Todo por el verdadero amor.
By Alexandra Shinomori
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Disclaimer: o.o, como que no me gusta hacer este tipo de cosas porque todo el mundo ya sabe que RK no es mío y que pertenece a alguien famoso que se hizo rico publicándolo y creándolo (hay que tener demasiada imaginación para crear un Aoshi xD).
Aclarando al fin este punto, comenzaré el fic… reviews, abajo y tmb comentarios extras que siempre hay por todo este mundo xDDD
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En el capítulo anterior:
Misao, hay algo que debo hablar contigo – le dice.
¿Qué desea? – le dice ella.
Avisarle que debe vigilar su periodo por estos días – le dice.
¿Por qué? – le dice ésta, confundida.
Porque posiblemente, estés embarazada – le dice el doctor.
Instantáneamente, posiblemente por una reacción del subconsciente, Misao se toca su vientre. Al llegar Aoshi, se acerca a ella y la abraza.
Hide, Hide – dice Misao.
Aoshi, no comprende nada de lo sucedido.
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Capítulo 4: Reencuentros y Llantos.
- Misao¿qué te sucede? – dice Aoshi, un tanto sorprendido por la actitud que tiene Misao al momento de haberse tocado el vientre, y necesitaba una explicación.
- Nada, no me pasa nada – dice distraídamente, pues la noticia, si en parte le alegró, también la choqueó, no porque un hijo fuera una maldición, sino porque justo ése niño, era producto de algo de lo cual ella se asqueaba y se repudiaba cada vez que se miraba a través del espejo. – Sólo quería que mi primer hijo fuese tuyo, mi amado Aoshi - pensó.
- ¿Estás segura de que no te sucede nada? – preguntó preocupado.
- Totalmente segura, Aoshi¿podrías dejarme sola? – dice Misao tajantemente.
- Está bien, te dejaré –
Misao no se sentía destrozada, sino más bien desilusionada, pues nunca pensó, de que ese sujeto, podría haberla embarazado, y que finalmente muriese en las manos de su amado y querido señor Aoshi, simplemente no le daba cabida a tantas cosas sucedidas en un poco menos de un mes, que se largó a llorar, llorar todo lo que en esos momentos no lloró, debido a que Aoshi le pidió que no lo hiciera, pero ya no quería aguantar mas, y ese era el momento preciso, el momento en que Aoshi no se encontraba para oírla llorar, para que el no la abrazara ni la apoyara, sólo quería estar sola, acompañada de su hijo, que en su vientre, sentía todo lo que le pasaba a su madre, quería hacer algo, pero en ese minuto no podía. Misao se levantó, y vio unas hojas, y comenzó a escribir, como en un diario de vida, pero esos serían sus pensamientos, todas sus emociones en el papel.
"Realmente no sé que me sucede, siento que estoy rodeada de personas valiosas, pero a la vez me siento sola, no sé si será por estar sin pareja, o no estar casada a mis 19 años, pero la verdad es que necesito de él para sobrevivir, pero creo que nunca lo entenderá, siempre me verá como su hija, siendo que nunca lo fui, y nunca lo seré, pero creo que el siempre seguirá con ese pensamiento, a pesar de que me quiera, me quiere como un padre quiere y adora a su hija… no me verá como una mujer, sólo necesito escapar, quiero volar de este lugar, quiero olvidarme de todo esto, y yo irme a cualquier otro lado, o que Kami me mate y que todos vivan más tranquilos.
Estoy deprimida, lo sé, a pesar de que no es tan grave, me duele saber que el nunca me amará de la manera en que yo quiero, a pesar de que me dice que me quiere mucho, nunca lo he visto realmente interesado en mi… posiblemente, esté enamorado de otra persona, yo no puedo impedírselo, creo que es mejor que me vaya de aquí, cuando sienta que sea necesario el huir, me iré a Tokyo, con Kaoru y el grupo, no quiero que Aoshi se entere de esto… quiero tener a mi hijo sola, quiero yo criarlo, no quiero que Aoshi pase encadenado a una niña a la cual ni siquiera ama y que sólo está con ella por ser casi como su hija."
- ¿Qué haces? – le interrumpe Aoshi.
- Nada, nada – dice Misao un tanto preocupada y guardando un pergamino, el cual mantendría como diario de vida, algo para poder desahogarse diariamente de todas las penas, las alegrías que viviría a partir de ahora.
- ¿Estás segura de que nada Misao? – dice Aoshi en un tono paternal.
- Si, estoy segura – dice – otra vez… lo dijo en ese tono paternal, no me va a querer de la manera en que yo quiero – dice su mente.
