Todo lo que ya hayan leído en los libros de JK Rowling es pura y exclusivamente suyo. Lo demás, es completamente inventado, inspirado por el trailer y las fotografías promocionales de "Elizabethtown", película de Cameron Crowe. Sin fines de lucro.
13. Presentación en sociedad III
Las reacciones fueron diversas. Molly y Arthur no dijeron nada y se limitaron a mirar al resto de la familia, expectantes, buscando alguna respuesta a la novedad por parte de ellos. Audrey y Kirsten se miraron entre ellas, asombradas, y luego iniciaron un murmullo desesperante al que luego se sumó Mary. Los dos varones Templeton, Cameron y Malcom no mostraron signo alguno de siquiera haber escuchado el anuncio de Ronald. La tía Charlotte se había llevado las manos a la cara, emocionada. La tía Celine, por su parte, pronunció un ¿Perdón? No estaba escuchando que nadie se ocupó de responder. Por otra parte, Sarah y Albert, junto a los tíos Simon y Charles, se habían alegrado visiblemente por la buena nueva, ya que le sonreían complacidos a Ronald y Beth.
Muy por el contrario, Harry se había quedado petrificado mirando fijamente a su copa de vino, conmocionado. Que ellos hubieran anunciado su matrimonio para el año entrante delante de otras veinte personas, sólo convertía ese hecho en algo irrefutablemente concreto. Sintió cómo Ginny, sentada a su lado, notaba su tensión y le tomaba la mano suavemente en una señal de apoyo que él agradeció en silencio.
Cuando la abuela Molly se levantó, contenta, a felicitar a Ronald y a Beth por la noticia, se produjo un alboroto general. Todos se levantaron del mismo que ella, menos Harry, que seguía callado y absorto al igual que lo había estado toda la noche luego de la conversación que había tenido en el jardín con su hermana, y Ginny, que lo acompañaba aunque no podía llegar a comprender del todo el porqué de su actitud.
Luego que el núcleo que se había formado alrededor de la pareja se hubiera disgregado, Sarah se volteó hacia Harry y Ginny, que no se habían movido. Encontró entonces la oportunidad que había estado buscando todo el día: "Harry¿no vas a decirle nada a tu hermana?" cuestionó, con aires de confundida inocencia. "¿No crees que esto merece al menos que demuestres algún tipo de reacción, por ella?" agregó, acercándose a Beth y abrazándola por un brazo.
Todo el mundo se quedó callado, mirando a la mujer y a Harry alternativamente, como si estuvieran esperando que uno de los dos saltara sobre el otro y se atacaran mutuamente a muerte. Sin embargo, nada de eso sucedió. Ginny se levantó resulta de su silla ante eso y felicitó a su primo y a Beth al igual que lo había hecho el resto de la familia, aunque sin la misma efusividad. Luego se volteó hacia Harry y, con una sola mirada, lo convenció de ponerse de pie y hacer lo mismo. Aunque lo hizo fríamente, eso pareció colmar las expectativas de los demás y todos volvieron a tomar asiento, reanudándose así la comida y las charlas anteriores, ahora condimentadas por las predicciones sobre la inminente boda.
Más allá de eso, Harry no podía evitar seguir pensando en que Beth no estaba por hacer las cosas correctamente, como él y su padre siempre habían querido que las hiciera y, del mismo modo, no podía, por más que intentara, cambiar su actitud hostil para con el resto de la gente sentada a la mesa, que intentaba constantemente incluirle en una u otra conversación.
Por eso, después de una larga media hora, Ginny dejó sus cubiertos a un lado del plato, se limpió la boca delicadamente con la servilleta y, levantándose, tomó la mano de Harry obligándole a imitarla. Sin dar ningún tipo de explicación o disculpa a nadie, ella le arrastró fuera del comedor.
Salieron al jardín por la puerta trasera. La noche estaba sumida en un profundo silencio, que ellos interrumpieron involuntariamente con el crujido del pasto seco bajo sus pies al caminar. Ginny siguió guiándolo hasta que llegaron a una zona a unos veinticinco metros de la casa, donde Albert había plantando unos cuantos árboles, ahora frondosos, en cuanto él y su esposa se habían mudado allí, diez años atrás. Harry recordó que el hombre le había hablado de eso en la comida de la noche anterior cuando él y Ginny se sentaron bajo uno de ellos, aún sin decir nada.
Harry se acomodó con la espalda sobre el tronco y las piernas extendidas hacia delante. Ginny no tardó en hacerlo a su lado, al tiempo que dejaba descansar el peso de la cabeza sobre su hombro, al igual que lo había hecho la noche anterior en la cocina.
La diferencia era que esta vez ella no permitiría que hubiera interrupciones. Había notado la incomodidad de Harry luego de que Ronald hubiera pronunciado su discurso y la había relacionado inmediatamente con la discusión que él había tenido con su hermana más temprano. Por lo que conocía de él hasta la fecha, había considerado lo mejor sacarlo de aquel núcleo que estaba volviéndose malévolo con el paso de los minutos, cada vez amenazando más seriamente con romper la barrera de la paciencia de él, al igual que con la propia.
