Notas:

No tengo palabras para describirles la felicidad, enorme e increíble, que me hacen sentir con tantos y tan positivos reviews... el número de éstos ha superado mis expectativas con creces... y son sólo ustedes los causantes de una sonrisa que tengo durante todo el día, al ir por la calle pensando "¡Dios... tengo ya 50 reviews!" ¡Jajaja! La gente que me ve ha de creer que estoy loca, sobre todo porque en las ciudades grandes la gente no sonríe mucho... los que vivan en una me comprenderán lo que digo..

Pero yo tengo algo en mi alma y en mi mente que me permite sonreír y ser feliz... es la certidumbre de contar con el apoyo de ustedes, de escribir lo que me gusta y que les guste a otros... pero sobre todas las cosas, como dice la famosa Glen (mejor conocida como Hikari), es el saber --secretamente-- que Harry pertenece a Hermione y viceversa, a pesar de lo que diga su creadora. Y eso, nadie, ni ella... me lo saca de la cabeza. Y el imaginarlos a ellos haciendo cosas como lo que van a leer a continuación, no sé porqué, pero me hace inmensamente feliz.

Y bien... los dejo con la culminación de esto. Pero tengo que advertir algo... muchos de ustedes me conocen... y creo que se habrán dado cuenta que cada escena lemon que escribo aumenta en intensidad, densidad y vocablos... jajaja... lo que quiero decir, es que... lo siguiente es fuerte, explícito pero cargado de amor... así, que la lectura de los dejo a su elección. Jajaja... sólo quise avisar... XD... pero sé que nadie dejará de leer, jajaja..

Bueno, espero les guste... y nos vemos en "Polvo..."... próximamente actualización!


Parte 3

Recompensa para dos

Hermione no entendía… su cerebro, siempre ágil y perspicaz, parecía haberse quedado trabado repitiendo en él una sola frase: ¿Qué es lo que Harry piensa hacer con eso?

Su corazón le estaba gritando algo que su mente no podía creer: que su amigo la devoraba con la mirada… que se la comía con los ojos mientras estrujaba en su mano aquella botellita… que la deseaba.

Incapaz de soportar una desilusión, trataba de negarse a ella misma esa situación, haciendo trabajar su sentido común para encontrar otra explicación a aquello, ya que Harry no podía estar buscando un acercamiento sexual con ella… ¿o sí?

Pero él sólo la quería como amiga. Aunque, pensándolo bien, quizá ya ni eso… Dolorosamente, recordó que él había dicho: "arruinaste nuestra amistad"… Entonces¿qué demonios pasaba ahí?

-Harry… -murmuró ella con la boca seca. -¿Qué es lo que quieres?

Él levantó las cejas sin dejar de sonreír enigmático. Le respondió con voz profunda:

-¿De veras no adivinas?

Ella negó con la cabeza…

-Ya me dijiste lo que piensas de mí… me has dicho que arruiné nuestra amistad, que te engañé… supongo que estarás muy decepcionado –desvió la mirada antes de completar: -Si no hay otra cosa que quieras agregar, me gustaría que te fueras.

Harry suspiró profundamente… había creído que su amiga le pediría disculpas por haberle aplicado el masaje sin advertencias, pero no. Ella era demasiado orgullosa para eso. Aparentemente prefería quedarse sin su amistad antes de pedir perdón… eso estaba arruinando sus planes, pues pensaba chantajearla para que aceptara un masaje de su parte. Tendría que cambiar de táctica…

-Quisiera saber porqué me alejas de ti…

Ella lo miró incrédula. No entendía porqué era tan insistente… ¿por qué simplemente no se iba y ya?... sería… ¿por qué de verdad quería hacer algo con ella?

-Porque… -farfulló nerviosa. –Tú mismo lo has dicho, nuestra amistad está arruinada… ya no podrá ser cómo antes, nunca.

-¿Y no será que no soportas tenerme enfrente porque te gustó tanto lo que viste y tocaste la otra noche… que el recuerdo te devora?

Hermione abrió la boca espantada… jamás su amigo había estado tan en lo correcto. ¿Desde cuándo tenía ese poder de intuición? Él la miraba con una sonrisa torcida, totalmente seguro de sí mismo. Ella cerró la boca sin saber qué responder… lo miró de pies a cabeza y, efectivamente, aquel recuerdo le atenazaba el alma. Pero jamás se lo confesaría.

-Estás… totalmente equivocado… así como a ti, le he hecho ese masaje cientos de veces a… y no… no…

-Aunque lo hayas hecho mil veces… no se lo habías aplicado a Harry Potter… y eso marca una diferencia –dijo él con una arrogancia capaz de opacar a cualquier Malfoy.

-¿Pero quién te crees, Harry? –le espetó furiosa. -De veras que estás irreconocible… me temo que te dañé el cerebro en vez de arreglarte "tu problemita".

Él se rió de manera altanera pero tan sincera que hasta a la chica le dieron ganas de contagiarse de esa alegría… cayó en cuenta que eso que estaban alegando era totalmente estúpido… parecían niños pequeños peleando por una tontería.

-El punto es… -dijo él bajando la voz, cuando paró de reír. –Que yo necesito un resarcimiento por lo que me hiciste… quizá así pueda perdonarte y quedemos como amigos otra vez… ¿no te gustaría eso?

Al decir lo último, miró a la chica de una manera especial… con una ternura tal que casi la hacía gritar: "¡Sí, claro que me gustaría!"

-¿A qué te refieres exactamente con "resarcimiento"?

Por toda respuesta, Harry guardó su varita en un bolsillo de su pantalón y caminó decidido hacia ella.

Llegó a su lado con rapidez. Sin decir palabra y para gran asombro de la chica, la tomó de la cintura… Instintivamente, Hermione se hizo para atrás en un desesperado intento de seguir conservando una distancia entre Harry y ella que no la hiciera perder la cordura. El chico le sonrió y la apretó con tanta fuerza, que ella pudo sentir sus dedos firmemente aún a través de la gruesa tela de su bata.

