Capítulo 9
Al día siguiente me levanté temprano para ir a desayunar con Aura, era algo que habíamos pactado el día anterior. La castaña me estuvo contando cómo había entrenado para enfrentar a Petra y sobre lo duro que fue su combate contra ella. Podía entenderla a la perfección, ya que para mí también fue complicado.
Después de eso pasamos el resto del día entre la sala de entrenamiento para los Pokémon y visitando el resto del barco. En la cubierta las vistas del mar eran espectaculares, incluso mejor de lo que me las imaginaba cuando jugaba.
Curiosamente, no volvimos a toparnos con Bruno. Sabía que Aura estaba algo preocupada ya que a veces miraba su Holomisor, quizá esperando ver un mensaje nuevo, pero nunca parecía haber nada. En lo que a mí respecta era mejor así, era un tipo insoportable.
-¿De qué os conocéis Bruno y tú?- pregunté mientras almorzábamos. No entendía cómo una chica tan alegre como ella podía ser amiga de un amargado como el moreno.
-Bueno, ambos somos originarios de Villa Raíz, y tenemos la misma edad, así que supongo que nos hicimos amigos sin darnos cuenta.- contestó ella mientras se llevaba un dedo a los labios y ponía expresión pensativa.
-Nuestros padres son amigos y también fuimos a la Escuela Pokémon juntos, así que hemos pasado mucho tiempo con el otro.- añadió después con una sonrisa. Eso me hizo sentir un pinchazo de envidia en mi interior. Yo no había tenido la oportunidad de compartir todas esas experiencias con ella.
-Ya veo… supongo que por eso es tan sobreprotector contigo.- dije algo dubitativo. No sabía si ella podría enfadarse por ese comentario.
-Pues sí, es un poco pesado con eso, aunque sé que tiene buenas intenciones.- al decir esto infló sus mejillas con molestia, lo cual me hizo sonreír. Estaba adorable cuando hacía eso.
-Escucha, sé que Bruno se comporta algo frío a veces, pero es una buena persona. Estoy segura de que con el tiempo podréis conoceros mejor y ser amigos.- las palabras de Aura hicieron que inevitablemente alzara una ceja con incredulidad. Creo que aquello no podía estar más lejos de la realidad.
-Lo veo complicado…- me limité a decir mientras seguía comiendo. No quería romper sus esperanzas, pero veía imposible hacerme amigo de Bruno. Ese idiota me la tenía jurada desde que nos vimos por primera vez.
Cuando terminamos de comer decidimos dirigirnos hacia una zona con varios campos de batalla donde los entrenadores podían medirse entre sí. Vimos que varios entrenadores ya estaban combatiendo, algunos de ellos con Pokémon de alto nivel que ahora mismo eran imposibles de vencer para nosotros.
-Oye, acabo de recordar que me debes una revancha, creo que es un buen momento para cobrármela.- dijo la ojiazul mientras me dirigía una mirada desafiante.
-Bien, si eso es lo que quieres.- le devolví la mirada con decisión y algo de diversión. Puede que seamos amigos, pero yo nunca iría fácil en un combate Pokémon.
-Pero para hacerlo más interesante, vamos a hacer una apuesta. El perdedor deberá concederle un deseo al ganador, pero no podrá ser nada peligroso o… extraño.- la forma en la que dijo eso último y cómo apartaba la mirada avergonzada provocaron un cosquilleo en mi estómago. Inevitablemente, algunas imágenes vinieron a mi mente.
-C-claro, es buena idea.- dije sacudiendo la cabeza e intentando alejar esas ideas. Debía concentrarme en el combate. Además, estaba seguro de que ella me mandaría a volar de un golpe si se enteraba de mis pensamientos.
Ambos nos dirigimos hacia uno de los campos que estaba libre y nos colocamos en uno de los extremos. Un árbitro oficial que trabajaba en el crucero dirigiría el combate. Estos eran de uno contra uno, para que así no fueran tan largos y los entrenadores no ocuparan demasiado un campo de batalla.
