2:
macchiato
Takemichi se levanta todos los días a las seis de la mañana. También se baña y se viste en un tiempo récord. Sale de su casa a las seis y media exactos, toma el autobús de las seis y cuarenta exactos, y todo para poder llegar siempre a tiempo a su trabajo; una cafetería.
Pero no era la responsabilidad que lo motivaba a ser puntual.
No. Para nada.
Todo era por ella.
Para ver a la chica de cabello color salmón y alegres ojos claros.
Quien siempre llegaba las ocho y cinco, toma asiento en la silla en una esquina del local, y pedía un macchiato.
Es por ella que Takemichi siempre busca llegar temprano todos los días a su trabajo. De otra manera no sería él quien lograría pedir su orden y ser el merecedor de aquellos ojos encantadores.
—Un macchiato — pronuncio la chica.
Takemichi le sonrío con las mejillas rojas antes de marcharse a la cocina con su pedido.
Una nube, fue el dibujo en espuma en aquel macchiato.
La chica sonrió el mirar el dibujo y luego llevó la taza a sus labios.
—¿Cómo te llamas? — pronuncio ella antes que Takemichi se retirara a tomar otra orden.
—Hanagaki, Takemichi — responde emocionado porque ella le hubiera hablado, por primera vez, con otra cosa que no sea la orden del macchiato. — ¿Y tu?
Ella lo observa, con una mirada significativa. Las mejillas coloradas. Feliz de haberle hablado al chico que desde hace un mes le parecía lindo.
—Tachibana, Hinata .
Y tras el brillo de sus miradas, el aire les susurra y traza (aun ellos inconscientes de ello) el comienzo del camino de ambos; donde el amor brilla y ambos se sientes seguros, uno con el otro.
Takemichi parpadeo y mas valiente que antes, le dice:
—Mañana es mi día libre.
Y Hinata sonríe encantada, tras el macchiato.
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