Por un loco y anhelante momento ella creyó que la besaría… y eso bastó para que un calor excitante la hiciera estremecer.

Pero Harry no la besó… con pasmosa facilidad, la elevó hasta su hombro derecho, para poder cargarla sobre éste. Hermione ahogó un grito de sorpresa al sentirse atrapada por sus fuertes brazos y colocada en esa precaria posición donde veía el mundo al revés, pues colgaba de cabeza sobre el hombro de su amigo.

Pero definitivamente tuvo que gritar cuando sintió y vio que Harry la llevaba a cuestas con rumbo a su recámara.

-¿QUÉ TE CREES QUE HACES, HARRY?. ¡BÁJAME!

-Claro que te bajaré… -dijo él divertido. -En cuanto lleguemos a la cama. Porque, a diferencia de ti, yo creo que un buen masaje se aplica mejor sobre ésta, no sobre un duro tapete…

-Pero. ¿qué te has…?. ¡Aahh! –exclamó ella cuando Harry la dejó caer con brusquedad sobre su propia cama, como si fuera un saco de papas. Estuvo a punto de aplastar a Crookshanks, quien estaba dormido ahí hasta un segundo antes. De nuevo, el animal huyó maullando de indignación; parecía que en ese departamento ya no había paz en ninguna habitación…

Harry dejó caer también la botellita de aceite en la cama y retrocedió para encender la luz.

Hermione se sentía extremadamente excitada e ilusionada por la eminencia de lo que Harry pretendía hacer con ella… Pero a pesar de lo mucho que lo estuviera deseando… ella tenía su orgullo, su dignidad. No podía aceptar que él hiciera eso… Él estaba muy equivocado si creía que ella estaba tan necesitada de él que le permitiría aquello.

Pero no encontraba palabras para decirle, para negarse… sólo se quedó sobre la cama así como su amigo la había arrojado: boca arriba y con los codos apoyados en ella, mirando rabiosa al joven y respirando con dificultad.

Harry sonreía… y eso la enfurecía más. La cuestión es que ella no se daba cuenta la sensualidad del cuadro que le estaba presentando al ojiverde… en el forcejeo, había perdido la liga de su cabello y éste caía revuelto sobre su cara, la cual estaba evidentemente sonrosada por la pasión que la embargaba…

Y él sabía. Sabía que ella lo deseaba con desesperación, cómo él a ella… y el adivinar eso lo hizo enloquecer.

-Lo siento, Hermione –le dijo con fingida resignación, mientras se quitaba sus zapatos y calcetines. –Ya sabes lo que dice la Ley del Tailón. ¿no? Ojo por ojo, y masaje por masaje… así que… procederé y quizá con eso me quede desagraviado. Estando a mano, las cosas cambian… ¿es lo justo, no crees?

Hermione abrió su boca para interpelar, pero antes de que pudiera hacerlo Harry había subido a su cama y arrastrándose de rodillas sobre ésta, se acercó y se colocó sobre su amiga, pasando una pierna sobre ella y sentándose sobre sus muslos.

La joven creyó morirse de la sensación ardiente que la recorrió de pies a cabeza al sentir el peso de Harry y su entrepierna directamente sobre ella… pero lo miró a los ojos y lo vio totalmente campante, como si montarse sobre una chica fuera cosa que él hiciera todos los días.

Un dolor lacerante la envolvió… entonces Harry no la deseaba. Sólo hacía aquello por revancha. Estupefacta y herida en su orgullo, apretó los labios y descargo toda la fuerza de su mano derecha con dirección a la mejilla de su amigo.

Pero él la interceptó; no en vano era uno de los mejores Buscadores de Gran Bretaña. Ella lo intentó con su otra mano obteniendo el mismo resultado. Ahora estaba con sus dos manos atrapadas entre los puños de Harry. Quiso gritar de rabia al verlo sonreír con satisfacción.

-Me imagine que intentarías hacer eso… yo sabía que mi chica no se dejaría dominar tan fácilmente.

-Yo… no soy… tu chica –decía ella mientras luchaba por soltar sus manos.

-Oh, sí Hermione… Sí que lo eres…

Harry le bajó cada mano a los lados, a la altura de los hombros de ella, hasta sostenérselas sobre la cama. Era increíble su fuerza, pues Hermione luchaba con todas sus ganas y ni siquiera conseguía que aflojara un poquito. Sin dejar de verse a los ojos, ella pudo jurar ver en ese momento un cambio drástico en la mirada de Harry… ésta se suavizó… dejó de tener aquel dejo de burla… Ahora parecían brillar… tenía las pupilas dilatadas y su mirada pasaba con rapidez de sus ojos a sus labios. Él entreabrió un poco los propios y entonces…

Hermione supo lo que pasaría… ella respiraba con rapidez y no pudo más que ahogar un gemido de sorpresa al ver el rostro de Harry bajar hacia el suyo y aplastar su boca con su labios, que totalmente ansiosos, devoraron los de la chica de un modo desesperado y feroz.

Ella cerró los ojos y arrugó el entrecejo creyendo que eso era demasiado bueno como para soportarse sin perder el juicio. Jamás creyó que Harry la besaría, y menos de aquella manera… él aflojó los puños de sus muñecas, pero deslizó sus manos sobre las de Hermione hasta quedar palma con palma y entonces entrelazó sus dedos con los de ella, sin dejar de apretar con sus propias manos las de la chica contra la cama, como si temiera que ella aún pudiera tener ganas de abofetearlo.

Pero Hermione no pensaba en eso ya… en realidad no pensaba en nada más que en las explosivas sensaciones que ese beso de Harry le estaba ocasionando en su impaciente cuerpo. Rendida a él, abrió sus labios… lo dejó entrar en su boca cómo hacía quince años lo había dejado entrar en su corazón sin remedio ni pase de salida…

Harry la besaba enloquecido… arrasaba sus labios e introducía su lengua buscando la de la chica mientras respiraba con una agitación fuera de serie, de un modo tal que cualquiera hubiera creído que su vida dependía de ello. Inclinado sobre el torso de la chica, ésta pudo apreciar la dura excitación de Harry volver a la vida, justo sobre su vientre. Gimió al sentirlo… era un poco doloroso sentir esa dureza oprimiéndola, pero a la vez era extremadamente sensual. Recordó cómo era esa parte del cuerpo de su amigo… añoró verle y tocarle de nuevo, pero sobre todo se estremeció al darse cuenta que, ahora sí, Harry estaba estimulado por ella… por Hermione.