- Bueno, está bien, vine hasta acá para decirte que Okon ya hizo la cena –
- Ha… Hai! – dice ella – vamos entonces.
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Ya en el comedor, Misao ve que todos comen con alegría, y ella se siente incómoda, de hecho, está tan incómoda allí, que se comporta como Aoshi, sin decir palabra alguna, eso extrañó a Okina, quien se dio cuenta de la actitud que estaba teniendo su nieta regalona, la única a la cual ama mucho y la ve con mucho respeto.
- ¿Misao, por qué tan callada? – le interrumpe Okina, la chica se asusta, pues no estaba poniendo atención a tanto alboroto por parte de los chicos, sino que estaba pensando en lo que podría sucederle a ella y al bebé, además que es lo que iba a suceder con todo de ahora en adelante.
- En nada – mintió.
- Está bien, solo quería informarte que recibí una carta de Kaoru, llega en 2 días más – dijo puntualmente Okina, el cual estaba excesivamente contento (aunque no lo demostrara) de que Kaoru pudiera ayudar a Misao a que se sintiera mejor, pero el no sospechaba que la Okashira pudiera sentirse mejor de lo que el esperaba.
- ¿Queeeeeeeeeeeeeeeee? – gritó de pánico una Misao totalmente sorprendida con la noticia, provocando que algunas personas que estaban afuera del Aoiya comenzaran a mirar para todos los lados posibles dentro de lo que cabe en la cabeza humana que es lo que había sucedido y a quién le estaban gritando.
- Lo que escuchaste, mi querida Misao, Kaoru vendrá, pues te ha llegado esta carta desde Tokyo y yo la abrí, pensando que era importante – dijo Okina con un poco de miedo, pues el sabía perfectamente que a ella no le gustaba que revisaran su correspondencia.
- ¿Qué tu revisaste que? – chilla Misao, totalmente perpleja, pero con un objetivo… matar a Okina del susto.
- ¡Gomen! – grita Okina – Sólo quería saber si todo estaba bien – replica el.
- Bueno, está bien, te perdono, ahora dame la carta para leerla – dice ella tranquilamente, mientras todos están totalmente sorprendidos por la actitud que toma ella, incluso Aoshi, quien miraba atónito, pero disimulándolo muy bien (n.a: creo que volví a ponerlo como antes… un cubito xD), ya que Misao, nunca había tenido una actitud tan… madura.
- Está creciendo, ya no es una niña – piensa Aoshi.
Okina le pasa la carta a Misao, y esta calmadamente lo abre, pero antes de que empezara a leer, Aoshi la interrumpe.
- Misao, después tenemos que hablar – le dice.
- Claro, Aoshi-sama – contesta ella, en un tono triste, pero trata de no sacarlo a relucir.
"Querida Misao:
¿Cómo estás, espero que te encuentres muy bien hasta el momento, con Kenshin y los demás hemos pensado el ir al Aoiya, ya que tenemos cosas que hacer, tengo otras cositas que contarte cuando llegue para allá, que si las cuento por acá no serán sorpresas y no tendrás nada para que gritar después, jajaja, bueno¿Cómo ha ido tu relación con Aoshi, espero que tu ya le hayas dicho que lo amas, porque o si no, esas semanas que estaré contigo haré que le digas todo desde el principio, y no me detendré hasta que lo digas.
Pues, llegaremos 2 días después de que recibas esta carta, cuidate mucho, espero verte pronto, porque hay tantas sorpresas, que no quiero que nadie mas que tu lo sepa.
Cuidate mucho, nos estaremos viendo.
Kaoru Kamiya."
Misao quedó totalmente perpleja al leer la carta, pero antes de que Okina dijera palabra alguna, Misao se abalanza sobre Aoshi.
- Entonces¿qué esperamos, vamos a conversar – le dice ella
- Hai – dice, y prosiguen a retirarse, hacia la oficina de Aoshi.
Aún caminando por los pasillos, Misao piensa en lo que pasará - ¿qué será lo que Aoshi-sama quiere decirme? – piensa, aunque ella no quiere pensar nada absolutamente romántico con respecto a esa seudo-relación amorosa, pues sabe que si comete ese error garrafal, puede terminar en algo peor (n.a: milagro que piense así, siendo que es taaan ella xD). Al llegar al despacho de Aoshi, éste le pide a ella que se siente, y que lo escuche, ella, tranquila, asiente, y cumple con la petición de Aoshi.
- ¿Qué es lo que sucede Aoshi-sama? – pregunta ella con total curiosidad.
