Habían pasado cuatro meses desde que nos mudamos al complejo. No había sido sencillo acostumbrarse a la vida allí, al principio me sentí como si estuviera en unas buenas vacaciones... pero luego empezaron los entrenamientos. No es que fueran especialmente duros, podía aguantarlos perfectamente como lo llevaba haciendo las semanas de antes de mudarnos, el principal problema era el horario.

Me levantaba todos los días dos horas y media antes de ir a clase para el entrenamiento de por la mañana, a veces yo solo y a veces con algún otro vengador, normalmente Rhodey o Steve, y aunque me llevara genial con el primero, siempre rezaba porque cuando llegara a la principal sala de entrenamiento, él estuviera ahí.

Luego me tocaba entrar en el maravilloso mundo de la adolescencia americana. Cuando llegaba a ese instituto podía sentir realmente como bajaba de la cima del mundo al mundo real, donde era uno más del montón con el que Flash tenía especial fijación. Suerte que realmente solo era un friki metiéndose con otro friki. Por supuesto mi instituto era como cualquier otro, tenía una pirámide social donde deportistas y animadoras estaban en la cima y los frikis empollones en el último bloque. Yo nunca me consideré en la base de esa pirámide, creía que estaba un puesto por encima de esta, lo suficiente para que los líderes del instituto me dejaran en paz y solo gente como Flash que estaba a mi mismo nivel social, pero que se creía por encima, pudiera meterse conmigo… y principalmente era porque yo se lo permitía. No quería arriesgarme a contestarle y que acabara de una forma impredecible, así que simplemente le dejaba actuar y esperaba que terminara, con la esperanza de que se aburriera rápido, aunque esa esperanza cada vez era menor.

Por suerte tenía a Ned y a MJ que lo hacían todo un poco más soportable, no sé qué hubiera pasado si a uno de ellos no se lo hubiera llevado el primer chasquido. Esa era otra, el ambiente estaba un poco caldeado, los alumnos que no habían estado afectados por lo que ahora llamaban "El lapso", estaban a mitad curso cuando todos volvimos, por lo que les habían hecho empezar ese año de cero. Era todo un completo caos, una absoluta locura. La clase era completamente distinta, mucha gente que venía antes con nosotros ahora estaba en la universidad y muchos otros que ni conocía de lo pequeños que eran antes de la primera masacre, ahora eran mis compañeros. Un gran ejemplo era Brad Davis, que de ser el hermano pequeño había pasado a ser el mayor de la familia, y que estaba completamente loco por MJ, pero el pobre no tenía nada que hacer, de eso estaba seguro.

Luego cuando volvía a lo que me acostumbré por fin a llamar mi casa, me tocaba un segundo entrenamiento, siempre con, como mínimo, tres vengadores más, y al menos una vez a la semana nos asegurábamos de coincidir todos, al fin y al cabo, teníamos que convertirnos en un verdadero equipo, y eso solo se lograba pasando tiempo entrenando juntos.

Todavía no habíamos realizado ninguna misión como tal, al fin y al cabo, todo el mundo estaba demasiado vulnerable, incluyendo criminales, mafias, terroristas… por lo que nuestro trabajo era más ayudar y vigilar que detener. A veces me sentía más como un agente de seguridad que como un vengador, pero lo entendía y en verdad era bueno, significaba que no había nadie haciendo nada que no debiera hacer, pero no podía evitar sentirme un poco… decepcionado, por feo que sonara. Después de la batalla contra Thanos y estar casi viviendo durante semanas en una habitación de hospital, tenía ganas de acción, aunque estaba seguro de que en un futuro me arrepentiría de esos pensamientos y solo desearía la calma en la que vivíamos en esos momentos.

- ¡Peter!- escuché cómo gritaba Ned. En ese momento estábamos los dos en el comedor sentados solos una mesa. Los viernes MJ nunca comía con nosotros… en verdad no estaba muy seguro de qué hacía MJ los viernes, pero prefería no preguntar, aunque hubiera sido inútil hacerlo de todas formas.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué gritas?- contesté mirando a nuestro alrededor para ver si habíamos llamado la atención, pero nadie parecía hacernos caso, como era normal. Ventajas de ser invisible en el instituto.

