El verdadero camino.

Capítulo 1.

©Akiyoshi Hongo/ Toei Animation

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—Quiero encontrar el camino verdadero —murmuró una chica rubia tumbada sobre la cama con el cabello cubriéndole parte de la cara.

Con los ojos perdidos y la mente hundida en los recuerdos ella respiraba lentamente.

—Quiero saber… qué camino escoger.

Así, dentro de sus pensamientos lentamente fue cerrando sus ojos una vez que el sueño la venció.

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—¡Mamá, ya me voy! —dijo un chico de cabello castaño muy bien peinado.

Una mujer se acercó rápidamente hacia su hijo con una cara de preocupación.

—Ay, Takuya por favor regresa temprano, me preocupo mucho por ti cuando llegas tarde.

—¡Pero mamá ya tengo dieciocho años! —él contestó.

—Sí, pero para mí vas a seguir siendo mi niñito —dijo ella y lo abrazó tiernamente.

El chico sonrió y correspondió el abrazo.

—Tienes razón mamá, voy a seguir siendo tu niñito por siempre.

Los dos se separaron y él se acercó a la puerta.

—Tu hermano te alcanzará en un momento¡por favor, mucho cuidado!

—Sí mamá, regresaremos temprano, le dices que se apresure —el chico esbozó una sonrisa en su rostro— y ¡hasta mañana! —entonces Takuya salió de la casa.

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—¡Ah! No cabe duda, un buen baño ¡siempre es relajante! —en la tina de baño se acomodaba un chico de cabello negro, Kouichi Kimura.

Él comenzó a entonar una canción. La luz, entonces, empezó a parpadear y de repente el cuarto quedó inundado por la oscuridad y el silencio.

La luz plateada de la luna se colaba por la ventana y el chico se quedó quieto en la oscuridad.

—Un fusible se fundió Kouichi, en un momento lo cambio —gritó una mujer por el otro lado de la puerta.

—Sí, mamá ¡ten cuidado, no te vayas a tropezar!

El chico se levantó de la tina, mientras el agua escurría por su cuerpo.

—Creo que es suficiente por esta noche.

Pasó una toalla por su cabeza hasta secarla y se detuvo frente al espejo.

Dos luces rojas como ojos aparecieron como una imagen en aquel espejo.

Una misteriosa voz llenó la habitación inesperadamente.

—Escoge uno de los dos caminos.

Aquellos ojos quedaron envueltos por una espesa neblina negra, desaparecieron y luego una nueva imagen apareció en aquel espejo. Un humano cubierto en una armadura negra de mirada tenebrosa.

El chico sorprendido lanzó un gemido al reconocer a aquel ser, al reconocer a Duskmon.

—¡No, Duskmon! —gritó Kouichi retrocediendo hasta tocar la pared.

—¡Escoge! —volvió a decir aquella voz.

La imagen de Duskmon desapareció al ser cubierto por la neblina, el espejo mostró después otra imagen, la imagen de Lowemon.

Kouichi entonces, se tranquilizó.

—¡Qué está pasando aquí¿¡Quién eres tú?

La misteriosa voz se oyó de nuevo.

—Soy el Caos que yace en tu corazón y en tu mente.

—¡Ahhhh! —gritó Kouichi al verse cubierto por la neblina negra al mismo tiempo que una desesperación lo invadía.

De pronto, el espejo se iluminó y apareció la imagen de una chica rubia que llenó todo de luz.

La luz volvió a aquella habitación y el espejo volvió a mostrar los reflejos como normalmente.

—¿Izumi? —murmuró Kouichi.

—¡Kouichi¿¡Estás bien? —dijo una mujer asustada detrás de la puerta.

—Sí mamá ¡ah! Lo que pasa es que caminé en la oscuridad y me pegué en los dedos del pie —gimió el chico de cabello negro fingiendo la situación.

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La chica rubia, Izumi, seguía durmiendo tranquilamente.

Mientras que, en sus sueños, ella visualizaba a un grupo de seis niños que jugaban con unos pequeños monstruos.

Izumi apareció frente a ellos, los niños seguían jugando sin verla, mientras ella sonreía.

De repente aquella imagen en su mente se desvaneció y aparecieron dos hombres delante de ella ella, uno de cabello castaño y otro de cabello negro.

—Takuya… Kouji —dijo ella— Debo escoger uno de los dos caminos— la chica los miró a los dos por un momento— ¿Cuál camino deberé seguir?

