Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es completamente inventado, inspirado por el trailer y las fotografías promocionales de "Elizabethtown", película de Cameron Crowe. Sin fines de lucro.

10. El último salto del Rin

Ese no fue un día fácil para Harry. Lo que había pasado en la mañana con Hermione lo había dejado en un estado de inutilidad completo, por lo cual decidió cancelar la cita que tenía programada para las diez y media. Todo lo que hizo en el tiempo en que se suponía debía estar trabajando, fue estar sentado en su silla detrás del escritorio, sin realizar movimiento alguno.

En la tarde, Harry hizo todo el esfuerzo del mundo por concentrarse en las dos entrevistas que tenía pendientes por dos de las tres apelaciones por juicios laborales. Pero, por más que intentara, su cerebro estaba completamente desconectado de todo. Su mente ya no estaba en Londres y, aunque él quisiera que lo hiciera, no pensaba regresar.

El problema era que Harry no podía evitar que su cabeza estuviera pensando todo el tiempo en Ginny. Y, para ser sinceros, no quería que dejara de hacerlo.

Esa noche, cuando llegó a su departamento, lo primero que hizo fue llamar a la muchacha que había copado sus pensamientos todo el día.

"¿Hola?" atendió Julia, el ama de llaves de la casa Weasley.

"Hola, buenas noches. Quisiera hablar con Ginny, por favor. Dígale que habla Harry" dijo él, ansioso.

"La señorita salió a cenar con los señores" respondió Julia. "¿Quiere dejarle algún mensaje?" preguntó luego.

Harry se quedó callado, pensando que ese día le habían pasado las suficientes cosas como para adherirle esa. "No, está bien. Sólo dígale que la llamé, que quería saludarla" respondió él, un poco decepcionado. "Gracias" agradeció, antes del colgar.

Resopló, cerrando los ojos. No recordaba haberse sentido tan cansado y contento a la vez.

Ahora que había logrado ponerle un nombre a lo que sentía por Ginny, tenía la impresión de que ese sentimiento se había multiplicado mil veces. Y ya no se sentía como algo indefinido, como algo que lo hacía ahogarse en un vaso de agua cada vez que pensaba en ello. No, para nada. Ahora se sentía como un globo irrompible que se inflaba cada vez más en su pecho y lo llenaba con una oleada de confort cada vez que se acordaba la forma en que Ginny sonreía, la manera en la que hablaba y la facilidad con la que ella le hacía reír, sin importar el momento.

Sin dejar de elaborar eso en su cerebro, se levantó del sillón y caminó al cuarto, sólo para dejarse caer rendido en la cama.

ººººº

Toda la semana siguiente pasó mucho más lento de lo que Harry hubiera deseado.

Concluyó los dos divorcios por común acuerdo que le quedaban pendientes y, luego de que el matrimonio Russell decidiera posponer por un tiempo los trámites para estudiar la posibilidad de reestablecer las cosas entre ellos, sólo le quedaba por resolver el problema del matrimonio Adams. Los dos casos de fraude habían accedido a posponer las demandas hasta que él volviera de sus vacaciones.

Harry derivó el caso de los Adams a manos de Richard, que se recuperó de su terrible gripe en cinco días de absoluto reposo y felicitó a su socio por su actuación frente a Hermione, aunque lamentaba la pérdida del dinero. Harry no consideraba que fuera a haber grandes avances en las tratativas del divorcio en el corto plazo de un mes.

Dos semanas después de que hubiera regresado a Londres desde Toulouse, Harry llamó a Beth a la casa de su madre.

"Hola, hermana. ¿Cómo sigue todo?"

"Bien, Harry. Todo sigue bien, pero mamá está cada vez más alterada. No quiere decirme por qué, pero supongo que es porque la urna de papá sigue en su sala".

"Bueno, por eso es que estoy llamándote" explicó Harry. "Ya he terminado con todo lo que tenía que hacer aquí y, por lo que acabas de decirme, creo que es conveniente que viajemos a Basilea lo antes posible".

"Sí, es lo mejor. ¿Quieres venir aquí primero, o nos encontramos allí directamente?"

"No sé, tendría que llamar a la compañía para ver qué vuelos están disponibles".

"Deja, yo lo hago. De todos modos, no tengo nada que hacer aquí…"

"¿Y eso porqué¿Dónde está Ronald?" preguntó Harry, extrañado.

