HA LLEGADO LA HORA DE LA VERDAD!

CAPITULO LEMON, ACLARO, PARA QUE DESPUÉS NO HAYA DUDAS O RECLAMACIONES. SI TIENES ENTRE 16 Y 90 PRIMAVERAS Y NO TE SIENTES APTO PARA LEER ESTE TIPO DE FICS, NO LO HAGAS. NO RESPONDO POR LOS TRAUMAS QUE SE PUEDAN GENERAR, Y DE NINGUNA MANERA DARE TERAPIA GRATUITA... (SORRY, CREO QUE SONE MUY CAPITALISTA, VERDAD?)

EL CASO ES QUE ESPERO QUE DISFRUTEN ESTE CAPITULO Y APROVECHO PARA DESEARLES UN MUY MUY MUY FELIZ 2006. OJALA QUE SUS DESEOS SE CUMPLAN Y RECUERDEN, LOS MOMENTOS MENOS SENCILLOS EXISTEN SOLO PARA RECORDARNOS QUE LA FELICIDAD ESTA AGUARDANDO POR NOSOTROS AL FINAL DE ESE OSCURO TRANCE.

CONSIDEREN ESTO MI REGALO POR ESTE NUEVO INICIO Y LES MANDO UN SUPER ABRAZO.

LOS QUIERE: PILY-CHAN

Eriol esperaba a su amada en la sala, de frente a la chimenea. Después de esa caminata por el pueblo y la batalla de bolas de nieve, pasar su ultima noche en una especie de Antro en las montañas les parecía el broche de oro para esas inolvidables vacaciones. Cuando vio aparecer a Tomoyo, lista para divertirse, quedó perplejo. Esa blusa blanca, en combinación con su minifalda azul cielo, bufanda, mallas y guantes blancos le sentaban muy bien a su amada. Traía un largo abrigo azul cielo, en perfecta concordancia con la falda. Sus largos cabellos sueltos, únicamente sujetados por una diadema del mismo azul que el resto de su ropa lucían muy bien. Los botines blancos hacían juego con todo el atuendo.

Tomoyo tuvo una visión bastante similar de su novio, pues se veía sumamente atractivo con su camisa cuello de tortuga negra, su pantalón caqui sus guantes negros de piel sostenidos en una mano, y la abrigadora chaqueta negra que ya traía puesta.

Eriol la recibió con un abrazo y un beso bastante prolongado. No quería ser ella quien le pusiera fin a ese delicioso contacto con su novio, pero sus amigos seguramente ya los estarían esperando en la cabaña...

-Está bien, vámonos... -dijo Eriol luego de sentir que su novia se apartaba lenta y cautelosamente.

Tan pronto llegaron al recibidor de la cabaña, se dieron cuenta al mirar a través de la ventana que afuera había una tormenta de nieve muy fuerte.

-Eriol, mira, no podremos salir así.

-Sólo bastaría de un poco de magia para detener la tormenta.

-Recuerda la promesa, no puedes romperla. Aun nos queda un día aquí. El problema será avisarle a Sakura y a Syaoran. La única manera sería llamándolos a su teléfono celular, pero...

-Acordamos que los utilizaríamos en caso de emergencia, y según veo las cosas, esta tormenta lo es.

-Tienes razón. Llamaré a Sakura para ver si están bien. Ayúdame por favor, Eriol.

-Claro.

Acto seguido, Tomoyo marcó el número del celular de su amiga y la llamada entró gracias a la magia de Eriol. El se aparto y se dirigió hacia el ventanal, para así darle un poco de privacidad a su novia.

-Hola, querida Sakura. ¿Ya viste la tormenta que se desató?

-Sí, ya la vi. Será peligroso si salimos así; además, gracias a cierta personita, en estos momentos no podemos contar con la ayuda mágica. Creo que lo mejor será quedarnos en las cabañas. Mañana temprano volveremos a Tomoeda, así que descansa.

-Está bien Sakura. Nos veremos mañana entonces.

-Claro. Salúdame a Eriol.

-Lo haré, y tú a Shaoran. Hasta mañana.

Luego de colgar el teléfono, Tomoyo fue hasta donde Eriol y junto a él, recargó su cabeza en el hombro de él. Tras ver que tenía la mirada perdida dirigida hacia la tormenta de nieve, dio un suave suspiro y preguntó:

-¿En qué piensas, amor?

-Estoy recordando... Aquel día que te vi en el aeropuerto, hace dos años... Te observé desde afuera de la tienda, cuando tú estabas viendo la muñeca. -respondió mientras tomaba su mano, la besaba, y la entrelazaba entre sus dedos colocándola a la altura de su pecho, cerca de su corazón.

-¿Llevabas mucho tiempo allí?

-Unos diez minutos, que por cierto me parecieron una eternidad. Te veías tan bella como te recordaba, pero al mismo tiempo habías cambiado. Quería acercarme y abrazarte, pero ni siquiera me atreví a dirigirte la palabra. No sabía cómo hacerlo. Le había pedido a Sakura que te llevara; sin embargo, no calculé cual sería mi reacción al verte después de tanto tiempo. Al encontrarte aun más hermosa que la última vez.

