- ¿Esto es una broma?
Esa espléndida e irremediablemente lúcida frase es todo lo que pude pronunciar después de segundos sin atreverme a decir nada.
¿Pero cómo habríais reaccionado vosotros? Había salido esa maldita mañana como cualquier otra y había vuelto a la sede de una manera muy siniestra para descubrir que todo el mundo sabía que Peter Parker era Spiderman. Que yo era Spiderman.
Eso estaba mal, estaba fatal, horrible, fatalífico y espantoso.
Tenía un plan, tenía un maldito plan que consistía en hacerlo público en unos meses, en unos estúpidos meses que me hubiera dado tiempo a ordenarlo todo, a ordenar mi vida y mis planes, saber a la universidad a la que iría y lo que sería de mi vida. Y era por eso por lo que ese maldito artículo tenía que ser una broma de muy mal gusto, no había otra opción aceptable.
- No lo es, Peter.- escuché la voz de Rhodey en alguna parte de la habitación, pero ni me molesté en mirar, solo tenía ojos para ese estúpido artículo cuyas palabras se repetían una y otra y otra vez en mi cabeza…
- ¿Cómo ha podido pasar esto? Nadie que lo sepa ha podido decir nada.- dije levantando por fin la mirada para dirigirla al Sr. Stark, el cual estaba curiosamente callado, como si su mente ni siquiera estuviera en esa habitación. No entendía nada, ¿mi maldito mundo se estaba hundiendo y él elegía ese momento para estar ausente? Cada dato que parecía reunir mi cabeza lo hacía todo más confuso, como si estuviera intentando unir piezas de puzzles distintos.
- Ha sido Natasha.- habló esa vez Bruce a mi lado, mirándome con algo de pena, lo que odiaba en lo más profundo de mi ser. No quería pena, no quería lágrimas ni compasión, quería explicaciones y soluciones, y las quería rápido.
- ¿Y por qué…
- Por Tony,- interrumpió nuevamente Hulk.- para que le diera la información de los viajes en el tiempo que quería. Creemos que se dio cuenta de que no podría atacar a Pepper y a Morgan, así que fue a por el otro punto débil de Tony, y nosotros fuimos tan estúpidos que no lo vimos venir.
Con esa explicación algo se iluminó en mi cabeza. Por supuesto, Natasha Romanoff sabía que yo era Spiderman, al fin y al cabo, estuvo en nuestro equipo en la batalla de Berlín, o por lo menos al principio de esta. Natasha supo de mi identidad desde el principio, y como la pasada Natasha lo supo, la nueva Natasha también lo sabía, y había decidido mandar mi vida a la mierda para salirse con la suya. Tampoco podía sorprenderme, no era como si una espía rusa que estaba en el bando contrario fuera a preocuparse por la vida personal de un adolescente de Queens en medio de sus planes por dominar el mundo. Lo que tampoco significaba que me fastidiara menos.
- Mandamos a Happy a por ti en cuanto lo supimos,- continuó Rhodey.- cuando llegó ya estaba la entrada de tu instituto llena de reporteros, son unos malditos buitre, por suerte consiguió sacarte por detrás.
Después de esa declaración se hizo el silencio, suponía que me estaban dando unos segundos para que dejara entrar toda la información en la cabeza y la ordenara bien.
El problema era que no sabía cómo ordenarla, y mucho menos con la mirada de tanta gente encima de mí, esperando una reacción que simplemente no llegaba.
¿Qué iba a ser ahora? ¿Tendría que estudiar desde casa? No, no podía hacer eso, porque si lo hacía me terminaría explotando la cabeza por muy grande que fuera esa sede, y no me podían quitar a Ned, ¿qué iba a hacer sin Ned? Nuestras conversaciones eran el único momento del día en el que podía desconectar y fingir ser un chico normal por unos minutos… excepto cuando me preguntaba por cosas relacionadas con Spiderman, que era bastante a menudo… ¿y mi tía? ¿qué iba a pasar con mi tía? Los reporteros no tardarían en averiguar sobre ella si no lo habían hecho ya, y si los malditos periodistas lo averiguaban tan rápido, no quería ni imaginarme todos los enemigos que había ido poniéndome a la cola esos años. Tenía la suerte de que muchos de ellos estaban en prisión, pero otros muchos no.
