Capítulo XXV: El Sacrificio de Jinko
Por supuesto, la boda se interrumpió por un rato, mientras Shinobu al fin conoció, o más bien se reencontró con su madre, Akira, y conoció a su medio hermano menor, Takanori.
Unos cinco minutos después, Shinobu y su novia dieron el sí, ya con un par de invitados más ;). Cuando el padre dijo "puede besar a la novia", toda la gente dentro de la iglesia prorrumpió en aplausos, siendo la madre de Shinobu la que más emocionada estaba.
Después, en la fiesta, la mayoría de invitados conversaban tranquila y alegremente sobre la boda, a excepción de Taro, Jinko, los novios, y la madre y el hermano de Shinobu.
Por supuesto, varios años de vivir con su padre, y después totalmente solo bajo la custodia de un tutor hicieron que Shinobu tuviera demasiadas preguntas, siendo "¿Por qué durante tanto tiempo no pude saber de ti?" la más importante.
-La verdad tenía miedo de que Mitsuji no dejara que yo supiera de ti y viceversa, y después fue por miedo a que me rechazaras –respondió Akira, en medio de lágrimas.
-Pero como ves, mamá se casó con mi padre, y bueno, heme aquí –dijo Takanori.
-Son cosas muy complejas las que han sucedido; ahora mismo no sería realmente el momento para explicarlo todo, si no más bien para celebrar dos cosas: el matrimonio de Shinobu, y el reencuentro con su madre -dijo Misaki, siempre conciliador.
A lo que todos estuvieron de acuerdo.
Los novios bailaron el vals, con una sonrisa en los labios (Shinobu lleva la música en la sangre… Y es un gran bailarín, aunque no tanto como Ishizaki ;)) Algunas otras parejas estaban bailando, y a veces se intercambiaban las parejas. Jinko bailaba con un ex-compañero de universidad de Shinobu, mientras Taro estaba sentado por su lesión.
Y mientras estaba sentado, Misaki observaba las lentas evoluciones del vals que bailaba su novia, quien llevaba un hermoso vestido de terciopelo negro. Se veía muy hermosa… Demasiado hermosa.
"¿Acaso no estaré soñando, y despierte y resulte que todo esto ha sido un sueño, que Jinko y yo…?" –pensó Taro por un instante. Tan distraído estaba que no se dio cuenta de que el vals terminó y Jinko caminaba hacia él.
-Taro-kun. Taro-kun… ¿Estás ahí? –preguntó la joven, extrañada al ver que Misaki no respondía. Incluso pasó una mano frente a la cara de Misaki, pero no obtuvo respuesta.
"Está en las nubes. ¿Qué le pasa?" –y lo único que acertó a hacer el Arcángel de la Oscuridad fue pellizcarle suavemente la mejilla.
Sobra decir que funcionó.
-¿Eh…? Lo siento, Jinko-chan… Creo que me fui más allá de las nubes.
-Dime algo que no sepa…
-El hijo de Auguste Renoir fue cineasta…
-Oye, lo dije en sentido figurado.
-Lo sé. Sólo estaba tomándote del pelo –y ambos se echaron a reír.
Un momento después Ryou y Yukari se acercaron a donde estaban Misaki y Jinko.
-¿No les pareció hermoso ese reencuentro? –preguntó Yukari, quien llevaba puesto un vestido verde musgo.
-Todos lo son, Nishimoto-san.
-Sí… Aunque algunos resultan más dolorosos que hermosos –dijo Misaki, su cara ensombrecida.
-¿Por qué lo dices?
Misaki no dijo nada más, pero Ryou entendió de inmediato qué fue lo sucedido.
Recordó que después de que Tsubasa se fue a Brasil, cuando ya todos estaban en la preparatoria, Misaki regresó a Japón… Muy cambiado.
Aunque seguía siendo el mismo joven amable, tranquilo y dulce, había un dejo de tristeza en su mirada y en su voz.
Y fue en esos tiempos cuando Misaki le confió una triste historia al Arcángel de la Tierra, después de que Ishizaki le rogara que le contara lo sucedido, pues le preocupaba su amigo.
