Capitulo 7. Viento en contra.

La luna se pintaba en el cielo nocturno junto con las estrellas que eran tapadas por las copas de los árboles, meciéndose con suavidad por la brisa, al mismo tiempo que dejaba soltar algunas hojas de sus ramas. A sus pies, dos jóvenes enamorados, al menos lo era uno de ellos, permanecían en silencio, admirando solo la presencia del otro. El joven varón mantenía sus ojos fijos en ella, mientras que la joven lo miraba de manera sombría, como era su habitualidad.

Kikyo…-susurro el chico como quien ve a un ser querido después de mucho tiempo de ausencia.

Inuyasha… -musito la Miko con desgana y con voz muy tenue. Ya había sentido su presencia desde antes, pero también sintió la de otra persona, una persona que ella conocía muy bien. Esa era el principal motivo de su llegada.

¿Qué estas haciendo aquí?-Inuyasha trato de mantenerse neutral ante ella, pero después de vario tiempo de no verla, le era difícil no correr a abrazarla. Aunque por una extraña razón la impaciencia no era tan grande como en otras ocasiones.

yo?... ¿Qué acaso no puedo venir a verte?-pregunto. Se acerco caminando lentamente a él mientras hablaba-¿acaso te molesta que venga a verte? Pensé que me amabas Inuyasha- esto lo dijo denotando un claro sarcasmo.

El Hanyou no dijo nada, simplemente se limito a observarla. Intento definir el sentimiento que sentía en ese momento, pero la confusión de lo que paso con Kagome y ahora la llegada de Kikyo lo trastornaban mas.

Al estar frente a frente, la chica lo miro atenta. Algo había en los ojos ámbar que no le expresaba confianza, pero no le presto mucha atención, después de todo él la amaba, y eso ella lo sabia muy bien. Coloco sus manos en el pecho del muchacho y apoyo su cabeza en el, esperando que éste diera alguna clase de reacción que confirmara sus sospechas.

Inuyasha no se movió por unos leves segundos, los cuales tardo en responder el abrazo, antes de percatarse de lo que sucedía. Como era costumbre, los abrazos de Kikyo eran muy fríos, nada comparado con el que sintió con Kagome. Ese abrazo lo lleno del todo, le transmitió tantas cosas que nunca pensó sentir con tal fuerza. ¿Acaso lo que estaba haciendo con Kikyo era por compromiso? Ya no estaba tan seguro.

No pudo evitar hacer la comparación y se regaño por eso. Tenía que dejar de pensar en lo parecidas y a la vez tan diferentes que eran las dos. Además, el cambio que hizo Kikyo al morir fue tan repentino que por cortos instantes le parecía que no era ella, de una mujer tan dulce a lo que es ahora. Es verdad que era fría, pero si antes la consideraba una mujer de lo más indiferente para con los demás, ahora esa frialdad llegaba al grado de ser insensibilidad. Poco a poco se daba cuenta de ello, cuando antes se cegaba por la imagen de la antigua Kikyo.

tenia tantos deseos de verte…-murmuro la joven Miko.

no deberías estar aquí- dijo Inuyasha llevando la conversación a otro nivel mas propicio para el, para su situación.

¿Por qué?... –pregunto con calma, sin mostrar ningún signo de inconformidad o duda-¿no quieres que este aquí?

no es eso Kikyo es que…

ya entiendo… supongo que vine en un mal momento… -la joven se hizo la ofendida. Se separo un poco del Hanyou pero sin dejar de abrazarlo del todo- esta bien… no necesitas decirme que no me quieres aquí… solo vine a verte…

La situación se le estaba volviendo muy extraña. Normalmente ella no venia a él simplemente con la excusa de verlo. ¿Cuántas veces a hecho eso? Generalmente siempre es para darle alguna información sobre Naraku o informarle de algún peligro que se avecinaba, pero eran muy escasas las ocasiones en las que lo venia a ver por el simple hecho de verlo.

Por primera vez en su vida, la vida que a compartido con Kikyo, le asalto la duda de los verdaderos motivos de sus repentinas apariciones.

La chica levanto la cabeza para poder verlo a los ojos. Las pupilas castañas hicieron su presentación delante de las doradas. Inuyasha presto especial atención en ellos. Inmediatamente la imagen de Kagome le vino a la mente, siendo sustituida por la de Kikyo. Sus ojos eran idénticos a los de la quinceañera apunto de besarlo, la misma mirada sin expresión, los mismos ojos vacíos.

