Era domingo, habían pasado ya varios días desde esa reunión y todo parecía un poco más calmado.
Al final de alguna forma inexplicable todos aceptaron mis condiciones respecto a mi vida. Me parecía algo ilógico que alguien tuviera directamente que aceptar nada, pero ese tema ya lo había dejado a parte y únicamente puse una sonrisa de agradecimiento y escuché los planes que habían a continuación.
Pepper me había organizado una rueda de prensa para el día siguiente, lo que me traía de cabeza desde que supe la fecha. El Sr. Stark había hablado con el instituto y por supuesto estaban encantadísimos de que Spiderman estudiara en su centro, o siguiera estudiando, mejor dicho. No hacía falta decir que ese pensamiento me incomodaba bastante, porque sabía que se iban a lucrar secretamente de mi imagen y era algo que no me hacía gracia aunque tuviera que aceptarlo.
Pero era complicado.
Mi vida había cambiado en menos de un día de una forma en la que no estaba preparado, pero igual que Steve y el Sr. Stark, era un superviviente, y si quería luchar por vivir mi vida debía aceptar las adversidades que irían surgiendo. Pensándolo bien, que mi instituto se aprovechara de mi nombre para conseguir publicidad y donativos era lo menos preocupante que me podía suceder, así que opté por obviarlo.
Luego me presentaron a los agentes Brown, que eran dos hermanos cuyos nombres desconocía. Ambos serían mis sombras desde que entrara al centro por las mañanas hasta que saliera a mediodía. No había hablado demasiado con ellos, pero parecían meterse ya en la tercera década de edad. Ella era alta y castaña, y él algo más bajo y moreno, pero a ambos se les veía igual de dispuestos, y eso era algo que respetaba y temía por partes iguales.
Por otra parte estaba el tema de Steve y Tony… Solo habían pasado unos días y ya estaba harto de los dos. No sabía ni cómo describir bien la situación, me sentía a veces como un premio a los ojos de ambos para darle al otro en las narices. Dejadme aclarar que ese sentimiento no era para nada bonito.
Ambos me habían prometido por separado respetar al otro como antes de que se diera a conocer mi relación con el soldado y todos los acontecimientos que a ello siguieron, o por lo menos mantener una relación cordial… y podíamos decir que en parte lo habían cumplido, o lo habían cumplido lo suficiente para que yo no pudiera recriminarles esa promesa directamente a ninguno.
El problema no eran las palabras, eran los gestos, las miradas de superioridad entre ellos cada vez que estaba con alguno de los dos delante del otro, como si estuvieran en una eterna competición. Era exasperante, ¿siempre habían sido igual de críos?
Al final era yo quien iba a provocar esa estúpida segunda Guerra Civil.
Un ejemplo era esa misma mañana:
Acababa de llegar a la cocina para empezar a hacerme el desayuno después de pasar la noche con Steve. Era la ventaja de vivir en el mismo sitio, que podíamos pasar juntos todas las noches que quisiéramos, porque era verdad que por el día poco tiempo conseguíamos sacar con todo el tema de Natasha, a la cual seguían rastreando (según Bruce habían buenas expectativas, aunque yo no estaba seguro en qué se basaba para decir eso).
A veces también me rayaba un poco, porque era mi primera relación y a pensándolo bien solo llevábamos unos meses juntos, aunque siendo amigos mucho más, ¿era bueno que pasara prácticamente todas las noches con él? Lo intentaba evitar un poco al principio quedándome en mi habitación y haciendo que él se quedara en la suya… pero es que me apetecía estar con él, y estábamos solo a un piso de diferencia… Así que al final no pude evitar caer en la tentación prácticamente todas las noches. No me juzguéis, todos hubieran hecho lo mismo en mi situación.
Sabía que caminaba con una sonrisa tonta en la cara, era la sonrisa que había bautizado como "la sonrisa del soldado", porque era una que única y exclusivamente me salía cuando pensaba en él. Con ella llegué a la cocina, donde ya estaban Wanda, Rhodey y Tony.
