Disclaimer: Twilight le pertenece a Stephenie Meyer, la historia es de Simaril, la traducción es mía con el debido permiso de la autora.

Disclaimer: Twilight is property of Stephenie Meyer, this story is from Simaril, I'm just translating with the permission of the author.

Capítulo beteado por Yanina Barboza

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Epílogo - Felices para siempre

Jasper

Estaba haciendo todo lo posible para aliviar la tensión de la habitación, pero estaba luchando. Era tanta ansiedad e incertidumbre que ni siquiera yo podía combatirlo todo. Edward se fue unos minutos atrás, Makenna y Eleazar se fueron poco después, y yo sabía que no era el único que pensaba que él podría habernos dejado por última vez. Le dijo a Carlisle que no iría a Italia a buscar la muerte, pero yo sabía lo rápido que se podía cambiar una decisión, lo rápido que las cosas se salían de control; la condenada fiesta de cumpleaños de Bella era prueba de eso. Incluso ahora podría estar buscando la muerte. No necesitaba ser con los Vulturi. Había una manada de lobos asesinos a pocos minutos de aquí. Estarían más que felices de terminar con la vida de Edward, al igual que lo hicieron con la de Bella.

Mis manos se cerraron en puños en mi regazo y Alice las tomó y desenrolló mis dedos.

—Está bien, Jazz —consoló en voz baja.

Emmett, que estuvo sentado con la cabeza inclinada y las manos entre las rodillas, levantó la mirada.

—¿Lo sabes con seguridad? —demandó.

—No —respondió Alice—, pero confío en mi hermano. Él no traicionaría a Carlisle de esa manera.

—¿Podrías mirar de todos modos? —pidió Esme suavemente, su desesperación clara para todos nosotros—. Solo asegúrate de que regresará.

Alice sonrió.

—Por supuesto. —Sus ojos se cerraron y sentí que su tono emocional cambiaba mientras buscaba—. Él está… ¡Oh! —Sus ojos se abrieron de golpe y se cubrió la cara con las manos.

—¿Qué, Alice? —exigió Emmett, ya de pie y dirigiéndose hacia la puerta.

—¡Emmett, detente! —gritó, y todos nos quedamos paralizados, Emmett con sus dedos enroscados alrededor de la manija de la puerta—. Está bien. Volverá. Pero no puedes ir con él.

—¿Por qué no? —cuestionó Rosalie, con los brazos cruzados sobre el pecho. Sus ojos se entrecerraron—. ¿Qué viste, Alice?

Alice negó con la cabeza, su expresión era una máscara.

—No puedo decírtelo, pero te pido que confíes en mí. Regresará pronto. Solo dale... a él... un poco más de tiempo.

Su expresión pudo haber sido una máscara, pero no podía ocultarme sus emociones. Estaba exaltada, incluso eufórica. No entendí. ¿Qué podría haber visto que la haría tan feliz? Ella me miró y su alegría estaba allí en el brillo de sus ojos. Esa emoción estuvo fuera de mi vida durante tanto tiempo que se sentía mal sentirla ahora. La última vez que vi a Alice tan feliz fue el día del cumpleaños de Bella, ya que estuvo preparando la casa para la fiesta. Ella estaba tan feliz entonces, lista para celebrar a su mejor amiga. Todo salió mal después de eso. No se desesperó después de que dejamos Forks. Estaba segura de que regresaríamos pronto y eso la sostuvo, aunque extrañaba a su amiga. Nunca antes sentí a Alice desesperada, no hasta la visión de Bella y Victoria. Eso la cambió. Su sonrisa se convirtió en un recuerdo y la luz de sus ojos se extinguió.

—¿Tenemos que preocuparnos? —le preguntó Carlisle.

—No —indicó rápidamente—. Regresará y estará a salvo. Lo prometo.

—¿Estás segura? —preguntó Rose con tristeza—. Te has equivocado antes, recuerda.

Esperaba que Alice se estremeciera, que se molestara, pero simplemente negó con la cabeza con paciencia y sonrió levemente.

—Ya lo verás.

Se me ocurrió una idea, una explicación y una esperanza ardiente combinadas en uno. ¿Era posible…? ¿Podría ella...? No tenía sentido. Alice la vio morir. Pero su felicidad ahora tampoco tenía sentido.

—Ven arriba conmigo, Alice —pedí.

Ella asintió con la cabeza y nos pusimos de pie. Sentí los ojos de los demás sobre nosotros mientras subíamos las escaleras, pero no me giré. Cuando llegamos a nuestra habitación, encendí la radio para cubrir nuestras voces, aunque no pensé que nadie intentaría escucharnos ahora. Todos respetábamos la privacidad.

Alice se volvió hacia mí y susurró.

—¿Lo sabes, no es así?

—¿Estoy en lo cierto? —respiré—. ¿Es ella…?

Alice asintió con entusiasmo.

—¡Ella fue cambiada!