Y vaya que el joven estaba desquiciado. Harry la deseaba con tanta fuerza que sentía la delirante necesidad de desnudarla y poseerla ya mismo, pues la avidez por hacerle el amor lo dominaba y quemaba por dentro como lava ardiente.

Pero no podía hacer eso… él sabía que ella lo había esperado todos esos años, lo que no podía significar otra cosa más que eso… que él, Harry, sería su primera vez… Necesitaba… quería ser suave y gentil con ella. Tenía que compensarle, hacerle sentir que cada minuto de la espera por él había valido la pena…

Por eso se había documentado… por eso había leído. Por ese motivo había fingido indignación y enojo, en un juego por hacerla rabiar y hacerla sentir culpable… y que ella aceptara que Harry le hiciera un masaje que él planeaba fuera el preludio al esperanzado acto de hacerla suya, por fin…

Así que haciendo acopio de su fuerza de voluntad y su valor, separó sus labios de los de Hermione con todo el pesar del mundo. Levantó su rostro y ambos abrieron los ojos… la miró mientras los dos jadeaban faltos de aire, incrédulos por lo que acaban de vivir… Y lo que vio en la mirada dorada de la chica, le abrió su corazón por la mitad, haciendo que ese sentimiento por ella y que él había creído era solo fraternal, se liberara con toda su intensidad.

-Te amo, Hermione… Te amo con toda mi alma.

Ella abrió mucho sus hermosos ojos, sin dejar de respirar con conmoción. Creyó estar volviéndose loca… no era posible que Harry la amara… ¿Desde cuándo? Abrió sus labios, pero no supo si preguntar o decir que ella también lo amaba desde hace tanto que no recordaba… ningún sonido salió de su boca… Harry no se impacientó… de todas maneras él lo sabía.

Sonriendo, se incorporó un poco y, soltando las manos de ella, le desató el nudo de la bata lentamente, mientras le decía en un murmullo:

-Pero te debo… o me debes, es igual… un masaje… Por lo tanto…

Hermione, totalmente en trance por el beso y las palabras de Harry, asintió sin decir palabra. Presentía lo que el joven le haría… lo cual la emocionó enormemente, pues entendía que él quería ser suave y prepararla antes de hacerla suya. Hacerme suya… ¡Harry va a hacerme el amor!. ¡Y me ama!, se repetía sin poderlo creer…

Ella siempre presintió que él sería así en la intimidad: tierno, amoroso, paciente… no por nada lo amaba. En ese momento supo que no se había equivocado al haberle entregado su amor y haberlo esperado por tantos años.

El chico le abrió la bata con dilación, bajo la cual ella no traía absolutamente nada. Harry dejó escapar un quejido de sorpresa al ver lo qué esta ocultaba, y no despegó los ojos del torso de la joven, quien ruborizada observaba complacida la reacción de él a su desnudez.

-Por Dios… -gemía él mirando sus senos. Susurró roncamente: –Eres tan hermosa cómo te imaginé… Ooohhh, en el nombre de todos los dioses… -prorrumpió al mirar más abajo.

Hermione vio a Harry morderse los labios como el niño que mira un dulce prohibido, al tiempo que le ayudaba a sacar un brazo de la manga de la bata… sin quitar la vista del espectáculo que la hermosa chica le ofrecía. Luego el otro brazo…

Entonces, pareciendo olvidar todo, se quedaron así por un largo momento… Harry mirándola de arriba abajo y ella ruborizándose por su evidente pasión. El chico tenía la bata de ella agarrada firmemente con sus puños, en un desesperado intento de no caer en la tentación de llevar sus manos a explorar la piel de ella.

Es tan endiabladamente perfecta… pensaba una y otra vez. ¡Merlín! Quién se iba a imaginar que tenía esas… "cosas" tan lindas, tan redondas… parecen tan suaves… se relamió al imaginarse la sensación de sus pezones en su lengua. Casi podía sentirlos. Tragó saliva mientras su mirada recorría su estómago y vientre, admirado de la esbeltez de la chica y sin poderlo evitar, sintió un doloroso golpe de excitación en su miembro al ver el inicio del rincón más oculto de ella… cubierto por una pequeña matita de vello color castaño.

Hermione, abochornada por la admiración que el joven le profesaba e impaciente por sentirlo, le susurró:

-Harry… -dijo, y él, interrumpido en su apreciación, la miró a los ojos totalmente alucinado aún. -¿Y mi masaje?

-¿Tu mas…?. ¡Ah, sí, de verdad! –exclamó al quitarse de encima y arrodillarse a un lado de la chica. Se puso tan rojo como una amapola al murmurar: –Creo que primero es por… detrás. ¿Verdad?

Ella asintió con una risita y se dio la vuelta sobre la cama, temblando de pies a cabeza de pura excitación. Se recostó completamente y sintió que Harry, quien también temblaba, le acomodaba su bata de modo que le cubría sólo la zona de sus caderas.

Debe ser un sueño… debo estar soñando, pero no me importa… pensaba ella agobiada por el brusco giro que había tomado su vida. Hace apenas media hora creía que no volvería a ver a Harry… y ahora lo tenía en su cama, con ella y a punto de hacerle el amor del modo más suave y gentil…

Suspirando hondamente, disfrutó las tibias y resbalosas manos de Harry deslizarse por su pierna izquierda… empezando del tobillo hasta el final del muslo… sonrió al percibir su nerviosismo y torpeza. Pero gimió complacida al sacudir su cuerpo una cálida sensación de bienestar.

