- ¿¡Qué Steve y Peter están qué!?- se escuchó decir a Clint por el intercomunicador, seguido de una risa incrédula.
- Clint, por favor, concéntrate en la misión.- dijo Bruce a mi lado, con voz un poco hastiada.
- ¿Y Stark lo sabía?- siguió como si no hubiera escuchado nada, lo cual era imposible porque la voz de Bruce sonaba directamente en su oído medio.- Claro que no lo sabía, por eso tenía la cara como si le hubiera atropellado un autobús.- se respondió a sí mismo con otra risa.
Todo muy gracioso.
Descojonante, mejor dicho.
Hacía veinte minutos que el jet con todos los que no nos habíamos quedado en la sede había partido hacia la ubicación a la que Natasha quería que fuéramos. Yo me encontraba con Bruce, Rhodey y Belova en la que Peter llamaba de broma la habitación del espionaje, donde estaban todos los equipos con los que los Vengadores que se quedaban en la sede vigilaban a los que iban de misión. Era realmente grande y realmente impresionante, sobre todo para alguien como yo que había nacido en el 1918. A pesar de todos los años que llevaba en esos tiempos, había veces que aún me sorprendía de las cosas que se conseguían en esos tiempos, en todo lo que se había avanzado en poco más de cien años.
El problema era que, a pesar de ser el supuesto equipo más poderoso de la Tierra, incluso de muchos otros planetas, seguíamos siendo unos humanos que trabajaban juntos, por lo que los chismes no se hacían esperar, y menos cuando era uno tan jugoso como ese.
No me molestaba que lo supieran, ni mucho menos me avergonzaba de ello, todo lo contrario, estaba muy orgulloso de estar con Peter. Pero comentarios como los de Clint me molestaban, puede que en demasía.
Comprendía que fuera sorprendente, sobre todo para alguien que no nos había visto casi interactuar, ya que no vivía en la base con nosotros, pero el recochineo podía ahorrárselo para él mismo y para el que le interesara. Sobre todo porque, como nosotros, los agentes que estaban en el jet también podían escuchar todo lo que estaba diciendo, y después de la enorme escena que habíamos montado Tony y yo, no necesitaba que nadie avivara el fuego de venganza que se había encendido en los ojos de Tony. Realmente era lo último que necesitaba.
Solo esperaba que toda esa misión acabara pronto, porque lo último que quería era que Peter llegara y se enterara de esa forma de que todos estaban al tanto de lo nuestro.
Aunque no era así. Para nada sabían de nuestra relación, porque lo habían vendido desde el principio como que solo nos acostábamos, y bueno, es verdad que lo hacíamos, y era magníficamente maravilloso, pero por nada del mundo era eso lo único que había entre nosotros. Él no era cualquier persona, era mi pareja, la persona con la que en esos momentos quería compartir mi vida. Y definitivamente me daba mucho coraje que gente como Clint hablara así de nosotros.
Bruce se tuvo que dar cuenta, porque no había dejado de mirarme por el rabillo del ojo desde que también se había enterado. Estaba seguro que quería preguntarme algo, o más bien, de que quería preguntarme muchas cosas... pero también estaba seguro de que por una parte no quería distraerse de la misión y por otra, simplemente no se atrevía a hacerlo. Y por eso intentaba evitar el tema a toda costa.
- Clint, no te lo repito otra vez, concéntrate, esto es importante, y tú lo deberías saber mejor que nadie.- volvió a reprender al Halcón con tono más grave. Sabía que estaba tocando un punto sensible, y ese era dejarle caer a Clint que no se tomaba en serio la misión de Natasha, que no estaba poniendo todo de su parte por devolverla a su hogar. Eso consiguió callar toda broma, cosa que agradecí infinitamente.
Los cuatro Vengadores que iban a reunirse con nuestra ex compañera continuaron caminando hasta llegar al edificio donde Bruce y Rhodey al parecer habían descubierto a Natasha. Era un edificio abandonado, muy a las afueras de la ciudad, por suerte los satélites habían conseguido capturar la imagen de Natasha en las puertas de este. Todo demasiado sencillo, todo con demasiada casualidad. Era por eso que estábamos actuando tan rápido, porque sabíamos que habíamos llegado al punto en el que la ex Vengadora necesitaba hablar con nosotros tanto como nosotros con ella. Puede que incluso más.
