NOTA: La imagen de portada no es mía.
Capítulo 7
La "charla" de la que hablaba Kakashi-sensei sucedió esa misma tarde, en la torre del Hokage. Dio gracias porque Naruto estuviera con ella puesto que al Hokage le acompañaba quienes parecían ser los padres de Ino y Shikamaru.
—Kakashi me ha contado que puedes recordar todo lo que has vivido, Seina —empezó con voz sosegada el Hokage y ella asintió—, y que te acuerdas de lo que pasó la noche de vuestro nacimiento. Hoy intentaremos comprender qué pasó esa noche con la ayuda de tu sensei, de Shikaku Nara e Inoichi Yamanaka. ¿Podrías explicarme qué sucedió?
—Aquella noche recuerdo haber nacido primero, minutos antes que Naruto. Minutos después de haber nacido él, un desconocido entró en el… sitio donde estuviéramos y cogió a Naruto. Mi visión era borrosa, pero escuché varios gritos. Murieron al menos 2 personas, que yo escuchara, allí dentro: Biwako y Taji. Mi padre rescató a Naruto y luego nos cogió a mi madre y a mí y nos llevó a otro lugar pero, antes de eso, fuimos atacados de nuevo por este hombre y el Kyubi fue extraído del sello de mi madre… Atacó a la ciudad bajo órdenes del desconocido mientras mi padre se despidió de nosotros antes de intentar detenerlo. Finalmente, usó el shiki fujin y selló una parte en Naruto y otra en mí.
Se hizo un silencio pesado mientras interiorizaban sus palabras e intentaban no desmoronarse. Vio como el Hokage pareció envejecer de golpe al escuchar su relato.
—¿Cómo sabes qué ese desconocido era Madara Uchiha? —le preguntó Shikaku, con expresión seria.
—El mismo desconocido dijo que se llamaba así justo después de extraer al Kyubi.
—Crees que no era él —afirmó Shikaku y ella asintió ante tal afirmación—. ¿Por qué?
—El Kyubi ha sentido antes el chakra de Madara Uchiha. Él me lo dijo. Además, la voz de la persona… era un hombre, pero parecía ser un adolescente o un adulto joven. No creo que fuera muy mayor.
—¿Te importaría si "miro" esa memoria, Seina? —le preguntó Inoichi y ella se encogió de hombros.
Preparó su mente y su memoria para la intrusión de Inoichi y dejó que se adentrara en su mente, sin salirse del camino. Escuchó, junto al padre de Ino, lo que pasó aquel día. Cuando le vio dispuesto a salir de su mente, le cogió de su metafórica mano y tiró de él. Le presentó otra memoria. La memoria de Kurama de aquel día. Minutos más tarde, Inoichi salió de su mente con la frente perlada de sudor y el rostro pálido.
—¿Inoichi? ¿Qué puedes decirnos? —le preguntó el Hokage, inclinándose en su asiento.
—Tiene razón. Escuchó todo lo que pasó aquella noche —y luego se giró a mirarla a ella con expresión atónita—. Me has enseñado la memoria del Kyubi. ¿Cómo has hecho eso?
—Siempre he tenido control sobre mi mente —se encogió de hombros—. Medito desde hace años.
Shikaku y Kakashi-sensei suprimieron una risa incrédula que Naruto no pudo evitar. El Hokage, por otro lado, parecía sorprendido.
—Seina… ¿eres capaz de interactuar con el Kyubi sin que te ataque? —le preguntó y ella asintió.
—Llevo años hablando con él. Sabe que yo no le sellé, apenas era un bebé. No me tiene resentimiento por eso.
El Hokage miró a su hermano.
—Yo también puedo hablar mi mitad, jiji. Seina-nee tiene razón. El Kyubi no es tan malo. Simplemente está enfadado porque lo sellaron hace años.
—Bueno… —suspiró el Hokage—. Ya hablaremos de eso en otro momento. El sello está intacto así que sé que no puede influenciaros ni salir. Inoichi, ¿podrías describir lo que has visto?
