Habían pasado cuatro días desde la reunión y sinceramente, todo había sido un maldito caos desde entonces. Había una tensión en la sede que no llegaba a comprender muy bien, todo el mundo parecía alerta como si en cualquier momento fuera a ocurrir algo, especialmente el Sr. Stark, que parecía que no había dormido ni cuatro horas en los últimos días. Realmente era algo impresionantemente aterrador la forma que tenía de jugar con su salud.

Todos seguían sus rutinas normales de entrenamientos, hacían los trabajos que nos llegaban desde arriba para mantener el orden en un mundo que ya empezaba a ser por lo menos la sombra de lo que una vez había sido. El Sr. Stark y Bruce eran los que más histéricos parecían, todo el día pegados a las pantallas de los ordenadores, buscando la más mínima información que nos pudiera resultar valiosa para el encuentro con YelVa. Querían ir preparados, pero realmente todos sabíamos que nos habíamos estancado, habíamos llegado a un límite que ya no podíamos cruzar porque ya no había más lugares que nos pudieran dar ninguna pista sobre ese Salón Rojo, ni sobre la Viuda Negra, ni sobre nada. A pesar de eso, todos intentaban ser positivos, así que vivíamos en un ambiente en el que todo parecía ir bien pero realmente todo parecía ir mal.

- Saben que alguien ha entrado en su base de datos, y cerraron el grifo.- comentó Rhodey una noche mientras íbamos hacia nuestras habitaciones-. No sabemos si fue un error por su parte o lo hicieron de forma intencionada.

- Siempre me ha parecido extraño que una organización aparentemente tan secreta dejara tanta información al aire.

- Tampoco fue al aire, Bruce es muy bueno infiltrándose en bases de datos, desbloqueándolas... no como Tony, pero tampoco se queda lejos.- me corrigió el ex-militar-. Además, de las secuelas del chasquido no se ha librado nadie, ni de este mundo, ni de ningún otro.

- Ya, tienes razón, pero… no sé, Rhodey, me sigue pareciendo que hay algo que se nos escapa.- insistí.

Me miró con una cara que no pude descifrar, tenía el ceño fruncido pero los ojos muy abiertos, era una contradicción hecha expresión, lo que me puso más nervioso de lo que ya me llevaba encontrando esos días.

- ¿Estás seguro que quieres hacer esto, Peter? No digo que no puedas, chico, confío en que sabrás manejarte, eres inteligente y tienes habilidades, pero… sabes que esta misión tiene más riesgos de los que debería.

"Tiene más riesgos de los que debería", repetí en mi cabeza sin animarme a mirarle. Sabía a qué se refería, al fin y al cabo, pintaba todo muy fácil y muy bonito, ir a hablar con un completo desconocido que tenía información sobre una de las organizaciones más secretas de la Tierra con la fe de que nos quería ayudar voluntaria y gratuitamente. Pero no era así, había demasiadas incógnitas, demasiadas cosas que podían salir mal, entre ellas y la que más me afectaba directamente era que mi identidad fuera expuesta. Y realmente no era por mí por quien me preocupaba, era May, Ned, MJ… mucha gente cercana a mí a la que podían ir a hacer daño simplemente por conocerme. Había sido por muchos años simplemente el amigo y vecino Spiderman, pero me había ganado demasiados enemigos en ese tiempo, a los cuales lo más seguro es que ya les ganara con los ojos cerrados, pero si decidían intentar hacerme realmente daño e ir a por ellos… no me lo podría perdonar nunca.

Pero tenía que hacerlo, y no únicamente por demostrarle algo a los demás Vengadores, era para demostrarme algo a mí mismo, que podía con lo que me pusieran por delante, que realmente me merecía estar en este equipo y que era tan bueno como el resto de ellos. Además, realmente YelVa no tenía forma de saber con quién se estaba comunicando, si no no le habría hecho falta pedir que fuéramos a cara descubierta, seguramente solo fuera una víctima más de ese Salón aprovechando un momento de debilidad para cargar contra esa organización. No tenía nada de qué preocuparme...

- Sí, Rhodey, lo he pensado mucho y sigo queriendo hacerlo, además, no creo que hayan muchas más soluciones, llevan tiempo sin encontrar realmente nada, solo pistas que la mayoría de las veces resultan erróneas, o falsas directamente.

- Lo sé, los dos científicos locos están realmente frustrados.- dijo Rhodey haciendo una pequeña mueca mientras llegábamos a las puertas de mi habitación, donde nos detuvimos para terminar la conversación-. Tony ha estado como loco buscando cualquier cosa para evitar jugar la carta de YelVa y evitar que vayas. Por mucho que confíe en ti, sigue siendo un papá gallina.

- Me he dado cuenta.- dije sonriendo-. Ya no sé qué hacer para que descanse, tuve que jugar la sucia y mandarle a Morgan para que accediera a dormir unas horas.

- Solo está preocupado, y Tony preocupado es una preocupación para el resto de nosotros.- contestó imitando mi sonrisa, pero en seguida la cambió para volver a mirarme con ese ceño arrugado mientras se cruzaba de brazos, y definitivamente yo sabía lo que venía a continuación- ¿Cómo están las cosas con Steve?