"Se fue el martes pasado. Lo llamaron de Nueva York y tuvo que viajar de urgencia" respondió ella, con una nota apesadumbrada en la voz. "Igualmente, estoy con mamá, por supuesto. Estamos conversando mucho y creo que nos está haciendo bien a las dos estar a solas por un tiempo".

"Me alegro por eso, Beth. Escucha, vas a encargarte de eso¿entonces?".

"Sí, no te preocupes. En cuanto tenga todos los datos te llamo y concretamos bien las cosas".

"Bueno. Hablaremos después entonces".

"Sí, Harrycito. Cuídate mucho".

"Tú también. Me avisas por cualquier cosa¿de acuerdo?"

(1)

ººººº

"Muy bien" respondió Ginny. "Amoldándome a la vida de trabajadora otra vez. ¿Y tú?".

"Todo lo contrario. Ya he terminado con todo y puedo decir que mis vacaciones están a punto de comenzar" contó él, reclinándose en el sillón. Cómo le gustaba escuchar el sonido de su voz…

"Hey! No cuentes dinero frente a los pobres, Harry" comentó ella, sin una mínima pizca de seriedad en su discurso.

"Lo lamento" se disculpó él de la misma manera. "Es que me pone muy feliz saber que pronto podré verte" dijo, antes de detenerse a pensarlo. Cuando lo hizo, balbuceó un momento: "Ehm… bueno, no, disculpa, no quise decir eso".

"¿No?" preguntó Ginny, entre sorprendida y divertida.

"Bueno… no… tampoco quise decir eso" aclaró Harry, tratando de enmendar su error. No quería decirle nada por teléfono. Sabía que no era apropiado y, además, no se sentiría cómodo haciéndolo.

"¿Entonces? No estoy entendiendo nada de lo que quieres decir" dijo Ginny, disfrutando de la incertidumbre que podía detectar en la voz de Harry, inclusive teniendo el teléfono de por medio.

"Nada. No importa, olvídalo".

"Bueno, como quieras" accedió ella, aunque sabía perfectamente lo que él había querido decir. "Dime¿me llamaste para avisarme que vas a entrar en vacaciones o por otra cosa?".

"No, no. Te llamo porque quería contarte que voy a viajar a Suiza con mi hermana. Y que quiero que vengas con nosotros".

"¿Cómo?" preguntó Ginny, muy sorprendida.

"Eso. Beth dijo que iba a intentar que Ronald la acompañara a ella y, bueno, yo quiero que tú me acompañes a mí".

"Mmm… Harry, yo estoy trabajando ahora y… además no estoy segura de que sea una buena idea. Me parece que este es un viaje que los dos tienen que hacer solos¿no crees?". Ginny estaba al tanto de la situación, ya que el mismo Harry se la había comentado el último día que habían salido juntos estando en Toulouse.

"Pero… Ginny…"

"Harry, está bien si no lo ves así, pero de todos modos no puedo ir. Y tampoco quiero, si tengo que decirte la verdad". Harry no le respondió. "¿Harry?... ¿Harry?... ¿Estás ahí?".

"Sí, sí estoy aquí" respondió él con cierta reserva.

"Harry… no lo tomes a mal, sólo creo que no es correcto" explicó ella. "Sólo por si quieres saberlo, yo también estoy muy contenta porque ahora tengas tiempo libre y probablemente vayamos a vernos pronto" agregó, sabiendo que eso funcionaría para aplacarlo.

"¿En serio?"

"Ah¿no era que no habías querido decir eso?" preguntó Ginny, burlona, al tanto de que lo había hecho caer.

"Ehm…" volvió a balbucear él.

Ginny rió suavemente. "Harry, está bien. No tienes que medir tus palabras conmigo. Bueno, al menos espero que tengas la suficiente confianza en mi como para no hacerlo".

"Por supuesto que la tengo, Ginny. Pero no creo que hablar de esto por teléfono sea lo más adecuado¿sabes?".

"Sí, estoy de acuerdo con eso".

"Por eso es que quiero que nos veamos, porque quiero hablar contigo".

"Bueno, yo estoy trabajando todos los días, menos los domingos, o sea mañana. Pero si vas a volver a Toulouse, podríamos encontrarnos allí. Yo voy a pasar una noche en la casa de mis tíos la semana entrante, porque mi horario termina allí ese día".

"¿Cuándo?"

"La noche del martes"

"Te veré allí, entonces. Supongo que yo estaré a partir del lunes por la noche, o el martes por la mañana en la casa de mi madre".

"¿Vas a pasar tus vacaciones ahí?"