—El Kyubi no reconoció al enemigo como Madara Uchiha debido a que conocía el chakra del susodicho y, al compararlos, supo que mentía. A pesar de esto, el desconocido se identificó como Madara Uchiha ante Kushina-hime. Era un hombre de cabello corto y rebelde, de color moreno, tez de piel pálida a juzgar por una mano sin guante, altura aproximadamente 1.75 cm y 60 kg de peso, voz joven, complexión atlética y esbelta. Vestía unos pantalones y camiseta oscuros y una túnica negra con capucha. La única pieza distintiva era una máscara blanca con líneas horizontales negras con un solo agujero para el ojo derecho, en el cual se podía observar un sharingan. El Kyubi no observó nada más sobre el enemigo antes de ser dominado por el sharingan.
—Quiero un dibujo del desconocido lo antes posible —le ordenó el Hokage—. Shikaku, suponiendo que la memoria del zorro sea cierta, ¿qué posibilidades hay de que sea Madara Uchiha y que el Kyubi esté mintiendo?
—No podemos descartarlo completamente, pero debemos tener en cuenta que en ese entonces tendría 74 años. Suponiendo que lo que ha visto Inoichi sea cierto y que la voz que escuchó Seina, la única prueba confiable de todo este embrollo, verificada por Inoichi, sea realmente de un adolescente o joven adulto… Diría que no es Madara Uchiha. El hecho de que llevara la cara tapada también resulta extraño, así como que solo usara uno de sus ojos. ¿Qué persona se identificaría con su nombre y, a la vez, escondería su rostro bajo una máscara? Puede haber sido por un número de razones pero, en conjunto, no parece tener sentido.
El Hokage asintió y se dirigió a ellos. —¿Hay algo más que deba saber? ¿Alguna otra memoria o recuerdo que pueda sernos útil?
Seina pensó un rato en ello, pero no se acordaba de haber escuchado nada más sobre aquel incidente. Negó con la cabeza.
—Los no anbu —dijo Naruto y todos se giraron a mirarle, pero su hermano la observaba a ella—. Los ninjas que nos espiaban y espiaban el hospital y la torre.
—¿No anbu? —preguntó Kakashi-sensei, quien había estado callado apostado a su lado como una estatua—. ¿A qué te refieres, Naruto?
—Eran ninjas parecidos a los anbu, pero nuestros anbu nunca parecían tener contacto con ellos —le explicó Seina, encogiéndose de hombros—. Lo único que escuché de ellos fue algo de una base y el nombre de Danzo.
—Como es uno de los consejeros de jiji no le dimos importancia.
Shikaku parecía a punto de tirarse por la ventana.
—Muy problemático… ¿Estáis seguros de eso?
—¿Y cómo lo sabéis? —preguntó exasperado Kakashi-sensei.
—Lo oímos —dijo Seina—. Naruto y yo somos muy buenos pasando desapercibidos cuando queremos.
—¿Cómo creéis que hemos gastado tantas bromas sin que nos pillen?
Kakashi-sensei exhaló exasperado mientras los demás sonreían. El Hokage se encendió la pipa con un jutsu de fuego mientras Inoichi intentaba no reír de la cara de cansancio de Kakashi-sensei. Aun así, sintió como una mano le apretaba el hombro en señal de apoyo y sonrió.
—Creo que vas a estar muy ocupado en el futuro, Kakashi.
Minutos más tarde, después de responder unas cuantas preguntas más, el Hokage los echó de su despacho y Kakashi-sensei se marchó con ellos.
—Así que bromas, ¿eh? —suspiró de nuevo—. ¿Por qué presiento múltiples dolores de cabeza?
Naruto se carcajeó, apoyando su cabeza en sus brazos cruzados, y ella sonrió.
—Si no llegas 3 horas tarde no hará falta que te preocupes, Kakashi-sensei —le aseguró Seina—. ¿Qué vamos a contarle a Sasuke? Está claro que sabe que sucede algo.
—Tendremos que contarle la verdad. Quizás Sasuke pueda ayudarnos a identificar al agresor, si realmente es un Uchiha. Además, si no confiamos en nuestros compañeros de equipo, estaremos destinados al fracaso.
—¿Y sobre lo…otro?
