- Hola, Tony…
No estaba seguro de qué esperar. No había motivos para pensar que hubiera rencores ni asuntos que echar en cara, pero no pude evitar ponerme nervioso. Con Tony siempre había sido diferente, había rivalidad pero respeto, siempre amistad por encima de todo hasta que llegaron los dichosos acuerdos. Nunca lo admitiría, pero valoraba su amistad mucho más de lo que la mayoría pudiera creer. Al principio, después de los roces iniciales, estar con él me recordaba mucho a estar con Howard, se parecían mucho más de lo que a Tony le gustaba admitir, y yo me sentía un poco más unido a mi tiempo, al que por ese entonces consideraba mi verdadero hogar. Ahora ya no lo tenía tan claro…
- Hola, Cap.- dijo con voz cansada, pero firme.
- Hola Tony ¿cómo te encuentras?- contestó Wanda poniéndose a mi lado.
- He tenido días mejores.- dijo con una pequeña sonrisa.
- Bueno, yo te veo muy bien.- dijo Sam con su habitual tono alegre.
Eso era algo que siempre había admirado de él, era una de las personas más alegres que había conocido. Sinceramente no sé cómo habríamos sobrevivido los primeros años tras la separación de los Vengadores sin él, era de esas personas que siempre veían el vaso medio lleno.
- ¿Qué voy a decir? Es mi gracia natural.
- ¡Oh!- rió Sam- Y veo que el sentido del humor sigue intacto.
- ¿Tony perder su sentido del humor?- bromeó Pepper- Antes se congela el infierno.
Hubo un amago de risa general. Era realmente agradable ver que no había tensiones en el ambiente, era lo último que necesitaba Tony y su familia en estos momentos. Lo más parecido a uno fue cuando llegó el turno de Bucky. Tony y él se miraron a los ojos, evaluando la reacción del otro. Todos pudimos respirar tranquilos cuando los dos simplemente asintieron con la cabeza en señal de reconocimiento.
Estuvimos un rato más hablando de la recuperación de Tony y de cómo estaba el mundo organizándose. Pasado un rato cruzó Bruce la puerta corriendo, montando mucho escándalo debido a su gran tamaño. Parecía fatigado. Avanzó unos pasos tirando un par de cosas en su camino.
- Me han dicho que Tony se ha despertado. He venido en cuanto me he enterado.- habló puede que un poco demasiado rápido.
- Tranquilo, grandullón.- se rió Sam- No se va a ir a ninguna parte.
- Ojalá pudiera.- se escuchó la voz de Tony, un poco más floja que las otras.
- ¡Tony!- dijo Hulk demasiado alto.- Dios, Tony, estás vivo, pensaba que no lo superarías ¿Cómo demonios te pusiste ese guantelete? Sabías lo que pasaría…
- Bruce.- interrumpió Pepper calmadamente, con una sonrisa forzada- Ahora no es el momento.
- ¡Oh! Claro, perdón, es la emoción por la noticia, mi parte Hulk lo vive todo más intenso, perdonadme.
Después de eso y una vez todos más calmados seguimos la conversación. No sabía cuánto tiempo pasó, calculaba que una media hora cuando a Tony se le empezaron a cerrar los ojos, a pesar del gran esfuerzo que hacía por mantenerlos abiertos.
- Creo que será mejor que te dejemos descansar.- dijo Happy levantándose de la cama.
- Aún me tenéis que contar muchas cosas.- insistió Tony- ¿Qué ha pasado con la ONU? ¿Se han suspendido definitivamente los acuerdos?
- Mañana le pondré al día de todo, Sr. Stark.- le dijo Peter- Pero ahora debe descansar.
- ¿Desde cuándo eres el adulto en esta relación?- preguntó Tony con una ceja alzada.
- Desde que me preocupo más por su salud que usted.
- En eso no te quito la razón.- terminó Tony con una sonrisa.
No llegaba a entender la relación que tenían. En verdad me parecía que ni ellos la entendían. Parecía una relación mentor-alumno, pero tenían más confianza que eso, podríamos decir que eran amigos, pero por mucho que lo intentara a Queens le costó usar su nombre de pila. Lo que estaba claro es que se aprenciaban mucho, no había visto a Peter tan feliz ni un solo instante en las últimas semanas, y cualquiera podría haber visto el cariño en los ojos de Tony cuando le miraba.
Nos fuimos yendo poco a poco. Primero Rhodey y Happy, que tenían que hacer no sé qué papeleo, seguidos de Bucky y Sam. Poco más tarde salimos Wanda, Peter y yo.
