Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Simaril, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.
Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Simaril, I'm just translating with the permission of the author.
Capítulo beteado por Yanina Barboza
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Ataque
Jacob
La vida apestaba a veces.
Enamorarse de la chica más increíble, solo para descubrir que nunca sucederá porque todavía está enamorada de otra persona, apestaba. Descubrir que eres un hombre lobo y que algún día podrías imprimarte de alguien, rompiendo todos los lazos románticos con otra, apestaba. Descubrir que la seguridad de la reserva y la ciudad descansaban sobre tus hombros, apestaba. No tenía miedo de la responsabilidad, pero tenía miedo de fracasar. Si alguien resultara herido porque no fui lo suficientemente rápido o fuerte, nunca podría perdonarme a mí mismo. Lo sabía a ciencia cierta. Los demás pensaban en ello todo el tiempo: los excursionistas, extraños, que murieron porque no atraparon a los vampiros a tiempo.
Billy dijo que este era un deber sagrado y que teníamos suerte de estar patrullando, pero no me sentía afortunado. No podía evitar pensar en lo fácil que era la vida cuando era solo un chico, construyendo un auto, pasando el rato con mis mejores amigos y amando a Bella.
Estaba de camino a la casa de Emily para una reunión con la manada y Bella. Sam se enteró de que entré en la habitación de Bella tan pronto como él entró en fase esa mañana y escuchó mis pensamientos. Una vez que terminó de regañarme por romper sus reglas, me preguntó por mi control. Cuando se enteró de que no tuve problema en absoluto, consideró que era seguro que nos encontráramos y habláramos. Él se enteró por mí que Bella sabía de un vampiro talentoso y quería saber más; siempre creímos que las menciones de dones en nuestras leyendas era una mierda, ahora estábamos empezando a preocuparnos.
La camioneta de Bella estaba estacionada afuera de la casa de Emily, y sentí que mi ceño fruncido se convertía en una sonrisa. Ella tenía ese efecto en mí, haciéndome feliz cuando muchas otras cosas estaban mal. Cuando abrí la puerta, la vi a ella y a Emily trabajando en las encimeras. Bella estaba batiendo un tazón gigante de huevos y Emily estaba poniendo tocino en un plato. Bella se veía mejor que la noche anterior. Sus ojos brillaban y estaba sonriendo.
Sam, Jared y Paul estaban sentados a la mesa. Sam estaba mirando a Emily con una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras Paul y Jared masacraban un enorme plato de panecillos.
—¿Hambriento? —me preguntó Emily.
—Muerto de hambre —confirmé, tomando un panecillo del caos y apoyándome contra la encimera al lado de Bella. Me sonrió mientras vertía los huevos en una sartén grande.
—Vengan a sentarte, Bella, Jacob —llamó Sam, y después de intercambiar una mirada, obedecimos.
—Ahora, Jacob nos contó todo lo que dijiste anoche —comenzó Sam—, y queremos hablar sobre el vampiro dotado.
Bella me lanzó una mirada, obviamente herida por haber compartido lo que me confió. Sin embargo, no era como si hubiera tenido elección.
—No pude evitarlo —dije a la defensiva—, me oyeron pensar en eso.
Bella parecía confundida y Paul se rio disimuladamente.
—Oye, mira, hemos dejado perpleja a la amante de las sanguijuelas. Nadie te habló de esa parte de ser un lobo, ¿verdad?
Observé a Paul con el ceño fruncido. Me hubiera gustado darle una paliza por lo que dijo, pero él de todos nosotros tenía el menor control sobre su cambio de fase, y no necesitaba activarlo cuando Bella y Emily estaban tan cerca.
—Ya es suficiente, Paul —regañó Sam con dureza, luego suavizó su tono para hablar con Bella—. Cuando estamos en forma de lobo, podemos escuchar los pensamientos de los demás. Es una ventaja para cuando estamos cazando.
Bella asintió pensativamente.
—Está bien.
Jared rio.
—Nada te desconcierta, ¿verdad?
—No eres el primer lector de mentes que conozco. Edward también puede hacerlo. —Ella sonrió un poco triste—. Todas las mentes menos la mía.
Sam y yo intercambiamos una mirada oscura.
—Así que los vampiros dotados no solo existen, sino que también son comunes —indagó Sam.