Aquellas dos imágenes se desvanecieron lentamente y alguien más apareció frente ella.

—¿Kouichi?

Izumi se sorprendió. Detrás de Koichi apareció el caballero de las sombras… Duskmon.

—Kouichi… ¡no!

Kouichi y Duskmon la miraron fijamente y se unieron.

El guerrero de la oscuridad corrupta se acercaba lentamente a Izumi, mientras ella gritaba.

La chica despertó de sus sueños sudando y respirando muy agitadamente.

—Kouichi —murmuró ella ya más calmada.

Mientras, envuelta por la luz de la luna se volvió a recostar en su cama aun tratando de razonar aquel extraño sueño.

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En un lugar en donde las luces y los sonidos cambiaban constantemente de lugar e intensidad, se encontraba un grupo de chicos que charlaban con dificultad debido al ruido.

Entre ellos, Takuya Kanbara, su hermano Shinya, otras tres chicas y un hombre más.

—Ven ¡vamos a bailar! —le dijo el antiguo guerrero del fuego a una de las chicas, dejándose llevar por las canciones tan movidas.

Ella aceptó y las otras dos parejas los siguieron.

Los seis se fueron a la pista y empezaron a mover el cuerpo según el ritmo de la música, de una melodía a otra.

Luego de unos quince minutos de estar bailando, Takuya comenzó a marearse y a sudar más de la cuenta.

—Regreso en un momento, voy al baño —le dijo a su acompañante, ella le dirigió una sonrisa y él se esforzaba por corresponderla.

Él llegó a duras penas al baño, allí se detuvo frente al espejo y se sostuvo de la pared.

—Me siento un poco mareado y no precisamente por las bebidas —dijo en aquel lugar en donde no habían nadie más y la música se escuchaba un poco más silenciosa que afuera.

Takuya se cubrió la boca con la mano derecha sintiendo muchas náuseas.

—Siento que la temperatura de mi cuerpo está muy elevada.

Una mezcla de agua, comida y jugos gástricos salieron de la boca de Takuya y disparados se impactaron contra el espejo y otra parte contra el lavabo. Él gimiendo y tratando de incorporarse abrió la llave del agua y comenzó a lavar los vómitos que había regado y se refrescó la cara con unas gotas de agua luego de haber terminado.

Miró en el espejo que su piel está más roja que antes.

De repente la imagen de un pequeño león humano apareció en su mente.

El monstruo le habló pero de su boca no salía ningún sonido. Luego, desapareció envuelto por la oscuridad.

—¡Flamon! —gritó. En eso entraron más chicos que se le quedaron viendo al oírlo gritar.

Takuya trató de disimular la situación y salió del baño sintiéndose un poco mejor.

Él todavía muy sorprendido por lo ocurrido anteriormente regresó a la pista de baile con sus amigos, para seguir bailando durante toda la noche.

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Rodeado por la oscuridad, se encontraba Kouji Minamoto dormido, cubierto por suaves sábanas blancas.

En eso, él despertó y moviéndose, miró a la chica desnuda de la cual estaba abrazado.

Recordando todo lo que habían hecho juntos, algunas horas atrás.

Ella se movió un poco, y se volvió a quedar dormida.

Él la besó en los labios y silenciosamente dijo:

—Después de esta noche no nos volveremos a ver… —Kouji empezó a acariciarla— porque solo es eso, una aventura, solo nos dejamos llevar por la pasión.

El chico de cabello negro se vistió y salió a la terraza de aquel cuarto de hotel, admirando la luna.

—¡Qué bella eres! —murmuró— tan bella como esa persona.

Es cuando, la hermosa rubia llamada Izumi apareció en sus pensamientos.

Pronto, sus ojos se sintieron atraídos por el resplandor de aquel astro plateado. Como si se tratara de un insecto atraído por la luz.

Por su mente pasaron recuerdos en donde se encontraban sus amigos y él, en el digimundo.

Su corazón fue invadido por muchas emociones: melancolía, tristeza, enojo, rabia.

Esos últimos sentimientos lo obligaron a liberar desde lo más profundo de sus entrañas un grito desesperado, un grito hacia la luna, tal cual un aullido de lobo.

Kouji pronto se sintió asombrado por aquella reacción.