- Te he llamado cinco veces por lo menos.- dijo frunciendo el ceño- No me has contado cómo va en… bueno, ya sabes, en tu casa.

Ned siempre aprovechaba esos viernes para preguntarme por los Vengadores, al fin y al cabo, era realmente el único momento de la semana en el que estábamos completamente solos. Los demás días no solo estaba MJ con nosotros, siempre se unía algún otro compañero, normalmente era Brad Davis o gente del equipo de decatlón, yo podía quedar muy pocas tardes y durante las clases con tanta gente alrededor no era el mejor momento para hablar del tema. Así que Ned, tan fanático de los Vengadores como lo era yo antes de que una araña cambiara mi vida, aprovechaba para sacarme todo lo que podía y preguntarme una y otra vez que cuándo le llevaría al complejo. No tenía realmente problemas en llevarle, sabía que le haría el adolescente más feliz del mundo si lo hiciera, y como mejor amigo me habría encantado hacerle así de feliz, pero hacía pocos meses que llevaba viviendo allí, y no quería incomodar a nadie, así que prefería esperar un tiempo respetable antes de hacerlo.

- Perdón, estaba distraído.- respondí dándole otro bocado al puré. No era la mejor comida del mundo, pero realmente no nos podíamos quejar, no sabía qué había pasado después del lapso, pero la comida había mejorado indudablemente.

- ¿En qué pensabas? ¿Es sobre una misión súper secreta de la que no me puedes contar nada? ¿Es sobre el brazo de Iron Man? ¿El Capitán América ha decidido de una vez… bueno, ya sabes?- terminó levantando varias veces las cejas en señal provocativa, lo que solo provocó que rodara los ojos un poco avergonzado.

Ned era la única persona con la que había hablado realmente sobre Steve, no estaba ni seguro de cómo surgió la conversación, fue dos meses después de trasladarme al complejo, supongo que estaría ya harto de guardármelo dentro, me sentía a veces muy abrumado en la soledad de mi habitación, estaba harto de intentar tragarme las lágrimas una y otra vez, y estaba más harto de que en lugar de desaparecer, todo lo que me provocaba Steve solo aumentara días tras día. Era agobiante y atosigante, y Ned era realmente mi único amigo al que le había confesado que me gustaban los hombres, aunque sospechaba que MJ se olía algo, era muy discreta, pero yo la conocía demasiado bien. Me costó mucho contarle a Ned que era gay, sabía que no era homófobo, todo lo contrario, pero tenía miedo de que inconscientemente se alejara de mis abrazos, malinterpretara cosas, o comentarios que antes ni se hubiera cuestionado… pero no pasó nada de eso.

"- Esto no cambia nada, Peter.- me dijo ese día- Siempre vas a ser mi hombre favorito, y yo siempre seguiré siendo tu hombre de la silla favorito. Métetelo en esa cabeza llena de telarañas porque es algo que no cambiará nunca."

Teníamos quince años en ese momento, poco después de que se enterara de mi problema arácnido, y como me prometió, absolutamente nada cambió entre nosotros. Esas palabras me dieron fuerza, nunca estaría lo suficientemente agradecido con él por ellas, sabía que tenía al mejor amigo del mundo y haría todo lo posible para no perderlo.

Así que, en resumen, una de las pocas tardes que tuve libre fui a su casa y terminé confesándole todo. Para mi absoluta vergüenza terminé llorando como no había llorado desde que el Sr. Stark despertó. Pero valió la pena, porque me sentí menos pesado de lo que me había sentido en muchos meses, me sentí un poco más libre, un poco más yo, otra vez.

"- Tío, estar enamorado del Capitán América es la cosa más guay del mundo, además, no estás solo, medio mundo está enamorado de Steve Rogers, y más después del último chasquido, es algo muy normal.- me intentó animar.

- Punto uno,- repliqué- no es lo mismo, esa gente no le conoce realmente, ni pasa tiempo con él, lo suyo es… más bien admiración. Y punto dos, no estoy enamorado de Steve, simplemente me gusta mucho, mucho, mucho…

- Eso es estar enamorado, amigo.

- No, estoy seguro de que no va tan lejos, yo… cuando estás enamorado lo notas ¿No?

- No lo sé, nunca me ha pasado.

- Ya, ni a mí."