Pero teníamos que tener muy clara una idea, y era que esa mujer no era nuestra Natasha Romanoff.
Queríamos conseguir que lo fuera, pero por el momento no era así. Y me preocupaba que algunos no lo tuvieran claro, sobre todo Clint, el más emocionalmente implicado. Puede que Bruce no debiera haberle mandado en persona a esta misión, pero entendía por qué lo había hecho. Primero, porque el Vengador ya estaba bastante pesado con que quería y necesitaba participar más activamente en la misión, y los motivos para negárselo empezaban a volverse repetitivos, y segundo, porque Bruce, y seguro que la mayoría, pensaba que si alguien podía despertar los sentimientos de la antigua Natasha, ese era Clint.
- Estamos, vamos a entrar.- se escuchó la voz de Hope, la cual estaba con Sam en la puerta trasera, ambos con sus respectivos trajes puestos.
- Nosotros también.- respondió Wanda, al lado de Clint en la puerta principal.
- Muy bien, chicos, Natasha está en el segundo piso, tercera puerta a la izquierda. No hay nadie más en el edificio y la habitación donde está tiene cuatro ventanas, dos a la derecha, otras dos en la pared del fondo.- habló Rhodey, resumiendo toda la información que nuestros drones y cámaras habían ido socavando.- Recordad que consiste en hablar con ella, escuchar lo que tiene que decir, es lo que más información nos dará, porque con preguntas sabemos que no conseguiremos nada.
- Exacto, y si la cosa no avanza o ella intenta algún movimiento, usad la red que os hemos dado.- se escuchó a Stark explicar desde el jet.
La red que decía era un artilugio en el que Tony y Peter habían estado trabajando en los escasos momentos que tenían libres. Se trataba de una esfera que llevaban Wanda y Hope colgada en la muñeca, que al lanzarla formaba una red hecha del mismo material que las telarañas de Peter, así todos tendríamos la oportunidad de usarlas cuando él no estuviera delante, ya que definitivamente era una de las mejores formas de atrapar a alguien, porque esos cacharros aguantaban más de tres horas sin romperse por mucha fuerza que intentaras aplicarles, lo teníamos más que comprobado. Era curioso, porque Peter me contó que al principio no conseguía que aguantaran más de una hora, pero con la ayuda de su Sr. Stark habían logrado alargar el tiempo, pero eso ya eran temas que se escapaban de mi terreno de conocimiento.
Pudimos ver por las nanocámaras implantadas en las lentillas que llevaba cada uno de ellos el camino que estaban dando hasta reunirse los cuatro en la puerta principal. Cualquiera podría pensar que era una tontería que entraran por parejas por diferentes puertas para al final terminar todos en el mismo lugar, pero era otro protocolo a seguir, para hacer otro barrido del lugar. Cuantas menos sorpresas nos encontráramos mejor, y por mucha tecnología que pudiéramos manejar, simplemente había cosas para las que el ojo humano era el mejor observador.
- Procedemos a entrar.- dijo Sam, con la voz apenas audible, antes de coger el pomo de la puerta y abrirla lentamente.
Estaba seguro de que no era el único que estaba aguantando la respiración en esos momentos, ¿en serio íbamos a ver a Natasha? He de admitir que a pesar de llevar tanto tiempo intentando seguirle el rastro, nunca me había terminado de volver a hacer a la idea de que llegaría el momento en el que vería otra vez a la que había sido una gran amiga para mí, tanto cuando nos buscaban como criminales de guerra, como en el Lapso.
Y mentiría si no dijera que tenía miedo. Estaba total y completamente aterrorizado por lo que nos íbamos a encontrar en escasos segundos.
Se vio en la imagen cómo Sam terminaba de abrir la puerta y soltaba el pomo, dando un paso al frente sin dudar, con lo que estaba seguro de que era falsa seguridad. Pero es que delante de agentes como Natasha Romanoff no podías mostrar ni un ápice de inseguridad, porque te comían vivo antes de que terminaras la primera frase, y eso era algo que Sam sabía.
