Disclaimer: es de J.K.Rowling, o de quien sea, sino puedo asegurar que Draco sería el protagonista, Snape sería el director, y Draco acabaría con Harry.

Aviso¡Esto es total y absolutamente un AU!. Es el mundo potteriano alterado a mi modo, por mucho que exista la magia, Hogwarts, y todas las cosas que aparecen en los libros. Principalmente los muggles conocen que existe la magia, aunque siguen recelando de ella; Hogsmeade es una ciudad moderna con sus diferentes barrios, algunos mejores que otros. También saber que Hogwarts no es un internado del todo, pueden vivir allí aquellos alumnos que son de demasiado lejos y no tienen la licencia de aparecerse, solo por un "módico" aumento de precio. Finalmente decir que todos los magos tienen un Don, algo que se explicara más adelante en la historia. Ah! Y Voldemort no ha existido nunca (aunque Tom si).

SLASH! HP/DM

MOMENTOS

PROLOGO

Bajó en la estación de "Glover Hipworth" cuidando de no chocarse con nadie, aunque no tenía porque preocuparse por ello, ya que era el final de la línea omega del tranvía aéreo y bajaba poca gente. Además llevaba a uno de los barrios más marginales de Hogsmeade en el que poca gente vivía: Wood.

Bajó las escaleras que llevaban de la estación a la calle, eran de viejo metal, y hacia un extraño chirrido cuando las pisabas, como pequeños grillos. Le gustaba el lugar donde vivía su amigo, era muy pintoresco.

Ahora estaba al pie de las colinas que separa la ciudad del bosque, y las casas y pisos allí eran de un horrible cemento gris, con coches que iban a toda velocidad soltando humo, y con los cables eléctricos pendiendo peligrosamente de las fachadas.

Pero se cogía una calle lateral y al empezar a subir a la colina todo comenzaba a cambiar: primero desaparecían los pisos y se empezaban a descubrir pequeñas casitas de madera, luego comenzaban las interminables estrechas escaleras que llevaban hasta las últimas casas y el principio del bosque prohibido, entonces se llegaba al lugar que tanto le gustaba.

Esquivo los coches que iban por aquella diminuta calle que se retorcía como una serpiente entre las desiguales casas. Así era el barrio de Wood, lleno de casas hechas mayoritariamente de madera que se alzaban sobre una colina, con flores de vivos colores en los jardines y balcones, y llenas de torres eléctricas con sus cables que oscilaban levemente por el viento sobre su cabeza.

Las casas había constituido un pueblo aparte tiempo atrás, pero con la expansión de Hogsmeade había quedado anexionado a la ciudad. Eran casas de gente trabajadora, sin mucho dinero, en las que sus antepasados habían levantado las viviendas con el escaso material del que disponían. Pero al chico le gustaban, era un ambiente agradable, que daba una sensación de tranquilidad que se le esparcía por todo el cuerpo, algo muy diferente con la sensación que le daba su propio barrio, incluso prefería el contaminado centro al que mucha gente solía odiar.

Cogió una de las callejuelas, de las que abundaban en el barrio, calles muy pequeñas y empinadas, llenas de escaleras en las que no podían pasar los coches, en las que las flores de las casas caían sobre el caminante. Aligero su paso sabiendo que quedaba ya poco para llegar a su destino.

Llego a una parcela en la que en medio de un jardín algo extraño se alzaba una casa curiosa. Nadie sabía como se aguantaba, tenia 3 pisos más el desván, y estaba peligrosamente inclinada hacia un lado. El chico se dirigió a una de las puertas, donde había colgado un cartel en que ponía "la madriguera".

Fue a picar a la puerta, pero antes de que tocara, la puerta se abrió.

- ¡Buenas tardes Harry! - dijo Ron - te vi desde la ventana y te vine a abrir porque, por extraño que parezca, no hay nadie más en casa ¡Sube!

Entro en la casa, y fueron hacia las escaleras que llevaban al primer piso, subiendo esquivaron las estanterías que contenían toda clase de cosas: desde libros a jarrones hechos por los chicos cuando habían sido niños. Llegaron al primer piso e ignoraron dos puertas para abrir una tercera en la que había otras escaleras. Subieron por ellas hasta llegar casi al desván, y allí, en medio de las escaleras, había una pequeña puerta que los dos chicos abrieron y entraron en la habitación del pelirrojo.