Y de nuevo sucedió. Ante él ya no estaba la sacerdotisa que tiempo atrás lo había conquistado, ahora era la chica de otra época quien lo miraba. Sintió un enorme impulso de tocarla, de besarla. El deseo aun permanecía ardiendo en su interior por lo sucedido con ella. Se había quedado con las ganas de sentirla de esa manera y esta vez no se le escaparía la oportunidad. Sus orejas escucharon claramente el susurro en la voz de la chica que decía su nombre, animándolo a continuar. Sin pensarlo más, se acerco a su rostro, al mismo tiempo que ella cerraba sus ojos para recibirlo. Lentamente poso sus labios sobre los de ella, tocándolos con delicadeza y afanes. La atrajo mas a su cuerpo, como para indicarle que perpetuara las caricias que lo habían vuelto loco, mientras probaba sus labios poco a poco. Ansiaba repetirlo de nuevo y entre tanto se daba cuenta de lo mucho que la necesitaba. Ya no le importaba en lo absoluto que haya sido un engaño o no, solo pedía repetirlo, repetir esa sensación de electricidad y gloria que lo había invadido al estar tan cerca de ella.

La escena era una cruel herida que no podía contener. Los segundos iban pasando, sintiendo cada uno de ellos como una brutal amargura que le pesaba en el alma, haciendo inevitables las lágrimas que no dejaban de salir de sus ojos marrones al observar tal imagen de ambos amantes demostrándose el mas infinito amor que ella no podía recibir y que estaba presenciando con un dolor mas intenso que cualquier otra herida hecha al cuerpo.

El fracaso de un amor no correspondido se manifestaba ante ella y con el, las esperanzas de que algo mas que amistad llegara a ocurrir entre ellos. Que tonta había sido al creer en sus palabras, al creer en sus actos. Que ingenua fue al pensar que después de aquella declaración que ella misma le había hecho, de su gran amor y admiración por él, las cosas cambiarían. No había reparo de que cambiaron, por eso su actitud con ella de evadirla y apartarse, por que la razón esta ahí, frente a ella, a la que no pudo borrar del corazón del Hanyou que la hizo tan feliz en sus momentos, y que ahora estaba decidida a olvidar, aunque eso significara arrancarse el mismo corazón para lograrlo.

No podía resistir más. El verlos de esa manera, el que Kikyo lo sienta como ella nunca lo sentirá, le carcomía el alma y la embargaba de una impotencia absoluta. Lo único que podía hacer era desearles toda la felicidad del mundo alado de la mujer que él escogió desde ya mucho tiempo.

Si ese era su destino, lo aceptaría con honor. Ya no se permitiría sufrir por un ser que solo la ha mirado como un recolector de fragmentos y que no se tentaba el corazón para no hacerla sufrir. Ya no podía dejarse destruir por algo que no la beneficiaria. Tenia que continuar su vida y no dejarse desmoronar. Esto solo cerraba una etapa en su vida.

Bajo la cabeza y apretó los puños, prometiéndose que lo lograría, que lograría olvidarlo pasara lo que pasara. Levanto la mirada, demostrando su determinación y su rostro mojado por las lágrimas. "¡Ya no quiero sufrir mas, ya no quiero!". Apoyándose en el tronco de un árbol desde donde presencio la reunión de Inuyasha y Kikyo, se dio la media vuelta, dirigiendo una ultima mirada a los jóvenes y salir corriendo de ahí para evitar que su sufrimiento se alargara mas de lo que podía soporta.

En contra de su voluntad, se separo para tomar aire. Fue en ese momento que sintió el perfume de Kagome llenar sus sentidos, prueba de que era ella a la que había besado con tanto anhelo. Aun con los ojos cerrados, inhalo con exquisitez aquella fragancia tan adorada para él.

Kagome… -susurro en medio de un suspiro.

¡Qué?

Escucho una voz que no le pertenecía a Kagome. Abrió los ojos rápidamente para encontrarse con la Miko Kikyo, que lo miraba incrédula, incapaz de creer lo que el muchacho dijo hacia pocos segundos atrás.

La chica se separo de él bruscamente con la mirada tan fría de la que era capaz. No podía creer lo que había oído. No fue a ella a quien menciono, sino a su replica. Sentía como en ese momento su orgullo era desmoronado por la apareciendo de su reencarnación. No podía ser que ni ella estando presente pudiera hacerle tal daño. Se sentía traicionada, herida.