—De eso no os preocupéis. Si oís o veis algo extraño, decídmelo inmediatamente pero no intentéis nada por vuestra cuenta, ¿entendido?
Naruto y ella asintieron. —Sensei… ¿puedes hablarnos de nuestros padres?
Kakashi-sensei no pareció escucharlos durante un rato, pero luego alzó la vista al cielo y empezó a hablar. Les explicó lo brillante que era su padre como ninja además de buena persona, como su madre era testaruda y apasionada y una gran maestra de fuinjutsu. Les habló de algunas misiones que habían hecho, de todo lo que le habían enseñado y cómo le habían acogido, sobre todo su padre, cuando su padre Sakumo se suicidó.
Al escuchar su voz triste y melancólica Seina le tocó levemente el brazo y Kakashi-sensei le dirigió una diminuta sonrisa. Se despidieron en el centro y Naruto y Seina se encaminaron hacia su casa, la cual había sido puesta finalmente bajo el fidelus.
—Vaya día… —suspiró cansado Naruto y se tumbaron en el sofá—. Necesito hacer cualquier otra cosa y olvidar que ha pasado todo esto.
—¿Por qué no seguimos con nuestra reforma? Todavía quedan un par de horas de sol.
—¡Yosh! ¿Qué hacemos?
Seina cogió la libreta muggle que tenía justamente para hacer borradores y vio lo que habían apuntado. A penas habían limpiado toda la casa de arriba abajo y habían empezado a quitar las malas hierbas del jardín delantero de la casa. Realmente podría hacerlo todo ella sola, pero Naruto quería implicarse así que le dio un par de tareas. Miró todo lo que tenían por hacer.
—Está bien. ¿Qué te parece arreglar el jardín? Tendrás que quitar todas las malas hierbas, cortar el césped y luego hacer un hoyo para la piscina.
—¿De cuánto debe ser este hoyo?
—¿Qué te parec metros y 2 metros de profundidad? —preguntó ella—. Ese es un buen tamaño para nadar.
—¿Te dejo la tierra apilada en un montón? Podríamos usarla para nuestro huerto.
—Mmm… tienes razón. Te haré un barril sin fondo para que la metas allí mientras no la usemos. Yo intentaré añadir la segunda planta y hacer las separaciones de cada habitación.
Por suerte, el otro día, después de esconder la casa, ya había agrandado horizontalmente la propiedad, colocando unas cuantas ventanas más para que entrara más luz. Ahora, lo único que tenían que hacer era agrandarla verticalmente y luego remodelar los espacios. Transformó uno de los troncos en un barril de madera, y lo hechizó para que no tuviera fondo. Naruto lo cogió y se dispuso a arreglar la parte acordada.
Dio gracias a los Weasley por haberle enseñado a construir una casa mágica porque, de lo contrario, no tendría ni idea de cómo hacerlo. Agrandó verticalmente las paredes y vio como los peldaños de la escalera se agradaban. Cuando midió la longitud exacta del alto que querían en sus habitaciones, empezó a agregar las vigas de hierro que había preparado con anterioridad. Como todo el material transformado, había sido originalmente una enorme piedra convertida en metal y reforzada con runas.
Tardó casi una hora en arreglar los peldaños de la escalera, añadiendo uno más entre cada peldaño alargado, y en colocar las vigas de forma recta y segura. Luego, hizo el techo de la planta baja a partir de grandes placas de yeso blanco, pegadas a las vigas con magia permanente y runas. Rellenó el hueco entre las vigas y el nuevo techo de piedras que luego transformó en hormigón. Encima colocó las tablas de parqué idénticas a las del resto de la casa.
—¡WOW! —exclamó Naruto cuando vio como colocaba las últimas piezas de madera en el suelo de la nueva segunda planta—. ¡Está quedando increíble!
—¿Ya has hecho toda la faena? —preguntó sorprendida ella, alzándose del suelo.
—Nah. Mis clones están terminando de cavar el agujero del suelo. Creo que solo vamos por la mitad. El jardín ha sido cortado y las malas hierbas retiradas.
—Si acabas antes puedes cavar los agujeros para los árboles alrededor de la parcela y el tramo entre la piscina y el resto del jardín.