Steve.

Había sido la palabra innombrable los cuatro últimos días. No había hablado con él desde entonces, y no porque él no lo intentara, pero simplemente necesitaba despejarme, necesitaba calmarme para hablar con él las cosas, porque sabía que si lo hacía todavía con el fantasma de la traición rondándome la conversación terminaría con gritos y lloros, por lo menos por mi parte, y Steve me importaba demasiado para eso. Tuve que echar mano de todo mi autocontrol para no ir a él cada vez que veía cómo me miraba con esa cara de cachorrito triste cuando notaba cómo le evitaba. Luego recordaba lo que había pasado, y dejaba de sentirme tan culpable.

Así que sí, había estado evitándole de forma bastante poco discreta, haciendo también que el Sr. Stark me preguntara una, y otra, y otra vez de diferentes formas y con diferentes palabra sobre lo que pasaba con el súper soldado. Sabía que sospechaba algo, lo que no sabía era si lo que sospechaba era lo que realmente estaba sucediendo.

- No muy bien, la verdad.

- Deberías intentar hablar con él y aclar…

- Aún duele, Rhodey,- le interrumpí-, en serio que todavía me siento estúpido cada vez que revivo esa reunión en mi cabeza, yo solo… no sé, Rhodey, en serio que no sé qué hacer.

- Me cuesta decir esto porque realmente me gustaría que encontraras a alguien fuera de este equipo y que fuera de tu edad, chico.- empezó Rhodey hablando con cuidado, como si cada palabra fuera un paso en un campo de minas-. Pero estoy viendo cómo estáis los dos, y déjame decir que estáis horribles, deberías aclararlo, al menos intentarlo, Peter… sabes que realmente dijo lo que dijo para protegerte, y…- dijo remarcando mucho esa "y" cuando vio que le iba a interrumpir otra vez- no lo justifico, lo hizo mal, lo hizo fatal, pero sus motivos no fueron sucios.

Hubo unos segundos de silencio después de eso. Sabía que me estaba dejando pensar en lo que me había dicho, lo que no sabía es que todo eso ya lo había pensado yo muchas veces en todas esas noches en las que estaba desvelado hasta la madrugada pensando en él… pensando en nosotros.

Levanté la cabeza cuando noté una mano en el hombro. El ex-coronel me sonreía de forma triste, comprensiva.

- Piénsalo bien, chico… pero que sepas que el orgullo nunca llevó a nada bueno.

Vi cómo se alejaba por el pasillo hasta llegar a sus habitaciones y entrar en ellas sin volver a darme otra mirada.

Yo solo me quedé ahí, en mi puerta mirando hacia donde Rhodey había desaparecido, pero sin mirar nada realmente, simplemente pensando en sus últimas palabras.


Habían pasado cuatro días desde que Peter no me hablaba, y lo que más me fastidiaba de todo era saber que tenía razones de sobra para evitarme como lo hacía, porque había sido yo quien lo había echado todo a perder.

Intenté seguir el ritmo de todos los días, pero definitivamente no estaba nada concentrado, me equivocaba en los entrenamientos, no prestaba atención a las conversaciones… era un maldito desastre. Sam me miraba cada día más preocupado, queriéndome preguntar qué estaba mal conmigo, pero nunca lo llegaba a hacer, solo me miraba con esa sonrisa reconfortante suya, y eso para mí era más que suficiente, porque realmente no quería hablarlo.

Intentaba acercarme a él cada momento que podía cada vez que le veía solo, pero siempre me evitaba con esa mirada que me hacía sentir más culpable de lo que me había sentido en mi vida por algo. Necesitaba aclararlo, necesitaba hablar con él, me daba lo mismo que me gritara, que llorara, que me pegara… no me importaba con tal de no seguir viviendo en ese limbo insoportable.

Luego estaba Bucky, con el que hacía ya casi tres semanas que no me dirigía la palabra. Él había hecho como yo hacía en ese momento con Peter, me intentó buscar muchas veces para hablar conmigo, para aclarar la situación entre nosotros… pero al final se cansó de hacerlo y decidió dar un paso para atrás, lo que me hacía sentir un profundo miedo pensando en que podía llegar un día en el que fuera yo el que me cansara de buscar a Peter. Era irónico, Peter me ignoraba a mí y yo ignoraba a Bucky, una especie de círculo del orgullo para ver quién tenía más que perder… porque definitivamente en ese círculo no iba a ganar nadie.

Todo eso fue lo que me hizo estar esa noche delante de la puerta de mi amigo dispuesto a aclararlo todo de una vez por todas, dispuesto a dejarle explicarse, esperando muy en el fondo que al hacerlo el universo me devolviera a mí ese favor de la misma forma.

