Capitulo 3. Nuevo Camino

Pasaron dos días sin ninguna noticia de importancia que reportar, y eso se les hacia muy extraño considerando las circunstancias. Lo único relevante fue el que Kagome haya mandado a Inuyasha al suelo por lo menos unas cinco veces; el por que aun no estaba lo suficientemente claro para el afectado; solo por haberle dado unos cuantos sustos a Shippo por haberse burlado de su estado e incluso así, no se salvaba de los castigos impuestos por la Miko.

Eso era algo que lo frustraba de sobremanera, ya que ahora le quedaba como anillo al dedo el que Kagome realizara el hechizo que lo sentaba como un autentico perro. Si antes se sentía molesto y con el orgullo herido, en esos momentos parecía ser un verdadero perdedor, y las risas sin parar que el Kitsune le dedicaba con toda la burla del mundo, reafirmaban más su razón de andar delante de sus compañeros un poco insoportable e irritante.

Se la pasaba gruñendo la mayor parte del tiempo, mostrando los colmillos como si de un mismo demonio se tratase, e incluso se mostraba algo molesto con Kagome, sin dirigirle tan siquiera una mirada repentina o simplemente alejándose de ella lo suficiente para no escucharla reprocharle algo.

En un intento por romper el muro que Inuyasha creaba con sus repentinos cambios de humor, Kagome se dirigió a él dispuesta a entablar alguna conversación, aunque eso seria casi imposible. Al menos esta vez ella se dedicaría a hablar.

-hola Inuyasha…-se sentó a su lado mientras él le respondía el saludo con una leve mirada de incógnita para luego regresar su mirada a la nada.

-aun sigues molesto?-pregunto con recelo.

Lo pregunta no fue contestaba, simplemente "la victima" se limito a mirarla lo menor posible.

-sé que estas un poco molesto pero, tienes que entender que no puedes andar aprovechándote de Shippo de esa manera- Kagome utilizo un tono algo severo pero amable. No quería empezar una discusión que sabia de ante mano que era absurda y tonta, considerando que Inuyasha no puede articular palabra y por ende sin poder defender su punto de vista.

Inuyasha volteo a mirarla con el ceño fruncido sin comprender por que él tenía que recibir los golpes y castigos en ves de Shippo, que era el que empezaba toda la oleada de burlas.

-ya sé lo que debes pensar, que Shippo se lo busca, pero considera que él es solo un niño, solo quiere llamar la atención-Kagome trato de llevar la platica a un ritmo mas calmado y buscando el mayor interés en él agrego-especialmente tú atención.

Logrando lo que quería, Inuyasha parpadeo dudoso de lo que acaba de escuchar. No lograba captar en gran parte lo que Kagome estaba diciendo, e incluso le llegaba a resultar un poco inverosímil. ¿Y así buscaba su atención ese cachorro? Lo único que conseguía era su exasperación. ¿Acaso no podía conseguirla de alguna otra forma sin llegar a golpearlo o sin que él acabara mordiendo el polvo?

Kagome suspiro con algo de resignación. Tal ves el hacerle entender iba a ser mas difícil de lo que ella esperaba. Aunque también tenia que admitir que ella era de ves en cuando algo abusiva.

-mira, se que suena tonto, pero así son los niños, tratan de llamar la atención de cualquier forma de las personas que mas les interesan y admiran. Deberías sentirte alagado de que Shippo te considere como un hermano mayor y de que te idolatre, no lo crees?-la chica le hablo con un afecto en su voz y le regalo una sonrisa de satisfacción.

El perro giro su cabeza del lado contrario de forma orgullosa y así dejo en claro que no le interesaba ni tampoco quería seguir hablando al respecto. Después de unos segundos de pensárselo mejor, una media sonrisa apareció en su hocico. A decir verdad, no le desagradaba la idea el ser como un hermano mayor para Shippo, a pesar de que ya se lo había planteada desde hace tiempo.

Ella ya no quiso insistir más. Algo le decía que ya había hecho lo que tenia que hacer, así que comenzó a pensar en el siguiente paso a dar.

-una cosa mas… Inuyasha…-empezó a hablar de nuevo con un poco mas de desconfianza.

El chico sintió el pequeño cambio de voz de Kagome, pero no le presto mucha importancia hasta que termino la frase.

-lo siento…-pronuncio Kagome con sinceridad.

Las orejitas de Inuyasha tiritaron al escuchar las disculpas de la joven. Volvió a moverlas para asegurarse si había escuchado bien o si se equivocaba. Lentamente rotó su cabeza para mirar a los ojos a la dueña de su corazón (o al menos parte de el), pero no pudo hacerlo. Ella mantenía sus ojos fijos en el pasto.