Había hablado el día anterior con el segundo. Me contó cómo efectivamente el millonario dijo la verdad y había hablado con él la noche del día que se enteró de todo. Estaba enfadado (muy enfadado) y le recriminó muchas cosas, así que Rhodey no pudo hacer más que contar la historia que conocía, la cual era mayoritariamente contada desde mi punto de vista, cosa que no ayudó demasiado a tranquilizar al Sr. Stark al enterarse de las discusiones que había ido teniendo con Steve a lo largo de la relación. Estaban ya cerradas y superadas, pero para el millonario eran novedad, lo que solo avivó aún más el fuego del rencor que todos sabíamos que todavía no se había apagado.
- Buenos días, Peter.- Wanda fue la primera en verme.
- Buenos días a todos.- contesté con una sonrisa algo cansada. Desde que tenía en mente lo de la rueda de prensa no dormía demasiado bien.
Escuché la respuesta de los otros dos mientras abría la nevera para encontrar el café que Steve dejaba siempre preparado para los dos el día de antes, para así solo tener que calentarlo al microondas. La verdad es que era un detalle que adoraba.
Me senté en la mesa que había en la cocina junto al resto. Era una nueva que se había comprado más pequeña, ya que pocas veces nos juntábamos todos en una misma comida, pasándose la otra al otro comedor que reservaríamos para las pocas ocasiones que eso pasaba.
- ¿Cómo están los ánimos?- me preguntó Rhodey, dándole un trago a su bebida. Café solo sin azúcar. Una asquerosidad que nunca entenderé cómo podía gustarle a alguien.
- Mejor, más tranquilo, aunque me da miedo salir de la burbuja.- contesté con una pequeña mueca.
Y con burbuja me refería al complejo, el gran y alucinante complejo en el que llevaba aislado desde que se reveló mi identidad. Y es que a pesar de haber insistido en llevar una vida lo más normal posible, me daba miedo lo que me encontraría al salir de la comodidad de la sede, ¿cómo sería el instituto ahora?, ¿Mai estaba lo suficientemente protegida?, ¿qué limitaciones tendría que soportar día a día?
Muchas preguntas cuyas respuesta me daba pánico averiguar, pero que a partir de esa maldita rueda de prensa empezarían a disiparse.
- Es normal.- habló Wanda a mi derecha.- Todo esto al principio da vértigo, pero también tiene muchas cosas positivas.
- Te hacen descuento en muchas tiendas.- intervino el Sr. Stark señalándome con la cucharilla del café.
- Tú no necesitas descuento en ningún sitio, eres multimillonario.- me reí.
- ¿Un multimillonario no puede ser ahorrador?.- contestó frunciendo el ceño.
- Puede, y también puede ser un aprovechado.- recriminó Rhodey riéndose conmigo.
- ¿Quién puede ser un aprovechado?- se escuchó una voz entrando en la habitación.
Me giré para ver a mi novio caminar hacia mí para dejar un beso de buenos días en mi mejilla, lo que hizo volver la ya conocida sonrisa del soldado a la vez que estaba seguro de que me subían los colores por toda la cara. No, estaba claro que no me acostumbraba a las muestras de afecto de Steve delante de gente.
La sonrisa se disolvió un poco cuando de reojo vi al Sr. Stark con la mirada apartada luciendo un poco incómodo. Puede que yo no fuera el único que no me acostumbraba a esas muestras de cariño.
- Tony disfrutando de que le inviten a cosas por ser famoso.- dije de broma intentando aliviar el ambiente mientras Steve sacaba el café del microondas y se acercaba a la mesa sentándose a mi lado.
- Oh, sí, recuerdo esa vez que se enfadó porque después de salvar Nueva York los del bar del shawarma nos cobraron un plus por pedir la bebida de tamaño grande.- contestó mi novio consiguiendo una pequeña risa por parte de todos, menos de Tony, que solo le miró con una sonrisa forzada.
¿Solamente yo notaba la tensión en el ambiente?
Por la mueca que se le quedó a Wanda en la cara cuando terminó de reír, supuse que no era el único.
