- ¡ , PETER, PETER, MIRE AQUÍ, AQUÍÍÍÍÍ!- voces de diferentes personas inundaban mis oídos. Mis delicados oídos de persona mejorada.

Tenía un foco en frente que me alumbraba como nada me había alumbrado en mi vida, cien veces peor que esa sensación de cuando te despiertan por la mañana encendiéndote la luz de la habitación sin avisar. Había tanta gente que la imagen de ellos se convertía en una estampa borrosa debajo de tanta luz. Los oídos me pitaban y empezaba a sentir una opresión en la garganta que solo podía significar o ansiedad o infarto.

Y no estaba seguro de no preferir la segunda opción, así por lo menos podría salir de ese lugar.

Estaba en la sala de conferencias de la sede, la cual habían mejorado para aumentar el aforo considerablemente. No cabe especificar que a mí eso no me parecía ninguna mejora.

El día anterior había sido un caos total con la llegada de Romanoff. Habíamos estado todos en el interrogatorio, aunque en su mayoría lo veíamos a través de una cámara, solo Steve, el Sr. Stark y Sam habían vuelto a ser los encargados de hablar directamente con ella.

Pero no habían conseguido nada. Absolutamente nada. Ella solo se pasó las dos horas que estuvieron interrogándola sentada, mirando al frente sin marcar ninguna expresión en la cara.

Al final había sido verdad lo que decía el gigantón verde, y es que Natasha Romanoff no se había dejado atrapar para tendernos una trampa, había cometido un error. Como decía Bruce, por muchos recuerdos que tuviera de anteriores Natashas, solo llevaba unos meses de existencia, no podía ser tan perfecta.

Así que íbamos un paso por delante de ese Salón Rojo y de Hydra.

Y yo me alegraría si no fuera porque como estaba previsto, al día siguiente de conseguir arrestar a Romanoff yo tenía mi rueda de prensa. Sí, mi propia rueda de prensa, toda dedicada específicamente a mí. Fantástico.

Lo único que me aliviaba un poco era tener al Sr. Stark a mi lado, con el que seguía cabreado por los últimos acontecimientos con Steve, pero los cuales había decidido olvidar de forma estratégica en ese momento (por lo menos durante las horas que durara ese infierno).

Sabía que el resto del equipo estaba en alguna zona dentro de la sede mirando o por alguna ventana asomados observando directamente, incluso Hope y Scott se habían acercado con Cassie esa mañana para dar apoyo moral.

Steve había estado incluso más histérico que yo, y no sabía si era porque empatizaba conmigo o porque sabía lo malo que era hablando en público. Fuera como fuere, había estado muy cariñoso y mimoso la noche anterior cosa de la que me había aprovechado muy bien.

O puede que no tan bien, porque a pesar de mi rápida curación, esa mañana me costaba un poco sentarme en los sitios.

Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío.

En esta rueda íbamos a estar sentados, ¿y si la gente lo notaba? Seguro que lo iban a notar, iba a ser el hazmerreír de medio mundo, la tía May no podría salir a la calle sin que le acosaran por el sobrino que tenía.

Oh dios mío, oh dios mío, oh dios mío.

¿Estaba siendo muy dramático?

Seguramente no, ¿o sí? No lo sabía.

- ¿Estás bien, Peter?- habló una voz a mi lado haciendo que me sobresaltara, ¿dónde estaban mis malditos sentidos arácnidos?

"En el mismo sitio que tu dignidad" habló una voz en mi cabeza que se parecía terroríficamente a la de Flash.

Estábamos delante de los asientos donde teníamos que colocarnos, y Tony se había parado seguramente al notarme casi hiperventilar a su lado.

- Sí, Sr. Stark, no se preocupe.- afirmé en un intento de creerme mis propias palabras.

- Como me llames Sr. Stark en frente de todos te quedas sin postre.- se burló con una media sonrisa, teniendo éxito en subirme un poco el ánimo.

- No soy un niño.- contesté con fingida molestia.