Kikyo yo… -Inuyasha trato de excusarse, pero no encontraba alguna explicación coherente para lo que acababa de hacer, al menos no para ella. Su mente le había jugado una mala pasada y lo único que se le ocurrió fue bajar la cabeza avergonzado sin saber que decir.

así que de eso se trataba… por eso no querías que estuviera aquí… por ella… ¿no es así?-su rostro adquirió de nuevo el semblante serio, intentando mantener la serenidad de la situación, sin embargo, su interior luchaba por no dejar salir la decepción de la que había sido parte, sacando su orgullo a la defensiva.

no se como es que pudiste confundirme con ella, esa y yo no tenemos nada que ver-declaro con un toque de enfado.

"esa" tiene su nombre y es Kagome- Inuyasha vociferó con algo de brusquedad, regresando su mirada a ella.

¿desde cuando la defiendes tanto? Antes no eras así, antes me demostrabas mas tu afecto hacia mi sin importarte los demás¿Dónde quedo el Inuyasha del que yo me enamore?

lo mismo te pregunto yo¿Dónde esta la Kikyo de antes?

La chica se mantuvo callada a la pregunta, no por no saber que responder, sino como responder.

tu ya lo sabes, el que no quieras darte cuenta es otra cosa Inuyasha.

deja de jugar Kikyo, ahora no estoy para tus juegos ni mucho menos-el Hanyou ya no tenia aguante para hacer la discusión mas larga. Era extraño, pero ni él sabia como es que sacaba el valor para hablarle de esa forma a Kikyo. Tenia el presentimiento de regresar con sus compañeros y en especial con Kagome. ¿Le habrá pasado algo malo a ella? Tenía que ir a cerciorarse, sino no estaría tranquilo.

¿Cuál es la prisa Inuyasha?-dijo con ironía. El muchacho pudo notar que le divertía la situación-¿tienes tantos deseos de ver a mi reencarnación con la cual me traicionaste?

yo no te traicione-Inuyasha alzo un poco la voz. Mientras mas avanzaba la conversación, su gesto cambiaba a una de disgusto.

entonces como quieres llamarlo si me has reemplazado con ella-Kikyo contesto del mismo modo en que le fue hablado.

¡yo no te he reemplazado con nadie!

¿entonces como explicas lo que acaba de suceder? Fue a ella a la que nombraste y no a mi, fue a Kagome a la que añorabas besar y no a mi!-que mofa era lo que le estaba pasando a la antigua protectora de la perla de Shikon. Anteriormente era ella la que estaba en los pensamientos del medio demonio, e incluso Kagome era victima de su comparación, ya que veía en ella a su antiguo amor. Y ahora los papeles se invertían, siendo Kikyo la victima de que en la mente de Inuyasha no exista nadie mas que su copia, Kagome. Esto era algo que la alteraba excesivamente.

Inuyasha no respondió. Ella tenia toda la razón. A la que había visto no fue a Kikyo, sino a Kagome. A la que deseaba besar era a Kagome y el ideal era tan inmenso que él mismo recreo la imagen de ella sobre la de Kikyo. Pero lo que no lograba entender era el por que había sentido su olor¿acaso eso también fue una visión que él provoco?

¿no vas a responder?-la Miko lo miro fijamente esperando.

no tengo nada que decirte…-dijo muy leve el Hanyou, llevando su cabeza gacha a un lado y cerrando los ojos-no tengo una excusa para darte.

Kikyo lo miro sin expresión aparente en su cara.

ya veo… es evidente que ya no significo nada para ti como lo era antes, verdad? Aunque, no quiere decir que no vengas conmigo al infierno. Recuerda que aun me perteneces, Inuyasha-dijo la mujer con vanidad, haciéndole saber a su querido la profecía que ella tenia preparada para él.

Con aires de suficiencia, dándole una rápida mirada de empatía a Inuyasha, se giro de espaldas a él ocasionando que su cabello negro jugara suavemente por el movimiento emitido. Camino unos pasos hacia la espesura del bosque, donde desapareció junto con sus recolectoras de almas, que fueron las ultimas en alcanzarse a ver a lo lejos.

