Beep beep beep beep beep

"¿Qué ha pasado?, ¿dónde estoy?"

Beep beep beep beep beep

"Dios, me duele la cabeza como el infierno"

Beep beep beep beep beep

"¿Qué es ese maldito ruido?"

Beep beep beep beep beep

"Que alguien lo pare"

Beep beep beep beep beep

"Siento como si me hubiera atropellado un camión, ¿qué narices ha pasado?"

- ¿Cómo está?- escuché una voz a mi alrededor.

¿Quién era? Me sonaba familiar, pero no conseguía ubicarla. Traté de abrir los ojos, pero mi cuerpo no respondía, ¿qué estaba pasando?

- Estable, igual que ayer.- dijo otra voz acompañando el final con un suspiro.

Me empezaba a poner nervioso. Más voces y no conseguía reconocerlas. Más gente y no conseguía que mi cuerpo respondiera, ¿dónde me encontraba?

- Estuvo retenido mucho tiempo, es normal que su cuerpo necesite descansar.

¿Retenido?, ¿se refería a mí?

- Lo sé, pero lleva cuatro días sin despertar,-volvió a hablar el segundo sujeto.- y aunque no lo digan, las doctoras se empiezan a preocupar.

Sentí algo apretar mi mano con suavidad, como si esta fuera un objeto muy delicado… o como si no quisieran que me escapara. Lo cual era una inmensa tontería, por mucho que lo intentara no era capaz de moverme, ni siquiera sacaba fuerzas para abrir los ojos.

- No sabemos lo que llevaba la mierda que le inyectaban. Despertará pronto, solo dale unos días, Capi.

¿Capi?, ¿ese nombre...? Pero enseguida volvió a hablar la misma voz.

- Pero deberías ir a descansar aunque sean unas horas.

- No voy a dejar que se despierte y yo no esté aquí.- declaró el otro con rudeza, sin dejar pie a dudas.

- Cuando se despierte, si es que despierta en las próximas horas, estará demasiado ido como para notar quién está en la habitación. Y si eso pasara, te llamaríamos enseguida.- insistió el primero con más sutileza, intentando no alterar más a su compañero.

- Tony, no.

¿Tony?

- Steve…

¿Steve? ¿Mi Steve?

Y entonces los últimos días volvieron a mí.

Yo yendo a ver a Ned.

La emboscada de las espías.

Hydra.

El Salón Rojo.

Pierce.

Los dispositivos de viajes en el tiempo.

Semanas de palizas, pasar hambre e inyecciones.

Ned mirándome mientras le apuntaban a la cabeza.

Natasha Romanoff muerta.

Yelena Belova matándola.

Bucky con un cuchillo.

Steve sosteniéndome.

Joder.

Beep beep beep beep beep beep beepbeepbeepbeepbeepbeepbeepbeepbeep

- ¿Qué pasa?- exclamó el Sr. Stark

- Llama al médico.

Escuché pasos saliendo de lo que suponía que sería una habitación en el hospital de la sede.

Y yo estaba… estaba histérico, ¿cómo podía seguir vivo? ¿cómo nos habían encontrado? No es que no me alegrara, por supuesto, solo que era demasiado para asimilar sin poder mover ni un solo músculo de mi cuerpo.

Había leído sobre el síndrome del cautiverio, y era muy consciente de que no era lo que me ocurría a mí (gracias a todo), pero era la vez en mi vida que más cerca había estado de experimentar algo similar.

Y era sumamente aterrador.

- ¿Peter? ¿Me escuchas?- esa era la voz de Steve.

"Sí, sí te escucho, y estoy muy asustado."

El Peter racional y objetivo que tenía en mi interior me decía que me tranquilizara, que solo así saldría, pero en ese momento se me hacía una misión imposible.

- Vamos, pequeño, sé que me escuchas, llevo esperándote días, despierta por favor.- escuché un amago de súplica en su voz y otra vez una presión en mi mano, pero un poco más brusca que antes. Ya estaba seguro, era la mano de Steve.

"Lo intento, te juro que lo intento".

- Bueno, no es verdad, llevo semanas esperando volver a estar contigo.- dijo con una pequeña risa que denotaba muy poco humor.- Y tu tía, y Tony, y todos te esperábamos.

- Mmggg.- escuché una especie de gruñido en alguna parte de la habitación.