En la luna vio de pronto el rostro de Lobomon, el cual no fue más que un intento por liberar a aquella bestia que llevaba encerrada por muchos años.

—Pero… ¿por qué hasta ahora?… Lobomon —dijo— tú te encuentras en mi interior, tú y yo somos uno solo, o al menos lo fuimos en aquel tiempo.

La melancolía lo invadió de nuevo, se tocó el pecho, y se lamentó por ello.

Los días que pasó en el digimundo junto a sus amigos fueron los mejores de toda su vida.

Ahora los extrañaba, pero sobre todo a aquella chica rubia que tanto lo cambió.

—Lobomon, yo te extraño mucho, eres lo único que me queda de mi niñez —algunas lágrimas resbalaron por sus mejillas— tiempo después de que regresamos del digimundo los chicos y yo tomamos caminos distintos. Solo me quedan Kouichi y ahora tú, tú has revivido todos aquellos momentos felices que tuve en mi niñez.

Cientos de aullidos contestaron en la lejanía, tal parecía que los lobos recibieron el mensaje de Kouji, cualquiera que él haya dado.

Kouji entró de nuevo al cuarto.

Escribió un mensaje en una hoja de papel "Hasta nunca y gracias".

Lo puso en un buró que se encontraba próximo a la cama y salió de la habitación.

—Lobomon, me diste una nueva razón para buscar a mis amigos —dijo con una sonrisa— nosotros intercambiamos números de celular, pero, ahora hemos cambiado de teléfono, no importa lo que me cueste, yo los encontraré.

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Una nueva mañana ha llegado.

Los delicados rayos del sol despiertan a Izumi Orimoto, al mismo tiempo en que el despertador comienza a sonar.

La chica adormilada lentamente se para de la cama y se dirige al baño para lavarse la cara.

Ella entona una hermosa canción, la misma que había escuchado la noche anterior.

Su pequeño celular color celeste metálico avisa que ha recibido un mensaje nuevo.

Izumi sin escuchar el sonido del aparato comienza a peinarse.

Después vestirse con una pequeña blusa violeta y unos jeans azules, baja a desayunar unos deliciosos hot cakes, y finalmente se prepara para ir a la universidad.

Llega a su destino.

—Oh, he recibido un mensaje —dice algo sorprendida.

Después lee el mensaje con atención.

"El Caos ha invadido de nuevo a este mundo".

—¿Será posible que provenga de…? —ella se queda pensando en eso— No, debe ser una tontería. Debe ser algún bromista.

Al verificar el número del cual provino el mensaje se da cuenta de que no podría ser de ninguna parte, o al menos no, de Japón.

—¡Qué extraño!

La chica se queda pensativa tratando de entender la situación, en eso una amiga le habla muy animada.

—¡Buenos días Izumi-chan¿Cómo amaneciste?

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Luego de renacer, resguardamos a este mundo.

Patamon, Lopmon y Salamon digievolucionaron en MagnaAngemon, Angewomon y Antilamon adquiriendo la madurez necesaria para convertirse de nuevo en nuestros gobernantes.

Pero ahora, el Caos ha invadido de nuevo a este mundo. Por eso es que los cuatro guerreros que quedamos en este mundo tenemos que seguir luchando.

Luego de que los otros seis se fueron a su dimensión hubo una era de tranquilidad.

El digimundo se estaba recuperando de la batalla con Lucemon y todos querían restaurar este mundo, volverlo a transformar en el lugar que era antes.

Bokomon y Neemon, los guías de los guerreros del otro mundo se encargaron esta vez de guiarnos a nosotros y así poder volver a hacer que nuestro digimundo floreciera de nuevo.

Mi deber, como guerrera del agua, fue resguardar la zona de los océanos, mares y ríos.

Todo en este mundo marchaba como era planeado, todo se movía con orden, hasta hace poco…

FLASHBACK

Nos encontrábamos en la playa un grupo de Sirenmon y yo, cantando (algunos digimon peces danzaban en el mar al escuchar nuestras bellas voces) y confeccionando algunos collares de conchas para los Dolphinmon.

—¡Creo que este ya quedó! —me dijo una de ellas sosteniendo un collar de brillantes perlas y conchas.

—Sí ¡está hermoso! —le dije admirándolo.

—Ranamon… ¿qué podrá ser aquello que se acerca? —habló la Sirenmon al voltear a la playa, al mismo tiempo que apuntaba a una nube blanca que se acercaba a gran velocidad.