Le oyó suspirar profundamente y sintió cómo él respiraba entrecortadamente. Se reprimió internamente por prácticamente obligarle a aquellas incómodas situaciones y deseó más que nunca que el día pasara lo más rápido posible y estar volando otra vez camino a Londres. Al menos allí estaban solos y no había nadie intentando probar hasta qué punto él podía llegar a soportar la presión familiar, o hasta que punto ella pensaba que aquello podría funcionar realmente. Al menos allí encontrarían un espacio para conocerse y redescubrirse el uno al otro, cosa que habían planeado hacer semanas atrás y, con la situación corriente, no estaban consiguiendo.
A esas alturas, los dos ya estaban seguros de todo. Estaban seguros de que lo que sentían por el otro era real y que ese sentimiento era ampliamente correspondido. Estaban seguros de que, eventualmente, una relación comprometida entre los dos no tenía razón alguna por la que fracasar, a menos que uno de los dos así lo deseara. Y, lo más importante de todo, estaban seguros de que querían estar juntos. Pero, a juzgar por todo lo que había pasando en el marco de unas escasas veinticuatro horas, algo no terminaba de cuadrar. No entre ellos, sino con ellos y con el resto. Aparentemente, el entorno no podía aceptar la imagen como una corriente, por más rebuscado que fuera siquiera insinuarlo o pensarlo. Eso era algo que ni Harry ni Ginny podían llegar a entender, porque los dos consideraban que necesitaban la aprobación de los demás para dar el paso siguiente.
"Lamento que todo esté sucediendo de este modo, Harry" dijo ella al fin. Pausó un momento, pensando en lo que iba a decir después, y continuó. "Tal vez después de todo sí fue un error venir tan pronto" aventuró, pensando en voz alta. "No es justo" reclamó, más para sí que otra cosa.
"No voy a mentirte; preferiría no estar aquí" confesó él, hablando bajo y despacio, como si decir aquello le costara más que cualquier otra cosa. "Pero sé que es importante, Ginny, por más tortuoso que sea". Se quedó en silencio un momento y luego volvió a hablar. "Estar así contigo lo justifica".
Ella se sonrojó levemente ante ese comentario y se movió, un poco incómoda. Levantó la cabeza y le miró seriamente. "¿Porqué estás tan molesto con tu hermana?" preguntó, en parte para cambiar de tema y en parte para enterarse de eso que la tenía tan intrigada y consternada.
Él guardó silencio unos segundos. "No quiero hablar de eso ahora" intentó evadir el tópico.
"Es tu hermana" replicó ella, decidida a hacerle sacar afuera todo lo que estaba pensando en esos precisos momentos. "Deberías estar contento por ella" agregó, al tiempo que el volteaba la cara y trataba de evitarla mirando hacia otro lado. Ella le obligó a mirarla a los ojos cuando, con la mano derecha, redirigió la dirección de su cuello. "Debes confiar en mí, Harry. ¿Cómo vamos a hacer que esto funcione si no lo haces?" preguntó retóricamente, casi en un susurro. Una fría brisa les llegó ruidosamente, junto al lejano y casi imperceptible rumor de la gente que seguía dentro de la casa.
"Todo está saliéndose de control" soltó él sorpresivamente, sin dejar de mirarla. "El trabajo ya no me incentiva todo lo que solía hacerlo, Beth ya no escucha lo que le digo y no soy capaz de manejar el hecho de pasar un simple fin de semana entre gente que no conozco. Solía hacerlo sin ningún tipo de problema, pero ahora se está haciendo casi imposible" enumeró, hablándole con una sinceridad de la que él mismo no se conocía dueño. "Y tampoco soy capaz de controlar el hecho de que estoy completamente perdido por ti. No sé cómo manejarme, eso me aterra. Es lo suficiente complicado como para que la idea de abandonarlo todo y volver a lo simple no sea lo tentadora que solía ser". Bajó la mirada, avergonzado en cierto punto por estar abriéndose de esa forma a otra persona, pero no dejó de hablar. "Estoy muy asustado por ella, Ginny, porque ahora sé lo que siente, lo que eso significa. No puedes llegar a imaginarte todo lo que ella sufriría si fracasara con esto. Antes, podría no haberme preocupado a este nivel, porque no hubiera podido ponerme en su lugar. Nunca había sentido por nadie lo que ella siente por Ronald¿entiendes? Ahora sí. Ahora puedo ver lo que significaría para ella perder eso" en ese punto, se detuvo como si estuviera pensando si debía decir o no lo que estaba pensando "porque puedo imaginarme lo que sería perderte". Volvió a mirarla a los ojos, sólo para descubrir que ella lo observaba con gesto ansioso y anhelante. "Ahora sé que esa sería una de las peores cosas que pueden llegar a pasarme, tal como lo sería para Beth. Y no quiero eso para ella"concluyó, examinando el pasto de nuevo.
