Cap. 5 "El despertar de Milo"
Había estado pensando mucho en lo que paso hace unos minutos o
tal vez unas horas en mi templo y aun me encontraba abrumado, apenas
y había podido comer por la impresión y es que...todo
había sido tan raro y sobre todo tan extraño...la vida
en el Santuario siempre fue algo no muy ameno y normal para mi, pero
aun así...cielos por todos los dioses, ¿cómo
pude estar tan ciego a mi entorno?.
Los minutos pasan y yo sigo
aquí, en mi cama y sin moverme de este lugar, tratando de
hurgar entre mis sentimientos y lo que eh descubierto por boca de
Death Mask, pero creo que debo remontarme a lo que eh hecho, volver
al tiempo de mi niñez y ver desde cuando empecé a
sentir...esto tan...extraño, tan fuerte por Camus, tal vez así
pueda averiguar con mayor facilidad que es lo que siento realmente
hacia él.
-Camus...si la primera vez que supe de su existencia...si...ahora lo recuerdo como si fuera ayer.
----------------------------------------FLASH BACK-----------------------------------------------
-Milo, ¡Milo ven acá! – recuerdo que estaba entrenando en un valle cercano al cabo Sunion, cuando oí la voz de mi maestro, y entonces corrí rápidamente hasta llegar frente a él, mi maestro era un hombre alto y delgado, pero muy fuerte, de cabello largo hasta la cintura y tan rebelde como el mío, solo que él suyo era negro, al igual que sus ojos, los cuales siempre se vieron llenos de vida y de energía- Necesito que entrenes el DIA de hoy con este niño –me dijo con su voz demandante y serena y entonces fue cuando me di cuenta de algo, mi maestro estaba siendo acompañado por un chico, otro niño de mi edad, aunque debo admitir que la primera vez que vi su rostro CREI ver a una niña y no a un varón, sin embargo, algo en esa helada mirada, sus ropas y su actitud algo ausente de mi existencia me hicieron darme cuenta que en verdad era un varón, mas la voz de mi maestro volvió a mis oídos- él es el elegido para ser el aprendiz con derecho a la armadura de Acuario, así que no te confíes Milo y ten mucho cuidado por que no por nada se ah ganado el derecho de ser otro dorado mas en el futuro –mas mi mente parecía estar aun indagando en la figura del chico de lacios cabellos, entonces los dedos de mi maestro tronaron frente a mis ojos, creo que siempre eh sido un tanto distraído, aun así con mi distracción había oído cada una de sus palabras, por lo tanto asentí de forma mecánica – muy bien, los dejo ya que tenemos una junta con el Gran Patriarca- dijo mi maestro antes de girarse y retomar el camino hacia el santuario-
-Hola, yo soy Milo discípulo y próximo, próximo, próximo poseedor de la flamante armadura dorada de Escorpión – dije entonces con mi infantil orgullo mientras le extendía por primera vez mi mano y le regalaba una sonrisa abierta, sin embargo para mi asombro él solo me observo sin ningún tipo de expresión en su indiferente rostro, sus ojos azules parecían estar vacíos, oscurecidos por alguna razón que en ese entonces no entendía, aun recuerdo que esa reacción de él me hizo decir una gran niñería- ¿será que eres sordo?- dije después de parpadear intrigado mientras mantenía firme mi brazo hacia él, esperando que hiciera algo, un gesto al menos- ¿o ciego? – volví a decir mientras ladeaba un poco mi cabeza, provocando que mi cabello entonces hasta los hombros se moviese en esa dirección, sin embargo poco a poco supe de alguna manera que esas dos conjeturas eran erróneas y entonces con cierto recelo tomo mi mano con la suya y sus labios se abrieron para murmurar su nombre-...¿Camus? –pregunte un tanto confundido pues su voz apenas había podido ser audible para mi, y acto seguido asintió levemente mientras sus pupilas se centraban en mi sin dejar ese vacío en estas- ¡Muy bien Camus, ahora vamos a jugar!-dije con gran alegría y entusiasmo al tiempo que soltaba su mano y alzaba mis brazos, mas entonces lo vi por primera vez, aquel gesto que después descubriría era un indicio de su turbación, y esa era que arqueaba su ceja, de forma elegante y de cierta forma graciosa- shhhh- coloque un dedo sobre mis labios y tome una de sus manos para jalarlo mientras corría con él, no me detuve ni me gire a verlo hasta que llegamos a un claro, él cual tenía un pequeño arroyo de agua fresca que hacia un muy ligero ruido por el correr de sus aguas y un poco de vegetación en el suelo, recuerdo que su rostro no era el de un niño, si no mas bien parecía un pequeño adulto, uno muy consternado, mi idea era jugar y el convencerlo de que el juego era un nuevo e innovador tipo de entrenamiento fue muy difícil, aunque sinceramente no creo que me lo creyera , sin embargo por una u otra razón accedió-
