Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Simaril, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Simaril, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Como debería ser

Bella

Emily mostró una paciencia notable tanto con la idiosincrasia de mi camioneta como con mis lágrimas aparentemente interminables. Cuando finalmente superé el impacto de ver a mi mejor amigo transformarse en un lobo gigante, comencé a darme cuenta de lo que esto significaba para él. Billy podría decir que era un honor, pero todo en lo que podía pensar era en el peligro en el que estaba Jacob ahora que se enfrentaba a proteger a la gente de los vampiros, de Victoria. La idea de la pelirroja provocó un nuevo ataque de lágrimas.

Afortunadamente, Charlie todavía estaba en el trabajo, así que pude entrar en la casa sin ordenar mis emociones. Entré a trompicones en el salón, miré a mi alrededor con ojos nublados y me dejé caer en el sofá. Emily se sentó a mi lado y me dio unas palmaditas en la espalda.

—Estarás bien, lo sabes —indicó—. La manada cuidará de ti.

—¿Pero quién cuidará de ellos? ¿Quién los protegerá de los vampiros?

—No necesitan protección —explicó pacientemente—. Los lobos son más que capaces de cuidarse a sí mismos. Viste a Jacob y Sam hoy; son enormes. También son rápidos y fuertes, y en caso de que te lo perdieras, hoy mataron a un vampiro. ¿Crees que lo haría? ¿Estar tan tranquila si pensara que Sam alguna vez estuvo en peligro?

Negué con la cabeza y me limpié las lágrimas de los ojos.

—Lo siento.

Ella sonrió.

—No hay nada de qué disculparse, Bella. Es difícil entenderlo, lo sé. También me tomó un tiempo.

Sin embargo, no era eso. Acepté que los lobos eran reales incluso antes de verlos. Eran solo otra faceta de mi vida sobrenaturalmente inusual. Creía en los vampiros desde que era joven, porque amaba a uno. Ahora, también amaba a un lobo, aunque no de la misma manera.

—¿Crees que Jake estará bien?

—Lo estará eventualmente —pronosticó—. Es difícil para ellos al principio, entrar en fase. Tienen que calmarse y desarrollar el control antes de poder volver. Jake viene de una buena línea de sangre. Hará la diferencia.

Dejé que sus palabras se precipitaran sobre mí y me tranquilizaran. Las lágrimas cesaron y me sentí más tranquila. La propia Emily parecía ser una de esas personas que eran innatamente tranquilas y pacíficas, como Angela. Me ayudó a hacer lo mismo.

Tranquila como estaba, no podía simplemente sentarme y esperar noticias de Jacob. Emily y yo nos mudamos a la cocina y me ayudó a preparar la cena de Charlie para esa noche. Mientras trabajábamos, me habló del enorme apetito y la propensión de los lobos a romper la ropa. Las otras personas al tanto dentro de la tribu, Harry, su esposa Sue y Billy, ayudarían a proporcionarles comida y ropa para que no todo recayera sobre Emily. Sin embargo, ella era la que más cocinaba para ellos, y fue la que pasó el tiempo hurgando en las tiendas de segunda mano en Port Angeles en busca de ropa para ellos. Su pequeña casa en La Push se convirtió en su base no oficial.

Estábamos de vuelta en el salón, hablando sobre su vida con Sam y sus planes para su boda, cuando alguien llamó a la puerta. Me sobresalté, asustada por un momento antes de darme cuenta de que nadie que representara una amenaza para mí, tocaría.

Cuando abrí la puerta, vi a Sam en el umbral. Me aparté para dejarlo entrar y se movió directamente al lado de Emily. No la saludó tan efusivamente como lo hizo en casa de Billy, pero todavía había una tácita adoración entre ellos.

—¿Cómo está Jake? —pregunté de inmediato.

—Lo está haciendo bien —informó Sam—. Se las arregló para transformarse bastante rápido. Está corriendo con Jared en este momento. Sin embargo, está preocupado por ti. Entonces, ¿cómo estás?

—Estoy bien —indiqué—, un poco asustada, pero eso es más por el hecho de que hay un vampiro viniendo por mí de nuevo que Jacob convirtiéndose en un lobo gigante.

Sam asintió pensativamente.

—Se lo dije. Me imaginé que una chica que anda con vampiros no tendrá problemas con los lobos.

