El camino verdadero.

Capítulo 2.

By: Joe, the time traveler.

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"Y ahora en el puesto número tres se encuentran los Eternal Knights con su vídeo 'the real way', el primer sencillo de su disco 'songs for the eternity'. Ahora ascienden al número tres¡vaya que les ha ido bien a estos chicos!".

Izumi se acomodaba frente al televisor para ver aquel vídeo, no quería perdérselo. El grupo le gustaba tanto.

La rubia comenzó a entonar la canción. En un despliegue de sonidos, ella movía sus manos y sus brazos conforme el ritmo de aquella canción.

En la pantalla se mostraba un chico de cabello negro, despeinado que cantaba y tocaba la guitarra.

"Quiero encontrar el camino verdadero"

"¿Qué camino deberé escoger?"

"El camino que me llevará a la felicidad"

"Quiero encontrar esa luz"

"La luz al final del túnel"

—¡Son fantásticos! —gritaba la bella chica.

"Vamos¡sácame de esta oscuridad!"

"Dame esa felicidad que tanto necesito"

"Para estar contigo…"

"…tengo qué encontrar ese camino"

"El camino verdadero"

—¡C'mon take me! —repitió el último verso de la canción junto con el vocalista del grupo.

Enseguida, el celular de la rubia comenzó a timbrar. Ella, estiró la mano para alcanzarlo y lo contestó.

—¿Hola? —dijo.

—¡Acabas de ver el vídeo? —se oyó una voz detrás del auricular.

—¡Sí¡¡Me encantó Yoko-chan! —le gritó Izumi a su amiga.

—Ajá¡¡sobre todo esa parte donde ellos van corriendo por el túnel oscuro! —contestó la amiga con la misma intensidad y el mismo volumen.

—¿Ya compraste el disco? —preguntó Izumi.

—No, aun no tengo el dinero necesario para comprarlo —contestó la ruidosa chica—. ¿Y tú?

—Estoy en la misma situación —dijo la rubia con pesar—. Pero cuando lo tengamos tenemos qué ir juntas a comprarlo ¿ok?

Así estuvieron hablando por diez minutos más.

Izumi por fin, pudo colgar y como estaba sola en su casa corrió a la cocina a prepararse unos bocadillos.

—¡Primero, tengo qué lavarme las manos! —gritó muy animada.

Entró al baño y se enjuagó las manos, tarareando la canción de los Eternal Knights.

—¡Take me to the real way! —canto la rubia—. ¡Ay¡Me siento tan feliz!

Al salir del baño, vio que las gotas de agua comenzaron a resbalar de sus manos rápidamente y enfrente de ella se acumulaban sin caer al suelo, formando una esfera.

La chica curiosa acercó un dedo a esa esfera de agua. El líquido comenzó a tomar la forma de un rostro.

—Salva a nuestro mundo… del Caos —la esfera emitió una bella voz. A pesar de eso, Izumi salió corriendo asustada por aquel extraño suceso sin entender el mensaje.

Enseguida, se encerró en su cuarto y se arrodilló en un rincón. Repitiendo rezos en italiano.

Ella miró hacia la ventana y vio el cielo cubierto de nubes grises.

—¡Cómo¡¡Pero si hace media hora el cielo estaba completamente despejado! —gritó extrañada.

La luz del foco parpadeó de repente y luego se fue por completo.

—¡No¡Dios mío¡Ahora no! —buscó desesperadamente en sus bolsillos—. ¡Mamá¡¡No puede ser, dejé el celular en la sala!

Aquella habitación fue invadida un momento por una tenue luz. Después un estruendo azotó el cielo y espantó a Izumi.

—¡Genial¡Una tormenta eléctrica! —susurró con sarcasmo aun en el rincón.

De las nubes (ahora más oscuras), cayeron otros tres rayos y los truenos hacían retumbar las ventanas.

Enseguida, el ambiente se inundó por sonidos producidos por millones de gotas al caer.