Naruto asintió. —¿Necesitas ayuda por aquí?
—No. Con mis clones solo tengo que hacer el trabajo mágico —negó ella. Los clones no podían hacer magia, pero le ahorraban mucho tiempo así que todo iba viento en popa—. Sabes, he estado pensado que quizás es mejor dejar el tejado como está.
—Mmm… sí quizás es demasiado trabajo. Podríamos poner el huerto en jardín delantero.
—Eso estaba pensando. Podemos pegarlo al muro delante de la casa y no molestaría. Seguiríamos teniendo bastante jardín delantero entre la casa y los huertos junto al muro.
—Cierto.
Naruto volvió al jardín y Seina aprovechó para acabar el día de duro trabajo colocando los muros de carga verticales, separando cada estancia. Quizás se habían pasado un poco, pensó para sus adentros. Cada planta debía de tener al menos 150 metros cuadrados. Más que suficiente para lo que querían. Por suerte, nadie sabía los metros exactos que compraron en la inmobiliaria, ni de terreno ni edificados, así que no se preocupó. Tampoco es que fuera a invitar a mucha gente a su casa.
—No está mal —dijo Naruto, cuando dieron un repaso a todo lo que habían hecho—. A este paso acabarás de construir la planta mañana mismo.
—Faltará pintarla, amueblarla, decorarla, poner las luces mágicas, añadir las ventanas, las puertas y los baños. No creo que lo acabe en menos de 3 días.
—Pues yo he cavado el hoyo de la piscina y los hoyos de los árboles que pensamos plantar. El jardín está saneado y faltará construir las separaciones para el huerto.
—Los parterres.
—¿Qué?
—Así es como se le puede llamar a las separaciones del huerto, del resto del jardín.
—Parterre. Vale. Lo que decía. ¿Qué árboles quieres que compre? No estaría mal poder recoger nuestra propia fruta.
—Pregúntale al vendedor los árboles frutales de este clima y compra uno de cada —se encogió de hombros—. ¿Has dejado las paredes del hoyo de la piscina lisas?
—Yep.
—Entonces mañana acabaré la piscina. Solo necesito revestir las paredes con hormigón y luego elegir un diseño para las baldosas. ¿De qué color quieres que se vea el agua de la piscina?
—¡Celeste! ¡No! ¡Turquesa! —Naruto le envió una imagen de una playa tropical.
—Mmm… Me parece bien. Será mejor que vayamos a cenar y a dormir.
Al día siguiente, se encontraron con que Kakashi-sensei había aparecido a las 8 de la mañana, en lugar de llegar una hora tarde. Atónito, Naruto no podía creerlo hasta que vio que se disponía a hablar con Sasuke sobre el fiasco de Madara. Tardó exactamente una hora en regresar con su compañero de equipo. Mientras tanto, los dejó con un clon para que pudieran practicar taijutsu, con las pesas en brazos y pies, y shurikenjutsu, que incluía kunais, shuriken y senbon.
—Dejemos que se calme —les dijo Kakashi-sensei, cuando vieron a Sasuke apretar los puños del enfado—. Un par de luchas y se le pasará.
El jonin usó sus clones para calmar a Sasuke mientras los observaba practicar sus nuevos ninjutsus. Seina y Naruto lo practicaron como siempre: añadiendo más chakra del necesario y disminuyendo el flujo hasta conseguir la técnica. Eso, más la visualización y el correcto mezclado de chakra, supuestamente eran suficientes para realizar la técnica correctamente.
—¡Suiton: suidan no jutsu!
Expulsó el chakra por la boca y, para su estupefacción, vio como el chakra se convertía en un cañón enorme de agua que acabó produciendo un pequeño lago en mitad del campo de entrenamiento. Paró el chorro desestabilizando su chakra y se secó las gotas de agua que habían salpicado en sus mejillas.
—¡SUGOI! —gritó Naruto al verlo, con una sonrisa de oreja a oreja—. ¡Ha sido increíble! ¡Ahora me toca a mí!