A la señal del árbitro, los dos lanzamos nuestras Pokeball a la vez. Por mi parte decidí elegir a Bianca, pues debía ganar más experiencia en combate, mientras que Aura optó por su Deerling.
-El que ataca primero tiene ventaja. Haru, usa Placaje.- ordenó Aura rápidamente. Se me escapó una sonrisa al ver que seguía siendo tan enérgica e impaciente como la última vez. Pero no la subestimaría, sabía que ahora tenía más experiencia.
-Bianca, escapa con Teletransporte.- esta era la misma estrategia que había usado contra Bruno, y esperaba que funcionara igual de bien contra mi amiga.
Mi compañera desapareció en un destello justo antes de ser embestida, dejando desorientado al Pokémon de Aura. Bianca no dejaba de teletransportarse de un lado a otro, lo cual parecía desesperar tanto a Aura como a su Pokémon. El hecho de acertar un par de Confusión contra el Deerling tampoco ayudaba.
-¡Ya basta! Haru, usa Ataque Arena sin parar.- ordenó la castaña con el ceño fruncido. Su Pokémon obedeció y empezó a lanzar arena con sus patas en dirección a Bianca cada vez que esta aparecía.
Los ataques no llegaban a acertar contra mi Pokémon, pero poco a poco el campo se estaba llenando de polvo y ensuciaba el aire. En cierto momento, Bianca apareció y debió respirar algo de polvo, pues empezó a toser y perdió la concentración.
-¡Ahora, usa Drenadoras y Placaje!- Aura no tardó en reaccionar, parecía estar esperando aquella oportunidad, lo cual me sorprendió. ¿Acaso era posible que hubiera planeado eso?
-Bianca, esquívalo.- le dije con preocupación a mi compañera, pero debido a la tos no fue capaz de evitar la semilla. Las enredaderas cubrieron su cuerpo y supe que estábamos en problemas. Además, la embestida de Deerling fue dura y la lanzó al suelo.
-Parece que las cosas se te han puesto difíciles.- dijo Aura con una sonrisa satisfecha. Eso despertó la vena competitiva que hay en mí y me puse serio, devolviéndole una mirada intensa mientras mostraba una sonrisa. Ella pareció sorprenderse.
-Me gustan los desafíos. Vamos allá.- dije mientras me tronaba los nudillos y miraba a Bianca. Mi compañera asintió, había percibido mi decisión y estaba dispuesta a luchar.
-Usa Teletransporte y Voz Cautivadora.- intentar atacar desde lejos sin recibir más daño del que le estaban causando las Drenadoras. Esa era la única forma que teníamos de ganar, y debíamos darnos prisa.
-Haru, debemos ganar tiempo. Esquiva los ataques y usa Ataque Arena.- me sorprendió que Aura intentara ganar tiempo para usar las Drenadoras a su favor, pero también me sentí algo orgulloso al ver cómo aprendía y mejoraba como entrenadora.
La lucha se desarrolló de manera frenética por los siguientes minutos. Por un lado, Bianca se teletransportaba a los puntos ciegos de su rival y lanzaba sus ataques, pero solo algunos de ellos lograban acertar. Por el otro, Deerling usaba su velocidad innata para esquivar los ataques y la arena en el aire para esconderse. Además, el daño causado por Bianca era curado parcialmente por las Drenadoras.
"Esto tiene mala pinta. Bianca se está quedando sin fuerzas por las Drenadoras y no puede causar suficiente daño." pensé mientras me mordía el labio inferior intentando pensar en algo. Apenas tuve unos segundos para pensar antes de que Bianca cayera de rodillas con la respiración agitada, lo cual me alertó.
-Ya es suficiente.- dije mientras me adentraba en el campo de batalla y corría hasta mi compañera. La tomé en brazos y le quité las enredaderas. Sus preciosos ojos rojos me miraron cansados y tristes a través de su flequillo, lo cual me encogió el corazón. Puede que yo no pudiera leer las emociones, pero sabía que estaba decepcionada de no darme la victoria.