-no debí haberte tratado de esa forma, sé que a veces me comporto muy mal contigo, pero no puedo evitarlo-intento excusarse-supongo que ya se ha vuelto una costumbre-se encogió de hombros.

Hasta cierto punto tenia razón, ya se había vuelto una costumbre, y él lo sabia y sin embargo, su vida de ese modo dejaba de ser tan aburrida y monótona. Por otra parte tenia que reconocer que de ves en cuando no le caían mal esa clase de golpes para ayudarlo a madurar.

-¡además, eso te queda bien ahora como un perro!-Kagome le sonrió divertida.

A Inuyasha le apareció una vena salida de la frente como señal de desaprobación.

-¡si eres un perrito muy bonito Inuyasha!-llena de cariño coloco su mano encima de la cabeza de Inuyasha y lo acaricio con ternura.

El Hanyou hizo un ademán de desconcierto y luego de embarazo encogiendo un poco su cabeza mientras unas marcas de vergüenza se asomaban por su cara.

-¡eres muy buen chico!-grito Kagome con mucho entusiasmo sin dejar de acariciar a Inuyasha. Estaba disfrutando del estado de su "amigo", ya que pocas veces ella puede hablar sin ser interrumpida por él o escucharlo quejarse.

Mas venas se asomaron por la frente del perro plateado. "¡Deja de burlarte de mi! ¡No soy tu mascota!"

De repente, Inuyasha se puso tieso, ocasionando que Kagome detuviera sus mimos y mirándolo con sorpresa lo inspecciono para saber la razón de esa actitud. Su mirada dorada se volvió seria y comenzó a caminar con lentitud hacia el lado derecho al mismo tiempo que olfateaba el aire.

-pasa algo Inuyasha?-pregunto Kagome inquieta.

El perro siguió olfateando el aire para luego gruñir compulsivamente. Paso seguido empezó a correr a toda velocidad hacia donde permanecían todavía sus amigos, ignorando el grito de Kagome. Ésta trato de seguirle el paso detrás de él.

Algo estaba pasando, algo que no iba a ser bueno… lo sabía… no sabía como pero lo sabía. Su intuición y tal ves el instinto le advertía que cerca había peligro o que estaba apunto de llegar. No quería quedarse parado a averiguarlo.

Sus compañeros aparentemente aun no se daban cuenta de lo que iba a suceder. Tan pronto Inuyasha llego, se coloco en frente de ellos a la vez que no dejaba de gruñir con fuerza mostrando los colmillos en el proceso.

-que pasa Inuyasha?-Miroku se puso de pie de repente en señal de alerta. Sango lo imito unos segundos después, dejando a Kirara a su lado.

Al instante, un círculo de energía apareció frente a ellos, tan grande como si fuera la misma luna. Dentro de ella se podía ver a un anciano con grandes ojos saltones sosteniendo un cráneo humano.

-eres tú…-Miroku lo reconoció en seguida como el causante de la transformación de Inuyasha.

El anciano contesto con una risa llena de maldad. Levanto el cráneo, una serpiente negra salio de uno de los orificios de los ojos, bajando amenazadoramente mostrando su delgada lengua y sus ojos escarlatas, deteniéndose a los pies del viejo. Poco a poco, tan pronto la serpiente toco tierra con todo su cuerpo alargado, su tamaño comenzó a incrementarse, a tal grado de superar fácilmente los cinco metros. De ahí que Inuyasha y los demás se dieran cuenta de que no era una serpiente, sino una cobra.

Miroku, Sango y Kirara tenían desairada completamente a la criatura. Shippo se mantenía detrás de Sango con los nervios de puntas, no había cosa que despreciaba mas que las serpientes, y esta era una realmente grande. Inuyasha conservaba su posición al frente de sus compañeros sin apartar los ojos de los de la serpiente.

Ésta parecía estar esperando algo, ya que movía parte de su cuerpo que no estaba pegado al suelo como si estuviera bailando al compás de alguna canción. Sus ojos rasgados no dejaban su objetivo a atacar.

-que haces aquí Kumei?!-por fin el horrible silencio que se formo alrededor del escenario de batalla fue roto por Miroku.

-solo vine a saludarlos… y a recuperar lo que debí haber tomado desde la ultimas ves que nos encontramos…-dijo con voz seca.

-a Kagome?-Sango se horrorizó al escuchar eso.

-exactamente…-susurro con malevolencia, extendiendo su sonrisa de oreja a oreja.

