Capitulo cuatro - Día cuatro

Neji se despertó, no podía dormir. Levanto una mano, la abrió y cerró encima de él. Hinata no le había apartado… eso quería decir que… No, no te hagas falsas ilusiones, ella es muy tímida, la cogí por sorpresa y ya esta. Pero no había sido un beso forzado… ella le había respondido. ¿Entonces podía hacerse ilusiones? ¡Bah! ¿Qué hacia pensando en esas cosas? ¿Desde cuando le importaba tanto? ¿Por qué repetía estas preguntas incesantemente?. Sus pensamientos quedaron renegados al olvido en el momento que un golpe en la puerta dispuesto a despertarle sonó… pero aun era muy temprano.

- Pasa. – respondió sentándose en el borde de su cama, por un momento esperaba que fuera su prima.

- El señor Hiashi os espera para el entrenamiento joven. – La doncella hizo una reverencia y salió de la habitación.

¿Tan temprano? ¿Por qué? Neji frunció el ceño, pero al instante capto la idea. Quería mantenerlo alejado de Hinata. No era lo suficientemente tonto para alejarlo de Hinata y por consiguiente alejarlo de él, cancelando los entrenamientos y echando a perder el talento que tenía. Así que prefirió aumentar los entrenamientos para que no pudiera encontrarse con ella. Sonrió recuperando su arrogancia y orgullo. Si, muy inteligente por su parte.

Se levanto enfadado, se vistió y se dirigió hacia la cocina para desayunar algo. A esa hora no había nadie, todos dormían menos algunas sirvientas que ya hacían el desayuno para cuando se levantara la casa, si lo primero que se les apetecía era comer, estuviera todo listo. Estas le sirvieron algo rápido y simple, y él se limito a comer aunque no tenía hambre. Luego se encamino hasta el gimnasio, donde estaba el líder del clan Hyûga ya listo y dieron partida al entrenamiento.

Y las horas pasaban, y nunca llegaba Hinata para avisar que la comida estaba servida. Neji trataba de concentrarse pero no podía, caía repetidas veces, no asestaba los golpes adecuadamente, no lograba concentrarse en los sellos y siempre fallaba en las técnicas... perdía concentración y con ella el talento.

Hinata ni siquiera se hallaba en su casa. La habían despertado muy tarde y apenas abrió los ojos la mandaron a hacer recados... lleva esto, trae esto, compra esto, con mucho cuidado que es un asunto delicado... y por supuesto que no lo era, le hacían creer que todos esos encargos eran necesarios y urgentes pero ella sabia que no lo eran, que daba lo mismo que los llevase ella o cualquier otra persona en la que probablemente el clan confiara mas. Eran encargos lejanos, y si los hacia rápido le mandaban mas y mas.

La chica se sentó en un banco y miro hacia el sol cerrando rápidamente los ojos, pero ya le había dado tiempo a calcular la hora... alrededor de las doce del medio día. Por lo menos el clan ya confiaba un poco más en ella, sino no le habrían confiado esas cosas por más pequeñas que fueran. Bajo la vista triste, eso eran tonterías... ella sabia perfectamente que nunca seria aceptada por no haber sido como ellos querían... demasiado débil para los Hyûga. Pero talvez, ahora, podría ir poco a poco demostrándoles lo que podía, ella ya no era la misma, había cambiado, poco a poco seria mas fuerte y poco a poco conseguiría la confianza y aprobación de su clan. Esto era solo el principio, un principio que trataría de seguir hasta un final.

No obstante con tanto trabajo no había podido ver a su primo. Apoyo las manos en las rodillas. No había podido hablar con él sobre absolutamente nada de lo ocurrido, tampoco es que se atreviese a hacerlo pero... no podía quedarse así. ÉL le había dicho tantas cosas y ella no había dicho nada. Y ese beso... sus mejillas se ruborizaron al recordarlo y miro instintivamente al suelo, aunque se recriminara cada vez que lo hacia. Ella se lo correspondió pero, ¿había bastado para que su primo se diera cuenta de lo que sentía, así fuera tan solo un poco?. Tenia vergüenza, ya no miedo de ser rechazada, no le creía tan cruel de engañarla así... o... tal vez si, él, él la...

Recordó el día entero, le parecía haberlo vivido hace días y tan solo había ocurrido ayer. No, después de todo eso, le sonrió sinceramente, no podía seguir odiándola. ¿Entonces que? Le creemos verdad Hinata... se dijo a si misma. Se puso de pie y camino hacia su casa. Todavía le daba vergüenza hablarle, no sabía que decirle pero había que ser fuerte y decidida. Al llegar le diría todo lo que anoche no se atrevió a decirle.