-¿Sabes? –respondió algo sonrojada ante el último comentario de su novio- Yo sentí algo parecido cuando te reconocí... para ser precisa, fue un vuelco en mi corazón. Imagínate, tanto tiempo amándote, y cuando al fin te tenía frente a mí, las palabras que planeaba decirte no aparecieron.

Él le sonrió, esa sonrisa antes misteriosa y sarcástica, ahora para Tomoyo era cálida y transparente. Amaba todo de él, desde sus muestras de ironía, hasta su más tierna mirada.

Se apartó de ella unos momentos y fue hasta la salita de la cabaña, donde había un viejo fonógrafo. Aun funcionaba, y tras darle cuerda, comenzó a escucharse una hermosa melodía. Eriol volvió con su novia, tomó sus manos y le quitó los guantes con delicadeza, luego besó el dorso de su mano derecha y la invitó a bailar. Como toda respuesta ella puso una mano en el hombro de él y presionó la otra levemente.

Eriol comenzó a guiarla con suavidad y dieron algunos giros por la habitación mientras se hundían en la mirada del otro.

-Bailas muy bien, ¿quién te enseñó?

-Mi madre. Siempre ha sido una bailarina excelente y desde niño comenzó a instruirme. Sakura lo comprobó en aquel entonces.

-Pues felicitaré a la señora Sofía cuando la vea, te enseñó muy bien. No recuerdo haberme sentido tan bien al bailar con alguien.

-¿Y haz tenido muchas parejas de baile?

-Algunas. Como en las graduaciones de la primaria, secundaria y preparatoria no asistía con una pareja, los chicos solían invitarme a bailar. Pero te aseguro que nadie lo ha hecho tan bien como tú.

-Confío en que es verdad.

-Lo es, créeme –respondió ella con una espléndida sonrisa.

Tras unos momentos en silencio, Tomoyo recargó su cabeza en el pecho de Eriol y él la atrajo más hacia sí. El baile era relajante, pero tan estimulante, que sencillamente no podían dejar de moverse al compás de la música.

-I love you... (Te amo)-susurró Eriol muy cerca del oído de su novia.

-I love you too, honey. Ahm... My love, you know... ? (Yo también te amo, cariño. Ahm... Mi amor, sabes...?)

-What? (¿Qué?) –respondió él en el mismo volumen de voz.

-I... Well... (Yo... Bueno...) –Tomoyo dio un sonoro suspiro antes de murmurar- I... I want to sleep with you. (Yo... yo quiero dormir contigo)

-¡¿Perdón! -interrogó, deteniéndose abruptamente y mirándola con sorpresa.

-Lo que oíste, y no me hagas repetirlo, por favor. Aun en inglés me costó mucho trabajo decírtelo. –comentó ella con las mejillas encendidas ante sus propias palabras.

-But, are you sure? (¿Pero, estás segura?)

-Yes, I am. "The chances don't exist, only the unavoidable thing", do you remember? (Sí, lo estoy. "Las coincidencias no existen, sólo lo inevitable" ¿lo recuerdas?)

-Of course, I some times tell it all the time. (Por supuesto, a veces lo digo todo el tiempo)

-And...? (¿Y...?)

-Right now...? (¿Ahora?)

-I don't know... You tell me. (No lo sé... Tú dime)

-Querida, primero respóndeme: ¿por qué estamos hablando en inglés? -interrogó divertido.

-Bueno, no me resulta fácil hablar de esto, y mucho menos en mi idioma... Tú eres inglés, así que...

-Bien, entiendo. Ahora tú entiéndeme: mi amor, he deseado esto tanto como tú. Pero no quería presionarte a nada. Si tú estás lista, yo también lo estoy. -dijo mirándola fijamente.

-Lo único que no quiero es que creas... que tu... que pienses mal de mí por habértelo pedido.

Él la presionó un poco más hacia su cuerpo y la besó con vehemencia, para enseguida responderle:

-¿Cómo puedes pensar eso? Sabes que te amo demasiado, más de lo que pude creer algún día. Lo que pienso de ti, el concepto que tengo de ti jamás podría verse mancillado por lo que pudieras decir o hacer. Mi amor por ti va más allá de las palabras.

-Lo sé... Pero... ¡Ay Eriol! Es que, esto que siento, esto que me quema por dentro cuando estoy contigo, es nuevo para mí, no sé si es lo correcto, pero necesitaba decírtelo...

-Y eso es lo que nos mantiene tan unidos: nuestra sinceridad. Yo también siento lo mismo que tú, y creo que ambos sabemos que a eso se le llama deseo. Lo bueno y lo malo no existe cuando se ama de verdad. Yo sé que tú eres el amor de mi vida.

-Yo también lo sé...

-Entonces no hay nada más que decir. Ambos sentimos eso y estamos conscientes de lo que hacemos. Lo demás no importa.

-Te amo.