—No los llamaría comunes —sugirió Bella—. Solo he conocido a tres con dones y he oído hablar de un par más.
—¿Cuáles fueron los dones? —preguntó Jared con curiosidad.
Los dientes de Bella mordieron su labio inferior mientras lo consideraba. Estaba bastante seguro de saber cuál era su problema. Quería ser leal a las sanguijuelas que amaba, pero ellos se fueron y nosotros estábamos aquí.
—Necesitamos saber, Bella —sonsaqué.
Ella asintió con tristeza.
—Conozco uno que puede ver el futuro. Uno puede manipular las emociones. Uno que siente los dones de los demás, y ya conocen a Edward.
—Y el que enviará a tu… Edward… de regreso al pasado —agregó Sam pensativo—. Esos son más de lo que pensábamos, y son solo una pequeña cantidad de los que existen. ¿Crees que esta Victoria también es talentosa?
Bella se encogió de hombros.
—Nadie me dijo si lo sabían. Podría ser, supongo.
—Dotada o no, la aniquilaremos —sentenció Jared—, somos cuatro ahora y Embry tiene que unirse a nosotros pronto.
Emily vertió la sartén de huevos en un tazón y los colocó sobre la mesa.
—Coman, muchachos.
—Rápido —ordenó Sam—. Quiero estar patrullando pronto. Jacob, tienes la reserva hoy. El resto de nosotros tomaremos los límites.
Estaba feliz de que me dieran la reserva para proteger. Podría vigilar más de cerca a Bella aquí. Ella captó mi mirada mientras llenaba mi plato con comida y sonreía levemente. Le sonreí feliz. Yo cuidaría de ella.
Estaba en el límite de la frontera de la reserva, junto al río, cuando escuché el aullido rasgar el aire y los pensamientos que siguieron.
«Jared, ¿qué es?»
«¿Qué está pasando?»
«Nueva pista —dijo Jared rápidamente—. La sanguijuela pelirroja está aquí en alguna parte. ¿Puedo seguirla?»
«Síguela, pero no la ataques solo —Sam instruyó—. Pronto estaremos contigo. Jacob, ven también. Este podría ser nuestro momento».
Reconocí el área como Ozette Lake. Me tomaría unos minutos llegar a través del bosque. Mis patas golpearon el suelo de tierra mientras corría a través de los árboles, esparciendo la vida salvaje con mi presencia. Estaba entusiasmado. Mi corazón latía con fuerza y mis pulmones funcionaban como fuelles mientras la adrenalina me atravesaba. Esta era la oportunidad, estaba seguro; la atraparíamos esta vez. Aniquilaríamos esta sanguijuela y Bella estaría protegida. Me imaginaba la cara de Bella cuando le dijera que todo terminó, que matamos a la pelirroja.
«Concéntrate, Jacob —advirtió Sam—, o ninguno de nosotros la matará».
«Sí, ¿quién dijo que tú serías el que la mataría de todos modos? —preguntó Paul—. Eres el nuevo cachorro por aquí. Matar vampiros no es para principiantes. Será mejor que nos lo dejes a nosotros, los lobos experimentados».
Le maldije.
«Eso es suficiente, los dos», ordenó Sam.
Traté de concentrarme solo en los pensamientos de Jared. Tenía el olor y corría a lo largo de su camino. Era nuevo, no más de una hora, y eso nos hizo estar seguros de que este sería el momento en que la atraparíamos.
Sam y Paul estaban en el extremo este del parque y me alcanzaron justo cuando llegué al lago. Inhalé por la nariz, percibiendo el olor de la sanguijuela y me empujé más rápido. Sam y Paul siguieron mi ritmo mientras corríamos hacia Jared.
«Creo que se dirige al territorio de Makah —opinó Jared—. No, espera, su olor está cambiando. Va de regreso por tu camino. De vuelta a la reserva».
«¡Emily!»
«¡Bella!»
Los pensamientos de Sam y los míos estaban unidos en pánico por las personas que amábamos. Nos detuvimos en seco y redirigimos nuestro camino a la reserva.
Mientras corría, pensé en Bella, ignorando a los demás. ¿Qué importaba si ella amaba a otro? ¿Qué importaba si ella no era la destinada a ser para mí? La amaba, y mientras ella estuviera viva, seguiría amándola. La salvaría y luego le hablaría, le haría ver. No me importaba cuán poco de su corazón tuviera para dar, lo tomaría de todos modos. Tomaría cualquier cosa de que ella me quisiera dar mientras que ella estuviera bien.