Se podía ver un piso viejo y muy pequeño, con algunas fotos colgadas de mala forma en la pared y otras rotas en el suelo, contando una historia que ya nadie conocería nunca. A la izquierda había una cocina inutilizable con una mesa sin sillas en ella, y a la derecha un sofá adoptado por las ratas que debían vivir en ese lugar todo el año. Definitivamente parecía el escenario de una película de terror de los 80, con un pequeño detalle, y era la figura que se encontraba detrás del sofá.
Era de estatura media, con el pelo corto y rizado, y de un intenso color rojo. Un rojo tan familiar que me encogió tanto el corazón como la garganta.
- He de admitir que no era a vosotros a quienes esperaba.- dijo una conocida voz calmada, tan calmada como si estuviera comentando las noticias del día con un amigo.
- Me temo que no podemos decir lo mismo.- respondió Hope en una buena imitación al tono de la pelirroja. Suponía que al no haber tratado con Natasha, no tendría tanta mezcla de sentimientos como el resto, lo que suponía que había sido la intención de Bruce al mandarla en el grupo. Al fin y al cabo, Hope era una mujer valiente y muy inteligente, este tipo de misiones parecían estar hechas para ella.
- Apuesto a que no.- replicó la figura de Natasha, todavía sin darse la vuelta dejando entrever una sonrisa en su voz.
- ¿Y a quién esperabas exactamente?- intervino Wanda con dureza reunida.
Parecía como si Wanda hubiera activado alguna especie de señal, porque en cuanto terminó de hablar la espía se giró por fin, regalando a los presentes esa sonrisa que anteriormente solo había dejado escuchar.
¿Qué era exactamente lo que esperaba sentir en ese momento? En el momento en el que le viera la cara por primera vez a esa tan ansiada amiga. Creía que sentiría emoción, una inmensa alegría, incluso miedo mezclado con una tristeza indescriptible.
Pero no.
No sentí nada de eso.
En realidad, no sentí absolutamente nada, era como si mis emociones se hubieran bloqueado, como si estuvieran embotelladas y no fuera capaz de romper esa botella. Y quería hacerlo… madre mía si quería hacerlo, porque Natasha estaba como la primera vez que la vi, pelo corto, por encima de los hombros y rostro más joven que durante el Lapso, literalmente era la mujer que había conocido en 2012.
- Los Vengadores suelen ser bastante poco originales, os lo digo por experiencia.- habló con su característica media sonrisa, haciendo ver como si nos estuviera contando un oscuro secreto.- Suponía que vendría el millonario egocéntrico y el soldado melancólico… pero es bueno de vez en cuando llevarse una sorpresa.
- No opino lo mismo.- cortó Clint, hablando por primera vez.- ¿Por qué te has dejado ver? ¿qué es exactamente lo que querías?
- Oh, Clint… el superhéroe menos héroe que conozco.- contestó ella con voz pomposa, atrayente.
Y definitivamente había dado en un punto muy bajo, y ese era la inseguridad de Clint. Y estaba claro lo que buscaba, quería que viéramos que sabía quiénes éramos, que nos recordaba, y que a pesar de ello seguía en el bando contrario. El mensaje había sido escuchado alto y claro.
- Déjate de rollos, Romanoff.- interrumpió esa vez Sam, haciéndose notar sobre el resto.
- La cuestión aquí no es qué quiero, todos sabemos lo que es.- respondió esa vez yendo directa al asunto.- La cuestión es cómo lo voy a conseguir… pero tranquilos, no pretendo que este reencuentro sea muy largo.
- Quieres la fórmula para viajar en el tiempo.- dijo Hope.- Pero eso nunca lo tendrás, nos hemos asegurado de ello.
Y bien que lo habíamos hecho, porque tanto Tony como su familia estaban protegidos a todas horas. Y no es que pensáramos que Tony no podía protegerse solo, ni mucho menos, pero en estos casos era mejor prevenir que curar, nunca se sabía cuando esa tal Anabella Pierce podía enviar a diez soldados a por el millonario en el momento que este saliera a comprar algunos nuevos materiales, o a hacer la compra que Pepper le obligaba a hacer a veces... y simplemente no nos podíamos arriesgar, era una información demasiado peligrosa.