Ginny no dijo nada por unos momentos. Le miró sin que él le devolviera la mirada y trató de repasar lo que él había dicho. Tras un intento, decidió que le sería imposible y desistió. Levantó una mano temerosa y dudó un segundo. Luego le acarició el cabello lentamente, sin que él mostrara signo de reacción. "Harry" llamó, después de esperar inútilmente por una respuesta a su gesto. Él levantó la cabeza, pero no la miró. "Mírame, por favor" pidió ella, muy bajo. Él lo hizo, no sin una gran reserva por todo lo que había enunciado anteriormente. "No puedes manejar la vida de tu hermana así, Harry". Él abrió la boca para replicar, pero ella no le permitió hacerlo. "Comprendo que quieres protegerla, pero ella ya no es una bebé. Hace bastante tiempo que puede tomar sus propias decisiones, por más que te dejara participar de ellas". Se inclinó un poco sobre él y posó su mano libre sobre su mejilla cariñosamente. "Ya ha decidido que es esto lo que ella quiere, y por más que protestes no vas a cambiar eso. Ya no necesita que le digas qué hacer, sino que la apuntales en sus elecciones, y que la apoyes. Sólo eso. Si tiene que equivocarse, déjala que lo haga y que aprenda de eso. Todos debemos hacerlo". Pausó un momento. Se las ingenió para sentarse en su regazo sin que él pudiera protestar por ello y se abrazó a su cuello, escondiendo su rostro en él.
"Y no vas a perderme" le escuchó Harry decir en forma ahogada, al tiempo que sentía cómo sus pulsaciones se aceleraban súbitamente ante sus palabras. Le vio levantar la cabeza y de pronto encontró sus ojos tan cerca de los suyos que notó por primera vez que su verde iris estaba colmado de pequeñas pintitas color miel. "Porque no quiero que lo hagas" agregó, mirándole profundamente.
Y entonces el tiempo pareció detenerse. La brisa que estaba corriendo dejó de hacerlo y las hojas de los árboles ya no chocaron unas con otras. Ellos dejaron de respirar.
"¿Está mal si te beso ahora?" susurró Harry, incapaz de contener aquella ridícula pregunta.
A Ginny no pareció importarle el desliz. "Estaría mal que no lo hicieras" respondió del mismo modo.
Ese fue todo el aval que él necesitó. Con todas las ganas reprimidas que había acumulado por semanas, la besó como nunca antes había besado a otra mujer. Siempre había imaginado que el primer beso que él le diera a ella sería tan delicado como programado, sutil y para demostrarle el aprecio que le tenía en ese momento de la forma más educada que pudiera. Pero lo cierto era que de esos días habían pasado bastantes y ahora las cosas eran diferentes. No sólo la apreciaba, sino que sabía que la quería mucho más de lo que llegaría a querer a alguien. Además de eso, habían pasado quince días enteros en que no la había visto, otra semana durante la que se habían cortejado el uno al otro casi inconscientemente en Londres y casi dos días en los que no se habían separado, a pesar de que no podido tener un contacto más atrevido. Educado, sutil, programado, o no, Harry se dio cuenta horas más tarde que cualquier pensamiento se vio absolutamente obstruido por las ansias que había acumulado durante tanto tiempo, anhelando el momento para estar así con ella.
Cuando por fin se dieron un momento para respirar, más por necesidad que por deseo, todo pareció volver a la normalidad. El mundo volvía a ser mundo, pero no todo volvía a ser igual.
Luego de unas necesarias bocanadas de aire, Harry abrazó fuertemente a Ginny, como si tuviera miedo de que se escapara si no lo hacía. Ella sólo se acurrucó un poco más contra él y ninguno de los dos dijo nada por unos minutos más. Él, que miraba en dirección a la casa por sobre la cabeza de ella advirtió que algunas luces del piso superior estaban apagándose.
"¿Eso significa que tenemos que volver?" preguntó ella retóricamente cuando él se lo dijo. "No lo creo" negó inmediatamente después, sin esperar una respuesta. Harry no objetó nada.
ººººº
Cuando Harry y Ginny volvieron a entrar en la casa, unos cuarenta minutos después de que hubieran salido casi furtivamente, eran las 10 de la noche. Ya la mayoría de la familia se había ido al hotel en que estaban quedándose todos con la promesa de volver para desayunar en comunidad a la mañana siguiente. Los únicos que se habían quedado eran la abuela Molly, que se iba a quedar a dormir en el cuarto de Helena, quien se había trasladado al de su hermanita pequeña con ese propósito, y Ronald, acompañando a Beth. Ella estaba sentada aún en la mesa cuando su hermano volvió a entra en el ambiente y se acercó inmediatamente a saludarlo.