Aquella nube se detuvo unos tres metros alejada de nosotras, en el mar. Dicha nube comenzó a dispersarse, cubriendo de neblina el lugar.

—¡Pronto¡Sumérjanse! —les dije al sentir una gran energía salir de allí.

Las Sirenmon hicieron caso, al igual que los otros digimon. De la neblina salió una figura que se acercaba a mí lentamente.

—No hay por qué alarmarse… Ranamon —me dijo un digimon cubierto con relucientes ropas blancas y sujetando un báculo de madera.

—¡Hola Sorcerymon! —le di la bienvenida al mensajero de los Ángeles Sagrados con una reverencia al reconocerlo.

Pronto, las Sirenmon salieron a la superficie, al sentir que ya no había peligro y también reverenciaron a Sorcerymon.

El hechicero blanco se acercaba a mí caminando sobre el mar.

—¿Qué te trae por acá?

—Unas muy malas noticias —me dijo con cara de pesar.

—¿Malas noticias¿Pero cómo?

—La paz del digimundo ha sido de nuevo interrumpida —sus ojos mostraban seriedad—. Se requiere de tu presencia en el palacio de los tres Ángeles.

La neblina se juntó de nuevo formando una nube y Sorcerymon fue cubierto por esta.

—¡Espera¡Explícame la situación!

—Ellos te dirán todo con detalle, así que dirígete a ese lugar cuanto antes —de la nube salió una columna blanca que fue disparada de regreso como un cañón.

Las Sirenmon con una cara de no saber qué estaba pasando se miraban las unas alas otras, mientras yo miraba a la columna volando por el cielo y pensaba en las palabras del mensajero.

—Bueno, creo que tengo que irme —las Sirenmon pusieron una cara triste cuando pronuncié esas palabras.

Enseguida busqué alguna otra frase para mejorar su ánimo.

—¡Terminen esos collares! —ellas voltearon a verme— Regresaré a tiempo para entregárselas a los Dolphinmon.

Las caras de las Sirenmon mostraron de inmediato unas sonrisas, yo también sonreí.

Di un gran salto y grité:

—¡Ranamon digievolves aaaaaaaa! —me vi cubierta por halos de luz azul y luego mi cuerpo comenzó a cambiar— ¡Calmaramon!

Las Sirenmon se sorprendieron al ver mi transformación y comenzaron a aplaudir.

—¡Nos veremos pronto! —les dije con otra sonrisa— ¡Carga Titánica!

Enseguida mi cuerpo comenzó a girar y se movía a grandes velocidades sobre la superficie del mar.

Hice un recorrido de casi media hora al rodear el mar y después llegué al recién construido Palacio de los Tres Ángeles.

Volví a la forma de Ranamon.

En el Vestíbulo me recibieron los otros tres Guerreros Sagrados.

—Hola milady, veo que has crecido un poco más que la vez anterior— me dijo Mercuremon.

Le dirigí una bella sonrisa y enseguida nos saludamos.

—¡Cuánto tiempo! —me dijo el cyborg de madera, Arbormon, y también estrechamos nuestras manos.

De entre los dos paso un digimon pequeño.

—Tan tierno como antes —le dije a Grumblemon.

—No vuelvas a decir eso solo porque soy pequeño —dijo él algo molesto, pero correspondiendo a mi abrazo.

La verdad, cuando nuestros espíritus eran corruptos me daba lo mismo verlos, apenas y los conocía, pero ahora al saber que compartimos una misión y que somos amigos, o más bien, hermanos, estoy muy contenta de verlos.

En eso, Sorcerymon apareció de la nada y nos diijo que los tres Ángeles nos esperaban en el cuarto del trono.

Él nos guió hasta allá, en donde vimos a Angewomon, Antylamon y Magnaangemon. Los tres con sus ropas y sus alas tan resplandecientes. Ellos nos irradiaban un sentimiento de esperanza y alegría.

—¡Bienvenidos sean Guerreros! —con una voz que inmediatamente llamó nuestra atención nos dijo Magnaangemon que estaba sentado en su trono.

Enseguida dos voces se oyeron detrás de la puerta gigante por la que entramos. Esta se abrió…

—Bokomon ¡tengo mucha hambre! —decía un pequeño digimon amarillo.