No tuve tiempo a pensar mucho más porque en ese momento Bucky abrió la puerta. No mucha gente le conocía bien… realmente nadie le conocía bien excepto yo, ni siquiera Sam, a quien sabía que Bucky consideraba un verdadero amigo. Pero lo nuestro era diferente, nuestra conexión era especial. Nos entendíamos como no lo hacíamos con ningún otro, supongo que en el fondo nos usábamos un poco para no perder esa mínima conexión con nuestras raíces, para no olvidar realmente de dónde veníamos y por qué estábamos ahí.

Y por eso delante mío se permitía ser como era realmente, o por lo menos una sombra de lo que solía ser. Se reía, hacía muecas, incluso bromeaba en muchas ocasiones con Sam y conmigo. Por eso sabía que a cualquiera le hubiera tomado desprevenido la expresión de sorpresa en la cara del soldado cuando me vio al otro lado de su puerta, porque Bucky era frío, distante, indiferente, delante de los demás su cara era una continua indiferencia. Pero conmigo no era así, yo estaba acostumbrado a ver esa vulnerabilidad en él. Porque en nuestro mundo mostrar tus emociones definitivamente era considerado una vulnerabilidad.

- ¿Steve?- preguntó entornando discretamente los ojos.

- Yo… quería aclarar lo que pasó de una vez por todas.

Un silencio siguió a mi declaración, y por un momento pensé que no me dejaría pasar, que los papeles se habían girado y que puede que fuera él quien en ese momento estuviera cansado de la situación. Realmente me sentí aliviado cuando le vi moverse a un lado, dejándome paso para entrar y cerrando la puerta detrás de él.

- ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?- preguntó, directo al grano, como siempre.

- He tenido mucho tiempo para pensar.- respondí.

- Claro.- dijo simplemente.

Tenía una pequeña sonrisa impresa en su cara. No era una sonrisa divertida, sino más bien una haciéndome saber que sabía perfectamente por qué había decidido hablar con él en ese momento y no antes ni después. Al fin y al cabo, no era un secreto para nadie en el equipo que había cierta tensión entre el chico araña y yo.

- ¿Por qué lo hiciste, Bucky?- pregunté directamente. Si él quería ser directo, seríamos directos los dos.

- Te lo dije ese día, esto no tiene que ver solo contigo y con él, nos influye a todos.- respondió mirándome fijamente-. No es una sorpresa para nadie que estamos más débiles que nunca, ¿te crees que organizaciones como Hydra, ese maldito Salón Rojo o a saber qué mierdas más no está aprovechando estos momentos? Ellos no tienen ningún tipo de moral ni un contrato que les limita lo que pueden y no pueden hacer, ellos ahora están avanzando a zancadas mientras nosotros vamos pasito a pasito, y cuando queramos dar cuenta volveremos a tener otra situación que se nos escape de las manos, y sinceramente, yo no estoy seguro de que podamos lidiar con algo así ahora.

- ¿Y qué narices tiene que ver eso con Peter y conmigo?- cuestioné un poco indignado ante el maldito discurso populista que me intentaba vender, ¿en serio iba a intentar justificarse de esa forma?

- ¡Todo, Steve! ¡Jodidamente todo!- dijo alzando un poco la voz mientras avanzaba varios pasos hacia mi dirección- ¿Cuándo ha sido la vez que los Vengadores han sido más débiles? Después de la maldita pelea de Alemania, os separasteis y cuando ese maldito psicópata de Thanos apareció no tuvimos ni una mísera oportunidad contra él.

- Que Peter y yo estemos juntos…

- ¿Estemos juntos? ¿Definitivamente estáis juntos?- me cortó con una pequeña risa que mostraba de todo menos diversión-. No tiene ni dieciocho años, Steve.

- ¿Te crees que yo eso no lo he pensado ya?- dije alzando esa vez yo la voz-. Le he dado vueltas a todo muchas veces, más veces de las que te puedes imaginar, pero no he sido capaz de encontrar ni un solo motivo realmente bueno para alejarme de él.

Se hizo el silencio entre nosotros, ambos pensando en las palabras del otro. Me iban y me venían los pensamientos a mil por hora, me repetía una y otra vez las palabras de mi amigo en la cabeza, pero no les terminaba de encontrar sentido.

- ¿Y qué pasa con Stark?

Oops. Esa sí que había dado directo en la herida.

- ¿Qué pasa con Stark?- repetí desentendiéndome cual niño que no quería aceptar sus responsabilidades.

- No te hagas el listo conmigo, sabes perfectamente lo que digo, Stark es precisamente la clave de todo.- respondió llevándose la mano metálica a la cabeza, echándose el pelo para atrás-. Te lo acabo de explicar, la última vez que estuvimos tan débiles fue cuando Stark y tú os metisteis en una pelea para ver quién tenía la polla más grande.

- En esa pelea tú…

- Sí, yo no me justifico y acepto que tuve un gran papel en Alemania, pero tú admite que ese enfrentamiento no fue solo por los motivos que los dos dábais, esos fuerin simplemente la gota que terminó de colmar el vaso.

