Últimamente vivía con la sensación de que pasaban muchas cosas a mi alrededor de las que no era para nada consciente. Realmente no era algo extraño, al fin y al cabo, era un equipo muy especial, con espías, soldados, magos, reyes, alienígenas… era algo surrealista, de esas cosas que antes de estar metido hasta las trancas en ellas pensabas que serían como mínimo imposible que sucedieran. Dentro de toda esa locura que era nuestra vida, cada uno tenía su propia historia, sus fantasmas y sus secretos, esos secretos que hacían que desde hacía años no viera en ninguno de ellos una sonrisa real, y si era sincero, a veces las echaba de menos.
Solo había una excepción, y era Peter Parker, el protegido de Tony Stark. No sabía si era por la falta de experiencia o que simplemente había gente que tenía una luz que realmente era imposible de apagar, lo único que sabía es que a veces era realmente un soplo de aire fresco estar a su alrededor, y estaba seguro de que no solo yo lo pensaba.
Aunque si soy sincero, al principio no me terminaba de gustar.
No era por nada en especial, simplemente no era de esas personas que confiaba en los demás, más bien todo lo contrario, me tenían que demostrar mucho, y más cuando a quien se intentaban acercar era a mi mejor amigo. Pero con el tiempo le conocí, y pude ver lo mucho que se adentró en el corazón de Tony. Supongo que este le veía como alguien con quien poder comenzar de nuevo, un chiquillo que le admiraba y que era ajeno a todas sus mierdas, que no le miraba acusándole de nada y con el que podía compartir muchas cosas, como su pasión por pasar horas en ese taller sin apenas comer ni dormir. En definitiva, estaban hechos el uno para el otro, y realmente el canijo le ayudó esos dos años antes del primer chasquido, así que yo no era nadie para interponerme entre esa nueva y extraña amistad y simplemente fui aceptando al chico poco a poco, hasta que realmente le llegué a apreciar como un amigo, un poco joven, pero un amigo al fin y al cabo.
Todo eso era, por supuesto, antes de esa noche. Estábamos cenando todos juntos, algo digno de recordar, porque no era normal que pasara, pero después de la bomba de Natasha era algo que todos necesitábamos, simplemente desconectar y cenar como personas normales, como si el peso del universo no nos pesara sobre los hombros desde hace tantos años que ya nos habíamos acostumbrado al dolor que nos causaba. Pero durante la cena, Peter estuvo realmente extraño, aunque tampoco le di mayor importancia, la verdad era que nunca había llegado a entender bien a los adolescentes, y Peter, por muy bien que lo disimulara a veces y por mucha rabia que le diera, seguía siendo uno.
Tampoco le di mayor importancia cuando el Capitán fue detrás de él, al fin y al cabo, era Steve Rogers, el justiciero más justiciero que conocía, quien anteponía a absolutamente todo el mundo antes que a él, lo que he de decir que a veces también me sacaba un poco de mis casillas. Además los últimos meses él y la pequeña araña se habían hecho muy amigos, algo que sabía que no le hacía especial gracia a Tony, pero que nunca se había dignado a comentar, simplemente se dedicaba a mirarles con el ceño fruncido cada vez que les veía juntos e intentaba sin que nadie lo notara interrumpir siempre que podía sus conversaciones. No era algo que se notara a simple vista, pero como he dicho, era su mejor amigo, a veces estaba seguro de conocerle más que incluso él mismo.
No mucho tiempo después de eso tuve que subir a mis habitaciones a por las gafas. Nunca las llevaba encima, me provocaba dolor de cabeza llevarlas demasiado tiempo, pero para ver la televisión las necesitaba si quería reconocer al menos la cara de las personas, al fin y al cabo, no todos estábamos genéticamente mejorados. Mi cuarto estaba en el mismo piso que el de Peter, así que pensé incluso en pasar a verle, aunque suponía que, conociéndole, estaría demasiado avergonzado para querer hablar con alguien en esos momentos, pero como mínimo quería intentarlo.
