Ya mero, ya mero, un ultimo empujon y alcanzamos el final... paciencia...
VII
Tomar una decisión como la que él tomo no fue fácil, lo sorprendente aquí era que Yuki aceptara sin chistar, ya que él fue quien inicio todo esto, por un lado se sentía bien pero por otro ese tórrido romance permanecería como una gran mancha en su mente y su corazón porque seguirle el juego al rubio no estuvo nada, nada bien. El día que puso fin a todo esto, fue el ultimo que vio a Eiri, desde entonces se sentía tan bien, tan relajado, que era difícil tratar de no llamar la atención de la gente, tal y como le había sucedido con Shuichi
69696969696969Flash back69696969696969
-¿Onii-chan?... ¿Ryuichi?- este se encuentra en el vaguido total, mordiendo la oreja de Kumagoro- ¿estas bien, onii-chan?-
-Sip, estoy bien no da-
-¿De verdad? Últimamente has estado raro-
-¿Raro no da?-
-Eh, sí… pero no importa porque ya volviste a ser el mismo de antes… un poquito exagerado pero el de antes-
-Pues sí, la verdad es que me he quitado un gran peso de encima y eso me tiene muy, muy, muy contento no da-
-Me alegra saber que estas bien… ¿jugamos videojuegos?-
-¡Sip no da! Ya veras te voy a…-
6969696969696969Fin flash back69696969696969
Tan libre se sentía que decidió ir de compras, tal vez inconciente o concientemente quería enmendar el daño que indirectamente le había hecho y que mejor manera que regalándole el teclado que vio en el departamento de música que hacia mucho que deseaba y que sus padres aun no se decidían en comprarle; entro, solicito, pago y salio, sin nada mas en la cabeza que la expresión que pondría Shuichi al ver tan fabuloso regalo, sin imaginar lo que sucedía en casa. Shuichi regreso temprano a su hogar, a los cinco minutos de estar ahí, sonó el timbre, atendiendo, se sorprendió al ver quien era…
-¿Sí¡Yuki¿qué haces aquí? pasa por favor-
-No así estoy bien además no me va a tomar mucho tiempo…-
-¿El que?... Yuki ¿sucede algo?-
-Shuichi…-
Ryuichi llego justo a la hora de la cena, se dirigió al comedor y comportándose como un niño haciendo una travesura, puso el regalo en la silla que normalmente ocupa el pelirrosa siendo casi descubierto por Futaba...
-Buenas noches Ryuichi-san, creí que no vendría a cenar-
-Pues creyó mal no da. Futaba-san ¿y Shuichi?-
-Ya lo llame, en un momento baja- vuelve a la cocina; el pelirrosa aparece con una actitud no muy alegre, contrastante con el recibimiento de Ryuichi
-¡Shu-chan¡hola no…! Shu ¿te paso algo?-
-snif… me-me dejo snif…-
-¿Te dejo¿quién?-
-¿Cómo que quien¡Yuki¡Yuki me dejo!-
-¿Qué? pero ¿por qué?-
-No se, dijo que esto no estaba bien, que era lo mejor… snif, ni el mismo sabia… lo único es qué había otra persona… ¡me dejo por alguien mas!- el moreno no cabe en su asombro- ¡y yo pensando que no me buscaba porque tenía mucho trabajo¡cuando en realidad se estaba revolcando con vaya a saber quien!- se lleva las manos a la cara- soy un idiota…snif-
-Shuichi yo… ese bastardo…- echa a correr
-Ryuichi ¿A dónde vas?-
-……….-
-No lo hagas… mira ya estoy bien- se seca las lagrimas- no es necesa… snif- el ojiazul desaparece, dejándolo envuelto en su mar de llanto.
Después de mucho correr, Ryuichi llega a su destino, exhausto toca toscamente la puerta, molestando al dueño del lugar…
-¡Caramba¡que ya voy hombre!- abre-¿Qué demonios te pasa¿no puedes tocar como la... ungh!- el puño del moreno se ha impactado en su cara, haciéndolo retroceder, Ryu se prepara para propinarle otro pero su muñeca es apresada por la mano del rubio, quien lo toma con fuerza azotándolo en la pared –golpes ¿eh? Por mi esta bien, sí es así como te gusta…-
-¡Suéltame! Eres un hijo de… ¿como te atreviste a hacerle esto?-
-¿Ya te enteraste? Yo solamente hice lo que me pediste-
-¡Idiota! te pedí que termináramos con esto para no seguir engañando a Shu, no que terminaras con él-
-Yeso fue lo que hice, dejar de engañarlo. Ya te lo dije, tú me gusta más que él-
-Eso... eso es imposible… tú y yo no podemos… ¡esto se acabo! Yo jamás te conocí, no se quien es Yuki Eiri, no se nada de ti- en el marco de la puerta es detenido por el escritor, intentando llevarlo de nuevo adentro, este se opone zafándose del abrazo -¡basta! No más… no más-
