Capítulo XXIII: La Entrega de Regalos

Tres días después de que Daichi recogiera los huevos de cuervo y Kai le confesara la verdad a Komichi, llegaron a los buzones de los Arcángeles y aliados residentes en Shizuoka unas preciosas tarjetas de invitación. ¿Para qué? La boda de Shinobu. Por supuesto, al ser una persona reconocida en la ciudad los medios locales hablaron algo al respecto, pero el Arcángel del Caos quería ser lo más discreto posible.

Ishizaki acababa de llegar de su entrenamiento con el Jubilo Iwata cuando revisó su buzón. A excepción de las facturas de servicios públicos, rara vez le llegaba algo en el correo. Pero esta vez encontró la tarjeta de invitación y quedó mudo. La leyó y releyó, pensando en qué hacer, pues la invitación era para él y Yukari, y aún seguían de pelea.

Sin embargo, Ryou decidió tragarse su orgullo. Tomó decididamente el teléfono y marcó a casa de su novia.

-¿Hola? Habla Kumi.

-Hola, Kumi-san. Soy Ishizaki.

-Ah, hola. ¿Qué ocurre? ¿Quieres hablar con Yukari?

-No sabes cuánto te lo agradecería.

Aunque oyó los gritos de Yukari diciendo que no quería hablar, Kumi igual le hizo el favor a Ryou de pasar a la joven dolida.

-¿Yukari? Soy yo, Ryou.

-¿Ahora qué quieres?

-Sólo… Sólo quería pedirte perdón. Sé que no he tenido mucho tiempo para verte por culpa de mis entrenamientos, y la vez pasada fui muy grosero contigo por no querer salir contigo sólo por estar cansado.

-¿Y?

-Sé que pedirte perdón no es suficiente, pero te necesito, preciosa. Te necesito y mucho. Ni siquiera alcanzas a imaginarte lo mucho que me duele que estés así conmigo.

-Pues más me duele a mí que no saques un poco de tu tiempo para que estemos los dos juntos.

Y ahí se le presentó la oportunidad en bandeja de plata a Ryou.

-¿Y si te dijera que estamos invitados a un matrimonio y quiero ir contigo?

-¿Cómo? ¿De quién?

-¿Te suena el nombre de Kurobane Shinobu?

-Por supuesto; es amigo tuyo, ¿no?

-Pues sí. Se casa al fin, y la boda es la próxima semana.

-Pues bien por él. Después de dejar las tornamesas no lo volví a ver.

-Y bien… ¿Querrías ir como mi pareja al matrimonio? Además, no soy capaz de bailar como bailo si no es contigo.

-Déjamelo pensar –y Yukari colgó.

Ahí estaba Ryou, con el corazón en la mano, más nervioso que nunca. Ésta era la única oportunidad que tenía para arreglar las cosas con Yukari. Sin embargo, el timbre del teléfono le hizo brincar del susto.

-¿Hola? Habla Ishizaki.

-¿Ishizaki-kun? Soy Misaki.

-Hola, Misaki-kun. ¿Recibiste la tarjeta?

-Más que eso; soy padrino de la boda.

-¿Cómo?

-Shinobu considera a Jinko como su hermana menor, y como ella y yo… –hubo una pequeña y nerviosa pausa por parte del Arcángel del Agua. -…somos pareja, entonces seremos los padrinos de la boda.

-Vaya suerte que te toca, amigo. Entonces vas a ir con ella, ¿no?

-. ¿Y tú con quién irás?

-Pues estoy rogándole al cielo que Yukari quiera ir conmigo. Como estamos de pelea… Y sin embargo le pedí disculpas y todo.

-Dale tiempo al tiempo, Ishizaki-kun. Verás que todo se soluciona.

-Eso espero, Misaki-kun –y después de despedirse y colgar, Ryou se sentó en el sofá de la sala; había estado de pie desde que habló con Yukari.