¿Era posible tener un infarto antes de los 18 años? Empezaba a pensar que sí.
- Se está agobiando, lo mejor será que os vayáis y le expliquemos Tony y yo todo lo que hemos estado hablando.- se escuchó la voz de Steve.
Steve… dios mío, en ese momento su voz se sintió como si la mismísima calma acabara de aparecer en la habitación. No quería decir con eso que se fuera todo el pánico que me llevaba incordiándome desde que había salido del instituto, ni mucho menos, pero era cierto que su voz me hizo sentir un poco más seguro por unos segundos, como si de un ancla se tratara.
Me hubiera gustado estar a solas con él, que viniera conmigo y me estuviera abrazando hasta que todo se calmara, que me jurara una y otra vez que todo saldría bien, que tenía una solución y que no me tenía que preocupar porque estaba todo bajo control, porque estábamos juntos… pero nada de eso podía pasar en ese momento, no rodeados de todo el equipo, menos todavía con el Sr. Stark en la habitación.
Pero el mismo momento en el que Steve acabó de hablar yo levanté la mirada, y toda la calma que había logrado sentir se esfumó tan rápido que parecía que nunca había estado presente, porque con todo el alboroto del artículo había pasado por alto que la cara de Steve parecía que había sido arrollada por un camión. La preocupación se dio lugar dejando en segundo plano el resto de sensaciones, porque Steve nunca terminaba una misión tan golpeado, y menos una en la que el ataque no había sido físico por ninguna de las dos partes… y aún menos una en la que él era el único del equipo que había acabado así.
Todo ese embrollo me llevaba a plantearme que el estado de su cara no tenía nada que ver con Natasha Romanoff… otra pieza del puzzle que no encajaba por ninguna parte.
- Creo que lo mejor sería que tú también te largaras, Rogers, y me dejaras hablar con Peter a solas.- dijo el Sr. Stark por primera vez desde que había llegado, echando una cantidad de veneno por la voz que me dejó muy asombrado.
¿Qué había pasado en una sola mañana de instituto? Porque a este paso sí que me iba a tener que plantear seriamente dejar de ir.
Eso pensaba hasta que otra bombilla se encendió en mi agitada cabeza. La cara de Steve, el Sr. Stark tan callado en una situación que estaba seguro que había estado temiendo tanto como yo como era que todo el mundo conociera mi identidad, el que llamara a Steve por su apellido con ese rencor, la cara de todos mis compañeros mirándolo todo como si de un reality se tratara, el querer hablar a solas conmigo… ¿Podía ser que…? No, no podía ser, es decir, nadie se lo podía haber dicho, y mucho menos Steve, porque era algo que tenía que contarle yo personalmente y eso lo sabíamos ambos y ya lo habíamos aclarado hacía tiempo.
Tenía que haber sido Rhodey, era lo único que se me ocurría, no era una buena teoría porque realmente confiaba en él, pero me había advertido repetidas veces que terminaría contándoselo si no lo hacía yo. Siempre creí que era una amenaza vacía, que no sería capaz de hacerlo y por eso yo había estado abusando del tiempo que me permitía, pero si no había sido él no se me ocurría nada más… o puede que en realidad no supiera nada y yo solo estuviera exagerando, que Steve se hubiera topado en la misión con alguien que le hubiera cogido desprevenido mientras intentaba atraer a Natasha y que el Sr. Stark estuviera enfadado porque se le había escapado o algo así… tenía que ser eso… ¿verdad?
Sí, tenía que ser eso porque si no realmente esa mañana me terminaría dando un infarto, un ictus o cualquier cosa que me dejara cao un tiempo…
De ilusiones se vive.
- No me voy a mover de aquí.- replicó Steve con la mirada fija en el millonario, el cual a pesar de haber intervenido todavía no había fijado la mirada en mí más de dos segundos consecutivos, como si no pudiera aguantar verme... lo cual no podía negar que dolía como el infierno.