Y porque era así de peligrosa, sabía que Pierce había enviado a la mejor agente que tenía entre sus filas a conseguir esa información. Ahora solo nos quedaba saber qué era lo que pretendía hacer, porque no era para nada tonta, sabía que protegeríamos esa información con todo lo que teníamos.
- Sé que lo habéis hecho.- contestó sin bajar la sonrisa.- Y otra vez, sois bastante predecibles, es un problema que deberíais solucionar, pero… os habéis dejado algunas piezas sin proteger.
- ¿Y cuáles son esas?- preguntó Wanda con un leve fruncimiento en el ceño, que estaba seguro que era un reflejo del mío, ¿de qué narices hablaba esta Natasha?
- Oh, pero si os lo dijera no sería sorpresa.
- Ya te he dicho, que no nos gustan las sorpresas.- habló Clint.
- Pero a mí me encantan.- dijo la pelirroja, pasando la mirada por los cuatro Vengadores que estaban junto a ella.- ¿A Stark le gustan? Porque esta está pensada específicamente para él.
- Hija de puta.- se escuchó a Tony por el intercomunicador, con el mismo rencor con el que me estaba hablando a mí a penas media hora antes en nuestro comedor principal.
- Tampoco le gustan.- contestó Hope manteniendo una total calma en su voz.
- Una lástima.- dijo la rusa sin lamentarlo en lo más mínimo.- Ya sabes cuál es la otra opción, Stark.
- Dile que se vaya a la mierda.- habló de nuevo Tony, sin minimizar lo más mínimo el resentimiento en la voz.
- No la acepta.- volvió a hablar Hope, tocándose indirectamente la muñeca en la que colgaba la pequeña esfera, preparándose para tener que usarla si así se daba el caso.
- Mala decisión.
- No vas a poder intentar nada.
- No necesito intentar nada, pequeña bruja.
Lo siguiente que sucedió fue demasiado deprisa, recuerdo a Natasha haciendo un rápido movimiento con el brazo y tirando algo al aire, gesto seguido inmediatamente por una luz tan intensa que en nuestras pantallas únicamente se vio durante dos segundos un intenso blanco.
Durante esos segundos también pudimos escuchar los quejidos de nuestros cuatro compañeros, que tampoco entendían qué era lo que había pasado. Cuando parecía que todo empezaba a disiparse se empezó a aclarar otra vez la imagen del piso, en la cual se veían dos redes de telarañas en el suelo de la habitación en un intento de las dos mujeres por evitar que Romanoff huyera... y ni rastro de esta última por ninguna parte.
- ¿Estáis bien? ¿Qué narices ha pasado? ¿Qué ha sido eso? ¿Estás bien, Hope? ¿Hope?- se escuchó la voz histérica de Scott hablar sin cesar, demasiado alterado.
- Sí, sí, estoy bien… estamos bien, creo.- habló al fin esta para tranquilidad del hombre hormiga.- No sabemos qué ha pasado, tenía la red preparada y al segundo siguiente no veía nada… y siendo sincera sigo viendo destellos por todas partes.
- Yo también… jodida Natasha.- se quejó Sam.- Ni las gafas me han protegido de eso, ¿qué coño era?
Y podríamos haber seguido hablando, Romanoff ya no estaba, no había peligros en la habitación, era un buen momento para que los cuatro salieran de allí y debatiéramos qué era exactamente lo que había usado la pelirroja. No es que fuera un arma desconocida, desde hacía muchísimos años se usaban artilugios como ese para cegar al enemigo, lo que nos sorprendía es la intensidad que tenía, y sobre todo, cómo les había afectado tanto a los nuestros, teniendo dos de ellos protecciones en los ojos, y que a ella no le afectara absolutamente nada. Con esa intensidad, incluso cerrando los ojos tendría que haberte afectado de alguna forma.
Pero no hubo tiempo para debates, porque la sorpresa para Tony llegó.