- Eso es, Peter, vuelve conmigo.

Empezaba a notar hormigueos en los dedos de las manos, estaba seguro de que esa era una buena señal. Intenté mover primero los dedos de la mano que sabía que tenía cogida Steve. Lo intenté con todas mis ganas y mis fuerzas. Sabía que podía hacerlo. Quería que él me notara. Los dos lo queríamos.

Supe que lo conseguí en el instante en el que los dedos de Steve se entrelazaron con los míos y subió mi brazo hasta lo que noté que eran sus labios.

- Eso es, estoy aquí, pequeño.- pude escucharle con voz gangosa. Estaba llorando.

Creo que me había hecho demasiado de rogar.

- ¿Algún cambio?- escuché la voz de Tony apresurada seguida de los pasos de varias personas entrando con prisa a la habitación.

- Ha hecho ruidos con la garganta y ha movido los dedos.

"¿Ruidos con la garganta?, ¿qué se supone que soy?, ¿una rana?"

- Señor Rogers, es mejor que salga de la habitación.- habló una voz femenina que no reconocí.

- No pienso moverme.- respondió mi novio con la misma firmeza que solo unos minutos antes.

- Steve, tienes que dejar a las médicas hacer su trabajo.- disuadió el Sr. Stark.- Por lo menos aléjate de la cama.

"¿Qué?, ¡No!"

No se podía alejar, no quería que se alejara.

Pero daba igual lo que pensara, porque si no podía expresarlo, nadie podría entenderme. Pero eso no excluía el ansia que sentí cuando noté como la mano de Steve soltaba por primera vez la mía.

Puede que fuera esa ansia la que ayudó a sacar las fuerzas que necesitaba para abrir los ojos. O por lo menos para intentarlo, porque la luz que me atacó directa al iris me impidió seguir.

- Eso es Peter.- habló la misma voz que había echado a Steve de mi lado, ¿era de ser muy crío tenerle un poco de rencor por eso?- No te alteres, estás a salvo, soy la doctora Rodriguez, lo que notas son vías y objetos para monitorizarte, no te preocupes, solo queremos asegurarnos de que todo es normal.

Todo era normal, no necesitaba medir mis constantes para saberlo. Estaba cansado, pero completamente entero. Solo quería ir a mi cama, ¿era tanto pedir?

- Intenta abrir los ojos.- habló Rodriguez otra vez. ¿Cómo se suponía que tenía que decirle que eso era lo que llevaba un rato tratando de hacer?- Hemos bajado las luces.

Pero continué fracasando en varios intentos otra vez por los deslumbramientos. Ya no eran tan fuertes, pero todavía dolían. ¿Cómo no lo iban a hacer? La bonita habitación en la que me habían tenido encerrado semanas no es que tuviera precisamente la mejor iluminación, mis ojos se debían volver a acostumbrar.

Pero lo logré, consiguiendo así visualizar a una mujer de mediana edad con bata y pijama blancos y el pelo castaño recogido de forma poco cuidadosa en un moño. Suponía que sería la doctora que me había estado hablando. Me miraba de forma amable, casi compasiva.

Odiaba la lástima.

Se disculpó conmigo antes de proceder a hacerme varias pruebas para el examen neurológico. Básicamente querían ver que mi cerebro y sus vías neurológicas no estuvieran dañadas.

- Todo está bien, tus constantes están dentro de la normalidad, tus analíticas también, la desnutrición y deshidratación ya están casi corregidas al igual que las alteraciones iónicas provocadas por estas, y desde que tu cuerpo ha ido expulsando el suero que te inyectaban tus heridas están curando mucho más rápido.

- ¿Ned?- conseguí preguntar con una voz tan carrasposa que apenas reconocí como mía.

- Está bien, despertó hace dos días, pero tenía más heridas superficiales que tú, y él no tiene poderes que le ayuden a curar.- explicó con calma, dándome tiempo a procesar lo que me decía. Admitía que me arrepentía un poco por haber pensado en ella con rencor en un principio.- También creemos que tú has tardado más en despertar por ese suero. Ahora lo estamos intentando analizar en nuestros laboratorios.

- Gracias.- dije con menos dificultad que antes.

- De nada.- contestó con una sonrisa sincera.- Te vamos a dejar descansar ahora, hay dos hombres al otro lado de la habitación que se mueren por hablar contigo.