Esos eran mis pensamientos mientras salía del ascensor, yo, un alma caritativa que solo quería conseguir poder ver bien un programa con mis compañeros y preocuparme por el pequeño Peter… fue por eso cuando al levantar la mirada y ver que ya había alguien consolándole no pude controlar mi reacción...
- ¡Su puta madre! ¿¡Qué cojones es esto!?
No estaba especialmente orgulloso de mi vocabulario, pero en mi defensa diré que cuando pasabas tanto tiempo con Tony era imposible que algo no se pegara.
Pero por mis santos cojones, eran el puto Steve Rogers y el jodido niño araña, labio contra labio... ¿Qué decía? Lengua contra lengua, con el Capitán presionándole tanto contra la pared que no estaba ni seguro de cómo el más joven podía ni siquiera respirar ¿Cómo se suponía que debería haber reaccionado?
La respuesta de ambos fue inmediata, el Capitán se separó de Peter como si de repente el mínimo contacto con él le quemara y los dos me miraban con los ojos tremendamente abiertos, parecían dos presas sin escapatoria con la misma expresión de sorpresa, mirándome como si no ubicaran del todo bien dónde se encontraban en esos momentos. Parecían asustados y no era para menos.
- ¡Rhodey! ¿Qu… Qué haces aquí?- tartamudeó Peter sin cambiar la expresión fatalista de su cara.
- ¿Que qué hago aquí? ¿Qué diablos hacéis vosotros aquí? Te recuerdo que mis habitaciones son las de dos puertas más allá- dije señalando con el dedo la susodicha puerta.
Estaba confundido, tremendamente nervioso y enfadado. Muy enfadado. Y si era completamente sincero, tampoco sabía del todo bien el por qué ¿Me molestaba que dos compañeros se involucraran entre ellos? ¿O más bien me molestaba quiénes eran esos dos compañeros? El hecho de que Peter, el mismo Peter que era considerado por todos como el protegido de mi mejor amigo, estuviera enredándose con Steve Rogers. En mi mente casi lo veía como una traición, lo que sabía que era una real tontería que ni siquiera iba conmigo, pero en esos momentos simplemente no pude pensar con claridad.
Siempre había tenido fama de ser una persona muy calmada, de tener la mente fría y de saber controlar en todo momento las situaciones, y era completamente cierto, pero de lo que nadie era consciente era del gran autocontrol que había aprendido a tener sobre mí mismo.
- Rhodey, tranquilo, nosotros…- empezó patéticamente el Capitán, intentando coger las riendas de una conversación que ya tenía perdida.
- Si no le importa, Capitán,- dije sin mirarle, sabiendo lo mucho que le molestaría que no le tuteara, porque de alguna forma eso demostraba la ventaja que en esos momentos tenía sobre él. En su lugar miraba al joven héroe que seguía con los ojos fijos en mí y con la misma expresión de pánico- me gustaría hablar a solas con Peter.
- Sé lo que parece, pero Peter no ha tenido nada que ver con esto, yo solo…
- Pues a mí me ha parecido verle bastante... involucrado.- contesté muy calmado, sin apartar la mirada de Peter, notando cómo se sonrojaba por mis palabras.
- Rhodey…- intentó otra vez el súper soldado, pero yo estaba empezando a perder la paciencia que tanto me estaba costando mantener.
- Como ya le he dicho, Capitán,- le volví a interrumpir- me gustaría hablar a solas con Peter.
Hubo una larga pausa después de eso, en la que pude notar como Steve me miraba fijamente, sin llegar a decidir si irse o no a la vez que Peter apartaba la mirada de mí para fijarla en el suelo que de repente parecía haberse vuelto lo más interesante del pasillo. Los nervios me aumentaban con cada segundo que pasaba, pero mantuve la calma, sabía que al final Steve se iría, al fin y al cabo, tenían mucho que perder en esos momentos si no me hacían caso, y ambos lo sabían.