El joven se mantuvo en la misma posición, observándola retirarse. En su mente divagaban miles de ideas, las cuales no podía responder ni siquiera una sola, por el simple hecho de que no tenían un orden adecuado, ni tampoco sabia por cual empezar.

"Tienes razón Kikyo, ambas son completamente diferentes"

El pasto crujía a cada paso que daba, a cada avance de sus piernas. Con la arboleda a su alrededor fusionado con el ambiente nocturno, seguía su camino sin un lugar en especifico, con solo la idea de alejarse de ahí, de no demorar en desviarse. Los Youkai que le ayudaban a sobrevivir en el mundo del que ya no pertenecía, se mantenían cerca de ella, guiándola en su recorrido.

Sus pasos fueron interrumpidos por un ruido, que la alerto de algún posible peligro. Alguien había estado siguiéndola y eso ella no lo paso por alto, solo hasta averiguar de quien se trataba.

¿Quién esta ahí?-exclamo con cierta energía en su voz para demostrar presencia, al no querer voltearse del todo.

La marcha que provenía detrás de la sacerdotisa, se detuvo, quedando a unos cuantos metros de distancia. De repente, una voz de mujer se dejo oír, una voz que a la joven le era familiar.

hola Kikyo…

La muchacha giro su cabeza noventa grados, lo suficiente para verla de reojo.

Hana…

cuanto tiempo sin verte…-comento la hechicera con aparente agrado, esbozando una sonrisa ligera.

¿Qué es lo que quieres?-pregunto con desgano, regresando su rostro al frente, aun quedando de espaldas a Hana.

vaya… solo vine a saludarte, después de no saber nada de ti en mucho tiempo, es normal que quiera saber que sucedió con mi antigua compañera de estudios.

no me vengas con esas tonterías, tu no vienes hasta aquí solamente a saber de mi, así que deja tu hipocresía y dime a que viniste-Kikyo le respondió de forma cortante, dando a entender que no deseaba perder su tiempo.

tan comunicativa como siempre- Hana le devolvió la grosería contestándole de un modo burlón.

ve al grano de una buena vez-perdiendo la paciencia, Kikyo viró su cuerpo para quedar de frente a su ex compañera.

me sorprende que no te comportes tan falsamente como estas habituada, conmigo no puedes mostrar esa faceta de ti y lo sabes perfectamente-mascullo con sorna. La situación en la que se encontraban le era muy divertida, y así lo expresaba con los comentarios. Desde niñas, cuando juntas practicaban el arte de las sacerdotisas, le había parecido una mujer muy introvertida, que siempre se reservaba el hablar demasiado y en especial, no dar a conocer a las demás personas sus sentimientos y pensamientos, aunque eso no le impedía ser amable y solidaria. Su mundo estaba en una burbuja que nadie podía romper. Al menos eso pensó antes de saberla enamorada.

Y desde que supo de su muerte, lo lamento mucho, después de todo fueron compañeras, y la apreciaba en cierta forma. Nunca pensó que esa mujer del pasado que había vuelto del infierno y que conoció, se hubiera convertido en un ser como ahora, egoísta y sin el menor gramo de humanidad.

tu y yo siempre fuimos muy distintas en pensamientos. Tú terminaste de practicar la magia, además de convertirte en sacerdotisa, y sabes que yo no estaba de acuerdo en eso.

y ahora que ya he dominado ambas, me he vuelto mas fuerte, y eso lo sabes-dijo Hana con orgullo.

no seas tonta-musito con aparente despecho, pero sin dejar que su rostro sea afectado- el que hayas dominado un poder que yo no conozco, no significa que me hayas superado.

¿quieres pruebas?-la joven castaña la reto.

no lo necesito-refuto la Miko rápidamente, dándole una mirada penetrante que Hana devolvió.

La hechicera la observo detenidamente. Su apariencia no había cambiado en nada desde la última vez que la vio, pero sus ojos seguían igual de duros que siempre. Aunque, si no fuera por que la conocía bastante bien, diría que su mirada se había vuelto mas que fría y sin expresión; escondía en ellos mucho resentimiento. Se quedó unos segundos en silencio, donde pudo percatarse del desagrado que tenía Kikyo de su presencia.

es increíble lo bajo que has caído Kikyo, de una mujer con ternura y amor, ahora eres un ser lleno de odio y rencor hacia los demás, solo te has convertido en una amargada egoísta. ¿Por qué¿Por qué lo hiciste Kikyo¿Por qué regresaste a este mundo en el que ya no perteneces? –la chica hablo con algo de amargura, recordando viejos tiempos.

nunca lo entenderías…

inténtalo…

todos me han hecho demasiado daño, me traicionaron y solamente quiero vengarme, vengar mi muerte y los que lograron el que ya no este en este mundo, por eso sigo aquí, por que hasta que no me lleve a Inuyasha conmigo al infierno, donde me prometió estar y hacer justicia de mi sufrimiento, no podré descansar en paz.