Luego de unos segundos, el sonido se intensificó, lo cual significaba que las gotas que caían eran más grandes.

Izumi escuchó el sonido de su celular a lo lejos.

—¡Oh, ese es mi celular! —la chica temerosa no sabía si dejarlo así o salir a contestarlo—. ¡Tengo miedo!

El aparato electrónico continuaba emitiendo aquel sonido.

La chica se movía lentamente, dudando.

—Tal vez sea mi mamá.

Unos golpeteos en la ventana la distrajeron de su camino. Ella vio que las gotas comenzaban a bailar y a moverse antes de caer al suelo, en el aire.

La chica aun más asustada corrió hacia la puerta, la abrió y sin importarle nada fue hasta el sillón, en donde había dejado su celular unos minutos antes, cuando estaba hablando con su amiga.

Era su madre.

—¡Hija, cálmate! Llegamos en una hora —y sin escuchar a Izumi colgó el teléfono.

La rubia había calmado ya sus nervios y más que nada estaba furiosa porque su madre no la había dejado hablar.

La lluvia se calmaba y los rayos también.

Un sentimiento de melancolía invadió a Izumi de repente.

—Siento…una especie de energía que fluye por mi cuerpo —murmuró tocándose el pecho y con los ojos cerrados tratando de interiorizarse—. Como si la energía de alguien más estuviera llegando a mí.

Ya alguna vez había tenido esa sensación, cuando había viajado al digimundo tenía la capacidad de sentir presencias y distinguir si estas eran malignas o estaban llenas de bondad.

—Siento una paz interior, me siento muy feliz —dijo tocándose el pecho—. Como si alguien estuviera aquí conmigo. Como si alguien estuviera estrechando mi mano y protegiéndome.

Dirigió su vista hacia la ventana.

Aun caían algunas gotas de lluvia y un fresco viento soplaba en el exterior.

—Agua y viento —visualizó en su mente a la guerrera del agua y a ella tocándose las manos juntas—. Aun hay un lazo que nos une.

Con una mirada muy pensativa dijo:

—¿Será posible que ella…? Ya no siento temor.

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—Sí, yo también me muero por verte —decía Takuya en el teléfono—. Ok, voy a hacer todo lo posible por no comprometerme para mañana en la noche.

En eso, entró Shinya a la habitación d su hermano.

—Ok, nos vemos, bye —se despedía.

Takuya arrumbó el teléfono en la cama sin percatarse de que su hermano estaba allí.

—Oye, Karen, te trae como loco —Takuya saltó sorprendido al oír la voz de su hermano—. ¡Ojalá te hubieras visto la cara de bobo que tenías!

—Ah¡ya cállate! —dijo el chico apenado.

—Pues es cierto —lo molestó su hermano.

—No, el bobo eres tú —dijo riendo.

—No, ya hablando en serio ­—Shinya cambió su expresión—. ¿En verdad te gusta Karen?

—Pues sí, me gusta mucho —contestó el mayor.

—Chihiro me dijo que antes de conocerte, a Karen le rompieron el corazón —dijo refiriéndose a la chica con la que él salía—. Dice que tú la ayudaste a superar ese dolor y que la ve muy entusiasmada contigo.

—La verdad —comenzó a decir Takuya—, es que solo me gusta. Es decir, me gusta mucho, pero realmente no me siento enamorado.

­—Es una pena —opinó el hermano menor—. Bueno, voy a salir a jugar básquet con mis amigos¿vienes?

—Mmm —dijo el mayor pensando en la propuesta—, en un rato los alcanzo.

Takuya se quedó pensando en las palabras que le dijo su hermano con respecto a la chica, mientras se preparaba para salir a jugar con sus amigos.

—Aunque si ella ya se enamoró de mí, no quisiera lastimarla —susurró el chico de cabello castaño.

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Kouji Minamoto subía lentamente las escaleras hasta llegar a una puerta.