- Bueno, creo que deberíamos ir yéndonos todos.- habló Sam con el ceño fruncido, barriendo la habitación con la mirada, dejando ver claramente que hablaba para todos los presentes, los cuales parecían todavía muy entretenidos con la situación de una manera casi macabra… era agradable ver que mi vida se había convertido en un maldito circo en apenas una hora... nótese la ironía.
- ¿Qué? Ni de coña, yo me quiero quedar.- se quejó Barton aún a mis espaldas como si de un niño pequeño se tratara.
Parecía que el vivir tanto tiempo con tres niños hiperactivos como eran sus hijos, había logrado que se le pegara algo de esa actitud,aunque si era del todo sincero, Clint Barton en esos momentos me importaba más bien poco. Solo necesitaba aclarar esa situación, saber qué hacer con mi vida, porque para el mundo iba a dejar de ser Peter Parker, todos me iban a ver únicamente como Spiderman, y si a eso se le sumaba que había una posibilidad de que el Sr. Stark y todo el equipo hubieran descubierto el secreto que guardábamos Steve y yo… perdón por el vocabulario, pero creo que tenía muchas razones para estar completamente acojonado.
- Barton, cállate y sal del comedor.- dijo mi novio con el mismo tono que mi mentor había utilizado hacía unos momentos con él. Parecía que a Steve le quedaba poca paciencia, lo cual era extraño porque era un hombre al que esta le sobraba, algo que siempre había admirado de él. Si se le estaba agotando es que llevaba un día realmente malo, lo que solo afirmaba más y más la inevitable teoría.
Porque sí, ya había averiguado que lo que no encajaba era que había dos puzzles, que por eso las piezas costaban tanto de encajar, pero en esos momentos ya lo estaban haciendo, lentamente, pero lo hacían… aunque la verdad es que creo que hubiera preferido que no lo hicieran nunca, porque los puzzles que habían salido eran muy aterradores.
No hizo falta mucho más para que lentamente todos los Vengadores abandonaran el comedor, siendo el último Bucky, el cual se giró en el último momento y me dedicó una media sonrisa, lo que solo lo hizo todo más tenebroso. Si Bucky hacía el intento de tratar de animarme en esos momentos, es que las cosas estaban realmente torcidas.
El silencio fue lo que siguió a la partida de Bucky, un silencio que no me atrevía a romper, pero que iba a tener que hacer en algún momento. La escena estaba protagonizada por un Sr. Stark que miraba por la ventana a la ciudad de Nueva York muy concentrado, observando cada detalle de ella como si fuera la primera vez que la viera, mientras que Steve miraba la puerta por donde había salido el último Vengador con el ceño fruncido, sin mirarme ni un solo instante a pesar de estar seguro de que estaba sintiendo mi mirada clavada en él, lo que me hizo sentir un poco más perdido, como si mi ancla hubiera desaparecido.
- ¿Qué va a pasar con mi tía?- fue lo primero que pregunté, queriendo exponer rápido los puntos más importantes por si se desataba el inevitable tornado que la tensión del ambiente estaba intentando esconder.
Parecía que los dos superhéroes pensaron lo mismo, porque ambos apartaron la mirada de donde la tenían para fijarla en mí, aunque sin cambiar el ceño fruncido que ambos presentaban. Si les observabas bien tenían la misma expresión, la diferencia es que los ojos entrecerrados de Steve denotaban preocupación, mientras que los del Sr. Stark a parte de esta, también presentaban ira.
- Ya nos hemos ocupado,- empezó el millonario.- hay agentes cuidando de ella.
- Les hemos ordenado que mañana la traigan a la sede para que podáis hablar y elegir cómo preferís hacerlo, sabes que la opción de que venga al complejo está sobre la mesa, pero suponíamos que hoy preferirías descansar.
- Gracias, la llamaré más tarde de todas formas.- dije después de unos momentos de que Steve acabara de hablar, en los cuales aproveché para disfrutar del alivio que me inundó. Una preocupación menos.- ¿Y Ned y MJ?
- No creemos que les hagan nada, pero por si acaso también hemos mandado a varios agentes a vigilar el exterior de sus casas, y les hemos avisado de que por hoy no salgan.