Seina vio como Naruto usaba una técnica similar, pero de naturaleza de viento. Dio gracias porque estuviera apuntando hacia otro lado al ver como un árbol se partía en dos. Vio a lo lejos como sus clones practicaban los otros dos jutsus: una esfera de agua con látigos que atravesaban a múltiples enemigos y un escudo de agua capaz de proteger a su creador y empujar a sus enemigos.
—Kakashi-sensei, ¿podríamos aprender algún jutsu médico? —preguntó al darse cuenta de que, si los atacaban y ella quedaba inconsciente, estaban jodidos.
—Mmm… Buena pregunta. La verdad es que yo no tengo ni idea de jutsus médicos —les confesó, ignorando sus cejas alzadas—, peerooo… Podemos pedir clases en el hospital.
—Ah, ¿sí? ¡Genial!
—¿Te gustaría que preguntara por ti, Seina? —ella asintió—. ¿Y vosotros dos?
—Nah, mi control no es tan bueno como el de Seina. Además, lo que aprenda ella me lo acabará enseñando a mí.
Sasuke miró a Seina, pidiéndole con los ojos que no le forzara a ir al hospital a pesar de querer aprender nuevas técnicas. Ella rodó los ojos y asintió.
—¡Está bien, cretinos! ¡Iré yo sola!
Estuvieron el día entero entrenando los nuevos ninjutsus, taijutsu contra los clones del jonin, esquivando genjutsus y enseñándole a Sasuke el shunshin además del jutsu paralizante. Cuando deshizo todos los clones de sombra sintió como sus barreras mágicas se resentían al recibir en un solo segundo la información de 50 clones distintos. Se dijo que, la próxima vez, los iría desactivando poco a poco. Aun así, mientras caminaba hacia su casa al lado de Naruto, sonrió al darse cuenta de que había practicado hasta la perfección 3 jutsus distintos.
—Quiero practicar estos jutsus con una sola mano y en silencio —le dijo Seina a su Naruto, mientras merendaban en el salón—. Si lo logro podría serme muy útil.
Naruto asintió, sorbiendo los fideos instantáneos de ramen. Cuando acabaron de merendar salieron al jardín dispuestos a acabar con la piscina.
—¿Qué te parece esta medida? Es la que acordamos.
—Está perfecto Naru. Puedes ir a comprar los árboles mientras yo acabo por aquí.
—¡Me llevo el monedero de los ahorros! ¡Ja ne!
Seina ni se giró, despidiéndose con la mano por encima de su cabeza. Sacó unas cuantas piedras y empezó las obras. No tardó ni 20 minutos en dejar las paredes lisas y grises con el hormigón transformado. Luego, puso las baldosas de un color turquesa pálido en el interior de la piscina, y unas baldosas de tacto rugoso de color marfil rodeando la piscina para poder andar y no resbalarse. Por último, añadió una escalera con 2 peldaños de metal que fijó con varios encantamientos y unos soportes alrededor de la piscina donde iría enganchado un cobertor, de ser necesario taparla. Usó runas en las baldosas interiores para que el agua no se contaminara y siempre estuviera templada, y más runas en la escalera para que no se oxidara.
Cuando Naruto llegó con un montón de clones cargando árboles, Seina ya había llenado la piscina entera con su nueva técnica de agua.
—Wow… ¡Es increíble! ¡Y enorme! —exclamó Naruto, dejando su árbol en el primer hueco que vio.
Los clones de Naruto plantaron los diferentes árboles, todavía jóvenes, y luego ella usó la magia para hacerlos crecer unos cuantos metros.
—¿Una higuera? —preguntó ella, mirando el árbol—. Está claro que no sabes cómo crecen los higos.
—¿De qué hablas? ¿Los higos no se podían comer? —preguntó confuso Naruto.
—Bueno, de forma muy resumida, las avispas hembra ponen huevos dentro de los higos y luego viene el macho y los fecunda —le explicó y evitó reír ante la cara horrorizada de Naruto—. Luego la avispa muere dentro del higo.
—¿¡NANI!?
No era técnicamente correcta, la explicación, pero para lo que necesitaba saber Naruto era más que suficiente. Estaba claro, por su expresión de asco, que no iba a comer ni un solo higo.