Recuerdo que su rostro inexpresivo cambiaba, pasando de la incredulidad hasta el cansancio, al parecer anteriormente él no había hecho cosas como las que hizo esa vez conmigo, corrimos por el lugar, nos escondimos, jugamos con unos animales que habitaban en el lugar y otras muchas cosas, ya que yo desde niño fui muy inquieto, demasiado activo para los ojos de Camus por lo visto; pero ya me eh desviado del tema, como decía, recuerdo muy bien que ese día estuvimos corriendo por todo el lugar, aunque tal vez debería decir que Camus era el que corría detrás de mi y solo por que había bautizado a su maestro como "La Hielera con patas" y "El iceberg andante", pero no entrare en detalles, lo importante es que él corría detrás de mi diciendo cosas que en ese momento no entendía y que ahora se muy bien que era su lengua natal, el francés, pero como decía yo corrí y corrí y corrí hasta que, algo me detuvo de golpe y eso fue un gran árbol que se me había atravesado y que en mis constantes miradas para ubicar que tan cerca traía a Camus de mi, había ignorado por completo a dicho obstáculo, pero como dije, me estrelle contra el árbol y a los pocos segundos estaba contra la tierra y el pasto y fue entonces cuando vi la cabeza de él, quien me miraba desde arriba con sus ojos azules curiosos y sus cabellos lacios aguamarina se iban al frente por haberse agachado a verme y entonces después de unos cuantos segundos pude ver por vez primera como una sonrisa se dibujaba en sus labios.
-¿Qué? ¿De que te estas riendo? –pregunte consternado, es que no entendía la razón del por que ser reía, en ese momento no entendí lo gracioso que debió haber sido ver como me estrellaba contra un árbol y que aparte de esto retachaba contra el suelo-
-Nada...es solo que tienes ramas en el cabello- fueron sus cortas pero mas relajadas palabras y después se puso en cuclillas y empezó a quitarme del cabello varias ramas y hojas secas que se habían mezclado con mis cabellos- ...eres extraño, un niño muy extraño- añadió con un acento que le hacía sonar muy chistoso, lo cual me hizo volver a sonreír y...si, ahora que lo recuerdo fue la segunda vez que me sonroje por su culpa, ¿qué cuando fue la primera vez?...bueno ahora que hago memoria mas a fondo, la primera vez fue cuando le observe de lejos, mientras me acercaba a él y a mi maestro, cuando creí que se trataba de una niña...pero volviendo a donde estaba-
-Milo, dime Milo Camus- dije aun recostado sobre la tierra y el pasto fresco, entonces él solo asintió y volvió a sonreír, sus sonrisas eran muy tiernas ahora que me pongo a recordarlo, era un niño muy lindo y con rostro muy dulce e inocente, mas cuando mostraba esas sonrisas-
Esos días de entrenamiento fueron una de las mejores de mi niñez sobre todo el tiempo que el maestro de Camus lo dejo al cuidado de mi maestro, ya que al parecer tuvo que hacer un viaje especial a favor del santuario a otras tierras, y como mi maestro nos entrenaba a los dos, yo aproveche todo lo que pude para jugar y convivir mas con él, con aquel que yo denomine mi nuevo y mejor amigo, mas después de un tiempo su maestro volvió y cada quien tuvo que regresar a su país de entrenamiento para seguir adelante con las enseñanzas que cada maestro le debía brindar a sus pupilos. Durante mis entrenamientos con mi gran maestro varias veces me encontré pensando como la estaría pasando Camus, ya que su maestro no había dado confianza alguna y eso que solo lo había visto un par de veces, pero esas me bastaron para darme cuenta que era un hombre demasiado, en extremo duro, mas de lo que sería el mismísimo Gran Patriarca, pero la vez que mas aborrecí a ese hombre fue cuando volvimos a reunirnos en el santuario, donde nuestros maestros nos presentarían al Gran Patriarca como los nuevos poseedores de las armaduras de oro, aunque otro de los motivos de que nos acompañaran nuestros maestros era que cada uno de ellos se irían y debían despedirse del Gran Patriarca y rendirle sus servicios en caso de llegar a necesitarles.
