Capítulo 8. Perdiendo la fe.

Toda la noche intentando dormir sin obtener resultados prósperos. Después de lo visto la noche anterior, no le pareció raro que así fuera. Todavía se preguntada como es que podía seguir adelante con la falsedad del que había sido protagonista y que le causaba un dolor inmenso y precisamente son sus ojos los mas afectados físicamente en este caso, siendo golpeados por una oleada de desconsuelo que no fue capas de contener.

La mañana llego como muchas otras, con la única diferencia de que el malestar era un tema que predominaba en el ambiente, peor que el los últimos días y el motivo solo lo sabia la mas afectada: Kagome, y al mismo tiempo la que mas evadía el problema, ya sea por medio de sus amigos (que mas preocupados por podía estar) o peyorativamente a Inuyasha, que desde luego, se consideraba la victima de todo el asunto, aunque ni él mismo supiera la razón. Y era extraño, ya que si antes la evitaba a toda costa, ahora no dejaba de mirarla o lanzarse miradas furtivas a la menor oportunidad, y sin que ella se diera cuenta claro esta, llenas de un arrebato inmenso.

Indiscutiblemente ese beso lo había sacado de la realidad, y eso que solo fue un infame truco de su cerebro. Al parecer, le gusta auto engañarse, por que era obvio que no podía explicarse lo que sucedió con Kikyo y mucho menos saber lo que le pasa a su ya alterado juicio, que no dejaba de recordarle la sensación tan maravillosa que pudo saborear en los pocos momentos en los que imagino que ante él estaba Kagome y no Kikyo. Se le enchinaba la piel el solo pensar como seria con la verdadera Kagome de carne y hueso. Se sonrojo ante tal pensamiento y segundos después ya estaba agitando su cabeza de un lado a otro para borrar esas imágenes que se estaban empezando a formar. ¡Demonios! Tenía que dejar de juntarse tanto con Miroku si no quería terminar siendo un pervertido como él.

¿Qué te pasa Inuyasha?-la vocecilla de Shippo se escucho muy cerca de su oreja y se percato de que el cachorro había saltado a su hombro izquierdo.

nada…-dijo ásperamente sin prestarle mucha atención, lo que hizo que el niño hiciera una mueca.

descansemos un poco por favor Inuyasha- el Hanyou interrumpió su caminata y volteo a ver al monje con el ceño fruncido con las manos cubiertas en las mangas de su traje.

aaarrgggg Miroku, si seguimos así no llegaremos a ningún lado- vocifero con visible inconformidad.

comprende, Hana todavía se encuentra un poco débil y no es conveniente que se esfuerce demasiado-Sango apoyo la decisión del monje.

si es por mi, no se preocupen, estoy bien…-al instante la joven se encogió un poco, sujetándose las costillas y haciendo un gesto de dolor. Kagome y Sango la sostuvieron para no dejarla caer.

lo ves Inuyasha, la señorita Hana debe descansar-se quejo Shippo aun en su hombro.

esta bien…-suspiro resignado por las múltiples protestas cerrando los ojos-pero mas vale que no sea mucho tiempo.

Se detuvieron debajo de un gran árbol, donde se acomodaron en el pasto y disfrutaron de su sombra. Hana fue una de las primeras en hacerlo, apoyando su espalda contra el tronco y dando un profundo suspiro de alivio para relajar sus músculos.

La pequeña pelea que tuvo con Kikyo la afecto un poco en lo que respecta a condición, pero eso era algo que no iba a dejarse notar enfrente de ella. "No debí haber hecho tanto esfuerzo, aun no estoy muy bien, si hubiera utilizado la magia las cosas no habrían salido tan sencillas."

¿estas segura que te encuentras bien Hana?

Una voz dulce y amable la saco de su trance, reincorporándose para mirar a la dueña de la voz.

si, no te preocupes Kagome ¿tu como estas?-pregunto de una forma cómplice sin apartar su vista de ella.

eh?... yo?... estoy bien…¿Por qué no habría de estarlo?-dijo nerviosa.