¿Estaba enamorado de Steve? No lo sabía, pero intentaba no pensar mucho en ello, porque también sabía que no me hacía bien, así que después de eso solo hice lo que haría cualquiera… intentar alejarme un poco de él ¿Qué otra cosa si no podía hacer? Pero era muy complicado, al fin y al cabo, vivíamos en el mismo lugar, y no me explicaba cómo, pero le veía absolutamente todos los días. Es decir, el complejo era un lugar enorme, había llegado a pasar una semana entera sin ver a Sam, pero con él no era así, le veía siempre, si no era en el entrenamiento de por la tarde, era en el de por la mañana, y si no cuando decidía ir a cenar, y normalmente cuando eso pasaba se ofrecía él a cocinar porque se le daba bastante bien… ¿Había algo que no se le diera bien a ese hombre? Era malditamente frustrante.

Ned estaba convencido de que tenía una oportunidad, no sabía si lo decía por el simple hecho de animarme o realmente lo pensaba, pero siempre me animaba a que lo intentara, me llegó a leer un artículo de la revista de moda más ñoña que pudo encontrar llamado "¿Cómo saber si le gustas a tu chico?" seguido de "Cómo seducir al chico que te gusta". He de decir que me pareció tremendamente gracioso, pero era algo que no pensaba aplicar en mi vida, y menos con el Capitán América, el hombre más clásico que había conocido nunca.

"- ¿Cómo va a ser gay, Ned? Estamos hablando del Capitán América, viene de hace ya al menos ochenta años, es imposible.- le dije otro viernes en el comedor, cuando volvió a sacar el tema.

- ¿Y eso qué tiene que ver?- replicó- ¿No había gays en esa época? Además, he leído en un artículo que todos somos un poco bisexuales, solo tienes que conseguir sacar la parte gay del Capitán.

- ¿La parte gay del Capitán?- repetí horrorizado- Madre mía, Ned, voy a fingir que no he escuchado eso.

- El "no" ya lo tienes, Peter ¿Por qué no intentarlo?- me insistió.

- No es cualquier chico que haya conocido por ahí, Ned, es un hombre que trabaja conmigo ¿Sabes lo incómodo que resultaría todo? Y en nuestro trabajo no nos podemos permitir eso. Además, seguro que los demás lo notarían y se terminaría sabiendo todo, me moriría de vergüenza, nadie sabe que soy gay, ni siquiera el Sr. Stark, estoy pensando todavía en cómo decírselo.

- No creo que a Iron Man le cueste aceptarlo, se rumoreaba que en su época de playboy… no le hacía ascos a nada.- terminó bajando un poco la voz.

- Eso me hace pensar en cosas que cuando vuelva a tener al Sr. Stark delante no podré evitar imaginar y que me van a poner muy incómodo, así que preferiría no hablar de eso.- dije tapándome la cara con las manos, intentando no pensar en ello.

- Como quieras, tío.- contestó riéndose- Pero de todas formas, si estás seguro de no querer intentar nada con el Capitán, y lo de poner distancia entre los dos no te está funcionando… solo se me ocurre otra cosa más.

- ¿Y qué sería eso?

- Conocer a alguien más. Si encuentras a alguien que te guste más que él, poco a poco le irás olvidando sin darte cuenta. Dicen que siempre funciona, un clavo saca a otro clavo o algo así.

- ¿Y eso dónde de los has leído?

- Mi madre tiene muchas revistas por casa, y a mí me gusta estar informado de todo- se defendió. Definitivamente adoraba a ese chico"

No era tan mala idea, el problema era que no sabía cómo conocer a alguien así. En el instituto había solo dos chicos abiertamente homosexuales, y ninguno de los dos era para nada mi tipo, además, estaba casi seguro de que entre ellos había algo. Por otra parte, no era una persona que saliera mucho ni que tuviera muchos amigos, principalmente salía con Ned y con MJ por las tardes, y eso era antes, porque con todos los entrenamientos tampoco tenía mucho tiempo para ello. No era una persona que disfrutara las fiestas, solo había salido un par de veces por la noche y principalmente en cumpleaños. No me lo pasaba mal, pero tampoco era algo que me apeteciera hacer de normal, sobre todo porque mi metabolismo no me permitía emborracharme, y estar toda la noche alrededor de adolescentes borrachos y con las hormonas por los aires sin que yo me pudiera poner a su nivel, no era algo que me atrajera. El Sr. Stark me había insistido un par de veces en que saliera y disfrutara, que aprovechara porque solo una vez en la vida se era joven, pero a todo eso se le añadía que en ese momento tenía un trabajo con el que no me podía permitir salir hasta la madrugada, porque los entrenamientos eran algo que no me podía saltar así como así, y por muy mejorado que estuviera, todavía necesitaba dormir un mínimo antes de una de las sesiones.