En ese momento Kagome hacia su aparición saliendo de unos matorrales y viendo con asombro y desconcierto la escena que se extendía delante de ella. Inuyasha al verla, abrió los ojos como platos con sobresalto. Kagome estaba sin protección.

Kumei la miro con satisfacción en su rostro viejo. Con su mano señalo a la joven Miko, provocando que la cobra se deslizara hasta su dirección con bastante rapidez dispuesta a atacarla.

-¡Kagome-chan!

-¡Kagome-sama!

Kagome sintió como su cuerpo se colmaba de un estremecimiento que hacia tiempo no había experimentado, un estremecimiento que no la dejaba pensar con claridad y mucho menos moverse.

Antes de que la cobra llegara a cumplir su objetivo, Inuyasha se interpuso entre ella y la muchacha, revelando sus colmillos con furia y apretando su mandíbula ante la presencia de la serpiente, su sonido electrizante y el cuerpo de Kagome detrás suyo.

-¡Inuyasha!

La serpiente abrió sus fauces probándole a su enemigo que también poseía un par de colmillos enormes. Inuyasha ladró con estruendo demostrando que no se dejaba intimidar y mucho menos cuando la vida de Kagome estaba en riesgo. Sus ojos dorados ardían de rabia, por lo que la cobra le devolvió la mirada de la misma manera con sus orbes carmesí rasgados.

-¡Inuyasha detente! ¡No te precipites!-Miroku sabia de lo que era capaz su amigo a pesar de su estado, sabia que eso no lo detendría para proteger a una persona tan especial para él como lo era Kagome. Solo esperaba que pudiera controlar la situación adecuadamente.

El longevo estaba perdiendo la paciencia al darse cuenta que ninguno de los presentes se atrevía a atacar. Su creación se limitaba a permanecer a una distancia prudente del Hanyou mientras que se balanceaba dudosa de atacar. Lo que no entendía era por que lo hacia, si ahora que solo era un insignificante perro no podía hacer mucho daño y sabia que ya tenia la pelea ganada. Oprimió los dientes con hastío.

-¡Que estas esperando! ¡Atácalo!-grito con mandato.

Bajo la orden impuesta, la cobra obedeció. Abriendo por completo su bocaza se embistió contra el perro plateado, el cual salto para evitar el ataque. En su lugar, el reptil choco su cabeza contra la tierra, atontándola por unos segundos, que Inuyasha aprovecho todo lo que pudo.

Dando otro fuerte brinco del suelo para darse impulso, se abalanzo contra la serpiente, incrustándole los colmillos en el cuello del animal rastrero. Ésta reacciono al dolor con un agudo sonido proveniente de su garganta, al mismo tiempo que se sacudía con violencia para deshacerse del intruso que se mantenía aferrado a sus escamas, causando que de entre sus dientes comenzara a salir la sangre que comprobara la presión que Inuyasha ejercía a la herida.

Sus camaradas gritaron su nombre, temiendo que resultara peligroso el continuar atacando al enemigo. Sango, desesperada por hacer algo, tomo su Boomerang y lo lanzo al anciano, aunque sabia que no le haría ningún daño por la barrera de energía en la que estaba protegido. Y así sucedió. Su arma choco con la defensa y salio dispara en sentido contrario, regresando de nuevo a las manos de la dueña.

Los insectos con apariencia de abejas rodeaban el lugar cerca de Kumei, así que el usar el Kazaana tampoco serviría. No solo lo estaban protegiendo, sino también lo vigilaban que cumpliera su misión correctamente y eso el anciano lo sabía. Estaba alargando mucho la pelea y eso no lo beneficiaria.

Inuyasha por fin desistió a la agitación del reptil y lo soltó, siendo lanzado contra una roca, golpeándose la espalda con ella y dando un alarido de dolor. Kagome grito embargada de una aflicción in contenida mientras observaba como él intentaba levantarse después del impacto.

Le era muy difícil hacerlo, y cuando lo hizo, sus patas le templaban como si estuvieran hechas de gelatina. Su vista tampoco estaba mejor que sus extremidades, ya que todo a su alrededor le daba vueltas sin para, haciéndole mas dificultosa la parada. Zarandeó su cabeza para salir de su aturdimiento, pero no logro grandes avances.

-con eso será suficiente-dijo con una media sonrisa vil-¡ahora ve tras la Miko!