"Dios mío, si existen los milagros, que por favor Yukari vea lo arrepentido y herido que estoy…" –era lo único que acertó a pensar el Monkey Boy, evitando en lo posible el derramar lágrima alguna.

Y sin embargo… Sonó el teléfono.

-¿Hola? Habla Ishizaki.

-¿Ryou? Soy yo, Yukari.

-¿Lo pensaste?

-Sí, lo pensé, e incluso lo consulté con Kumi. ¿Me recogerías ese día para ir a la boda?

-¡Pero por supuesto que claro que sí! –Ryou estaba que no cabía en sí de la dicha. –Cuenta con ello. Sólo es que me llames y en menos de cinco minutos estaré ahí.

-Y por cierto… Te perdono.

¿Qué más podía pedir Ishizaki Ryou en ese momento a la vida?

Entretanto, Taro estaba escribiendo unos mensajes electrónicos a algunos de sus amigos. Jinko no se hallaba allí, pues había quedado muy cansada ese día. Sin embargo, ambos recibieron la tarjeta de invitación, y como ya lo saben, ellos no dudaron en aceptar ser los padrinos de la boda, aunque tan sólo fueran una pareja de novios.

Concentrado como estaba, Taro a duras penas le ponía atención a la música que oía en ese momento (De hecho estaba oyendo algo de jazz), y aunque no era tan rápido como otras personas para digitar, por lo menos no le llevó tanto tiempo escribir el mensaje para su amigo Hikaru (N de A: Misaki no es tan rápido para digitar como yo nn, y Hikaru es el mismísimo Matsuyama Hikaru ;))

Terminó de enviar los mensajes, y apagó su computadora portátil. Estaba cansado, pero en quince días terminaría su rehabilitación, y no había pensado en 'adelantar' un poco su recuperación. Igual si lo hubiese pensado, ni a él, ni a Jinko le habría agradado la idea; eran muy apegados a las reglas.

Además, si lo hubiese hecho, no habría podido pasar el suficiente tiempo como para que el se enamorara como se enamoró del Arcángel de la Oscuridad.

Auque no tenía la mente en blanco, Taro no estaba pensando en algo en especial mientras tomó un libro que le había regalado su padre y se puso a leerlo… Aunque el teléfono le sorprendió, haciendo que él dejara escapar una ola de energía y tumbara un portarretratos que por suerte no se rompió.

Contestó el teléfono, y para suerte de él…

-¿Hola? Habla Misaki.

-¿Misaki-kun? Soy yo, Azumi.

-¡Azumi-san! ¿Cómo estás?

-Bien, gracias. ¿Y tú cómo estás?

-Mejor, gracias… -y Taro no pudo evitar reírse un poco.

-¿En serio, Misaki-kun?

-Sí. Además, estoy preparándome para la boda de un amigo.

-¿Cómo? ¿Quién se casa?

-Un amigo mío… Y que también era amigo de Wataru. Su nombre es Shinobu.

-Creo haber oído sobre él. ¿No es él dueño de una discoteca?

-Sí, ese es.

-Entiendo. Por cierto, oí un rumor sobre ti

-¿Qué?

-Por ahí había oído que hace unos días te vieron en un restaurante de Shizuoka con una joven… Y que los veían muy cariñosos.

-Ah…Creo que no te lo había contado.

-¿Qué no me has contado?

-Que bueno… Tengo novia.

En Francia, Azumi sonrió al oír lo que su amigo le había dicho.

-Pues, la chica debe ser muy afortunada. ¿Dónde la conociste?

-Es la asistente del doctor que está tratando mi lesión. También era amiga de Wataru. Su nombre es Imawano Jinko.

-¿El Arcángel de la Oscuridad?

-¿Cómo lo sabes?

-Recuerda con quién hablas: La ex-novia del Arcángel del Odio. Wataru me contó sobre los demás, pero hablaba con mucho cariño de Jinko. Era como una hermana para él.

-Bueno, pues ahora es mi… Mi novia.

-Vaya afortunada. Bueno, llamaba para saludarte.