—¡Kouichi, abre, ya estoy aquí!

Kouichi se asomó por la puerta con unos delgados anteojos y unos audífonos.

Kouji entró a aquel cuarto oscuro, lo único que lo iluminaba era la luz que la pantalla de la laptop de su hermano emitía.

—¿Alguna novedad? —preguntó el gemelo de la luz.

—No —dijo tajantemente sin despegar los ojos de la pantalla—. He buscado información en páginas, he intentado rastrear sus e-mails y he dejado mensajes en los foros.

Kouji se puso a mirar los pósters que tenía su hermano en las paredes.

—¿Así que a ti también te gustan los Eternal Knights? ­—preguntó tratando de romper el hielo.

—Pues… no son mis favoritos, pero sí, me gustan —aun con la vista en la computadora contestó el gemelo de la oscuridad—. Sobre todo me gusta los que dicen en sus canciones, me gustan las letras.

—Oh, ok —dijo Kouji sin mucho qué agregar a esa plática, ya que él no sabía nada del grupo.

Pasaron algunos minutos de silencio. Regularmente no sucedía eso entre ellos, siempre se la pasaban charlando. Pero desde que Kouji y Kouichi se unieron para encontrar a los cuatro chicos el mayor se la pasaba la gran parte del tiempo en su computadora.

—Y… ¿Cuáles son esos mensajes que dejaste? —preguntó Kouji.

—Bueno, pues, por ejemplo, el más reciente fue: "El león oscuro en busca de los guerreros que salvaron aquel mundo".

—Suena bien…

—He recibido contestaciones como: "¡Qué diablos te pasa imbécil?" O "Aquí está tu guerrera, llámame cuando quieras" y me dejó su número telefónico. En realidad nada que valga la pena.

—Yo puse varios mensajes en algunos periódicos —dijo Kouji orgulloso.

Kouichi seguía tecleando en su computadora.

—¿Puedo usar tu cd player? —preguntó el menor de los dos gemelos.

Kouichi sólo asintió sin decir palabra.

—Creo que me voy a mi cuarto, si me necesitas¡háblame!

Kouji abrió la puerta (el cuarto entonces se iluminó con los rayos del exterior) y salió.

Kouichi entonces leyó un mensaje en el foro:

"De: Kuma, the ice angel. León negro ya encontraste a uno más, te dejo mi correo…"

Anotó rápidamente la dirección.

—Kouichi ¡la cena está servida! —oyó gritar a su madre.

—Sí, enseguida voy —contestó.

Dejando todo encendido y quitándose aquellos lentes se apresuró a bajar. Kouji ya estaba sentado allí.

—Creo que encontré a Tomoki —le dijo casi en un susurro a su hermano, aprovechando que su mamá estaba distraída.

—¡A Tomoki? —gritó sorprendido atragantándose.

—¿Necesitas algo Kouji? —le preguntó su madre volteándolo a ver.

—Gracias mamá, todo está bien --U —le contestó.

—Han estado muy callado en estos últimos días —replicó la mujer—. ¿Están enojados?

—No, claro que no —dijo Kouichi.

—¿Cómo crees? —Kouji pasó un brazo por el cuello de su hermano, aplicándole un súper abrazo ahogador (n/a: ja ja ¡qué nombre tan raro!).

—Lo que pasa es que nos han dejado mucha tarea y no hemos tenido tiempo de nada —agregó Kouichi.

—¿Ni siquiera de hablar? —preguntó la madre en tono sarcástico— ¡Qué extraño!

"Mi mamá es muy suspicaz, sabe que nos traemos algo entre manos" pensó Kouji, mientras le dirigía una sonrisita tonta nnU

—Ah, ya entiendo y por eso Kouichi se la pasa todo el día pegado a la computadora —dijo la señora Kimura—. Y tú Kouji te la pasas revisando los periódicos siempre.

—Ajá —le contestó Kouichi

—Ya veo, en esa escuela les dejan mucho trabajo.

