Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Simaril, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Simaril, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Mariquitas
Agosto de 1992 - Bella tiene cuatro años
Edward
Algo había sucedido.
Me quedé quieto un momento más, no del todo listo para abrir los ojos y destruir la ilusión.
El aire era diferente. Sentía una ligera brisa en mi rostro, trayendo consigo el dulce y húmedo olor del bosque. Los suaves sonidos de respiración y lluvia contra la ventana desparecieron. En su lugar, estaban los ligeros sonidos de animales corriendo y el viento moviéndose a través de los árboles.
Tenía miedo de abrir los ojos y destruir la ilusión, pero si no tuviera el coraje de siquiera abrir los ojos, nunca sabría la verdad.
Ella siempre fue tan valiente. Si estuviera aquí, en lugar de mí, ya estaría buscando a su alrededor. Tocando los árboles, agarrando puñados de las hojas que podía sentir crujir bajo mis pies. Ella querría experimentarlo todo. Ahora. No dejar nada al azar.
Ella ya me estaría buscando.
Fue esa comprensión lo que hizo que mis ojos se abrieran de golpe y mi respiración fuera un jadeo ahogado.
¡Ella podría estar aquí!
Mis pies se movieron sin una instrucción consciente. Era como si mi cuerpo supiera dónde tenía que estar y asumiera la responsabilidad de llevarme allí, al menos hasta que mi mente confusa y cobarde pudiera ponerse al día.
Mis pisadas fueron lentas y constantes al principio, moviéndose infaliblemente a través de los árboles, aumentando gradualmente la velocidad a medida que aumentaba la anticipación. Pronto estaba corriendo, avanzando a través de los árboles, atraído por la posibilidad de ella.
Me congelé en seco cuando vi una estructura al borde del bosque. Cuando el reconocimiento me golpeó, mis piernas se doblaron y caí de rodillas.
Era la pequeña casa blanca que conocía, pero era diferente. Las tablillas, que necesitaban una capa de pintura la última vez que las vi, ahora eran de un blanco recién pintado. Las flores que sembré con mis propias manos ahora eran una extensión llana de césped.
Al menos llegué al lugar correcto, aunque todavía no sabía si estaba en el momento adecuado.
Cerré los ojos y fijé su rostro en mi mente.
Podía verla tan claramente. Me la imaginaba poniendo los ojos en blanco.
—A menos que hayas hecho todo esto para ver mi casa de nuevo, necesitas acercarte un poco más —bromeó—. Pero es completamente tu elección.
Oh, cuánto la extrañaba. Su ausencia era un dolor físico ardiente, que amenazaba con vencerme en cualquier momento.
Se inclinó y tomó mi mejilla. Casi podía sentir el calor de su mano contra mi piel fría.
—Está bien, amor —susurró, señalando la casa—. Solo mira.
Obedientemente, fijé mi mirada en la casa. La puerta trasera se abrió y salió corriendo una pequeña figura. Era joven, no tenía más de cuatro años, pero no había dudas de quién era.
—Ahí estoy —suspiró Bella en mi mente—. Sabía que me encontrarías.
La miré con avidez, bebiéndola con mis ojos.
—Podrías ir a saludar —sugirió la Bella de mi imaginación—. Presentarte.
—No es así como sucede —contradije—. No me conoces cuando tienes cuatro años en el jardín de Charlie.
Ella resopló dramáticamente.
—Bien, pero no puedes culparme por intentar acelerar tu reacio trasero, ¿verdad?
Sonreí.
—No, no puedo, pero tú misma dijiste que tiene que suceder de la manera correcta. ¿Quién soy yo para interferir con el destino?
—No me preguntes. Después de todo, soy solo un producto de tu imaginación. Pero esa chica de allí vive, respira y se siente sola. Le vendría bien un amigo.
Regresé mi atención a la Bella del presente. Estaba vestida con un overol de mezclilla y una camiseta roja que claramente eran nuevas. Sus trenzas estaban torcidas y tenía rastros de un bigote de leche en su labio. Estaba descuidada y adorable.