La joven castaña dejo su mirada sobre Kagome, esperando que le dijera algo mas, pero no llegó, así que decidió que lo mejor seria no insistir. Ella hablaría del asunto cuando este lista. No quería causarle mas problemas a ella y se imaginaba todo el sufrimiento por el que debe estar pasando.

es que… te veo un poco extraña, pero no importa olvídalo…-dijo para no tocar el tema y le sonrió como muestra de que todo estaba bien.

gracias por preocuparte Hana-la miko le devolvió la sonrisa. En verdad que no quería hablar con nadie ahora, y mucho menos de él y al parecer eso lo comprendió Hana sin tener que decir nada y eso se lo agradecía infinitamente.

Un olor muy familiar le vino a la nariz del medio demonio, lo que ocasionó que gruñera de una forma molesta. De repente, una intensa brisa empezó a formarse alrededor del grupo la cual con rapidez se volvió mas fuerte, levantando parte del pasto y arena, provocando que los muchachos cerraras los ojos. Un remolino se acerco a ellos. Tan rápido como llego, se fue para que al abrir los ojos se dieran cuenta de quien fue el causante de dicho viento. Un muchacho moreno de la misma edad y altura de Inuyasha se poso frente a éste con mucha presencia, mirándolo con furia. Inuyasha volvió a gruñir.

Kouga-kun….

El joven Youkai acerco su rostro al de su rival y grito a todo lo que su voz le permitía.

¿QUE FUE LO QUE LE HICISTE!

¿DE QUE ESTAS HABLANDO LOBO RABIOSO?

¡deja de fingir bestia, pude olfatear el olor a sal mezclado con el de Kagome, eso significa que ha estado llorando, así que no me vengas con que esas tonterias por que el único causante de eso eres tu!-la voz de Kouga sonaba llena de ira y también lo demostraba su rostro, apretando los dientes.

Kagome se tenso un poco al ser descubierta. Había olvidado por completo que tanto Inuyasha como Kouga pueden percibir por medio de su olfato ese tipo de cosas, no solamente el olor característico de cada persona.

¡no se de que me estas hablando!-Inuyasha se mantuvo con firmeza, aunque de igual forma se había percatado del olor desde hace ya un buen rato, de ahí una de las razones por las que la miraba tanto. No dijo nada al respecto por que sabia en las que se iba a meter si intentaba siquiera entrar en el tema.

¡eres un sinvergüenza, no te perdonare el que hayas lastimado a Kagome, te daré tu merecido ahora mismo!-dijo con energía dispuesto a cumplir con lo dicho.

¡me parece bien, así podremos saldar cuentas!-contesto de modo amenazante sin dejarse intimidar.

Kagome al escuchar la riña, intervino de inmediato como siempre lo hacia.

¡osuwari!

Al instante el cuerpo del muchacho de ojos ámbar se estampo boca abajo al suelo, evitando cualquier pelea innecesaria.

Al ver a su enemigo fuera de combate, Kouga se acerco a la chica causante y se arrodillo para estar a su altura y mirarla a los ojos, esos ojos marrones rebosantes de vida que tanto adoraba, los cuales les ofreció una dulce sonrisa.

no te preocupes preciosa, yo mismo me encargare de que esa bestia no vuelva a lastimarte jamás-dijo de manera algo melosa.

eres muy amable Kouga-kun pero…

toma… -le entrego una pequeña flor blanca, muy parecida a una margarita.

La joven la tomo lentamente, sin creerse que alguien (especialmente un muchacho) le dedicara un detalle tan bonito. Inuyasha nunca tenía esa clase de atenciones con ella.

Se le iluminaron los ojos y alzo la vista para mirar al joven lobo. Es extraño, pero hasta ahora se daba cuenta de lo apuesto que era el chico. Sus ojos azules le daban un excelente contraste a su tez morena. Que desleal puede ser el rubor.