Harry se animó y se sintió más seguro al escucharla gemir de satisfacción… Se preguntaba cómo soportaría acariciar de ese modo todo el cuerpo de Hermione sin volverse loco. Sentía su propia excitación al tope, de una manera tal que el pantalón le estorbaba en demasía… tuvo que recurrir a los ejercicios de respiración que había aprendido, con el afán y la ilusión de relajarse y hacer sentir a su chica antes que él mismo.

Pero era atentar contra la propia naturaleza no sentir nada mientras masajeaba esa pierna… el chico se admiraba de todo lo que por primera vez apreciaba: la torneada forma de las pantorrillas, su suavidad extremada por el perfumado aceite y el bello color bronceado del cuerpo de su amiga. Tuvo que cerrar los ojos un momento mientras inhalaba y exhalaba con profundidad y temor. No podía fallar. No en esta ocasión. No con ella.

Con los párpados entrecerrados, tomó más aceite para seguir con la mitad de la espalda de la chica, así como su hombro y brazo… le sorprendió y maravilló lo pequeña y frágil que Hermione parecía ser sin ropa que la abrigara… se entretuvo mucho más de lo necesario pasando una y otra vez por la zona de su cintura, atreviéndose a rozar con la punta de sus dedos el seno de ella… arrancándole profundos suspiros de placer.

Resignado a soportar esa tortura hasta el final, Harry se pasó sobre ella para proceder a masajear el otro lado de su cuerpo… preguntándose todo el tiempo de dónde era que estaba sacando la voluntad para aguantar eso.

Pasando saliva nervioso, se montó sobre las rodillas de Hermione… se preguntó si le molestaría, pero ella solo gimió… intentando no hacer mucha fuerza para no lastimarla, le masajeó su columna vertebral si poder evitar recordar él mismo lo que se sentía con semejante masaje… sintió a la chica relajarse bajo de él. Pensó que era lo menos que podía hacer por ella… ¿cómo pagar tantos años de amor incondicional?

Después de un buen rato, suspiró emocionado por lo que le aguardada a continuación… Abriendo mucho los ojos, retiró la bata de su lugar y miró por vez primera las pequeñas y redondas formas que se ocultaban bajo la prenda de su amiga.

-Santo calamar gigante… -atinó a murmurar arrancando una risita en la chica.

Sin quitarle los ojos de encima, buscó a tientas la botellita del socorrido aceite y se vació de golpe una cantidad en su mano… sintiendo que cada segundo desperdiciado sin tocarla era vida que se le escapaba, arrojó la botella y frotando con rapidez las manos, las depositó con suavidad en esas partes del cuerpo de su amiga.

Un solo gemido, largo y desesperado, salió de las gargantas de ambos… no, no era posible aguantar aquello… Harry se esforzó lo más que pudo… deslizó sus manos desde el nacimiento de esas hermosas protuberancias hasta la alta espalda de Hermione una vez, y de regreso… y otra… y una tercera, pero no lo soportó más.

La dejó por un momento para hacer uso de sus manos en algo que sus sentidos le pedían a gritos angustiosos desde hace mucho rato… se desnudó con rapidez de la parte superior, despojándose de su camiseta y arrojándola a lo lejos.

Así, volvió a posar sus manos en ella… en cada pequeño glúteo, al tiempo que las deslizaba hacia arriba se iba inclinando sobre Hermione… para comprobar con su propio cuerpo la suavidad de la que sus manos le daban noticia… aferrándose a sus hombros, se dejó caer sobre el trasero de la chica… gimiendo con furia.

-Oh, Harry… -la escuchó musitar, pero su voz pareció sonar tan lejos que no le prestó atención. Ella en realidad no era muy consciente de lo que estaba pasando… sólo sentía el cuerpo de Harry desplazarse sobre ella, lo cual la asustaba un poco… pero al a vez, se sentía tan bien…

-Mmmhhhh –gemía él, mientras deslizaba sus pectorales desde sus glúteos hasta su espalda, aferrando los hombros de ella con sus manos. Sus cuerpos resbalaban con seductora facilidad por el aceite perfumado, que casi parecía evaporarse de sus pieles debido al calor que ambos desprendían.

Se quedó tumbado sobre su espalda, con todo su peso sobre ella… mientras sus manos recorrían el camino de sus brazos, de su cintura y sus caderas… y de nuevo subían… ahora buscando sus senos, pero éstos estaban atrapados entre la cama y la chica… casi imperceptiblemente, empezó a moverse sobre ella, oprimiendo su cadera contra la desnuda de Hermione.

-Harry… -volvió a llamar ella, pero ahora estaba riéndose.- ¡Me estás ahogando!

Su chispeante risa y lo que había dicho parecieron darle un poco de sentido común a Harry. Se incorporó con velocidad, recordando de repente cuál era su objetivo. Casi perdía el hilo y estaba seguro que si no hubiera traído el pantalón puesto… le hubiera hecho el amor sin remedio.

-Creo que te tienes que voltear… -farfulló casi sin voz.

Ella así lo hizo… no sin un dejo de timidez, pues ahora sí había perdido por completo la protección de su bata y le presentaba a Harry su total y deslumbrante desnudez. Lo miró ansiosa esperando una reacción positiva, y se deleitó de verlo abrir la boca y quedarse mudo sin saber a dónde mirar primero…

Divertida, lo vio cerrar los ojos mientras trataba de respirar con profundidad, tal como ella le había enseñado, en lo que se ocupaba de verter más aceite perfumado en sus manos.

Harry suspiró varias veces intentando buscar fortaleza para lograr su objetivo: preparar a Hermione para hacerle el amor. Así que, con renovada fuerza de voluntad, abrió los ojos y tratando de no perderse en la vista de los senos o el bello sexo de la chica, se aplicó en su tarea…

Deslizó sus manos solícitas por una pierna… vadeando sus caderas continuó con su cintura y su brazo, esquivando a propósito su busto. Hizo esto con cadencia, arrancando suspiros y gemidos de la garganta de la chica.

Repitió lo mismo del otro lado de su cuerpo: pierna… cintura… brazo. Extasiado por la suavidad de su piel… deslumbrado de comprobar que la belleza de su cuerpo era un total reflejo de la de su alma… por que se daba cuenta lo afortunado que era de que ella lo amara.