—No te ves sola —observé.
—Bien. Choca tus talones y sigue hablando con mi yo imaginario. Cuanto más lo hagas, más tiempo podrás seguir hablando contigo mismo.
—¿Qué quieres decir? —pregunté ansiosamente.
—Solo necesitas una Bella —dijo crípticamente.
Eso no es cierto. Necesitaba todas las Bellas que pudiera conseguir.
Presente Bella llamó mi atención de nuevo mientras se arrodillaba y comenzaba a examinar una brizna de hierba con toda la concentración de un artista examinando el trabajo de un maestro.
Me acerqué un poco más, asegurándome de que los árboles me ocultaran, y traté de ver lo que estaba mirando.
Extendió su pequeña mano y luego se la llevó a la cara. Era una mariquita. Observó con fascinación cómo se abría paso a través de sus nudillos con hoyuelos, con una sonrisa encantada en su rostro.
Luego habló, y recordé una vez más lo joven que era. Su voz era tranquila y suave, definitivamente la de una niña.
—Hola, soy Bella. ¿Cómo te llamas?
Mi Bella imaginaria resopló delicadamente.
—Vaya, realmente soy especial, ¿no?
Aunque claramente lo quiso decir como una crítica, pretendí escucharlo como una observación de sus atributos positivos.
—Eres maravillosamente especial.
Mis pies temblaron, queriendo correr a su lado. Sabía que no podía ir con ella. Conocía las reglas, pero ella me atraía como un imán.
Todavía estaba tratando de hacer que el insecto conversara cuando la puerta trasera se abrió de nuevo y salió un Charlie Swan mucho más joven.
Por eso existían las reglas.
Charlie Swan me conoció en 2003 cuando nos mudamos por primera vez a la zona. No podía conocerme ahora. No sabía las consecuencias exactas si me viera, pero no estaba dispuesto a averiguarlo.
—¿Qué tienes ahí, Bells? —preguntó, agachándose a su lado.
—Es una mariquita. —Le tendió la mano para mostrársela—. Su nombre es Lady.
Sus labios se contrajeron.
—Ese es un buen nombre para una mariquita. ¿Tú lo elegiste? —preguntó.
—No seas tonto —indicó con un adorable ceño fruncido—. Ella me lo dijo.
—Bueno, tienes que regresar a Lady donde la encontraste —explicó—. Vamos a ver a Billy y Sarah, y a las mariquitas no les gusta estar en los autos.
—Está bien. —Apoyó la mano en el suelo y observó cómo el insecto regresaba a la hierba—. Hasta luego, Lady.
Tomó la mano que le ofrecía Charlie y desaparecieron por el costado de la casa. Menos de un minuto después, escuché el sonido de un automóvil al arrancar y el crujido de las ruedas contra la grava mientras salía a la carretera.
—Entonces, ¿qué quieres hacer ahora?
Quería volver a casa con mi familia. Quería aliviar su ansiedad. ¿Quién sabía cómo me veía en su tiempo? ¿Seguía sentado en el sofá, abrazado por Esme y Alice, sin responder a sus palabras? ¿Estaba allí en absoluto? ¿Podría mi cuerpo haber sido transportado junto con mi conciencia?
Me agaché y recogí un puñado de tierra a mis pies. Pude tocarlo, sentirlo, lo que significaba que podía afectar las cosas físicamente. Eso fue reconfortante.
—Podrás volver —prometió.
Los árboles a mi alrededor y la casa frente a mí parecían brillar como en una bruma de calor. Por un momento, pude escuchar tanto los sonidos ambientales del bosque como las suaves voces de mi familia. El bosque se había ido cuando mis ojos se abrieron de golpe y estaba de vuelta en la sala de estar de nuestra casa.
Escuché exclamaciones de conmoción y voces que disparaban preguntas hacia mí, pero no pude responderlas. Un sollozo se construyó en mi garganta, y escondí mi rostro entre mis manos húmedas y sucias.