Inuyasha pudo ver lo suficiente como para sentir la cólera recorrerle todo el cuerpo y apretó los puños con fuerza para contener el deseo de golpearlo, además de que no podía hacerlo estando en esas condiciones en el suelo.

por favor no quiero que llores por algo que no vale la pena, eres mucho mas hermosa cuando sonríes.

Kouga yo… -sin saber exactamente por que, el nerviosismo y la duda empezó a asaltarla y no supo que decir ante esas palabras que la sonrojaron mucho mas.

Esa fue la gota que derramo el vaso para Inuyasha, que sin poder aguantar mas la rabia, no solamente por la actitud de Kouga sino por las señales que Kagome le daba, lo hacían sentirse lleno de ira e inconteniblemente se levanto antes de que su rabieta no lo dejara observar más la escena.

¡ya fue suficiente lobo mentecato!-se levanto con algo de dificultad y se interpuso entre los dos jóvenes y le hablo con aires de alarde-ya déjala en paz, no te atrevas a tocarla o si no…

Kouga se levanto para enfrentarlo y así quedar cara a cara.

¿o si no qué bestia repugnante? Kagome es MI mujer así que tengo todo el derecho de acercarme a ella.

¡ella NO es tu mujer¡resígnate de una vez!

¡osuwari!-se escucho de nuevo.

Y por segunda vez en menos de diez minutos, su cuerpo fue victima del conjuro de Kagome, que ya reprobaba la actitud del Hanyou.

La colegiala se puso de pie para dirigirse a Kouga con el rostro molesto.

muchas gracias por preocuparte por mi Kouga-kun pero estoy bien, será mejor que te vaya…-mencionó de un modo bastante amable.

lo haré solo por que tu me lo pides querida Kagome…-el moreno tomo las manos de Kagome entre las suyas y la miro con ternura-cuídate mucho.

Paso seguido, el muchacho levanto una ventisca a su alrededor y con gran velocidad se alejo del grupo.

¿Quién era él?-Hana pregunto con curiosidad al oído de Sango.

después te explico…-le susurro.

La joven de cabello azabache mantuvo sus ojos fijos en el lugar donde Kouga había desaparecido, con la mirada melancólica y la pequeña flor en su mano.

¡aaarrrggg Kagome ¿Por qué hiciste eso!-la voz potente de Inuyasha se escucho a su espalda. Ya había terminado el conjuro.

La joven se reservo la molestia de contestar y simplemente hablo con voz áspera sin virarse.

Inuyasha… tenemos que hablar…

Inuyasha la miro sin entender y una sombra de inquietud empezó a formarse en su pecho. Algo no andaba bien. Pocas veces Kagome le pedía hablar a solas, especialmente con esa seriedad que no era usual en ella. Se separaron del grupo, adentrándose al bosque, no mucho, pero si lo suficiente para hablar con tranquilidad y no ser interrumpidos. Ella permanecía delante de él, sin decir una sola palabra y sin aun atreverse a darle la cara, lo que lo estaba frustrando.

Inuyasha…. –Kagome no sabia como empezar la conversación. En realidad, ni siquiera sabía exactamente que decirle, pero él ya se encontraba ahí, esperando. No podía dar marcha atrás, así que solo dejo que todo fluyera, aunque se sentía enormemente nerviosa-¿Qué significo para ti?

eh?... ¿a que viene eso Kagome?...-el chico no sabia como tomar esa pregunta que le llego con la guardia baja.

solo responde… por favor…-la ultima frase la agrego de improviso al percatarse de que lo que había dicho lo hizo de una manera tal que sonó algo grosera.

bueno yo… -Inuyasha no encontraba las palabras correctas para poder expresarse. No podía decirle que la consideraba mas que una compañera de viaje o amiga ni mucho menos el gran amor y respeto que sentía por ella. Pero entonces¿Qué podría decirle? "lo de siempre"-tu sabes que eres muy importante para recuperar los fragmentos, eres la única que puede verlos.

ya veo… "así que solo soy un recolector de fragmentos, como siempre me lo ha dicho"-de nuevo el sentimiento de dolor volvió a llenarle el corazón. Bajo la cabeza como señal de desilusión.

entonces… ¿Qué papel desempeña Kikyo en tu vida?