El Capitán apartó por fin la mirada de mí para pasarla a Peter, que seguía absorto mirando al suelo con el ceño fruncido en una expresión que parecía de preocupación. Peter tuvo que notar la mirada de Steve, porque enseguida levantó la suya para mirarle a los ojos. Durante unos segundos pareció que estaban teniendo una especie de conversación, lo que solo consiguió irritarme más, aunque estaba seguro de que cualquier mínimo gesto entre ellos en esos momentos me hubiera provocado lo mismo.
Después de lo que pareció una eternidad, Peter le dio un pequeño asentimiento con la cabeza al Capitán, quien solo arrugó el ceño preocupado, pero finalmente con otro pequeño asentimiento empezó a andar en dirección al ascensor, no sin antes darme una última mirada al pasar por mi lado que evité devolverle a toda costa.
Siguieron unos segundos de silencio en los que me aseguré de que el Capitán hubiera entrado en el ascensor y se hubieran cerrado las puertas para dirigirme directamente al adolescente que tenía delante.
- ¿Vas a decir algo?- pregunté, un poco más calmado viendo el pánico escrito en su cara. Estaba seguro de que se creía que se lo contaría a Tony en cuando le volviera a ver, y para ser sinceros, no estaba del todo seguro de que no fuera a ser así.
- Y… yo… yo… no sé qué decir- susurró sin mirarme directamente.
- ¿Desde hace cuánto?- pregunté con un tono de voz un poco más agresivo de lo que me habría gustado.
En ese momento giró la cara para volver a mirarme directamente, con una expresión de súplica escrita por toda su cara, lo que consiguió que el enfado se rebajara unos niveles más, pero eso era algo que no estaba dispuesto a demostrarle todavía.
- Es la primera vez, te lo prometo.- contestó hablando muy rápido- No había pasado nunca… yo ni siquiera…
- ¿Yo ni siquiera qué?- hablé cuando vi que él no acabaría de hacerlo.
- Yo ni siquiera pensaba que esto llegaría a pasar.- terminó sin apartar la mirada.
No era complicado unir todas las piezas, al fin y al cabo, Peter era un condenado libro abierto, lo que le hacía especial, pero también vulnerable. Me estaba pidiendo perdón con la mirada, perdón por algo que había intentado controlar pero no había sido capaz de hacerlo, me suplicaba que no se lo dijera a nadie… que no se lo dijera a Tony, porque tanto él como yo sabíamos lo que podría desencadenar eso. Me estaba diciendo que le gustaba Steve desde hacía tiempo, posiblemente desde antes de mudarnos al complejo, y que pensaba que el Capitán nunca le devolvería esos sentimientos, pero al parecer no había sido así, porque como mínimo se sentía atraído por él. Y yo me sentía un absoluto idiota por no haberme dado cuenta de nada de esto, siempre jactándonos de lo buenos que éramos en lo nuestro, de que éramos los mejores espías, los mejores soldados, los mejores héroes de la Tierra… y nadie habíamos sido capaz de ver lo que seguramente habría estado siempre delante de nuestras narices.
- ¿Desde hace cuánto?- repetí, pero esta vez con otro significado, uno que él entendió perfectamente.
- No estoy seguro.- susurró, volviendo a desviar la mirada- Él… él siempre ha sido él, Rhodey. Es el maldito Capitán América, le he admirado desde que tengo uso de razón. Al principio pensaba que todo se quedaría ahí, en un tonto enamoramiento adolescente, pero luego empezamos a entrenar juntos, y a pasar tiempo juntos en Wakanda y cuando quise darme cuenta… ya no lo pude controlar, Rhodey. Te juro que lo he intentado, te lo juro…- terminó con apenas un susurro, volviendo sus ojos hacia mí. Estaban húmedos, escondían unas lágrimas que estaba seguro que llevaba aguantando mucho meses.
No lo pude aguantar más, di dos pasos hacia él y le cogí en un abrazo que no sabía a quién de los dos le hacía más falta. La ira ya había desaparecido casi al completo, dejando paso a un cansancio enorme porque no tenía ni la más remota idea de qué iba a pasar después de todo esto.