—Los higos podemos regalárselos a Sasuke —asintió Naruto, mirando al árbol—. Seguro que le gustan.
Seina se rió y dejó que Naruto acabara de plantar y regar los árboles. Fue a la segunda planta y puso las ventanas en sus sitios correspondientes, transformando las piedras en vidrio. Luego hizo los marcos de las puertas y ventanas, colocó las puertas, separó las habitaciones con paredes y sus respectivos rellenos, y modificó las lámparas con runas.
Mientras tanto, Naruto había construido los parterres en la parte delantera de la casa y había ido a comprar semillas de plantas que usaban para sus pociones. Por fortuna, uno de los trabajos por placer de jubilación de Hermione y Draco había sido reemplazar los ingredientes mágicos con otros más comunes así que, salvo algunas pociones más complejas que no usaría, la mayoría de pociones médicas podía fabricarlas en casa con plantas comunes. A pesar de que la efectividad no era la misma.
—No sé qué haría sin ti Hermione… —susurró y sonrió, mientras empezaba a preparar la cena.
—¿Qué es lo que falta por hacer en la segunda planta? —le preguntó Naruto, secándose la frente con el brazo.
—Faltará poner las paredes de cada habitación del segundo piso y el baño entero.
—Y amueblarlo.
—Exacto. Vete pensando qué es lo que quieres en tus dos habitaciones.
—¿Dónde vamos a poner el invernadero? —preguntó Naruto, robando un trozo de zanahoria del plato.
—Sinceramente, dejaría el invernadero para más adelante —se encogió de hombros—. Siempre que queramos podemos añadir otra habitación en la primera planta.
Naruto asintió.
—Ahora que lo pienso, nos sobra una habitación de invitados. Podríamos convertirla en algo.
Se quedaron en silencio, meditando qué podían poner allí. Seina pensaba poner en su estudio una pared completa con estanterías para pergaminos y libros. Una estación para preparar pociones con su armario inventario que ocupara otra pared entera y un escritorio.
—Podríamos poner una armería —le dijo—. Con todo el equipamiento para las misiones y demás.
—Mmm… No es mala idea. Pensaba tener una pared en mi estudio para las armas, pero en realidad es mejor tenerlo todo en un mismo sitio —musitó Naruto—. ¿Qué es lo que queda por hacer en la tercera planta?
—Tenemos que añadir las runas en el baño para eliminar residuos, de limpieza, las runas de los grifos y lámparas.
—Está bien. Lo haré yo mañana mientras tú terminas la segunda planta.
—Perfecto. Quedará hacer lo mismo en la primera planta y crear una despensa en la cocina. La nevera podemos quitarla y crear una alacena refrigeradora con runas.
—Queda más de lo que pensaba.
—Tampoco tanto. Yo creo que en 3 días acabaremos toda la casa.
Cenaron en silencio, cansados, y se fueron a la cama.
Al día siguiente les esperaba otra idiotizante misión de rango D.
—¿Qué tenemos que hacer? —preguntó Naruto, aburrido—. ¿Arrancar las malas hierbas de todos los jardines de Konoha?
—No. Pintar las paredes del nuevo hotel de Konoha. Por poco aciertas, Naruto.
Kakashi-sensei ni los miró. Tenía el rostro enterrado en su libro, el que parecía estar releyendo de nuevo, y caminaba con tranquilidad hacía el departamento de misiones. Seina suspiró de aburrimiento. Sabía que era un rito que todos los genin hicieran misiones de este tipo. Eran necesarias para ahorrar, familiarizarse con su equipo y poder entrenar diariamente con su jonin sensei sin la presión y el peligro de una misión normal. Aun así, no eso no significaba que estuviera cansada de tener que pintar, limpiar y rescatar animales. Por lo menos le pagaban mucho más de lo que cobraría un civil.
—¿Por qué la gente contrata a ninjas para hacer este tipo de trabajos? —preguntó ella—. Cualquiera podría pintar una pared.