Y tenía razón, por supuesto. Ese era Bucky, aquel que te decía toda la verdad a la cara, doliese o no doliese, la hubieras aceptado o la ignoraras con todas tus fuerzas… él te la estampaba en la frente sin ningún reparo. Nunca supe si considerarlo como una virtud, siempre supuse sí, que estaba bien que alguien estuviera ahí siempre para abrirte los ojos, pero en ese momento definitivamente lo vi como el peor de los defectos.

- Mira, yo…

- No, el tema de la maldita Guerra Civil lo vamos a dejar a parte, el punto es que todos conocemos vuestros antecedentes, y aunque ahora tengáis buena relación, ¿qué crees que va a pasar cuando se entere de que te estás follando al chico?

Definitivamente en ese punto ya no tenía palabras, estaba nervioso, paralizado, avergonzado y muy enfadado, hasta el punto de plantearme que no había sido una buena idea ir a las habitaciones de Bucky, ¿en qué estaba pensando?, ¿quién se creía que era para hablar así sobre algo que no le incumbía en absoluto? El sexo era un tema que él sabía perfectamente que me incomodaba en demasía, me habían criado para pensar en él como algo íntimo, muy privado que no había que ir gritando a los cuatro vientos, un lazo entre una pareja que se quería y que se respetaba. Y sabía perfectamente que esa visión había cambiado mucho, y lo respetaba profundamente, que cada uno hiciese con su vida y sus intimidades lo que quisiera… pero no con las mías.

- Te estás pasando, Bucky, primer aviso.- le dije cuando por fin me salió la voz, con todo el veneno que pude reunir.

- ¿¡Que yo me estoy pasando!? Steve, Tony va a querer matarte, literalmente, va a ir a por ti y si tienes suerte como mínimo te va a cortar las pelotas con las tijeras de la cocina.

- Definitivamente se te ha ido la olla, estás delirando, James.- le espeté.

Nos volvimos a mirar por unos segundos, intentando leer cuál sería el siguiente paso del otro, porque Bucky sabía que la conversación había pasado a mayores, al fin y al cabo, únicamente usaba su verdadero nombre cuando la situación se nos escapaba de las manos… justo lo que estaba pasando en esos momentos.

- Steve…- respondió soltando un suspiro, intentando calmarse para mi más grata sorpresa-. lo que Tony siente por ese chaval va mucho más allá de lo que realmente te piensas… los dos sabemos lo que nos han contado, fue Peter quien estuvo ahí cuando el equipo se separó, fue él quien impidió que Stark se desmoronara en ese maldito taller del que no sale en todo el día… le debe mucho, y encima luego el chico se volatilizó con el primer chasquido, ¿cómo crees que le sentó a Stark eso? Juró protegerle y murió entre sus brazos, le falló a la única persona que no le había fallado nunca... ¿y por qué crees que cambió de opinión y decidió ayudaros con los viajes en el tiempo? Todo fue por recuperar a Peter… ¿y qué crees que pasará cuando se entere que el chiquillo está enamorado de ti, Steve? Del que llegó a considerar casi como un hermano y según él luego le traicionó sin miramientos… ¿en serio crees que será comprensivo?

- Peter no está enamorado de…

- ¿En serio de todo lo que te he dicho eso es lo único que se te ha quedado?- me interrumpió con voz exasperada.

- ¿Qué quieres que te diga? ¿Que no había pensado en nada de eso? ¿Que simplemente pensé en mi por una vez en toda mi maldita vida? Soy más feliz de lo que he sido desde que puedo recordar, Bucky. Realmente nunca había terminado de sentir esta época como mi hogar hasta que apareció él…

- Joder, Steve…- dijo desviando la mirada hacia la ventana-. Esto es más grande que todo eso, y lo sabes.

Me volvió a mirar, esa vez diferente, sus ojos mostraban comprensión acompañada de una pequeña sonrisa más irónica que feliz. Le daba lástima, eso lo tenía claro, pero para ser sincero… yo también me daba lástima a mí mismo.

- Sé los riesgos que hay, ahora los tengo más claros que nunca, pero… no puedo, Bucky, simplemente… no puedo alejarme.

Y era cierto. No era ni siquiera por mí mismo, era por Peter… mi Peter, no podía simplemente hacerle eso, nos habíamos implicado ya demasiado, sabía que le destrozaría, y lo sabía porque a mí también me destrozaría. La diferencia es que si tenía que hacerlo estaba dispuesto a aguantarlo por él… pero por nada del mundo iba a dejar que de una forma u otra Queens sufriera así.

- Estás enamorado.- no era una pregunta, lo afirmó como quien podría haber afirmado que las fresas eran rojas.

No le contesté, solo le miré, porque sabía que no hacía falta más explicación, que mis ojos lo estaban diciendo todo.

Bucky apartó su mirada para mirar hacia el suelo alejándose varios pasos de mí. No tenía ni idea de qué pasaba por su cabeza en esos momentos, pero conociéndole definitivamente no era ninguna tontería.

- Debería haberlo visto venir, debería haber hecho algo antes.- terminó diciendo más para sí mismo que para mí-. Sabía que el chaval estaba completamente enamorado de ti, pero no sabía que tú también, creía que tendría más tiempo para evitarlo.