—¿Puedo verlo? —inquirí.

—Todavía no —opinó Sam—. Todavía es demasiado inmaduro, demasiado nuevo. Ha demostrado un control impresionante hasta ahora, pero no podemos correr ningún riesgo. Se mantendrá como lobo por un tiempo, para acostumbrarse. Tal vez en un par de semanas...

¡Dos semanas! Ni siquiera sabía si me quedaban dos semanas. Con Victoria buscándome, mi tiempo podría terminar en cualquier momento.

Mi horror debió reflejarse en mi rostro cuando Emily dijo:

—No es tanto tiempo, Bella. Pasará rápido.

Asentí.

—Está bien.

—Ahora, tenemos que hablar de ti —propuso Sam—. Obviamente, rastrear al chupasangre será un poco más fácil ahora que sabemos lo que está buscando. El vampiro que eliminamos hoy fue una muerte fácil en comparación con nuestras historias. Creemos que era bastante nuevo. Esta Victoria obviamente no lo es, será más difícil. Sin embargo, vamos a protegerte, Bella. Todos lo haremos. Habrá un lobo contigo en todo momento, incluso si no puedes vernos.

Emily apretó mi mano.

—Mira, ellos te cuidarán.

—¿Qué hay de Charlie? —pregunté—. Victoria podría apuntar por él.

Sam lo consideró por un momento.

—Puede que tengas razón. Haré que alguien lo siga, también, y cuando podamos, haré que Billy lo lleve a la reserva. Tú también. Cuando no estés en la escuela, debes venir a casa de Emily. Siempre tenemos a uno de nosotros patrullando allí. —Asintió para sí mismo—. Es bueno que Jacob se haya transformado; vamos a necesitar los números. Esperemos que Embry lo siga pronto.

Me sentí culpable de que se estuvieran arriesgando por mí y por Charlie, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Necesitaba a Charlie a salvo, y sabía que no me dejarían trotar hacia la muerte sin intentar protegerme.

—Gracias, Sam —expresé con sinceridad.

Me favoreció con una sonrisa.

—Es lo que hacemos.


La vida sin Jacob fue dura. La vida sabiendo que Victoria vendría por mí fue más difícil.

Aunque traté de no permitirlo, estas cosas me deprimieron de nuevo. Extrañaba a Jacob, sin él para ahuyentar las sombras, me deslicé de regreso a la oscuridad.

No estaba sola. Cuando no estaba en la escuela o durmiendo, estaba en casa de Emily. Charlie estaba contento de que tuviera una nueva amiga, pero le preocupaba que estuviera descuidando a Jacob. A Billy se le ocurrió una historia de tapadera de mononucleosis para explicar su ausencia. Eso y el hecho de que Jacob no era seguro para estar en público por un tiempo, hizo que Charlie no lo viera repentinamente y me hiciera pasar un mal rato por eso.

Emily se convirtió en una buena amiga. La ayudaba a preparar la comida para la manada cuando estaba allí. La manada en sí era... difícil. Jared y Sam fueron lo suficientemente amables, pero Paul pareció tomar mi presencia como una afrenta personal. No solo hice caer a Victoria sobre ellos, obligándolo a ser niñero, sino que yo era una extraña que conocía el secreto. Eso y el hecho de que elegí pasar tiempo con los Cullen, hizo imposible que nos lleváramos bien, y nos evitábamos la mayor parte del tiempo. Patrullaba con Jacob mientras yo estaba en casa de Emily.

A veces, mientras conducía a la escuela, veía un lobo siguiéndome entre los árboles. Por la noche, veía una forma oscura en el bosque alrededor de nuestra casa. No subestimaba el sacrificio que era para los lobos protegernos a mí y a Charlie, y hacía todo lo posible para facilitarles las cosas al no vagar entre la casa y La Push o la escuela.

Pasó una semana desde que descubrí que Victoria estaba de regreso, una semana desde que Jacob se retiró y me sentí miserable. Era como si un peso se hubiera apoderado de mí que no podía levantar. No solo extrañaba a mi novio y su familia, sino que mi mejor amigo tampoco podía verme.

Dejé a Emily tarde esa noche, siguiendo a Charlie por el camino de regreso a Forks después de un partido de fútbol que mantuvo a Charlie en casa de Harry hasta tarde. Vi la sombra en los árboles a mi lado y me pregunté cuál de los lobos estaría perdiendo el sueño por mí.