- Tranquilo.- dije bajando la voz, sin estar seguro de cómo seguir- ¿Quién más lo sabe?- le pregunté mientras me alejaba un paso para poder verle bien.
- Solo Happy y Ned.
- ¿Se lo has contado a Happy?- cuestioné con algo de rencor escondido en la voz.
Era consciente de la buena relación que tenían esos dos por mucho que Happy quisiera esconderlo. Se tenían mucho cariño, era obvio para cualquiera que les mirara dos veces, lo que no evitó que me sintiera un poco disgustado. Los dos años antes del primer chasquido habíamos sido principalmente Tony, Pepper, Happy, Peter y yo, cenábamos juntos muchas noches, aún siendo imposible muchas veces sacar a los dos genios del taller. Por supuesto mi relación con el adolescente no se podía comparar a la que tenía con Tony, pero creía que no se iba tanto de la que el chico tenía con Happy, y que para otras cosas puede que no, pero para un tema tan importante, si se lo contaba a él, también me lo contaría a mí. Parecía yo el adolescente celoso en esos momentos.
- No, lo averiguó solo, es más observador de lo que parece- dijo con una pequeña sonrisa, que podría haberse confundido perfectamente con una mueca.
Eso no sé si me alivió o solo hizo que aumentar la sensación de derrota al comparar mi situación con la de Happy ¿Cómo podía haberse dado cuenta únicamente él? No quería faltarle el respeto al hombre, era un gran amigo y un mejor profesional, pero el que él se hubiera enterado antes que cualquier otro nos dejaba en muy mal lugar a todos.
- ¿Y Tony?- cambié de tema- ¿Sabe ni siquiera que te gustan los chicos?
- No, yo… nunca se lo he contado- respondió tímido, volviéndose a sonrojar un poco.
- ¿Y piensas hacerlo?
Y ahí llegaba el gran dilema de todo ¿Se lo debía contar a Tony? Sabía que realmente no era algo que tuviera que hacer yo, al fin y al cabo, solo era un mero espectador que se estaba enterando del tema por una casualidad del destino, siempre tan cabrón.
- Sí, llevo pensándolo mucho tiempo, pero nunca me decido a hacerlo. Sé que no le va a importar en absoluto el que sea gay, a decir verdad creo que lo sospecha desde hace tiempo, pero lo de Steve… dios, no sabría ni por dónde empezar.- terminó llevándose las manos a la frente- ¿Tú vas a…?
- No le diré nada.- le interrumpí, viendo en seguida un sincero alivio en su cara- Creo que es algo que no me incumbe en absoluto, pero Peter… se va a terminar enterando, y lo sabes, es mejor que se lo digas tú a que se entere de otras formas. Podrá gritar a los cuatro vientos que está bien, pero todavía tiene secuelas del guantelete.
Tony siempre había sido un hombre inestable, era mi amigo, pero esa era la verdad. Tenías que saber cómo lidiar con él, y averiguarlo era realmente complicado al principio, aunque al final merecía la pena. Pero desde que despertó del coma parecía menos estable de lo normal, más inquieto, como una bomba esperando el mínimo estímulo para estallar. Por supuesto todo eso lo intentaba esconder por Morgan, por Pepper, por Peter y por el equipo en general, pero como había dicho, yo le conocía demasiado bien.
- Lo sé, no es el mejor momento.- dijo con un largo suspiro- Y tampoco quiero que se arme nada por esto, solo ha sido un beso Rhodey…
Lo dijo con un hilo de voz, parecía que se intentaba convencer más a él que a mí, pero quién le podía culpar, no era más que un adolescente enamorado intentando proteger su corazón.
Fue en ese momento cuando le miré a la cara y supe que nada de eso acabaría bien, que pasara lo que pasara más de una persona saldría herida y nadie podría hacer nada para evitarlo, porque la tormenta ya estaba desatada y nadie la habíamos visto venir.