Eriol no le respondió, sintió como su pecho se llenaba de un calor envolvente y delicioso, y que en su estomago revoloteaban cientos de mariposas al escucharla decir esas dos palabras. Quiso contestarle que él también la amaba, sin embargo, para qué hacerlo si con un beso podría explicárselo mejor. Rozando sus suaves y generosos labios con los de ella trató de poner en orden sus ideas, pero sencillamente no lo consiguió. Volviendo su beso más profundo, con timidez desabotonó el abrigo de Tomoyo y poco a poco lo separó del cuerpo de la chica. Lo arrojó al sofá mientras seguía besándola. La bufanda corrió el mismo destino que la otra prenda.

Aunque se sintió algo embriagada con los besos de su amado, ella atinó a bajar a través del fuerte dorso de Eriol la chaqueta de piel mientras le besaba. No veía lo que hacía, así que le costó algo de trabajo conseguirlo, pero no tenía prisa, y aparentemente él tampoco.

Cuando ambos estuvieron con su ropa casual, Eriol deslizó sus manos por la espalda de la chica ojiazul y sintió como ella se estremecía con su contacto. No sabía si Tomoyo se daba cuenta, pero poco a poco caminó con ella hacia el pasillo que los conduciría hasta la plata alta.

Ella estaba perdida en esos besos, tan suaves como apasionados. Desde que conoció a Eriol eventualmente se fue enamorando de todas y cada una de sus facetas, desde esa que mostraba siendo serio y seguro de sí mismo, en pocas palabras, un sofisticado intelectual, hasta cuando inventaba con Yamazaki mentiras que siempre terminaban por engañar a Sakura y a Shaoran. Besando no era diferente. Bien podría decirse que era un experto, pero también lo hacía con cierto toque de inocencia, como si él también estuviese descubriendo el mundo a través de ella.

En el pasillo, teniendo ante él las escaleras, se detuvo un momento apartándose con mucho esfuerzo de los labios de la muchacha. Ella aun parecía desubicada, pero una mirada de su amado le bastó para comprender que él, sin pronunciar palabra alguna, cuestionaba su decisión. Ella tampoco se vio en la necesidad de decir nada. Así que besándolo y aferrándose a su cuello esfumó cualquier duda.

Levantándola del piso, Eriol comenzó a subir los escalones. Esto no le pareció agotador e incluso él mismo se sorprendió al darse cuenta que ya había subido las escaleras con Tomoyo el brazos. De hecho estaban frente a la puerta de la habitación que él había ocupado durante su estancia en la cabaña. Recargó en ésta a Tomoyo y ella abrió los ojos mostrando sorpresa. Había estado tan concentrada en ese beso, que sencillamente perdió la noción de espacio y tiempo. Eriol lo notó y se limitó a sonreírle.

Con una mano firmemente colocada en la cintura de la chica y la otra puesta es su mejilla, decidió soltar por un momento su delicada y estrecha cintura hasta el picaporte de la puerta, y sin tardar un segundo más la abrió.

No dilató un sólo instante en volver a atraer el cuerpo de ella hacia el suyo y con pasos lentos, pero decididos, ingresó con ella a la habitación... En esos momentos, en los que se acercaba la hora de la verdad, el nerviosismo comenzaba a invadirlos. Eriol no dejaba de sorprenderse con su novia. Podía sentir que su cuerpo temblaba, presa de la emoción y también quizá de miedo, pero en sus besos entregaba el alma.

Estaban ya cerca de la cama, pero el joven hechicero detuvo sus pasos. Él también sentía miedo: esa sería su primera vez, la única, la inolvidable, quería que todo fuese perfecto, pero amaba tanto a esa chica entre sus brazos, que lo único que permanecía en su mente era el deseo de hacerla feliz, tanto como jamás lo había sido.

Ella sencillamente no sabía qué hacer, había leído tanto sobre el tema en muchos libros, pero ninguno daba las instrucciones exactas de cómo hacer sentir feliz a su amado y serlo a su vez. Pensar, eso era lo único que no debía de hacer en esos momentos. Se limitaría a sentir, y Eriol eran tan cariñoso y tierno, que no le costaría ningún trabajo hacerlo.

Eriol de pronto recordó que la puerta de la habitación se había quedado abierta, un simple conjuro mental sería suficiente para cerrarla, pero la promesa seguía en pie: nada de magia. Además, se entregaría a Tomoyo como hombre, no como hechicero; así que haciendo acopio de todo su valor se separó de ella y fue a cerrarla.

Tomoyo se sobresaltó, no quería apartarse de Eriol... A pesar de que la chimenea permanecía encendida, se sentía frío en la cabaña, y dejar de sentir la proximidad del cuerpo de su novio la hizo percatarse de eso...

Ambos necesitaban un poco de aire, los besos eran deliciosos, pero no por ello dejaban de agotar. Llevó lentamente una mano hasta sus labios y notó que estaban algo hinchados y calientes. Nunca imaginó que las cosas ocurrirían así.