Mi expresión debió haber sido particularmente sombría, ya que Charlie me agarró del brazo antes de que llegara a las escaleras y me giró para mirarlo.

—Bella, ¿estás bien? —preguntó.

—Claro, papá —mentí. Sacudió la cabeza y supe que no lo había engañado ni un poco. Suspiré—. Solo cansada, es todo. Estaré bien.

—Sé que extrañas a Jacob, pero se siente como si estuviera pasando algo más. ¿Se trata de… él?

Esta era la primera vez que Charlie sacaba a relucir el tema de Edward en mucho tiempo. Evitaba toda mención de él desde que se fueron.

—En cierto modo —admití.

—¿Lo hace más difícil? —preguntó—. ¿Estar aquí, en Forks? Porque a tu mamá le encantaría que te quedaras con ella.

—No, no puedo dejar la escuela ahora, no cuando estoy tan cerca de la graduación. Y me gusta estar aquí contigo.

—Y me encanta tenerte aquí, créeme. No quiero que vayas a ningún lado, pero quiero que seas feliz.

Entonces hice algo que no había hecho en mucho tiempo. Di un paso adelante y abracé a Charlie.

—Estoy más feliz aquí de lo que jamás sería en Florida —susurré—. Estoy tan contenta de haber regresado a vivir aquí. Te amo, papá.

—Yo también te amo, Bells —dijo en voz baja, levantando los brazos para devolverme el abrazo—. Me alegra que estés aquí.

Me quedé así durante mucho tiempo, absorbiendo su calidez y su familiar aroma a Old Spice. Sabía que esta podría ser la última vez que podría abrazarlo así, y quería aprovecharlo al máximo. Aunque se sintió como un adiós.


Esa noche no pude contener las lágrimas. Aguanté hasta que los ronquidos de Charlie retumbaron por el pasillo, y luego me dejé llevar. Lloré por Edward. Lloré por Jake. Lloré por Charlie y Renée, y por mí. Me dejé sentir por primera vez a las personas que dejaría atrás y el futuro que perdí.

Tal vez habría pasado la noche permitiéndome soltar las lágrimas si no fuera por el ruido en el pasillo. Me incorporé de un tirón y miré hacia la puerta. Podría haber sido Charlie, despertando porque escuchó mi llanto, pero cuando me concentré, escuché sus ronquidos aún retumbando. Podría haber sido Victoria, pero no la habría escuchado a menos que ella quisiera ser escuchada. Pasé suficiente tiempo con mis vampiros para saber que podían permanecer callados como fantasmas cuando querían. A menos que quisiera que supiera que vendría...

La puerta se abrió con un crujido y contuve la respiración, preguntándome si esto era todo, el final para mí. Entonces vi que la figura se deslizaba por la puerta y suspiré de alivio.

—¡Jacob!

Él sonrió.

—El único. —Había cambiado desde la última vez que lo vi. Llevaba el pelo una vez largo, muy corto y parecía haber ganado al menos cinco centímetros de altura. Se veía tan diferente, pero su sonrisa era familiar. Seguía siendo mi Jacob.

—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté.

Arqueó una ceja.

—¿Crees que podría sentarme ahí afuera escuchándote llorar y no hacer nada?

—¿Pero qué hay de Sam?

Jacob se dejó caer en la cama a mi lado y envolvió un cálido brazo alrededor de mi hombro.

—No violé sus reglas. Dijo que no podía entrar a hurtadillas por tu ventana para verte. No lo hice. Usé la llave y entré por la puerta.

Me reí y luego ahogué el ruido detrás de mi mano.

—Gracias, Jake. Necesitaba esto, verte, reír.

—Sí, yo también necesitaba verte. Me estaba volviendo loco por no poder hablar contigo. Estaba preocupado por ti. Charlie le dijo a Billy que te estabas deprimiendo otra vez.

Suspiré.

—Ha sido mucho, sabes: Victoria, tú, Edward.

Se puso rígido y me pregunté qué dije que lo molestó tanto.

»Pero estoy bien ahora, Jake —agregué rápidamente—. Estaré bien mientras tú lo estés. ¿Lo estás?

Miró al suelo.