- Sí, sí, todo muy divertido.- contestó Tony dando un último trago a su bebida.
A eso le siguieron unos infinitos segundos de silencio en los que nadie sabía qué decir. Pude notar a Rhodey abriendo y cerrando varias veces la boca, suponía que intentando buscar un tema que no creara polémica, ¿pero a quién íbamos a engañar? Eso era imposible.
Lo que también noté fue la pequeña sonrisa de victoria de Steve a mi lado mientras pasaba su brazo por mi cintura, y cómo la sonrisa tensa de Tony pasó de ser una sonrisa a ser solo tensa.
Y no quería culparle, porque sabía que en el fondo el Sr. Stark se lo tenía un poco merecido por la paliza que le dio, pero tampoco podía evitar sentirme en el nivel máximo de incomodidad, tanto con el ambiente, como con ellos, como conmigo mismo. No había absolutamente nada que me hiciera sentir bien en esa habitación, y era algo que definitivamente tenía que cambiar.
- Peter.- me llamó Tony, lo que taquicardizó mi corazón, porque conociéndole podía salir por cualquier parte después del gesto de Steve. Y estaba seguro de que se dio cuenta de mi expresión, porque inmediatamente suavizó la suya y se calló.
- ¿Qué pasa?- le pregunté con un tono suave pero todavía nervioso, haciendo todo lo posible por no despertar a la bestia.
- No, nada, solo quería decirte… que… bueno, que si luego vienes a comer con Pepper, Morgan y conmigo.- respondió. Y yo no podía estar más seguro de que eso no era lo que me pensaba decir en un primer momento, y daba las gracias por ello, no quería una escena de buena mañana. Bueno, no quería más escenas en ningún momento.
- Sí, claro, yo…- empecé a decir de buen humor, pero Steve me interrumpió.
- ¿No íbamos a comer luego nosotros en la terraza? Te dije que te cocinaría yo.
Era cierto, el día anterior en un momento de agobio por mi parte el soldado terminó prometiéndome su plato estrella (el cual todavía desconocía) mientras me hacía un masaje en la cama que terminó en final feliz para ambos.
- Oh, sí, es cierto…- contesté abriendo los ojos. Se me había olvidado completamente, lo admitía.
- Bueno, no tenéis por qué hacerlo todo juntos, ¿no?- empezó el mientras a los lados Rhodey y Wanda miraban de uno a otro como si de un partido de tenis se tratara.- Ya bastante que dormís en la misma habitación todas las noches.
Oh. Dios. Mío.
¿Eso era una indirecta sexual? Sí, Tony estaba haciendo una alusión a mi vida sexual delante de gente y yo solo quería morirme.
Noté cómo se tensaba el brazo de mi novio en mi cintura. Eso no iba a terminar bien.
- Es que nos encanta hacerlo todo juntos.- contestó Steve haciendo énfasis en la palabra "todo".
Joder.
No había otra palabra mejor para describir la situación que esa.
- Vaaaaleee, el desayuno ha sido muy interesante pero creo que es momento de irse.- escuché a Rhodey decir mientras se incorporaba muy rápido de la silla.- Tony, me ibas a enseñar la nueva actualización de mi traje, ¿no?
Con eso consiguió que el millonario quitara su vista de lo que parecía otra guerra de miradas entre mi novio y él. Con la misma expresión tensa afirmó con la cabeza en dirección a Rhodey, y estaba seguro de que el suspiro de alivio que se me escapó fue perfectamente audible para todos.
Mientras Rhodey cogía su cartera el Sr. Stark se acercó a mí y dejó su mano en mi hombro.
- La oferta de la comida sigue en pie, avísame si te quedas sin plan.
- Claro.- fue lo único que mi abrumada mente pudo responder.
Y así fue como terminó el desayuno más incómodo de mi existencia.
Cabe aclarar que había comido solo en mis habitaciones con "Friends" como única compañía.
Pero aislarme del mundo era lo último que podía hacer en ese momento, y justo por ese motivo me encontraba en un despacho de Pepper hablando de la rueda de prensa que se llevaría a cabo en la sede al día siguiente, en una habitación especialmente fabricada para eso.