- Realmente no mucho, sólo que me gustaría saber que es lo que te dijo el médico hace dos semanas atrás – dice el con tono frío, como si no le importara realmente eso.
- Pero¿por qué desea saber eso? – dice ella, un poco asustada, pues no sabía como decirle sobre su embarazo.
- Porque me interesa, además eres la Okashira, y yo de todas maneras, soy como tu padre, asi que me debes una explicación a lo que te dijo el médico – puntualizó este.
- Creo, Aoshi-sama, que no le debo ninguna explicación de nada – se levanta, con mucho valor, reteniendo todas las lágrimas que quiere dejar escapar – con su permiso, me retiro – y antes de que Aoshi pronunciara palabra alguna, ésta se había retirado.
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Mientras tanto, Misao corría y corría para llegar a su habitación, ya al llegar, notó como sus lágrimas comenzaban a salir, su corazón cada día se derrumbaba, con cada palabra fría que decía Aoshi, aunque este no se diera cuenta. Ella se recostó en su futón y comenzó a llorar, a recordar todas las cosas que le habían pasado hasta que se quedó profundamente dormida, sumida en una pesadilla.
Estaba caminando por la tarde, cuando dos sujetos la sedaron y la llevaron para otro lugar, al cual ella desconocía, pronto, uno de ellos, comenzó a tocarla, a apreciar de una asquerosa manera su cuerpo, su esencia, su ser. Mientras, ella trataba de forcejear, el la iba golpeando cada vez más. Sus lágrimas, caían como gotas de rocío en medio de la lluvia espesa, triste, como si los ángeles supieran de que algo malo estuviera por venir. Ella gritaba, pero nadie la escuchaba, se sentía sola en medio de ese lugar, con un tipo el cual la violaba de la más violenta que existía, gritaba, gritaba, pues ese era su escapatoria, pero nadie llegaba… - No, ya no más, suéltame! – gritaba ella… pero nadie, nadie la escuchaba.
Misao se despertó de golpe, sudada, y con lágrimas en sus mejillas, ese maldito sueño, que no se le aparecía desde hace tiempo, volvía a rondar por su cabeza, la agonía de sentirse asquerosa, volvía a ella. Aunque, al darse vuelta, sorprendió a Aoshi, preocupado por ella, pues había sentido los gritos de aquella muchacha, a la cual él amaba en secreto, y que no podía decirle sus verdaderos sentimientos, pues el tenía un secreto mucho más grande.
- ¿Te encuentras bien? – pregunta.
- Ha… hai – dice ella, totalmente débil.
- Entonces te dejo sola – dice el… se levanta.
- Espera, Aoshi-sama, quédese conmigo, sólo por hoy, no estoy bien, siento que los recuerdos inundan mi cabeza y cada vez que sueño me siento sucia, como si fuera una de las peores mujeres de esta tierra – Misao rompe en lágrimas, produciendo que Aoshi se sentara y la abrazara.
- Pero tu no tienes que sentirte asi – dice Aoshi – además, no fue tu culpa, sino fue el destino, a menos… de que haya algo más – dice este pensante, a lo que Misao reacciona abriendo los ojos, pues lo que menos esperaba, era que Aoshi sospechara eso.
- ¿A qué se refiere con "algo más"? – pregunta inocente.
-…- no dice nada, lo único que pasa por su mente es una cosa, que debe proteger siempre a Misao.
- ¿Aoshi-sama? – Misao lo llama, al ver que está distraido.
- Hai –
- ¿Qué le sucede? –
- Nada – dice él – mejor duerme Misao, es mejor para ti – dice el en tono paternal.
- Hai – dice ella – de nuevo lo dijo con ese tono paternal, ya me tiene harta de que lo diga asi, pero bueno, peor es nada – piensa – buenas noches, Aoshi-sama – dice ella finalmente, para caer rendida a los brazos de Morfeo, digo, de Aoshi.
- Buenas noches, mi pequeña Misao -
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Ya al amanecer, Misao se despierta tranquila, sin llanto, pensando en esas pesadillas que después otro sueño, en el cual estaba Aoshi, le quitaba las pesadillas quedándose dormido a su lado, tal fue su sorpresa cuando se movió un poco, y sintió el aroma de alguien más, así que se volteó y casi da un grito, de no ser porque antes de gritar, se llevó las manos a su boca, al ver que Aoshi, SU Aoshi, estaba con ella, durmiendo en el mismo futón, y con una cara tan linda que parecía un verdadero ángel.
- Aoshi-sama, estás cada día más hermoso - susurra.