- Lo sé.- me miró un poco más serio, haciéndome ver que lo que él decía lo pensaba muy en serio, lo que logró que se me encogiera un poco el corazón.- No estés nervioso, piensa que solo son ratas que intentan sacar la más mínima información sobre ti para venderla, y si puede ser mala, mejor.

- ¿Eso se supone que me tiene que animar?- pregunté con los ojos muy abiertos.

- Claro, chico, así tienes un propósito, evitar que se salgan con la suya.

- No me convence.- dije con una cara que sabía que era de situación, provocándole una risa puede que un poco exagerada.

El Sr. Stark estaba nervioso.

Y no estaba nervioso por él. Él era Tony Stark, había estado en situaciones como esa mil veces. Estaba nervioso por mí, porque sabía que la podía fastidiar en cualquier momento.

"No seas fatalista" volvió a hacer eco en mi cabeza mi propia voz.

A mi lado el Sr. Stark me hizo un gesto para que me sentara a su lado, así que tragando saliva le seguí y me dispuse a ello, mirando discretamente la mesa delante de ambos asientos en un triste intento por evitar cualquier mueca de dolor que me pudiera surgir al sentarme. Y creo que lo conseguí.

- Está bien, queremos una mañana tranquila.- habló Tony a mi lado para todo el mundo, apoyando ambos codos en la mesa y su cabeza en el dorso de las manos, justo delante del micrófono. Estaba en una posición que decía "soy el dueño de este lugar y todos lo sabemos, así que cuidado".- Cuando se os señale preguntaréis, ni antes ni después, hablad de una en uno y nos podremos ir pronto a casa.

- Bueno, nosotros ya estamos en casa.- hablé para mí mismo, sin recordar que tenía un micrófono encendido justo en frente provocando una pequeña risa en todos los presentes, y un amago de sonrisa también en mi mentor.

Bueno, la primera cagada no había sido tan horrible. Podíamos superarlo, seguro que sí.

Tony señaló a uno de los reporteros, un hombre de mediana edad con un sombrero que le hacía parecer más mayor. Qué poco sentido del gusto propio tenían algunas personas.

Así habíamos quedado con Pepper, sería Tony quien elegiría el orden de las preguntas y quien las hacía, ya que al final era él el experto en esto y se conocía a prácticamente todos los reporteros presentes.

- Buenos días, soy William Johnson de Newsday.- se presentó el hombre.- Sr. Parker, ¿confirma su identidad como Spiderman y su participación en el equipo gubernamental de Los Vengadores?

La gran pregunta. Todo bien, estaba preparado para esa… estaba preparado para todas, Pepper se había encargado bien de ello.

- Así es, llevo cuatro años aproximadamente siendo Spiderman, y solo después del Lapso empecé a formar parte de los Vengadores.

Se comenzaron a escuchar muchos susurros, estaban hablando entre ellos, incluso hablando consigo mismos, y yo solo me sentía muy juzgado.

Vi por el rabillo del ojo cómo Tony señalaba a alguien más.

- Samira Rodriguez, de El Nuevo Herald.- habló una mujer más joven desde el final de la sala, poniéndose de pie para que se la viera bien.- Sr. Parker, por lo que sabemos usted es menor de edad todavía, ¿cómo puede ser que el Gobierno permita que un menor participe en estos asuntos?

La otra joya de la corona. Me habría encantado contestarle que no era de su incumbencia y que había salvado más vidas en dos meses de la que lo haría ella en toda su vida, pero no lo haría, tomaría un respiro y contestaría.

- Estoy bajo la responsabilidad del Sr. Stark desde el principio, él ha respondido siempre por mí, tanto con los anteriores acuerdos como con los nuevos. En unos meses cumpliré 18 y tendré los mismos derechos y responsabilidades que el resto del equipo.

- Sr. Stark, ¿no le parece irresponsable de su parte responder en nombre de un menor para que se exponga a esa clase de riesgos?- habló la misma reportera.

Ya me estaba cayendo mal. Pero era cierto que ese era un tema muy hablado durante los últimos días, el tema de mi edad había salido por todos los periódicos, televisores y redes sociales, poniendo verde al Gobierno por dejarme actuar y a Los Vengadores por permitir que un menor de edad entrara en el equipo.