El olor se hizo más fuerte cuanto más rápido corríamos, a medida que avanzábamos sobre la sanguijuela. Pronto, fue lo suficientemente fuerte como para quemarnos la nariz. Alcanzamos sobre lo que habría sido la línea fronteriza si los Cullen todavía estuvieran en el área y en La Push.
Sabía, incluso antes de que dejáramos el bosque, adónde iba el olor, y mi corazón pareció caer mientras consideraba lo que estaba a punto de ver. Bella muerta. Emily muerta. La casa destrozada. Sangre en el suelo.
«¡Maldita sea, Jacob! —gruñó Jared—. Contrólate».
Sabía que los estaba lastimando con mis pensamientos, pero no podía evitarlo. Mi mente no cooperaba conmigo. Me estaba mostrando estos horrores y no había nada que pudiera hacer al respecto.
Sam fue más rápido que yo. Estaba en forma humana y atravesó la puerta de Emily antes de que yo pudiera llegar a su jardín.
—¡Emily! —gritó—. ¡Emily!
—Estoy aquí —respondió una voz débil.
Entré en fase y entré corriendo a la casa a tiempo para ver a Sam ayudando a Emily a ponerse de pie. Tenía un bulto del tamaño de un huevo en su sien y parecía aturdida.
—¿Dónde está Bella? —pregunté de inmediato.
—El vampiro se la llevó —indicó Emily temblorosa—. Solo estábamos hablando, y luego apareció ella. Bella… —Ella negó con la cabeza—. Era como si lo supiera. La esperaba. Simplemente caminó hacia ella como si nada.
Me di la vuelta y corrí de regreso al patio, sintiendo el calor subir a través de mí mientras me convertía en el lobo más fuerte y más rápido. Jared y Paul ya estaban por delante de mí. El olor se dirigía hacia el océano. Corrí tras ellos. Sentí que la mente de Sam se unía a nosotros y luego su voz profunda preguntó:
«¿Alguna señal?»
«Está tratando de esquivarnos. Sigue zigzagueando. Aunque creo que se dirige al océano».
«Dirígete a los acantilados —instruyó Sam—, Jake y yo seguiremos el rastro. No la dejes escapar».
Estimulado por mi miedo por Bella, me adelanté a Sam y, por lo tanto, fui el primero en oler la sangre. Era rica y cobriza, la de Bella. Grité mientras corría hacia el claro, y lo que vi allí hizo que mi corazón fallara.
Bella estaba tendida en el suelo cubierto de hierba. Salía sangre de la herida en el cuello, no mucho, no suficiente; había perdido demasiada sangre para que fuera un flujo. Su piel estaba cenicienta y su pecho apenas se movía. Aunque tenía los ojos abiertos, y ella me observaba. El dolor en sus ojos era terrible.
«¡Bella!»
El dolor en mis pensamientos hirió físicamente a los demás.
«Quédate con ella, Jacob —ordenó Sam—. Obsérvala pero no te transformes. Necesito poder hablar contigo».
Me dejé caer al suelo y me arrastré hacia Bella, hasta que estuve justo a su alcance.
Extendió una mano temblorosa y la apoyó en mi cabeza, pasando sus dedos por mi pelaje suavemente.
—Hola, Jake —saludó con voz débil.
Quería transformarme, hablarle y consolarla, pero no pude; el comando alfa me ataba.
Sabía lo que estaba viendo, Bella se estaba muriendo y pensé que moriría allí mismo con ella. No tenía ganas de vivir en un mundo sin ella. Al diablo con la impronta. Que se jodan los vampiros. La amaba.
Entonces la voz de Sam hizo eco en mi mente, y sentí algo peor que el dolor. Sentí miedo.
«Estamos siguiendo al vampiro todavía, Jacob, pero tienes que ayudar a Bella. ¡Fue mordida! No podemos dejar que se convierta en uno de ellos. Debe morir».
«¡No!»
«Es la única manera, Jacob. Está sufriendo. Déjala tener paz. Sácala de su miseria. Mátala ahora».
Los ojos de Bella se clavaron en mí, y por un momento pensé que ella era la lectora de mentes, ya que la mirada que me estaba dando me decía claramente que lo entendía.