—Solo aguanta un poco Neemon, esto es importante —dijo el otro digmon el cual cargaba un libro verde en sus manos.

Ellos dos se acercaron corriendo a nosotros al vernos. Nosotros hicimos lo mismo llenos de gusto.

—¡Ranamon, Arbormon Grumblemon y Mercuremon¿¡Cómo están? —dijo Bokomon.

—Sí ¿cómo están? —lo imitó Neemon.

Dándonos tiernos abrazos y sonriendo los recibimos.

—Sorcerymon, trae algunos bocadillos para los invitados, por favor —dijo Angewomon con una voz tranquilizadora.

—Sí, su Majestad —en ese instante Sorcerymon desapareció y reapareció con un enorme plato de galletas.

Grumblemon, Neemon y Bokomon pronto se lanzaron sobre las galletas y se atragantaron de estas.

—La situación es la siguiente —comenzó a explicar Antylamon—… Hace una semana, para ser exactos, recibimos informes de que una aldea había sido atacada. Pero extrañamente nadie vio nada, los sobrevivientes explican que todo de pronto sus casas comenzaron a explotar.

—¿Los sobrevivientes? Eso quiere decir que hubo bajas —interrumpió Mercuremon analizando la situación.

—Así es, de hecho la mayoría de la población murió en ese atentado —volvió a decir Antilamon.

—Después de eso, dos aldeas más fueron destruidas —prosiguió Mgnaangemon con majestuosidad.

—Se teme por la seguridad de la población alrededor del planeta —habló Angewomon.

—Es por eso que queremos enviarlos a algunas de ellas, para que ustedes ayuden a que otra tragedia de estas no se repita —dijo Magnaangemon.

—¿Pero cómo sabremos cuál será la siguiente aldea en ser atacada? —preguntó Grumblemon hablando con la boca llena y separándose del plato.

—Ya tenemos cinco que podrían ser las siguientes —explicó Antylamon— las montañas de los KaratzukiNumemon, la isla de la luna, la terminal de los bosques, la aldea Villa Hamburguesa y… la aldea del Fuego.

Al oír eso, Neemon y Bokomon se sobresaltaron.

—¿La aldea del fuego¡Eso no puede ser! —gritó Bokomon.

—¡Nuestro hogar, eso no puede ser posible! —también gritó Neemon.

—¡Cálmense muchachos, nosotros no permitiremos que su hogar sea destruido! —les digo para tranquilizarlos— Nosotros, los cuatro guerreros que permanecemos en este mundo protegeremos cada una de las regiones.

En eso los otros tres Guerreros se pusieron de pie y afirmaron como yo que juntos resguardaríamos aquellas zonas.

Bokomon se limpió las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

—Pero¿qué tienen en común esas zonas¿Por qué esas serán atacadas y no otras? —preguntó Arbormon.

—Descubrimos que esas regiones tienen algo en común —comenzó a explicar Angewomon—. En esos lugares reside la esperanza que todos los digimon guardaron en la lucha contra Lucemon.

—¿A qué se refiere con la esperanza su majestad? —le dije a Angewomon

—Así es Ranamon —me explicaba Antylamon—. Esa luz puede hacer que tu mente y tu corazón, junto con tu cuerpo sean uno solo y así obtienes un enorme poder. Eso es la luz de la esperanza.

—Creo que ahora entiendo —dijo Grumblemon.

—Guerreros —habló Magnaangemon con una potente voz— Cada uno debe ir a una de las cuatro zonas y al final todos deben reunirse en la aldea del fuego, allí es donde renecesita más protección.

Los cuatro Guerreros formamos un círculo y extendimos nuestras manos en señal de juramento.

—Gracias Guerreros —dijo Bokomon con lágrimas de alegría en los ojos.

—Sí, gracias —repitió Neemon al mismo tiempo que de sus ojos salían chorros de lágrimas.

—No se rindan Guerreros —nos dijo Antylamon— Protejan a este mundo.

Los cuatro afirmamos y salimos del Salón del Trono. Luego de despedirnos, cada uno tomamos nuestro camino.

Yo me dirigí a la playa a reunirme con las Sirenmon por última vez.

Juntas, les regalamos a los Dolphinmon los collares que confeccionamos y ellos se pusieron muy contentos.

FIN DEL FASHBACK

Nuestro mundo ha sido de nuevo invadido por el Caos. Ahora, todos nos encontramos en alerta.