- Pues ya ves que no.- es todo lo que le pude decir. Para ser sinceros, en esos momentos solo quería irme a mis habitaciones y volver a sumirme en la mierda que me llevaba acompañando los últimos días.

- Steve… sigo pensando que no es una buena idea, y sigo pensando que nos va a traer problemas a todos, y cuando eso pase seré el primero en decirte "te lo dije"...- dijo, a lo que solo pude mirarle con una ceja alzada.

- ¿Dónde quieres llegar con esto?- le interrumpí esa vez yo a él.

- Mira, solo digo que no volveré a interferir, ¿vale?

- ¿Lo dices en serio?- pregunté un poco reacio. No se me podía culpar por ser precavido.

- Lo digo en serio, y aunque creerás que miento… me alegro por ti.

Le miré con una pequeña sonrisa. Definitivamente cuando había empezado esa conversación no me imaginé ni por un instante que podría terminar así… pero así era Bucky, impredecible, no podías saber nunca cuál sería su próximo movimiento, pero de la misma forma sabía que todo lo que hacía, por muy límite que fuera, estaba justificado con una buena intención.

- Gracias, significa mucho para mí, en serio.- dije sin borrar la sonrisa de mi cara, en esos momentos me era realmente complicado… hasta que me acordé de la verdadera situación que tendría tras salir de esas habitaciones-. Aunque no sé si ahora queda algo de lo que te puedas arreglar.

Me miró fijamente por unos segundos antes de contestar, poniéndose otra vez serio.

- Ya, he notado que no estáis en vuestro mejor momento.

- Y te alegrarás, supongo.

- Vamos, Steve, acabamos de hacer las paces, dame un poco más de crédito.- me dijo con una sonrisa contagiosa-. Aunque si he de ser sincero, te tienes completamente merecido que no te hable, lo de la reunión me dolió hasta a mí.

Puñala.

Otra vez esa maldita sinceridad sin filtros. Pero no nos engañemos, esa sinceridad no vino del brazo del soldado de invierno, Bucky ya era así desde antes de que a mí me pincharan el suero, lo que siempre creí que le causaría muchos problemas en el ejército, aunque al final no tuvimos tiempo para comprobarlo.

- Gracias.- le contesté, esa vez irónicamente.

- Lo siento, compañero, pero la cara de Peter es demasiado expresiva, y estaba realmente hecho polvo.

- Yo tampoco estoy en mi mejor momento.- le contesté reprochándole. Al fin y al cabo, era mi amigo, tenía que consolarme por lo menos un mínimo, no hundirme más en la miseria.

- Pero tú fuiste quien lo provocó, así que objetivamente das menos pena.

- Bucky…

- Perdón, perdón… pero no está todo perdido, habla con él, explícale por qué lo hiciste, era tan jodidamente obvio lo asustado que estabas que me extraña que aún no lo hayáis aclarado.

- Gracias, Bucky, hablar con él, una magnífica idea que no se me había ocurrido.- le respondí con toda la ironía que fui capaz de reunir.

- Vale, tienes razón, lo siento… pero no lo des por perdido, el chico solo necesita tiempo, como a ti te pasó conmigo, y cuando esté preparado, será él quien vaya a ti.

Y realmente, realmente… esperaba que esto fuera cierto.


Mis piernas caminaban por sí solas, casi sin que mi cerebro les enviara ninguna orden, dirección a unas habitaciones que ya conocía demasiado bien.

No estaba seguro de por qué iba, de por qué en ese momento y no antes ni después, ¿serían las palabras de Rhodey, o simplemente era demasiado débil como para aguantar más tiempo así? No lo sabía con certeza, tía May siempre decía que todo el mundo tenía derecho a defenderse, puede que fuera por eso, o puede que fuera por un conjunto de todo. Fuera como fuere, una vez entrara a su pasillo sabía que ya no habría marcha atrás.

Y no nos equivoquemos. Seguía enfadado y muy avergonzado por lo que pasó, y eso no se me pasaría así porque sí, por muchas conversaciones que tuviera con Steve en esos momentos, pero estaba dispuesto a intentarlo, realmente lo estaba.

Llegué a su puerta y toqué, pero después de unos segundos no escuché nada… no pude evitar sentirme ligeramente irritado, incluso un poco enfadado. Era una tontería, lo sabía, Steve no podía saber que después de cuatro días yo iba a decidir que justo ese me decidiría a ir a hablar con él.

Volví a tocar por las dudas, nunca estaba de más hacerlo, pero como la vez anterior no hubo ninguna respuesta. Suspiré profundamente, sintiéndome algo decepcionado, porque para ser sinceros, no sabía si más tarde volvería a darme el ataque de valentía que me había dado en ese momento y volvería a ir yo mismo a buscar a Steve.