Cuando llegue al Santuario me sentí renovado, llevaba puerta con gran orgullo la reluciente armadura dorada de Escorpión y era mas fuerte y ágil, tanto que los escalones hasta la cámara del Gran Patriarca me resultaron tan fáciles de subir que ni las sentí, de hecho estaba algo abstraído del mundo, hasta que me tope con Mu y valla que me lleve una gran sorpresa, él sin duda alguna había crecido, ya no era el mismo niño que había conocido, aunque mi primer pensamiento fue el hecho de dudar que fuese merecedor de portar la armadura dorada de Aries y esto era por que su aspecto seguía siendo delicado y gentil, en eso no había cambiado en lo absoluto, él como discípulo de el Gran Patriarca estuvo presente en todas y cada una de las presentaciones de los doce nuevos y antiguos caballeros dorados con el Gran Patriarca, también recuerdo que él salió y nos recibió al tiempo que salía de la cámara principal del Gran Patriarca un hombre que al principio no conocí pero al ver como se despedía de Mu entendí quien era, ese hombre era Aldebaran, el nuevo caballero dorado de Tauro, él cambio mucho, demasiado diría yo, yo lo recordaba como un niño normal, sin embargo al ver la nueva altura y complexión de este me hizo pensar irremediablemente en su entrenamiento, obviamente cada maestro entrenaba a sus discípulos para tener las habilidades necesarias para resguardar su templo y llevar las virtudes de sus estrellas guardianas, Aldebaran se veía amenazante y muy rudo, sin embargo al acercarse a saludarme comprobé que su esencia, como la mía y la de Mu no había sufrido cambios muy drásticos, así que después de despedirme de él, Mu nos hizo pasar a mi maestro y a mi ante la presencia de el Gran Patriarca y mientras mi maestro y él hablaban acerca de no se que cosas, yo volví mis ojos a uno de los grandes ventanales de el gran salón preguntándome como se abría vuelto Camus, me preguntaba si Camus regresaría con la masa y la altura de Aldebaran o terminaría tan afeminado como Mu.
Creo que Camus no podría ni volverse tan fornido como Alde ni verse tan delicado como yo Milo- escuche la voz de Mu a un lado mío y antes de que yo formulara cualquier frase, él sin palabra alguna me mando pensamientos suyos a mi mente, indicándome que uno de sus dones en ese momento eran el poder leer algunos pensamientos, aclarando que era mucho mas fácil cuando las mentes eran tan abiertas como la mía lo era en ese momento y después de eso me sonrió de forma amable, para después volver a abrir sus labios- y sobre Camus, deberías tener en cuenta Milo, que él ahora es el caballero dorado de Acuario, así que no te asombres si al verlo a los ojos puedes sentir por tu espina correr los helados vientos de las tierras de Siberia- dijo con voz calmada antes de darse vuelta y acercarse al Gran Patriarca, al parecer ambos dominaban a la perfección la telepatía, entonces me di cuenta de otro detalle y ese era que mi maestro ya se había retirado y por la mirada que volvió a dirigirme Mu, entendí claramente que yo también debía dejar la cámara, así que después de retirarme con el debido respeto pase la gran puerta y entonces fue cuando le vi, había crecido, pero no era ni como Mu ni como Aldebaran, tal y como me había dicho Mu, Camus era diferente, se veía tan frío que sentí que un escalofrío recorrió y sacudió mi cuerpo por unos segundos, y aun así su porte era imponente, elegante, realmente había superado a su maestro en esos aspectos, Camus parecía la perfecta representación de un hermoso hielo perpetuo, aunque claro su maestro siempre me pareció mas un robot que una persona, pero ahora que lo volvía a ver le consideraba mas que un robot un cadáver en pena, parecía abstraído del mundo, como si la vida se le hubiera escapado en algún punto de su vida, era un espectáculo contrastante, entre Camus y su maestro. Y hubo un momento, un instante en que mis ojos y los ojos de Camus se cruzaron y en lugar de evitarme, como CREI que haría ahora que era un caballero de los hielos, me la respondió, en ese momento aflore una sonrisa en mis labios y vi como me pasaban de largo para entrar a la cámara de el Gran Patriarca.-
Después de eso salí del Santuario me cambie de ropa, quitándome mi armadura dorada para colocarme la ropa sencilla de entrenamiento y después de eso llegue hasta el valle donde solíamos jugar y descansar después de el entrenamiento, el tiempo paso sin darme cuenta realmente de la cantidad que había estado en ese lugar, cuando llego Camus, quien al igual que yo había dejado su armadura dorada para portar un traje de entrenamiento y sin siquiera decir nada llego hasta donde estaba yo sentado y tomo lugar aun lado mío, el tiempo que estuvimos en silencio no se bien cuanto fue, pero para mi fue eterno, yo no sabía a ciencia cierta que decirle, tenía muchas ideas en mi cabeza y no me decidía por una sola, hasta que oí su voz.