"No, no. Sólo voy a estar unos días con ella y luego vuelvo aquí, a Londres. Supongo que pasaré el mes que viene en alguna zona aledaña. No quiero alejarme mucho".

"¿Y cuando viajan¿Mañana?".

"Sí, muy temprano. Vamos a encontrarnos directamente en el aeropuerto allí".

"Ahm… Harry, tengo que dejarte. Mañana tengo trabajo temprano, lo lamento. Me gustaría poder seguir hablando contigo, pero sino no voy a poder levantarme ni que venga todo Ámsterdam haciendo una peregrinación a mi casa"

"Está bien, no hay problema. Ve a dormir. Ya nos veremos el martes y podremos hablar tranquilos¿si?".

"Ajá. Adiós, Harry. Suerte".

"Adiós, Ginny. Cuídate"

ººººº

El vuelo de Londres a Basilea no fue para nada diferente a todos lo anteriores en los que Harry había estado. Cuando llegó al aeropuerto suizo, averiguó el número de la puerta por la que arribaría el avión que traía a su hermana desde Toulouse (finalmente, Beth viajaba sola. Aparentemente, Ronald había opinado también que aquel era un viaje que los herederos Potter tenían que hacer en privado).

Cuando le avisaron que el vuelo tenía un retraso de tres horas, Harry decidió ir a registrarlos al hotel y así ganar tiempo.

Regresó al aeropuerto y esperó a Beth en unos cómodos sillones dispuestos a un lado de la puerta por la que ella arribaría. Unos diez minutos después, la menor de los Potter bajó del avión llevando la urna de su padre bajo el brazo. Una imagen muy graciosa, según apreciaciones de Harry.

Los dos pasaron unas horas en el Saint German, esperando a que fuera una hora prudente para ir al río, una en que los contingentes turísticos ya no estuvieran por allí.

Finalmente, cerca de las seis de la tarde, cuando el Sol comenzaba a ponerse, decidieron encaminarse al Rin. Tomaron un taxi hasta el límite de la ciudad, desde donde siguieron el trayecto caminando, peculiarmente silenciosos.

Cuando escucharon el sonido del agua cayendo rápidamente, Harry sintió a Beth dar un respingo y tomar con más fuerza la urna que llevaba bien sujeta entre los brazos. Harry le pasó un brazo por sobre los hombros y le acercó más a él. "Tranquila, todo está bien" dijo, tratando de convencerse él mismo de lo que estaba diciendo. "No tienes porqué preocuparte, Beth".

La muchacha suspiró profundamente y trató de retener las lágrimas, aunque no lo logró. Siguieron caminando, muy despacio. El ruido del último salto de Rin se hacía cada vez más fuerte, hasta que los hermanos doblaron en una curva y lo vieron: una corriente descomunal de agua y mucha espuma. Un aroma indescriptible invadió el ambiente de pronto.

Harry y Beth de detuvieron, observando la catarata detenidamente, casi con reverencia. Tenían que caminar un par de metros más hacia la derecha para llegar a ella y quedar de costado. Él sintió cómo la leve corriente de aire le pegaba de lleno en los ojos y los hacía llenarse de lágrimas. Presionó los párpados y soltó aire por la boca fuertemente. "¿Lista?" preguntó a su hermana, sin dejar de abrazarla. Beth no respondió, sino que le tomó de la mano y los dos caminaron rápidamente el tramo restante.

Se detuvieron justo frente a la parte más convulsionada del salto. Se quedaron unos minutos en silencio, sólo preparándose para lo que venía después.

Harry tomó aire por última vez. "¿Beth?" llamó.

"Hagámoslo rápido, por favor" pidió ella. Él pudo identificar una clara nota de angustia contenida en su voz y decidió hacerle caso. "Ven aquí". Harry se paró a su lado y Beth le tomó las manos, para ponerlas sobre la urna morada.

"Vamos" incentivó él, tratando de aplacar su carga.

Con una mano temblorosa, Beth destapó la vasija. Juntó sus manos con las de Harry y le dirigió una mirada de entendimiento.

Lentamente, los dos extendieron los brazos, guiando hacia delante la cerámica. Vieron, en cámara lenta, cómo las cenizas plateadas de lo que había sido el cuerpo de su padre corrían por el borde moteado, para luego caer tranquilamente al agua. La corriente se las llevaba, y se las perdía de vista rápidamente.

Unos segundos más tarde, la urna estaba vacía.