Me giré dispuesto a irme, pero entonces escuché cómo se abría la puerta de las habitaciones de al lado. Sabía que eran las del Soldado de Invierno, lo que me hizo removerme un poco incómodo, porque no sabía cómo estaba la situación entre nosotros. Antes de que pasara lo que pasó con Steve, Bucky y yo no nos llevábamos mal, incluso a veces pensé que puede que me considerara un amigo, dentro de los evidentes límites que parecía que tenía con todo el mundo menos con Steve y con Sam, incluso a veces con Wanda. Si a eso le sumamos la trampa que me tendió para aplastarme el corazón de malas formas… no, definitivamente no creo que estuviéramos en buenos términos, y hasta donde yo sabía, Steve tampoco lo estaba, por eso me sorprendió verle salir de esa habitación.

No sabía cómo tomármelo, al fin y al cabo, Bucky realmente me hizo pasarlo mal, igual que a Steve, y el que justo me encontrara esa escena cuando estábamos enfadados en una situación donde la balanza no era precisamente positiva, me daba qué pensar. Es decir, ¿por qué arreglaba las cosas con la persona que casi consigue separarnos justo en esos días? ¿significaría que ya no quería continuar con lo nuestro? Todos esos pensamientos cruzaron mi cabeza en menos de quince segundos, mientras esos dos se despedían sin haberse percatado de mi presencia.

- Quedamos mañana entonces.- le decía Bucky a mi… ¿novio? Dios mío, ¿por qué tenía que ser todo tan complicado?

Pero antes de que Steve pudiera contestarle, el Soldado de Invierno se dio cuenta de que me encontraba ahí cuando giró la cabeza para mirar al fondo del pasillo. No sabía qué esperar exactamente de él, pero fuera lo que fuera ya no importaba, porque su cara no se había movido ni un solo milímetro, seguía tan neutra como antes de verme. No sabía si para él no era una sorpresa verme allí o simplemente sabía esconder muy bien sus expresiones.

- Sí, cuando me vaya a ir te toco a la…- empezó Steve, interrumpiéndose a sí mismo y frunciendo el ceño al ver que su amigo no le prestaba atención, girando la cabeza para buscar lo que fuera que tenía tan entretenido a Bucky.

La reacción de Steve sí que fue sorpresa en toda su definición, haciéndome ver que definitivamente no esperaba encontrarme ahí, o bueno, seguramente no esperaba encontrarme en ninguna parte. Sentí un poco de culpa al ver los ojos de cachorro perdido que tenía en esos momentos… pero solo un poco.

- Hola, Steve.- terminé diciendo, al ver que ninguno de ellos parecía animarse a decir nada.

- Peter, ¿qué…

- ¿Podemos hablar?- le interrumpí, desviando ligeramente la mirada a mis zapatillas, maldiciéndome a mí mismo por no ser capaz de aguantarle la mirada.

- Claro, vamos a mis habitaciones.- me contestó puede que demasiado rápido, desvelándome lo nervioso que estaba, pero no podía culparle, no es que yo hubiera sido demasiado explicativo, bien podría haber ido hasta ahí para cortar cualquier lazo que siguiera quedando entre nosotros… sinceramente no tenía ni idea de qué era lo que pretendía, solo que quería aclarar lo que pasó en esa estúpida reunión.

Esperé a que se alejara del lado de Bucky, quien le dio un último asentimiento de cabeza con una pequeña sonrisa como despedida, antes de volver a entrar a su pequeño departamento.

Un silencio realmente incómodo nos envolvió cuando Steve me dejó pasar y cerró la puerta detrás de mí. No recordaba la última vez que la situación había estado tan tensa entre nosotros. Odiaba eso, odiaba recordar las semanas tan espectaculares que vivimos antes de ese estúpido problema, porque solo me hacía querer olvidarlo todo y perdonarle sin más. Y eso no podía ser así, porque si esas semanas también hubieran sido tan especiales para él, definitivamente no estaríamos en esa situación, o al menos eso era lo que me repetía una y otra vez.

- Yo… he arreglado las cosas con Bucky.- habló después de lo que parecieron horas.

- Me alegro.- contesté.

Y no era mentira, en serio que me alegraba, llevaba insistiéndole en que hablara con él mucho tiempo, pero nunca me hacía caso, demasiado enfadado con su amigo para hacerlo, y realmente no sabía qué era lo que al final le había hecho dar el paso, pero siendo realistas, en ese momento no me podía importar menos.

- Mira, Peter…

- Steve…

Hablamos los dos a la vez, lo que en contra de lo que llevaba intentando desde que había entrado en esa habitación, provocó que juntáramos nuestras miradas.

Dios, tenía los ojos realmente bonitos, justo del tono de mi color favorito, aunque en mi defensa diré que ya lo era antes de conocerle directamente. Digamos que fue una casualidad que solo hizo que el Capitán me gustara un poco más.

- Habla tú.- lo dije con una pequeña mueca.

- Peter, yo… no sé ni qué decir…- empezó llevándose las manos a la cabeza-. He pensado cincuenta veces lo que te diría cuando por fin te tuviera delante, y ahora simplemente no se me ocurre nada.

- Empieza por el principio.- intenté calmarle, echándome a mí mismo un poco la bronca por sonar tan suave.