- ¡No, Peter! ¡No te vayas!- lloró Morgan mientras Peter la dejaba en la cama apoyada.
- Morgan, no me puedo quedar toda la noche, y tu papá necesita descansar.- le explicó Peter.
Wanda miraba todo ansiosa, la paciencia nunca fue su mayor virtud.
- Te prometo que mañana a primera hora estaré aquí, antes de que te despiertes, monito.- siguió Peter, tocándole con un dedo la naricilla, pero seguía sin parecer muy convencida.
- Oye, ¿qué pasa? ¿no quieres dormir con papá?- dijo Tony fingiendo cara de enfado.
- Sí quiero, papá.- le respondió la pequeña, abrazándose al costado de su padre. Tony movió la mano izquierda para llegar a acariciarle con ella la cabeza.
- Ni notarás que nos hemos ido.- terminó Peter agachándose para darle un beso, antes de darse la vuelta y andar hacia nosotros.
Salimos de la habitación, Peter se giró una última vez para saludar a la pequeña familia Stark antes de cerrar la puerta.
- No sé vosotros, pero yo me voy a dar un baño- dijo Wanda.
- Deberíamos, después del entrenamiento de esta mañana.
- Yo creo que voy a dar un paseo.- respondió Peter- Necesito despejar un poco la cabeza.
- Comprensible.- dijo Wanda.
Esos dos habían formado una buena relación. Supongo que al ser los más jóvenes tenían más en común, aunque me pareció raro que Wanda se abriera tanto a alguien que casi acababa de conocer. Por otra parte, Peter siempre tuvo ese poder en la gente.
Wanda dio la vuelta y desapareció por el pasillo sin decir más. En esa época Peter y yo teníamos más confianza, pero cuando hablábamos solos siempre notaba esa sensación en el aire, que en ese momento no sabía describir, pero que no era incomodidad. Solo sabía que me ponía muy nervioso, no nervioso como cuando tienes que hablar delante de mucha gente, era más bien como los nervios que tienes justo antes de la primera caída de una montaña rusa, cuando sientes miedo y emoción al mismo tiempo.
- Bueno, yo también me iré ya.- dijo Peter con una sonrisa.
- Claro.- solo supe responder.
Con una última mirada dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. No sé qué se apoderó de mí en ese momento, supongo que la idea de salir un rato era más atractiva que irme a mis habitaciones solo con todo el embrollo que tenía en la cabeza.
- Espera, Peter.- le llamé. Se dio la vuelta con una mirada curiosa. Me acerqué unos pasos hacia donde estaba.
- ¿Qué pasa?- preguntó.
- Yo…- no sabía ni qué decirle- ¿Te importa que te acompañe?
En ese momento sentí cómo empezaba la montaña rusa y no podía hacer nada por evitarlo.
No me extrañó cuando vi momentáneamente su cara de sorpresa, porque yo también estaba un poco sorprendido. Pasaron unos minutos de silencio… o puede que solo fueran unos segundos, pero a mí me parecieron eternos.
- Yo…- dijo tartamudeando un poco.
- Si prefieres ir solo lo entiendo, han pasado muchas cosas, tienes mucho en que pensar…- hacía tiempo que no me sentía tan tonto.
-¡No!- gritó, interrumpiéndome- ¡Me parece súper guay que vengas! Me gusta pasear solo con compañía. Bueno, eso no es pasear solo, pero ya me entiendes.
Lo dijo tan rápido que me costó entender algunas palabras, pero ya me había acostumbrado a sus divagaciones, tendía a hacerlo mucho en los entrenamientos.
- Genial, ¿Por dónde tenías pensado ir?
- Solo iba a dejarme llevar un poco.- dijo rascándose la nuca.
- Me parece estupendo.- respondí.
….….…
"Calma. Tienes que mantener la calma. No delante de él. No tartamudees. No hiperventiles. No digas tonterías. No hables sin pensar. No hagas nada que nos pueda poner dejar en ridículo." Eso era lo que me decía mi cerebro una y otra vez desde que Steve había querido acompañarme.
Llevábamos unos veinte minutos paseando, solo haciendo algún comentario que otro, disfrutando de la tranquilidad… bueno, podría haber estado disfrutando de la tranquilidad si no fuera por el conjunto de abejas que tenía revoloteando en mi estómago cada vez que me miraba ¿Quién era el tonto que había hecho la expresión de "mariposas en el estómago"? Eso no eran mariposas, eran abejorros que jugaban en mi estómago a ver quién conseguía fastidiarme más.