-Gracias, Azumi-san –y con eso terminó la llamada. Claro, Misaki no podía evitar sentirse contento. A pesar de haber sido siempre un 'amable trotamundos' por el trabajo de su padre, y después por las circunstancias, por suerte hizo amigos por donde iba gracias a su amabilidad… Y sí, su dulzura.

Después de eso recogió el portarretratos que se había caído y volvió a tomar el libro que estaba leyendo.

Y mientras leía, no notó que alguien entró a su apartamento usando la llave… ;D. Él estaba absorbido por el libro, hasta que alguien le tapó los ojos.

-¿Quién es? –preguntó Taro en voz alta sin recibir respuesta alguna. Volvió a repetir la pregunta, y por temor a que fuera alguien que no sabía de su verdadera condición no intentó leer la mente de la persona que le estaba tapando los ojos… Hasta que sintió que alguien le había dado un beso en la frente.

Y al quitarse las manos de quien le tapaba los ojos de su cara, notó con gran alegría quién era.

-Pensé que estabas muy cansada…

-Pensé que me habías notado –dijo Jinko, aún de pie.

-No… Estaba muy concentrado en el libro que estaba leyendo.

-Ah, ya… Por cierto, Taro, ¿ya sabes cuándo es la boda de Shinobu exactamente?

-Claro. Pero pensé que lo sabrías tú; tú eres la más cercana a Shinobu.

-No me llegó la tarjeta.

-Bueno, es pasado mañana.

-Y hoy es la entrega de regalos. ¿Vamos?

Claro, Taro no se había dado cuenta de que su novia tenía un hermoso vestido de raso añil puesto. Se veía más que preciosa.

-Dame un instante y me arreglaré en menos de lo que canta un gallo.

Misaki se teletransportó a su habitación (le dio flojera caminar :P) y se arregló lo más rápido y mejor que pudo. Al final, se puso un conjunto gris pizarra, una camisa blanca y una corbata gris con delgadas líneas blancas… Y olía a colonia ;).

-¿Vamos entonces?

-Contigo así… Voy hasta el fin del mundo –dijo Jinko, sonriendo. Por suerte ella llevaba el regalo, así que lo único que hicieron fue pedir un taxi e irse al apartamento de Shinobu.

Al llegar…

-Bienvenidos, y muchas gracias por venir –dijo la prometida de Shinobu, recibiendo el abrigo de Jinko.

-No; gracias a ustedes por invitarnos –respondió Misaki cortésmente.

-Bueno… No hay mucho en realidad, pero sigan.

-Tampoco es gran cosa lo que pudimos traer, pero espero que les guste –respondió Jinko.

Claro, una vez entraron notaron que varias personas ya habían llegado, incluyendo a Ishizaki y Yukari, quien tenía un hermoso conjunto color ciruela.

-Misaki-kun, Imawano-san, qué gusto volver a verlos –dijo la novia de Ishizaki.

-Lo mismo digo –dijo Taro, divertido. Yukari cambiaba poco, por no decir que nada.

-Misaki-kun, Jinko, gracias por venir –dijo Shinobu, contento. A pesar de estar dentro de su amplio apartamento, el joven próximo a casarse no se quitaba sus lentes oscuros ni por descuido.

-Para nada… Gracias a ti por invitarnos, Shinobu-san –dijo Jinko. -¿Estás nervioso?

-¿Bromeas? ¿Quién no estaría nervioso a dos días del día más importante de su vida?

-Sabrá Dios quién.

-Esto, Shinobu-san… -comenzó a decir Misaki. –Perdona por ser indiscreto, pero, ¿por qué usas lentes oscuros dentro de tu propio apartamento?

-Supongo que Jinko nunca te comentó por qué, ¿verdad?

Misaki admitió que no.

-Mis ojos son muy sensibles a la luz. Por eso uso lentes oscuros todo el tiempo; son prescritos por el oftalmólogo.

-Debe ser muy difícil para ti salir en días soleados entonces, ¿no?

-No, gracias a mis lentes.