Igual que mucha otra gente lo defendía alegando todos los logros que había conseguido desde que era Spiderman, alegando que si ya tenía edad para conducir, también podía tener edad para esto (algo que no me parecía que tuviera nada que ver, pero no sería yo el que me quejara).

Por suerte para todos, el Gobierno no había hecho ningún movimiento para plantearse mi lugar en el equipo.

- Le recuerdo que en esta entrevista se sigue un órden.- contestó seco el Sr. Stark, mirando mal hacia la periodista que había preguntado.- Pero no, no me parece irresponsable después de ver todas las vidas que Peter Parker ha salvado estos últimos años, luchó contra Thanos en la última batalla protegiendo el guantelete con su vida, así que bien mirado, en parte medio universo regresó gracias a él, como también gracias a muchos otros miembros de nuestro equipo.

Se paró a respirar unos segundos, recuperando un poco la calma. Al final no iba a ser yo quien perdiera los nervios a ese paso...

- Él es su propia persona, creo que es lo bastante maduro como para decir por él mismo, además,- continuó Tony mirándome de reojo con una diminuta sonrisa.- una persona muy inteligente me dijo una vez, que cuando puedes hacer cosas como esas, pero no las haces, y luego pasan cosas malas, la culpa es tuya.

Hubo unos segundos de silencio justo antes de que se revolucionara otra vez la sala, gritando preguntas, hablando y anotando entre ellos... ¿era así cómo trabajaban en el mundo del periodismo? Porque una vez pensé en dedicarme a la fotografía, con la idea de trabajar para alguna revista o algún periódico, pero después de ese día lo descartaba 200%.

Los acomodadores y el Sr. Stark pidieron otra vez silencio, consiguiéndolo después de varios intentos.

- Hola, soy Julia Davis, de The New York Times.- habló una mujer de pequeña estatura desde primera fila.- ¿nos podría decir cómo terminó convertido en lo que es, Sr. Parker?

- Mmmms, sí, bueno.- empecé, sin saber muy bien cómo explicarlo para no sonar muy tonto.- Me picó una araña.


Tres horas después de acabar la conferencia me encontraba en mis habitaciones, acurrucado contra el pecho de Steve. Por los movimientos de este y por la falta de conversación podía suponer que se había dormido hacía un rato.

Para mi gran alivio todos me dijeron que la rueda de prensa había ido muy bien, que había aguantado muy bien todas las preguntas las casi dos horas que había durado, tanto las sencillas como las incómodas, y que por suerte ya me podría librar de ese tipo de situaciones durante una larga temporada.

Haría lo mismo que el resto del equipo, le dejaría al Sr. Stark todo el tema de la prensa, era lo mejor para todos.

Me habían preguntado de todo, desde qué tenía pensado hacer con mi futuro hasta que si tenía novia. Y bobo de mí en esa última pregunta me había salido una tonta sonrisa que casi había contestado más que mi propia respuesta: "Sí, sí hay alguien especial".

Me había hablado MJ para reírse de mí un rato después de la conferencia. Con ella todo era así, tenía un humor que se basaba en meterse con el resto de las personas, pero siendo realistas, tanto Ned como yo nos solíamos divertir mucho.

Había hablado con ella y con Ned en una vídeollamada hacía un par de días, después de que saliera el artículo revelando mi identidad. Para nuestra sorpresa se metió con nuestra inteligencia y poco disimulo alegando que ya sospechaba que era Spiderman desde hacía bastante tiempo. Y bastante tiempo era antes del Lapso.

Casi me sentí mal por no haberle contado nada hasta ese momento, pero era igual de rara que de inteligente, y me dijo que no había problema, que me entendía, que era un tema serio que implicaba muchas variables con las que no se podía jugar. Casi esas fueron sus palabras exactas.

Así que ahí me encontraba, apoyado en un torso perfecto mientras me mensajeaba con una de mis mejores amigas. Me di cuenta de que Ned no habría podido ver mi gran "salida del spider-armario" (como él la llamaba) porque ya me comentó que tenía que acompañar a su abuela a una revisión, así que decidí mandarle un mensaje.