Cuando conversaba con las chicas, en aquellas noches en las que se quedaban dormir en casa de alguna de ellas, todas concordaban con que el hecho de que esperaban que su primera vez fuese con su persona especial y en el momento indicado. Ella siempre bromeaba diciendo que sólo en dos circunstancias haría el amor con alguien: estando absolutamente enamorada, o absolutamente ebria.

Y lo estaba cumpliendo. Se sentía perdidamente enamorada de Eriol. Nunca creyó que el amor liberaría su alma de esa manera. Y si bien, no había bebido alcohol, se sentía bastante ebria. El placer que él le daba con cada roce, con cada beso, con su calor y su amor, la hacía sentirse como si hubiese bebido un litro del más fuerte tequila que conociera. Se sentía mareada, torpe, pero deliciosamente amada y con la seguridad de que sus sentimientos eran correspondidos con la misma intensidad, por lo tanto, no estaba haciendo nada incorrecto o inmoral al entregarse a las caricias que él le prodigaba.

Eriol la miraba. Lo único que igualaba o superaba tocarla y besarla, era observarla. ¡Tan hermosa! Esa apariencia frágil, pero llena de fuerza espiritual. Amaba esa mirada dulce, pero en esta ocasión, y sólo para él, esos ojos azules estaban cargados con una chispa de sensualidad y pasión. Sus pechos subían y bajaban con sutileza, pero no por ello dejaban de ser visibles, al compás de su acelerada respiración.

Ya no había marcha atrás, se arrepentiría el resto de su vida si no aprovechaba de ese momento, ese instante que había sido creado para ellos dos. Tomoyo tenía razón: "Las coincidencias no existen, sólo lo inevitable" y por fin él comprendía el significado de aquella frase. Si el destino se había empeñado en obsequiarles esa mágica noche, no la estropearía.

Pronto se dio cuenta que era una tortura limitarse a observarla, y decidió correr y tomarla entre sus brazos, pero no podía correr, así que se conformó con avanzar lentamente, sin apartar su mirada de la de ella.

Tomoyo estiró su brazo y tendió su mano esperando que él la tomara, pero para su sorpresa y desilusión, no lo hizo. Vio como Eriol se siguió de largo y se acercándose hasta el buró, ubicado junto a su cama, se quitó los anteojos y los colocó allí. Después, tomó su mano, y colocando un brazo en la espalda de ella y el otro bajándolo hasta sus piernas, la cargó. Después de mirarla unos instantes comenzó a besarla con delicadeza.

Ella se sorprendió tanto que siquiera atinó a responder su beso. Cuando su amado no había aceptado su mano, sintió miedo, terror de que él se hubiera arrepentido dejándola con esa imperiosa necesidad. Fue una sensación horrible. De pronto, en unos cuantos segundos, pensó que la magia había desaparecido. Aun su corazón no se recuperaba de la sorpresa.

Eriol se dio cuenta, notó la inquietud de ella. No necesitaba ser mago para percibir la angustia de la persona que más amaba. Aun teniéndola entre sus brazos, le preguntó:

-¿Qué ocurre? -dijo con la voz ronca, tal y como ella la había escuchado la noche en la que estuvieron en el sillón.

-Nada...

-Pequeña mentirosa, sabes que no te creo. Dime, ¿qué pasó?

-Yo... Eriol, pensé... Sólo por unos instantes... pensé que ya no querías estar conmigo... Creí que te habías arrepentido.

Él le regaló una sonrisa bondadosa y sus ojos se llenaron de ternura.

-Toca mi pecho... -pidió mientras Tomoyo ponía su mano en el fuerte pecho de él, a la altura del corazón- ¿Sientes como palpita? -ella movió la cabeza afirmativamente al notar el acelerado ritmo de éste- Es por ti... Es la emoción que me haces sentir... Es lo que tú haz hecho de mí. Escúchame bien, cariño: Jamás me arrepentiría de tenerte entre mis brazos. De entregarme a ti y a la vez sentirte mía.

¡Mía! Que hermoso sonaba esa palabra en su voz, en sus labios. La hacia sentirse nuevamente en la gloria. Eso y algo más. Encendía emociones nuevas, arrolladoras, tumultuosas y excitantes. Subió su mano tocó con suavidad el rostro de Eriol... Delineó con la yema de sus dedos cada línea de su cara y él cerró los ojos, satisfecho por lo que sentía.

Caminó unos cuantos pasos y con suavidad depositó a Tomoyo en el centro del lecho. Ella se estremeció un poco, pero estaba bien segura de lo que quería. Mientras él colocaba su brazo izquierdo bajo la nuca de la chica, a modo de almohadón, acarició los cabellos negros desparramados. Era muy largo y sedoso; y con ese color ébano, contrastaban dramáticamente con las cobijas blancas que había en la cama.

Ella ansiaba sentir nuevamente sobre sus labios los de su novio, así que tomando las mejillas de él con sus manos, las corrió hasta la nuca de él y lo atrajo hacia ella. Estaban completamente vestidos, pero ambos notaban sin dificultad los contornos de la silueta de cada uno.