-No te preocupes, lo has hecho genial.- dije suavemente mientras acariciaba su cabeza con cariño. Tras eso, la devolví a su Pokeball para que pudiera descansar.
-Yo… ¿Eric? ¿Bianca está bien?- escuché a mi lado.
Aura me miraba con expresión preocupada y… ¿cautelosa? No entendía muy bien a qué se debía, pero parecía como si temiera mi reacción a algo. Esperaba que estuviera eufórica al ganarme, por lo que aquella actitud me tomó por sorpresa.
-No te preocupes, está bien. Ha sido un combate espléndido. Felicidades, has mejorado mucho.- dije mostrándole una sonrisa a mi amiga y extendiendo mi mano hacia ella para ofrecerle un apretón de manos.
Sus ojos se abrieron ampliamente, mostrando una sorpresa que yo no entendía. Sus hermosos ojos azules se cristalizaron ligeramente, como si fuera a llorar, lo cual me preocupó. Pero antes de poder preguntarle qué sucedía, ella se lanzó sobre mí y sus brazos rodearon mi cuello con fuerza.
Me quedé paralizado por un segundo, pero no tardé en devolverle el abrazo. Nos quedamos así por varios segundos sin movernos, y en los que tampoco quise decir nada. Pensé que sería mejor guardar silencio por esta vez. Finalmente, ella se separó de mí.
-Muchas gracias, Eric. Me siento muy feliz por tus palabras.- la sonrisa que me dirigía mi amiga en esta ocasión era diferente de las otras. Tenía brillo propio y transmitía alegría, sinceridad y pureza. Si esa era su sonrisa de verdadera felicidad, quería contemplarla por siempre.
-Yo… no es nada. Solo decía la verdad, me alegro de tu crecimiento como entrenadora.- conseguí balbucear al cabo de unos segundos. Me había quedado ensimismado observándola.
-Lo sé, y te lo agradezco.- sus ojos zafiro miraron hacia abajo mientras sus mejillas se sonrosaban. Verla avergonzada hizo que yo también me pusiera nervioso.
-Aunque hay algo que no entiendo. ¿Por qué parecías insegura?- pregunté al cabo de unos segundos de silencio. No quería que la situación se volviera incómoda, y tenía curiosidad por eso.
-Eso… supongo que es culpa de Bruno.- al decir aquello noté que parte de su alegría se disipaba, lo cual hizo que odiara a ese idiota un poco más.
-Él y yo hemos ido a la misma Escuela Pokémon, y como ambos queríamos ser entrenadores siempre estábamos compitiendo. Bruno siempre ha sido muy talentoso al entrenar y combatir con Pokémon, por lo que me llevaba una gran ventaja. Pero un día, en un combate de práctica, logré vencerle. Yo estaba muy feliz, pero cuando fui a estrechar su mano, él estaba enfadado y me rechazó.- tanto en sus palabras como en su mirada podía notar el dolor que había sentido en aquel momento, lo que hizo que la ira bullera dentro de mí.
-Bruno estuvo unos días sin hablarme, pero finalmente se disculpó por su actitud y me felicitó. Me dijo que no estaba molesto conmigo, sino consigo mismo, y que su orgullo lo había hecho actuar como un idiota.- sentí un escalofrío al identificarme con las palabras de Aura. Yo también tuve una época en la que actuaba así cuando perdía algún combate importante mientras jugaba. Por suerte, maduré y entendí que eso estaba mal.
-Después de eso, seguimos siendo amigos como siempre, pero yo sentía que ya no podía darlo todo en los combates. Pensaba que si le ganaba volvería a enfadarse conmigo y no quería perder a mi amigo. Creo que, incluso hoy en día, aún me sigue afectando.- dijo mientras su voz iba perdiendo la energía poco a poco. Ahora podía entender su reacción de antes: tenía miedo de mi reacción.