- La voy a cagar, Pepper.- dije después de llevar una hora repasando las preguntas que se iban a hacer y lo que debía responder a ellas.
- Primero de todo, cuida esa lengua.- contestó alzando una ceja, poniendo esa mirada suya que haría temblar hasta a las paredes.- Y segundo, sé que es algo abrumador cuando no lo has hecho nunca, pero tú eres un chico genial, tienes gracia natural, no necesitas sobreactuar y tienes una mente rápida, no te quedarás atascado, solo confía un poco en ti mismo.
- Odio las multitudes.- fue lo único que contesté.
- Eso no es cierto, nunca has tenido problemas con las multitudes.
- Bueno, vale, especifico… odio hablar delante de multitudes.- corregí.
- Nunca lo has hecho.
- Tampoco he comido nunca alcachofa y no tengo que hacerlo para saber que no me gusta.
- ¿No te gusta la alcachofa?
- Por supuesto que no, ¿la has visto? Es asquerosa.- respondí con una mueca de asco.
- Nos estamos desviando, Peter.- dijo seria.- ¿Y qué hay de decatlón? Ahí hablas delante de mucha gente.
- Solo era para contestar preguntas, estaba muy concentrado, ni me fijaba en que había gente… y a ese público ni se le puede calificar como multitud.
- Bueno, pues concéntrate mucho en las respuestas que les vayas a darles a los reporteros.- dijo como si fuera lo más obvio del mundo.
- No es lo mismo.
- Pues no sé, Peter, imagínatelos desnudos.
- Eso será peor.- contesté.
Y no sabía cómo había pasado pero me daba la impresión de haber entrado en una conversación de besugos de la que no veía salida.
- Mira.- me cortó acompañándose de un movimiento de manos.- Vamos a hacer una cosa, saldrás con Tony, ¿te parece? No hay nadie más experto que él en ruedas de prensa.
Me quedé unos instantes pensando en la idea, ¿no quedaría como un niño de cara a todo el mundo si tenía que salir en compañía de Tony para estar tranquilo? Pero por otra parte prefería que la gente pensara eso antes que quedar en ridículo delante de medio mundo.
- Sí, creo que eso podría funcionar.- contesté un poco más aliviado.
- Bien, bien.- dijo ella visiblemente cansada.- Pues hagamos una cosa, ahora los dos nos vamos a descansar y mañana por la mañana con Tony lo terminamos de preparar.
- Me parece perfecto.- dije en un intento de no sonar desesperado por querer salir de la habitación. Sabía que no lo había conseguido, pero no pasaba nada porque Pepper tenía las mismas ganas de irse.
No es que no disfrutara del tiempo con ella, era solo que todo el tema de reporteros y de hablar de cara al público, sabiendo todo el mundo que era Spiderman me imponía demasiado, le tenía mucho pánico a hacer el ridículo delante de tanta gente, ¿y si decía algo que no tenía que decir?, ¿y si me quedaba en blanco delante de todos?, ¿y si me preguntaban algo que no me tenían que preguntar? ¿y si me pasaba toda la entrevista con un moco y no me daba cuenta?
Y si…
Y si…
Y si…
Demasiados "y si" pasaban por mi mente, y ninguno bueno.
Llegué a mis habitaciones con la mente muy pesada y la idea de no hacer nada más en todo el día. Solo quería descansar y puede que jugar a algún videojuego, quería probar el nuevo de los Vengadores… ¿era porque por fin habían añadido a Spiderman al juego? Evidentemente.
Abrí la puerta y entré directo a la pequeña cocina que tenía a por un vaso de agua fría, porque no podía ser de otra forma, el agua que no fuera directamente sacada de la nevera ni se debería considerar legal.
Cuál fue mi sorpresa al encontrar a Steve sentado en uno de los sofás, en ese mismo donde siempre nos acurrucábamos los dos, con los brazos cruzados sobre el pecho y el ceño fruncido.
No, la cosa no pintaba muy bien.