El sol daba de lleno en el gimnasio, tan solo se escuchaban los golpes y el canto de algunos pájaros. Neji respiraba con dificultad apoyándose en sus rodillas. El ambiente era tenso y cruel. Todo era cruel. Un golpe final y el chico callo sobre el suelo ya sin fuerzas y con la mente hecha un revoltijo de porques, de frustración. Ahora recién conocía lo que se sentía al ser envuelto por ese agobio, por ese tipo de ira, la ira que tu mismo creabas. Hasta ese momento se había guardado de nunca conocerla, pero todo había cambiado.

-Mírate, no te concentras, hace las cosas mal, eso no es propio de ti, si sigues así serás inservible para el clan y yo no entreno a gente que no tiene futuro en el camino del ninja. Como llega el talento si eres tan absurdo de voltearle el rostro, se ira. - Dicho esto Hiashi abandono el gimnasio dejando a Neji en el suelo en un estado deplorable y con el orgullo pisoteado.

-Mierda... - Los labios de Neji apenas se movieron, semiocultos como estaban por los cabellos que le caían encima, apenas se noto si las palabras eran suyas. No podía seguir así, esto no tenia sentido, le costaría todo lo que había ganado, estaba quedando como un completo idiota delante de toda la rama principal. Todo era culpa de Hinata... no todo era culpa suya... Hinata por más problemas que tuviera seguía entrenando, concentrándose y superándose y él no era capaz de hacerlo. Nunca había sentido algo así, tan fuerte, nunca había estado todo el día pensando el alguien, deseando estar con ese alguien y dejarse llevar por imágenes de besos y caricias inventadas por su cabeza. Solo necesitaba pensar, meditar, analizar, probablemente asimilar todo y controlarlo, porque el problema no era lo que sentía sino que nunca lo había sentido por nadie y no sabia como hacer para que eso que sentía no lo desequilibrara, como manejarlo.

La tarde empezaba a perder su color, el azul iba dominando al anaranjado y algunas estrellas como la luna empezaban a notarse en el cielo. Un atardecer tan bonito como cualquier otro atardecer pero que vencía a los parpados de Hinata y desvelaba alguna que otra gota de cristal. Sacudió la cabeza, paso una mano por los ojos y salio al pasillo, con un camino no muy definido aún.

- Neji – musito. El joven Hyûga se encontraba junto a ella, pero yendo hacia el sentido contrario, siempre al contrario. Alzo la vista y se quedo junto a su prima, inmóvil. Hinata bajo la mirada y llevo sus puños a los labios. Los segundos seguían corriendo. Su primo estaba tan serio que Hinata dudo que fuera el mismo chico de la tarde anterior, aquel que se reía abiertamente disfrutando. Ya no sabia si hablarle o no, pero precisaba decirle lo que había estado planeando hasta el momento. Todo un día perdido en imaginarse diferentes situaciones, pero como siempre, la que ahora vivía ni se le paso por la cabeza. Ha! sus ojos eran igual de fríos que siempre, pero eso ¿realmente seguía importando? - Yo… ayer… - Neji giro el rostro y la miro. Basto sentir esa mirada para que Hinata se sonrojara.- he… yo… yo también te quiero.- Tan débiles sonaron esas palabras que en otra persona habrían sido simples quimeras, pero en ella era diferente, en ella eran fuertes. Aun con la vista fija en el suelo se dio cuenta que Neji volvía a ver hacia el frente. La vergüenza y timidez pasó a convertirse en miedo.

- Tú padre piensa que te odio, que te quiero matar, y no puedes juzgarlo porque yo mismo di pie a que lo pensara. Además soy de la rama derivada, tú eres de la principal, eres heredera. Por más fuerte que me vuelva, no estaré a tu nivel. Olvida todo esto.- Dijo traspasándola con las palabras, apuñalando con cada silaba y alejándose con firmes pero lentos pasos.

- ¡No me importa! . – Contestó Hinata sin moverse. Neji paro y volteo para encontrarse a su prima tal y como la había dejado, con la cabeza baja, pero los puños cerrados, clavando con fuerza sus uñas en la palma de la mano.- No me importa… no quiero que prestes más atención a nuestra familia… ya bastante han hecho por los dos… si lo que antes dijiste es verdad… piensa solo en mi.- Alzo la cabeza y le miro fijamente.