Los ojos de Inuyasha se abrieron repletos de pánico, sus orejas le habían permitido oír con claridad aquellas palabras, que no fueron afectadas por el golpe. Comenzó a ladrar una y otra vez sin dirigirse a nadie en particular, tratando de llamar la atención de su rival. Sabia que no serviría de mucho, pero era lo único que se le ocurría en ese momento, o tal ves no lo hacia para llamar la atención de su enemigo, sino de sus compañeros.

Kagome presto atención a la cobra que poco a poco llegaba a ella, deslizándose por el suelo como si éste estuviera cubierto de hielo. La joven retrocedió varios pasos, para luego girar su cuerpo y salir corriendo lo más lejos posible de su presa. Su corazón latía rápidamente bajo su pecho e Inuyasha no era el causante de eso. Gracias a que una piedra se atravesó en su camino, cayó de bruces al suelo mientras sentía como todo sucedía lentamente. Pudo escuchar como sus amigos le gritaban desesperados y los ladridos de Inuyasha. Volteó a ver a la criatura que estaba ya enfrente de ella, mostrando sus colmillos ferozmente y escuchando su sonido silbante tan cerca que le erizo la piel.

Sin previo aviso, una flecha salio disparada en dirección a la serpiente, incrustándose en la frente del animal. Inmediatamente el ser comenzó a quejarse y poco a poco fue quemándose para desaparecer, hasta convertirse en solo unos cuantos huesos.

Con una completa fascinación y sorpresa por lo que acababa de presenciar, Kagome giro hacia la trayectoria donde había salido la flecha. ¿Acaso la que había lanzado aquella flecha era… Kykio? ¿la que le había salvado la vida era… Kykio?. Le resultaba algo difícil de creer. Pero se equivoco en sus conclusiones.

Una muchacha de aparentemente unos 18 años de edad, permanecía de pie con un arco muy largo en su mano izquierda, en una posición que indicaba que lo había utilizado hace poco. Sus ropas eran de la época, pero con algunas diferencias. Volvió a cargar su arco y apunto al anciano.

-¡Te lo advierto Kumei! ¡Abandona este lugar o te daré fin aquí y ahora!-grito la joven castaña, haciendo tensión en la cuerda- ¡o prefieres que Naraku sea el que tenga ese privilegio!

-Hana…-Kumei susurro con algo de temor y al mismo tiempo enfado.

-¡Ya vamonos, anciano!-la voz madura de otra mujer se escucho desde arriba de ellos.

Todos alzaron sus cabezas para encontrarse con la mujer que puede controlar los vientos a su voluntad y que también es parte del cuerpo de su peor enemigo. Kagura volaba sentada encima de su usual pluma blanca con el ceño un poco fruncido.

-Naraku no quiero que sigas aquí.¡Vamonos!-dio la espalda y se dispuso a volar lejos de ahí. No quería nada que ver con esos seres que no tenía ninguna clase de interés para ella.

A regaña dientes, Kumei se alejo del lugar sin decir una sola palabra, volando detrás de Kagura.

Tan pronto el peligro se aparto lo suficiente, Kagome se levanto con rapidez a auxiliar a Inuyasha, que había dejado de ladrar desde que la muchacha desconocida apareció.

-¡Inuyasha!-la Miko se acercó, agachándose frente a él para quedar a su altura-¿Estás bien?

Inuyasha asintió, aunque no era del todo cierto, todavía le dolía un poco el cuerpo, además estaba mas preocupado por Kagome que por sus heridas. Para tratar de comunicarse con ella, la miro a los ojos, esperando que entendiera lo que quería saber.

-yo estoy bien, no te preocupes-Kagome comprendió lo que Inuyasha quiso transmitirle. Siempre preguntaba lo mismo cuando ella se había enfrentado a algún peligro, no tuvo que adivinarlo mucho para saberlo.

El Hanyou aparto su mirada de Kagome para posarla en la chica desconocida que hace unos momentos los había ayudado a derrotar a la serpiente.

Ella continuaba de pie en el mismo lugar, con el arco en su espalda mientras sonreía con amabilidad.

O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-O-

listo!!!

uuuffff me la pase tres dias escribiendo este cap!!!

queria apresurarlo para reponer todo el tiempo que los ise esperar jejeje

ademas voy a tardar un poco en poner el siguiente

y no se preocupen por la tipa nueva!!

les aseguro que les va a caer super bien!!

bueno...

espero que hayas disfrutado este cap por que sera hasta dentro de mucho tiempo que escribire eln siguiente

aunque intentare no tardar demasido por que se que me mataran

muchas gracias por todo su apoyo!!

y por favor no dejen de manda reviews

feliz navidad y prospero año nuevo a todos!!!