Ahora yo soy el caballero dorado de Acuario- me dijo con su acento francés remarcado mas por su edad, mientras me miraba como si me estuviese analizando, como si algo estuviera mal conmigo, mas después dejo de observarme de esa forma tan...analítica, para volver a hablar- Tu eres Milo de Escorpión ¿cierto? – entonces yo solo asentí, me había sacado un tanto de mi lugar aquella mirada tan analítica, mas después mi actitud volvió a ser la de siempre-
Si, así es Camus, yo soy el Escorpión del Santuario, terror de las aldeas y el mejor amante para las dulces doncellas, no solo soy fuerte, si no que soy listo, astuto y muy apuesto, aunque claro eso se puede ver a kilómetros de distancia jejeje y tu eres ahora la hielera con patas del Santuario , pero déjame decirte que eres una, con mucho mas porte que la anterior – dije de forma natural y aun así se notaba mi deje de broma en mi tono de voz, mientras lo decía me levante para alcanzar una hermosa flor lila con detalles morados y tintos en los pétalos de uno de los árboles que nos cobijaban con su sombra, sin embargo no la alcance, ya que un fuerte puño se estrello contra mi rostro, provocando que trastabillara-
¿Quién es una hielera? – le oí decir mientras Camus se mantenía de pie, con su altiva y elegante figura frente a mi, y sin importar lo fría o mas bien lo altiva de su mirada color zafiro, yo sonreí-
Valla golpe Camus, no CREI que te gustara atacar a traición-dije mientras una sonrisa ladina surcaba mis labios, sin embargo él solo dirigió sus ojos hacia mi sin emitir un solo sonido, lo cual me dio una pauta para volver a hablar- bueno y ahora que eres un caballero dorado ¿qué es lo que tienes pensado hacer?- sin embargo nuevamente me privo de sus palabras y se mantuvo callado, vi como se movió de su lugar hasta alcanzar aquella flor que yo había observado y había querido alcanzar, la cual observo en silencio-¡Oye no seas aprovechado Camus, yo la vi primero!- dije un tanto molesto, aunque esto era mas una actuación que una realidad, y él nuevamente no contesto nada, solo dejo de ver la delicada flor para verme a mi de frente, y vi en sus ojos una pregunta, él quería saber para que quería yo una flor, quería saber de que me servia a mi un objeto tan delicado y yo empecé a hacer alarde- Es para alguna pueblerina, es muy bien sabido que las mujeres adoran las flores, mucha mas si es como esa que ahora tienes en tus manos mi buen amigo, y bueno tu sabes una flor significa recibir un beso al menos, después ese beso acortara las distancias y tu sabes, las manos inquietas, los lugares con poca gente y después los cuerpos sudorosos en la cama- dije entonces emocionado y con una gran sonrisa, recuerdo que en ese momento me sentí tan orgulloso de mi que creí que Camus me haría preguntas acerca del tema, por que yo me mostraba como un autentico experto y a esa edad ya tenía experiencia en ese plano, pero para mi sorpresa no pude oír la voz de Camus, se quedo callado nuevamente observando la flor en sus manos y después de unos segundos volvió a mirarme, sin embargo su rostro, sus ojos no me dijeron nada, de hecho eso me intranquilizo, no ver nada en sus ojos-
No, no lo sabia –dijo finalmente en un tono sumamente cortante y después me entrego la flor sin volver a verla- pues diviértete entonces con las doncellas del pueblo y tus flores- sus palabras secas sonaron cuando se giro y me dio la espalda, y después comenzó a caminar para alejarse, y recuerdo muy bien que esa vez, con esa actitud sentí algo extraño, como si lo que hubiese dicho fuera un completo error, al menos sentí que no debía haberle dicho esas cosas a él, sin embargo después de un rato se me paso y preferí restarle importancia, argumentando que ya después Camus se acostumbraría a mi forma de ser, realmente esperaba eso.
Y después de ese día tenia un extraño impulso de contarle a Camus cada que tenía alguna cita, hablarle de cómo eran las cosas que por alguna razón suponía él no debía conocer pero...cuando el caso era al revez, cuando veía en él cierto interés por alguna mujer, antes de que él hiciera algún movimiento yo me le adelantaba y aunque nunca se vio resentido ni con mucho interés por estos hechos, yo me preguntaba a veces si lo que hacía era correcto y claro que no lo era, pero es que era mi forma de mostrarle a Camus la clase de mujeres que eran, lo fáciles que eran de seducir y lo viles que eran, por que eran viles, no se merecían ni una mirada de los ojos de Camus, yo quería que él fuera feliz y eso no se lo podía dar una mujer que se acostaba con su mejor amigo, no quería que lo lastimaran, no las sentía lo suficientemente aptas para cuidar de Camus.