—Estoy bien, supongo. Ser un lobo no es tan malo. Sam y los demás han sido geniales. Puedo proteger a la gente, lo cual es genial, pero...

—¿Pero?

—Pero siento que toda mi vida me ha sido arrebatada y ni siquiera tuve voz y voto. Todo ha cambiado y ya no sé dónde encajo.

—Tú encajas aquí, conmigo —sugerí rápidamente—. Sigues siendo mi Jacob.

Él sonrió levemente.

—Desearía que eso fuera cierto, pero no lo es, ¿verdad? No eres mía y no soy tuyo. Esperaba... Cuando te vi... Pero no sucedió. Además, todavía estás enamorada de tu chupasangre.

Me puse rígida.

—Su nombre es Edward.

—Sí, él. Todavía estás enamorada de él, ¿no?

—Lo estoy —afirmé—. Siempre lo he estado.

—¿Siempre? —Jacob arqueó una ceja—. Bella, lo tuviste por menos de un año. Eso no es un amor legendario.

—No, Jake —contradije con tristeza—, lo he amado desde que era una niña.

—Quieres decir que él… —parecía disgustado—, te ha estado rondando desde que eras una niña.

—Sí y no. Estuvo conmigo casi todos los veranos desde que tenía cinco años, pero no era el Edward que conoces. Es su yo del futuro. —Suspiré y pasé una mano por mi cara—. Es una larga historia.

—¿Sí? Suena así. Dímela de todos modos.

—En algún momento de su futuro, Edward encontrará un vampiro que pueda manipular el tiempo. Ella lo enviará a mi pasado para que me vea. Tendré cinco cuando lo conozca por primera vez, y pasaré todos los veranos con él hasta que tenga quince años. Nada de esto le ha sucedido todavía. —Estaba casi segura de ello. Dondequiera que estuviera Edward en el mundo ahora, no estaba conmigo. Sería mi muerte o mi transformación lo que le haría volver a mi pasado—. Pero sucederá.

—Eso suena seriamente jodido, Bells. Ni siquiera tuviste la oportunidad de tener una vida normal, ¿verdad? Él te estaba acosando desde que tenías coletas.

—No me estaba acosando —espeté con un poco de ira en mi tono.

—Quizás no —convino Jacob—, pero tengo razón sobre el resto. Nunca tuviste la oportunidad de una vida normal, no con él acechando tu infancia. Yo nunca tuve la oportunidad.

—Lo siento, Jake —murmuré con tristeza—. Te amo, pero no de la manera que necesitas. Él tomó tanto de mi corazón cuando entró en mi vida que nunca hubo lugar para otra persona.

—Sí, como dije, jodido.

Ahora me estaba molestando. Actuaba como si fuera culpa de Edward, cuando incluso si yo no me hubiera enamorado de él, no podríamos estar juntos.

—No más jodido que la impronta —escupí.

Tuvo la gracia de parecer avergonzado.

—¿Sabes sobre eso entonces?

—Sí, lo sé, así que sé que incluso si no existiera Edward, no podría haber un nosotros. Nunca podrías amarme por completo, sabiendo que hay alguien ahí afuera, alguien que es perfecta para ti en todos los sentidos.

—Puede que no suceda —se quejó—. Es raro.

—También lo son los vampiros y los hombres lobo, y los he encontrado a ambos en mi vida.

Jacob se pasó las manos por la cara.

—Todo esto está tan jodido. Quiero volver a antes de los lobos y vampiros y toda esta mierda. Quiero que vuelva a estar bien.

—Nunca ha estado bien, Jake —indiqué—, no para nosotros.

Parecía abatido.

—Supongo que no. Sin embargo, no es justo, ¿verdad?

Descansé mi cabeza en su hombro y él alisó mi cabello con su mano.

—No, Jake. No es justo.

Justo o no, era mi vida. Quizás si el mundo fuera como debería ser, sin vampiros ni hombres lobo, estaría con Jacob, pero el mundo no era como debería ser. Amaba a Edward y Jacob se podía imprimar en cualquier momento. No había forma de que pudiéramos estar juntos.

Me incliné hacia su toque, y por un momento fingí que la vida era justa y que estaba yo en los brazos del hombre que amaba. Mientras presionaba un cálido beso en mi cabello, me di cuenta de que él también estaba fingiendo.