Al principio Misaki se mostró un poco renuente, pero al final le contó lo sucedido antes de irse a vivir a Europa, cuando volvió a ver a su madre, Yamaoka Yumiko.
Él no la había visto desde que era un chiquillo, pero el verla allí, con una niña, le hizo pensar que esa casa no era su lugar.
Su lugar fue al lado de su padre, con problemas y todo.
"Claro, el ver este reencuentro debió deprimir a Misaki. Lo mejor será hablarle, y mantenerlo alejado de las bebidas, valga el chascarrillo."
Y manos a la obra, Ishizaki. Con una sola mirada le pidió a Yukari y a Jinko que se retiraran un momento, pues necesitaba hablar a solas con el joven que se veía bastante entristecido.
Una vez las chicas se apartaron…
-Oye, Misaki-kun, ¿qué te pasa?
-No, no es nada…
-A mí no me engañas, Misaki. Recuerda que tengo un pequeñísimo poder que me permite…
-Que te permite saber qué pasa en realidad.
-Exacto.
Misaki respiró profundamente y resignadamente le contó lo sucedido a Ryou. Era justo lo que el Arcángel de la Tierra se temía.
Ryou no supo realmente qué decir… Hasta que sólo dijo que uno no podía remover los escombros del pasado.
-El pasado es el pasado, y nada se puede hacer. Pero no por eso tienes que olvidar el pasado, ¿sabes? Uno debe recordar las cosas bonitas que sucedieron, no lo negativo.
-Ishizaki-kun… ¿Cómo es que puedes decir eso?
-Sé que mi infancia fue normal, y mi adolescencia… No tanto. Podré haber sido una persona sin grandes problemas como los tuviste tú, Tsubasa, Wakabayashi o Hyuga, pero igual siempre trato de recordar las cosas buenas de mi pasado.
"Siempre trato de recordar las cosas buenas del pasado…"
Misaki escuchó lo que le dijeron atentamente, y trató de hacerle caso a su amigo, pero no podía evitar pensar en su madre.
-Sin embargo… Hay algo que no me deja en paz, Ishizaki-kun.
-¿Qué es?
-Que bueno… La verdad nunca le hablé a mi madre, y estoy muy arrepentido de ello.
-¿Y por qué no mejor haces algo al respecto en vez de lamentarte? Ahora mismo no, porque ni es el momento, ni es el lugar, pero mañana puedes hacer algo al respecto.
-Sí… Lo haré entonces. Gracias, Ishizaki-kun.
-Hey, para eso estamos los amigos, ¿no?
Rato después Yukari y Jinko regresaron, cuando ya Taro estaba otra vez de buen humor.
-¿Qué te pasó, Misaki-kun? –preguntó Yukari.
-Es un asunto que sólo Ishizaki-kun sabe, y que prefiero que sólo él lo sepa.
-Ah… Pero es que te veías muy deprimido. ¿Ni siquiera le vas a contar a Jinko? Y eso que ella es tu novia.
-Nishimoto-san… Hay cosas que es mejor no saber, y que prefiero no saber. Eso es lo que se llaman secretos, y cada quien es libre de tenerlos –respondió la joven doctora, colocando una mano en el hombro de su hombre ;).
Momentos después, la novia de Shinobu se dispuso a lanzar el ramo, por lo que las mujeres invitadas a la fiesta hicieron un grupo bastante nutrido.
Yukari haló a Jinko para que también intentara atraparlo, aunque el Arcángel de la Oscuridad se veía algo incómoda.
-Pero Nishimoto-san…
-¿Acaso no lo sabes? Si tienes la suerte de atrapar el ramo será porque serías la próxima en casarte.
-Pero si Taro y yo a duras penas llevamos meses…
-¿Qué no sabes que nada se pierde con intentarlo…?
Jinko no respondió. Sólo se limitó a suspirar y se unió al grupo de mujeres, muy a pesar suyo (;D)
-¿Listas? ¡Ahí va! –y la feliz novia lanzó el ramo de lirios. Claro, el ramo rebotó en las manos de varias jóvenes… Y llegó a las manos de Jinko con unos cuantos pétalos menos.
-¿Quién atrapó el ramo? –preguntó la recién casada.
-Pues… Yo –dijo Jinko, avergonzada, buscando un agujero dónde esconderse.
