Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Simaril, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Simaril, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Tiempo

Edward

Regresamos a Alaska y nos detuvimos brevemente para contarle a Esme lo que encontramos en el parque, antes de mudarnos a la casa de Tanya.

En el viaje de regreso, Carlisle y yo hablamos, y estuvimos de acuerdo en que nuestra mejor oportunidad de encontrar a Makenna era Eleazar. Si pudiéramos obtener su consentimiento, sería más fácil localizarla. No tenía ninguna duda de que lo lograríamos sin él, pero estaba ansioso por encontrarla y, por lo tanto, volver a ver a Bella antes.

Los otros, Emmett especialmente, sintieron que el lobo nos robó lo que era nuestro derecho. Estaban malhumorados mientras atravesábamos el parque. No sentí tal mal humor. Por primera vez, estaba al alcance de ver a Bella de nuevo. Ellos no tenían ese consuelo. Para ellos, su tiempo con Bella terminó. Bella dijo que nunca los vio en los veranos que pasé con ella, así que incluso si pudiéramos persuadir a Makenna para que nos enviara a todos al pasado, ninguno de ellos podría hablar con ella como yo.

Irina y Laurent estaban sentados juntos en el porche delantero de la casa, enfrascados en una conversación, pero cuando nos vieron, se pusieron de pie para saludarnos. No había visto a Laurent desde esa noche en nuestra casa de Forks, justo antes de la visión de Alice. No pensé mucho en él durante el tiempo transcurrido. No le guardaba rencor, ya que nunca se unió a Victoria y James en la cacería, pero tampoco le tenía afecto.

Irina no estuvo de visita el día que les contamos a los demás sobre Bella, pero sin duda se lo contaron en este tiempo, ya que sus ojos estaban llenos de simpatía por mí. Deduje de sus pensamientos que ella y Laurent formaron una relación, y ella estaba pensando en el dolor que sentiría si se lo arrebataran.

—Edward —saludó en voz baja—. Lamento mucho tu pérdida.

—Yo también lo siento —agregó Laurent, extendiendo una mano para que la estrechara.

—Gracias —le dije, tomando su mano y estrechándola—. Debo decirte, también, que tu ex compañera de aquelarre, Victoria, está muerta.

—Esperaba que lo estuviera tarde o temprano —mencionó sin pesar.

Entonces Tanya abrió la puerta y nos hizo un gesto hacia adentro con un murmullo de saludo. Eleazar, Kate y Carmen ya estaban dentro. Todos nos sentamos en el gran salón, Carlisle a mi lado y Esme a su lado.

—Eleazar, necesitamos tu ayuda —comenzó Carlisle—. Edward necesita tu ayuda. Queremos encontrar a Makenna.

Eleazar inclinó la cabeza.

—Lo siento, pero lo que quieres es imposible. Incluso si Makenna te enviara de regreso, tu Bella no puede ser salvada. Hay reglas sobre el viaje en el tiempo, y la más importante y absoluta es que pase lo que pase, pasa. No puedes cambiar eso.

—No —contradije pesadamente—. No es eso. Sé que no puedo traer a Bella de vuelta; ella me dijo las reglas. Necesito que Makenna me envíe con Bella. Necesito estar con ella de nuevo.

Eleazar parecía pensativo.

—¿Esto puede pasar? Quiero decir, ¿ya le pasó a Bella?

—Sí —confirmé—. Fui parte de su infancia. Carlisle te dijo que su vida se vería afectada por Makenna. Esto es lo que quiso decir. Viajaré al pasado de Bella ahora y seré parte de su vida de nuevo. —Tenía una cierta insinuación de nostalgia en mi tono. Ahora que estaba cerca de lograr mi objetivo, volver a verla, me sentía casi vivo de nuevo.

Carmen agarró el brazo de Eleazar.

—Tienes que hacerlo, mi amor. Él lo necesita, ¿no ves?

Eleazar le sonrió con cariño.

—Eres una romántica empedernida. Por supuesto, te ayudaré. Debo ayudar.

—¿Dónde está ella? —pregunté ansiosamente.

—A menos que se haya mudado, estará en Malta. Ahí es donde estaba la última vez que la vi. Hay una pequeña isla... —Apoyó las palmas de las manos en las rodillas—. Iré contigo. Puede estar más dispuesta a ayudarte si yo voy.

—¿Harías eso? —inquirí.

Miró a Carmen y sonrió.

—Sí.

Al ver el amor en sus ojos, pensé que Carmen no era la única romántica empedernida.


Malta no era el lugar perfecto para que viviera un vampiro, y tuve que preguntarme por su elección de ubicación. Afortunadamente, llegamos de noche, así que pudimos alquilar un auto y llegar al puerto sin llamar la atención, pero el siguiente ferry a Comino, la isla donde residía Makenna, no partió hasta después del amanecer, así que nos vimos obligados a permanecer detrás de los vidrios polarizados del automóvil hasta el anochecer, cuando el sol se deslizó por el horizonte.