La tomé en mis brazos y la hice girar. Estaba eufórico por mí mismo, no solo en reacción a la felicidad de Alice. Bella estaba viva. No sabía cómo podría haber sucedido esto, pero estaba más que contento de que hubiera sucedido. Mi hermano se curaría con esto. Nuestra familia volvería a estar completa.

Ella estaba viva.


Tan ansiosos como estábamos por verlos a ambos, tuvimos que esperar a que vinieran a nosotros. Casi una hora después, Alice se puso de pie y me tendió la mano.

—Es hora.

Casi olvidé que el resto de la familia no sabía lo que sabíamos. Todavía estaban estresados y tristes. Al entrar en la habitación, me sentí como si estuviera en un funeral, tal era el tono emocional del lugar. Convertí mi rostro en una máscara en blanco.

—Estará aquí pronto —informó Alice.

Esme sonrió levemente.

—Eso es bueno. Necesita estar en casa.

—Sí —acordó Emmett con severidad—. Casa.

Sentí que los segundos pasaban, arrastrándose hacia el momento de su regreso. Anticipé volver a verla. ¿Cómo se vería? ¿Cómo se sentiría? Tenía que estar feliz de estar con Edward, pero la pregunta seguía siendo ¿por qué no regresó antes? Pasaron meses desde esa visión. ¿Qué estuvo haciendo en ese tiempo?

Entonces los escuché venir, a través del ruido de los autos de la carretera y los sonidos ambientales del bosque, escuché dos pares de pies rozando contra los helechos. Tomé la mano de Alice y le di un breve apretón. Ella sonrió y luego corrió hacia la puerta. Acababa de abrirla cuando Edward apareció en el umbral. Estaba tratando de controlar su expresión, pero no podía ocultar cómo se sentía. Sentí la alegría de Alice, pero eso no era nada comparado con él. Estaba vivo con el sentimiento, renovado.

—Edward —llamó Carlisle, preocupado—. ¿Estás bien?

Edward asintió y se hizo a un lado. Miró de reojo por un momento y susurró:

—Vamos, amor.

Y luego ella estaba allí. Entró a la vista, de ojos dorados, hermosa y sonriente a punto de reventar, Bella estaba allí.

Hubo una explosión de ruido cuando la gente gritó, jadeó y exclamó su sorpresa. Las emociones me invadieron: sorpresa, asombro, felicidad y alivio.

—¡Bella! —rugió Emmett, cargando hacia adelante y arrastrándola en sus brazos. La hizo girar y sus risas resonaron por la habitación.

—Hola, Em.

—Yo no... ¿Qué...? ¿Cómo...? —Carlisle estaba insensible por la conmoción.

Bella miró a su alrededor y sonrió tímidamente.

—Hola.

Esme fue la siguiente en ponerse de pie. Revoloteó hacia Bella y la abrazó. Bella devolvió el abrazo y sentí su abrumadora felicidad. Pasó de Esme a Carlisle, quien le dio un beso en el cabello y susurró una oración de agradecimiento.

Entonces los ojos de Alice y Bella se encontraron y avanzaron como uno, encontrándose en el medio con los brazos extendidos, y ambas estaban hablando, disculpándose y compartiendo su dolor por la ausencia de la otra y la felicidad en su reunión.

Edward las observó por un momento, sonriendo ampliamente, y luego dio un paso adelante y puso una mano en el brazo de Bella, como si no pudiera soportar estar sin su toque. Alice y Bella se separaron y ambas le sonrieron con cariño.

—¿Cómo pasó esto? —preguntó Carlisle—. ¿Por qué no lo supimos?

Antes de que ninguno de los dos pudiera responderle, la puerta trasera se abrió y Eleazar y Makenna entraron. Eleazar parecía aturdido mientras miraba a Bella, como si no estuviera seguro de que lo que estaba viendo era real. Parecía a punto de hablar, pero Edward habló primero.

—Eleazar, Makenna, esta es mi Bella.

Bella miró a Makenna y emanaba una intensa felicidad en ella.

—Gracias —dijo con fervor—, gracias por lo que hiciste. Hiciste mi vida lo que es.

—No —intervino Edward—. Hiciste de nuestra vida lo que es.

Makenna sonrió levemente.

—No entiendo cómo sucedió esto, las reglas son absolutas, pero estoy muy feliz de conocerte, Bella.

Eleazar seguía mirando a Bella con expresión de asombro y confusión.

—¿Qué eres? —preguntó.

—Esa —respondió Bella—, es una larga historia.

—Tenemos una eternidad para contarla —agregó Edward.

Bella cerró los ojos por un momento, pareciendo absorber sus palabras, y luego asintió.

—Para siempre.

Mientras me sentaba y escuchaba su historia, una historia de venganza y peligro, hombres lobo, viajes en el tiempo y dones, me envolví en la felicidad que me rodeaba y pensé que este era un buen lugar para que todos comenzáramos nuestro futuro, como una familia por fin.

FIN


Bueno, nos despedimos de esta bella historia, espero que les haya gustado tanto como a mí!

Gracias por todo el apoyo, nos leemos en la siguiente traducción ;)

Sarai