- Hola, mi hombre de la silla favorito, ¿lo has podido ver ya?

No tuve que esperar mucho la respuesta, típico de Ned, tenía el móvil en la mano las 24 horas del día.

- No, tío, todavía no, ¿vienes a mi casa y me lo cuentas?

Ni a Tony ni a Steve les hacía gracia que saliera de la sede más de lo necesario, pero oye, era eso o que llevara a mi gran amigo a la sede, algo que estaba seguro de que todos los superhéroes que vivían en ella querrían evitar.

- Claro, voy para allá.

Al fin y al cabo, aquí no tenía nada que hacer en lo que restaba de día. El próximo interrogatorio a Natasha sería al día siguiente, querían dejarla reflexionar aislada durante un día, con la esperanza de que de alguna milagrosa manera la antigua Natasha regresara. No lo decían directamente, pero sabía que era el pensamiento de más de uno. Pero eso era algo que todos sabían que no era ni realista ni posible. Tampoco les culpaba por querer intentarlo. Fuera como fuera, los que tenían cuenta atrás para cumplir sus planes eran ellos, no nosotros.

Me levanté con cuidado y me fui a poner lo primero que encontrara en el armario mientras iba llamando a hermanos Brown para que me escoltaran a casa de mi amigo. Desde que me los asignaron como guardaespaldas no me permitían ir a ninguna parte sin ellos, pero si de esa forma el resto iban a estar más cómodos cada vez que saliera de la sede, aceptaría la condena.

Además, los agentes Brown a pesar de lo serios que estaban siempre, también eran una compañía agradable. A su manera, pero agradable.

Volví al salón donde Steve seguía durmiendo en el sofá, y es que con la gran masa de músculo que era, tenía mucha energía que gastar pero también mucha que recuperar.

Me acerqué intentando no hacer ruido dejando un pequeño beso en sus labios y una nota en la mesita de cristal para que no se preocupara cuando se despertara.

- Te quiero, grandullón.- susurré antes de hacer camino hacia la puerta con una sonrisa radiante.

En ese camino en coche conducía la que en mi mente era Brown 1 (que era la hermana, el 2 era el hermano). Íbamos en silencio, como la mayoría de las veces, pero no era un silencio incómodo, con ellos dos en los asientos delanteros, y yo mirando la ventana desde atrás.

Estaba ansioso porque llegara el día siguiente. Bueno, mejor dicho estaba ansioso y aterrado, ya que era el día que por fin volvería al instituto, ¿cómo de diferente sería ahora que todos lo sabían todo? Dejaría de ser invisible, eso lo tenía muy claro.

Pensaba en gente como Flash, que se había reído de mí toda su vida. Habría pagado lo que fuera, cualquier cosa, por haber visto su cara en el momento exacto en el que salió la noticia, ¿querría ahora hacerse mi amigo o se la jugaría a seguir molestándome? Descarté rápido la segunda opción porque podía ser gilipollas, pero no tenía un pelo de tonto.

Pasara lo que pasara, tendría a Ned como lo había tenido durante toda mi vida, no tenía nada que temer, ni siquiera si…

Me erguí rápido en el asiento, me miré el brazo con los ojos muy abiertos, encontrando todos los pelos erizados, como ya sabía que estarían antes de mirar. Una mala sensación recorrió todo mi cuerpo, dejándome sin palabras.

Era el sentido arácnido.

No podía ser, ¿qué narices pasaba?

- Estamos a cinco minutos, Sr. Parker.- escuché que me llamaba Brown 2.

Le miré con los ojos muy abiertos. En serio que este día no me esperaba nada de esto. Era una maldita mierda, porque hacía ya mucho tiempo que no se me despertaba el instinto, ni siquiera en la primera reunión con Yelena, lo que desde ayer comprendí después de esa salida tan dramática en la que me dijo que realmente nunca había estado en peligro porque nunca hubo ninguna bomba.

Siendo sinceros, me había aliviado un poco, porque pensaba que de lo calmado que había estado todo para los Vengadores durante tantos meses, mi sentido se me había terminado atrofiando.