----------------------------------Fin del Flash Back----------------------------------------------
Ahora que recuerdo estas cosas comienzo a sentirme incomodo, dudoso, ¿por que hacia eso?¿por qué le cuidaba tanto si sabía que era un hombre fuerte?¿por qué me preocupaba tanto cuando sus ataques de indiferencia le duraban todo un día? ¿por qué, se que le aprecio, si le aprecio mucho...no, no es solo eso yo le quiero, es mi amigo, mi mejor amigo, no, no es ese tipo de cariño es algo mas fuerte, es el cariño que le tendría a un hermano, si eso debe ser...- paso una mano por mis cabellos – un hermano muy querido, el favorito...no eso tampoco basta, es muy poco, es algo mayor, algo mas fuerte, mas profundo...- mis ojos se abrieron de forma desmesurada, algo acababa de golpearme y entonces una palabra apareció en mi cabeza y sin permiso escapo a mis labios en un murmullo- por Atenía, yo lo amo...- siento que mis ojos siguen abierto cual platos, diablos, maldita sea es cierto, esas palabras son las que pueden abarcar lo que siento por él, pero...pero no entiendo ¿cómo paso esto?¿por qué lo ignore por tanto tiempo? ¿desde cuando llevo sintiendo esto por él?- sentí que mi corazón empezó a latir de forma dura y cada latido aunque fuese lento me retumbaba en el cerebro como si me recriminara, como si con esa palabra estuviese derribando uno a uno mis sentimientos hacia Camus-...¿por eso el placer con una mujer era simplemente pasajero? ¿por eso me dedique a presumirle a todas las doncellas que pasaron por mis brazos?¿por eso me esta destrozando tanto su desprecio, su frialdad, su lejanía?- murmuro al tiempo que miro mis manos como si ellas fueran las únicas que me pudiesen responder-...Camus...-susurro su nombre de forma casi muda y me levanto de la cama, no puedo seguir aquí -debo darme una ducha y debo hablar con él, si, hablare con Camus, pero...pero primero debo ir con esos dos- digo refiriéndome a Piscis y a Cáncer, para después entrar al baño y desnudarme rápidamente y ducharme de la misma forma- tengo preguntas y obtendré todas las respuestas –digo con energías renovadas mientras que con una toalla sacudo el exceso de agua que recorre mi cuerpo desnudo, el agua había logrado terminar de disipar las ultimas dudas sobre mis sentimientos, ahora eso era lo único de lo que estaba seguro, ahora mis ojos estaban abiertos, no podía seguir ciego, esa verdad me quema el pecho mientras restriego mi largo cabello con la toalla, me exige gritar la verdad y dejar de ocultarme-
Y aquí termina el 5to capitulo de este fic, espero que les agradara, esta vez no me tarde mucho en actualizarlo y créanme pronto se sabrá que es lo que opina Camus acerca de todo esto, como es que él ve y sintió las cosas.
Ahora quiero agradecer a todos y a cada uno de los que me han dejado un comentario, en verdad se los agradezco, ¡pero dejémonos de palabrerías y empecemos:
aLe-DoNo :
Jajaja
si en el capitulo anterior se vio aparte de eso que Masky-chan esta
muy enterado de la situación en el Santuario xD
Y hablando
de ellos creo que son una pareja dulce y sexy, y como observaste en
este capitulo Milo al fin se dio cuenta de lo que sentía y
dejo de negarse.
Gracias, muchas gracias por tus comentarios, y como ya dije arriba ya verán lo que opina y sobre todo lo que siente Camus acerca de todo esto. Gracias por las flores y créeme que seguiré adelante con el fic.
Elena :
Wiiiiiiiiiiiiiiiiiiii , holas OvO.
Jejeje bueno si Milo
estaba un tanto (MUY) renuente de entender, en si se estaba aogando
en un vaso de agua y no quería ver lo que era obvio-
La Dama Arual:
Jejeje bueno gracias por tus comentarios y espero te gustara este capitulo, nos vemos pronto.
Y antes de despedirme espero que todos pasarán unas felices fiestas y que este nuevo año les sonría, ah si y si quieren que ahonde un poco mas en alguna relación díganme, pero bueno nos veremos después, hasta el próximo capitulo.