Por primera vez Hinata decía lo que realmente sentía, lo que sentía desde el fondo de su corazón, lo que quedaba después de apartar los miedos, dudas y deseos. No se guío por nadie, ni siquiera por su familia y mucho menos por las consecuencias de esas palabras dichas. Probablemente a partir de ese momento todos le voltearan mas la cara, la creyeran mas inservible… pero era lo que sentía.

Neji estaba asustado, impresionado, confundido. Y todos estos sentimientos se mezclaban con uno que no sabía definir, era seguridad mezclado con ternura, con cariño, con amor. Un vació de nostalgia y lagrimas, que aunque no caían de sus mejillas él las sentía. No sabía como reaccionar a lo que acababa de escuchar, no había concebido la idea de que ella fuera a decirle todo tan claro, tan sincero y sin titubeos. Tras cada pausa que ella había cometido al hablar, él no había sido capaz de averiguar lo que venía ni de asimilar lo dicho. Los segundos pasaban. Neji se giro nuevamente para irse, Hinata vacilo y las lagrimas acudieron a sus ojos mas ella no las dejo escapar.

- Yo seguiré queriendo ser el mejor – hablo hacia sus espaldas - y seguiré entrenando para que todos vean lo que soy capaz de hacer, para cerrarle la boca a los que se creen superiores, pero… - El Hyûga mas rencoroso, orgulloso, cruel y solitario… había caído por completo con unas palabras que jamás nadie hubiera imaginado en su boca.- Ahora solo me importas tú.- Y sin más siguió su camino por el pasillo. Hinata sonrió y calló de rodillas al suelo.

La cena se hacia insoportable. Neji se había ido sin más y ahora no sabía que debía hacer, pensaba que lo más difícil de todo era confesar la verdad de lo que sentía, pero eso estaba muy lejos de la verdad. ¿Qué haría cuando volviera a verla a solas?. Pero sus pensamientos ya estaban más tranquilos y sabía que el día de mañana podría entrenar con el mismo ímpetu de siempre. Hinata por su parte no dejaba de subir la mirada, clavarla en su primo, sonrojarse y bajarla. Una y otra vez. En realidad Neji era muy tímido, pensó. No se había ido porque ella le fuera indiferente sino porque no sabía que hacer, y eso le hacia reír porque no se lo imaginaba, a él que siempre le había parecido tan seguro de si mismo, titubeando entre que hacer con algo tan sencillo como era expresar. Se preguntaba como sería todo después. Se llevo una mano a los labios y volvió a soltar una débil risotada que nadie capto.

No obstante, quieran o no, Hiashi se dio cuenta de todo esto y frunció el ceño. De acuerdo, era su culpa por no preverlo. ¿Pero quien le iba a decir que los niños cambiaban tan rápido la forma de pensar?. Hasta le daba vueltas al tema porque a cada paso, en el fondo, le parecía injusto. Él mismo se había tirado de rodillas al suelo para pedirle perdón a su sobrino y lo había aceptado, y lo había entrenado y lo había conocido. ¿Por qué seguía dudando del chico?. No podía ser, simplemente eso, y ya se lo había temido tras esas risas del día anterior.

Empezaba a chispear y esas gotas rociaban las ventanas de la cocina. La cena termino y cada uno se levanto para retirarse a sus habitaciones o a cualquier otro sitio. Bastaron dos nombres para que Hinata y Neji parasen en seco antes de cruzar la puerta. Giraron al mismo tiempo para encontrarse al jefe del clan Hyûga clavando sus ojos en ellos. Hinata dio un paso hacia atrás y Neji uno hacia delante.

- ¿A que creéis que estáis jugando?- Pregunto severo el Hyûga.

- Nadie esta jugando.- Respondió Neji optando por su posición de defensa y desafecto. El tiempo pasó como una brisa.

- Agradeced de que solo yo me haya dado cuenta, dejaos de tonterías y recordad a que sitio pertenecéis cada uno, no os quiero ver más juntos ¿esta vez está entendido? – Miro a Hinata autoritario y esta se escondió tras su primo. Hiashi se propuso abandonar la sala antes de escuchar la respuesta. No tenía nada más que decir. Es decir, ¿Cómo les iba a explicar el porque de esas palabras si él mismo no las sabía?.

- ¡¿Por qué! – Neji estallo con toda la rabia que le quedaba acumulada. Hiashi los miro a los dos.