- Me lo imagino.- respondí con otra sonrisa similar.

- Supongo que no tengo que recordarte que el reposo es fundamental los primeros días.

- No, doctora.

Con un asentimiento en reconocimiento se incorporó y con un último gesto hacia los dos hombres que sabía que estaban en la habitación salió por la puerta.

Menos de un segundo después Steve Rogers y Tony Stark se encontraban a ambos lados de mi cama, la mano de Steve otra vez cogiendo la mía. Se sentía bien.

- ¿Cómo estás?- preguntó con cuidado el supersoldado.

- ¿Cómo va a estar?- respondió el millonario antes de darme la oportunidad de hablar.

- No te he preguntado a ti, Stark.- contestó Steve con una mala mirada al hombre de metal.

- Sois como dos niños pequeños.- intervine, buscando parar lo que no debería haber empezado… ¿en serio después de todo aún seguíamos así?

- Lo siento, yogurín.- dijo el Sr. Stark consiguiendo que me girara a su dirección para ver en su cara una sonrisa descarada.- Te prometo que hemos enterrado el hacha de guerra, pero ante preguntas obvias, respuestas más obvias.

- Tony… - empezó Steve.

- Bien, estoy bien.- volví a cortar, apretando con todas las fuerzas que pude reunir la mano de Steve y consiguiendo una sonrisa de su parte que hizo temblar mi corazón. Sabía que le había echado de menos, pero no había sido consciente de cuánto hasta ese mismo momento.

- Nos estabas preocupando, llevabas cuatro días y no dabas señales de despertar.- dijo Tony al otro lado. Y lo haría inconsciente o no, pero sabía que en el fondo buscaba romper el momento entre nosotros. No es que pueda culparle, llevaba tanto tiempo como Steve buscándome y también necesitaba que le hiciera caso en ese momento.

- Usted nos hizo esperar meses.- le reproché con burla, consiguiendo reflejar en sus ojos el brillo del humor.

- ¿Volvemos con el usted?

- Nunca se fue.- contesté descaradamente.

La conversación siguió un rumbo similar. Me explicaron cómo me habían estado buscando las últimas tres semanas, cómo me encontraron gracias a la otra Natasha (me daba escalofríos pensar en que en algún momento había habido dos Natasha Romanoff en el mundo), cómo la prensa no paró de intentar meter las narices donde no se les llamaba (como siempre, y era algo a lo que me tendría que ir acostumbrando), pero cómo a pesar de eso solo habían rumores de mi desaparición, nada oficial ni ninguna filtración dio pie a más escándalo.

Pepper creía que era mejor que siguiera así, que cuando volviera simplemente explicara que me había retirado unas semanas porque la situación de volver a mi vida con mi nueva identidad me había abrumado. Tony decía que había que buscar una excusa mejor, que eso no se lo creería nadie.

- ¿La tía May dónde está?- pregunté un rato más tarde.

- Debería llegar en menos de una hora. Lleva casi viviendo entre esta habitación y el pasillo desde que llegaste.- dijo Tony haciendo una mueca graciosa.- Se turnaba con aquí el niño bonito de América.

- Si no recuerdo mal éramos tres los que nos turnábamos.- devolvió mi novio con el ceño fruncido. Pero le conocía demasiado bien como para saber que debajo de ese ceño se escondía una sonrisa.

- No, yo no lo recuerdo así.- trató en broma de hacerse el despistado el Sr. Stark. Pasaba demasiado tiempo con Morgan.

- ¿Y Morgan?- volví a preguntar.

- No entendía bien lo que pasaba, pero te ha echado de menos, lleva jugando desde que desapareciste con ese peluche raro de araña que le regalaste.- rió el millonario.- No le podías regalar un osito de peluche como a cualquier niño normal.

- Soy el hombre araña, ¿qué más le iba a regalar?

- Cualquier otra cosa, chico… cualquier otra cosa.

- Para la próxima lo tendré en cuenta.- contesté sin hacerle mucho caso.

Era el peluche de una Steatoda, el tipo de araña que después de mucho investigar creía que me había picado hacía años. Lo tuve que encargar personalizado porque no encontraba uno como el que yo quería por ninguna parte, y era igual de grande que la cabeza de Morgan. Era un peluche alucinante y a Morgan le encantaba.