ººººº

Harry y Beth pasaron esa noche en Basilea. No hablaron mucho más, pero estuvieron juntos todo el tiempo, hasta que se hizo tarde y se separaron para ir a dormir cada uno a su alcoba. A la mañana siguiente, salieron temprano del hotel y tomaron un taxi al aeropuerto.

"¿Cómo dormiste?" preguntó Harry a su hermana una vez que estuvieron en camino.

"Espléndidamente. Soñé mucho con papá" contestó ella, con una sonrisa. Se la veía mucho mejor que el día anterior: toda la jornada pasada había estado muy callada y cabizbaja, y tenía recurrentes accesos de llanto que tardaban en irse.

"¿De verdad?" quiso confirmar Harry, sorprendido. "Yo también" comentó, mirando por la ventana del automóvil.

Llegaron a destino y pagaron el importe. Caminaron por entre los pasajeros madrugadores y compraron sus tickets, para luego sentarse a esperar pacientemente que anunciaran el momento de abordar.

Tres horas después, estaban haciendo un trasbordo en Lyon y, cuatro y media después de eso, estaban entrando a la mansión Potter en Toulouse.

Su madre no les preguntó absolutamente nada. Ni cómo les había ido, ni cómo había sido el vuelo, ni cómo estaban. Sólo se acercó a ellos ni bien ingresaron a la casa y les dijo Gracias, con los ojos llenos de lágrimas. Sin más, se fue escaleras arriba, no volvió a bajar sino hasta la cena y no quiso dejar a nadie ingresar en su dormitorio.

Harry llamó a Molly en la tarde y le preguntó si sabía a qué hora Ginny estaba llegando a su casa. La mujer respondió que no tenía la más mínima idea, pero que le diría a su sobrina que lo llamara en cuanto lo hiciera.

El joven esperó pacientemente y, recién luego de la cena, a las nueve y media pasadas, el teléfono de la residencia Potter en Toulouse sonó.

"¿Hola?" atendió él ansiosamente.

"¿Harry¿Có… Cómo estás?" respondió ella, con un bostezo en el medio de su saludo.

"Bien. Tú, cansada, por lo que escucho".

"Sólo un poco. ¿Cómo les fue? A ti y a tu hermana, quiero decir".

"Oh, bien. Terminamos yendo solos porque Ronald tampoco quiso venir".

"Vaya… me extraña que haya sido ubicado al menos una vez en su vida…" comentó ella con sorna.

"Sí, supongo…" aceptó él.

"¿Qué estabas haciendo?" preguntó ella con interés.

"Esperando a que me llamaras" se sinceró él. Había decidido, luego de que Ginny se lo hubiera dicho, que no iba a medir más sus palabras con ella. Lo había pensado y había aceptado que sí tenía la suficiente confianza en ella como para no hacerlo.

"Pues me parece muy bien. ¿Todavía quieres que nos encontremos?" cuestionó ella, sabiendo perfectamente cuál iba a ser la respuesta.

"Por supuesto. ¿Cabe alguna duda?".

"Bueno, entonces podríamos ir a tomar un café al centro¿no te parece?" propuso ella.

"Por mí está bien, no hay problema. Puedo estar buscándote en veinte minutos¿está bien?".

"No¿para qué? Encontrémonos directamente allí"

"¿Y dejar que camines sola por Toulouse a esta hora? Ni lo sueñes"

"Ay, Harry. No pasa nada aquí, y además no es tan tarde. Y no tengo quince años para que me andes de niñera" replicó ella.

"Eso no importa. Quiero ir a buscarte. ¿Está mal?".

"Bueno, eso es algo diferente" dijo ella. "Así si está bien, pero que quede claro que no tienes porqué hacerlo".

"Sí, está claro, no te preocupes. Te veré luego, entonces".

"Ajá. Hasta luego".

ººººº

"¿De qué querías hablarme?" preguntó Ginny, revolviendo su café para que el terrón de azúcar que le había adicionado unos segundos antes se disolviera correctamente. Cuando no sintió la estructura sólida en la taza, retiró la cuchara y la dejó sobre el plato dispuesto a un lado.

"Bueno, verás" empezó Harry, volviendo a sentirse nervioso. Le había pasado lo mismo cuando, más de quince minutos antes, la había saludado después de tanto tiempo lejos con un tímido beso en la mejilla. "No quiero irme por la tangente, así que será mejor que vaya al grano". Pausó un momento antes de continuar. "Quiero que hablemos sobre… nosotros" expuso, esperando que ella tomara aquello como él había imaginado que lo haría.