En ese instante, Misao se acerca lentamente hacia su rostro, tocando su cara, sintiendo su respiración, hasta que llega a sus labios, esos labios malditos que le dan múltiples deseos de besarlos cada vez que se acercan, cada vez que le hablan, siente la maldita necesidad de sentirlos y acariciarlos. Ella se va acercando más, y más, hasta que llega a la altura precisa para besarlos. Con sumo cuidado, para que Aoshi no se despierte, ella se va acercando, va sintiendo su respiración más fuerte, y sus latidos rápidamente se vuelven mucho más rápidos, cerrando los ojos, se va acercando a sus labios, para sellarlos.
- Te amo, Aoshi - susurró. Pero antes de que lo besara... se abre la puerta de su habitación.
Omasu miraba totalmente extrañada la situación, Aoshi en el futón de Misao, Misao quería acercarse más a Aoshi y el estaba tan dormido que ni siquiera se daba cuenta.
- Misao¿qué hace Aoshi aquí? - pregunta desconcertada.
- ¿Qué? -
- Te pregunté, que qué hace Aoshi en tu habitación -
- Ahhh... esto... ehmmm, lo que pasa es que no me sentía bien, y el vino a consolarme - responde.
- ¿Segura que sólamente eso? - pregunta una dudosa Omasu.
- Cla... claro que si - responde finalmente.
- Ahh, en ese caso, necesito que despiertes luego a Aoshi, que lo buscan - dice Omasu.
- Y se puede saber¿quién lo busca a estas horas de la mañana? - pregunta Misao intrigada.
- Creo, que eso te lo tiene que responder él - diciendo esto, Omasu se aleja, dejando con una intriga a Misao, quien inmediatamente saltó encima de Aoshi para poder despertarlo.
- ¡Aoshi-sama! -
- ¡Aoshi-sama! -
El aludido despierta, sin recordar mucho lo que había sucedido la noche anterior, por lo cual se despertó de golpe y con una sensación de que ésa no era su habitación, asi que miró hacia todos lados, hasta que se encontró con el rostro de Misao.
- ¿Qué estoy haciendo aquí? - Pregunta éste.
- Anoche, usted vino a consolarme, Aoshi-sama - responde una dudosa Misao.
- ... -
- Aoshi-sama¿le pasa algo? -
- ... -
- Por cierto, lo buscan en la planta baja - dice ella.
- ¿Quién? - pregunta fríamente el chico ojeazul.
- No lo sé, Omasu me lo dijo - dice dudosa.
- Está bien, gracias, Misao -
- De nada - responde ella.
Aoshi sale de la habitación de Misao, y va a tomar un baño, el cual, le permitirá despejar todos aquellos pensamientos, de lo que sucedió esta mañana. Pero habían muchas cosas que definitivamente no le quedaron claras, y siguieron rondando en su mente, aún después del baño. Fue hasta su habitación, la cual estaba sobriamente adornada, no traía muchas cosas, sólo lo necesario para que el pudiera llamarlo como su habitación. Se puso su ropa y fue hasta la planta baja, en donde una linda señorita la estaba esperando.
- Aoshi - grita ella, totalmente emocionada.
- ¿Ayumi, eres tú? - pregunta.
- Hai... Aoshi¿cómo has estado? - le pregunta mientras lo abraza.
- Bien, pero ¿qué haces aquí? - pregunta desconcertado.
- Vine a verte - dice ella.
- ¿Segura que es solamente eso? - insiste él.
- Ehhhh... - ella comienza a dudar.
- Está bien, vamos hasta mi oficina, allí me cuentas todo con tranquilidad ¿si? -
- Hai - responde, y ambos se van hasta la oficina de el.
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- ¿Cuánto falta para llegar? - dice un chico de unos 15 años.
- Ayyy, no te quejes tanto, ya estamos por llegar - dice la mujer.
- Ya, tranquilos los dos - dice un hombre de aspecto pacífico.
- Está bien - repiten los dos.
- ¿Pero que haces? - grita una mujer.
- Nada que te mate, Kitzune - dice el.
- ¿Y de nuevo me dices Kitzune, cabeza de gallo - dice ella.
- Está bien Megumi, por cierto, te ves hermosa cargando a ese niño - dice el cabeza de gallo.
- Sanosuke, no bromees, Souzo tiene que dormir bien - dice Megumi - además, el pequeño tiene que ver a la tía Misao -
- ¿A la comadreja? - pregunta Sano.
- Claro¿quien más de los que conocemos se llama Misao? - responde ella enfadada.
