ESAS PALABRAS

-¿Cuándo fue la última vez que me dijo esas palabras?- el cuerpo dormido a su lado, expedía un aroma embriagante, encantador, le encantaba, -Él ya no es el mismo- se lamentaba esa mujer, con sus ojos repletos de lágrimas, -Desde que nos casamos él ya no es el mismo… ya no me besa, no me abraza, tan solo soy una pintura en la pared, soy inservible para él, ¿por qué?-.

Se levantó, dirigiéndose al baño, desplomándose en sus rodillas, dando rienda suelta a todo el dolor que sentía, ese punzante dolor en el corazón al ser rechazada, fluyendo sin detenerse en forma de lágrimas, cada vez más potente, una angustia increíble.

Volvió después de algunas horas, se recostó nuevamente al lado de su esposo, que seguía inmóvil, le abrazó con fuerza.

-Heero… Heero… ¿por qué ya no me quieres?- silencio, demasiado silencio.

-Heero…- susurraba, escapándosele alguna que otra lágrima, era casi imposible lucir bien, prácticamente estaba derrotada; movió su brazo, acarició esos cabellos rebeldes, se volvió a levantar, -Traeré un poco de té, estás enfermo y debes descansar- una falsa sonrisa, bajó a la cocina, allí… más llanto, ¡esa enfermedad no era excusa, aún sintiéndose mal… él estaba en la obligación de amarla, como una pareja feliz, una envidiada por todos, una maravillosa, sin complicaciones, una… perfecta.

Regresó, Heero se mantenía en la misma posición, colocó el té en la mesita de noche, sonrió, -Heero, vamos, bebe-, no había respuesta, le tocó el hombro, -Eso te pasa por no arroparte bien, estás todo frió- ignoraba la situación, esta vez se desplazó al otro lado de la cama, la tacita con el líquido cayó, esparciendo el contenido por la alfombra….

Un grito, más llanto, una pistola en las manos de su amado… la espesa sangre cubriendo las tersas sábanas, una nota, con esas palabras devastadoras, no las que usualmente escuchaba, aquellas que expresaban un "te amo", jamás volvería a escucharlas… ahora lo sabía, eran falsas, todo… era falso.

"Adiós Relena… perdóname…

Pero yo… siempre amaré a Duo"…

No tenía sentido, nada tuvo sentido… maldijo al soldado perfecto, maldijo su desdicha, maldijo el día en que lo conoció… y maldijo a su terco corazón, destrozado al fin.

"Lo volveré a ver…

No en esta vida…

Pero sin duda…

Lo volveré a ver"..

FIN