La habitación era completamente naranja: las paredes, las cortinas y habían multitud de posters de su equipo de Quidditch favorito: los Chudley Cannons y de Viktor Krum, un buscador a quien admiraba. Era un fanático del Quidditch.

Harry se dejo caer sobre la cama, cuidando de no aplastar al ser vivo que llevaba en el bolsillo del pantalón. Enseguida que estuvo sentado una pequeña serpiente se deslizo afuera de su bolsillo, y fue a buscar un lugar en la colcha donde diera el sol y pudiera continuar durmiendo.

- ¿Has venido con Adham?

- Si, últimamente tiene complejo de lapa, y si no la llevo yo conmigo me sigue a todas partes, y a la gente no les suelen gustar las serpientes.

- Si, todavía recuerdo la cara de la profesora McGonagall cuando supo que tenía un Parselmouth en Gryffindor.

Harry era un Parselmouth, podía hablar con las serpientes, ese era su don. Cada mago tenía un don, pero este era uno que muy poca gente poseía y que además solía ser temido. Muchas veces Harry maldijo su suerte, hubiera preferido un don más vulgar como controlar el fuego, o a alguno de los otros elementos.

Ron, por su parte, no había sabido hasta hacia poco cual era su don. Se decía que había gente que nunca llegaba a descubrir cual era, o habían casos como en el de Jane Waterhouse, que descubrió a los 80 años de edad en un viaje a África que podía hablar con los hipopótamos.

Muchos habían especulado sobre el don de Ron, solían bromear que era el poder comer tanto sin engordar, pero resulto que hacia explotar cosas cuando estaba celoso (aunque últimamente podía hacerlo cuando se enfadaba, y era posible que más adelante lo pudiera controlar y hacer explotar objetos cuando quisiera). Había sido muy divertido descubrir su don cuando el chico vio bailar a Viktor Krum con su mejor amiga. Todos creyeron que estaba celoso del jugador de Quidditch.

- Será mejor que hagamos el plan de juego para mañana, el partido contra Slytherin es a las 11, pero quiero que estemos todos a las 8 allí.

- Quieres ganar a toda costa ¿verdad? Supongo que no tiene nada que ver con que Krum haya aceptado la invitación de Malfoy y mañana este viéndonos.

- Eso es una tontería Harry - dijo el chico levantándose de golpe de una silla - quiero aplastar a Slytherin, eso es lo importante¿No quieres verlos derrotados?

- Claro - dijo Harry determinante.

- Y sobretodo ver a Malfoy furioso por haber perdido - siguió diciendo el pelirrojo.

- Ehh…

- Últimamente te estas ablandando con Malfoy.

- ¡Claro que no! - pero Harry sabía que no era del todo cierto, últimamente le pasaba algo extraño cada vez que veía a Malfoy.


.

Harry llegaba tarde, pero esa era una mala costumbre adquirida por toda su familia, además no era su culpa que la línea ómicron hubiera tenido una avería. Sus padres le habían dicho que no llegara de noche, pero ya hacia rato que el sol se había puesto.

Por suerte la parada del tranvía no quedaba muy lejos de su casa, en realidad estaba al lado, pero había que rodear los terrenos que la rodeaban para poder entrar. Así eran todas las casas, por no decir mansiones, del barrio de "the beautiful lake" quedaban escondidas en los enormes jardines que las rodeaban, jardines pulcramente cuidados por los elfos domésticos, eran jardines que no decían nada de sus amos. Por eso odiaba Harry ese barrio, no le transmitía nada más que hipocresía.

Después de un rato de caminar por los jardines logro divisar la casa, era una construcción relativamente moderna, horrible según la opinión de Harry, que había sido construida hacia 20 años cuando sus padres decidieron casarse. En cambio le parecía maravillosa la mansión Potter, cerca de Londres, pero esta era heredada por el hijo mayor, así que tío Robert se quedo con la mansión, y su padre tuvo que buscarse otro lugar donde vivir.

Entro en la casa y sonrió la oír las risas y los gritos de alegría que venían del salón. Miró discretamente por una puerta entreabierta y vio que su padre jugaba con Laora, su hermana pequeña, también Sirius estaba allí jugando con la pequeña.

- ¡Harry! - dijo una voz detrás suyo, y sorprendido se giro rápidamente solo para encontrarse con su madre - ¡Debías llegar hace 2 horas¡Podía pasarte cualquier cosa!