- Todo eso está controlado, Queens, lo importante ahora es saber qué vas a hacer tú.
Diría que me tomé otro instante para pensar bien en el siguiente movimiento, pero mentiría, porque sabía que las opciones eran escasas y que, al igual que yo, ellos sabían qué era lo mejor… el problema es que me negaba a ello.
- No quiero dejar el instituto…
- Por supuesto que no lo harás.- me interrumpió el Sr. Stark- Tienes que acabar tus estudios, de eso no te vas a librar ni aunque volviera a aparecer el mismísimo Thanos.
- Lo sé, no me refería a eso, me refiero a que no voy a dejar de asistir al Instituto Midtown.- dije con toda la firmeza que fui capaz de reunir.
- No, ni de coña, eso no es algo que se pueda negociar.- negó el multimillonario mucho más convencido de lo que yo mismo había sonado, lo que obviamente inclinaba la balanza a su favor.
- Por supuesto que lo es, es mi vida y son mis estudios, y quiero terminarlos ahí.
- Peter, no es seguro, sabemos que ahora eres un objetivo de Hydra, lo más prudente y en lo que todos coincidimos es que termines los estudios en la sede.- intentó convencer Steve.
- Si lo que te preocupa es la universidad no hay problema, sabes que vas a poder entrar en la que elijas, tengo contactos y…
- No, Sr. Stark.- interrumpí esa vez yo, mucho más entero, sin dudar en mis palabras, porque la conversación estaba conduciendo a un hilo que no me gustaba para nada.- Nunca he querido utilizar su nombre para entrar a ninguna parte, de la misma forma que tampoco quise que pagara mis estudios cuando se ofreció a ello, ya lo sabe.
- La situación ha cambiado ahora, absolutamente nadie te va a ver como a un alumno normal, esa ya no es una opción.
- Lo sé, pero lo quiero intentar, quiero terminar mis estudios con mis amigos, hacer entrevistas para universidades y estar semanas de los nervios por no saber si me aceptarán… y sé que eso ya no es tan sencillo, pero lo quiero intentar.
- Lo primero es tu seguridad, Peter…- siguió intentando Steve.
- Pepper también está en el punto de mira y va a trabajar todos los días, y Morgan va a la guardería sin faltar un solo día, ¿cuál es la diferencia?
- Que ellas solo son un objetivo de Hydra, tú además vas a tener a mucha gente detrás intentando hacerte daño, además de que Industrias Stark está llena de cámaras y seguridad, y la guardería de Morgan también, nos aseguramos de ello en cuanto supimos de las intenciones de Natasha.- argumentó el millonario.
- Pues poned cámaras en el instituto si os hace sentir mejor, yo llevaré conmigo siempre el traje, mandad a agentes conmigo si queréis… lo que sea, pero no me vais a obligar a quedarme en la sede, no podéis hacer eso.
- ¿Es un reto? Porque te puedo asegurar que podemos hacerlo, y que lo haremos.- dijo el Sr. Stark, el cual se había ido acercando a donde me encontraba a lo largo de la conversación, y de la misma forma, parecía que el mal humor también le había ido aumentando a medida que el debate proseguía, porque la mezcla de preocupación e ira que tenía al principio de este, cada vez tenía menos preocupación y más ira.
- Tony, tampoco hay que…- intentó Steve.
- Tú no pintas nada en esta conversación, Capitán.- dijo cortante.
- Pues a mí me parece que sí, Stark.- respondió de la misma forma el soldado, encaminándose hacia donde el hombre de un solo brazo se encontraba, a pocos metros de mí.- Sabes que estoy de acuerdo contigo en esto, se ha hablado antes de que llegara, pero tampoco podemos…
- ¿Que estás de acuerdo conmigo?- dijo el otro con una risa final.- Oh, gracias a los soles, el magnífico Capitán América está de acuerdo conmigo.- gritó el Sr. Stark, alzando los brazos mientras miraba hacia arriba y daba una vuelta sobre sí mismo, como si le estuviera hablando a un ente superior escondido en el techo. Parecía un completo lunático.- Ahora que has expresado tu no requerida opinión, te agradecería que te callaras y te mantuvieras al margen.