- En la reunión… nada de lo que dije fue cierto, Peter, absolutamente nada pero…

- ¿Y por qué lo dijiste entonces?- le espeté esa vez más agresivo. Así era siempre, me sentía mal por la situación entre nosotros hasta que recordaba la maldita reunión y volvía a sentir esa rabia que me invadió ese mismo día enfrente de todos.

- Tenía miedo, ¿vale? Dijeron tu nombre, y simplemente no pensé.- se intentó justificar.

- Pues yo llevo cuatro días pensando mucho, Steve, pensando por qué la persona en la que más confiaba me hizo eso delante de todo el mundo. Tú lo sabías todo, cómo me sentía respecto al resto, cómo siento que haga lo que haga nunca voy a dejar de ser un maldito crío de cara a todo el mundo… y simplemente te plantaste ahí y me tiraste todas esas inseguridades a la cara delante de todo el mundo, ¿cómo crees que me sentí, Steve?- terminé, dándome cuenta entonces de que había estado gritando durante todo el discurso, pero no me importaba, porque me estaba sintiendo más libre esos dos minutos que llevábamos hablando que en los últimos cuatro días.

- Créeme que he pensado eso muchas veces, y que en cuanto lo dije me arrepentí… dios, Peter, no podía ni mirarte a los ojos.- dijo con voz realmente dolida, lo que otra vez consiguió derretir un poco más mi corazón… y me estaba empezando a sentir como una maldita montaña rusa-. No me quiero justificar porque sé que no tengo justificación alguna, solo quiero que me intentes comprender…

Se detuvo unos segundos para volver a mirarme, pero en cuanto lo vi fui yo quien desvió los ojos hacia la ventana, viendo de reojo cómo se acercaba algunos pasos hacia mi dirección.

- Ma asusté mucho, ¿vale? Esto no es ningún juego, puede ser una trampa que nos traiga graves consecuencias a todos, y a ti al que más si vas a ese sitio a cara descubierta, Peter.- siguió hablando, y pude distinguir algo de súplica en su voz, como si a pesar de todo me siguiera intentando convencer para que me negara a ir-. Pero bueno… supongo que ya has pensado tú en todo eso. Solo quiero que pienses en si hubiera sido al revés, en si me hubieran dicho a mí de ir con todos los riesgos a esa misión… y multiplícalo por diez, porque pequeño, te guste o no, por muy bueno que seas en lo tuyo, cosa que te juro que en mi vida he dudado ni un solo segundo… sigues siendo nuevo en esto.

Era cierto, y no era nada de lo que me avergonzara, porque yo era el primero que estaba completamente aterrado de ir precisamente por eso, no tenía experiencia suficiente en trabajar con los Vengadores. Pero una cosa era eso, y otra cosa es que creyeran que, después de todo lo que les demostraba día tras día, no era capaz de hacerlo.

- Comprendo que te preocuparas, pero sigo pensando que no tenías excusa ninguna para hacerlo, me dejaste muy mal delante de todos, Steve, precisamente tú, que eres el que más me debería apoyar.- terminé, dejando salir finalmente todo lo que me llevaba guardando los últimos días.

- Lo sé, y tienes toda la razón, no voy a intentar excusar lo inexcusable, solo quería que me dieras la oportunidad de explicártelo.- dijo acercándose hasta quedar justo enfrente de mí-. Queens, creo que no eres consciente de todo lo que me preocupo por ti, no eres un compañero más, no eres simplemente la persona que me gusta y ya está… si a ti ahora te pasara algo, yo… no sabría qué hacer, eres el principal motivo por el que sigo en este complejo dando guerra.- terminó consiguiendo que esa vez le mirara a los ojos.

Fue entonces cuando supe que estaba completamente perdido, porque esos abejorros que parecía que se habían tomado unas vacaciones los últimos días, volvían a estar presentes en todo su esplendor. Estaban tan presentes que dolían, y es que era en serio que nunca imaginé que los sentimientos de Steve se acercaran tanto a los míos.

- A partir de ahora la decisión es únicamente tuya.- volvió a hablar.

- ¿Qué decisión?- pregunté, todavía con la cabeza dándome vueltas por los últimos pensamientos.

- Si quieres seguir conmigo o no.- lo dijo tan bajo que estaba seguro de que si no fuera por mis sentidos desarrollados no le habría escuchado.

- Una relación es cosa de dos, Steve.

- Lo sé, pero yo tengo muy claro que te quiero, y que quiero seguir contigo.

¿Conocéis esa cálida sensación que se tiene cuando una persona a quien quieres te abraza? ¿ese calor que te hace sentir que estés donde estés, te encontrabas en casa? ¿esa felicidad tan extrema, que piensas que en tu vida podrás dejar de sonreír otra vez? Era la sensación que sentí cuando volví a ver a la tía May por primera vez después del chasquido, la misma sensación que sentí cuando el Sr. Stark me sonrió después de despertar del coma, la misma sensación que sentí cuando el tío Ben me dio el que en ese momento no sabía que sería nuestro último abrazo. Amor en el más puro de sus significados.