- Vamos Lily, que Harry ya es mayor, y este no es un barrio peligroso ¿verdad? - dijo su padre abriendo la puerta del salón y uniéndose a la conversación

- Además llevaba a Adham.

- Pero no es bueno fiarse de una serpiente - dijo James Potter.

Harry oyó un siseo furioso desde su bolsillo "como si fiarse de un humano fuera mejor", por suerte nadie más lo había oído porque eso significaría un nuevo sermón sobre las serpientes.

- Heestado con Ron, discutíamos la estrategia para el partido de mañana. - dijo Harry cambiando de tema.

- Es una lastima que no seas el capitán - dijo Sirius metiéndose en la conversación - cuando éramos estudiantes tu padre fue durante dos años el capitán de Gryffindor.

- ¡Que se le va a hacer! - dijo Harry intentando ocultar sus emociones - estoy cansado, voy a tomarme un baño. Ya he cenado, así que me iré a dormir directamente.

Y subió corriendo las escaleras antes de que ninguno de los adultos pudiera decir nada. Se metió en el cuarto de baño y rápidamente se desnudo para entrar en la ducha.

Odiaba que le dijeran que se parecía a su padre. Harry no era James por mucho que se le pareciese físicamente, estaba harto de oír aquello de "eres igual que tu padre, solo que tienes los ojos de tu madre". Todo aquello que conseguía era porque tenía los genes de James, eso decían todos. Jugaba bien a Quidditch porque su padre había sido un gran jugador en su juventud, era bueno en Defensa Contra las Artes Oscuras y en Duelos porque su padre era el jefe de aurores. Al menos no sacaba buenas notas, en eso se diferenciaban. Quizás por eso se alegraba de ser parselmouth, eso era algo que los diferenciaba a ojos de cualquiera, su don no era ser un animago nato como su padre (tenía el don de convertirse en un ciervo).

Todos pensaban que se iba a hacer auror como él, todos suponían tantas cosas acerca de Harry, que a veces Harry quería aprender magia oscura (algo que a su padre nunca se le había podido pasar por la cabeza) para hacerles ver que no eran iguales. Era duro vivir a su sombra. A veces se había planteado incluso dejar el Quidditch, algo que adoraba, solo para que todos se dieran cuenta de que eran distintos.

Su presencia le agobiaba, le hacia sentir pequeño, inútil, aunque eso era común en casi todas las personas que conocían al jefe de aurores, su padre imponía. Su padre le solía tratar como siempre, entre juegos y mimos, pero él ya no era el mismo, había crecido, estaba en plena crisis de la adolescencia. Quería muchísimo a su padre, pero necesitaba superarlo, diferenciarse de él para poder crear su propia identidad personal.

Quizás era por eso que Draco Malfoy le atraía.

Era el fruto prohibido, alguien a quien nadie pudiera imaginar siendo otra cosa que enemigos dada la rivalidad que existía entre las dos familias. Siempre su padre había hablado mal de los Malfoy, de que eran asquerosos magos oscuros y fue por eso que cuando se conocieron rechazó su mano. Pero eso era algo de lo que estaba secretamente arrepentido porque con el tiempo había llegado a admirarlo. Era alguien que sabia lo que quería, con las ideas claras, que no le importaba lo que pensaran los demás, orgulloso y altivo, siempre sabiéndose superior a los demás, ya fuera en cuestión de dinero, en cuestiones amorosas, o en cualquier otro campo.

Era todo lo que Harry quería ser.

Quizás esa también era una razón por la que odiaba a su padre, este le había influenciado cuando era pequeño contra los Malfoy, y a veces, en sueños se imaginaba lo que hubiera pasado de haber aceptado la mano del príncipe de hielo. Y era por eso que se peleaba con él, se conformaba con ser la piedra en el zapato de Malfoy, mientras este no le ignorase, para Harry todo estaba bien. Aunque llegaría el día que no se conformaría solo con eso.

Ya se estaba acostando cuando llamaron a la puerta.

- ¿Puedo pasar Harry? - dijo James entrando en la habitación de su hijo.

- Claro - dijo el chico, y su padre se fue a sentar en un rincón de la cama y le revolvió el cabello cariñosamente.

- ¿Sabes que no pasa nada si no eres el capitán de Quidditch verdad? Estoy orgulloso igualmente, fuiste el jugador más joven en 100 años, eso es un gran logro. No tienes porque estar celoso de Ron.