Y yo estaba flipando, porque parecía un loco discutiendo sin argumentos contra un hombre con la cara partida, el cual tenía los mismos pocos argumentos. Puede que fuera un sueño, tendría sentido, o por lo menos más sentido que la situación que tenía ante mis ojos.
- Tony, estás fuera de lugar…
- ¿Que yo estoy fuera de lugar?- volvió a gritar el hombre de hierro, prestando ya toda la atención al soldado, como si me acabara de excluir de la conversación.- Creo que en cuanto a hacer cosas fuera de lugar tú te llevas la palma, Rogers.
- Ahora no es el momento…
- Pues yo creo que sí, es más, creo que es el momento ideal para esto.- dijo volviendo a mí su atención, lo que más que gustarme, me acobardó, porque me hacía una idea de hacia dónde estaba derivando la conversación.- Un buen momento para hablar del lubricante que guardo en el gimnasio, ¿verdad, Peter? y de cómo ha desaparecido la mitad de él. Me encantaría saber quién fue el ladronzuelo que me lo robó, pero F.R.I.D.A.Y dice que tú le hiciste borrar esos vídeos… ¿prefieres hablar de esto?
Mierda.
¿El lubricante? ¿El Sr. Stark lo sabía todo por un maldito lubricante? ¿Mi vida se había encargado de escribirla un comediante con medio talento y en paro, o qué era lo que pasaba?
Mierda. Mierda.
Estaba pálido, estaba seguro de que estaba muy pálido, y la mirada sonriente pero muy poco divertida que el Sr. Stark me dedicaba no ayudaba para nada a que mis vasos sanguíneos se dilataran y la sangre volviera a fluir con normalidad.
No sabía qué decir y mi ancla estaba mirando al suelo, así que esa salvación no la tenía. Aunque, de todas formas, no sabía si la intervención de Steve en ese momento ayudaría o solo lo empeoraría todo más… por su cara diría que ya había intentado arreglarlo y no había ido nada bien.
- Sr. Stark, no…
- Espera que lo adivino… no es lo que parece.- dijo otra vez con una gran sonrisa adornando su cara y alzando a media altura los brazos con las palmas hacia arriba, como si encontrara la situación muy divertida.- Eso es lo que el viejales me lleva diciendo todo el día y permíteme que te ahorre saliva… porque no me lo creo.
Tenía que buscar bien cuáles serían mis siguientes palabras, porque de ellas dependía todo, y definitivamente tenía mucho que perder. Solo de pensarlo se me hacía un gran nudo en el estómago, ¿el Sr. Stark ya no querría saber nada de mí? Eso no podía estar pasando, no podía irse todo a la mierda.
Pero lo iba a hacer, y sabía que dijera lo que dijera ya lo había fastidiado todo, y realmente lo supe desde el primer beso con Steve, pero siempre tuve la esperanza de que no fuera de esa forma. Iluso de mí creía que llegaría un momento en el que le contaría todo al Sr. Stark y este lo comprendería, como un padre que comprende lo que sea de su hijo… pero el Sr. Stark no era mi padre y él tenía ya un hijo que no era yo, así que no tenía porqué aceptar nada que viniera de mí, y menos algo que estaba seguro que se estaba tomando como una traición por mi parte, porque de todas las personas de la Tierra y de más allá de esta, tuve que elegir a Steve…
Estaba seguro que hubiera preferido que me enamorara del Calamardo que acompañaba a Thanos y que dejamos flotando en el espacio para rescatar al Dr. Strange, a que lo hiciera de Steve… y no, no pensaba que estuviera exagerando para nada.
Bueno, puede que un poco sí.
- Sí es lo que parece.- dije al final, intentando estudiar cada palabra que decía.- Pero tiene una explicación…
- ¿Y qué explicación? ¿Hicisteis una apuesta a ver quién tenía la polla más grande? Porque déjame decirte que prefiero esa explicación a la que me vas a dar.
- Tony, no hace falta que le hables así.- intervino Steve, algo que solo me puso más tenso.