- Su puta madre.- es lo primero que se escuchó de este, seguido de un golpe para nada suave en alguna parte del pobre jet.- ¡Su jodida putísima madre!
Y es que la sorpresa no era precisamente para Tony.
- Odio historia.- se quejó Ned a mi lado terminando de meter el estuche en la mochila. No entendía realmente para qué lo sacaba ni siquiera, si no era capaz de tomar un solo apunte en toda la clase, siempre se los dejaba yo como buen amigo que era.
- Lo sé.- le contesté con una sonrisa, dándole una palmada de ánimo en el hombro.
- Es la única asignatura que puede conmigo.- siguió lamentándose dramáticamente. Porque así era Ned, o se hacía todo al extremo, o no se hacía. Pero era comprensible que se quejara, era una asignatura que por mucho que lo intentara, le costaba horrores pasar, y no es que fuera mal estudiante, todo lo contrario, su media era un notable alto y estaba bien orgulloso de ella, pero simplemente no era capaz de estudiar dos páginas seguidas de historia sin querer tirarse por el balcón.
- Tranquilo, sabes que te ayudaré, no vas a tener ningún problema con ella, te lo prometo.- intenté consolarle mientras veía cómo se colgaba la mochila al hombro y me seguía hacia fuera de la clase.
- Eres el mejor.- me contestó con una sonrisa enorme.- Y serías aún más guay si me ayudarás a aprobarla en tu casa.
Y como siempre, Ned era un gran amigo… pero un gran amigo demasiado insistente.
- Ya veremos.- dije devolviéndole la sonrisa mientras negaba levemente con la cabeza y cruzaba la puerta.
No habíamos dado más de dos pasos cuando noté algo extraño, y parecía que Ned también, porque se paró en seco a la vez que yo. La gente estaba... ¿revolucionada? Parecía que todos iban lo más rápido que podían a la puerta principal, ¿qué narices pasaba?
- ¿Qué crees que pasa?- escuché a Ned a mi lado reproduciendo exactamente lo que estaba pensando.
- No tengo ni idea,- contesté.- ¿Una pelea?
- ¿A estas horas? Acaban de terminar las clases.
- Bueno, muchos se saltan la última hora, sobre todo los del equipo de fútbol, se creen mejores que nadie por hacerlo.
- Pero si te saltas la última hora no te quedas en el instituto.
Le iba a contestar una tontería a su lógica irrefutable, pero la segunda cosa extraña del día me impidió hacerlo.
- ¿Peter? Dios, te he estado buscando, este maldito instituto es un laberinto, temía que hubieras salido ya.- dijo el propietario de la voz casi sin aliento, como si efectivamente hubiera recorrido medio edificio en mi búsqueda.
- ¿Happy? ¿Qué haces aquí?- pregunté, notando como mis cejas llegaban casi al nacimiento del pelo.
Mentiría si dijera que no me puso algo nervioso verle, porque significaba que algo había pasado. Eso era culpa del maldito pacto que hice con el Sr. Stark para no interrumpir las clases, ¿cómo podía ser más importante que estudiara la Segunda Guerra Mundial a que ayudara en una misión con el equipo? No me malinterpretéis, la historia es algo muy importante, hay que conocerla bien para no volver a cometer los mismos errores, y menos cuando estos se llevaron tantas vidas… pero podía estudiarla en mis habitaciones después de volver de una misión donde me podía asegurar de primera mano que Steve y el Sr. Stark estuvieran bien, y que el mundo no se iba a la mierda otra vez. Cuantos más Vengadores juntos, mejor.
Y por eso que Happy estuviera ahí no era nada bueno, significaba que había habido una misión y que algo se había torcido de muy mala forma.
- No hay tiempo para explicaciones, chico, sígueme.- contestó sin dejar lugar al debate, dándose la vuelta esperando a que fuera detrás de él.
Y es exactamente lo que hice, seguido de cerca por Ned, que parecía que se le había comido la lengua el gato, cosa realmente extraña y fascinante. Ojalá hubiera pasado en otras circunstancias.