—¡Ya terminé! —saltó Kouji de la silla tratando de desviar el tema, sabía que si seguían así su madre los descubriría. Sobre todo porque había llamado a una lista interminable de personas preguntando por muchos números.

—Cuando se decidan a hablar, allí estaré — dijo la madre cariñosamente.

—Gracias, mamá —dijo Kouichi retirándose de la mesa.

Al terminar de cenar los dos se reunieron en el cuarto del guerrero oscuro.

—¿Dices que encontraste a Tomoki?

—Sí, me dejó su correo.

—Bueno, al menos ya vamos progresando.

—Sí, ahora empiezo a sentir que todos mis esfuerzos no han sido en vano.

—Por supuesto que no hermanito nn —Kouji le dio otro de esos abrazos quita-aire.

Al mayor se le puso la cara morada, entonces Kouji lo soltó.

—Le voy a mandar un e-mail a Tomoki, con todos los detalles de cuándo debemos vernos.

La noche pasaba rápidamente, Kouji se había quedado profundamente dormido en la cama de su hermano, mientras que este, seguía tecleando en su computadora, checando en los buscadores y dejando nuevos mensajes en los foros.

A Kouchi se le comenzaban a cerrar los ojos.

Escuchó una voz.

"Caos"

"Camino"

"Escoge"

Al escuchar esas voces, el antiguo guerrero de la oscuridad abrió los ojos y volteó a todas partes sin ver nada.

—Debo descansar —murmuró amodorrado—. Ya hasta escucho voces.

Dejando todo encendido, fue tambaleándose hasta su cama. Hizo a Kouji para un lado y se dejó caer allí.

A la mañana siguiente…

—Kouichi, mamá —gritó Kouji—. Ya tengo que irme a mi casa.

—Hijo¡Mucho cuidado! Salúdame a tu padre.

—Avísame si pasa algo —le dijo Kouji a su hermano en voz baja.

Kouji salió de la casa.

Cruzó una avenida.

Y siguió caminando hacia su casa.

—¡Bien¡Por fin podremos encontrarlos! —gritó.

Continuó caminando. En su mente repetía una canción de los Eternal Knights.

—Sus canciones son buenas —dijo—. Cuando escuché el cd de Kouichi me gustaron algunas.

Llegó hasta una avenida principal y allí tomó un taxi.

Después de media hora llegó a su casa y no había nadie allí. Ni su padre y ni su madre.

Entró a su cuarto y aprovechó la oscuridad que había allí para introducirse en sus pensamientos.

—¡Lobomon!

En toda aquella oscuridad de su mente se encendió una luz.

—Aquí estoy Kouji.

—Tengo qué hacerte algunas preguntas.

—Adelante…

—¿Por qué yo sí puedo verte y hablarte?

—Soy un rincón en tu mente.

—Y ¿Por qué Kouichi no puede ver a Lowemon?

—Yo me encontraba dormido —continuó—. Pero algo me hizo despertar.

—¿Y qué fue eso?

—No lo sé, de pronto comencé a sentir una inmensa energía que llegaba a mí. Una energía de orden.

—¿De orden? No entiendo…

—Sí, una energía que unía mi mente, cuerpo y alma. Una energía que ordenaba mis pensamientos y sentimientos y me llenaba de paz.

Entre aquella inmensa oscuridad solo el cuerpo de Kouji y la imagen de Lobomon resplandecían.

—Kouji ¡debemos unirnos una vez más y poder llegar a mi mundo!

—Pero ¿por qué?

—Algo grave está pasando allá…

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Han pasado tres días desde que Kouji vino a quedarse y conmigo y desde que leí el mensaje de Tomoki.

Hace poco uno de mis contactos me dejó un correo, me dijo que en una pagina una chica publicaba historias semanalmente y se hacía llamar "el Hada del viento".

Ahora lo que necesito hacer es ir a un buscador.