Se me tenía que notar, estaba seguro que él tenía que haberlo notado todo, era más que evidente, lo que me hacía tener miedo. Al fin y al cabo, Steve venía de hace ya unos 80 años, y en ese tiempo no eran de mente muy abierta ¿Qué pasaba si no se tomaba bien tener a un adolescente hasta los huesos de él? Sinceramente, no creía que Steve fuera así, era demasiado noble para eso, no parecía de esa clase de persona que juzgara a la gente, además ya llevaba muchos años viviendo en esta época. Pero tampoco podía saberlo, lo que me ponía más nervioso.
Era una tontería, al fin y al cabo solo le conocía de verdad desde hace unas pocas semanas, no tenía que afectarme así, pero no lo podía evitar. Me gustaba un montón, y cuanto más le conocía, más me gustaba. No era amor, era más bien enamoramiento adolescente, o eso me empeñaba en creer, esperando que un día desapareciera así, sin más.
Era todo tan frustrante… y era peor no poder hablarlo con alguien. Ned estaban con su familia, aclarando su vida antes de empezar otra vez el instituto, no quería molestarle con estos problemas, ya se lo contaría en persona. Todos mis demás amigos no sabían el tema araña, algunos ni siquiera que me gustaran los hombres, así que inviable. A May no pensaba contarle nada de esto, a Happy tampoco, al Sr. Stark todavía menos… podía hablar con Morgan… y sí, que en esos momentos una niña de cuatro años fuera mi única opción era muy patético.
- Un dólar por tus pensamientos.- dijo Steve, llamando mi atención.
- ¿Perdón?
- Llevas un rato mirando al frente con esa mirada.- contestó con una sonrisa de esas que tan nervioso me ponían.
- ¿Esa mirada?- pregunté algo sorprendido.
- Sí.- dijo desviando la mirada al suelo por un segundo, para luego volver a mirarme.- Es la mirada que pones cuando piensas en algo que te preocupa.
Le miré todavía más sorprendido ¿Tenía una mirada para eso? No tenía ni idea, al parecer sí. Pero el pensamiento que hizo que volvieran los abejorros fue el hecho de que se hubiera fijado tanto como para darse cuenta de que tenía una mirada para algo. Bueno, puede que estuviera exagerando, tendía a distraerme mucho pensando en mis cosas, siempre me lo decían mis amigos, no creía que fuera algo en lo que tuvieras que fijarte realmente mucho para darte cuenta.
Fuera como fuera, no pude evitar sonrojarme, y por la sonrisa que puso estaba seguro de que se había dado cuenta.
- No me había dado cuenta que tenía una mirada para eso.- dije intentando mirar a cualquier parte menos a él.
- Pues sí, la tienes, es una de tus miradas.
- ¿Una de mis miradas?.- pregunté, esta vez mirándole, soltando una pequeña risa.
- Sí, bueno, yo…- hizo una pausa, antes de toser para aclararse la garganta y seguir- me fijo mucho en la mirada de la gente… te dice más sobre las personas que lo que ellas mismas te cuentan.
No pude evitar decepcionarme un poco "me fijo mucho en la mirada de la gente", en la mirada de la gente, no en la mía, ni en mí, ni nada parecido. Siempre pasaba lo mismo, cuando me hacía una mínima, cualquier mínima esperanza de que Steve pudiera mirarme como a algo más que al pequeño vengador adolescente, pasaba o decía algo que me hacía darme cuenta de lo tontas que eran esas ideas.
Steve era un amor platónico, no pasaba nada, todo el mundo tenía uno, es más, seguro que para muchísima gente el Capitán América lo era, y más después de Thanos… pero no todo el mundo pasaba todos los días con él, ni se iba a ir a vivir con él. Definitivamente tenía que olvidar toda esa tontería o la cosa acabaría mal.
- Dicen que los ojos son el reflejo del alma.- respondí, intentando que no se notara lo que pasaba por mi cabeza.
- Eso es lo que siempre decía ella.- dijo mirando al frente, con una sonrisa triste.
No hacía falta que dijera a quién se refería. En esas semanas que había estado quedando con ellos casi todos los días me había dado cuenta en la reacción que tenían cada vez que alguien nombraba a Natasha Romanoff, sobre todo Steve y Sam, al fin y al cabo, eran ellos quienes más unidos habían estado los últimos años antes del chasquido.