-Excelente atrapada, Jinko-san –dijo Yukari, sonriendo.
-Eh, sí. Con permiso –y la joven se retiró a 'empolvarse la nariz' (más bien a buscar un agujero en la tierra y meterse allí)
Mientras tanto Misaki tenía el ramo en la mano después de que Jinko se lo diera para que lo guardara.
-Pobre Jinko… Se nota que ella no está muy acostumbrada a todo esto, pero está haciendo el esfuerzo por Shinobu-san –se dijo, mientras aspiraba el aroma de los lirios.
Y cuando menos se lo espera uno… Llegan los problemas.
Taro, Ryou, Jinko y Shinobu sufrieron el ataque de dolor. No al mismo tiempo, pero sí con la suficiente fuerza para hacer entrar a los invitados en pánico.
Shinobu estaba con su esposa, Akira y Takanori cuando lo atenazó la advertencia.
-¡Shinobu! –exclamó la recién casada, tratando de sostener a su esposo.
-¡Takanori, ayúdalo! –dijo Akira, aterrada.
-Hermano, ¿qué te sucede? Ojalá no sea un infarto –dijo el joven, sosteniendo a Shinobu con todas sus fuerzas.
Entretanto Ryou estaba jadeando después de que cesara el ataque, pero Yukari estaba muerta del miedo. Ésta estaba al borde de las lágrimas, pero el Arcángel de la Tierra se esforzó en ponerse de pie y comenzó a formar la barrera.
Jinko también había sufrido el ataque mientras estaba en el tocador, golpeándose la zona de los riñones con el lavabo. Sin embargo, se concentró en reponerse y corrió a ver lo sucedido.
Misaki estaba en medio del ataque, haciendo el mayor esfuerzo por no gritar para no asustar a la gente, pero la gente había salido de ahí muerta del pánico.
-¿Por qué tuvo que darme este ataque ahora? –musitó Ryou entre dientes, pues no había visto nada.
-¿A quién están atacando, o a quién atacaron? –se preguntó Jinko, mientras caminaba con una mano en su región lumbar hacia Taro, quien aún sufría el ataque.
-¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué no veo nada? –dijo Shinobu, mientras Takanori seguía sosteniéndolo.
Y Taro no dijo nada, pero abrió los ojos… Y vio lo que sucedía.
Santana estaba ahí, aterrador con sus armas, sus alas y las marcas negras bajo sus ojos.
Por suerte Ryou había logrado formar la barrera, pero no era lo suficientemente fuerte para toda la gente que había allí. Éste le señaló como pudo a Taro que también formara la barrera, y al fin el Arcángel del Agua logró completar la barrera más fuerte jamás creada. Como saben, la barrera afecta a la gente que no posee el poder de los Arcángeles, sean blancos, negros, o Contra, por lo que los demás estarían a salvo si no se acercaban.
-¿Quién te invitó aquí? –dijo Ishizaki, haciendo aparecer su hacha, su magatama y sus alas.
Santana no respondió nada. Parecía ausente.
-¿Qué le pasa a Santana? Usualmente dice cosas petulantes en este instante –dijo Shinobu, quien había sacado a su madre y a su hermano de la barrera. Tenía su látigo en una mano, y con la otra se colocaba sus gafas. Ya los ojos los tenía muy irritados.
"Esto no me gusta nada. Parece ausente, por no decir frío" –pensó Taro, mientras que Jinko, aún algo adolorida, no dijo ni pensó nada, concentrándose en hacer aparecer su ropa de Arcángel Negro y su Hoz de Haures.
-Arcángeles –la voz de Santana era la misma, pero hablaba casi como un autómata –Esta vez… No lograrán vencer.
-¿Qué te pasa, Santana? –gritó Ishizaki. -¡Ayer desapareciste sin dejar rastro y ahora llegas casi como un robot!
Pero lo único que recibió el Arcángel como respuesta fue un brutal ataque del Contraarcángel.
Sin que ellos lo supieran, Santana había logrado quitarse casi por completo el influjo oscuro de Kuro, pero el Guía Negro, al notar aquello, dobló su influencia, haciendo que Santana perdiera casi toda su voluntad.