Una vez allí escribí la frase "Hada del viento" agregando "Izumi Orimoto", y presioné "Enter".

Encontré una página allí y le di clic. La página era fondo de la página estaba repleto de rosa y morado y con algunas mariposas adornándola.

Di clic en donde decía: biografía y datos de la autora.

Tal vez estaba a algunos pasos de encontrara a Izumi.

Leí un párrafo que decía "La autora es fan de los Eternal Knights, ella dice que el mensaje que transmiten en sus canciones, más la música y los chavos son la fórmula perfecta".

—Bueno, al menos a ella también le gustan —murmuré.

Otro párrafo decía: "Para comunicarte con la autora manda un correo a…".

Anoté esa dirección y noté que en la biografía no mencionaba nada acerca del digimundo y con razón lo hacía, de por sí a los escritores se les tachaba de locos.

Enseguida se abrió una ventana en mi computadora y pude leer un mensaje que decía: "Hola león negro ¡Cuánto tiempo!

Se trataba de Tomoki.

"Ja ja Hola pequeño ¿Cómo estás?" escribí.

"¡No me digas pequeño! Ya casi cumplo los diecisiete"

"Es que para mí eres un pequeño"

"Solo por un año y medio. Kouichi te he extrañado mucho, a ti y a los demás chicos"

"Yo también te he extrañado mucho"

"No debimos habernos separado cuando éramos niños".

"Cuéntame… ¿Qué ha sido de tu vida?"

"Mi familia y yo viajamos en cada temporada de vacaciones a Londres, allí aprendí a esquiar y a patinar sobre hielo para entender los sentimientos de Kumamon. Ahora estoy apunto de terminar la prepa"

"¡Qué bien!"

"Sí"

"Kouji y yo decidimos buscarlos, él puso anuncios en el periódico y en la radio y yo por la red, me la he pasado día y noche ¡Me duelen tanto los ojos!"

"¡Debes descansar!"

"Lo sé"

"Y ¿Cómo ha estado Kouji?"

"Pues bien, creo, solo que ahora está más lunático, nos llevamos muy bien"

"¡Me da gusto!"

"Sabes… han pasado cosas muy extrañas" le dije.

"¿Cosas extrañas?"

"Así es, pero lo explicaré todo cuando nos reunamos los seis"

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Me encuentro durmiendo aquí, debajo de la tierra.

Desde hace tiempo dejé de sentir la energía de Ranamon, aun puedo sentir la de Mercuremon y la de Arbormon a lo lejos, pero ya no siento más la de la Guerrera del Agua, espero que nada malo le haya pasado.

Los tres Ángeles me enviaron aquí, para proteger a las montañas, para ser más preciso a la aldea de los KaratzukiNumemon.

Bajo tierra puedo sentir si alguna energía extraña viene a molestar.

Aquí, durmiendo bajo tierra…

-----FLASHBACK-----

Hace tiempo Angemon, Gatomon y Wendigmon se reunieron.

Ellos harían que nosotros los guerreros que aun permanecíamos en este mundo renaciéramos.

De los cuatro digihuevos escogidos nacimos Seamon, Silgomon, Satyrmon y mi forma bebé Talpidomon.

Los tres digimon que luego se convertirían en nuestros Ángeles gobernantes nos iluminaron con su poder y su gracia.

Los cuatro formábamos un círculo alrededor de ellos.

—Seamon —dijo Angemon— En tu interior yacen los espíritus de la Guerrera del Agua.

Seamon entonces cerró los ojos, se vio cubierta por una luz azul, mientras los tres Ángeles observaban desde el centro.

—¡Digispirit, digivolves aaaaaaa! —la piel de Seamon cambió a un tono verduzco, sus ojos dorados se tornaron a un color carmín y luego su cuerpo fue cubierto con la armadura de la guerrera del agua—. ¡Ranamon!

—Satyrmon —continuó el digimon ángel—. Tú, como guerrero de la madera protegerás la naturaleza.