- Por última vez, Rogers… no te metas en esto.
- Steve, por favor… déjame a mí.- interrumpí cuando vi que mi novio iba a volver a replicar. Por suerte me hizo caso y después de unos segundo con un solo asentimiento y el ceño muy fruncido dio un paso hacia atrás, indicando que no volvería a intervenir.
Miré al Sr. Stark, el cual tenía la mirada fija en mí, analizando cada uno de los movimientos que hacía durante mi corta conversación con el soldado. La preocupación había desaparecido completamente de su mirada, y ahora la ira e impaciencia inundaban sus ojos.
- Yo… bueno, nosotros…- empecé tartamudeando un poco, sin saber muy bien cómo hacerlo, pero no podía dudar, y la ceja alzada del millonario me indicaba de la misma forma que debía ir directo al grano.- Steve y yo estamos juntos desde hace unos meses, y no te sabría decir exactamente cómo empezó todo… simplemente empezó y ninguno lo quisimos parar.
- Unos meses… simplemente maravilloso.- respondió el que esperaba que siguiera siendo mi mentor apretando los labios y dando una semi vuelta hasta quedar unos instantes de espaldas a mí, como si estuviera procesando la información que le estaba dando, para girarse nuevamente quedando frente a mí, con un fuego distinto en la mirada, uno que me dio mucho más miedo.- ¿No te das cuenta de lo que pasa, Peter? Te tomaba como un chico inteligente, pero parece que no te das cuenta de lo que tienes justo enfrente tuya.
- ¿Y qué se supone que es eso?- pregunté con el tono de voz más bajo, como si fuera un niño que estaba siendo reprendido por hacer algo que no debía, y realmente era así como me sentía.
- Te está manipulando, Peter, se está aprovechando de la situación, está jugando contigo y va a seguir haciéndolo.- dije alzando la voz con cada palabra que pronunciaba, de la misma forma que yo sentía como el corazón se me apretaba un poco más con cada una de estas, pero debía ser fuerte, esto no me podía hacer caer, solo era el Sr. Stark siendo inseguro.
Era eso lo que tenía que pensar, que en ese momento era como el Sr. Stark del 2016, cuando se acababa de separar su equipo y se perdió durante mucho tiempo en sí mismo. Poco a poco y con calma conseguimos que se encontrara, y esa calma era la que tenía que tener en esos momentos, porque llorando no iba a conseguir nada.
Y fue por eso que le dirigí una severa mirada a Steve cuando vi que se adelantaba con furia a volver a intervenir en la conversación. No quería que interviniera para nada, era una batalla que quería luchar yo solo, y a la vez también quería que Steve viera que no me creía ninguna de las palabras que estaba diciendo el Sr. Stark. Por suerte funcionó, porque mi soldado volvió a plantarse en su sitio solo observando, aunque con una mirada mucho más peligrosa.
- Eso no es cierto, Sr. Stark, y lo sabe, ¿por qué me iba a querer manipular?, ¿qué ganaría con eso?- dije con calma, acercándome un poco más hasta que solo unos pasos me separaron de lo más similar a una figura paterna que tenía en mi vida, intentando hacerle razonar.
Estaba seguro de que todos en la habitación podíamos escuchar como el corazón luchaba por salirse de mi pecho.
- Para ponerte de su lado, Peter, no estés ciego, ¿por qué si no de todas las personas de todo el mundo se iba a fijar justamente en ti?
Y sabía que era la ira la que hablaba, o mejor dicho el miedo, el miedo que el Sr. Stark sentía en ese momento… pero mentiría si dijera que esas palabras no me dolieron en lo más profundo.
Porque esa era la misma pregunta que yo me hacía desde ese primer beso en el pasillo.
Y aún no había sabido responderla.
Pero una cosa era preguntártela tú mismo y otra muy distinta que otra persona te la echara en cara, ¿era tan obvio que Steve estaba tan por encima de mí?
Podía sentir cómo las lágrimas me quemaban para salir, y por el rabillo del ojo vi que la expresión de mi novio había cambiado a una mucho más preocupada. Sabía perfectamente el daño que habían hecho esas palabras, pero como me había prometido silenciosamente, no iba a intervenir.