El capitán del ferry hablaba bien inglés y nos advirtió que era el último ferry del día y que estaríamos atrapados allí en la isla hasta la mañana. Le aseguramos que íbamos a acampar, lo cual era un poco débil ya que nuestras mochilas eran livianas, pero no lo cuestionó.

Cuando llegamos a la isla, supe de inmediato por qué Makenna eligió este lugar para vivir. Era hermoso. El agua era de un azul claro, cerúleo, y los escarpados acantilados que se alzaban sobre el puerto eran casi blancos.

Eleazar tomó la delantera, llevándonos por los caminos del este de la isla. Cuanto más nos acercábamos a nuestra meta, más crecía mi esperanza. Tenía que ayudarnos, ya había pasado. La pregunta era cuánto tiempo llevaría persuadirla. Cada hora que tardaba era otra demora en llegar a Bella.

Finalmente, llegamos a una pequeña bahía en el norte de la isla. La arena blanca se arrastraba hasta las colinas cubiertas de maleza que formaban la mayor parte de la isla. Eleazar se quitó el bolso de lona y se sentó en la arena. Después de intercambiar una mirada, Carlisle y yo lo imitamos.

—Um... ¿es aquí? —pregunté dudoso—. ¿Dónde está ella?

—Nos encontrará a su tiempo —indicó Eleazar—. Esta isla es su territorio. Ella sabrá que estamos aquí y cuando esté lista, vendrá a nosotros.

—¿Y si sale el sol antes? —pregunté.

—Entonces buscaremos refugio y esperaremos a que ella venga otro día.

Abrí la boca para discutir, para decirle que teníamos que buscarla, pero Carlisle negó con la cabeza bruscamente.

Sé que estás ansioso, Edward, pero debemos seguir el juicio de Eleazar en esto. Sabe lo que hace.

Asentí de mala gana y me dispuse a esperar.

Y fue una espera. Pasaron las horas y nos sentamos en silencio. Cuando cayó la noche, esperé para ver si Bella me encontraba aquí. No la había sentido en unos días, no desde la noche anterior a la visión de Alice de Victoria, y me preguntaba dónde estaba cuando no estaba conmigo. ¿A quién más estaba… persiguiendo?

¿Por qué él está aquí?

Los pensamientos me llegaron después de horas de estar sentado en silencio, e inmediatamente me puse rígido. La voz mental era la de una mujer y sonaba atónita.

—Ella está aquí —murmuré.

Eleazar se puso de pie y extendió las manos en señal de bienvenida.

—Vengo por ayuda, Makenna.

Una mujer salió de las sombras. Era pequeña, solo medía poco más de metro y medio y tenía el pelo oscuro recogido de la cara. Tenía un aspecto sorprendente, hermosa, incluso para un vampiro, pero sus rasgos estaban retorcidos de desconfianza mientras nos estudiaba.

—Tú les dijiste —le siseó a Eleazar.

Eleazar negó con la cabeza.

—No les dije nada.

—Ellos lo saben. Puedo verlo en sus ojos. ¿Por qué más vendrían? ¿Por qué más hablarían de mi ayuda?

—Lo harás todo tú misma, Makenna. Sus vidas ya han sido cambiadas por tu don. Ellos lo saben por eso.

Vino hacia nosotros, mirándonos a Carlisle y a mí de arriba abajo como si nos evaluara.

—Ya no ayudo a nadie.

—Pero lo harás —informé—. He visto pruebas de ello. Me enviarás atrás en el tiempo con ella, mi Bella. Ella nos lo contó todo.

Inclinó la cabeza hacia un lado y me observó.

—¿Quién es tu Bella? ¿Por qué ella no está aquí?

Hice una mueca.

—Porque ella está... muerta.

—Ya veo. ¿Y quieres que te envíe de regreso con ella? Lo entiendo, lo entiendo, pero no puedo ayudarte.

—Pero puedes —intervino Carlisle, hablando—. Lo harás. Por favor, necesitamos esto. Mi hijo lo necesita.

—Háblame de Bella —pidió Makenna, fijando sus ojos carmesí en mí.

—Ella era mi mundo —dije con voz ahogada—. Ella era vida, belleza, inteligencia y valentía en un paquete frágil.

—Frágil... —repitió en un tono meditabundo—. ¿Ella era… tu compañera era humana?

Asentí.

—Lo era.

Makenna guardó silencio durante mucho tiempo. En su mente vi la imagen de un hombre delgado con cabello rubio oscuro y ojos azules. Esa imagen fue reemplazada por el mismo hombre con los brillantes ojos carmesí de un recién convertido.

—Tú también amabas a un humano —susurré.