«Está bien —acordé, inclinado bajo el peso del comando alfa—. Lo haré».
Me puse de pie, levanté una pata del suelo y la sostuve sobre el pecho de Bella.
«Lo siento, Bella —pensé—. Lo siento mucho».
Habló en un susurro, pero pude oírlo con claridad.
—Está bien, Jake. Hazlo.
¡No!
El pensamiento fue todo mío, y solo mío. No tenía otras voces en mi cabeza, y no tenía más voluntad que la mía. No sabía cómo sucedió, pero algo cambió. Volví a tener mi propia voluntad.
No pude hacerlo. No pude matar a Bella. Ella estaba cambiando, lo sabía, pero no podía ser yo quien acabara con su vida, y tampoco podía dejar que nadie más lo hiciera. No dejaría que nadie más la tocara.
Sin tener una idea clara de lo que estaba haciendo, volví gradualmente a mi yo humano y me puse los pantalones cortos que tenía atados al tobillo. Bella me observó y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
—Está bien, Bella —calmé suavemente—. Yo cuidaré de ti.
La tomé en brazos y la sostuve contra mi pecho. Podía oler el veneno que estaba trabajando en su sistema, cambiándola y convirtiéndola en uno de ellos, pero incluso sabiendo eso, no podía matarla. No podía dejarla morir.
Comencé con una caminata que se transformó en trote y luego se convirtió en una carrera. Con Bella en mis brazos, corrí tan rápido como pude lejos de La Push, lejos de mi casa.
No sé qué tan lejos ni cuánto tiempo corrí con ella. Estaba oscuro cuando me detuve y la dejé entre los helechos del bosque. La herida de su cuello estaba curada ahora, pero todavía era humana. Podía escuchar su corazón latiendo con fuerza y la sangre corriendo por sus venas. Ahora tenía los ojos cerrados y no hablaba, pero sabía que todavía estaba consciente, ya que de vez en cuando se estremecía y gemía.
—Vuelvo enseguida —dije en voz baja, quitándome los pantalones cortos—, solo necesito lidiar con Sam.
Cuando entré en fase por primera vez, Sam y Billy me sentaron y me contaron la historia del lobo nuevamente. Escuché que mi bisabuelo era un alfa y que yo, de su línea de sangre, también debería serlo. Sam se ofreció a dejar el cargo y luego dejarme liderar la manada, pero me negué. Era un chico al que le acababan de echar encima el hecho de que era una bestia mítica. No quería agregar más responsabilidad a eso. Sospechaba que mi capacidad para rechazar la orden de Sam tenía algo que ver con los linajes.
Pasé a mi forma de lobo y escuché con atención. Por primera vez como lobo, no tenía otras voces entre las mías. Estaba casi solo. Aunque… tal vez no. Escuché algo como un susurro.
«¿Sam?»
«Jacob, al fin —dijo Sam, claro alivio en su voz—. ¿Qué te ha pasado? ¿Apenas puedo oírte ahora?»
«Lo hice —mentí, forzando todos los pensamientos de lo que hice fuera de mi mente—. Bella está muerta. La puse en el... arrojé el cuerpo al océano por los acantilados».
«Bien. Ahora tienes que volver a casa».
«No puedo. Necesito estar solo».
«Lo entiendo, pero te necesito, la sanguijuela se escapó, y hay que pensar en Charlie. Se nos ocurrirá una historia, pero él te necesitará».
«Lo siento, no puedo hacer eso. Necesito un poco de tiempo».
«Jacob...»
Sabía que Sam estaba cerca de intentar dar otra orden alfa, así que lo interrumpí.
«Haz que la historia sea buena para Charlie y cuida de Billy. Te veré después, Sam».
Antes de que pudiera decir una palabra más, pasé a mi yo humano, esencialmente interrumpiéndolo.
Ahora se ocuparía de Charlie y los demás no vendrían a buscarme. La ventaja táctica de perder un lobo no valía la pena perder a todos los demás para buscarme. Bella y yo estaríamos a salvo por un tiempo.
No podría durar para siempre. Eventualmente tendría que irme a casa. Pero tal vez si pudiera mantener a Bella controlada por un tiempo, demostrar que podía controlarse a sí misma, verían que no era un peligro.
Quizás la dejarían vivir.
Y así es como Bella "muere".