- Me llevo haciendo esa pregunta mucho tiempo, Sr. Stark… pero supongo que siempre está bien ver que no soy el único que se la hace.- podía escuchar cómo me temblaba la voz, era patéticamente evidente cómo un llanto que me negaba a dejar salir me la controlaba, pero como había dicho, me negaba a dejarlo salir, porque si lo hacía definitivamente perdería.
- No me refería a eso y lo sabes, chico.- dijo el Sr. Stark con un tono mucho más suave de lo que había usado en toda la mañana.
- ¿Y a qué se refería?
- A que ha tenido muchas oportunidades con mucha gente, y nunca ha mostrado interés en nadie, absolutamente nunca, y de repente se fija en una de las personas más cercanas a mí.- habló más grave esa vez.
- No todo trata sobre usted, señor.
- No sería la primera vez que lo hace.
- Han pasado casi tres años… para vosotros casi ocho años desde que os separasteis.- intervine mucho más calmado, porque por fin había visto cuál era exactamente la situación. El Sr. Stark no estaba enfadado porque no se lo hubiéramos contado antes... bueno, puede que un poco sí, pero lo principal era que tenía miedo, miedo a que esto terminara con nosotros, y eso era exactamente lo que yo sentía.- Es momento de que se dejen los fantasmas de lado.
- Mira, Peter, no es…
- No, déjeme terminar.- interrumpí yo por una vez con mucha más confianza.- Sé que se lo debería hacer dicho antes, y lo siento por ello, pero temía que reaccionara como lo ha hecho, y me daba muchísimo miedo que se alejara de mí cuando se enterara, pero… simplemente surgió, ninguno de los dos lo buscamos, y también sabíamos las consecuencias que podía traer, pero nos arriesgamos porque creíamos que merecía la pena luchar por ello, fue usted quien me enseñó a luchar por lo que me importa hasta el final, hasta el último aliento, y eso fue lo que hice.- seguí hablando, sin saber muy bien cómo lo decía, pero sí lo que decía. Tenía una idea muy clara y quería que lo entendiera, por eso iba a sacar hasta el último as que tenía en la manga para conseguirlo.- No quiero perder la relación que tenemos, pero tampoco quiero perder a Steve, porque no es algo pasajero, es mucho más que eso, estoy enamorado de él, Tony.
Supe que algo había dicho bien cuando sus ojos se abrieron levemente con sorpresa. El mensaje lo había gritado alto y claro, y sabía que usar su nombre de pila haría que realmente se diera cuenta de que lo que había declarado era lo que pensaba y lo que había, sin dar más vueltas.
Parecía que el Sr. Stark se había quedado sin saber qué decir, todo un logro a tener en cuenta si se hubiera tratado de cualquier otra situación, pero en ese momento solo quería que el millonario abriera de una vez la boca y respondiera a la estúpida declaración de amor que acababa de improvisar en el comedor.
Necesitaba que lo entendiera, en serio lo necesitaba porque estar en esa sede sin contar con él era como perder el sentido del equilibrio, algo torpe y desordenado, algo sin lo que era imposible caminar correctamente, sin lo que no se podía seguir hacia delante.
Fue por eso por lo que sentí como temblaba el suelo bajo mis pies en el momento en el que el Sr. Stark dio la vuelta sin mirar a nadie y salió del comedor.
Las lágrimas que estuve inútilmente aguantando toda la conversación no se hicieron esperar, dejando salir todos los nervios que llevaba acumulados, tanto por mi identidad ya nada anónima como por mi relación ya nada secreta, ¿qué significaba que se hubiera ido de esa forma?, ¿le daba igual todo lo que le pudiera decir porque ya había llegado a su conclusión irrefutable?, ¿necesitaba tiempo para pensar o qué narices le pasaba?
Pero daba igual porque las lágrimas seguían cayendo y yo no podía hacer nada para detenerlas.