- ¿Pasa algo?- habló ella, mirándome desde el espejo retrovisor del centro.

- Sí, yo… no sé que es.- hablé como pude.

- ¿Sentido arácnido?- volvió a preguntar.

- Sí, hacía tiempo que no me pasaba.

- Deberíamos dar la vuelta.- habló él en esa ocasión arrugando un poco el entrecejo, lo que suponía que sería su cara de preocupación.

Me debatía entre decirles que sí o que no, porque estúpido de mí no había cogido el traje. Realmente nunca lo hacía cuando iba a casa de mi tía o de Ned, solo empecé a ello cuando el Sr. Stark me creó el traje con nanotecnología y únicamente tenía que llevar una especie de tobillera que con el pantalón se disimulaba muy bien. El problema era que hacía varias semanas un chip se me había fastidiado en un entrenamiento y el traje estaba en el taller arreglándose, así que había vuelto a mi traje tradicional.

Mi traje tradicional que no había cogido. Estúpido Peter Parker y estúpido Spiderman, al parecer solo tenía dos neuronas funcionales en todo mi sistema nervioso.

No nos podíamos dar la vuelta, ¿y si estaban atracando a alguien a un par de calles? Por muy Vengador que fuera, seguía siendo el amigo y vecino Spiderman, no podía dejar pasar así como así algo como eso. Pero no tenía mi maldito traje.

"Si no eres nada sin el traje, entonces no deberías tenerlo", escuché una conocida voz en mi cabeza. Tony tenía razón, esto no se trataba de un estúpido traje, se trataba de mí y de defender al indefenso.

- No, no des la vuelta, hay alguien en peligro, hay que ayudarle.- dije todo lo convencido que pude.

- No tienes el traje.- me recordó uno de los hermanos.

- Ni lo necesito.

No recibí contestación, solo un pequeño asentimiento por parte de ambos, y es que a fin de cuentas no podían obviar que yo era su jefe.

Seguimos avanzando sin prisa pero sin parar ni un segundo, y cuanto más avanzábamos más fuerte me llegaba mi instinto, imparable y aterrador. Aterrador porque cuando más nos acercábamos a casa de Ned, más fuerte se hacía.

"No, no, no, no, no, por favor no, él no, por favor, él no, que solo sea una casualidad"

Empezaba a sentir algo que no tenía que ver con el instinto ni mierdas así, eran simples náuseas, pero tan intensas como no las había tenido desde la Batalla de Berlín. Náuseas porque sabía que todo era demasiada coincidencia y había aprendido que las coincidencias no existían.

- Hemos llegado, Sr. Parker.- dijo Brown 1 desde el asiento del conductor.

Unos segundos de silencio siguieron a esa declaración mientras observaba la calle de Ned, tan conocida para mí... casi ni recordaba la primera vez que la había pisado. Era una calle pequeña, en la que no se intuía mucha riqueza y normalmente vacía, pero tenía su encanto, con todas las fachadas blancas y las puertas de madera.

Levanté la vista para observar el edificio exacto en el que vivía Ned. Era igual que los que había a su alrededor, pero podría reconocer su pequeño balcón hasta con los ojos cerrados. Había pasado demasiadas horas en él como para no hacerlo.

Cualquier persona que pasara por la calle no se giraría a mirar dos veces esa escena, todo parecía aburridamente normal, nada destacable. Pero yo no era cualquier persona, y mi sentido me había salvado demasiadas veces como para obviar que a cada segundo crecía más.

- Sr. Parker, creo que lo mejor será que salga yo primero a estudiar el terreno.- habló él.

- No, prefiero salir yo, soy el que os ha hecho venir hasta aquí, esto es cosa mía.- dije sin un ápice de duda en la voz, prestando más atención a mis alrededores que a los que se suponía que eran mis guardaespaldas.

- Insisto, Sr. Parker, nosotros trabajamos par…

Pero el sonido de un disparo atravesando el cristal no le dejó acabar.

Todo pasó a cámara lenta, pero más rápido que la mayoría de sucesos que había vivido nunca.