Entonces Ginny se alejó de él, al igual que Ronald de Beth, para darles un poco de privacidad, algo muy difícil de conseguir por aquellos días en la casa Weasley.
"Escucha, Beth, sobre más temprano…" empezó Harry, pero ella no le dejó continuar.
"No te preocupes por eso. Entiendo lo que dices, pero no me pidas que lo acepte¿si?". Harry asintió y entonces Beth volvió a hablar: "Y perdona todo lo que te dije en el jardín; eso no es cierto, al menos en parte". En ese punto, viró la cabeza y miró fugazmente a Ginny, para luego voltearse de nuevo hacia Harry. "Trata de no hacer las cosas mal esta vez, Harry" dijo, mirándole casi con pena, mientras le apoyaba una mano en el hombro. "No pierdas esto".
"No es mi intención" replicó él, mirando por encima del hombro de su hermana a Ginny, que estaba sentada a un lado de su abuela y conversaba con ella. "Créeme cuando te digo que es lo que menos quiero".
Beth le abrazó entonces. "Gracias por tratar de entender esto, Harry. Tú sabes que no podría hacerlo si no estuvieras conmigo¿no es cierto?". Harry no respondió a eso y Beth se separó de él. "Te veré mañana" le dio un beso en la mejilla "Que duermas bien". Se volteó y llamó a Ronald con una señal de la cabeza. Él se acercó a ellos, saludó a Harry y los dos se fueron.
En ese momento, Molly se levantó y dio un beso en la frente a su nieta. Le dijo algo que Harry no llegó a escuchar y luego desapareció escaleras arriba, no sin antes dar las buenas noches a todos.
Harry se fue a sentar al lado de Ginny y ella le preguntó con la mirada si todo estaba bien, al tiempo que le tomaba la mano por encima de la mesa. Entonces Albert y Sarah se despidieron de ellos.
"No necesitas dormir en el suelo hoy" susurró Sarah casi imperceptiblemente cuando pasó a su lado. Él la miró, entre asombrado y agradecido, para confirmar que ella realmente había dicho eso. Estaba tratando de decidir cual podría ser la razón de un cambio tan drástico en el comportamiento de la mujer cuando ella le asintió levemente, dándole a entender que estaba en lo correcto.
Cuando ellos dos se fueron, Harry se giró hacia Ginny, muy sorprendido por aquello. "¿Escuchaste eso?" preguntó, con los ojos muy abiertos.
"Supongo. No puedo creer que haya dicho eso" respondió ella, del mismo modo.
"Pero no tenemos nada que replicar¿o si?" dijo él, volviendo a ponerse meloso, incluso en contra de su propia voluntad. Pero no podía evitarlo: definitivamente, luego de ese beso en el jardín, algo había cambiado entre los dos, aunque en realidad no pudieran decir a ciencia cierta qué era.
"Mmm…" empezó ella, siguiéndole la corriente. "Me parece que no".
ººººº
Cuando despertó a la mañana siguiente, a Harry le pareció casi increíble hacerlo al lado de Ginny. Ella no daba otra señal de vida que una acompasada respiración y él trató de no despertarla al levantarse, pero no lo consiguió.
Ella parpadeó un par de veces y luego se desperezó ruidosamente. Cuando enfocó la vista y observó el modo en que él la miraba, se disculpó inmediatamente por una supuesta falta de decoro por parte suya.
Harry decidió no replicar. Sólo le sonrió y volvió a extenderse a su lado, rodeándole la cintura con un brazo. "Creo que despertar a tu lado ha sido lo mejor que me ha sucedido en años enteros" dijo, para luego besarle en el cuello delicadamente.
Ginny lo apartó diciendo que estaba haciéndole cosquillas y se escurrió rápidamente al baño. Volvió unos veinte minutos después al cuarto, ya duchada y cambiada.
"¿Tienes todo empacado?" preguntó ella, mientras buscaba en el cajón de la mesa de luz una gomita para el cabello. Caminó hacia él atándoselo con ella.
"Sí, mamá" respondió él jocosamente. Le tomó la mano y ella dijo que estaba preguntándoselo en serio, que olvidaría la mitad de las cosas si no empezaba al menos a preparar su equipaje. "Ven aquí" exigió él, tirando se su brazo suavemente. La hizo sentarse en su regazo del mismo modo que ella misma lo había hecho la noche anterior. Ella protestó, pero cuando él la beso con la misma intensidad que lo había hecho en el jardín, dejó de tratar de evitar que lo hiciera.
"Harry" llamó ella. Él pareció no escucharla o, de lo contrario, demostró no querer hacerlo. "Vamos, Harry, tenemos que bajar" susurró, mientras sentía sus defensas bajar y los labios de él sobre su cuello. "Oh, no, no hagas eso" suplicó, cuando él introdujo una mano por la parte de atrás de su camiseta. "Pueden escucharnos" siguió protestando ella, a pesar de que ya no le interesaba en absoluto que él se detuviera. Pero sólo cuando las cosas estaban a punto de salirse de control, el ruido de alguien golpeando la puerta los devolvió de un hondazo al tiempo y espacio en que estaban.