-Entiendo.

-Cambiando de tema, ¿se han dado cuenta de que no han pasado más sucesos últimamente? –dijo Shinobu, de repente muy serio.

-Tienes razón. Desde hace varios días ya ninguno de ellos ha vuelto a atacar.

-Más exactamente… Después de la desaparición de Tooru –dijo Misaki, tratando de no parecer sombrío. Sin embargo, sonó el timbre del apartamento y Shinobu fue a abrir la puerta, pues su novia estaba conversando con algunas amigas.

Kai estaba ahí, junto con su amiga Komichi.

-¡Kai! Pensé que no podías venir.

-Logré llegar a tiempo, creo.

El joven Kage no Tsukai estaba elegantemente vestido de negro, mientras su amiga tenía un bonito vestido del color de las flores de cerezo.

-Y veo que trajiste a tu no… digo, amiga.

-¿Qué ibas a decir? –preguntó Kai, mirando a Shinobu con ojos asesinos ¬¬.

-Nada; un desliz de la lengua.

Momentos después Kai se dirigió hacia donde Jinko y Taro estaban, junto a Komichi, quien no podía creer la suerte que tenía su amigo.

-Komichi-chan, te presento. Ellos son Misaki Taro…

-Mucho gusto.

-… e Imawano Jinko.

-Un placer conocerte.

-Son amigos míos desde hace mucho tiempo.

-Mu, mu, mucho gusto… Mi, mi, Mito Komichi.

-El gusto es nuestro, Mito-san –respondió Taro, con su típica sonrisa de caramelo. –Me alegra ver que Kai-kun tiene una buena amiga en ti.

-Eh, yo… Muchas gracias.

Komichi no podía creer que tenía en frente a nadie más ni nadie menos que Misaki Taro, uno de los mejores jugadores de la Selección Japonesa de fútbol, y a su novia.

-Por cierto, ¿cómo va la preparación para el Torneo Nacional? –preguntó Jinko a Kai.

-Viento en popa. Espero que este año ganemos el Torneo, pero hay muchos equipos fuertes este año.

-Sin embargo, con el liderazgo de Kai-kun el equipo llegará a la final del Torneo. Estoy segura de eso –dijo Komichi, al fin hablando sin tartamudear.

-Ese es el ánimo –dijo Taro, divertido. Iban a seguir hablando cuando Shinobu llamó la atención de los presentes.

-Amigos, y amigas, por favor denme un minuto de su tiempo. Mi prometida, aquí presente, y yo, queremos darles las gracias a todos ustedes por venir. Todos ustedes han sido testigo de nuestra vida juntos, desde hace ya cuatro años…

-Y seis meses –puntualizó la novia de Shinobu.

-Gracias, cariño. Como les dije, todos ustedes han sido testigos de este largo tiempo en que hemos sido pareja, y por eso no hallo más manera de agradecerles a todos ustedes el haber estado ahí más que invitándolos hoy a la entrega de regalos, y en dos días a la ceremonia. A todos ustedes, incluyendo a los que por razones de fuerza mayor no pueden estar aquí.

En ese momento Shinobu se refería a los Arcángeles que no estaban en Shizuoka, fuera por estar en sus países de residencia… O por no estar en este mundo.

La velada siguió su curso, aunque los jóvenes de preparatoria que estaban allí tuvieron que irse temprano por regla general.

Entretanto, en otra casa, Natsuko vio con sorpresa los huevos de cuervo que Daichi había rescatado. El chico había decidido empollarlos de alguna manera, y para eso se valía del nido, junto a varios trapos viejos y una lámpara que mantenía encendida todo el tiempo.

-Daichi, ¿me puedes hacer el favor de explicarme esto? –dijo ella al ver el montaje.

-Son unos huevos de cuervo que quedaron desamparados. Mataron la mamá de estos huevos de una pedrada, y el padre no apareció. Por eso decidí empollarlos.

-¿Y acaso no has oído de "cría cuervos y te sacarán los ojos?"