Seguimos caminando, yendo contracorriente a los últimos alumnos que corrían a ver lo que fuera que pasaba en la entrada del edificio, pero a Happy no parecía importarle, y viéndole con esa actitud decidí hacerle caso y esperar a estar más tranquilos para que me explicara lo que fuera que me tenía que explicar. Aunque que no preguntara no significaba que mi corazón no fuera a mil por hora… y eso que de normal iba más rápido que el del resto de humanos corrientes.
Happy se detuvo cuando llegamos a una de las salidas de emergencia que había en la parte de atrás del edificio, parándose un segundo a miraros.
- Lo siento, Ned, pero solo puede venir Peter.- dijo cogiéndome del brazo a la vez que abría la puerta.- Luego te lo explicará todo.
Y definitivamente eso no me lo esperaba, porque nunca le podía contar absolutamente nada de lo que pasaba en los Vengadores a nadie, ni a Ned… lo que no significara que no le diera algún detalle de vez en cuando, pero eso era porque como he dicho, era un buen amigo.
Así que otra vez opté por hacer caso a Happy y simplemente le di un asentimiento a Ned que me devolvió con el ceño fruncido, seguramente pensando lo mismo que yo.
Salimos y rápidamente nos metimos en el coche que el mayor había dejado al lado de la entrada. En menos de tres segundos estábamos saliendo del instituto, y en poco más de diez estábamos en otra calle a este.
- ¿Me vas a decir ahora qué narices pasa?- le pregunté todo lo calmado que pude, porque sabía que cuando Happy estaba así de tenso, tenía muy poca mecha a la hora de dejar salir su mal humor.
- Es mejor que te lo expliquen cuando lleguemos.- contestó sin siquiera mirarme.
El problema es que mi mecha no era mucho más larga.
- ¡Por dios, Happy! ¡Apareces en mi instituto sin avisar ni dar ninguna explicación, cómo mínimo dime de qué va el asunto!- grité dejando salir todos los nervios acumulados de los últimos minutos, arrepintiéndome un poco al instante. No me gustaba hablar en ese tono, y menos a alguien a quien apreciaba tanto como a Happy.
- ¡No soy yo el indicado para contártelo! Tendrás que esperar a llegar, ¿vale?
Lo mal que me había sentido hacía unos segundos por hablarle así se esfumó otra vez en cuanto acabó de hablar, ¿qué derecho tenía a hacer eso?, ¿en serio no merecía ni una pequeña explicación?, ¿qué podía ser tan importante?
Fue entonces cuando diferentes escenarios se abrieron paso en mi cabeza, llegando y yéndose sin poder controlarlos, y la mayoría de ellos haciendo alusión a cierto hombre de hierro o cierto soldado de más de cien años heridos gravemente… o incluso peor. El simple pensamiento aumentó la taquicardia que tenía de base desde antes de salir del edificio al que iba todas las mañanas. Y Happy tuvo que notarlo, porque no tardó en intentar tranquilizarme con un tono mucho más suave.
- No es nada de lo que piensas, ¿vale? No hay nadie herido, Tony está bien, Steve está bien, todos están bien, solamente… es mejor que esperes a llegar a la base.- terminó, consiguiendo el cometido, porque pude notar cómo mis pulsaciones disminuían rápidamente y el dolor que estaba empezando a notar en el estómago reculaba antes de cumplir al completo su función.
Y fue así como pasamos el viaje hasta llegar a la sede. Happy callado y tenso, y yo nervioso pero sin peligro de infarto inminente.
Con ese mismo silencio que nos acompañaba nos subimos al ascensor y Happy apretó el piso que llevaba al comedor principal. Me resultó extraño, ya que normalmente en situaciones como esa siempre nos reuníamos en una se las salas de reuniones, pero para serle fiel a ese silencio decidí dejarme llevar.
Y justo en el piso anterior al de nuestro destino, como por arte de magia, Happy consiguió volver a acelerar mi corazón con dos solas palabras.
- Buena suerte.
Antes de que pudiera preguntarle nada, las puertas se abrieron ante nosotros, enseñándome una escena peculiar y algo aterradora.
Estaba todo mi equipo en el comedor, a falta de T'Challa y Strange, cosa que en una situación normal no me hubiera llamado la atención. Lo asombroso era que, tan diferentes como eran todos y cada uno de los miembros de ese equipo, en esos momentos tenían algo en común, y era la seriedad calcada en el rostro cuando giraron a mirarnos todos al mismo tiempo, nada más abrirse las puertas del ascensor.