Noté como dos brazos me cogían la cintura y me pegaban a un torso, a la vez que una mano se colocaba en mi nuca y me arrastraba la cabeza hasta esconderla en el hueco de un cuello ya muy conocido. No me moví, no me cuestioné nada, solo seguí llorando hasta que me cansé.
Si lo hubiera sabido, no me habría levantado de la cama esa mañana.
- Tranquilo, pequeño.- una suave voz habló en mi oído mientras la mano de la nuca empezaba a hacer pequeños círculos en esta.- Ya ha pasado todo.
Pero no era cierto. No había pasado nada. Tenía que hablar con mi tía, con Ned, con MJ, tenía que convencer a un grupo de superhéroes para que me dejaran volver a mi instituto, replantearme cada paso de mi vida otra vez desde cero y auto odiarme un buen rato por no haberle contado al Sr. Stark lo mío con el que en su momento fue su mejor amigo y peor enemigo. Tenía demasiadas cosas que hacer y demasiadas pocas fuerzas para ello.
- ¿Cómo se ha torcido tanto mi vida en tan poco tiempo?- pregunté con la voz apagada contra su cuello.
- Dale solo un poco de tiempo, eres demasiado importante para él, entrará en razón y todo se arreglará.- intentó calmarme Steve.
- Sí, claro, dile eso a tu cara.
- Touché.- contestó con una pequeña risa al final, la cual me devolvió un poco a la realidad, en la cual yo no era el único afectado por todo eso, y definitivamente tampoco el mejor parado, por lo menos físicamente hablando.
Saqué la cabeza de su hombro para cogerle la cara suavemente con ambas manos y estudiarla bien. Como había visto anteriormente tenía el labio partido, ambas mejillas amoratadas, sobre todo la izquierda, donde también le acompañaba una ceja partida. Realmente tenían mucho mejor aspecto que cuando había llegado y estaba seguro de que en unas horas casi habrían desaparecido (ventajas de la curación rápida), pero no pude evitar preocuparme.
- ¿Estás bien?- pregunté volviendo a repasar sus heridas.- Perdón por no haber preguntado antes.
- Sí que lo has hecho, solo que estaba todo el equipo delante.- dijo con una pequeña sonrisa juntando nuestras frentes.- Estoy bien, no te preocupes por mí.
- ¿Cómo no me voy a…
Pero no pude acabar la frase porque unos labios compraron mi silencio sin permiso. Tampoco es que me quejara, me daba la sensación de que habían pasado siglos desde la última vez que nos habíamos besado. Y en ese momento lo necesitaba, ambos lo necesitábamos, así que solo me dejé hacer mientras Steve manejaba el beso lentamente, sintiendo su lengua entre mis labios pidiendo permiso mientras mis manos rodeaban su cuello.
Y en ese instante hubiera deseado que el tiempo se detuviera para siempre.
- Han pasado muchas cosas hoy.- dijo al romper el beso, todavía sin despegar nuestras frentes, cosa que agradecí, porque sentía que ese toque era lo único que me anclaba a la cordura.- Lo mejor será que vayamos a descansar unas horas.
- No puedo, necesito hablar con mi tía, y Ned querrá…
- Hemos hablado con tu tía antes de que llegaras, sabe que estás bien y que en cuanto puedas la llamarás, y estoy seguro de que Ned y MJ entenderán que no hables hoy con ellos… el resto se puede resolver mañana.
Iba a volver a replicarle, a decirle que no podía dejar más cosas para más tarde, pero la idea de acostarme en mi cama envuelto en los brazos de Steve era demasiado tentadora. Quería esconderme del mundo, y fingir por unas últimas horas que mi vida era la misma que el día anterior, que nada había cambiado.
Necesitaba esconderme en esa burbuja y fingir que podía no salir nunca de ella. Y estaba seguro de que después la realidad volvería a ser igual de chocante, incluso peor, porque en esos momentos mi cabeza aún no diferenciaba todo lo que había pasado de un sueño, o más bien de una pesadilla. Algo irreal, algo imposible que no terminaba de creer que hubiera pasado.
Pero había pasado.
Y las lágrimas que lentamente, como si de un baile se tratara, todavía caían por mis mejillas eran la prueba de ello.