El muchacho tenso el rostro. No le agradaba el rumbo que estaba tomando la conversación.

¿a que te refieres?

supongo que su papel es mucho mas importante que el mío… así me lo has dado a entender… y por eso… quiero pedirte algo…-su voz era triste y calmada como si intentara llevar las cosas con calma pero al mismo tiempo que llevaba una gran carga sobre sus hombros.

El ambiente se había vuelto muy tenso. Pareciera que cualquier movimiento en falso seria una gran herida para ellos y eso ocasionaba que midieran muy bien sus palabras y mas sus acciones. Sin embargo, Kagome se mantuvo calmada, aunque le resultara extremadamente difícil. Tenía tantas ganas de gritar, de desahogarse, ya no podía contenerse por mucho tiempo. Temía explotar en cualquier momento y más frente a él. Sabia que si lo miraba, todos sus esfuerzos se vendrían abajo y ya no permitiría dejarse derrotar por él. Su corazón ya estaba derrotado, pero no su integridad. Tenia que ser fuerte para lo que venia, y ya estaba preparada, o al menos eso creía.

Giro su cuerpo para mirarlo, dispuesta a dejarle en claro todo. Ella ya no seria mas su juguete, y eso se lo tenia que recalcar. Camino unos cuantos pasos hacia él hasta estar frente a frente. Pudo notar la expresión de incredulidad en sus ojos dorados.

Inuyasha… no quiero… que vuelvas a decirme qué o no hacer… y mucho menos con quien o con quien no debo estar… -su voz era segura pero en un tono tan frío que Inuyasha pensó que no era su voz la que hablaba. Pudo oler su coraje y eso hizo que ambos ojos se abrieran de par en par. No podía dar crédito a lo que oía.

¿Por qué me estas pidiendo eso?-dijo con aparente indiferencia.

porque no tienes ningún derecho de hacerlo… no puedes venir y simplemente negarme el gusto de estar con Kouga…-lo miraba fijamente, tratando de no hacer ningún movimiento que pudiera echarlo todo a perder. Tenia que ser fuerte y no dejarse dominar por la presencia de Inuyasha. Podía ver en él el desconcierto en su rostro. Sin duda, la queja le había caído como balde de agua fría, y lo que le faltaba por caer.

De pronto, la cabeza del Hanyou saco sus propias conclusiones, y adquirió un tono disgustado.

¡entonces es por él… es por eso que estas tan molesta, por que no permito que ese lobo se acerque a ti!... ¿es por él que estas haciendo todo esto!-dijo con energía, sintiendo su cuerpo llenarse de celos egoístas.

no solamente es por él, sino el que tu evites que cualquier chico se me acerque… y por eso te pido… por favor… que no lo hagas mas… -las ultimas palabras sonaron casi a un ruego.

¿Qué! Kagome… pero… si lo hago es para protegerte…-Inuyasha calmo su voz un poco, pero eso no significaba que él lo estuviera, ya que cada segundo que pasaba escuchando tal declaración, hacia que su cuerpo de llenara de una inseguridad que desde hace mucho tiempo no había sentido.

no mientas Inuyasha… por favor deja de mentir… tu y yo sabemos que esa es la razón… son por celos… celos que no tienes derecho a tener…

¡yo no estoy celoso de nadie!

¡ya no mientas mas!

La mente de Inuyasha estaba trabajando muy deprisa, pero a la ves de una manera tan desordenada que ni él mismo podía comprender. Una neblina muy espesa estaba comenzando a formarse en su cabeza, asiéndole imposible pensar correctamente.

¿por eso te estabas comportando tan cariñosa con él¿acaso… acaso hay algo entre ustedes?- la simple idea lo hacia arder como una brasa de furia.

no tengo porque responder a eso…-contesto Kagome con firmeza y sosteniéndole la mirada con un valor que nunca creyó capaz de tener. A medida que avanzaba la conversación, los latidos aumentaban.

¡claro que si!