Sin esperar una respuesta, Gala entró al cuarto justo en el momento en que Ginny se levantaba atropelladamente y trataba de alinear su apariencia, acomodándose la remera.
"Oh, hola, Gala" saludó efusivamente a su hermanita, que se había quedado perpleja en la puerta con un gesto ligeramente sorprendido. Harry estudió el techo con gran interés. Ginny respiraba entrecortadamente.
"Ho-hola" correspondió la pequeña un segundo después. Parpadeó un par de veces rápidamente. "Mamá dice que bajen, ya todos llegaron" anunció la niña. Luego miró a su hermana y a Harry alternativamente un momento, pero no agregó nada más. Después cerró la puerta y entonces Harry y Ginny escucharon sus rápidos pasos por bajando la escalera.
"Ay, no" soltó Ginny inmediatamente después de que la puerta se cerrara y ellos quedaran solos de nuevo. "Ay, no. Eso no estuvo para nada bien". Se llevó una mano a la frente y paseó desesperadamente por el cuarto.
"No, para nada" reconoció Harry, mirando consternado al suelo.
"Bueno, yo hablaré con ella más tarde" concluyó Ginny, dejando su incesante paseo y con su mejor gesto de resignación. "Vamos, bajemos de una vez, o vamos a tener que explicar muchas mas cosas que ésta".
ººººº
Afortunadamente, el desayuno transcurrió sin mayores percances. Sarah volvió a tratar a Harry con una actitud mucho más cercana a la que había tenido con él el sábado por la noche, aunque no tan amistosa. Audrey, Kirsten y Mary habían decidido averiguar más cosas sobre la boda de su primo taladrando con preguntas a la novia: que el vestido, que la recepción, que la iglesia, que los padrinos, que las flores, que esto, que aquello. Para Beth aquello era una tortura con todas las letras; las muchachas no querían comprender que aún no habían comenzado a planear absolutamente nada, porque ella y Ronald estaban muy ocupados aún.
"Pero seguramente tu vas a diseñar todo¿no es cierto?" aventuró Mary, entusiasmada. "Mis hermanas y yo somos grandes admiradoras de tu obra, Beth, en serio. Sería un gran honor ayudarte a preparar todo, si es que tu quieres, claro".
El horror de la chica Potter se reflejó sutilmente en su rostro, pero Harry, que escuchaba disimuladamente la conversación, llegó a notarlo. Y él podía comprender porqué. Aquellas muchachas, que sólo la conocían desde hacía horas estaban tratando de invitarse a la organización de uno de los días más importantes de su vida. Por supuesto, cualquiera se horrorizaría ante eso.
"Todavía no sé si voy a encargarme de todo yo. No lo creo" respondió Beth educadamente, aunque Harry supo por el tono de su voz que estaba intentando sacarse a las primas de su novio de encima. "De todas formas les avisaré si decido hacerlo y agradeceré mucho su ayuda en ese caso".
"He estado leyendo este libro, Gin, me gustaría que lo llevaras y luego me dijeras qué te ha parecido" decía Cameron a su prima, extendiéndole un pequeño volumen. Harry pudo ver que tenía los bordes de un naranja opaco y unas mujeres dibujadas en la portada. "Tuve que leerlo para la universidad y me ha gustado bastante. Creo que también te gustará a ti".
"Muchas gracias" dijo Ginny, tomando el libro. Lo examinó un momento entre sus manos y luego lo dejó a un lado de su pierna en la silla. "Prometo leerlo".
"Oh, Harry, por cierto" llamó Sarah desde la punta de la mesa. Harry giró la cabeza hacia ella, temiendo lo que la mujer estaba por decir. Casi todos se habían quedado callados ante el llamado de atención, puesto que Sarah no lo había hecho precisamente en forma discreta. "Confío en que tengas problema en acompañar a Ginny y a las niñas al lago más tarde" dijo, inusualmente amable para el trato que había tenido con él todo el día anterior. "Claro, si no te interesa que ellas compartan un rato con ustedes dos". Bingo, pensó Harry.
"Yo no tengo problema en absoluto, señora" aseguró él, encogiéndose ligeramente de hombros para demostrarle que su insistencia no había calado hondo en su temperamento en esa oportunidad.
"Sarah" replicó ella inmediatamente, fulminándole con la mirada. Solía hacer eso cuando cualquiera la llamaba Señora, aunque, casualmente, era Harry el único que lo hacía.
"Mamá, llevaremos a las niñas más tarde sin problemas, no te preocupes" intervino Ginny al notar esa actitud en particular.
"Te lo agradezco, hija. Todos estaremos preparando la comida de la noche y ellas se aburrirán aquí de otra forma" recitó Sarah, con un tono asombrosamente dulce comparado con el que había utilizado antes.