Puede que fuera la única a la que le encantaba.

- ¿Y qué va a pasar con Yelena?- cambié de tema finalmente. Era una pregunta que llevaba un rato queriendo hacer, pero no me atrevía.

Tenía sentimientos encontrados. ¿Cómo te deberías sentir hacia la espía que te secuestró pero que también te rescató? Casi acaba con mi vida pero al final me salvó, porque si no fuera por ella estaba muy seguro de que hacía cuatro días, cuando los Vengadores hubieran conseguido entrar al quinjet donde nos retenían, solo hubieran encontrado mi cadáver y el de Ned en el suelo con una bala en la cabeza cada uno. O puede que una escena todavía peor.

Eso tenía que dejar sí o sí el marcador a cero, ¿no?

- Será procesada y juzgada, pero no tiene buena pinta. Lo normal es que vaya a una prisión de máxima seguridad.- contestó Steve sin saber muy bien si contármelo con tono alegre o no.

- Pero me sacó de allí, si no yo…

- Lo sabemos, pero también te metió allí.- interrumpió el Sr. Stark, que al contrario que Steve no tenía ni la más mínima duda de expresar su gozo por el destino de la rubia.- No merece tu compasión, Pet.

- Solo estaba confundida, no ha tenido una vida fácil, Natasha era lo único que conocía.- traté de insistir.

- Lo siento, pequeño, ya está formalizado.- habló Steve intentando mirarme a los ojos, pero evité su mirada. No es que estuviera molesto, solo era que quería pensar.

- Es tarde, ¿por qué no intentas descansar media hora hasta que llegue May?- dijo Tony notando mi silencio y haciéndome recordar lo cansado que me encontraba.

¿Cómo podía estar tan cansado? Llevaba durmiendo cuatro días.

Solo asentí y cerré los ojos.


Era un martes de finales de diciembre. Habían pasado casi dos semanas desde que me había despertado en el hospital. Todavía me notaba cansado si hacía mucho esfuerzo, pero ya empezaba a hacer vida normal.

Acordamos con mi tía volver al instituto después de las vacaciones de Navidad para darme tiempo a recuperarme y a ponerme al día con las clases. No me apetecía, pero era lo que había que hacer para poder graduarme ese año y seguir todos los planes que llevaba meses haciendo.

Todavía no sabía a qué Universidad quería ir. Me gustara o no, sabía que con mi nombre podía entrar prácticamente a cualquier Universidad que quisiera en el mundo. No tiene sentido que ese pensamiento me amargara, cualquiera en mi situación estaría rebosante de felicidad. Pero yo no. Sentía que me habían quitado el último acto de normalidad que iba a poder tener en mi vida.

Pero no me quejaría por ello, y más cuando tenía a Ned y MJ sufriendo por las solicitudes de admisión a mi lado. No iba a ser hipócrita y no admitir que aunque me hubiera gustado saber 100% seguro que había entrado por mis propios logros, era un peso que me quitaba de encima.

Ned estaba mucho mejor, acababa de salir de la habitación del hospital de la sede donde estaba ingresado. Era la desventaja de ser un humano corriente (en el buen sentido de la palabra), que no curaba con tanta rapidez. Pero no había pasado ni un solo día desde que había salido yo de mi cama que no le hubiera ido a visitar.

Los primeros días me preocupaba que los padres de Ned ni me dejaran entrar a verle. Me conocían desde hacía años y sabía que siempre me habían adorado, pero por mi culpa habían secuestrado a su hijo, así que ya no estaba tan seguro de esa adoración. Por suerte cuando me crucé con ellos solo recibí un abrazo y palabras de agradecimiento. Tenía muy claro cómo era que Ned había salido tan bueno.

El mejor momento fue cuando antes de salir de la sede para volver a su casa, mi chico de la silla conoció a un pequeño grupo de mis compañeros.

¿Me arrepentía de haberles presentado? Puede que un poco, pero la cara de absoluta felicidad de Ned había merecido la pena.

...

- ¿Vendrás a visitarme a casa?- me preguntaba Ned mientras le acompañaba a los ascensores. Sus padres le esperaban en una de las puertas traseras con un Happy dispuesto a llevarles hasta su apartamento.