¿justicia¿Llamas a eso justicia¿El culpar a los demás de que no aceptes tu destino te parece justicia? Solamente estas buscando un pretexto para seguir aquí, por que eres demasiado inmadura como para aceptar que Inuyasha ya no te pertenece y que tu destino es morir-la voz de Hana era dura y llegaba a un nivel de enojo y frustración.

¡yo no merezco ese destino, yo no merezco morir de esa manera¿Crees que es muy fácil aceptar que he muerto? YO que pase casi toda mi vida al cuidado de la perla de Shikon arriesgando mi vida, YO que era una sacerdotisa poderosa como para que me hayan eliminado de esa forma tan detestable y vergonzosa. ¡Arruinaron mi vida! Por eso no descansare hasta lograr mi objetivo, hasta lograr que todos paguen-mientras hablaba, Kikyo fue perdiendo el control de su voz y comenzó a alterarse.

Hana la miró sin dar crédito a lo que oía. Las palabras de la Miko se escuchaban tan secas pero a la vez llenas de odio que parecía que en cualquier momento iba a estallar. Pero no podía entenderla, simplemente no entendía su forma de pensar. Un sentimiento de lastima hacia ella comenzó a invadirla.

¡solo eres un alma en pena buscando venganza de algo que ya sabes sucedió hace mucho tiempo, le hechas la carga a Inuyasha de tu propia suerte. Entiende que tu momento ya pasó, déjalo vivir tranquilo su nueva vida, ya no tienes nada que hacer aquí, Kikyo!

¡él me pertenece y estaremos juntos en el infierno! Lo amo.

si realmente lo amaras, no lo forzarías a que permaneciera contigo, lo dejarías libre y aceptarías su decisión, sea cual sea. El amar a alguien es desear la felicidad del ser amado, aunque eso signifique que no sea con uno mismo.

Inuyasha aun me ama, lo se por que me lo ha demostrado-le aseguro.

¿Cómo te lo demostró hace unos momentos?-dijo Hana con socarronería.

Kikyo se mantuvo callada, clavando sus ojos cafés en ella, sin dejar que sus palabras le deformaran el rostro, que continuaba sin la más mínima muestra de sentimiento. Trato de evadir la pregunta.

¿a que te refieres?

tu sabes a que me refiero, es evidente que Inuyasha ya no te ama y la prueba esta en que a la que deseaba besar era a tu reencarnación y no a ti. Sus palabras no fueron suficientes para hacerte entender.

eso solo fue un instante de debilidad que no volverá a ocurrir.

¿estas segura? Yo he estado con él estos días y no parece que sea un capricho o algo que se le pasara rápidamente. Él la ama, Kikyo, la ama, ama a Kagome y eso es algo que tu no puedes cambiar.

se ve que estas muy bien enterada de todo, verdad?

¿Te molesta¿O es que acaso no me puedo acercar a él sin tu consentimiento?-pregunto Hana con sarcasmo, hartándose de la actitud de la sacerdotisa.

¿desde cuando te preocupas tanto por Inuyasha? Antes ni siquiera lo conocías-menciono Kikyo con simpleza.

digamos que me agrada lo suficiente como para alejarlo de ti.

Las dos se mantuvieron calladas por unos segundos, los cuales les sirvió para calmarse. Seguían manteniendo la mirada fija y neutral.

¿eso es todo lo que querías decirme?-preguntó Kikyo dando por terminada la conversación.

si…-hablo ásperamente, aunque su intención no era esa, quería decirle algo mas. Cuando la Miko se dio la vuelta para retirarse, la voz de la bruja de nuevo la detuvo-aunque…

Kikyo permanecía de espaldas a Hana, esperando su comentario.

yo misma me encargare de que Inuyasha abra los ojos y se de cuenta de la clase de persona que eres, sino es que ya los abrió.

¿es una amenaza?-Kikyo seguía sin moverse.

tómalo como quieras.

nunca podrás hacer eso.