Frunció el ceño.

—¿Cómo…?

—Puedo ver tus pensamientos —le conté—, es mi don. Vi al hombre, ¿dónde está ahora?

—Murió hace mucho tiempo —respondió, y luego suspiró—. Amaba a Charles como humano, pero sabía que mi vida humana no sería larga. Sabía que seguiría a otros de mi línea familiar en la vida del vampirismo. Charles me dijo que me esperaría, y lo hizo. Esperó hasta que estuve a salvo de estar cerca de él, y luego esperó a que obtuviera el control suficiente para cambiarlo. Lo hice, y tuvimos dos años felices juntos, pero... —Ella negó con la cabeza—. Murió luchando contra otro nómada. El nómada escuchó lo que podía hacer y quería mi ayuda. Cuando lo rechacé, él atacó, Charles fue asesinado. Encontré al nómada y lo maté.

—Entonces lo entiendes —rogué en voz baja—. Sabes por qué necesito volver a verla. Por favor... ayúdame.

Durante mucho tiempo estuvo en silencio, luego dijo:

—Ya no ayudo a nadie, no después de lo que me costó la última vez...

—¿Pero? —dijo Carlisle, escuchando la vacilación en sus palabras tan claramente como yo.

—Pero te ayudaré.

—Gracias —dije con fervor—. Muchas gracias.

Ella sacudió su cabeza.

—Puedes vivir para lamentar esta elección.

Yo no creí eso. Nunca podría arrepentirme de tener más tiempo con Bella.


Makenna dijo que sería mejor para nosotros volver a Estados Unidos, más fácil para mí. No entendía por qué, estaba listo para ir a ver a Bella allí mismo, pero confiaba en ella, así que acepté.

Afortunadamente para nosotros, Makenna tenía un bote pequeño que nos llevaría al continente, por lo que no tuvimos que esperar casi otro día completo para comenzar nuestro camino de regreso a casa. Traje conmigo las herramientas rudimentarias para crear un pasaporte para Makenna, y fue simplemente un caso de agregar una foto y persuadirla de que usara lentes de contacto para cubrir sus ojos rojos.

Si bien podía transportarme a través del tiempo, no podría transportarme más fácilmente a través de ubicaciones, por lo que se acordó que regresaríamos a nuestra casa de Forks por el momento.

Todos estábamos recelosos de hacer esto. No por las razones obvias de los lobos, sino por el hecho de que no queríamos que nadie en la ciudad supiera que estábamos allí. Charlie Swan tenía suficiente conmoción emocional con la que lidiar sin agregar nuestra repentina reaparición a su lista de problemas. No tenía ninguna expectativa de que recibiría nuestro regreso felizmente, dado el daño que le causé a su hija cuando la dejé.

Cuando llegamos a SeaTac, el resto de la familia nos estaba esperando. Esme se movió a un ritmo humano rápido hacia Carlisle y se abrazaron. Aunque ambos tuvieron cuidado de ocultarme sus pensamientos, su felicidad por el reencuentro era obvia. No los envidié. Me recordé a mí mismo que pronto tendría mi propio reencuentro con la persona que amaba.

Inesperadamente, Esme no me saludó a continuación, se movió directamente para pararse frente a Makenna y la tocó ligeramente en el brazo.

—Gracias por hacer esto por nosotros —habló con sinceridad—. Estamos todos en deuda contigo.

Makenna sonrió levemente y asintió.

Eleazar ya había decidido que se quedaría en Forks con nosotros por un tiempo, así que atravesamos el aeropuerto hasta el estacionamiento subterráneo. Dejé a mis hermanos para que volvieran a viajar juntos y me dirigí al Mercedes con Esme, Carlisle, Eleazar y Makenna. Mientras conducíamos, Carlisle explicó sobre nuestro tratado con la manada de lobos, advirtiéndole que evitara cazar en el área.

—No será una preocupación por un tiempo —informó—. Cacé recientemente, y mi don no es demasiado agotador ahora. Tengo práctica.

—No obstante, te mostraré las áreas que debes evitar —agregó Carlisle.

Era temprano en la mañana cuando pasamos por Forks, por lo que estaba agradecido. Nuestros coches eran reconocibles para la gente de Forks porque eran ostentosos y no quería que nos vieran.

Fue con alivio que entramos en el garaje. Makenna miró a su alrededor mientras nos dirigíamos a la casa. Cuando entramos y vio la espaciosa sala principal del primer piso, abrió mucho los ojos. Sus pensamientos eran de abierta admiración; estaba comparando su amada isla con nuestro estilo de vida. Me pregunté brevemente si ella querría quedarse después de haberme ayudado.

Nos sentamos en el salón, Esme y Alice flanqueándome, pero Makenna permaneció de pie. No estaba acostumbrada al acto humano que intentábamos mantener.