Por lo tanto, tenía muy complicado poder conocer a alguien de esa forma. Ned insistía en que me metiera en una aplicación para ligar, pero no quería estar expuesto de esa forma, no iba para nada conmigo, y menos si tenía la intención de desvelar mi identidad en algún momento en el futuro, además de exponerme a que alguien del instituto me viera. No es que me avergonzara de ello, simplemente que no me gustaba que se hablara de mí a mis espaldas de algo que ni había decidido todavía hacer público.

- Ned,- le respondí por fin volviendo a mirar a mi alrededor para asegurarme de que nadie en el comedor nos pudiera escuchar- como bien has dicho, si es secreta no te puedo contar nada, es ilegal.

- No me culpes por intentarlo.- respondió con una gran sonrisa.

- Sobre Steve ya hemos hablado muchas veces del tema y ya sabes que no hay absolutamente nada, que he decidido no hacer nada.- le dije muy serio.

- No me culpes por intentarlo.- repitió con una sonrisa aún más grande que me empezaba a sacar de mis casillas.

- Y sobre el brazo del Sr. Stark,- seguí como si no le hubiera escuchado- va muy bien. Esta semana debería estar definitivamente terminado. Esta tarde vamos a hacer algunos de los últimos retoques.

Estaba emocionado por ello, llevábamos esos cuatro meses trabajando en él. En verdad el Sr. Stark llevaba usando unos tres meses un brazo ya funcional, no fue ningún reto hacer uno después de tantos trajes como había fabricado Iron Man. La cosa fue que, después de ayudarle a fabricar y montar un miembro que como mínimo le sirviera para que pudiera volver a vivir como si nunca hubiera perdido esa parte de su cuerpo, el Sr. Stark insistió en que eso no era suficiente, que teníamos que fabricar un brazo que dejara al de Barnes por los suelos, pero que no fuera peligroso por si Morgan jugaba con él, es decir, que fuera un arma tremenda pero que también fuera a prueba de niños.

Y por supuesto, no debía tener solo uno, debía tener al menos cinco, uno de ellos parecía un brazo real de carne y hueso, era realmente impresionante verlo puesto, tenía incluso todas las pecas que el Sr. Stark recordaba haber tenido en su verdadero brazo. Él decía que solo lo guardaría para actos de cara al público, no quería dar la imagen de dos Soldados de Invierno entre los Vengadores, pero el resto del tiempo usaba cualquiera de los otros. Yo creía que le gustaba recordar lo que había pasado, recordar que hizo lo que nadie pensaba que hubiera sido capaz de hacer, como si de una cicatriz fuera. Sabía que estaba orgulloso, y no era para menos.

- ¡Eso es completamente flipante! El otro día salió por las noticias y tenías razón, parece como si nunca le hubiera pasado nada a su brazo, parece incluso más real que el mío.- dijo emocionado, tocándose su propio brazo derecho.

- Sí, la verdad es que es alucinante.- sonreí- Me gustaría poder trabajar más con él, pero con los entrenamientos solo puedo estar las tardes de los fines de semana y un par de horas algunos días.

- Bueno, seguro que Tony Stark agradece cualquier ayuda que le puedas dar.

- Estoy seguro de que podría hacerlo él solo perfectamente, pero ha querido compartir esto conmigo, y estoy realmente agradecido, creo que a los dos nos hacía falta.

- ¿Aún no está entrenando?

- No, y creo que está un poco frustrado por ello.- me reí- Pepper no quiere que vuelva, prefiere que se quede ayudando desde atrás, como… como un hombre de la silla.

- ¡Oh! Los hombres de la silla molamos un montón,- exclamó Ned- pero Iron Man está hecho para estar en primera línea.

- Eso dice él, pero Pepper dice que ya tiene una edad, y una hija a la que cuidar, que se lo debería pensar mejor, pero no creo que le haga cambiar de opinión.

