabras «I love you».
Lo aferró en la mano, sin poder comprender cómo alguien podía cambiar su ánimo en cuestión de segundos. Él quería llevar a cabo su resolución… por el bien de ambos. Pero, entonces, ella hacía algo que acababa por devolverle al punto inicial de querer quedársela.
Así no había manera de distanciarse de ella.
Abrió la mano y miró de nuevo el llavero. Sonrió al reafirmar lo cursi que era; el típico objeto que podrían llevar las chicas, pero no los chicos. Por desgracia, sabía que no se desprendería de él. Era una última esperanza renovada del tibio interés de Yaoyorozu en él.
Y, por supuesto, él no tenía ningún inconveniente en que Yaoyorozu se hiciera el suyo propio.
— * —
Fin del Capítulo 47
18 Julio 2021
Notas finales:
Bueno, bueno, bueno... y de aquí ya, ¡a la recta final! ^o^º. El próximo capítulo es el inicio del festival cultural. Sólo hemos tardado... esto... ¿30 capítulos »_«?, en llegar hasta aquí. Pero por fin se llegó y queda ya una miseria de fic: 4 capítulos y epílogo. Ainsssss, qué ilusión ver otra historia acabada *o*
En fin, espero que os haya gustado el capítulo ;-D
¡Saludos!