"¿Nosotros?" repitió Ginny, señalándose y luego señalándolo a él. "¿Nosotros, Harry y Ginny?".

Harry entornó los ojos. "Sí" afirmó. "Quiero que aclaremos qué es esto" agregó luego.

"¿Qué esto?" cuestionó Ginny, mientras se levaba la humeante taza a la boca. Tomó un poco, hizo un gesto de desagrado y agregó otro terrón de azúcar al café.

"Ginny… Esto, esto. Quiero saber cómo te sientes".

Ella lo miró por sobre el borde de su taza verde, estudiándole detenidamente. Tenía un gesto ansioso y se notaba que estaba costándole hablarle así. Se sintió culpable por hacerse la desentendida y decidió hablar en serio. "¿Cómo me siento con respecto a nosotros?" inquirió, para luego tomar otro sorbo de su bebida, que ahora sabía mucho mejor.

"Sí" confirmó él, sin agregar nada. Bajó la mirada y sacó con la cuchara un poco de la espuma de su capuchino y se la llevó a la boca.

Ginny suspiró, dudando entre ser sincera por completo con él o reservarse la verdad hasta después de que él le dijera a ella cómo se sentía personalmente. "¿De verdad quieres que te lo diga?" preguntó, tratando de ganar tiempo para decidir qué decir y qué no. Harry la miró con un gesto de impaciencia. "Bueno, está bien, ya entendí" aceptó, poniendo las manos como si estuviera pidiendo tiempo en un partido de fútbol. "A decir verdad, no estoy segura de cómo me siento" declaró.

"¿Por qué?" cuestionó Harry, entre intrigado y preocupado. Luego, levantó la taza de su plato y tomó un largo sorbo, mientras sentía como el capuchino recién hecho le recorría la garganta.

Ginny notó su tono, y decidió ser completamente sincera con él. "Porque sé que te quiero" confesó ella, alargando una mano para tomar la de él. Harry correspondió inmediatamente, sintiéndose muy aliviado al saberse correspondido. "Pero no sé si estoy dispuesta a empezar de nuevo con alguien" agregó luego, con un gesto que expresaba claramente su confusión.

"¿Por qué no?" preguntó él rápidamente, mientras se encogía inconscientemente en la silla, con una nota de desesperación irrefutable en su voz.

Ginny suspiró antes de responder: "Porque no la he pasado bien. En realidad, la he pasado muy mal. Y no sé si estoy preparada para la posibilidad de que suceda otra vez, Harry". Se detuvo al ver que él intentaba replicar, pero habló rápido para que él no le interrumpiera: "No es por ti" aclaró. "Es por mi, porque aún no estoy segura de qué es lo que realmente me pasa¿comprendes?". Harry asintió lentamente. "Sí se que te quiero, pero con eso no basta" agregó, sonriéndole tristemente. "Además, no sé si tú también lo haces, o esto es algo que…".

"Sí, sí lo hago" se apresuró a decir Harry, envalentonado por la sinceridad de ella y la angustia que le provocaba verla así, tan frágil. Alargó su otra mano y la colocó extendida sobre la mesa, esperando que ella la tomara. "Te quiero" declaró, mientras veía cómo ella entrelazaba los dedos con los suyos y le presionaba un poco la mano.

"¿Si?" preguntó ella, sin poder ocultar una nota de ilusión en la voz.

"Por supuesto" respondió él, con una sonrisa. "Yo también me siento así, para serte sincero. He tenido más relaciones horrorosas de las que se pueden contar con todos los dedos de las manos y los pies juntos" bromeó, haciendo que ella riera débilmente. "Y, si las cosas están planteadas de este modo, creo que lo mejor es que esperemos un tiempo¿no te parece? Para que no empecemos algo con miedo a que termine mal" dijo luego poniéndose serio.

Ginny asintió. "Sí, es lo mejor. No creo que vaya a funcionar si estamos tan paranoicos con la idea de que no va a hacerlo incluso antes de que empiece¿no?" reflexionó. "Será bueno" agregó, sonando un poco más segura y convencida de lo que estaba antes. "Tendremos la oportunidad de conocernos más antes de empezar algo más serio¿no es cierto?".

"Sí, exacto" secundó él, aunque tenía la impresión de que él ya la conocía todo lo que le era necesario, pero no se lo dijo.

Después de eso, los dos terminaron sus bebidas, que se habían enfriado un poco. Harry volvió a acompañar a Ginny hasta la casa de sus tíos y acordaron que se mantendrían constantemente en contacto.