Hermione estaba con los ojos cerrados… pero estaba relajada, pues no los apretaba ya como un rato antes… respiraba con profundidad, mientras sus sentidos le daban registro de esa extraordinaria experiencia. Conforme las manos de Harry la recorrieron casi por completo, perdió toda vergüenza de mostrarse a él.

Entonces Harry, sin decir palabra y con el rostro ardiendo de pena y pasión, le abrió sus muslos con suavidad, al tiempo que le levantaba un poco las rodillas para tener espacio entre sus piernas… Hermione tampoco dijo nada, sólo abrió un poco los ojos para mirar los del joven que parecían preguntarle si así estaba bien. Ella asintió… todo estaba muy bien, sin duda. Con toda la confianza que se le puede tener a alguien que conoces y amas desde hace tanto, ella dejó que Harry se colocara de rodillas entre sus piernas abiertas.

Sin despegarle la vista de esa parte que ansiosa esperaba por su posesión, Harry no pudo evitar gemir y relamerse los labios al notar la forma del sexo de su Hermione… se dio cuenta que sus labios (y no los de su boca) se abrían un poco como invitándolo a entrar en ellos… desesperado, tuvo que cerrar los ojos de nuevo para no caer.

Sintiendo los muslos de Hermione descansar sobre los suyos propios y haciendo acopio de todo el valor Gryffindor que le quedaba, desvió su vista de la intrigante intimidad de la joven hacia otro punto… para dedicarse a masajear ambas piernas, temblando como si muriera de frío… una y otra vez llevó sus manos desde el tobillo hasta el pubis, rozando con atrevimiento la pequeña y castaña mata de vello.

Enloquecido, escuchó a Hermione gemir y la miró arquear un poco su cuerpo… mientras apretaba con fuerza sus piernas hacia él. Estuvo seguro que si hacía eso de nuevo no aguantaría más. Tomó más aceite y con cadencia pero no sin apuro, posó sus manos en su abdomen… deslizándolas hasta llegar a sus senos… de nuevo, ambos gimieron al mismo tiempo.

Con la mayor delicadeza que pudo, tomó posesión de cada uno, con sus manos embadurnadas de aceite. Agachó la cabeza al estar a punto de sucumbir a la tentación de probarlos… pero por el momento se contentó con masajearlos… empezó a oprimirlos con suavidad, seguro que en su vida se había topado con un busto más firme y bonito que ese… deslizó sus palmas sobre ellos, acariciando sus pequeños pezones e irguiéndolos… llevó sus manos hacia los hombros de la chica como para darse a ambos un descanso en su pasión… antes de perder el sentido.

Pero pronto regresó… toqueteó las puntas de sus erectos pezones con cada pulgar e índice… oprimiendo con suavidad y esperando su reacción… Ella gimió y oprimió sus piernas de nuevo hacia él. Harry miró hacia abajo y lo que vio casi lo desmaya de placer… su chica estaba húmeda. Su virginal sexo brillaba inconfundiblemente listo para él.

Harry se desesperó aún más. Estrujó sus senos con cada mano mientras gemía junto con ella, dominando las ansias locas de bajar su boca y probar el recóndito escondite de su amiga… de averiguar a que sabe el amor de verdad.

Suspiró con profundidad mientras soltaba sus senos y llevaba sus manos hacia abajo, acariciando su vientre y llegando hasta sus piernas… sintió un escalofrío al darse cuenta que lo que seguía a continuación era lo más difícil… deseó con todas sus fuerzas haber leído y comprendido con exactitud aquella parte del masaje.

Aterrorizado, estaba seguro de que se le olvidaría algo… cerró sus ojos mientras intentaba visualizar en su mente las palabras leídas, casi recitando paso por paso lo que tenía que hacer… sin saber que una vez empezado aquello la técnica se iría dar un largo paseo dejando lugar para la intuición, que al final es lo mejor.

Descansó un momento sus manos sobre las rodillas levantadas de ella… cayó en la cuenta, azorado, lo mucho que había soportado… algo de lo que jamás había sido capaz con otras. Fue como si una revelación le golpeara el cerebro de repente… el problema era que lo había estado haciendo con las chicas equivocadas. Con Hermione se sentía tan excitado y emocionado que era inconcebible… como si fuera su primera vez.

Ella abrió sus ojos preguntándose porque Harry se detenía… lo miró recorrerse un poco hacia atrás de entre sus piernas y supo lo que seguía. Un temor natural la hizo estremecer, e instintivamente quiso cerrar sus piernas y llevó sus manos a cubrir su intimidad.

Harry la miró hacer eso y volteó sus ojos hacia ella… dolorosamente pensó que lo había hecho mal y que ella no querría continuar. Le hizo la pregunta con la mirada… ¿Quieres que me detenga?

Ella se perdió en el mar de su verde mirar y moviendo la cabeza levemente en un gesto negativo le dijo:

-No Harry… no te detengas. Lo estás haciendo muy bien... de verdad. Y yo… lo deseo porque… te amo.

El joven sonrió y tomó las manos de ella, retirándolas con suavidad de su vientre y posándoselas a los lados. Sin dejar de verla a los ojos, tomó más aceite… ella empezó a respirar agitadamente… lo que estaba a punto de pasar sobrepasaba con creces lo que siempre había soñado o imaginado. Con el corazón desbocado, lo vio entibiar el aceite entre sus manos y bajarlas hacia ella…

Cerró los ojos de golpe al sentir los dedos de Harry, tibios y resbalosos, acariciarla alrededor de su intimidad. Por instinto, volvió a subir sus manos y aferró las muñecas de él… quien detuvo su masaje y esperó a que ella tomara confianza. Poco a poco aflojó las manos de Harry al sentir sus pulgares deslizarse entre los labios de su concavidad… era una caricia maravillosa, suave y totalmente alucinada. Lo soltó para que continuara con ella.