"¿No necesitas que nos quedemos a ayudar también?" preguntó Ginny.
"No, está bien. Cuidando de las niñas ayudarán más que suficiente".
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Cerca de las 11, los cuatro partieron con una pequeña canasta de mimbre como único equipaje. Caminaron unos veinte minutos, Gala y Helena por delante, la primera tomando la mano de la segunda en un gesto maternal y protector.
Llegaron al lago y encontraron que el agua estaba muy calma y que no había nadie allí. Harry y Ginny se sentaron en la orilla, cerca de la sombra de un árbol grande. Gala y Helena se les unieron, sólo para sacarse las zapatillas y corrieron a comprobar la temperatura del agua.
"¡Con cuidado!" advirtió Ginny a último momento.
Ella y Harry vieron cómo las dos llegaban a la orilla y Gala metía el pie en el agua, diciéndole a su hermana pequeña que no hiciera lo mismo sino hasta que ella misma le dijera que podía hacerlo. Helena asintió y mantuvo sus pies a salvo, mientras Gala daba unos pasos más allá de la orilla. Estuvo un momento parada allí y luego regresó a la arena anunciando que estaban de suerte: el agua estaba cálida ese día. Fue entonces cuando las dos niñas regresaron donde Harry y Ginny se habían instalado, sólo a unos metros de ellas, y se sacaron los vestidos que llevaban puestos. Harry sonrió torcidamente cuando notó que los trajes de baño de Gala y Helena tenían el mismo dibujo en la pechera: recordó que su madre solía comprar trajes de baño con diseños similares para él y su hermana cuando ellos eran pequeños, pero no recordaba que ellos fueran tan adorables como las hermanitas de Ginny lucían. Muy por el contrario, recordaba aquello como una completa vergüenza y el mayor de los bochornos que había sufrido en su niñez.
"¿En que piensas?" preguntó Ginny, devolviéndolo a la realidad. Escuchó el chapoteo del agua y supuso que se había quedado mirando al vacío como tantas otras veces le había sucedido, sumido en sus recuerdos.
"Nada" respondió él, casi evasivo.
Ginny no dijo nada. Sólo se quedó callada, observando cómo sus hermanas jugaban en el agua y controlando que no fueran a irse demasiado lejos de la orilla. Después de un rato, las dos niñas regresaron con ellos, respirando agitadamente. Ginny buscó en la canasta que habían llevado un par de toallas y se las extendió para que se secasen. Cuando las dos lo hicieron, Ginny se dirigió a la más pequeña: "¿Porqué no van tú y Harry a caminar un poco? Tengo que hablar con Gala".
Helena asintió rápidamente y le extendió una manito a Harry, que se levantó y la tomó sin vacilaciones. La niña prácticamente lo arrastró, lo guió por la orilla y los dos se alejaron de donde Ginny y Gala habían quedado.
"¿Gala hizo algo malo?" preguntó ella con interés después de unos segundos.
"No, nada malo. Ginny sólo tiene que explicarle algo" respondió Harry naturalmente.
"¿Qué cosa?" volvió a interrogar Helena.
"Algo que ella vio esta mañana" contestó él, preguntándose cuánta información podía darle a una niña de cinco años.
"Oh, ella me lo dijo. Tú y mi hermana estaban dándose un beso esta mañana" soltó ella, sin ningún tipo de reservas.
Harry abrió los ojos muy grandes. Se detuvo y se agachó frente a Helena, que también había dejado de caminar. "¿Y te dijo qué era lo que pensaba de eso?"
"Oh, sí, hablamos de eso también" asintió Helena, sorprendiendo aún más a Harry. ¿Habían hablado de eso?. ¡Si tenían sólo cinco y siete años! "Ella piensa que está bien solo Gin está contenta. Yo también pienso eso. ¿Tú sabes si Ginny está contenta?"
Harry tardó en reaccionar. "Eso espero" terminó respondiendo. "Creo que sí" agregó.
"Entonces nosotras creemos que está bien que tú le des besos. Si tú la haces feliz, quiere decir que te quiere. Y Gala y yo estamos contentas de que alguien la quiera, porque hace mucho tiempo que nadie la quiere así, como tú" explicó la niña, con una madurez extremadamente sorprendente.
"¿Yo soy diferente?" quiso saber él, intrigado por aquel comentario de Helena.
"Sí, mami lo dice" respondió ella, encogiéndose de hombros inocentemente.
"¿Tu mamá?" repitió él, realmente asombrado por eso.
"Sí, mami" confirmó ella, sin entender el porqué de la incredulidad de Harry. "La noche que ustedes dos llegaron a casa" Harry asintió "ella se lo dijo a mi papi. Que tú sí querías a Gin-Gin, que esta vez era de verdad. Nunca había dicho eso antes" contó. Harry no dijo nada y Helena volvió a hablar rápidamente: "También dijo que ella confiaba en que tú podías pasar las pruebas sin problemas. Y nos pidió a Gala y a mí que le dijéramos hoy a la tarde que pensamos de ti".