El ataque dejó malherido a Ishizaki, quien cayó al suelo semiinconsciente.
-¡Ishizaki-kun! –y Misaki se dirigió hacia su amigo, mientras Jinko y Shinobu se alistaron para la pelea.
-Muchas gracias por arruinar mi boda, Santana –dijo el Arcángel del Caos, furioso. –El día más feliz de mi vida se ve ahora empañado por tu presencia.
No hubo respuesta.
En cambio, Jinko, ya con su traje del Arcángel de la Oscuridad (más cómodo que el vestido que llevaba puesto originalmente), esperaba alguna reacción del Contraarcángel. Sabía que lo único que podría hacer sería un contraataque, fuera como fuera.
Y Santana se movió, su cara tan inexpresiva como siempre. Voló directamente hacia Shinobu, sus kathars en las manos. Iba muy rápido, pero no lo suficiente como para tomar por sorpresa al Arcángel del Caos.
Éste lo esquivó por milímetros, y atacó con su Principio de los Tiempos, pero Santana desvió el ataque con una mano.
-¿Acaso nada funciona contra él?
-¡Intentémoslo a la vez, Shi! –exclamó Jinko, volando hacia él.
-¡Jin!
-¡Ya me oíste! ¡Fuego Negro! –y la llamarada oscura voló hacia Santana.
-¡Principio de los Tiempos!
Y se unieron TRES ataques más.
-¡Furia de la Tierra!
-¡Saetas Oceánicas!
-¡Grito de las Sombras!
Kai había llegado allá a tiempo, su traje del Kage no Tsukai encima y su Espada de Caronte lista para la batalla.
Los cinco ataques dieron en Santana, hiriéndolo (¡al fin!), quien cayó al suelo.
-Llegas justo a tiempo, Kai –dijo Taro, volando hacia donde estaban los demás.
-Ya saben… Tenía un mal presentimiento.
Y sin embargo…
-¡Apocalipsis! –Santana atacó, pero Kai contrarrestó el ataque.
-¡Ya quisieras tú! ¡Grito de las Sombras!
El Apocalipsis salió desviado, chocando con la barrera, y causando que Kai cayera al suelo por la inercia.
-Somos cinco contra uno, Santana. Piensa las cosas un poco –dijo Kai, pero no recibió respuesta alguna.
-Me temo que no vas a recibir respuesta alguna, Kai-kun –dijo Jinko, que aún se frotaba donde se había golpeado.
-No quiero imaginarme por qué, pero si no hacemos algo al respecto nos matará –dijo Ishizaki, apoyándose en su hacha.
La batalla continuó sin demora ni descanso. Santana parecía ahora ser dos veces más fuerte que antes, y eso le causó muchos problemas a los Arcángeles.
Sin embargo, el que más heridas recibió fue Ryou. Por alguna razón Santana siempre trataba de herirlo.
-¿Por qué a mí? ¿Por qué trata sierre de matarme a mí, si de hecho no somos ni rivales? –murmuraba el Monkey Boy, herido.
-¡Apocalipsis!
-¡Reclamo a mi destino por ser yo! ¡Escudo Gaia! –y logró evitar el ataque pero cayó exhausto. De inmediato Misaki se apresuró a sacarlo de allí, mientras Jinko, Shinobu y Kai distraían a Santana.
Pero ya se estaban cansando.
-¡Rayos! ¿Acaso Santana no se cansa nunca? –dijo Kai, furioso.
-Eso quisiera saberlo yo también, Kai-kun –dijo Shinobu, atacando con su látigo.
Entretanto, Jinko, sin decir una sola palabra, atacó con su arma a Santana, pero éste contrarrestó el ataque, y de una certera patada la mandó al suelo.
-¡Jinko! –gritó Misaki, volando hacia el Arcángel de la Oscuridad.
-No… no pierdas el tiempo, Taro –dijo ella, jadeando. Santana le había sacado el aire.
-De acuerdo. Encárgate de Ishizaki. Yo iré a luchar entonces.
-Bien… -y Jinko se teletransportó hacia donde estaba Ishizaki, aún inconsciente. Entretanto Misaki, con sus armas, atacó a Santana, lastimándolo. Sin embargo, no crean que le salió gratis; Santana logró clavarle un kathar en una de sus alas.