Harry respiraba con dificultad al percibir la tibia humedad de la chica mezclarse con el aceite de sus dedos… se entretuvo masajeando la parte exterior por un buen rato, observando como su chica iba de a poco relajándose y disfrutando la avasallante intromisión a aquella parte tan recóndita de su ser.

Creyendo que ya podría dar el siguiente paso, Harry tragó saliva al mirar hacia abajo y ver sus propios dedos de su mano derecha buscar ansiosos el clítoris de su chica… lo tomó con tanta delicadeza como al cristal más frágil… sabedor de la gran sensibilidad que esa parte de Hermione poseía. Usó su pulgar y su índice para masajear… permitiendo que resbalaran con docilidad ayudándose de la abundante humedad que reinaba ya en la intimidad de la chica.

Hermione estaba en trance… gemía apretando los labios para no gritar. Giró su cabeza a un lado como buscando algo… un modo de huir de esas sensaciones que le resultaban casi insoportables… jamás creyó sentir algo así.

-Oh, Harry… -gimió casi con furia.

El joven se mordía los labios… quiso preguntar si le agradaba, pero no pudo. Sentía su corazón latir a velocidad vertiginosa mientras la acariciaba… ahí… tan suave, tan húmeda… tan caliente. Se aferró con su mano libre a la rodilla levantada de la chica… se sentía incapaz de aguantar más. Hermione se retorcía y gemía moviendo su cadera de manera acompasada, lo que volvía loco a Harry.

Sin dejar de estar pendiente de su reacción, Harry tragó saliva y procedió… dejó un momento ese pequeño órgano de la chica y bajando su mano un poco, con su dedo medio buscó y encontró… Por Merlín, aquí es… lo introdujo con suavidad sintiendo como la carne ardiente de la chica atrapaba su dedo y lo devoraba dentro de ella.

Hermione abrió los ojos, pero no parecía molesta… con la mirada vidriosa de placer, jadeaba con fuerza mientras instaba a Harry a seguir… a buscar más. Levantó las cejas levemente, como otorgando su permiso para explorar.

Harry captó el mensaje… cerrando los ojos para aguantar, buscó de nuevo con su pulgar el clítoris de la chica mientras que indagaba las profundidades de su empapada intimidad con su otro dedo… lo movió con delicadeza, sintiendo… haciendo sentir… palpando… preparando. Hermione se arqueó y tomó con fuerza la sábana a sus lados. Gimió tanto y tan fuerte que Harry se espantó. No podía creer que la estuviera haciendo sentir tanto con sólo dos de sus dedos.

De por sí que le estaba costando tanto controlarse… esa investigación le estaba saliendo cara, sentía que el sudor le resbalaba por la espalda y la frente. Acariciaba el interior intentando conocer, memorizar… era deslumbrante. Nunca había sentido eso antes, nunca. Sin poderlo evitar y creyendo que ella ya estaba lista y lo soportaría, introdujo un dedo más…

-¡Harry!... ¡oh!... por todos los dioses… -gimió ella, desesperada también.

-¿Quieres que pare? –atinó a murmurar él, pero sin saber si podría hacerlo en verdad.

-¿Acaso estás loco?... –le contestó ella sonriendo y casi sin aire. -No… no quiero que pares. Si te he esperado por años… ¡oh, Harry… te amo tanto!

Él volvió a sonreír, y aplicándose a su deliciosa labor continuó… buscando y encontrando: ahí estaba… ese punto de gran sensibilidad… lo toqueteó sorprendido por su suavidad y esponjosidad… Hermione jadeó… entonces él empezó a oprimirla en ese lugar, sin dejar de acariciar su exterior.

Hermione podía jurar que moriría en ese momento… le parecía que lo que Harry le estaba haciendo era tan exageradamente insoportable por ser tan tremendamente placentero… podía sentir sus dedos dentro de ella, oprimiéndola hacia arriba, de un modo suave al principio. Pero conforme ella gemía y se agitaba con desesperación, la caricia de Harry incrementó velocidad y presión…

Ella gemía… sentía una sensación aplastante que partía de ahí… de donde dos simples dedos hacían presión… recorriendo su cuerpo como descargas de electricidad. Sintió a Harry jadear también, completamente extasiado del placer de ella… percibió su otra mano sobre uno de sus senos, buscando y oprimiendo su pezón.

Esto la terminó de desquiciar… un hormigueo cosquilleó sus extremidades, dejando sus piernas y brazos flojos y sin fuerza… ladeó su rostro sobre la almohada sintiendo una curiosa sensación en su cara, como si la sangre le dejara de circular y los labios se entumieran… sin poderlo evitar, gritó. Su nombre. El nombre de él… Harry.

Él no respondió… parecía estar tan compenetrado a las sensaciones de ella, que usaba todos sus sentidos para llevarla a la culminación… la cual llegó de manera tan avasallante que Hermione se perdió en ella. Olvidando todo… entregándose a esa maravillosa sensación… experimentado su primer y verdadero orgasmo.

Harry la miraba extasiado… la vio apretar los labios y los ojos al tiempo que arqueaba con fuerza su cuerpo. Parecía que dejaba de respirar por un momento, y de inmediato exhalaba un suspiro que sonaba al nombre de él… Harry… pareció ser lo que ella dijo. Él dejó de mover sus dedos… sabía lo que había sobrevenido. Los sacó con suavidad sin dejar de percibir una mayor humedad…

Sobrecogido, la miraba volver poco a poco a la normalidad… se recostó a su lado en un intento doble de tranquilizarse él mismo y de observarla a ella recuperarse de su culminación. Hermione abrió los ojos y le miró… ambos sonrieron cómplices. Ella se sintió de nuevo avergonzada y se llevó las manos a la cara, mientras murmuraba:

-Eso fue increíble… sencillamente increíble. Oh, Harry… ¿cómo agradecerte?

Harry rió levemente mientras pensaba en un modo de que ella podía hacerlo… apoyándose con un codo sobre la cama, se inclinó sobre ella y le retiró las manos de la cara. Ella estaba tan preciosa, tan sonrojada y aún respiraba con dificultad. Harry suspiró completamente embelesado por ella, y bajó su rostro para besarla de nuevo.