Ahora estoy aquí cuidando la isla de la luna. Se llama así por la forma que tiene, aquí habitan digimon con forma angelical, como los Angemon, de esta parte provinieron los tres Àngeles Sagrados, gobernantes del digimundo.

Hasta ahora todo ha estado sucediendo como normalmente. La mayoría de los digimon fueron evacuados ya, solo quedaron algunos que no quisieron retirarse.

Yo estoy aquí cubierta con una manta, tratando de pasar desapercibida¡esta maldita manta que no me deja mostrar mi belleza!

Cada vez que pienso en eso recuerdo a Arbormon diciéndome —Ranamon ¡la belleza es salud! nn

Él y sus típicos consejos.

De pronto se escuchó una explosión que llamó mi atención y me sacó de mis pensamientos.

El ambiente se cubría de polvo y los monumentos de los tres Ángeles Sagrados caían hechos pedazos. La tierra se abría, mientras algunos Angemon trataban de escapar.

Traté de buscar algo, hasta que mi vista dio con un digimon de armadura azul y una capa negra, que se movía como nubes, parado encima de las construcciones.

—¡Quién eres tú? —dije al mismo tiempo en que mi manta se desprendió de mi cuerpo.

El digimon me miró fijamente (a su lado todo se hacía pedazos y caían digimon ángeles heridos).

—Guerrera del agua, Ranamon —me dijo mientras velozmente se acercaba a mí para atacarme con un puñetazo—. No interfieras si no quieres salir lastimada.

Evadiendo sus veloces puñetazos le dije.

—Te he hecho una pregunta¿quién eres? —contestando su ataque le di una potente patada al mismo tiempo que él la evadió.

—¿En realidad quieres saber quién soy? —el extraño digimon levantó un brazo y como usando telequinesis tres digimon se elevaron y explotaron, él absorbió el digicode.

—¡Còmo es posible que hagas eso¿¡¡Cómo es posible que le quites la vida a los digimon?

—Yo también te hice una pregunta —me dijo sin importarle—, realmente ¿quieres saber quién soy yo?

—Por supuesto, si no me dices ¿Cuál nombre pondré a tu tumba? —junté mis brazos y los elevé, en eso, una especie de nube púrpura envolvió al extraño—. ¡Nube Ácida!

Sin surtir efecto él corrió nuevamente hacia mí y me tiró al suelo de dos puñetazos.

—¡Mi bella Ranamon! —me dijo acercándose a mí y tratando de besarme.

—¡Aléjate! —usando mis piernas y mis brazos lo lancé unos metros más allá, pero él cayó parado.

Claro, es un enemigo formidable, no lo venceré tan fácil.

—Por supuesto que soy bella, no hace falta que me lo digas —limpié algo de la sangre de mi boca.

—Yo soy… el Caos y los miedos que hay en tu mente y alma —me dijo con una mirada siniestra.

Me levanté del suelo.

—En mi mente y en mi corazón ya no hay miedos ni caos, desde que los diez guerreros nos unimos para derrotar a los caballeros de Lucemon.

—Por supuesto que en tu corazón hay miedos —se acercó lentamente a mí—. Tienes miedo a que alguien sea más bella que tú… en especial la guerrera del viento Kazemon.

—Te equivocas… ya comprendí que la belleza está en el interior —adopté una posición de ataque.

—¿Estás segura…? —su mirada se hacía más intensa en cada segundo que pasaba.

—Ranamon ¡digievolves aaaaaaa! —mi cuerpo se vio cubierto por el digicode y aumentó de tamaño, mi cabello crecía y el color de este se intensificaba y mi piel se hizo más pálida— ¡Calmaramon!

Él se acercó a mí corriendo, pero en eso mi cuerpo comenzó a girar velozmente atacando a mi enemigo.

—¡Carga titánica!

El digimon detuvo mi ataque con una sola mano y luego de cargarme me tiró contra una pared.

Allí se acercó corriendo y me lanzó millones de veloces puñetazos que no pude detener y que se estrellaron en mi cuerpo, lastimándolo gravemente.

Velozmente le atravesé la armadura y luego el abdomen con mis largas uñas.

Al mismo tiempo, escupí un liquido espeso y negro en sus ojos "la tinta venenosa".

En eso mi digicode apareció y mis digispirits también.

Él tomó el digispirit de Calmaramon y lo rompió en mil pedazos.