"¿Y qué piensas de mi?" preguntó Harry, sin poder contenerse.
"A mi me gustas" aseguró Helena. "Tus ojos son lindos, como los de Ginny" comentó. "Y además es verdad que la quieres. Nosotras siempre nos damos cuenta de eso, más rápido que mamá todavía". Se detuvo, pensando. "Y tu cabello es gracioso" agregó, aplastándoselo con una mano en la parte de atrás, donde se erizaba constantemente sin que él pudiera evitarlo. Harry se rió suavemente de eso y Helena también lo hizo, sin dejar de entretenerse con su privilegiada cabellera azabache. Después de unos momentos ella se aburrió de eso y se volteó de cara al lago. Tomó una piedra y la arrojó con todas sus fuerzas al agua, aunque no logró que llegara a más de cinco metros de la orilla.
Harry se sentó en el suelo y la observó entretenerse con eso, hasta que Gala llegó a buscarlos. Helena corrió a encontrarse con su hermana, con Harry caminando tras ellas.
ººººº
"¿Estás seguro de que no estás olvidándote nada?" preguntó Ginny por enésima vez en menos de media hora.
"Sí, estoy seguro. No estoy olvidando nada" respondió Harry, bajando la puerta del baúl, que hizo un fuerte ruido al caer.
Se acercaron por última vez a la entrada de la casa y se despidieron de Albert y Sarah. Era entrada la noche y ya todos los Weasley habían partido rumbo a sus respectivas casas en la tarde. Harry y Ginny estaban por emprender el camino a Bruselas, desde donde volverían a Londres volando.
"Cuídate, hija, y llama en cuanto llegues a tu casa" pidió Sarah a Ginny, dándole un fuerte abrazo. "Y déjame saber cuando te llamen de la agencia" agregó cuando al fin le dejó lugar para respirar.
"No sé si van a llamarme, no te hagas ilusiones" advirtió Ginny.
"Sí, si van a llamarte. Sé que lo harán, así que comunícate conmigo cuando lo hagan" replicó Sarah, sin dejarse vencer.
Ginny suspiró por lo bajo, resignada, y luego se volteó hacia Albert. "Gracias por todo, Albert. Ha sido genial verte".
"Y ha sido un gusto verlos a ustedes también, Ginny, tenlo por seguro. Espero que no tarden en visitarnos de nuevo" deseó en voz alta el hombre, mientras le daba un cariñoso beso en la frente.
"Oh, Harry, quería pedirte disculpas por mi conducta ayer" dijo Sarah a Harry. Él se volteó hacia ella. "Creo que me extralimité un poco, pero yo sé que tú sabrás comprender el porqué" agregó, hablándole con real sinceridad por primera vez en los dos días que Harry y Ginny habían estado allí. "Y también quiero agradecerte tu visita, ha sido muy agradable para todos, de verdad. Por más que en ciertos momentos hayas llegado a pensar que no eres de mi agrado, debo decirte que sí lo eres, así que me alegro por Ginny. Finalmente ha encontrado a alguien que…"
"Mamá" interrumpió Ginny. "Creo que Harry entendió el punto" dijo, dando por zanjado el asunto.
"Claro, por supuesto" aceptó la mujer, rendida, con una sonrisa. "También espero que vuelvan pronto" concluyó Sarah, acercándose a su esposo.
En ese momento Gala y Helena llegaron corriendo desde adentro, adonde habían ido a buscar algo que se habían olvidado. Les extendieron a Harry y a Ginny unos papeles y ellos dos los miraron: eran varios dibujos. Y, en todos ellos, una chica pelirroja y un joven moreno estaban dándose un beso. Harry y Ginny se miraron y descubrieron que los des estaban sonriendo del mismo tonto modo. Se despidieron de las niñas y agradecieron los dibujos.
"Vuelve pronto, Gin-Gin, vamos a extrañarte" dijo Gala, al borde de las lágrimas. Siempre se ponía sentimental cuando Ginny se iba de la casa luego de una visita.
"Te lo prometo, voy a volver antes de que se den cuenta de que me he ido" aseguró ella, con un beso en la frente para cada una.
"Y tú también Harry" agregó Helena, abrazándole a la altura de las rodillas un momento. Luego se separó de él y le habló mirando hacia arriba. "Vuelve pronto".
"Espero poder hacerlo, tranquila" respondió él con una sonrisa.
Ginny le tomó de la mano y los dos caminaron al auto. Saludaron a la familia, que seguía reunida en la puerta para verlos partir, con la mano y se alejaron rápidamente. Unos minutos más tarde, estaban saliendo a la carretera.
Ginny soltó un largo y profundo suspiro. Harry puso la mano en su rodilla y la presionó muy suavemente. "Ya pasó, Ginny, tranquila" trató de aliviar él, con poco éxito.