- ¿Y cómo va Morgan? Me encantaría conocer a la pequeñaja.

- Te gustaría conocerlos a todos.

- Bueno, obviamente, pero espero pacientemente a que mi mejor amigo se decida a llevarme a su nueva casa.- me acusó. Yo solo pude reírme de sus intentos.

- Tiempo al tiempo, querido Ned.- dije consiguiendo solo que me pusiera mala cara- Y Morgan va muy bien, la guardería le gusta bastante, ha hecho muchos amigos. Pepper estaba preocupada porque la habían criado muy alejada de otros niños, pero por lo que cuenta no está teniendo ningún problema para adaptarse.

El resto del día pasó tremendamente aburrido, lo más interesante fue que al Sr. Miller se le olvidaron las hojas de ejercicios en la sala de profesores y perdimos diez minutos de clase. Por lo que sí, fue todo muy aburrido.

Cuando sonó la alarma que señalaba el final de la última clase salí tan deprisa que por un segundo temí haber hecho algún movimiento demasiado rápido que despertara sospechas. Caminé dos manzanas hasta donde tenía aparcado mi coche nuevo, cortesía de Industrias Stark. Era demasiado… alucinante para ser mío, la gente sospecharía si me veían con él, no era nada nuevo ni secreto que no tenía dinero para permitirme un coche que costara ni siquiera un cuarto de lo que tenía que valer ese.

El dinero nunca había sido algo que me hubiera molestado, como le dije a la tía May, era de gustos sencillos, no me hacía falta nada lujoso para vivir bien, pero el complejo estaba muy lejos y cuando empecé en el equipo aún no me habían dado ni mi primer sueldo, no podía comprarme un coche por mí mismo, y menos pedirle a May que lo hiciera, así que el Sr. Stark me dio el que estaba usando, y una vez reuní el dinero para comprarme uno, aunque fuera de segunda mano, el Sr. Stark no quiso que se lo devolviera… y para qué mentirnos, el coche era alucinante. Así que lo llevaba usando cuatro meses ya y siempre lo aparcaba algo alejado del instituto para que nadie lo viera, no me importaba caminar quince minutos para llegar a clase todos los días.

Cuando llegué al complejo fui directamente al taller, quería pasar ahí todo el tiempo que pudiera antes de tener que marcharme, por lo que fue una gran sorpresa llegar y no ver ni rastro del Sr. Stark. De por sí era raro que este pasara mucho tiempo fuera del taller, y eso que ya no era algo tan exagerado gracias a Morgan, aunque incluso a veces la bajaba con él para poder trabajar a la vez que pasaba tiempo con su hija. Pero lo más extraño era que el Sr. Stark sabía que venía directo de clase. Solo una vez se olvidó de una cita nuestra y Happy ya se encargó de que no volviera a pasar, así que definitivamente eso no era algo habitual.

- F.R.I.D.A.Y, ¿Dónde está el Sr. Stark?

- El Sr. Stark me ha pedido que cada vez que le llame Sr. Stark le recuerde que deje de llamarlo así, que le llame Toni o él no dejará de llamarle Yogurín.- dijo F.R.I.D.A.Y, haciéndome reír un poco. Realmente ya no me importaba que me llamara Yogurín, esa ansia que tenía cuando le conocí de hacer lo que sea para no parecer un niño se habían ido yendo poco a poco. Todavía quería demostrar de qué era capaz, pero había aprendido ya la lección, y no creía que ser el más joven fuera una desventaja. Además, me encantaba sacar de quicio al Sr. Stark llamándole así.

- Está bien, pues… ¿Dónde está Toni?- sí, definitivamente sonaba demasiado extraño.

- El Sr. Stark ha salido hace cinco minutos al laboratorio principal, parecía tener prisa.

Definitivamente era todo muy extraño, solo se me ocurría que el Sr. Stark hubiera tenido una idea realmente interesante para nuestro trabajo y que necesitara algo del laboratorio para ello. No era la primera vez que pasaba, pero yo siempre había estado presente. Así que solo tenía que esperarle allí pacientemente… pero como había dicho, no tenía mucho tiempo, y el poco que tenía quería aprovecharlo al máximo posible. Puede que el multimillonario tardara más de media hora en conseguir lo que fuera que necesitara, y no me iba a arriesgar a eso. Lo normal es que si fuera a tardar tanto me hubiera avisado, pero él no era una persona normal, y le conocía demasiado bien, sabía que mientras trabajaba podía estar horas y horas seguidas sin darse cuenta del tiempo que pasaba a su alrededor, así que el que pasara media hora sin que se diera cuenta no era ningún disparate.