¿quieres ver?-dijo con seguridad-Estoy segura que no me será difícil después de ver lo que paso entre Inuyasha y tú. Se ve que él poco a poco se esta quitando la venda que tu le pusiste para que quedara atado a ti. Por que la belleza que tienes solamente es exterior, ya que si no fuera por ella, ya estarías pudriéndote en tu propio odio.

Al concluir su discurso, se giró para proceder su camino, dando por finalizado el pleito, las pulseras en sus muñecas resonaban al andar.

Lo dicho termino de acabar con la cordura de Kikyo y con la furia ya sin evitar demostrar en su bello rostro. Saco una de sus flechas de su espalda, tensando su arco con ella rápidamente, dándose la vuelta para disparar en contra de la dueña de las palabras, dispuesta a hacerla callar.

¡detente!

La hechicera se detuvo pero no se imputo, conservando su postura de confianza.

¡ya basta¡cállate¡no voy a permitir que sigas insultándome de esa manera, Bruja!

si insultar es decir la verdad… entonces… adelante… dispara…-Hana estaba desarmada, no llevaba consigo su arco ni mucho menos algo con que defenderse. Al menos, eso pensaba la chica de cabello negro.

La chica dudo, ocasionando que la tensión que estaba ejerciendo en el arco bajara de nivel. Su cuerpo estaba tan lleno de rencor que le temblaban las manos y no la dejaban pensar con claridad. Esto Hana lo noto.

¡dispara para que me demuestres que en tu corazón no hay mas que odio, Kikyo!- la provoco al ver que no daba signos de continuar.

Ya con el juicio en un hilo, Kikyo dio la máxima tensión al arma para por fin dejar soltar la flecha, pero antes de que ella pudiera quitar los dedos, unas manos agarraron con fuerza el palo de la flecha, evitando que pudiera lanzarla. Segundos después, cayó al suelo de dorso completamente desarmada. Al levantar la cabeza, vio como Hana en un ágil movimiento la amenazaba con su propio arco y flecha en mano, apuntando a su cuello.

siempre te exaltas demasiado…

estoy donde querías, no? Que esperas para acabar con todo esto…

Ahora la que dudaba era Hana, que la miro con aborrecimiento. Hasta cierto punto no quería lastimarla, pero tampoco iba a permitirle que se burlara de ella. Tal vez un pequeño susto no le vendría mal, una cucharada de su propio chocolate.

¿Por qué no disparas¿Qué te detiene¿No era esto lo que querías?-Kikyo continuaba incitándola, sabia que no lo haría, ella no era así-¡dispara ya!

Con exasperación, y también solo para hacerla callar, dio un fuerte jalón al arco y así lanzar la flecha directamente, soltándola.

Los ojos de la chica atacada se abrieron como platos, como pocas veces se le había visto, y con sorna, se percato de que la flecha se encontraba incrustada a la izquierda de su cabeza, exactamente a lado de su mejilla. Inmediatamente retomo su postura de seriedad, observando a la hechicera en posición y todavía resonando el hilo del arco.

Hana no se molesto en hablar, simplemente tiro el arco y flecha a los pies de Kikyo y con toda la tranquilidad que podía se dio la media vuelta para caminar lejos de ella.

pensé que esta vez si me matarías, Hana… ¿Qué te sucedió¿Acaso te dio miedo?...

no necesito hacer eso… después de todo…-detuvo su camino para girar un poco su cabeza y mirarla-…tu ya estas muerta.

Kikyo la miró con odio y con mucho esfuerzo mantuvo su boca cerrada.

además, me conformo con haber destruido tu orgullo y haberte humillado-Hana le dedico una sonrisa de satisfacción. Y luego de decir esto, se retiro, dejando a una Kikyo aun tirada en el pasto. "No puedo creer que alguna vez Inuyasha te amo"

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hola a todos!

mil disculpas por la tardansa!

con todo esto de la universidad estoy super ocupada

pero ya le sprometo que en estas vacaciones me dediocare tambien a abansar en este fic

por que ya viene lo mas interesante jejejeje

asi que tratare de no atrasarme

espero que hayan discfrutado este cap, sinceramente fue uno de los mas rapidos que e escrito jejeje, espero que no por eso mne haya quedado malo

espero todos sus comentarios por fa dejen reviews!

asi me animaran a continuar jejeje

felices vacaciones!