-Claro, pero no lo creo. Es sólo un refrán.

-Ay, Daichi… Pero no digas que no te lo advertí después.

-Ya lo sé, mamá.

Y por eso Daichi cuidaba celosamente su nido. Por supuesto, decidió con contarle a nadie sobre ello, aunque quería contarle a Tsubasa sobre ello. Sin embargo, ¿cómo reaccionaría su hermano al saber de ello?

"Conociendo al Tsukai, reaccionaría igual que los demás" –respondió Shiro en la mente del menor de los Ozora.

-En todo caso me voy a encargar de los pajarillos. No soy tan desalmado como para dejarlos a la intemperie sin protección.

Y Shiro tuvo que admitir que Daichi tenía la determinación de su hermano mayor.

-Sé que lo tengo; soy el hermano del Kami no Tsukai.

Al otro día, Shinobu despertó, algo nervioso. La entrega de regalos fue espectacular, y mañana prometía ser un día sin igual. Sin embargo, tenía un temor bastante razonable: ¿Y si alguno de los Contraarcángeles, o aún peor, el mismísimo Guía Negro atacaba en medio de la boda?

"Ojalá no" –pensó.

Por suerte era sábado, y hacía un bonito día, por lo que el Arcángel del Caos decidió salir a tomar aire fresco. Después de colocarse una sudadera, una camiseta y sus famosísimos lentes oscuros, Shinobu salió del apartamento.

Caminó un bueeeeeeen rato por Shizuoka, respirando el aire matutino. Como le sucedía (y sucede) a su colega el Arcángel del Viento, salir a caminar por las mañanas hacía sentir vivo a Shinobu. Como ni siquiera eran las siete de la mañana, no se tropezó con alguien conocido…

O al menos eso creía él.

Mientras pasaba por un plácido parque, sintió un horrible escalofrío. No se atrevió a ver quién estaba detrás de él, pero de inmediato supo quién era al oír su voz.

-Supe que te casas, Arcángel del Caos.

-¡Carlos Santana!

-Me halaga que sepas mi nombre.

-Me ofende que sepas de mi boda.

-¿Y es que acaso es un secreto? –los fríos ojos grises del brasilero centellearon.

-No, pero no quiero que ustedes lo sepan.

Santana no respondió, pero las temidas marcas bajo sus ojos aparecieron, dándole otro escalofrío al joven comprometido.

-No me digas que tu regalo de bodas para mí es mi muerte.

-Eres muy perceptivo, Arcángel del Caos.

-Pues qué lástima, pero ese regalo no lo puedo recibir.

Mientras Shinobu distraía a Santana con sus comentarios, en su mente rogaba porque alguien llegara a ayudarle.

Sin embargo, no pudo distraerlo más. Santana hizo aparecer sus kathars y atacó a Shinobu, quien aunque intentó evitar el ataque, salió lastimado en un hombro. El ex–D.J dejó escapar un quejido de dolor, pero eso espoleó a Santana, quien se lanzó otra vez en pos del Arcángel Negro.

Y sin embargo…

-¡Furia de la Tierra!

Por suerte Ishizaki andaba por allí, y supo de inmediato qué pasó. Corrió lo más rápido que pudo (y eso que el medir 1.76m. y pesar 67 Kg. hacía que la velocidad no fuera su fuerte), y atacó al ver que el Arcángel del Caos estaba herido ce consideración.

-¿Otra vez en las andadas, Santana?

-¿Otra vez metiéndote donde no te llaman, Macaco?

-Te equivocas, soccer cyborg. Mi amigo aquí pedía ayuda y acudí a ayudarle. Y ahora que me pregunto algo… Si tuvieras que pedir ayuda, ¿alguno de tus compinches vendría a salvar tu pellejo?

-No necesito la ayuda de nadie. ¡Apocalipsis!

No se sabía a ciencia cierta si el ataque de Santana era a propósito o era una distracción, pero ni Shinobu ni Ishizaki querían saberlo.