Cayó en la cuenta, bastante sorprendido, que ese apenas era el segundo beso que ambos de daban en su vida… y sin embargo, habían ya conocido tanto el uno del otro.

Intentando no dejarse llevar por la imaginación de lo que vendría a continuación, concentró toda su energía en los labios de ella. Los besó con lentitud y cadencia primero… embriagado por su sabor y suavidad. Ella le respondió también con lentitud… era volver a empezar.

Llevaron sus lenguas a una mutua exploración de la boca del otro, iniciando en sus cuerpos un fuego nuevo que les consumía su ser. Harry acariciaba el cabello de ella con frenesí… dándose tiempo de tranquilizar sus ansias para conocer el cuerpo de su chica con su boca, probando por fin su sabor que no dudaba era delicioso…

Sonrió y gimió complacido al darse cuenta que Hermione buscaba con sus manos el botón de su pantalón… ella también rió, pues sus intentos de desabrocharle la prenda eran infructuosos.

-Estos pantalones… -se quejó ella. –Son totalmente antirománticos…

Sin dejar de sonreír, Harry la dejó un momento de besar para sacarse su ropa, la cual le estorbaba y apretaba desde hace mucho ya. Hermione se sonrojó con fuerza, pues se daba cuenta que de nuevo vería esa parte del cuerpo de Harry que ya le conocía pero que no había sido legalmente suya… hasta esa noche.

Sin despegar sus ojos de los de Harry, pues temía mirar más abajo, notó divertida como él se sacaba su pantalón con una tremenda agilidad… riéndose entre dientes, ella le dijo:

-Sácate todo de una vez… así ganamos tiempo¿no crees?

Harry sonrió aún más, gratamente sorprendido de la audacia de Hermione… pero no podía esperar menos de ella. Así, que obedeciendo, se quitó todo… de una vez.

Ella suspiró con fuerza aún sin atreverse a mirar… pero presintiendo lo maravilloso que iba a ser sentir a Harry dentro de ella por fin. Dentro de mí… de mi cuerpo, al igual que dentro de mi alma y mi corazón…

Sin poder contenerse un segundo más, Harry se inclinó con suavidad sobre ella, besándola con pasión y pegando su cuerpo a su costado. Hermione suspiró al sentir su fuerte pecho sobre uno de sus senos, así como su dura y caliente intimidad tocar su cadera. Gimió… y él la acompañó.

Pero a pesar de todo, a pesar de la espera… Harry no tenía prisa. Primero la probaría, descubriría su sabor… estaba tan ávido de ella que no podía comprender cómo lo había resistido tanto tiempo. Dejó su boca y devoró sus mejillas, bajando hacia su delgado cuello. Ahí se quedó largo rato, besando y mordisqueando… haciendo gemir a Hermione de manera total.

Ella no sabía que hacer con sus manos… éstas querían irse sin más hacia Harry, así que se los permitió… mientras él estaba sumergido en su cuello, ella acarició su espalda húmeda no de aceite, sino de sudor.

Enloquecido, Harry se sostuvo de sus hombros… apoyándose en su brazo sobre la cama para deslizarse sobre ella y quedarse encima… cuidando de no depositar todo su peso sobre ella para no aplastarle, la sintió estremecer… él gimió si dejar de besarle su piel. Hermione abrió sus piernas y Harry rozó su mojada intimidad con su miembro… pero no se permitió entrar. Aún no, todavía no… necesitaba conocer más.

Se arrastró sobre ella hacia abajo, muriendo por el placer de sentir los pezones erectos de ella arrastrarse por su piel… Impaciente hasta creer que se volvía loco, devoró furioso uno de los senos de ella, embriagándose de su sabor y acariciando con desespero el otro…

Ella se retorció… sentía la lengua de Harry azotando sin piedad su sensible pezón mientras él gemía tan complacido como si probara el manjar más exquisito… Hermione llevó sus manos de su espalda hacia el cabello del joven… introduciendo sus dedos entre su negra cabellera… jalando un poco a veces y acariciando con pasión en otras.

Harry no parecía cansarse de aquello. Cambiaba de seno y repetía el mismo tratamiento… probando… mordiendo. Saboreando.

-Hermione… Hermione… -repetía incansable cuando sus labios de separaban un instante de la piel de ella… como si decir su nombre fuera una manera mágica de agradecer y prolongar el momento.

La chica podía sentir su propia excitación recorrer su cuerpo… nacer como una llama ardiente que devora todo a su paso al convertirse en un imparable incendio. Llegó un momento que pensó que no daría más… que no lo soportaría un segundo… que necesita saber que se sentía ser uno con el cuerpo de aquel que amaba tanto y desde hace tanto.

Intentando jalar a Harry hacia arriba, lo tomó de sus brazos y le balbuceó desesperada:

-Harry… -su voz estaba tan cargada de pasión que no era más que un ronco susurro… de no haber habido tanto silencio, el joven jamás la habría escuchado…

-¡Harry! –repitió impaciente. –Por favor… ven. Hazme tuya… ya. Te necesito…

El muchacho levantó su vista hacia ella… ese era el momento que había estado esperando. Al igual que Hermione, se sentía incapaz de resistir un segundo más. Cerrando los ojos para disfrutar la sensación, volvió a deslizarse sobre la piel aceitosa de ella, ahora hacia arriba.

Llegó con su rostro hasta el suyo… le tomó su cara sonrosada entre sus manos y posó su boca ansiosa sobre los labios de ella. Ninguno respiraba… eran jadeos lo que de sus bocas exhalaban. Un aliento contra el otro… como si todo el aire de la habitación… o del mundo entero… no les bastara para poderlo respirar y calmar sus cuerpos.

Harry sacó un poco su lengua y la introdujo en su boca… al mismo tiempo ella jadeaba al sentir su miembro tocar su ardiente intimidad. Y como si fuera posible, emulando él con la lengua y ella con su boca… se introdujo con suavidad, sólo un poco... y se detuvo.