¡no Inuyasha¿con que autoridad hacia mi vienes y me restriegas en cara una explicación y tus escenas de celos, cuando ya tienes a alguien a quien le entregaste tu corazón que no soy yo!

Inuyasha la miro anonadado. Por segunda vez, ante Kagome se sintió completamente sin argumento alguno para poder defenderse. Su corazón le palpitaba con rapidez en el pecho. Ella tenía toda la razón. ¿Quién era él en la vida de Kagome? Él ya había elegido a quien amar: Kykio, y no tenia por que pedirle explicación alguna a ella. Estaba reclamando un derecho que no le correspondía.

no tengo por que darte explicaciones… ya que según tu propia decisión… tu y yo no somos mas que amigos… -hablo la joven un poco mas calmada.

¿Qué estas diciendo!... ¡no puedo creer que digas eso después de todo lo que hemos pasado juntos!-el chico ya estaba perdiendo el control de todo y cada palabra que ella le dedicaba era una herida mas profunda hecha por una daga, que estaba apuntando directo a su corazón.

lo nuestro fue un error… siempre lo fue… y hasta ahora me doy cuenta de ellos…-bajo la cabeza, casi avergonzada por sus palabras, que le dolían el doble que a su interlocutor, por ser ella la dueña de éstas-comprendí que lo único que he hecho es estorbar entre tu y Kykio, pero no te preocupes, por que ya no volveré a interferir…

"¡NO… NO… MALDITA SEA, QUIERO QUE INTERFIERAS!"

¿Cómo puedes decir eso Kagome¿Como pudo haber sido un error¡No fue un error el que estemos juntos¡Lo que siento no lo es! –Inuyasha la tomo con fuerza de los hombros, en un acto desesperado por hacerla entender.

tu tienes derecho a ser feliz… y yo también… -con una increíble tranquilidad y determinación que Kagome no pensó nunca poseer, su rostro continuo sin expresión, conteniendo con todo el coraje las lagrimas que peleaban por salir.

¡MI FELICIDAD ERES TU¿NO LO ENTIENDES¡TU ME PROMETISTE ESTAR A MI LADO!-lo estaba haciendo de nuevo, echándole en carta, reclamándole. ¿Qué mas podía hacer? Todos sus recursos estaban limitados, tenia que llevar la delantera con lo poco que tenia, y sin embargo se sentía tan perdido e indefenso.

y eso haré… cumpliré mi promesa… pero no esperes mas de mi de lo que te he dado, por que no lo tendrás…

Kagome… por favor… no me digas eso… no quiero que te alejes de mi… onegai… -era un suplicio lo que estaba pasando y así lo demostraba su voz. Se contuvo las ganas de abrazarla, por orgullo, por egocentrismo, no lo sabia- busquemos una solución, olvidemos todo y empecemos de nuevo.

¿empezar qué Inuyasha?... si nuestra "relación" no estaba definida. ¡No puedes concluir algo que ni siquiera empezó!

¡no empezó por que tu así lo decidiste¡por que ahora me estas diciendo que todo lo que hemos construido se ha ido a la basura, sin darme una explicación o una esperanza por la cual yo me pueda mantener!

¡Inuyasha por favor, trata de entender¡YO también tengo sueños e ilusiones y no puedo seguir aferrada a algo que nunca pasara. No puedo continuar alimentando mi corazón de una ilusión falsa, no puedo seguir amando la idea de ti!

El joven la miro con los parpados bien abiertos. Poco a poco la fue soltando de su agarre y dio unos cuantos pasos hacia atrás.

no… no… no puedo… no puedo entenderte Kagome…

"Si viví antes de conocerte… ¿Por qué no he de vivir ya sin ti?"