Sentí un gran alivio al saber que estaba en casa con mi familia y que no quedaría atrapado en el pasado como temía. Pero con ese alivio vino el conocimiento de que había dejado atrás el lugar donde una Bella de cuatro años estaba hablando con las mariquitas, y estaba de regreso en el lugar donde no existía más Bella.
—¿Qué pasó, hijo? —inquirió Carlisle.
—Funcionó. —Mi voz era apenas un susurro—. La vi.
Los pensamientos de una mezcla de alivio, tristeza, celos y gratitud se extendieron por la habitación. Estaban felices de que la hubiera visto, pero envidiosos de que no fueron ellos.
—¿Cómo se veía? ¿Qué dijo? —preguntó Alice con entusiasmo.
Sonreí, feliz de tener la oportunidad de compartir esto con ellos, hablar en voz alta de cada detalle y crear un nuevo conjunto de recuerdos para todos ellos.
—Bueno, ella estaba en el jardín de Charlie, e hizo una amiga...
Mis temores de que mi aparición fuera única en el pasado de Bella eran innecesarios. Una vez que hube terminado de contar la historia de mi primer encuentro, miré a Makenna.
—¿Puedes intentarlo de nuevo? —pregunté.
Ella sonrió serenamente y asintió. Cerré los ojos y fijé mi mente en la hora y el lugar donde quería estar. Una vez más, sentí la sensación vertiginosa de estar en dos lugares a la vez antes de que mis pies encontraran tierra firme, y observé a la versión anterior de la casa de Charlie.
Esta vez me quedé más tiempo. Observé desde las sombras mientras ella seguía con su vida. Charlie era un padre devoto, aunque un poco inepto. Hizo todo lo que pudo, pero Bella solo tenía unos meses cuando Renée lo dejó, llevándose a Bella con ella, y él luchó con su papel de padre.
A medida que el verano llegaba a su fin, mi tiempo con la joven Bella estaba terminando. Ella me dijo que solo me veía durante los veranos en Forks; de todos modos, sería demasiado llamativo bajo el sol de California. Supe por una visita a la ciudad un día, siguiendo a Bella y Charlie mientras compraban comestibles, que era visible para todos; y un día soleado probó que mi tenue presencia en este tiempo no impedía que mi piel reaccionara a la luz del sol.
No parecía haber ninguna correlación entre cuánto tiempo estaba en el pasado y cuánto tiempo transcurría en mi presente. Esperaba poder adelantarme a su próxima visita de verano. La idea de tener que esperar once meses antes de poder volver a verla era más de lo que podía soportar.
Bella pasó su último día en Forks jugando en el jardín con las hijas gemelas de Billy Black: Rachel y Rebecca. Eran un trío excepcionalmente silencioso, solo hablaban ocasionalmente, pero a ninguna de ellas parecía importarle. Se las arreglaron felices de la manera en que solo los niños parecían capaces de hacerlo.
—Me voy a casa mañana —advirtió Bella en mi mente—. ¿Aún vas a hablar conmigo?
—No lo sé, ¿lo haré?
—Sí. Vas a presentarte en un minuto, y jugaremos a las palmaditas juntos.
Me reí suavemente. Mi atención se dividió entre ella y Bella tratando de hacer una cadena de margaritas en la hierba.
—No te creo.
No hubo tiempo para que ella respondiera antes de que Billy Black, más joven y sano, saliera a buscar a sus hijas y Charlie la llamara para cenar.
La vi irse, mi corazón dolía por seguirla. Mi entorno adquirió el brillo brumoso que siempre presagiaba un regreso a mi presente, y le susurré mi adiós a la joven Bella mientras desaparecía en la casa.
Bueno, vemos el punto de vista de Edward y cómo fue su primera visita al pasado de Bella. Para que no se confundan con la trama les explicaré un poco sin dar spoilers: Edward del futuro viaja al pasado de Bella y la conoce desde niña. En el presente, Bella llega a Forks con esos recuerdos de las visitas de Edward, pero Edward del presente todavía no tiene esos recuerdos. Parecido a la película The time traveler's wife/Te amaré por siempre.
Cuéntenme qué les pareció.