No pudiendo evitarlo, Eriol deslizó su mano por todo el cuerpo de ella, evadiendo sus partes íntimas. Esto hizo estremecer a la chica, quien le acarició la cabellera lentamente. La necesidad de sentirla suya lo hizo separarse de nuevo de ella, y deshacerse de su camisa y de la camiseta que llevaba bajo ésta.

Tomoyo se ruborizó al verlo con el torso desnudo, aunque indudablemente el chico se veía muy atractivo. Ya antes lo había visto así, incluso cuando eran niños, y recientemente lo hizo cuando fueron a pasar las vacaciones de verano a la playa.

A ella le invadió una urgente necesidad por sentir esa tersa piel sobre la suya y apoyándose de los brazos de su novio, quien los mantuvo firmes para ayudarla, se incorporó y sacó por su cabeza la blusa que llevaba. Después bajó sus manos hasta su falda y colocándolas en su costado, bajó el cierre. Sentada en la cama, era lo único que podía hacer, pero no se preocupó, pues sabía que Eriol se encargaría del resto.

Y en efecto, él así lo hizo, tan pronto ella estuvo recostada, deslizó sus manos desde el rostro de la bella joven, hasta su cintura, donde, mientras besaba esos deliciosos labios, bajó la falda y las mallas, hasta que las prendas cayeron al piso.

La contempló por unos instantes más, completamente embelesado... Era un ángel... Un hermoso ángel caído del cielo y por cuestiones del destino, había caído justo en sus brazos. Su figura era delgada, pero bien proporcionada. Ahora se daba cuenta que su piel era aun más blanca de lo que aparentaba, pues aunque ya la había visto en traje de baño, ella siempre era discreta en cuanto al diseño de éstos y regularmente los llevaba de una sola pieza. Vio de soslayo que su vientre y una parte de sus pechos (aun con el sostén puesto) eran muy blancos.

El estado contemplativo de Eriol duró muy poco, pues en este caso, al contrario del ojo artístico, él deseaba poseer a esa beldad tendida en su cama. La deseaba como jamás había deseado algo o a alguien. Esa mujer era capaz de enloquecerlo, de hacerlo perder toda cordura y raciocinio; de convertirlo en un simple títere, sin voluntad, sin deseos, sólo vivía por ella y para ella.

Notó como su ángel se sonrojaba. ¡Se veía aun más hermosa, si es que eso fuese posible, con ese tinte colorado invadiendo sus mejillas! Por un instante olvidó lo tímida que podía llegar a ser, y obviamente, aun y con lo decidida que era, la mirada que él le dirigía la cohibía.

La besó de nuevo y ella le correspondió. Eso era lo que Tomoyo quería: sentirlo, tocarlo, besarlo... Tenía algo de miedo, sí; obviamente era su primera vez y todo lo nuevo atemoriza, pero el deseo de sentirlo dentro de sí, de amarlo libremente y poder decir que se pertenecían por completo era más intenso.

Él bajó sus manos y se deshizo de su cinturón y de los pantalones. Tomoyo permaneció con los ojos cerrados, sintiendo la respiración de su joven amante mezclándose entre sus cabellos. No se atrevía a bajar la mirada, pues sabía que de hacerlo probablemente se pondría completamente roja y eso quizá entorpecería sus sentidos.

Eriol rió más para sí que para ella. Amaba todo de esa chica. Era tan dulce como apasionada. Sabía lo que quería de la vida, y sin lugar a dudas, luchaba por conseguirlo. Miró su cuello, desnudo y con esa piel resplandeciente. Seguramente suave al tacto, pero en ese instante él no se conformaría con tocarla...

Levantó a Tomoyo levemente y con algo de torpeza, pero decisión, desabrochó el sostén de la chica. Ella no se opuso, pero no pudo evitar dar un pequeño respingo al dejar al descubierto partes tan íntimas de ella, partes de su cuerpo que sólo ella conocía.

Él lo comprendió. Su novia era virgen y sabía que su cuerpo no había sido explorado por nadie más. Debía ser cuidadoso, no deseaba atemorizarla. Pero le era difícil pensar en eso cuando él también era nuevo en esos juegos. No tenía ninguna experiencia previa con mujeres, todo lo que sabía se lo debía a los libros. ¿Cómo hacerle ver, que en cierta forma, él tenía tanto miedo como ella? Las palabras parecían ser el único camino...

-Tranquila, no pasa nada. No voy a hacerte daño.

-¿Crees que no lo sé? No estaría aquí, contigo, así, si no estuviera segura de ti.

-¿Confías en mí?

-Te he confiado mi vida. Y ahora mismo te confío mi alma.

-Entonces sólo déjate llevar... -bajó sus labios hasta los oídos de la chica y su tibio aliento le provocó escalofríos-. Yo también estoy aprendiendo... Déjame hacerlo junto a ti. Quiero descubrir todo lo que hay en el mundo a tu lado. No me tengas miedo.

-Le temo a lo desconocido, no a ti. Y también quiero descubrir esto contigo; sé que sólo a tu lado puedo hacerlo.