Harry regresó solo a la casa de su madre y no concentró su mente en otra cosa que no fuera llegar lo más rápido posible a su cuarto. Se dejó caer pesadamente en la cama y pensó en que estaban haciendo lo correcto. Tal vez estaba volviendo a pensar demasiado las cosas, pero estaba seguro de que, de haber empezado algo esa misma noche, Ginny y él estarían yendo muy rápido para la propia salud de la relación.

Y ésa era una de las pocas cosas que él jamás se perdonaría perder.

ººººº

1: Esa conversación me da tanta risa… ¡Harry y Beth hablan de viajar a Suiza desde Londres o Toulouse como si fuera lo mismo que ir al almacén de la esquina!

Gracias a jamesandmolly, amsp14, Kiiandy BLack, Alkas, Danitabf, Niniel204, Quid Morgan y a tabatas por sus reviews en el capitulo anterior.

¡Hola!

Hoy es un día trágico para mí. Tengo dos malas noticias para darles (aunque si no existiera la primera, la segunda no sería mala).

La que no sería mala, es que mañana salgo de viaje con mis papás y mi hermana. Me voy a Villa Carlos Paz, en Córdoba.

La que es TRÁGICA… No, no puedo decirlo… Es demasiado MALA. Voy a contarles la historia entera para que comprendan lo terrible de este acontecimiento penoso:

El día lunes, me fui a la quinta de una amiga, y volví anoche. Para esos dos días, me llevé este capitulo en un diskette y así poder corregirlo estando allí y poder subirlo en el primer hueco de tiempo que tuviera, que viene a ser ahora.

Pero, cuando regreso anoche, me doy con la feliz noticia de que mi mamá había mandado al técnico la computadora. Mal comienzo. Nunca confié en los técnicos, y ahora lo hago menos aún.

Hasta aquí no hay nada de malo, pero esperen a que termine. Introduzco mi diskette con el capitulo 10 hermoso y precioso para leerlo una última vez. Lo hago, y no hay problema. Está dado el visto bueno. Ahora, cuando quiero ponerme a trabajar sobre el capitulo 11… ¿Con qué me encuentro¿¡Con qué me encuentro¡LOS ARCHIVOS NO ESTÁN!

Imaginarán mi conmoción. Perdí esta historia entera, lo que no había publicado de ella (los cuatro capítulos finales, que estaban casi listos para publicarse) y pilones de material inédito, más millares de ensayos que había guardado para proyectos y borradores de historias enteras.

NUNCA, pero NUNCA dejen que un técnico se lleve su computadora sin hacer un backup de TODO lo que tengan archivado. ¡Júrenlo!

Me siento terriblemente mal por eso, ya que perdí horas, días, SEMANAS de trabajo.

Pero, luego de recuperarme del ataque nervioso que sufrí al encontrarme con la buena nueva decidí que voy a usar este mes de vacaciones (después de Córdoba, viajo al sur, a Esquel) para re-escribir aunque sea los cuatro capítulos que faltan de Cuando Harry conoció a Ginny. Todo el resto del material está perdido y por más que despotrique, ya está. Y, para peores, es en parte mi culpa que esto haya pasado. ¡Aunque el técnico debería aprender a no borrar cosas!

Ay, ay, ay. Cuánto stress. Si tuviera los capítulos intactos, que me voy de viaje no sería una mala noticia, puesto que podría actualizar desde cualquier lugar.

¿Lo ven? Esta tragedia no me permite comentar como sería apropiado este capitulo, que es TAN importante en la historia… Sólo puedo decirles, con las pocas neuronas que me quedan funcionando, que este es un capitulo que significa muchas cosas, y que marca cómo seguirá la relación de los tortolitos de ahora en más. También, nos hemos despedido de James, con muy pocas líneas dedicadas a él, pero que sino se hubieran vuelto muy empalagosas. A él no le gustaba eso, puedo asegurárselos.

Los veo a la vuelta (trataré de pasar los capítulos a la computadora lo antes posible cuando regrese, cerca del 15 de febrero), con el capitulo 11 (trágicamente perdido y pronto a ser re-escrito): Presentación en sociedad I

Toda sugerencia, critica, tomatazo, ramo de flores (?) será recibido cordialmente en ese pequeño lugarcito que se llama review, al que pueden acceder con un simple click en GO. Ojalá hayan disfrutado el capitulo. Gracias a todos por haber leído!

Un beso inmenso para todos.

Adío!