"Después de todo no ha sido tan terrible" comentó ella, mirando por la ventana. "Pensé que iba a ser mucho peor".
"Bueno, yo tengo una explicación para eso" anunció él, decidiendo contarle lo que había averiguado esa mañana. "Helena me lo ha dicho esta mañana, junto al lago" contó, sin dejar de mirar al frente. La ruta estaba desierta. "Me ha contado que tu madre dijo el viernes que confiaba en que yo pasaría las pruebas, porque había visto algo… diferente… en nosotros cuando llegamos" explicó, escuchando cómo Ginny daba un resoplido de indignación. "Supongo que alivianó sus planes a partir de eso".
"No lo creo. Más bien los habrá intensificado. Si estaba tan segura de ti, no tenía porqué ponerse reservas a la hora de torturarte. Perdón".
"¿Qué?"
"Eso, disculpa. Ella no puede controlar ese impulso. Según la abuela es por lo que sucedió con mi padre. Mamá nunca pudo superarlo, siempre les guardó mucho resentimiento a todos los hombres, al punto de cambiar mi apellido para que no llevara el de mi padre. Imagínate por las peripecias que tuvo que pasar Albert" contó, abriéndole una faceta de su historia que Harry suponía no iba a llegar a conocer. "Pero, de todos modos, nunca se había disculpado con nadie como lo ha hecho contigo, ni ha dado ese ridículo discurso de cómo yo no he sabido elegir pareja".
"Ella sólo trata de protegerte" intentó justificarla Harry. Aunque él mismo hubiera sido víctima de sus maldades, llegaba a comprender perfectamente las razones que Sarah tenía para actuar como lo hacía.
"Lo sé. Sólo quisiera que no trasladara todo lo que le ha pasado a mí, como si yo fuera una muñeca de cristal, o algo por el estilo" dijo ella, aún observando la oscuridad de la noche a través de la ventana.
Se mantuvieron unos minutos en silencio después de eso, cada uno pensando en todo lo que había pasado ese fin de semana. Muchas cosas habían cambiado, habían descubierto muchas otras y se habían enfrentado a otras tantas.
Pero lo más importante de todo, era que habían confirmado que ambos querían estar juntos, costara lo que costara. Por algo habían soportado dos de los días más agitados de todas sus vidas y salido vivos de eso.
"¿No sientes que después de esto lo nuestro ya es oficial?" preguntó Harry de pronto, con una frase escapada de sus agolpados pensamientos.
"Lo siento, pero no lo es" respondió Ginny tranquilamente. "No es oficial".
"¿Tú también quieres que lo sea?" quiso saber Harry, ansiando conocer la respuesta.
"Por supuesto" afirmó Ginny.
"Entonces…" empezó él, pero ella lo interrumpió de inmediato.
"No, no, no. No aquí". Harry se sorprendió un poco ante eso, pero antes de que pudiera procesarlo, Ginny habló de nuevo. "¿Me vas a decir que soportaste a mi familia dos interminables días sólo para pedirme que sea tu novia viajando de regreso a Bruselas, en tu auto?"
Harry sólo tuvo que pensarlo un segundo. "No, definitivamente" asintió. Se rió de su propio desliz, y Ginny lo siguió un segundo después.
"No te preocupes, ya llegará el momento adecuado" aseguró ella.
"¿Segura?" preguntó Harry, sólo para seguir escuchándole hablar.
Ginny apoyó la cabeza en su hombro, repitiendo un gesto que se estaba haciendo cada vez más familiar. "Te lo prometo".
ººººº
Gracias a SpyWitch, Quid Morgan, tabatas, amsp14, lore, jamesandmolly, Kiiandy Black, Ginny WcPr y a Danitabf por sus reviews para el capitulo anterior.
¡Hola! Cómo están todos? Espero que muy bien.
Yo estoy de vuelta en mi casa desde el martes a la noche, pero lamentablemente no había podido transcribir todo el material que traje de las vacaciones a la computadora sino hasta ayer, y recién hoy encontré un buen tiempo para sentarme a editarlo.
Sólo tengo para decir que el próximo capitulo es ya el último, para quienes no lo sabían, y que espero que, cuando lo lean, lo disfruten tanto como yo estoy disfrutando escribirlo y como disfruté escribir esta última parte de la terrible presentación en sociedad de Harry.
Espero que hayan disfrutado el capitulo y que sepan disculpar la demora en la actualización. Ojalá la espera haya valido la pena.
Toda sugerencia, critica, tomatazo, ramo de flores (?) será recibido cordialmente en ese pequeño lugarcito que se llama review, al que pueden acceder con un simple click en GO. Ojalá hayan disfrutado el capitulo. Gracias a todos por haber leído!
Un beso gigante para todos!
Adío!
PD: Faltan sólo 4 días para ver a los Stones!