-Entonces hagámoslo. -dijo en con la voz muy baja, pero cargada de sensualidad, y enseguida le regaló una sonrisa a Tomoyo.

Besó el cuello de su amada, poco a poco, saboreando su tersa piel y embriagándose de su perfume. Ella sabía que no todo el trabajo le correspondía a él. Así que aunque estaba algo sorprendida y excitada, sus instintos la llevaron a asirse a los hombros de Eriol, rodando y llevándolo a él de espaldas al colchón.

Eriol no creía lo que su linda novia había hecho. Abrió los ojos tanto como pudo, y durante unos instantes no atinó a decir o hacer nada. Ella se reclinó sobre él dejando que su cabellera se desparramara libremente el pecho del chico. Pero el asunto no paraba allí, pues enseguida se quedó perdida en el aroma que él despedía. Había comenzado a transpirar y su verdadero olor, no el de su loción o jabón preferido, era delicioso.

Comenzó a besarlo por donde pudo. Rodeó con sus labios todo su cuello y su pecho mientras él liberaba ligeros gemidos, únicamente audibles para su amante. Cuando ella subió hasta su oído y suavemente le dijo un "te amo", sintió perder la cordura. Y si eso fuera poco, en ese momento Tomoyo dejó caer su peso sobre Eriol, con lo cual él pudo percibir la firmeza y suavidad de sus senos directos contra su piel. Después ella se apoderó de su lóbulo derecho y lo saboreó cual si estuviese comiendo un delicioso dulce.

Él no podía estar más excitado. Si el simple hecho de amar a esa hermosa damisela era suficiente para desearla como a nadie en el mundo, ella ayudaba mucho haciéndole esas demostraciones de amor.

Mientras más escuchaba los sonidos que su novio hacia, ella más segura se sentía que él estaba disfrutando de ese momento y eso la emocionaba de sobremanera. Estaba consiguiendo que Eriol fuera feliz y la felicidad de él era la de ella.

Él ya no podía esperar más, su necesidad era desesperante, e intercambiando de nuevo el lugar con ella, la dejó con delicadeza sobre la cama para prepararla. Sabía lo que vendría a continuación, sabía que si no lograba excitarla al máximo, tal y como él estaba, la penetración sería muy dolorosa para ella.

Sus pechos, balanceándose con ritmo, lo distrajeron: eran como los hubiera imaginado. Le parecían una fuente de aliento sagrado, inexplorados, vírgenes, al igual que ella. Y a decir verdad, se alegró de ser el primero y único en conocer esas íntimas y tan hermosas partes de su ángel.

Su instinto fue mayor y se acostó sobre ella para rodear esos senos tan llamativos con sus grandes y tersas manos. Los masajeó lentamente, pero con decisión, mientras cubría los labios de Tomoyo con los suyos. Cuando se separaban para tomar aire, escuchaba como ella gemía en voz baja y con timidez. Sólo para él y por él.

Se apartó de sus labios y ella luchó por retenerlos... La oyó dar un pequeño quejido de frustración cuando no lo consiguió, y eso le trajo una sonrisa a sus labios. Fue bajando desde sus mejillas, hasta nuevamente toparse con esa tentación que suponía su pecho.

Esta vez no se conformó con el tacto. Quiso saborear por él mismo esa mezcla de transpiración y perfume, así que fue besando alrededor de su seno izquierdo, hasta llegar al área del pezón, ahora contraído y con un tono más oscuro. Se apoderó con sus cálidos labios de él impulsado por su instinto y succionó suavemente. En ese instante ya no pensó, sólo sintió y lo que experimentó fue delicioso.

Aunque Tomoyo trató contener el placer que Eriol le estaba causando con lo que estaba haciendo, no pudo. Cerró los ojos y trató de cerrar también sus labios, pero ya no estaban los de él sobre los suyos para acallar los sonidos que involuntariamente producía. Eriol la estaba colmando de un placer que hasta ese momento creía inexistente.

La sensual y dulce voz de la chica liberando gemidos placenteros le llegó claro y fuerte a Eriol, quien después del éxtasis en el que estaba al saborear de los pechos de su novia, regresó a la realidad gracias al delicioso sonsonete que su pareja emitía.

La joven ya no podía guardar tanta excitación dentro de su cuerpo. La espera le dolía, así que su cuerpo se arqueó en una ferviente demanda de lo que necesitaba.

Eriol supo que ella ya estaba lista, él también y no podía ni quería postergar más la consumación de su amor. Se incorporó y dejó caer parte de su peso sobre ella. Su miembro estaba liso para entrar, y Tomoyo, un tanto avergonzada, lo percibió. Pero ya lo esperaba, lo necesitaba, así que se abrazó a Eriol y con un beso le pidió lo que quizá en palabras no se atrevería a decir.

Sus dedos titubearon un poco al tocar la diminuta tanga que la chica usaba. Era una prenda hermosa, decorada con blancos encajes y fina al tacto. De pronto se sintió como un intruso, pero Tomoyo entrelazó sus dedos con los de él, ayudándolo a desprenderla de la última prenda que portaba.