- Y te escribiré todos los días.- le prometí. Hubo unos segundos de silencio donde solo nos miramos con diminutas sonrisas. Casi no teníamos que hablar para comunicarnos, ya lo habíamos demostrado.

Se acercó para darme un último abrazo que le devolví con gusto, justo antes de...

- Peteeeer.- murmuró con sorpresa, tensándose contra mí.- Ahí están… están…

Me alejé de mi amigo como pude para girarme a donde sabía que estaba mi novio con sus dos sombras cada vez más independientes y Wanda. Y es que puede que les hubiera convencido para que vinieran a despedir a Ned. Pero la verdad era que aunque estaba seguro de que los instantes que se acercaban iban a ser algunos de los más vergonzosos que iba a vivir en frente de estos Vengadores, Ned se lo merecía.

Intenté que vinieran también Tony y Rhodey, pero estaban una reunión… o eso me habían dicho, no estaba seguro de creerles, pero habría muchos otros momentos para engatusarles.

- Wanda, Bucky, Sam, Steve, él es Ned.- comencé a presentar, acercándome un poco a la zona donde estaban parados, siendo seguido por un Ned con los ojos muy abiertos.- Ned, ellos son…

- ¡Los Vengadores!- gritó a mi lado, consiguiendo que agachara la cabeza un poco avergonzado y también divertido. No estaba seguro de si Ned parecía que iba a llorar en cualquier momento o a echarse a reír.

- Hola, Ned, un placer volver a verte.- dijo Sam estirando una mano hacia su dirección.- No sé si te acuerdas pero fui yo quien…

- Me sacaste de ese lugar, y yo me desmayé encima tuyo, ¡SÍ!- gritó mientras le sacudía la mano con más entusiasmo del socialmente aceptado.

La mirada de Steve se encontró con la mía. Se estaba intentando aguantar la risa el muy maldito.

- Sí, eso resume muy bien lo que pasó.- contestó Sam divertido. Le encantaba tener admiradores, no podía disimularlo.

- Hola, Ned, yo…- empezó Wanda tendiéndole la mano. Mano que Ned no tardó en coger tan entusiasmado como con Falcon.

- Wanda Maximoff.- interrumpió Ned.- Te quiero.

Wanda abrió mucho los ojos. Podía decir casi seguro que era la primera vez desde que la conocía que la veía así de sorprendida.

Vi de reojo como Bucky intentaba disimular una risa con una tos, pero nada de eso consiguió quitarle el buen humor a mi amigo de la infancia.

- Gracias.- respondió Wanda retirando la mano sutilmente.

Podía sentir el calor en la cara. Estaba seguro de que la tenía roja de la vergüenza y de que Steve lo había notado y por eso me miraba sonriendo, disfrutando de mi desgracia.

- Buenas.- saludó Bucky desde detrás de Wanda y Sam, sin extender la mano como habían hecho sus dos compañeros.

Pero eso tampoco desanimó a Ned.

- Señor Bucky, es un placer, soy su mayor fan.- dijo acercándose hacia él. Esa vez fue mi turno de reírme, porque Bucky no mostraba miedo nunca, siempre parecía tenerlo todo bajo control, pero en ese momento, con Ned yendo hacia él dispuesto a tocarle el brazo de metal, parecía encontrarse en una encrucijada especialmente complicada.

Pero me apiadé de él, a fin de cuentas, me había salvado la vida hacía apenas dos semanas.

- Y él es Steve.- dije cogiéndole del codo para que no siguiera caminando y enfrentándole a mi novio, que tenía puesta una sonrisa encantadora.

Sabía que quería caerle bien a mi amigo, y eso era adorable.

Lo que no sabía es que a mi amigo seguramente ya le caía mejor él que yo.

- Un placer, Peter me ha hablado mucho de ti.- dijo imitando a los dos primeros y estrechándole la mano a Ned con una confianza digna de cualquier Capitán.

- ¿En serio?- dijo con una sonrisa que se le salía de la cara.- Él tampoco deja de hablar de ti, está todo el día que si Steve esto, que si Steve aquello…

- Ned, déjalo…- empecé volviendo a notar como el rubor subía a toda mi cara.

- Que si Steve es tan guapo cuando sonríe, que si es tan adorable cuando se mueve el pelo…- siguió mi amigo como si no me escuchara, y seguramente no lo había hecho. O más le valía no haberlo hecho, porque si eso lo estaba haciendo conscientemente me las iba a pagar muy caras.