-Aura, escúchame.- dije mientras tomaba su mano con una de las mías. Su mirada sorprendida se encontró con la mía.
-Si Bruno es de verdad tu amigo, entonces no se enfadará contigo por perder. La amistad siempre debe ser más fuerte que la envidia o el orgullo. Si no es así, entonces es que no se merece ser amigo de una persona tan maravillosa como tú.- aquellas palabras me salieron del corazón, ya que era lo que de verdad sentía. Ella pareció notarlo, pues volvió a sonreír mientras unas lágrimas se acumulaban en sus párpados.
-Tienes razón… muchas gracias, de verdad.- sus dedos se entrelazaron con los míos y apretó mi mano ligeramente.
Mi corazón empezó a palpitar con fuerza en mi pecho mientras notaba mis mejillas sonrojarse. Su mano era sorprendentemente pequeña y suave, contrariamente a lo que sugería su actitud enérgica y dominante. Era una mano que me transmitía cariño, lo cual me hizo sentir cómodo.
-Prométeme que pelearás con todo desde ahora.- dije casi en un susurro. Tenía miedo de romper la extraña esfera de intimidad y confianza en la que estábamos envueltos.
-Lo prometo.- respondió con igual suavidad. Yo asentí, feliz de ver que ahora estaba de mejor ánimo y dispuesta a darlo todo.
Nos mantuvimos en aquella posición, ambos de pie, mirándonos a los ojos y con nuestras manos entrelazadas, durante quién sabe cuánto tiempo. Me sentía verdaderamente feliz y cómodo así, podía perderme en sus ojos azules y aislarme del mundo. O, al menos, así fue hasta que un timbre sonó por los altavoces del barco.
-El crucero llegará a puerto mañana por la mañana. Por favor, preparen sus cosas para desembarcar.- anunció una voz femenina a través de la megafonía.
Aquello nos sobresaltó, y cuando el anunció terminó, ambos separamos nuestras manos con nerviosismo. No entendía qué me había pasado, pero extrañamente no me disgustaba.
-P-parece que está a-anocheciendo.- escuché que decía Aura. Al alzar mi mirada pude ver, a través de las ventanas, cómo el cielo se estaba oscureciendo.
-Tienes r-razón… creo que iré a preparar mi equipaje. ¿Nos vemos esta noche para la cena?- pregunté mientras hacía un esfuerzo por mirarla y actuar con normalidad, aunque me resultaba imposible.
-Claro… hasta luego.- tras esas palabras, la castaña se alejó de allí a paso rápido. Yo hice lo mismo con dirección a los dormitorios.
Al llegar a mi habitación, me senté en la cama y miré fijamente al suelo. Mi corazón aún seguía alterado, al igual que mi mente. ¿Qué me estaba pasando? Nunca me había sentido de esta forma, así que no sabía cómo reaccionar. Entonces, hubo un destello de luz y Bianca apareció frente a mí.
-Raa…- la suave voz de mi compañera parecía preocupada por mí. Por el brillo de su cuerno, sabía que estaba percibiendo el remolino de emociones que bullía en mi interior.
-No te preocupes, estoy bien.- dije para tranquilizarla. Mi mano acarició su cabeza y ella soltó un gruñido placentero. Entonces recordé que debía llevarla con la enfermera Joy para que se recuperara completamente del combate.
Me puse a recoger todo mi equipaje, dejando solo lo justo para pasar esa noche y poder salir rápidamente por la mañana. Tras eso, llevé a Bianca junto a la enfermera para que se recuperara del combate.
Cuando me la devolvieron un rato después comprobé que ya era la hora de cenar, por lo que me dirigí hacia la cafetería donde Aura y yo habíamos estado comiendo en el crucero. Al llegar allí vi que Aura estaba sentada de espaldas a mí en una mesa. Una idea maliciosa vino a mi mente.