- Hola.- hablé, olvidando por completo el vaso de agua.
- Hola.- me respondió serio, en ese mismo tono que usaba muchas veces en las reuniones.
- ¿Qué pasa?- pregunté alzando un poco la cabeza. Me negaba a dejar que pensara que podía comportarse como un cretino y tratarme como a un premio con el y que encima pensara que podía ser él el indignado.
- No lo sé, dímelo tú, eres el que ha cancelado nuestra comida diez minutos antes de la hora.
- Tienes razón.- afirmé sin cambiar mi postura.
- ¿En serio?- contestó poniéndose en pie y acercándose unos pasos, pero todavía con ese ceño arrugado.
- Sí, bueno, he de admitir que ahí no he estado demasiado acertado, debería haberla cancelado antes.
Su expresión cambió a una de completa sorpresa, a la vez que soltaba una pequeña risa sarcástica, como si no pudiera creer lo que estaba soltando por mi boca.
- ¿Se puede saber qué te pasa?, ¿por qué estás enfadado?- preguntó cuando vio que yo no tenía pensado volver a decir nada.
- No lo sé, ¿tengo algún motivo para estarlo?
- No, por supuesto que no lo tiene.- contestó todavía muy serio.
- ¿No? ¿y qué pasa con el numerito de esta mañana en el desayuno?- pregunté acercándome los pasos que nos distanciaban, hasta quedar a un escaso paso de él, pero lo suficientemente lejos como para no dejarme encandilar por sus malditos ojos.
- No sé de qué…
- No te atrevas a hacerte el tonto, Steve Rogers.- le interrumpí señalándole con el dedo índice acusador.- Sabes perfectamente de qué hablo, porque no solo ha sido esta mañana, lleváis ya varios días que me siento como un maldito premio a vuestro lado, no paráis de haceros malos gestos, de retaros con la mirada, de soltaros pullitas, y eso me pone muy incómodo y no lo quiero soportar más. Me prometisteis que os llevaríais bien.- terminé de hablar casi sin aire, notando un pequeño escozor en los ojos que me negué a dejar salir, pero que sabía que él había reconocido.
Se hicieron unos momentos de silencio en los que tuve que apartar la mirada porque simplemente no podía ni quería sostenérsela. Vi de refilón cómo se acercaba hacia mí y estiraba la mano para unirla con la mía, pero la aparté mientras volvía a girar la cara para mirarle.
- Las cosas no se arreglan así.- le dije algo más calmado.
- Lo siento, no sabía que te hacía sentir así, no era mi intención en ningún momento.- habló, otra vez con el ceño fruncido, pero no de enfado, si no de culpa.- Pero hay veces que me supera, dejo que me dé una paliza para no empeorar las cosas, dejo que te hable mal porque querías que no me metiera en vuestra conversación, veo que lo pasas mal por su culpa, y luego aún tiene las narices él de amenazarme cuando por fin hacéis las paces como si él no hubiera sido el primero que te ha hecho daño. Y encima de todo eso, me ponía esas miraditas cuando estaba contigo como recochineándose, y yo solo… se las devolví, no pensé en otra cosa que no fuera en eso.
Qué bien hablaba este hombre, ¿o es que era muy fácil convencerme? ¿era un facilón? Yo pensaba que no.
Debía admitir que tenía un punto en lo que había dicho, digamos que podía entender su actitud, no justificarla, pero sí comprenderla, y más sabiendo cómo era Tony, porque no me cabía ninguna duda que había sido él quien había empezado la guerra de las pullitas, tanto estando yo delante como por detrás.
- Sois como dos críos.- dije al final, alargando mi mano para coger la suya, la cual me apretó cariñosamente.
- Lo somos, no te lo discutiré.- afirmó con una pequeña sonrisa lastimera.- A veces me da la impresión de que contigo lo hago siempre todo mal.- terminó con la mirada un poco decaída.