Llevaba mucho tiempo sabiendo hasta dónde llegaban mis sentimientos por Steve, creyendo que estaba muchos pasos por delante de él… y posiblemente esa sería una de las razones por las cuales me sentí tan traicionado el día de la reunión. Pero ahí estaba, en las habitaciones de mi novio, tan paralizado que no podía articular ninguna respuesta decente.

- ¿Peter? Yo… no quiero presionarte, ni te lo he dicho para que me perdonaras, está bien si tú no me lo dices, solo… solo di algo, por favor.

Moví la cabeza para mirarle otra vez fijamente a los ojos, encontrando en ellos un profundo miedo. Le comprendía perfectamente, era miedo a ser rechazado, a que ahora me girara y me marchara de esa habitación sin decir nada… pero realmente me parecía una idea tan loca que no pude evitar que se me escapara una pequeña risa.

- ¿Pet…- empezó, pero no pudo acabar la frase porque en ese momento acorté la poca distancia que nos separaba y le besé.

Definitivamente había echado de menos sus labios. Ya no estaban tan secos como la primera vez que nos besamos, estaban suaves, calientes… simplemente perfectos… pero necesitaba más, necesitaba más de él, enseñarle que yo sentía exactamente lo mismo, transmitirle que no se preocupara, que le necesitaba de la misma forma en la que él me necesitaba a mí.

Aproveché un segundo que entreabrió ligeramente su boca para meter mi lengua entre sus labios, tomando esa vez yo el control del beso, cosa que no solía pasar a menudo, porque siempre me gustaba que él tomara el mando, me gustaba que me rodeara con sus enormes brazos e hiciera conmigo lo que quisiera... era algo que no podía controlar, simplemente me ponía muy caliente, pero en ese momento necesitaba ser yo quien tuviera el control, haciéndole ver de la misma forma que dejara de preocuparse tanto por mí, que no era un chiquillo que necesitara ser salvado, que podía librar mis propias batallas como llevaba mucho tiempo hacerlo.

Y sí, todo eso es lo que le transmití con un solo beso.

Así fue hasta que nos tuvimos que separar, dejando nuestras frentes pegadas y nuestros ojos cerrados, solo sintiéndonos el uno al otro.

- No.- respondí a la declaración que había hecho antes.

- ¿No qué?- preguntó asustado, a lo que abrí los ojos para verle con la mirada fija en mí, estudiando mi cara, como si estuviera esperando perderme de un momento para otro.

- Que yo tampoco quiero dejar esta relación.- declaré con una pequeña sonrisa, intentando aguantar la enorme sonrisa que verdaderamente quería estirar de mis labios-. Y que yo también te quiero.

La reacción fue instantánea, porque una sonrisa como la que yo estaba intentando evitar se formó en su cara. Definitivamente nunca le había visto sonreír de esa forma, lo que invocó otra vez a los abejorros a los que de nuevo me estaba volviendo a acostumbrar.

Hasta que un pensamiento chocó contra mí.

- Eso sí, Steve.- dije, interrumpiendo la pequeña burbuja en la que nos encontrábamos en ese momento, él todavía con sus brazos rodeándome, y yo con mis manos en su pelo, aferrándome como si alguien pudiera llegar y alejarme sin mi consentimiento en cualquier instante-. Si vuelves a hacer otra vez algo como eso, ten por seguro que no lo pienso perdonar.

Lo dije muy serio, realmente quería que me creyera, porque yo mismo no lo hacía del todo. A veces tenía la sensación de que pasara lo que pasara, sería capaz de perdonar a Steve, y ese era un pensamiento que me daba mucho miedo, porque darle tanto poder sobre ti a una persona definitivamente no era algo sano, y lo tenía muy claro... pero por lo menos intentaría que él no supiera la cantidad de influencia que tenía sobre mí.

Tuvo que notar algo en mi mirada, porque se puso igual de serio que yo y me apretó más contra él, a pesar de que aquello parecía imposible.

- Te lo juro, no voy a volver a ser tan tonto, no pienso perderte, pequeño.- terminó apoyando de nuevo su frente en la mía.

- Te quiero.- susurré, intentando que mi voz no se oyera fuera de esa burbuja que habíamos vuelto a construir… esa burbuja que cada vez era más sencilla formar.

- Te quiero, Queens.

Aquí va otra capítulo más. Sé que normalmente no pongo notas de ningún tipo, pero bueno, aquí va una jajajaja.

Siento si tardo mucho en subir cada uno, pero estoy muy liada y cada vez lo estaré más, porque se acercan exámenes, aunque siempre intento sacar ratitos para ir escribiendo. Por eso este lo he intentado hacer más largo de lo normal, espero que os haya gustado jeje.

¿Qué os está pareciendo por ahora? Sé que va lenta, pero a mí personalmente me gusta cuando las historias van así.

¿Os está gustando el personaje de Peter y la forma en la que trata sus sentimientos por Steve? ¿Se debería dejar llevar un poco más y no pensar tanto? El siguiente capítulo, además, ya estaba pensado para que aparecieran escenas algo más… íntimas jajaja.