La mirada cargada de ternura y amor, acompañada de esa cálida sonrisa, la hicieron tener más seguridad en él y en ella misma. Tan pronto como la delicada ropa interior cayó en el piso, él hizo lo mismo con sus calzoncillos, y acercándose a Tomoyo la besó para enseguida incorporarse y sentarse sobre la cama. Tomó a su novia de la cintura y la colocó sobre su regazo a horcajadas. Ella, con algo de vergüenza abrió sus piernas, preparándose para permitirle a su novio entrar en su virginal cavidad.

-Te amo... -susurró en su oído justo cuando comenzó a ejercer presión en el frágil cuerpo de la joven.

Procuraba ser cuidadoso y no moverse demasiado para evitar lastimar a su amada. El esfuerzo que hacía era realmente extenuante, por lo que comenzó a transpirar mucho más, y notó que ella también lo hacía.

Cuando ella comenzó a sentir la virilidad de su novio en su interior, un leve dolor apareció, especialmente cuando el himen se rompió. Por ello se aferró a los hombros de su amado y dejo salir un quejido.

Al escucharlo Eriol se preocupó, pues temía haber lastimado a Tomoyo, así que disminuyó los movimientos que ejercía, aunque sabía que con esa posición, ella sería quien marcaría el ritmo. Temía hacerle daño, así que entraba lentamente, esperando que ella se adaptara pronto a él. Eriol también sentía algo de dolor, pues la vagina de su novia era verdaderamente estrecha. Sin embargo, no permitió que el dolor arruinara ese momento tan mágico y especial. No pasó mucho tiempo desde entonces, hasta que sintió cómo ella se estremecía y los sonidos que dejaba salir eran más bien placenteros.

La chica dejó escapar un gemido. Ahora él estaba bien dentro y el trance más doloroso había pasado. Tomoyo necesitaba aire y jadeó para conseguirlo, esto animó al joven inglés a iniciar nuevamente con el ritual, sintiéndose más en libertad.

Acariciándose con ternura y suavidad, el tiempo fue pasando rápidamente mientras ellos se entregaban sus cuerpos, a la vez que sus almas se fusionaban a través de esa profunda declaración de amor.

Ambos disfrutaron lo indecible de este intercambio, él se acopló al ritmo de su amante y marcó el suyo. Se sintieron embriagados por un tumulto de sensaciones agradables. Y se aferraron uno al otro lo más fuerte que pudieron, pues esas emociones superaban por mucho a lo que hubiesen podido imaginar alguna vez. El placer extático que recorrió en ese momento sus cuerpos, de pies a cabeza, fue increíblemente avasallador.

A pesar de que se sentía en otro mundo por lo que experimentaba, Eriol no dejaba de prestarle atención a su amada. Entre los súbitos movimientos, notó que la chica transpiraba mucho y un mechón de su larga cabellera estaba estorbándole en su rostro. Ella no se atrevía a separar sus manos del sostén que la espalda de él le brindaba, así que él deslizó su mano por la sudorosa, pero no menos tersa, piel de su ángel, y lo apartó de allí.

Este gesto de ternura y delicadeza cautivó aun más a la muchacha japonesa y atrapó los labios de Eriol con los suyos. Él se sorprendió, pero en ese momento las sorpresas estaban de sobra, respondió de manera ferviente los besos de Tomoyo, aumentándole además, las caricias que le daba con el roce de su mejilla mientras deslizaba su rostro, cual felino acariciando a su amo.

Varias veces hicieron el amor durante la noche... No supieron cuantas veces, de cuántas maneras o en qué momento, pues sólo se apartaban para descansar un poco, pero aun entre sueños se podían ver amándose. De esta manera, su hermosa realidad, se mezcló con sus más profundas fantasías...

CONTINUARÁ...

ARIGATO POR HABER LEIDO ESTE CAPITULO. ESPERO COMENTARIOS. Y NO CREAN QUE OLVIDE DAR LOS AGRADECIMIENTOS A LOS REVIEWS.

POR CIERTO, APROVECHO PARA COMENTARLES ALGO RESPECTO A ESTE PUNTO.

HACE TIEMPO RECIBI VARIOS CORREOS DE CHICAS QUE GENTILMENTE ME ADVIRTIERON DE UNA MEDIDA QUE FF TOMO RESPECTO A RESPONDER REVIEWS.

EL MAIL DECIA QUE SI SE HACIA ALGUNA ALUSIÓN A ESTOS DENTRO DEL FIC SE MULTARIA AL ESCRITOR. ESTO ME DESCONCERTO UN POCO, PUES NO COMPRENDI DE QUE MANERA PODIAN AMONESTARNOS.

EN FIN. HONESTAMENTE, NO HICE MUCHO CASO DE ESTO Y DIJE: PUES QUE HAGAN LO QUE QUIERAN CON MI FIC, YO VOY A SEGUIR AGRADECIENDO A LAS CHICAS QUE ME DEJAN SUS COMENTARIOS DE MANERA DESINTERESADA.