No dije nada en ese instante, ni nadie más lo hizo. Me dediqué a recorrer rápidamente la mirada por la habitación, parándome dos segundos más en mis dos hombres más importantes. Por un lado la expresión del Sr. Stark mezclaba esa seriedad con un deje de culpabilidad y una curiosidad acusatoria… ¿acusatoria? ¿qué narices había pasado en una sola mañana de instituto? ¿había hecho algo malo?
Pero fue cuando mis ojos se encontraron con los de Steve cuando me quedé sin aliento unos segundos. Tenía la cara literalmente morada a causa de los golpes repartidos por esta, todo eso acompañado de un labio partido y varias fisuras similares en la ceja izquierda y en diferentes zonas de ambas mejillas, aunque parecía que ya se habían encargado de limpiar esas heridas. Y supuestamente con el suero que corría por sus venas, su capacidad de curación era más alto que el del resto, por lo que las heridas debían de ser bastante recientes. Pero nada de eso impidió que me inquietara menos, y más después de leer la profunda preocupación descrita en sus ojos.
¿Cómo podía ser él el que estuviera preocupado con esa cara?
- Steve… madre mía, ¿qué te ha pasado?- dije preocupado, adelantándome un paso para ir en su dirección, cuando sentí una enorme mano detenerme.
Giré la cabeza para encontrarme a un Hulk que había caminado unos pasos hasta pararse a mi lado. Tenía una tablet en sus manos y también me miraba con el ceño fruncido, algo preocupado.
- Peter… creo que antes deberías ver esto.- dijo, extendiéndome la tablet.
La cogí con dudas, porque la mirada que me estaba dando, y que se empezaba a reflejar en más de un rostro entre mis compañeros, era como mínimo alarmante.
Pero definitivamente puedo asegurar que hasta que no leí lo que había en esa tablet, no me di cuenta de que no sabía en absoluto lo que significaba la palabra alarmante.
Levanté la mirada rápido, volviendo a mirar a Bruce, negándome a mirar al resto de la sala, porque simplemente no podía, no me veía en la capacidad de hacerlo. La taquicardia se había multiplicado por cien y las palmas de las manos me estaban empezando a sudar mucho.
Intenté preguntarle a Bruce con la mirada la veracidad de ese artículo, porque no podía ser posible, simplemente… no, no podía ser posible. Pero Bruce me entendió, y con un pequeño asentimiento me hizo ver que efectivamente era real, que era muy real.
Las palpitaciones que notaba en el pecho empecé a escucharlas en los oídos, siendo lo único que podía escuchar en esos instantes. Volví a agachar la cabeza y a leer lo que se había convertido en la tercera cosa extraña del día… más que extraña, se podía definir como jodidamente aterradora.
"Se descubre al último Vengador: Peter Parker es la verdadera identidad de Spiderman".
Toda esa repugnante frase acompañada de una gigante foto de mi cara, junto a una página entera donde se explicaban todos los detalles sobre mi vida que la prensa había logrado reunir… no todos reales.
¿Qué había pasado? ¿Cómo había pasado? No, no, no, no, no, no, eso no tenía que ser así, no estaba planeado para que fuera así, lo había estudiado, tenía una fecha aproximada en mi cabeza en la que el Sr. Stark prepararía una rueda de prensa. Pero no así, no así… simplemente… así no.
Podía sentir una cantidad significativa de ojos puesto en mí, pero yo no podía levantar la mirada, mis oídos seguían escuchando mis latidos, aunque menos intensos, y las palabras no salían de mi boca aunque no intentara, ¿qué demonios se suponía que debía hacer ahora?
Fue entonces cuando una voz decidió sacarme del limbo en el que parecía que me había sumergido. Fue Clint, el cual se encontraba a mis espaldas, aunque su voz se escuchó como si estuviera a metros de distancia y no únicamente a unos pocos pasos.
- Di algo, chico, al fin y al cabo, eres el protagonista indiscutible del día.