Él entonces afirmó y su cuerpo se cubrió con luz.

—¡Digispirit, digivolves aaaaaaa! —el cuerpo delgado de Satyrmon fue completamente cubierto por una armadura de madera—. ¡Arbormon!

—Talpidomon —me dijo entonces— Tu poder proviene de la tierra, tú y ella son uno.

Mi cuerpo también fue cubierto por halos resplandecientes.

—¡Digispirit, digivolves aaaaaaa! —mi cuerpo se cubrió con el digicode del espíritu humano de la tierra, mis enormes garras de topo tomaron una forma casi humana— ¡Grumblemon!

—Silgomon —los digispirits del metal son tuyos y con ellos el poder más sorprendente.

El digimon hizo una reverencia y su cuerpo de metal brilló junto con la luz que lo rodeaba.

—¡Digispirit, digivolves aaaaaaa! —su armadura de oro y plata cambió a un color jade, en sus brazos aparecieron dos grandes espejos de forma circular como escudos— ¡Mercuremon!

Una vez transformados en los guerreros humanos Angemon dijo:

—¡Guerreros¡Busquen a Neemon y a Bokomon! Una nueva vida es suya, gocen en este mundo como nunca.

Nuestros cuerpos y los de los Ángeles sagrados adquirieron un brillo intenso, un brillo tan grande como el del sol, un brillo de bienvenida.

-----FIN DEL FLASHABACK-----

Algo en la superficie interrumpió mi sueño.

—¡Vamos! Díganme ya en dónde se encuentra la Esperanza de los digimon.

Una voz misteriosa se escuchó.

—Nosotros… nosotros no sabemos de qué hablas —dijo una voz conocida, la voz de un KaratzukiNumemon.

Se escucharon miles de golpes, seguidos por muchos gritos.

Enfurecido abrí la tierra y salte hacia la superficie provocando un leve terremoto que levantó algunos picos de tierra a mi alrededor.

El digimon había aniquilado ya a los digimon caracoles de una manera sangrienta.

El digimon con armadura azul y capa negra volteó a verme y me dijo:

—Oh, eres tú, Guerrero de la tierra, Grumblemon.

Su capa ondeaba en el aire.

He jurado proteger las montañas que una vez destruí.

—¡Qué es lo que quieres probar matando digimons? —le pregunté enojado.

—Al final no existirá uno solo de ellos —me dijo con una mirada tenebrosa y saltó hacia mí—. ¡Mil golpes!

Esquivé la lluvia de puñetazos y luego le di una patada a una enorme roca en el suelo, de ella surgió mi gran mazo.

—¡Golpe ojo de serpiente! —la masa de metal se estrelló en la cabeza de aquel digimon y lo lancé unos metros más allá dejándolo aturdido.

Rompí otra roca y obtuve otro mazo gigante.

—¡Golpe ojo de serpiente! —mis dos mazos se impactaban en aquel digimon constantemente.

—¡Aagghh!

—Dime —espeté al mismo tiempo en que lo levantaba del cuello— ¿Por qué quieres destruir al digimundo¿¡Qué vas a gana con eso?

Sus ojos reflejaban una intensa mirada que provocaba miedo en mí.

—¿Tienes miedo Grumblemon?

Le di un puñetazo intentando borrar esa mirada de su rostro.

—¡Contéstame! —le grité.

El digimon completamente herido se levantó del suelo, sonrió y con una mano se limpió la sangre que resbalaba de su boca.

—Mi misión es corregir a este mundo que ha sido corrompido por los tres Ángeles.

—¡Te equivocas! —le grité lanzándome sobre él.

—No¡tú estás mal!

Lanzó millones de puñetazos que no pude esquivar. Esta vez más veloces y más fuertes. De alguna manera había recuperado las energías.

Sus golpes se estrellaron en mi armadura destrozándola.

Caí.

Una extraña energía rodeaba a aquel digimon. Sus ojos brillaban de color rojo.