- Ahhh.. creo que nadie - dice el - iré a ver a Kenshin, cómo está con esos 4 bandidos -
- ¿Cuáles 4 bandidos? -
- Ya sabes, Kaoru, Yahiko, Kenji y Shinta -
- Ahh, con razón - dice ella, soltando una carcajada, produciendo que Souzo se moviera, pero no se despertaba.
- Ya, Kitzune, te volveré a ver luego - la besa y se va.
- Este Tori-atama... me tiene loca - suspira.
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Misao, mientras tanto, va recorriendo el Aoiya, y va tranquilamente caminando, hasta que ve unas dos sombras provenientes del despaho de Aoshi, asi que ella, como buena ninja, fue a ver que era lo que se encontraba en ese lugar.
- ¿Quién estará aquí? - pensó, hasta que se acercó, y vió algo que sencillamente NO podía creer, ni siquiera en sus pesadillas, pero se retiró de ese lugar, sencillamente no quería estar en ése lugar, necesitaba respirar un poco.
- ¿Quién es ella¿Qué hace aquí? - se preguntaba miles y millones de veces, porque en su cabeza, no podía caber, como SU Aoshi-sama, estuviese abrazado con otra mujer, de quien sabe donde habría aparecido, y que de un día para otro viene a interrumpir a su vida. Pero, no se rendiría, siempre seguiría adelante, como la fuerte Okashira que era, no se dejaría derrotar, además, no lo estaba haciendo sola, tenía a Hide, su pequeño hijo dentro de su vientre, con lo cual, todas las lágrimas que quiso derrochar, se convirtieron rápidamente en sonrisas sinceras.
Entonces comenzó a caminar, y se alejó del Aoiya, llegando hasta un lago, el cual, más que recuerdos tristes, le trajo unas buenas alegrías, de cuando Misao era pequeña, y Aoshi comenzaba a entrenarla, a cuidarla, como si fuera su propia hija. Esas cosas, produjeron de que ella, comenzara a llorar un poco, pero cuando se secaba las lágrimas, volvió a ver a dos pajarillos, los cuales se acercaron a ella y se posaron en su mano. Y al comenzar a observarlos, se dió cuenta, de que eran esos mismos pajaritos, los cuales les trajeron la premonición que tuvo, y que a partir de ahora, estarían con ella, siempre que ella necesitara consuelo. Claro, así había sido, esos pajaritos, estaban allí cuando ella se sentía triste, y ahora, que también lo está, esos pajarillos vuelven.
- ¡Misao! - grita una chica de cabello negro y ojos azules, la cual sacó de sus pensamientos a Misao
- ¡Kaoru! -
- Comadreja, que bueno que te vimos - dice Sanosuke, a lo que la chica ignora, para sorpresa de Sano.
- ¿Cómo están todos? - pregunta Misao.
- Bien, pero el viaje nos agotó - dice Yahiko.
- Mami, y qien ez ezta señola - pregunta un niño.
- Esta señorita es tu tía Misao, Souzo - dice Megumi.
- ¿Ya eres madre Megumi? -
- Si, y Kaoru también -
- ¿Qué? - Misao pone los ojos estilo platos
- Si, ya somos madres las dos, ahora sólo faltas tú - dice Kaoru.
- Ahmmm... esto, ehhh... - a lo que todos se ponen a reir.
- Bueno, vámonos al Aoiya, tengo cosas que contarles chicos - dice Misao.
- Hai - dice Kenshin, el cual cargaba a los dos niños, porque Kaoru estaba cansada, y todos se ponen a caminar.
- Creo que no me sentiré tan mal después de todo - piensa Misao.
Fin del Capítulo.
Al fin terminé este capítulo .
La verdad, pensé que demoraría menos hacer este cap, pero cuando se te acaba la inspiración y cuando de partida estás triste por muchas cosas, no siempre lo mejor que puedes hacer es escribir.
Tantas cosas fueron pasando, y no puedo contestar sus reviews, debido a una nueva regla que se está dando aquí en FF, es lo malo, porque la única manera en que nosotras podemos mejorar y comunicarnos con nuestros lectores es esa, a pesar de que están los mails, no dan links aquí ;; asi que no podemos hacer eso.
Bueno igual les daré las gracias a:
Arashi Shinomori, Miara Makisan, gabyhyatt, Hasina, susana jasso, Herema y maritza chan.
Gracias a ustedes he podido seguir adelante )
Opinen, como les pareció este fic, que de todas formas, no cumple con todas mis expectativas, pero algo es algo ne?
Cuidense
Nos estamos leyendo.