Ella mordió su lengua al sentirse invadida por él de esa manera… se asustó un poco, se preguntaba si eso dolería. Increíblemente, su cavidad se acostumbró con rapidez a Harry… y pareció abrirse esperando más de él.

Hermione suspiró más tranquila al notar que Harry le daba tiempo… él se había quedado estático esperando su reacción, situación que le estaba costando bastantes ejercicios de respiración profunda y controlada…

Pero estaba valiendo la pena… podía sentir el calor y la humedad de ella envolverlo. Casi se desmaya de placer cuando Hermione levantó sus caderas y hacía que él entrara un poco más en ella… ambos volvieron a gemir al unísono… eso se estaba volviendo tan común.

Sintiéndose devorar por el calor ardiente de su intimidad, se introdujo despacio en ella… la oía gemir, atento a no lastimarla. Pero ella no parecía sufrir… y sintiendo que no resistía más, atestó contra ella el último golpe que le permitió invadir completamente de una vez.

Hermione y él separaron sus bocas… ahogando ella un grito, él exclamando una maldición. Eso era demasiado bueno para ser verdad, se repetía él una y otra vez… ¿Dónde había estado todo este tiempo¿Quién le había dicho que él conocía el amor? Esto era el amor… sólo esto… sólo con ella.

Se preocupó por ella, temió haberla lastimado. Abrió los ojos jadeando alterado, pero la vio a ella totalmente entregada a la sensación de su primera vez… tenía sus ojos cerrados pero no con fuerza… parecía estar disfrutando del mejor sueño que pudiera tener.

-Dios… Hermione… cómo pude ser tan ciego. Perdóname… yo… tú…

-Oh, Harry… cállate -susurró ella divertida sin abrir los ojos. –Sólo hazlo

Harry sonrió de nuevo… esa era una orden que no dudaría en obedecer. Apoyándose con los codos sobre la cama, retiró con lentitud sus caderas… sacando de la boca de Hermione un profundo y desgarrador gemido de dolor mezclado con placer.

Harry se paralizó del miedo… abrió sus ojos espantado para pedir perdón. Pero antes de que pudiera decir palabra, sintió las manos ansiosas de ella bajando de su espalda hasta sus caderas… y entonces, ella lo jaló hacia abajo… en un mudo gesto que pedía más.

El muchacho obedeció de nuevo… volvió a bajar sobre ella, introduciéndose con la mayor lentitud que su alterado cuerpo le permitía… Gemidos. Ambos los emitieron…

La sensación de estrechez y de calor era tan alucinante que Harry creyó que perdería la batalla… pero no se lo iba a tolerar. Esta vez le importaba demasiado… Estaba comprometido hasta el alma que la primera vez de su Hermione no debía terminar tan abruptamente… la llevaría de nuevo a la cima… y sólo entonces, él se permitiría sucumbir.

Así que tuvo que concentrar su alma completa en los malditos ejercicios de respiración, que en esa ocasión le parecían costar la vida misma. Empezó a moverse con extrema calma y cadencia… subiendo y bajando sobre Hermione… sujetándose a sus hombros como si fuera a caer profundo y sólo ella fuera su salvación.

La escuchaba gemir… primero con cierto recato y hasta vergüenza. Pero conforme Harry incrementaba la intensidad y la velocidad de sus penetraciones, ella convirtió sus tímidos quejidos en gritos desesperados… Harry se quejó también al sentir las uñas de ella aferrarse al su espalda desnuda.

Subiendo y bajando, Harry la llevó de nuevo a la gloria… Hermione trasladó su alma a un lugar extraño y paradisíaco donde sólo el acto de amor de verdad te puede llevar. De nuevo, gritó su nombre mientras sentía su cuerpo sacudir con una sensación, ella juraba, la mataría de exasperación.

Harry se sintió tan satisfecho de verla entregarse así, que se aferró de nuevo a su boca… devorándola con un anhelante beso mientras mandaba al diablo su respiración. Siguió moviéndose sobre ella, disfrutando la sensación de ser el primer hombre de su vida… con un gemido de gozo, dio su última estocada en ella, descargando toda la pasión acumulada desde hace tanto.

Sin darse tiempo a descansar, totalmente alucinado por el amor que sentía por ella, la empezó a besar de nuevo… ella rió fascinada por la pronta resolución de él de continuar con el tratamiento.

-Bendito el día que se te ocurrió comprar un libro, Harry.

-No… bendito el día que entraste a mi vida. Hermione… ese día me completaste, sólo que tardé un poco en darme cuenta…

-Sí… -rió ella. –Sólo un poco.

Y con estas palabras, dieron inicio a otra sesión de masaje dónde en vez de sólo manos… se usa todo el cuerpo.

Fin


Epílogo:

La joven madre de cabellos castaños acariciaba la tierna piel de la criatura, conciente de la gran importancia de los masajes en los bebés… acababa de bañar al niño, y ahora lo embadurnaba de aceite perfumado mientras le brindaba su masaje nocturno, preparándolo para dormir.

El bebé de pocos meses había nacido, casi como si fuera magia, el catorce de febrero de ese año… nuestro regalo de San Valentín, pensó ella mientras la criaturita de ojos verdes sonreía regocijada… era obvio que el masaje le encantaba…

Hermione terminó de acariciarle el cuerpecito completo y procedió a ponerle su pañal y vestirlo con su pijama. Lo abrazó con delicadeza y lo besó, al tiempo que lo acunaba y le hablaba con suavidad:

-¿Te gustó el Quidditch, pequeñito?. ¿Viste cómo papá cogió esa pelotita dorada que volaba?

El bebito rió hacia su madre, aún incapaz de entender de lo que ella le hablaba. Pero su voz era tan dulce y arrulladora que no podía menos que sentirse feliz de oírla. Fue cerrando sus ojitos sintiéndose satisfecho y pleno con la vida, envuelto en brazos de su madre y escuchando la voz de su padre que le susurró quedamente:

-¿Verdad que los masajes de tu mamá son como el cielo?


Mil gracias por leer y comentar... ustedes son como un masaje para mí, jeje...

Con cariño:

Julie