Por lo tanto me fui directo al laboratorio. Estaba a tres pisos de distancia, pero el ascensor del complejo era realmente rápido, la primera vez que tía May vino casi se cae cuando empezó a moverse. Por suerte Happy, su caballero de armadura dorada, estuvo ahí para sostenerla.

Puse la clave para entrar y se abrieron las primeras puertas. Igual que el taller, el laboratorio tenía seguridad para que solo nosotros y unos pocos privilegiados más pudieran acceder a él sin compañía. No era un escáner como en las habitaciones, era lo que a primera vista parecía un simple código, pero mientras pulsabas los números el dispositivo leía tu huella dactilar. Como había dicho, era solo la primer puerta, la que servía como barrera y aislaba acústicamente el laboratorio, hasta tal punto que ni Steve, ni yo, ni nadie, podía escuchar nada si estaban cerradas, pero una vez abiertas, aún sin abrir las verdaderas puertas que llevaban al laboratorio, ya se podía llegar a escuchar lo que hablaban al otro lado… y más si eran gritos.

- ...muchos sacrificios, para que vengas tú ahora con esto!- esa era la voz del Sr. Stark, y parecía realmente enfadado, ni recordaba cuál era la última vez que le había escuchado así.

- ¡No lo entiendes, Toni!- ese era Bruce. Realmente no era extraño, prácticamente vivía allí, lo extraño era su voz... parecía casi… desesperado.

- ¡Claro que lo entiendo, y sé que ha sido complicado para ti! Sé cómo te sientes, porque así nos hemos sentido todos durante cinco años, pero esto… esto me parece demasiado, Bruce.

- No sé qué es lo que crees que es esto, Toni, pero…

- ¡Pero nada, Bruce!- interrumpió el Sr. Stark- Mucha gente ha hecho muchos sacrificios, se han perdido muchas vidas, y ahora estamos todos intentando construir un mundo que sea al menos un cuarto de lo que era antes de que ese… ese monstruo lo jodiera todo, así que no pienso dejar que pongas en peligro ni un ápice de esto por puro egoísmo.

- ¿¡Egoísmo!? ¡No tienes ni idea de nada! ¡Tú no tienes idea de absolutamente nada!- después de eso se escuchó el fuerte sonido de un puño contra una mesa, pero ni eso consiguió que me moviera de donde estaba- ¿Te crees que por perder un brazo ya puedes ponerte a ti mismo en la cima de la pirámide? Estás muy equivocado, Toni, yo también he perdido un brazo y yo también di el chasquido. Tú no sabes nada, no sabes nada porque tienes una mujer perfecta, una hija perfecta, tienes al chaval que es casi como otro puñetero hijo perfecto ¡Lo tienes todo, joder! Así que no digas que me entiendes porque no lo haces, ni siquiera un mínimo.

Hubo un silencio después de eso en el que me planteé realmente irme de allí, no pintaba absolutamente nada, y el asunto parecía muy serio. Estaba seguro de que me caería una buena bronca como el Sr. Stark me descubriera, pero cuando empezaba a considerar de verdad la idea de dar media vuelta y esperar en el taller como debería haber hecho desde el principio, volvió a hablar el Sr. Stark, esta vez más tranquilo.

- Tienes razón, he tenido mucha suerte, y soy consciente de que no todo el mundo lo ha hecho, no te creas ni por un segundo lo contrario porque no es así. Pero también sé que lo que estás pensando, sea como sea, no será una buena idea, y que en parte es culpa nuestra por no haber estado más encima tuyo y haber pensado que simplemente necesitabas espacio para superarlo… porque en todo este tiempo no te has planteado ni por un momento superarlo ¿me equivoco?

- No, no lo haces.- respondió Hulk, también más calmado, aunque con un toque de rabia conservado en la voz.

- No, no lo hago.- repitió el multimillonario- Y espero que te des cuenta de que lo que pretendes hacer puede volver a poner en peligro todo lo que hemos conseguido.