Yo cambié a mi forma de Ranamon, al mismo tiempo que veía como el polvo brillante de mi digispirit bestia caía al suelo.

—¿Contenta? —me preguntó con una sonrisa.

Lágrimas brotaban de mis ojos, y cuando eso pasó le di un rodillazo en el abdomen, él gritó y cayó al suelo.

Aproveché para darle más puñetazos, invadida por la rabia.

—¡Ja ja ja! Eres aun más ardiente enojada.

Le lancé una cachetada y se tocó su mejilla tratando de mitigar el dolor.

—Nada impedirá que destruya este mundo que ha sido corrompido y lo convierta en uno nuevo lleno de gloria, y cuando mi evolución se complete ya no existirá un solo guerrero que lo proteja.

El digimon se levantó del suelo y dijo:

—¡Y nadie podrá detenerme!

Su mirada volvió a mostrar esa crueldad.

Millones de puñetazos se estrellaban contra mis manos, pero luego, ellas fueron incapaces de detenerlos todos y mi cuerpo recibió el impacto de los golpes.

Dando una patada me lanzó algunos metros más allá.

Mi cuerpo completamente lastimado comenzaba a arderme y a dolerme.

—No puedo rendirme —murmuré—. Tengo que mantener la Esperanza.

Él se transportó velozmente hacia donde estaba yo y con una sonrisa me miró.

Con sus manos tomó mi cuello y me levantó.

Su capa negra tomó la forma de enormes picos que se introdujeron en mi cuerpo, haciéndolo sangrar.

—¡Agggghhhh!

—Eso es… grita Ranamon.

Tratando de soportar el dolor de las heridas apreté sus brazos con mis manos.

En eso, cinco Angemon nos rodearon…

—Nosotros podemos ayudar, aunque no seamos guerreros legendarios —dijo uno de ellos.

—Nosotros también poseemos el valor necesario para proteger a este mundo —dijo otro.

—¡No interfieran sabandijas! —gritó el digimon de armadura azul.

—Déjalos a ellos —le dije con dificultad—. Yo soy tu oponente.

Apreté fuertemente sus brazos con mi mano izquierda, mientras que con la derecha apuntaba al cielo.

—¡Aléjense de aquí! —les grité desesperadamente.

En el cielo comenzaron a juntarse algunas nubes negras.

Los digimon entendiendo todo se alejaron volando.

—¡Vamos señorita Ranamon! No se rinda —me dijo un Angemon antes de irse.

Sonriéndole con dificultad grité:

—¡Diluvio Infernal!

Una enorme marejada salió de aquellas nubes, el digimon se sorprendió.

El agua caía al suelo y la corriente nos arrastraba con potencia.

Comenzaba a ver todo borroso, había perdido ya mucha sangre.

La última imagen que mis ojos apreciaron fue la de aquel digimon siendo arrastrado por la corriente, no había podido escapar a mi ataque.

Los picos que su capa había formado habían salido ya de mi cuerpo, por fin, derramando más sangre.

Yo flotaba sobre las aguas.

Recordaba todo aquello que había vivido hasta entonces, arrepintiéndome de mis pecados y agradeciendo por todos los amigos que tuve y todo lo bueno que viví.

Ya mucha sangre había salido de mi cuerpo, mis músculos me dolían y también las cortadas que los golpes me provocaron, mi digispirit bestia fue destruido.

Al menos había impedido que el digimon misterioso se quedara con la Esperanza, ya que esta reside en mi interior, pude quedarme con ella desde antes de la batalla.

Nuestro mundo ha sido invadido por el Caos. Pero mientras existan digimon aquí existirá la Esperanza.

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¡Hola a todos! Espero que les haya gustado este primer capítulo y los hayan disfrutado mucho.

Bueno pues, siempre me pregunté por aquel lado bueno de los guerreros de Kerpymon y creo que aquí logré transmitirlo, aunque la guerrera del agua perdió mucho de su personalidad, ya saben eso de su vanidad, o ustedes ¿qué opinan¿estuvo bien así?

Sí, más adelante por supuesto que verán romance, mucho romance, solo espero que este fic no quede muy rosa, porque una vez que me emociono me emociono.

También verñan mucha acción y todo lo demás.

Cualquier duda que tengan pueden mandar un mail a o mandarme un review.

Esperen el segundo capítulo! Bye…

Joe, the time traveler.