Kagome… te necesito… -dijo ya sin poder disimular su dolor, que exageraba las sensaciones.

yo no…

Esto estaba mas haya de su comprensión. Esas dos simples palabras fueron el detonante de todo, de todo su sufrimiento que, hasta ahora, había retenido y que no dejaría salir, al menos enfrente de ella, de la causante de dicha agonía, que le quemaba las entrañas. Apretó los puños para realizar su objetivo al mismo tiempo que bajaba la cabeza, sin dejar que sus pupilas amarillas se vislumbraran.

de acuerdo… si eso es lo que quieres y si eso te hace feliz… -dijo con un ligero temblor en la voz.

Inuyasha…

Sin atreverse a continuar estando ella de frente, se giro para quedar a sus espaldas.

Desde este momento, te libero de cualquier compromiso que hayas tenido conmigo. Desde ahora puedes hacer y estar con quien te plazca y… yo no te detendré-el orgullo salió en su defensa, siendo esto lo que demostró en su frecuencia de voz.

perdóname por favor… -hablo Kagome apunto de flaquear. El verlo en ese estado le partía el alma y la hacia dudar en proseguir con esto, pero la razón llego de nuevo a ella para no dejarse vencer.

yo no tengo nada que perdonarte… y como ya lo dijiste… no tengo que reprocharte… así como espero que tu tampoco lo hagas…

"Lo nuestro nunca debió pasar"

lo siento Inuyasha… compréndeme… sino puedo tenerte completo… entonces prefiero no tener nada… -susurro con tristeza, ya con las lagrimas asomándose por sus ojos-te deseo toda la felicidad a lado de Kykio…

¡NO QUIERO TU LASTIMA¡QUE ESPERAS PARA IRTE¡VETE!

"Antes de que cambie de opinión con respecto a dejarte ir"

La mirada de Kagome ya estaba velada por las lágrimas, que inconteniblemente ya no pudo sostenerlas, dejando las caer con suavidad, manchando su hermoso rostro. Se alejo de ahí con paso lento al principio, luego se echó a correr sin rumbo fijo, para alejarse del daño tan inmenso que le provocaba esa escena.

La emoción de aquel joven Hanyou que había podido dominar minutos antes, en un instante se apodero de él. Cayó sobre sus rodillas al pasto, una nube le pasaba por los ojos, no sabía con certeza si era realmente una nube que le dificultaba la visión o lagrimas que se asomaban. ¡Que importaba ya! No las detendría por que simplemente el peso era demasiado. El golpe que le había asestado Kagome era con tanta fuerza que ni él mismo podía sostenerse más en pie. Se refugió en el dolor inmenso que le causaba toda esa situación.

¡MALDITA SEA¡KAGOME POR QUE TIENES QUE SER TAN ESTUPIDA!-gritó a todo pulmón mientras le daba un fuerte puñetazo al suelo a sus pies, como si eso fuera suficiente para calmar la cólera. ¿Qué podía hacer si se lo merecía? Él lo sabia, y el alejarse de un sentimiento que pudo haberse convertido en algo tan maravilloso le arañaba el corazón. La impotencia que sentía no podía ser mas grande. Ella tenía toda la razón. Cada maldita palabra que ella le dirigió, cada queja era la cruda verdad, que nunca pensó que lo golpearía con tanta fuerza. Y el único culpable de su sufrimiento era él, que había provocado, junto con su inmadurez, la pérdida de lo que mas valoraba. No podía perderla, no debía perderla, no después de saber sus verdaderos sentimientos, de saber todo lo que sentía por él.

El sencillo pensamiento de imaginarla con otro hombre, con Kouga, le hacia volverse loco, le hervía la sangre. Levanto el rostro, un destello rojizo apareció en sus ojos por unos leves segundos. Respiro hondo. Se levanto.

La recuperaría, pase lo que pase la recuperaría.

hola chicos!

ya estoy devuelta otra ves!

perdon por la tardansa ya lo tenia terminado desde hace tiempo pero como no tengo internet en mi casa pos se me hace un poco dificil

ademas de que estoy de vacaciones jejeje

disfruten este cap que para mi es uno de los mas importantes

y al parecer voy a tener que hacere mas largo este fic por que con 10 cap no me va alcanzar jeje

muchas gracias a todas por sus comentarios y por favor

no dejen de mandar reviews!