- ¡Yo no estoy celoso de Ron! - y Harry se hecho a reír, su padre había malinterpretado su huida.

- Eso esta muy bien, y ahora ¡a dormir! Que mañana tienes ese partido contra los Slytherins ¡y esas serpientes han de perder!

Entonces James Potter beso a su hijo en la frente, apago la luz y se fue cerrando suavemente la puerta. Harry sonrió alegre en la oscuridad. Sentía un calor dentro que le hizo no protestar al ver que era tratado como un niño pequeño. Se preguntaba cuanta gente había visto al gran jefe de aurores con esa actitud de padre preocupado, y no como el ogro que solía ser en la oficina cuando las cosas no salían bien.

"Buenas noches Adham"

"Buenas noches Harry"


El aire dentro de la oficina del Consejo de Estudiantes de Hogwarts era helado y eso que ya estaban en abril, pero la culpa la tenia un chico que estaba sentado en una silla que no le correspondía.

Pero a él le daba igual que realmente no fuera su silla, estaba muy cómodo en ella, y sobretodo él creía firmemente que esa silla debía haber sudo la suya, pero en las elecciones ella le había ganado sólo porque la mayoría de los estudiantes lo odiaban.

Sólo dos personas se habían presentado al puesto de Presidente del Consejo de Estudiantes: Hermione Granger y Draco Malfoy. Y la-señorita-perfecta había ganado, haciendo que Draco la odiase más y más, así que cuando ella no estaba él se sentaba en su silla.

Y Draco era el Vicepresidente, aunque solo había perdido por pocos puntos. Claro que a su padre no le habían parecido tan pocos, le había recriminado no haber manipulado, chantajeado, en definitiva no haber jugado sucio. Pero Draco estaba seguro de que ganaría algún día a la sangre-sucia, de tal forma que ella no el podría reprochar el haber hecho trampas, y eso la hundiría definitivamente.

Acabo de redactar unos papeles sobre el baile de primavera que querían hacer la mayoría de chicas, y como habían obtenido más de 150 firmas, el Consejo había de hacer una petición al director para celebrarlo. Ese era trabajo de Padma Patil, que era la Coordinadora de Actividades, pero había pillado un resfriado y él había decidido ocuparse.

Si hacia el trabajo bien lograría el apoyo de las chicas, y quizás en su ultimo año fuera capaz de ser el Presidente. Igualmente Granger no seria capaz de hacer el trabajo bien, ella era una erudita, no había nacido para las conspiraciones políticas, ni para dirigir a un grupo de gente, Draco la había visto muchas veces perdida a la hora de tomar decisiones difíciles, aunque ella tratara de ocultarlo.

Quizás era la persona que más odiaba del trío dorado.

Los otros dos eran pura diversión: Weasley se ponía furioso rápidamente y eso siempre era un aliciente para quitar puntos a Gryffindor, era una persona tan simple que siempre sabía como iba a reaccionar. Si fuera cualquiera otra persona Draco la hubiese ignorado de tan vulgar que lo encontraba, pero sólo una persona le había rechazado, y parte de la culpa la tenía la comadreja.

Se levanto de la silla y fue hacia la vidriera por donde entraba la luz al despacho, desde allí se veía el campo de Quidditch, puso su mano sobre el vidrio y la humedad que había en el ambiente se comenzó a cristalizar sobre la vidriera formando escarcha.

Al día siguiente volvía a tener la gran esperada competición contra Potter por la Snitch. La gente, más que ver el partido, iban a ver como Potter le vencía. Y eso le ponía furioso. Era el único momento en que la gente se podía reír de él con ganas, porque era el único momento en que le ganaban limpiamente y él no podía rebatir que habían trampas de por medio.

Algunas veces Pansy le había insinuado que dejara el Quidditch, que nunca conseguiría vencer a Potter porque este había nacido para volar, pero para Draco esto no era suficiente motivo. Porque aunque todos creían que Draco se había hecho buscador porque Potter lo era, esa no era la verdadera razón por la que estaba en el equipo.

Su padre había sido cazador en su época de estudiante y también capitán, y su madre había sido la buscadora de Slytherin, Lucius nunca se hubiera fijado en Narcisa si esta no hubiera estado en el equipo. Y en el fondo, pero muy en el fondo, el príncipe de hielo tenía la esperanza de encontrar la persona adecuada, aquella que sería sólo suya, por medio de este deporte.