…
Me desperté a la mañana siguiente más descansado de lo que había estado en semanas. Los recuerdos del día anterior no tardaron mucho en llegar. El instituto. Ned insistiéndome para que le llevar al complejo. El trabajo de historia. Ned otra vez insistiéndome para que le llevara al complejo. La reunión. El Proyecto Viuda Negra. Las pizzas. Steve siguiéndome. Steve besándome…
Espera, espera, espera, espera… ¿Steve besándome? ¿Eso había sido malditamente real? No pude evitar que una sonrisa de tonto se extendiera por mi cara al recordarlo. Pasaban los minutos y no podía dejar de pensar en ello, temía que si dejaba de pensarlo durante mucho tiempo de repente me diera cuenta de que no había sido real, de que ese beso nunca había sucedido… pero sí lo había hecho, y todavía podía recordar esos labios fríos contra los míos, si me concentraba lo suficiente podía sentir sus brazos rodeándome la cadera, su pierna presionándome… pude sentir como me ponía duro recordándolo ¿Pero cómo no hacerlo? No me había sentido tan excitado en mi vida.
Cuando por fin me decidí a bajar no había nadie en la sala, pero no era extraño, poca gente realmente se levantaba a esa hora, pero a mí me gustaba entrenar antes de ir al instituto. El corazón me volvió a latir muy rápido cuando pensé en quién me acompañaba muchas veces en esos entrenamientos mañaneros. Siempre eran o Rhodey o Steve, los únicos dos vengadores a parte de mí que se solían levantar a esas horas para entrenar, siempre supuse que tendría que ver con la disciplina militar que tenían tan interiorizada los dos. Así es como me vino otra vez a la mente la conversación con Rhodey, sobre todo la parte que incluía al Sr. Stark.
No le había mentido a Rhodey, en serio llevaba mucho tiempo queriéndole contar al Sr. Stark que me gustaban los hombres, no creía para nada que se lo fuera a tomar mal, como dijo Ned, circulaban muchos rumores del playboy Iron Man, y muchos de ellos incluían a otros hombres. El problema era que en el momento que se lo dijera tenía miedo de que lo siguiente que notara fuera lo que tenía con Steve… o más bien lo que no tenía con él. Si era sincero sospechaba que el Sr. Stark se imaginaba algo sobre mis… preferencias sexuales, pero nunca me había preguntado directamente. No me dio mucho tiempo más a pensarlo cuando las puertas del ascensor se abrieron y pude entrar a los vestuarios.
Llegaba veinte minutos más tarde de lo habitual, lo que era extraño porque siempre había sido muy puntual, a veces incluso excesivamente puntual, pero esa mañana me había distraído con… bueno, digamos que pensando demasiado.
Se me volvió a poner una tonta sonrisa en la cara mientras me acercaba al grifo a lavarme la cara como hacía todas las mañanas antes de entrenar, cuando escuché unas voces que venían del gimnasio.
Estaban hablando alto, parecía que tenían ganas de gritar pero se intentaban contener para ser lo más discretos posibles. Me acerqué a la puerta que daba al gimnasio despacio para escuchar, lo que se estaba convirtiendo en una costumbre muy fea por mi parte.
- … consciente de dónde te estás metiendo, Steve.
Mi estómago se contrajo al escuchar ese nombre, cosa que a esas alturas ya se había convertido en una sensación tan común que no le hacía demasiado caso.
Me planteé por unos momentos que fuera Rhodey, al fin y al cabo era la otra persona que solía estar ahí por las mañanas, y suponía que después de nuestra conversación querría tener otra en algún momento con el Capitán, pero la voz que había escuchado era algo más grave que la suya.
- Soy completamente consciente, Bucky, ya te he dicho lo que pasó.
Eso sí que me cogió completamente desprevenido, ¿Bucky? ¿Qué hacía él ahí? Es verdad que en estos meses alguna mañana había aparecido por esas salas de entrenar, pero era algo tan poco común que me resultaba muy extraño que justo esa mañana hubiera decidido aparecer, y más cuando parece que lo que estaba pasando en el gimnasio no era precisamente un entrenamiento.