Algunas rocas se levantaron del suelo y me golpearon.

Mientras, la energía tan quemante hacía que mi cuerpo ardiera.

Abrí con mis manos un agujero en la tierra y por allí entré.

El digimon dio un salto hacia delante, destruyó la tierra delante de él, tomó mi cuello y me sacó de aquel agujero.

—¿Tratando de huir? —dijo sonriendo—. No sabía que eras un cobarde.

—¿Qué es eso que te permite llenarte d energía y seguir? —él comprimía mi cuello—. Serías… un formidable guerrero si estuvieras de nuestro… lado.

—Si estuviera de su lado… —con su brazo me lanzó contra una roca— Pero no lo estoy.

Volví a abrir otro agujero en la tierra y labré un túnel.

Salí a la superficie de un salto detrás de aquel digimon.

—¡Grumblemon digivolves aaaaa! —mi cuerpo creció y se hizo más robusto, el digicode se llevó la armadura del espíritu humano— ¡Gigasmon!

Enseguida comencé a girar mi cuerpo a gran velocidad, rocas y polvo se levantaban con la corriente de aire.

—¡Bombardero huracán! —mi voz hizo eco a lo lejos.

El digimon trató de resistir mi ataque, pero, la fuerza de este lo hizo ceder. Lo lancé contra las rocas, varios metros más allá.

—Gggghh — se quejó, mientras se levantaba del suelo.

El digimon se separó de la marca que dejó al chocar con la pared.

—La razón por la que debo seguir es porque este es el camino que escogí.

Se lanzó contra mí.

—¡Qué? —grité sin entender.

—¡Mil golpes! —allí venía de nuevo la lluvia de puñetazos.

Algunos, pude esquivarlos, pero la mayoría provocaron heridas y raspones en mi cara.

—¡Mil golpes! —escuché de nuevo. Pero, esta vez estaba listo.

—¡Bombardero huracán! —mi torbellino superó a su ataque y él cayó herido.

Un chorro de sangre salio de su boca, mientras que yo respiraba agitadamente.

¡Me sentía tan exhausto!

Tosió un poco y de su boca salió otro chorro de sangre.

El digimon se levantó de nuevo, como me lo esperaba.

Él también respiraba agitadamente.

Caminó lentamente hacia mí, mientras yo adquiría una posición de ataque.

—¡Mil agujas!

Su capa negra tomó la forma de gigantescas agujas.

¿Acaso sería empalado por aquellos picos negros?

Mis piernas y mis brazos fueron atravesados. Pude detener a tiempo la aguja que se dirigía hacia mi corazón. Caí de rodillas.

Los picos salieron de mi cuerpo impregnados de mi sangre.

—¡Aaaahhhh!

Sentí un inmenso dolor en mis extremidades.

Chorros de líquido carmín salieron por las heridas.

—Así fue como aniquilé a tu compañera Ranamon.

—¡Qué? —le grité como si no hubiera escuchado aquella terrible frase.

Tratando de soportar el dolor de mi cuerpo me puse de pie.

Demasiado agotado me acerqué a él y le di unos golpes, lanzándolo contra la pared.

Ya estaba decidido. ¡Tenía que detener a ese digimon!

Por mis amigos.

Por los diez guerreros.

Por Ranamon.

Por el digimundo.

Daría mi último ataque.

—¡Voy a poner toda mi Esperanza y todas mis fuerzas en ese ataque! —murmuré adolorido.

—¡Mil golpes!

El digimon de armadura azul se acercaba rápidamente hacia mí.

Yo estaba listo.

A tiempo di un gran salto. Una vez en el aire di una voltereta hacia atrás.

Caí al suelo de rodillas, mientras aquel ser me veía pasmado.

Por el impacto, la tierra debajo de mis piernas se destrozó.

Enseguida, puse toda la fuerza que me quedaba en mis brazos.

Toda la fuerza y toda la fe en aquel ataque.