—¿Cuándo quieres hacer esto? —preguntó ella.

—¿Es ahora demasiado pronto? —pedí—. Quiero decir, ¿necesitas prepararte?

Ella sacudió la cabeza.

—Ahora está bien.

Sentí que todos mis nervios estaban tensos en preparación. Mi corazón inquebrantable parecía pesado en mi pecho. Tenía muchas ganas de empezar y al mismo tiempo tenía miedo. Tuve esto para sostenerme durante semanas, la idea de volver a ver a Bella, pero ahora, frente a eso, estaba asustado. Cada viaje a su pasado sería un paso más cerca del anterior, y temí por ese momento. ¿Cómo seguiría si no pudiera estar más con ella?

Luego, como un suave toque en mi pecho, la sentí acercarse y me relajé. Bella estaba aquí. Todavía no podía verla, pero su presencia era más fuerte que nunca. Sentí que si me acercaba, podría tocarla.

Sonreí.

—Estoy listo.

Makenna respiró hondo y empezó a hablar.

—Puedo facilitarte tu viaje al pasado, pero gran parte viene de ti. Necesitas manejar tus emociones, ya que si no lo haces, serás arrastrado de regreso al presente. Debes entender. No serás libre de elegir qué hacer. Pase lo que pase, pasa. No puedes salvar su vida. No puedes cambiar su destino. Está muerta y muerta se quedará.

—Lo sé —suspiré, odiando el conocimiento—, pero solo necesito un poco más de tiempo con ella. Solo un poco más.

Ella asintió.

—Entiendo. Cierra los ojos, Edward, y fija tu mente en lo que quieres.

Cerré los ojos y sonreí levemente, fijando mi mente en volver a verla. Sentí una sensación desorientadora, casi como un mareo, y luego la sentí. Algo había sucedido.

Me quedé quieto un momento más, no del todo listo para abrir los ojos y destruir la ilusión.

El aire era diferente. Tenía una ligera brisa en mi rostro, trayendo consigo el dulce y húmedo olor del bosque. Los suaves sonidos de la respiración y la lluvia contra la ventana desaparecieron. En cambio, estaban los ligeros sonidos de animales corriendo y el viento moviéndose a través de los árboles.

Tenía miedo de abrir los ojos y destruir la ilusión, pero si no tuviera el coraje de siquiera abrir los ojos, nunca sabría la verdad.

Ella siempre fue tan valiente. Si ella estuviera aquí, en lugar de mí, ya estaría buscando a su alrededor. Tocando los árboles, agarrando puñados de hojas que podía sentir crujir bajo mis pies. Ella querría experimentarlo todo. Ahora. No dejar nada al azar.

Ella ya me estaría buscando.

Fue esa comprensión lo que hizo que mis ojos se abrieran de golpe y mi respiración fuera un jadeo ahogado.

Ella podría estar aquí.

Mis pies se movieron sin una instrucción consciente. Era como si mi cuerpo supiera dónde tenía que estar y asumiera la responsabilidad de llevarme allí, al menos hasta que mi mente confusa y cobarde pudiera ponerse al día.


Bella

No tenía idea de que me llevaría con él, pero cuando cerró los ojos y sonrió levemente, hice lo mismo, y luego todo cambió. Sentí un tirón, la sensación que tenía cuando volvía a mi cuerpo normalmente, pero esta vez no estaba en mi cuerpo, estaba con él. Observé mientras miraba a su alrededor, luciendo asustado y un poco asombrado, y supe que no podía dejarlo todavía. Tenía que asegurarme que encontrara a mi yo pasado antes de poder irme. Tenía que ayudarlo a salir adelante.

Comenzó a caminar y luego a correr por el bosque, corriendo hacia adelante, y yo fui con él, arrastrada por su necesidad. Luego llegamos a la casa y se detuvo en seco. Parecía asustado de nuevo y me incliné más hacia él.

—A menos que hayas hecho todo esto para volver a ver mi casa, debes acercarte un poco más —le dije, sin esperar que me escuchara—. Pero es completamente tu elección.

Pareció momentáneamente aturdido, y luego dijo mi nombre. ¡Podía oírme! Fue el sentimiento más maravilloso. Sabía que estaba allí. Estaba igualmente destrozado y eufórico ante la idea. No podía hacerle saber que todavía estaba allí, pero al mismo tiempo, no podía dejarlo entrar en esto solo.

Me incliné más cerca y acuné su mejilla en mi mano. Parecía asustado y comprendí el estrés del momento para él.

—Está bien, amor —susurré, señalando la casa—. Solo mira.

Sabía que eventualmente vendría. Los ojos de Edward se fijaron en la casa, justo cuando la puerta trasera se abrió y salí corriendo.

—Ahí estoy —suspiré—. Sabía que me encontrarías.