No sabía exactamente qué le había pasado, solo que se sacrificó por conseguir una gema, y que gracias a ella estábamos todos vivos. La ceremonia que hicieron en su honor fue alucinante, nunca había visto a tanta gente junta despidiendo a alguien que estaba seguro de que la mayoría de ellos no conocían, pero todos le debíamos mucho, y lo sabíamos, y estaba seguro de que nunca lo olvidaríamos.
A pesar de todo fue el Dr. Banner el que más afectado parecía. No estaba seguro de por qué, suponía que tenían una historia de la que yo no sabía nada, pero me sabía mal preguntar, no quería entrometerme en algo que no me incumbía. Desde que estuvimos en Wakanda, Bruce casi no había salido del laboratorio que T'Challa le había dejado utilizar, únicamente para visitar al Sr. Stark, comer y dormir, y a veces ni eso. Nadie estaba seguro de qué estaba haciendo, pero todos suponían que estaba intentando arreglar de alguna forma lo que le había pasado a su brazo y de paso aislarse del mundo… parecía su forma de superar lo sucedido.
- Seguro que era asombrosa.- dije sin estar seguro de qué decir. Siempre que ella salía en la conversación había más gente y yo no hablaba.
Siguió mirando al frente, no estaba ni muy seguro de que me hubiera escuchado, pero no quería presionar.
- Sí que lo era.- respondió finalmente- Yo… me llevo preguntando desde ese día si podría haber hecho algo más, o si debería haber ido yo en lugar de ella o de Clint. Ellos insistieron en que querían ir juntos, eran los que mejor se conocían en el campo de batalla, tenía sentido que fueran una de las parejas, pero… no puedo evitar preguntármelo.
En ese momento pareció envejecer como si llevara el peso de todo un mundo cargado a su espalda durante demasiado tiempo. No era bonito verle así, era… agobiante, porque si el Capitán América era capaz de perder la esperanza así, ¿Qué nos quedaba a los demás?
- Te entiendo, yo… mis padres murieron cuando era muy pequeño, tengo los recuerdos de ellos muy borrosos. Me crié con mis tíos, lo que soy hoy en día es principalmente gracias a ellos, pero… hace ya unos años mi tío murió. Yo… hacía poco que la araña me había picado, tenía solo 14 años. Una noche detuve a un ladrón, pero le dejé ir, creía que su detención no era asunto mío, que podría echar a perder la vida de un hombre sin saber realmente por qué lo hacía, o eso es lo que me intento decir.- no podía dejar de hablar, aunque notaba que la voz cada vez se me resquebrajaba más.
Ya hacía un rato que habíamos dejado de caminar. Estábamos a las afueras de la ciudad, parados, hablando sin nadie más a nuestro alrededor.
- Ese mismo ladrón fue el que mató a mi tío poco después y desde entonces no puedo evitar culparme de lo que sucedió. Han pasado casi cuatro años y me sigo echando las culpas de no haber detenido a ese hombre cuando pude, porque si lo hubiera hecho seguramente mi tío ahora estaría vivo y mi tía no hubiera estado casi dos años sin poder ver una foto suya sin ponerse a llorar.- podía sentir lágrimas manchar mis mejillas.
En algún momento mientras hablaba había empezado a llorar sin darme cuenta y yo solo quería que la tierra me tragara.
Entonces noté algo que hizo que mi corazón se parara en seco. Juro que durante un segundo no escuché mi latido.
Steve se acercó a mí y con los dos pulgares limpió las últimas lágrimas que caían por mis mejillas. No pude evitar mirarle directamente a los ojos, supongo que pensaba que así sería capaz de descubrir por qué lo hacía, por qué era tan malditamente amable siempre, por qué escuchaba lo que le estaba contando como si fuera algo que realmente le interesara. Pero no funcionó.
- No es culpa tuya ¿Me oyes?- dijo despacio, no muy alto- Tú no mataste a tu tío, ni tuviste la culpa de ello, el único culpable es el bastardo que lo hizo.
- ¿Bastardo?- reí bajito de la palabra.
- Las viejas costumbres.- sonrió sin apartar la mirada.
De repente noté lo cerca que estaba. Nunca le había visto tan de cerca. Realmente no vi nada que no supiera, le había observado mucho esas últimas semanas, pero nunca con tanto detalle. Pude ver una pequeña mancha en su frente, al lado de donde nacía el pelo, suponía que de nacimiento, pude ver las marcas que tenía por la cara que señalaban las sonrisas de toda una vida, y si me fijaba bien, podía apreciar una pequeña peca en el interior del ojo derecho, al lado del iris azul que tantas veces me había quedaba mirando.