—Ya, pero poca gente lo hace en unas pocas horas. Un trabajo de pintura de este tipo podría suponer un par de días de trabajo, así como la necesidad de contratar a más de 3 personas y el alquiler de escaleras u otros materiales que los ninjas no hacemos servir —le contestó Kakashi-sensei, pasando de página—. Además, la presencia de ninjas siempre supone una disuasión a posibles saboteadores.
Seina alzó una ceja, meditando sobre lo que acababa de escuchar. Si el dueño pintara él mismo las paredes no tendría que contratar a nadie, por mucho que tardara una semana en pintarlo todo. Lo único que parecía tener algo de sentido era lo de la disuasión. Se encogió de hombros y aceptó la explicación. Recibieron el pergamino con los detalles de la misión y se encaminaron hacia el hotel recién construido. En seguida vio que la madera de la fachada necesitaba al menos una capa de barniz.
—¿Y este sitio es nuevo? —preguntó Naruto, con su habitual tacto. Seina le dio una colleja—. ¡Hey!
—Esas cosas se piensan, no se dicen, Naruto.
—Mira que eres dobe —se burló Sasuke, adentrándose en el hotel.
—¡Pero si no he dicho nada malo!
—Chicos —les llamó la atención Kakashi-sensei y todos se callaron.
Vio como hablaba con el dueño, quien parecía muy contento de verlos. Después de una pequeña charla de cortesía, el dueño les explicó lo que quería y les entregó el material. Como había 3 plantas se repartieron una cada uno de buenas a primeras.
—Seina —le llamó Sasuke antes de que pudiera irse—. Hagamos un trato.
Seina sonrió de oreja a oreja al escucharlo. Sasuke había hecho los informes de las otras 2 misiones y todavía le quedaban 5 más hacer según lo pactado. Estaba claro que se había acostumbrado a dejarlos hacer el trabajo duro mientras él se tomaba el tiempo libre para hacer el informe.
—5 más —le dijo y ella se partió de risa al darse cuenta de que tenía razón.
—10.
Sasuke suspiró. —Está bien, otros 7 informes.
—¡Yay! —vitoreó Naruto, que prefería hacer el trabajo y ahorrarse la escritura.
—Un momento, chicos —bufó una risa Kakashi—. No podéis evitarle siempre el trabajo a Sasuke negociando quién escribe los informes.
—¿Por qué no? —le reprochó Naruto y Sasuke asintió con los brazos cruzados—. ¿No forma parte de ser ninja negociar?
—Eh… Sí, pero eso no tiene nada que ver. ¿Cómo sabrá Sasuke pintar una pared de su casa en el futuro, por ejemplo? —intentó hacerlos entrar en razón Kakashi-sensei. Todos le miraron incrédulos.
—Ya, porque para pintar una pared hace falta ser experto en ingeniería —se rió Seina, al escuchar el penoso argumento de Kakashi-sensei.
—Además, contrataría a un equipo genin —dijo ladinamente Sasuke, con una sonrisa arrogante.
Naruto y Seina se carcajearon al escucharlo y al ver el rostro exasperado de Kakashi-sensei. Sabía por qué intentaba que Sasuke cooperara pero, siendo misiones de rango D, no servía para prácticamente nada que perdieran el tiempo cuando con los clones agilizaban la faena. No sacaban nada como equipo si Sasuke ayudaba a pintar una mísera pared. Asimismo, al compartimentar el trabajo, sí que estaban actuando como equipo, coordinándose y repartiendo tareas de la forma más eficiente.
—Bueno… que conste que lo he intentado —dijo al aire el jonin y volvió a enterrar el rostro en su libro.
—Te sumaré las misiones a tu lista de informes —aseguró Seina, ignorando a su maestro, y luego creó una decena de clones.
No tardaron ni un par de horas en terminar de pintarlo todo. Mientras tanto, Sasuke y Kakashi-sensei se sentaron en una mesa para hacer el informe y leer el libro, respectivamente. Seina no pudo reprimir la sonrisa durante todo el día al notar la harmonía en su equipo y pensó que quizás Kurama tenía razón cuando dijo que debía confiar más en ellos si quería que fueran un equipo de verdad.
—Yo siempre tengo razón, enana… —bromeó Kurama. Volvió a sonreír.
—Hai, hai.