- Sí, ya me lo has dicho, y sigo pensando que no le estás dando la importancia que deberías, no es algo que te afecte solo a ti, Steve, nos afecta a todos, ¡Joder! ¡Afecta literalmente a todo el mundo!- dijo con tono muy serio, parecía bastante molesto y yo cada vez estaba más confundido ¿Qué narices había pasado?
- ¡Porque no tiene la más mínima importancia, Bucky, solo fue un beso!- contestó enfadado Steve, haciendo que mi corazón diera un vuelco muy grande.
- ¿Estás seguro de eso?
- Solo fue un beso tonto. No tuvo la más mínima importancia, fue un error que te aseguro que no se volverá a repetir, ¿vale? Ni siquiera lo disfruté, simplemente… sugió y se me fue de las manos.
- ¿Y el chico?- preguntó, lo que me hizo contener muy fuerte el aliento.
- Con Peter no pasa nada, era muy fan nuestro de pequeño, se dejó llevar por eso, ya está. Te lo he dicho, no volverá a suceder.
¿Alguna vez habéis sentido el momento exacto en el que se os rompía el corazón? Así es como me sentí en ese momento, dolía… dolía mucho, de una forma que nunca pensé que pudiera doler… sentía cómo se me enganchaba la respiración, sentía cómo me rompía pedazo a pedazo. Me sentía abrumado, como si de repente las paredes de ese vestuario fueran mucho más estrechas que hacía tan solo unos minutos. Me tenía que ir de ahí, me tenía que ir rápido de ahí.
Noté cómo me movía mecánicamente, como sin pensarlo mis piernas caminaban solas de vuelta a mis habitaciones. No sabía cuándo había pasado de caminar a correr, solo que necesitaba irme de allí cuanto antes, porque no sabía cómo podría enfrentar a Bucky y a Steve en esos momentos si me descubrían.
Salí del ascensor rápido queriendo llegar a mis habitaciones cuando antes para encerrarme toda la mañana en ellas ¿Estaba siendo demasiado exagerado? No lo sabía, tampoco lo pensaba, porque en ese momento solo sentía lo apretado que estaba mi corazón, y definitivamente no era una sensación agradable.
¿Que el beso había sido un error? ¿Que prometía que no se volvería a repetir? Parecía que estaba hablando de algo completamente deplorable, de algo malo, algo sucio… pero al parecer eso es lo que había sido para él, y yo un simple niño tonto al que veía como a un crío ¿Que ni siquiera le había gustado? En la vida me había sentido más patético. Necesitaba irme de aquí, necesitaba ver a tía May, que me abrazara y me dijera que todo estaría bien, pero eso no era posible.
- ¿Peter?- escuché una voz a mi lado.
Estaban Sam y Rhodey en la puerta de la habitación de este último, mirándome los dos con el ceño muy fruncido, con cara de preocupación. No tardé en darme cuenta de las lágrimas que caían de mis ojos eternas y desordenadas.
Rhodey fue el que dio el primer paso hacia mí, abrazándome en cuanto llegó. No era May, pero era cálido, y en ese momento necesitaba desesperadamente algo así. Escondí la cabeza en su hombro y lo dejé salir todo. Era consciente de que parecía un crío, pero me importaba muy poco en ese momento, todo en general me importaba muy poco en ese momento.
- Yeeeep, tranquilo, chico, tranquilo- susurraba Rhodey mientras me acariciaba la cabeza. Podía sentir a Sam detrás de él, seguro que mirando con una mezcla de preocupación y confusión, pero no levanté en ningún momento la mirada para comprobarlo.
- Duele, Rhodey… duele mucho- susurré con un pequeño quejido en mi voz. Las lágrimas seguían cayendo descontroladas.
Rhodey no me preguntó nada, solo siguió abrazándome y tranquilizándome, algo por lo que le estaría eternamente agradecido.
Decían que el primer amor era el más duro de superar, pero realmente nunca imaginé que pudiera llegar a doler de esa forma.
Así que seguí llorando.
Seguí llorando aún y cuando ya no caían más lágrimas.
Seguí llorando porque a pesar de todo el corazón aún me daba un vuelco al pensar en él.