Todo eso lo pude ver en menos de tres segundo, antes de notar realmente lo cerca que estábamos. Me puse muy nervioso, si era posible ¿Qué se supone que tenía que hacer en esa situación? No tenía ni idea, nunca había estado en ninguna similar y me negaba que tía May me diera la charla que tanto insistía en darme desde hacía varios años.
- Yo… lo siento.- dije dando un paso atrás mirando al suelo, alejándome de él- Estabas mal y al final hemos acabado hablando de mí.
- No, que va.- se apresuró en decir- Me has ayudado, en serio, más de lo que crees.
No estaba seguro de si lo decía de verdad, pero no me importó mucho, en ese momento el corazón aún me iba acelerado, estaba seguro de que podría escucharlo... por lo menos yo era lo único que podía oír en esos momentos.
- Me alegro, entonces- contesté al final- Nunca se lo había contado a nadie, sienta bien decirlo en voz alta.
- ¿Tony tampoco lo sabe?
- Sabe que mi tío murió y cómo lo hizo, pero nunca se lo había contado todo.
En ese momento me sentí un poco mal. Le había contado el peor recuerdo de mi vida a Steve Rogers, ni a May, ni a Ned, ni al Sr. Stark… tenía que parar, no podía ir contando esas cosas a alguien que realmente no conocía, era como depositar mi confianza en un pozo vacío sin saber la profundidad que este tenía.
- Me siento halagado de que me lo hayas contado, entonces.
Iba a contestarle, seguramente con una tontería sin sentido, pero escuchamos un ruido a la derecha que nos hizo sobresaltarnos. Era gracioso que a esas alturas y con todos nuestros sentidos mejorados todavía tuviéramos la capacidad de sobresaltarnos por algo.
Era Bucky.
Para ese entonces Bucky seguía siendo un misterio para mí. Le había escuchado hablar bastante, siempre con tono un poco lúgubre, como si no sintiera alegría… o como si no sintiera nada. Cambiaba un poco cuando hablaba con Steve, Sam o incluso con Wanda a veces, pero con el resto la máscara del Soldado de Invierno estaba a la orden del día.
Esa vez fue diferente, porque la expresión que tenía estaba dirigida a Steve, es más, parecía que ni siquiera se hubiera percatado de mi presencia, o simplemente la ignoraba. Tenía los ojos oscuros y estaba muy serio, era una mirada acusadora, como si Steve estuviera haciendo algo malo, algo prohibido, y yo no tenía ni la más remota idea de lo que estaba pasando, y por la expresión de Steve, él tampoco.
- Hola.- dijo Bucky con voz grave.
- Hola.- respondió Steve.
La tensión se podía cortar con un cuchillo, y yo solo podía mirar el intercambio sin decir nada, como si de un partido de tenis se tratara.
- Siento interrumpir,- dijo, mirándome de reojo durante un segundo, reconociendo por primera vez mi presencia- pero T'Challa te busca para algo del complejo. Me dijo que si te veía te avisara.
- ¡Oh! Por supuesto, gracias, ahora iré a buscarle.- respondió sin moverse del sitio.
- Es importante.- dijo rápido y cortante.
Se quedaron mirando sin que ninguno dijera nada, pero me daba la impresión de que de alguna forma se estaban comunicando, en una especie de batalla interna en la que solo ganaría el orgullo.
- Bueno,- intervine, haciendo que los dos se girasen a mirarme, lo que me hizo encogerme un poco- de todas formas yo me tengo que ir. Se está haciendo tarde y estoy muy cansado.
Intenté que mi voz sonase alegre y despreocupada, pero creo que no lo conseguí.
- Claro,- dijo Steve- demasiadas emociones en un día, ¿Quieres que te acompañe de vuelta?
- ¡No! No, tranquilo,- me apresuré a decir. Podía notar la mirada mortal de Bucky clavada en mi nuca- ves a hablar con T'Challa, parece importante.
- Como quieras.- respondió, frunciendo un poco el ceño- Nos veremos mañana, supongo.
- Sí, claro, mañana nos vemos.- me despedí, mirándole directamente a la cara.
Con un último gesto de cabeza empecé a caminar de vuelta, despidiéndome de Bucky con un bajo "adiós". No recibí respuesta, pero sabía que lo había escuchado perfectamente.
¿Qué demonios acababa de pasar?