Bueno, era bien cierto que las discusiones más grandes que habíamos tenido principalmente era yo el indignado y él el que tenía que pedir disculpas, cosa por la que no me disculparé ni me arrepentiré porque era lo que sentía en esos momentos. Además, si nuestra relación era tan genial como yo la sentía era precisamente porque habíamos solucionado las cosas como dos adultos en el momento en el que se debían solucionar.
- No pienses eso.- hablé esa vez yo devolviéndole el apretón de mano.- Es verdad que no hemos tenido un principio fácil, pero el pasado es pasado, y el ahora es el ahora. Y ahora yo te quiero y eso no nos lo puede quitar nadie.
- No me quieres más que yo a ti.- dijo con una sonrisa más contenta acercándose hasta juntar nuestras frentes, a lo que aproveché para subir la mano que me quedaba libre a su cuello.
- Te puedo asegurar que sí.- contesté imitando su expresión.- Y lo siento yo también, no tendría que haberte evitado en la comida, pero quería pensar y evitar la discusión hasta que me enfriara un poco.
- Lo sé, ya te conozco bastante bien, por eso he venido yo.- se rió.- Pero no te preocupes, Sam ha disfrutado por ti de mi plato estrella.
- Ahora tengo celos de Sam.- dije con una mueca.
- Deberías, estaba riquísimo.- volvió a reír a mi costa.- Pero por ti la haré otro día.
- Me muero por saber qué es.
- Y yo me muero por hacer esto.- susurró acercando nuestras caras en un beso.
"Es imposible cansarse de esos besos, está demostrado" no pude evitar pensar mientras movía mis labios contra los suyos, acercándolo más por el cuello para profundizar el beso.
Noté cómo me soltaba la mano para dejarla caer en la parte baja de la espalda, terminando de cerrar el escaso espacio que quedaba entre nosotros, logrando que rodeara su cuello con ambos brazos.
El beso empezó a hacerse más rápido y más apasionado, podía sentir como su lengua repasaba mi boca mientras bajaba aún más sus manos, animándome a moverme contra él, logrando que se me escapara un gemido al sentir su erección.
Me encantaba la forma en la que nos fusionábamos cuando estábamos juntos, la forma en la que conseguíamos que el otro se olvidara de todo lo que nos rodeaba para centrarse solo en ese momento, en esa unión que hacía que notara cosquilleos en mi corazón.
- Sr. Parker, Sr. Rogers, se requiere su presencia en la base principal.- se escuchó la voz de F.R.I.D.A.Y, asustándonos a ambos, consiguiendo que rompiéramos el beso.
"Maldita F.R.I.D.A.Y, esa me va a devolver", pensé notando la mirada extrañada de Steve sobre mí. Porque sí, los dos sabíamos que ante una convocatoria como esa no podíamos hacer oídos sordos.
- ¿Qué habrá pasado?- preguntó apartándose de mí, pero volviendo a cogerme de la mano mientras nos dirigía a ambos a la salida.
- No lo sé, pero más vale que sea importante.- dije un poco rencoroso todavía.
¿Cómo no iba a estarlo? Todavía podía sentir cómo mi erección se terminaba de bajar.
- No te preocupes, pequeño, luego te compenso.- dijo parándose para darme un pequeño beso antes de seguir con el camino.
Entramos al ascensor y no pasaron más de tres minutos hasta que llegamos a la base principal, un lugar donde nos reuníamos muchas veces antes de salir a alguna misión para repasar los planes.
Entramos con las manos todavía unidas, lo que provocó una pequeña sonrisa por parte de la mayoría, una ceja levantada por parte de Bucky y unos labios fruncidos por parte del , lo que me recordaba que la conversación que acababa de tener con Steve debía mantenerla con él también en algún momento cercano.
Parecía que habíamos sido los últimos en llegar de los que vivíamos en la sede, ¿cómo habían llegado todos tan rápido? Hasta Yelena estaba ya ahí.
Nos quedamos mirando a todos con duda en la mirada, quería saber qué era lo que estaba pasando, aunque no era difícil empezar a imaginárselo, ya que en esos momentos solo una cosa podía llegar a causar ese revuelto.
- Hemos encontrado a Natasha.