- Ned, ya lo hemos entendido.- dije un poco más alto bajo la atenta mirada de cuatro Vengadores que parecían muy entretenidos.

- Que si Steve hoy me ha hecho una mam…

- ¡YA, CÁLLATE, NED!- grité logrando que se callara por fin.

O puede que no lo hubiera logrado, porque la risa que salió de Bucky ahogó todos los demás ruidos.

Por suerte no era yo el único que estaba más rojo que mi propio traje. Steve miraba a Ned como quien miraba una película de miedo.

Y es que no había nadie más clásico para hablar del sexo que Steve.

- Nos vamos ya, Ned.- dije cogiéndole con una mano del brazo para alejarlo de mi novio y con la otra cogiendo la bolsa con los pocos objetos personales que había reunido en el hospital durante la última semana.

- Pero Peter…- intentó replicar.

- He dicho que ya.- dije empujando de él hacia el ascensor.

Pude notar como desde mi agarre se daba sutilmente la vuelta para encarar a los Vengadores que dejábamos detrás.

- Un placer, nos volveremos a ver.- gritó sacudiendo la mano en un gesto de despedida.

- Ni lo sueñes.- gruñí por lo bajo, dando gracias a todo porque el ascensor se abriera nada más llamarlo. Adoraba a F.R.I.D.A.Y.

Nos metimos dentro y apreté rápido el botón del piso 0. Solo quería salir de allí.

- Me ha caído muy bien.- pude escuchar la voz de Bucky todavía riendo mientras se cerraban las puertas.

...

Y ese fue el que podemos definir como uno de los momentos más vergonzosos de mi vida.

Ned no paraba de insistirme en volver a la sede, pero yo sabía que tenía que pasar mucho tiempo y otro secuestro por medio para que volviera a presentarle a más compañeros de trabajo.

- ¿En qué piensas?- escuché una voz sobre mi cuello, seguida de una serie de besos que comenzaron a recorrer mi mandíbula.

Estaba tumbado en la cama con Steve a mi lado. Era mediodía y nos habíamos tumbado un rato después de comer como hacíamos en muchas ocasiones. Era bueno descansar antes de comenzar la tarde, y si lo hacías con un Steve Rogers sin camiseta a tu lado, era mucho mejor.

- En nada.- contesté con una sonrisa, girándome para encararle.

Noté sus brazos rodeando mi cintura y acercándome hacia él. Sentí su erección contra la mía consiguiendo exitarme más.

Definitivamente, esos descansos del mediodía eran magníficos.

- No parece nada.- habló en voz baja acercándose para besarme.

Sus besos sabían maravillosos, y su pelo bajo mis manos se notaba suave.

- Nada importante.- respondí con una sonrisa mayor, la cual me devolvió, no queriendo insistir más en el tema.

- Te he echado tanto de menos.- dijo girándome para colocarse encima mío, entre mis piernas.

- Volví hace más de una semana.- respondí divertido.

- Lo sé, pero te eché mucho de menos. Ahora me tienes que compensar.- dijo en broma.

- ¿Y eso cómo será?- pregunté inocente. Me gusaba jugar.

- Se me ocurren algunas ideas.- respondió con una mueca demasiado sexy para ser real. Prácticamente todo en él era demasiado sexy para ser real.

Cogió mis muñecas con sus manos y las levantó por encima de mi cabeza a la vez que empujaba su cadera hacia delante, haciendo chocar otra vez nuestras erecciones.

No pude controlar el gemido que me nació en los labios y que murió en los suyos cuando se volvió a inclinar para atraparnos en otro beso.

Me tragué un suspiro cuando se apartó de mí para mirarme otra vez. Esos ojos, tan azules como el cielo, me miraban como si me estubieran estudiando con precisión, como si intentaran guardar todo detalle de mí. Y puede que lo estuvieran haciendo.

Me miraban como si fuera lo más bonito que habían visto nunca.

Y estaba seguro de que los míos le devolvían el mismo mensaje..

Una vez Platón dijo que no había ser humano, por cobarde que sea, que no pueda convertirse en héroe por amor.

Así era como él me hacía sentir.

Quién lo iba a decir de mí, un simple chico de Queens...