Me acerqué en silencio hacia mi amiga, ocultando mi presencia todo lo que podía. Cuando finalmente estuve a su espalda, alcé ambos brazos lentamente y…
-¡Bu!- exclamé agarrándola de la cintura.
Su reacción fue más allá de lo que esperaba. Mi amiga dio un pequeño salto y sus rodillas golpearon la mesa, al mismo tiempo que un chillido agudo escapó de sus labios. Yo alejé mis manos rápidamente mientras la miraba nervioso, esperaba no haberme pasado.
-¡Eric! Menudo susto me has dado…- me reprochó la castaña en voz baja. En ese momento, me di cuenta de que todos los presentes nos observaban, lo cual me hizo sentir abochornado. Casi tropezando, me senté en el asiento frente a ella.
-Lo siento… no esperaba que te fueras a asustar tanto.- mi voz dejaba entrever mi nerviosismo, por lo que me froté la nuca en un acto reflejo para intentar calmarme. Ella me miró por unos segundos, para después soltar una risilla.
-Está bien, no te preocupes. La verdad es que yo estaba demasiado metida en mis pensamientos.- eso llamó mi atención. Esperaba que no estuviera arrepintiéndose sobre ir en serio contra Bruno.
-¿Puedo saber qué pensabas?- formulé la pregunta con suavidad. Yo era el tipo de persona que respeta la privacidad de los demás, pero estaba preocupado por Aura.
-Pues sí, ya que te afecta.- sus palabras me hicieron alzar una ceja. Ahora estaba mucho más curioso -Estaba pensando en el deseo que te pediré. Ya sabes, por mi victoria.- añadió con una sonrisa. Parecía aliviada de poder pronunciar esas palabras.
-Ya veo. ¿Y qué has decidido?- no sabía qué podría pedirme la castaña, pero esperaba que no fuera ninguna locura como irnos a explorar un bosque peligroso. Quizá solo me pediría un regalo como trofeo y recuerdo de su victoria.
-Pues… creo que te lo diré mañana cuando desembarquemos. Si te parece, podemos quedar en el recibidor por la mañana y bajamos juntos del barco.- sugirió Aura con algo de timidez. Ahora tenía más curiosidad que antes, pero no quería insistirle.
-Está bien.- respondí con una sonrisa. Ella parecía aliviada de que hubiera aceptado, lo cual me alegraba.
Después de esa charla, ambos decidimos ir a buscar algo de comer. Pasamos la cena charlando sobre Pokémon y sobre estrategias de combate. Ella me confesó que había copiado la estrategia de las Drenadoras al ver mi combate con Petra, ante lo cual me hice el indignado hasta que ella aceptó invitarme al postre. Ambos reímos bastante y lo pasamos bien.
-Bueno, nos vemos mañana. Me lo he pasado genial contigo.- me dijo mi amiga cuando llegamos a la zona del pasillo donde los dormitorios femeninos y masculinos se dividían.
-Yo también lo he pasado bien. Estoy ansioso por ver qué me pedirás mañana. Buenas noches.- me despedí de ella con una sonrisa y, tras una respuesta igual por su parte, me dirigí a mi habitación.
Todavía no entendía muy bien mis sentimientos por Aura. ¿Era así como se sentía una amistad verdadera? O quizá… estaba sintiendo algo más. La sola idea me produjo una mezcla de emociones. No quería pensar en eso ahora, así que hundí mi cabeza en la almohada e intenté dejar mi mente en blanco.
Por suerte, el sueño no tardó demasiado en acudir a mí.
Hola a todos/as.
Aquí traigo el capítulo de esta semana, el cual es algo tranquilo y que profundiza en la relación entre Eric y Aura.
También quería pediros que me dejéis en comentarios si consideráis que debería ponerle un nombre a cada capítulo o si no le prestáis atención a eso. Me gustaría saber vuestra opinión.
Sin más que decir, espero leeros y hasta dentro de dos semanas ;)