HASTA LA FECHA NO HE VISTO NADA DE VERIDICO EN ESTA LEYENDA URBANA Y SEGUIRE RESPONDIENDO A LOS COMENTARIOS Y SUGERENCIAS QUE USTEDES ME HAGAN, PUES PARA ESO ESTOY AQUÍ, PARA APRENDER DE USTEDES Y TRATAR DE MEJORAR.

BIEN, ACLARADO ESTE PUNTO, A RESPONDER REVIEWS SE HA DICHO!

BASILEIA: Tengo la impresión, después de leer lo bien que escribes, que te subestimas demasiado... POR DIOS, UNA PERSONA QUE ESCRIBE TAN BIEN COMO TU, DE NINGUNA MANERA DEBE SER MALA ESCRIBIENDO LEMON. Además, tú bien dijiste que en CONOCES A ERIOL HIRAGIZAWA hay una escena de sexo entre los protagonistas, así que estoy convencida que lo harás fenomenalmente. Muchas gracias por tus palabras, haces que me ponga roja de la vergüenza. Y eso de Nadeshiko y Tomoyo me pareció interesante cuando vi unas ilustraciones de Clamp en donde el parecido de la mamá de Sakura era demasiado para ser sólo la tía de Tomoyo. Y pues, si Eriol y Fujitaka eran parte de la misma alma, dije: por que Tomoyo y Nadeshiko no lo son también? Bueno, he ahí una pequeña explicación de aquel macabro asunto, jejeje... y sigo esperando la actualización de CONOCES A ERIOL HIRAGIZAWA, EH, NO CREAS QUE SE ME HA OLVIDADO. Pues solo me resta pedirte que te cuides mucho y nos leemos pronto. Bayi!

LEBEL 27: Gracias por comprender mi cruel situación, de verdad me alegra mucho recibir comprensión en lugar de reclamos, pero aquí entre nos, hasta esos me gustan sabiendo que a ustedes les esta agradando este fic. Y de lo de Syaoran, yo también quiero uno. Esas ideas románticas las obtuve porque estuve viendo Tsubasa Chronicle Reservoir y ahí Syaoran, siendo mas grandecito, se vuelve un chico bastante cariñoso con su amada Sakura a pesar de que ella no puede recordarlo. Espero que este capitulo haya aliviado tu curiosidad, pero aclaro, este no es el fin, hay dos capítulos más y me gustaría mucho que también los leyeran, aunque en ellos ya no encuentren lemon. Solo me resta pedirte, si no es demasiada molestia, un pequeño comentario para este capitulo, el cual, creo yo, es el mas importante del fic. Hasta la próxima.

LUNA 310: Veo que eres una chica de pocas palabras... jejeje... Gracias por tu review y me gusta mucho que te guste el fic. Espero hayas podido leer este capitulo de principio a fin y decidas dejarme un review, el cual se agradecerá infinitamente. Aclaro, no es a fuerza, pero no sabes cuanta felicidad me da saber lo que piensan de estas locuras que me da por escribir. Gracias por leerme y por favor, cuídate mucho.

LMUNDINE: YO TAMBIEN TE DESEO UN MUY FELIZ 2OO6 LLENO DE GRATAS SORPRESAS Y FELICIDAD AL POR MAYOR. En cuanto a tu pregunta, ENEMIGOS? Lamento decirte que en este fic no los habrá. Es una historia cien por ciento romántica, y además, necesito mucho mas que seis capítulos para crear un villanote capaz de hacer sufrir a nuestros queridos protagonistas. Julian, si tengo oportunidad de escribir regresando a la escuela y al trabajo, tendrá su regreso en una posible continuación de LA VERDADERA HISOTORIA DE TOMOYO, pero eso es algo que esta a penas en el inicio de un LAAAAAARGO proceso... en fin, creo que es mejor no prometer algo que tal vez no pueda cumplir. Lo que si me urge terminar es un fic de Ranma que me encantaría compartir con ustedes, sólo espero que a ti te guste ese anime. Bueno, ya no doy mas premiere y mejor termino como es debido este fic. CUIDATE HASTA QUE NOS VOLVAMOS A ENCONTRAR Y FELICES FIESTAS!

MARTIKA: tu no te preocupes si dejas antes o después el review, sabes que tu caso es especial, pues afortunadamente casi siempre te veo en messenger. Y tienes toda la razón en que ya no tengo tiempo ni para dormir... Jejeje. ELLA ES TESTIGO DE QUE SON LAS 4 10 DE LA MADRUGADA EN LA CIUDAD DE MÉXICO, Y A ESTA HORA ESTOY SUBIENDO ESTE CAP. Espero que te haya agradado saber quienes son la pareja protagónica del lemon, perdóname por no habértelo dicho en nuestra conversación, pero realmente no quería arruinar la sorpresa. Me despido deseándote un 2006 cargado de felicidad, amor y abundancia en todo lo que desees y ojalá podamos seguir sosteniendo esas charlas tan amenas que tenemos en messenger. CHAO!