- No es así, Toni, lo has malinterpretado.

- ¿Sí? Las notas que he leído no decían lo mismo.

- Eran notas privadas, no tenías ningún derecho a leerlas.- acusó el gigante verde.

Podía entender en parte cómo se sentía Bruce, el antiguo playboy tenía el concepto de la privacidad demasiado ampliado y yo más de una vez había sido la víctima de ello.

- No, no lo tenía, pero no me arrepiento de haberlo hecho, no quiero pensar lo que podría haber llegado a pasar.- respondió Iron Man con el mismo tono.

- No habría pasado absolutamente nada ¿Realmente crees que estaría tan loco como para poner en peligro a todos?

Bruce no era el vengador con el que más confianza tenía, es más, ni se acercaba a serlo, pero siempre me había parecido demasiado bueno para su propio bien. Él quería compensar su parte verde, así que exaltaba su parte más humana para demostrar a los demás y a él mismo que no era el monstruo que mucho pensaban, así que fuera como fuera, me costaba verle hacer algo malo voluntariamente, pero desde que se fusionó con Hulk casi no había podido tener contacto con él, siempre encerrado en esas paredes… ¿Podía ser que de alguna forma le hubiera afectado negativamente? Lo dudaba, pero no se podía descartar la posibilidad.

- Ya no sé qué pensar Bruce, solo sé que no quiero que ninguno de nosotros tenga nada que ver con las dichosas gemas nunca más. Cap ya se encargó de dejarlas todas en su tiempo y ahí se deben quedar.

- Y ahí se quedarán, no estoy tan loco como para querer usarlas otra vez.

- No sé qué pensar, no duermes, casi ni comes, no sales de este sitio, ese no eres tú, Bruce, no te reconozco.

- Tú haces lo mismo desde que te conozco.

Eso era tremendamente cierto.

- ¡Exacto! Lo hago desde que tengo uso de razón, jugar con la salud propia es cosa mía, mi territorio, el nadie más. Tú en cambio… no te reconozco, Bruce.- repitió el Sr. Stark.

- Yo a veces tampoco- susurró el gigante- Pero Toni… déjame explicártelo, en serio que no tiene nada que ver con lo que estás pensando, no estoy tan mal, además… ella no lo hubiera querido, no así.

Ella… ¿Natasha Romanoff? Suponía que sí, ella siempre era Natasha Romanoff ¿qué tenía que ver con todo este asunto? No tenía ni idea, solo sabía que Bruce tenía un lazo con ella que iba más allá de una simple amistad, pero de ahí a meter por medio las gemas… iba un paso enorme, más enorme que el propio Hulk.

- Se sacrificó para conseguir lo que tenemos, Bruce, evidentemente que no lo hubiera querido así.- dijo el multimillonario muy serio pero con algo de sarcasmo en la voz.

- Lo sé, lo sé… pero… cuando conseguí aclarar un poco la mente… recordé algo que dijo, así que me puse a investigar, por eso pasaba tanto tiempo aquí metido.

- Creíamos que era por tu brazo.- acusó el Sr. Stark.

- Bueno, también he investigado un poco sobre ello, no era del todo mentira… pero… no era el motivo principal.

- No investigabas para tu brazo, tampoco pretendías usar las gemas para que volviera Natasha… admito que estoy completamente perdido.

"Yo también lo estoy, Sr. Stark, yo también" solo podía pensar. Y seguramente ese fue el motivo por el que aún no me había dado media vuelta y me había ido.

- Bueno, al principio sí pretendía intentar que volviera Nat,- dijo con un poco de vergüenza- pero luego vi que era una completa locura y que ella me habría partido en dos si lo hubiera intentado ni siquiera... hasta que recordé eso.

- ¿Qué narices recordaste, Bruce?- respondió impaciente el hombre de metal.

- Una cosa que me dijo Nat hace mucho tiempo… no lo entendí muy bien en ese momento, pero creo que ahora lo tengo bastante claro.

- Pues explícamelo a mí, porque no estoy entendiendo nada, y eso es algo a lo que no estoy acostumbrado, para ser sinceros.- dijo el siempre modesto Iron Man.

- No voy a intentar que vuelva Natasha… porque ya está de vuelta, Toni.