Fue una explosión de dolor en el Arcángel del Agua, quien casi sin ver por el dolor voló hacia arriba… Y un chispazo le llegó. Por alguna razón logró hacer la…
-¡Ráfaga de Desprecio! –¡el ataque que había sido de Wataru surtió efecto! Las lascas de obsidiana volaron hacia Santana, quien a pesar de todo logró evitar el ataque. Sin embargo, ese momento de distracción sirvió para que Kai y Shinobu atacaran con todo.
Y sin embargo, las cosas pintaban peor.
Herido como estaba, Santana voló hacia donde estaban Ishizaki y Jinko, recuperándose. Y por primera vez en la batalla, la expresión de Santana cambió… A una sonrisa aterradora. Estuvo a punto de atacar a los dos Arcángeles heridos, pero el Grito de las Sombras de Kai logró evitarlo.
-¡No vas a acabar con nadie, Santana!
-Eso crees tú… -y el Contraarcángel comenzó a concentrar toda su energía. Probablemente iba a formar un Apocalipsis mucho más fuerte que los anteriores… Y lo peor era que iba dirigido a Ishizaki, el más herido de todos.
Pero Jinko lo notó, y con todos los golpes en su cuerpo palpitando, apartó a Ishizaki de ahí… Justo cuando Santana lanzó el Apocalipsis.
Todo pareció ir en cámara lenta. Ishizaki a milímetros de la ráfaga de oscuridad… Shinobu y Kai volando lo más rápido que podían… Misaki gritando el nombre de Jinko…
Y el Apocalipsis estallando en el mismísimo lugar en que ella estaba. Y como si fuera poco… El efecto secundario del temible ataque de Santana surtió efecto.
¿Cuál era? Actuaba como una bomba en el lugar, destruyendo las cosas inanimadas del lugar…
Y Jinko lo recibió de lleno. Su armadura, su hoz, su magatama… Todo se destruyó en un abrir y cerrar de ojos.
-¡Jinko, no…! ¡JINKO!
Misaki voló de inmediato hacia el lugar donde su novia estaba, inconsciente, y sangrando. Su armadura había desparecido, y sólo quedaba en ese instante el vestido de terciopelo, hecho jirones. Trataba de curarla mientras la sostenía entre sus brazos.
-No, Jinko… Por favor, no mueras.
-Morirá… Al igual que tú, Arcángel del Agua –y Santana se dispuso a atacar, pero alguien detuvo el ataque.
Era Ishizaki, furioso.
-Si vas a matar a alguien, ¡que sea a mí en una pelea de verdad! ¡Furia de la Tierra!
-Sí, claro… ¡Apocalipsis!
Los dos ataques chocaron en el aire, y el estallido final hizo que ambos futbolistas cayeran al suelo.
-Ta, Taro… -Jinko estaba agonizando. –Por favor, no te rindas…
-¿Qué dices, Jinko? No digas esas cosas…
-Creo que no puedo más, amor… -y en una voz más fuerte… -Ishizaki-san… Por favor protege a todos… A Taro, Shinobu, a Kai… A todos… en mi nombre.
-¿Qué?
-Y… ¡Y DERROTA A LOS CONTRAARCÁNGELES POR TODOS LOS QUE HEMOS MUERTO! –y con eso se fue el último soplo de vida de Imawano Jinko, su cuerpo convirtiéndose en energía y entrando al magatama del Arcángel de la Tierra, cuya evolución se dio mientras seguía luchando… Y su Hacha se convirtió en una Crescent Blade de gran tamaño.
"Protege a todos… Con nuestro poder unido… Porque eres el verdadero Arcángel de la Tierra."
Misaki se quedó ahí, sosteniendo el vacío, mientras Shinobu y Kai caían presas del terror. Santana, con una cruel sonrisa en sus labios se dispuso a atacar Ishizaki, pero éste, en medio de su furia, y el juramento de vengar la muerte de su amiga, desvió el ataque… Y atacó a su vez.
-Esto va por la persona que se sacrificó por nosotros… ¡Tormenta del Desierto!
Y con el ataque Santana cayó derrotado a los pies del Arcángel evolucionado.