Un segundo el agente Brown me miraba hablándome desde el asiento del copiloto y al siguiente mi cara y la de su hermana estaban manchadas de su sangre mientras mirábamos su cuerpo yaciente en el respaldo del asiento, con un agujero en el temporal del cráneo atravesado por la bala que había acabado con su vida.

Todo en un simple instante.

- ¡Peter, agáchate!- me gritó su hermana más pálida de lo que la había visto desde que la conocía.

No tuve tiempo a decir nada porque abrió la puerta del coche, usándola como escudo mientras preparaba su pistola.

Y yo estaba en el asiento de atrás, agachado, pensando qué hacer contra un contrincante que ni se había dejado ver todavía. "Maldito cobarde" pensé con rencor.

Pero no, no podía quedarme ahí, detrás de un asiento donde había apoyado un cadáver que hacía solo unos minutos se estaba preocupando por mí.

Así que decidí salir a analizar la situación desde fuera, cogiendo lo más discreto que pude la pistola que tenía mi ahora ex-guardaespaldas en el cinturón. Habían venido a por mí, todo ese espectáculo estaba siendo por mí, así que les daría lo que querían.

Además, cuando se tomaban tantas molestias significaba una cosa, y es que me querían con vida.

Con un poco de suerte aún podía salvar a la guardaespaldas que me quedaba, sacarla de ahí y dejar que condujera hasta la sede.

¿Por qué narices no les había dejado dar la vuelta cuando lo habían propuesto?

"Por tu maldito complejo de héroe", dijo una voz en mi cabeza, machacándome como tendían a hacer siempre que me hablaban, pero nadie podía decir que no tuviera razón. "Y por Ned, obviamente"

Ned… ¿le habrían hecho algo? Estaba rezando una y cincuenta veces para que simplemente le hubieran usado para atraerme hacia el lugar… pero tampoco iba a ser estúpido, tenían su móvil, era lo que habían usado para que viniera hasta aquí, y si tenían su móvil, las probabilidades de que también le tuvieran a él eran demasiado elevadas.

- Vuelve al coche, Parker.- escuché que Brown gritaba desde su posición al verme abrir la puerta.

- Vienen a por mí, no a por ti, coge el coche y vete.- hablé con calma, saliendo decidido.

- Es mi trabajo y…- empezó a replicar con mal humor, mirándome rencorosa por estar distrayéndola.

- Tu trabajo es vigilarme, no morir por mí- le dije con tono duro, alzando la voz.

- No puedo simplemente…

- Sí puedes, te lo estoy ordenando.- grité más alto de lo que debería.

Nos quedamos mirando unos segundo en una especie de batalla de voluntades, sabiendo que en ese momento no iban a atacar, porque me estaba sirviendo a mí mismo en bandeja ante ellos.

- ¿No ha habido suficiente muerte por un día?- dije, sabiendo que estaba jugando una carta muy sucia.

Pude ver cómo su mirada cambiaba a una cristalizada, pero sabía que con lo profesional que era no se permitiría llorar hasta estar a solas muy lejos de allí. Me dio un pequeño asentimiento con la cabeza y un intento de sonrisa que se convirtió en una mueca triste.

Le devolví el intento de sonrisa y aparté la mirada, sintiendo un peso menos encima a la vez que me adelantaba unos pasos, empezando a analizar el terreno, esperando a que apareciera alguien y que ese alguien no fueran más de diez, sabiendo que de todas formas podría batirles, pero me empezaba a notar muy cansado.

¿No podían haber esperado un día para toda esta mierda?

Pero algo llamó mi atención.

Más bien la falta de algo llamó mi atención.

Me giré para ver por qué mi compañera no se había metido ya en el coche y había desaparecido de allí, para verla atrapada entre unos brazos más pequeños, pero firmes, intentando soltarse de ellos sin ninguna oportunidad.

- Hola, pequeño Detka, ¿cómo ha ido la conferencia esta mañana?- habló Yelena Belova mientras seguía sujetando a la agente Brown.

Usó un tono conciliador, como si me estuviera hablando del tiempo, algo que me resultó jodidamente aterrador.