Hinata detrás, miraba fijamente a Neji con expresión preocupada, y Neji delante de ella, haciendo notar todo el odio que le quedaba aun por la rama principal. Suspiro. Esto pintaba a mal, pero estaban juntos al otro lado de donde se encontraba él, entre ellos no había desequilibrio, todo era en contra de quien ejercía el poder de la familia. Él estaba al otro lado, lejos, y nadie le miraba preocupado ni nadie se encontraba delante de él intentando, subconscientemente, protegerlo. Y esa pregunta que retumbaba sin respuesta. ¿Que estaba haciedo, o ¿Qué decía hacer?.

- No quiero – Las palabras de Hinata fueron suaves y debiles pero nada dóciles. El joven Hyûga cogió la mano de Hinata dispuesto a marcharse de allí con ella. Hiashi abrió los ojos ante la negativa de su hija. ¿Pero que estaba pasando últimamente?. Definitivamente habían cosas que hasta un poderoso Hyûga como él no podía entrever, situaciones que no llegaba a ver, cosas que no llegaba a comprender, sentimientos que no eran suyos y proyectos que su mente había rechazado. Podía ver todo, todo menos la mente de esos dos chicos y de cualquier otra persona. A fin de cuentas ¿No se lo debía a su hermano?. Ese reconocimiento.

- Bah! Haced lo que os venga en gana... – dijo al final cuando los chicos ya daban un paso de salida - esto no es mas que un amor infantil. – Y se fue primero, aunque no estaba muy seguro de sus palabras, no le importo y se fue lejos, huyendo de todas esas preguntas sin respuestas y esas miradas tan llenas de algo desconocido. Sonrió tras ocultarse por la puerta.

Hinata y Neji entonces se quedaron solos.

- Bueno... yo... – Neji miro a Hinata sin saber muy bien que decir. Su prima negó con la cabeza, le miro a los ojos y sonrió. Así que el también sonrió, prefería todo así, sin palabras.

La noche ya había caído por completo. El leve chispeo se había convertido en lluvia y la ventana junto a la cama de Hinata era agua. Una lluvia de verano que aliviaba el calor, la fatiga y el fastidio. Al día siguiente el jardín olería a agua evaporada, a humedad, a sol, y las hojas tendrían un brillo especial. La chica daba vueltas y vueltas, algo faltaba en esa noche. Bajo de su cama y salió de la habitación, el tacto del suelo era frío y la hacia estremecerse. Cerró la puerta con cuidado, nadie debía sentirla. Caminó unos pasos por el pasillo hasta llegar a la puerta conjunta a la suya. Toco.

- ¿Neji? – susurro, pese a que aseguraba no ser oída. Finalmente decidió pasar sin más y se acerco a la cama. El chico dormía tranquilamente, ella le aparto unos cabellos que le caían por el rostro, un gesto típico pero tierno, él era como un niño cualquiera. Siempre lo había visto con esa mirada tan dura y esa sonrisa tan falsa que verlo así, durmiendo, hizo que entendiera en un instante como era realmente. Neji se despertó y miro como ella se sonrojaba.

- ¿Hinata-sama? ¿Qué haces aquí?.- Ella no contesto, solo quedo mirándole una vez más. Neji sonrió y aparto las sabanas que cubrían la cama.- ¿Quieres dormir conmigo?

La oscuridad embargaba la habitación, la lluvia retumbaba contra la ventana, todas las habitaciones eran copias, todas tenían las ventanas junto a las camas. Pero todas eran diferentes. Esa habitación olía a Neji y cada cosa se sentía del chico, estaba rodeada. Era muy diferente a la suya aunque fueran iguales. La única claridad que le permitía ver las sombras era la luz de la luna, pero tampoco había mucha. La luz iba y venia al antojo de las nubes y ella estaba allí, enmarcando ese cuadro frente a él. Neji solo pensó en sus adentros que esa imagen era calida.

- ¿Yo? – Hinata se puso aún mas roja y tan nerviosa que a Neji se le hizo muy fácil cogerla, tumbarla a su lado y taparla. Era tan liviana y suave. Parecía una muñeca y hacia que Neji sintiera ternura.

Hinata se acurruco junto a él y Neji la abrazo. Eso era lo mas cerca que podían estar jamás.

Continued --- os pensabais que aquí terminaba? Pues no… todavía hay un pequeño final. La verdad es que no creo que este último capitulo me haya quedado muy bien pero espero que os guste, este fue el capitulo del desenlace, el capitulo en que todo tenía que decirse, pero con esos dos es muy difícil hablar jijiji…