—¡Terremoto! —grité haciendo eco.

Millones de rocas y una espesa nube de polvo se levantaron.

La montaña se fragmentó en varias partes con el poder del ataque.

El ruido cesó luego de muchos minutos.

Ese había sido mi último ataque.

Ya no podía moverme. Quedé en un rincón.

—¡Lo logré!

Volví a mi forma humana.

Estaba completamente herido y ensangrentado por todas partes.

—Ranamon, gracias a ti pude vencerlo. Ahora tal vez me reúna contigo.

Mi cuerpo comenzó a brillar.

Volvería a la forma de Talpidomon para no gastar demasiadas energías.

De entre las nubes de polvo apareció el digimon, tan herido como yo.

—Aun… aun estoy aquí.

¿Qué es eso que le da el poder para seguir luchando?

¿Qué es…?

Mi cuerpo se tornó negro.

—Gracias a que la montaña se fragmentó por tu ataque pude encontrar la luz de la Esperanza.

Pude ver en su mano una luz dorada.

La absorbió por su boca y su cuerpo comenzó a brillar.

El digicode de mi forma humana volvió al digispirit.

La armadura que cubría su cuerpo se restauró y se tornó de un color negro.

Un casco cubrió su cara y dos alas de murciélago crecieron en su espalda, sustituyendo la capa negra.

Enseguida, mis dos digispirits se materializaron.

Volví a mi forma bebé.

El digimon se acercó a mí y tomó el digispirit de Gigasmon.

Con un rápido movimiento de su mano hizo pedazos al tótem del digispirit bestia. Él reía cruelmente.

Ya ni siquiera me quedaban energías para lamentarme.

Era obvio que no sobreviviría.

O ¿Tal vez sí?

—Dile adiós a este mundo.

De la nada él sacó una enorme espada negra.

Enseguida comencé a cavar con mis garras. El pedazo de tierra en el que me encontraba se desprendió del resto y caí al vacío.

Tal vez esa sería mi salvación.

O tal vez mi muerte.

—¡Explosión atómica! —una potente voz se escuchó.

Una destellante luz cubrió el cielo.

Seguido por un ensordecedor sonido.

Una nube con forma de hongo se formó.

La montaña terminó de destruirse, al igual que la zona de los alrededores.

No sé si me salvaré.

No sé si moriré al caer.

—Ahora solo quiero dormir y descansar —murmuré débilmente y cerré los ojos, mientras caía.

Fin del capítulo.

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Hola a todos! Ojalá les haya gustado este capítulo. La vez pasada puse el mail para que se comunicaran, pero no apareció, aun así aquí está es y si lo quieren por medio de un review pues mucho mejor. Díganme qué les pareció este capítulo, también qué le puedo agregar o qué le puedo quitar.

La parte de Izumi la escribí mientras cenaba y con algo de miedo, porque había visto una película de suspenso, en una noche lluviosa y con muchas interrupciones.

La última parte (la de Grumblemon) fue la que me causó más satisfacción al escribirla. ¿A ustedes qué les pareció?

Alguien podría decirme los ataques de Arbormon, porque solo los he conseguido en inglés. Por favor! Se los agradecería eternamente!

Gracias a todos los que me mandaron reviews, van a ver que gracias a ustedes el próximo capítulo va a estar mejor. Ahora sí les prometo más romance (aunque no estoy seguro, pero lo intentaré). Ok, aquí van las contestaciones de los reviews:

Hermychan: Bueno, pues no entendí tu review, pero muchas gracias! nn

Sujumi Hina: Muchas gracias por tu review, ojala este segundo capítulo te haya gustado.

Sashakili: Gracias por decir que mi historia es interesante, sigue leyendo y descubrirás más cosas!

Y a todos lo que leyeron mi fic aunque no hayan mandado review, muchas gracias! Estèn pendientes para el segundo capìtulo.

Hasta la vista, bye…

Joe, the time traveler.