- ¿Qué haces, Yelena?- conseguí articular intentando que no se notara el temblor en mi voz.

Había hablado con ella el día anterior, había hablado con ella, y me había mirado a los ojos sabiendo lo que iba a pasar hoy, ¿cómo había podido ser tan estúpido?, ¿cómo lo habíamos sido todos?

No salía de mi asombro, ¿qué narices hacía ahora? Tenía que avisar al resto lo más rápido que pudiera, y estaba claro que no podía coger el móvil… solo me quedaba la pulsera que usábamos de vez en cuando para comunicarnos en caso de urgencia. El Sr. Stark a veces lo usaba para pedirle algo a alguien que supiera que había salido a comprar, pero estaba seguro de que mi urgencia era mayor.

- ¿En serio lo tengo que explicar? Te creía más inteligente.- habló igual de imperturbable.

- Suéltala.- dije, notando cómo cada uno de los músculos de mi cuerpo se tensaban mientras veía la cara de Brown que intentaba ser indiferente, pero que se le notaba el terror en la miraba, ese terror que tenía todo el mundo cuando sabía que iba a morir, y no podía hacer nada.

- Como quieras.- respondió con una sonrisa, soltando a la agente… y cuando parecía que esta iba a mover un solo hueso, Belova la cogió del cuello y se lo rompió.

Mi corazón dio un giro cuando vi el cuerpo de mi otra guardaespaldas en el suelo, muerta.

Solo unos segundos antes, si tan solo hubiera estado atento unos segundos antes nada de eso hubiera pasado. Eso era lo único que podía pensar mientras sentía las lágrimas de impotencia acumularse en mis ojos.

No me podía mover, casi no podía hablar, me sentía en shock recordando que solo hacía media hora estaba en mi habitación de la sede tumbado con Steve a mi lado y hablado con MJ, ¿cómo habíamos llegado a esto tan rápido?

"La pulsera, Peter, la pulsera" escuché una voz en mi cabeza.

- ¿Por qué, Yelena?- solo me salió preguntar a la vez que con un movimiento apretaba el pequeño botón a un lateral del reloj. No les diría qué pasaba, pero por lo menos sabrían que tenía intención urgente de comunicarme con ellos, y esperaba que sumaran 2+2 rápido.

Únicamente me miró, sin ninguna expresión, sin rastro alguno de la burla que hacía unos segundos bailaba en sus ojos. Solo una cara neutral, como si no acabara de asesinar a una persona sin que le temblaran las manos. Jodida psicópata.

- Te respondí ayer, Peter.- respondió al final, dejándome todavía más confuso de lo que ya estaba, ¿qué cojones me estaba diciendo?

Sentía la cabeza mareada, pero eso no me impidió percibir como un golpe me llegaba por la espalda, consiguiendo apartarme en lo que yo supe que había sido el último segundo.

Me tiré al suelo rodando unos metros por él antes de levantarme rápido y mirar quién me había atacado, volviendo a sentir cómo la sangre abandonaba mi cara, ¿cómo cojones podía ser?

Natasha Romanoff me estaba mirando con una sonrisa que avecinaba muchas intenciones, y ninguna de ellas nada agradables.

- Pequeña araña, por fin nos conocemos.- habló con voz pastosa, más de que yo recordaba.- Otra vez, quiero decir.

- Te tenemos en la sede, ¿cómo puedes estar aquí?- pregunté histérico, ¿estaba soñando? Empezaba a pensar que todo eso era solo una pesadilla y que si me esforzaba me despertaría en el sofá, al lado de mi novio como debería estar en esos momentos.

- Os lo dije la primera vez, sois muy predecibles.- contestó sin quitar esa estúpida sonrisa.

- ¿Qué queréis?, ¿dónde está Ned?- grité enfadado, acercándome unos pasos a Natasha, cometiendo el mayor fallo que se podía cometer en momentos como ese…

Y era perder de vista a una de las enemigas. Y más si eran esas enemigas.

Porque segundos después sentí un fuerte pinchazo en el cuello, y lo último que pude ver fue la sonrisa de superioridad de Romanoff antes de que todo se volviera negro.