Capitulo 9. Verdades a la luz.
"La existencia no es ya mas que la satisfacción de un deseo continuo, el alma no es ya mas que la vestal encargada de mantener el fuego sagrado del amor."
Alejandro Dumas, Hijo.
-"Parece que las cosas se están saliendo de control, se están complicando demasiado. Si siguen así voy a tener que interferir de algún modo. La presencia de esa mujer los ha alterado mucho. Actuare rápidamente y con cautela si quiero que las cosas marches bien. Debo darme prisa… pero…"
-Hana…
La pronunciación de su nombre hecho por una chica la saco de su ensimismamiento, lo que hizo que volteara para responder al llamado.
-hola Sango… pensé que te habías quedado con Shipo y Kirara- ya se estaba haciendo muy tarde, la oscuridad cubría por completo el bosque y sus alrededores. Se separó del grupo un momento para reflexionar y terminó por contemplar las estrellas cerca de un pequeño acantilado.
-si, pero ellos ya están dormidos, es un poco tarde para que estés despierta. ¿Todavía te sientes mal?-dijo la exterminadora con tono preocupado, por lo que Hana respondió negativamente con la cabeza.
-no, no te preocupes, ya estoy mejor, gracias a las mediciones de Kagome. Por cierto ¿la has visto?
-si, hace un momento pero estaba muy extraña, triste y decaída para serte mas precisa, ella no suele ser así-Sango bajo un poco la vista, en señal de desconcierto por la salud de su amiga- desde que vino Kouga a verla y hablo con Inuyasha ha estado comportándose muy distante y no he tenido la oportunidad de hablar con ella. Me preocupa.
-no creo que sea conveniente que lo hagas, mejor espera a que se le pase. ¿Crees que Inuyasha sea la causa?
-es lo mas lógico. Cuando ella esta así casi siempre es por él.
-ya veo… y por lo que me contaste de que ese general de los lobos anda detrás de Kagome. ¿Se solucionara?
-no lo se. Inuyasha a veces suele ser muy inmaduro además de orgulloso.
-y celoso por lo que acabo de notar-menciono Hana de modo divertido, pero su semblante cambio con rapidez-dudo que las cosas se solucionen entre ellos si no hablan al respecto. Se ve que están muy enamorados, se ven muy bien juntos, no solo como pareja sino también como compañeros. Se complementan bastante bien.
-eres muy observadora Hana-Sango comento.
-bueno, solo digo lo que veo-dijo pareciendo modesta.
-después de lo que hiciste con Kagome (me refiero a haberla hipnotizado para confesarle sus sentimientos a Inuyasha), te has fijado mucho en esos dos, verdad?
-no solamente en ellos dos, también en una parejita mas…-dijo de manera cómplice, mirando a Sango con picardía.
-eh?...-Sango la observo sin entender, o al menos eso parecía.
Riendo por la reacción de Sango, Hana trato de hacerla olvidar lo dicho.
-olvídalo… ¿Por qué no estas con Miroku? Hace un rato que los vi juntos…-dijo sonando un poco ingenua.
-¡por favor! Con ese monje no se puede estar ni un minuto a solas sin que pretenda tocar algo que no debe-menciono de manera molesta y cruzando los brazos.
-si, ya me he dado cuenta de eso… y de otras cosas…
-¿Qué cosas?... –Sango poso su vista en ella con algo de nerviosismo, sospechando a lo que se refería.
-pues… de unos cuantos detalle-hablo sin darle mucha importancia.
-no se de que hablas-la taiji-ya salio a la defensiva de forma un tanto brusca.
-esta bien… es normal que quieras ocultarlo.
-¿ocultar que?... yo no tengo nada que ocultar-la platica ya la estaba inquietando un poco. Lo mas seguro es que Hana se diera cuenta de lo que pasa por su mente con respecto al monje.
-en ese caso… me vas a decir que te interesa el monje Miroku…
-¿Qué¡Cómo voy a estar interesada en un pervertido y mujeriego como el!-sintió su cara arder y eso para ella no era una buena señal.
-te sugiero que eso se lo preguntes a tu corazón-Hana esta aguantándose la risa que le provocaba la cara de su compañera.
Sango la miro un momento para poder entender mejor lo que la hechicera quería decirle. Luego bajo los ojos y con un tono muy apagado dijo:
-me temo que eso es imposible-hizo una pausa-ya se lo he preguntado muchas veces y aun no se… la respuesta. ¿Cómo pude fijarme en alguien como él, no lo entiendo?
-bueno, si quieres mi ayuda te puedo decir muchas virtudes de él. Es muy apuesto y maduro, además de ser inteligente. Lo de ser mujeriego tiene arreglo-musito divertidamente y con una gran sonrisa.
-si claro-dijo con sarcasmo-ese tipo de hombres no tienen remedio.
-¿eso piensas?
Sango se quedo callado. En realidad ya no sabia que pensar. No importaba lo que ella o sus amigos le dijeran, el continuaba con sus alardeos con otras mujeres y no perdía la oportunidad de ofrecerle tener un hijo con él, sabiendo a ciencia cierta lo que se tenia que hacer para semejante proceso. Aunque en muchas otras ocasiones esa debilidad por las mujeres lo ha hecho adecuado para enfrentar a sus enemigos.
-ya no se… no se si algún día pueda confiar en él.
-dale tiempo, estoy segura que te llevaras una grata sorpresa.
-dime… ¿tu sabes algo?
-puede ser…-contesto de forma juguetona.
-¿realmente crees que esto funcione?-la pregunta se formulo sin que ella pudiera evitarlo. Quería nutrir la enorme curiosidad que sentía al pensar en la posibilidad de algo mas.
-si.
-¿Cómo lo sabes?
-por que eres diferente, él te ve de una forma diferente a como ve a otras chicas. Para él no eres cualquier chica. Podría decirse, (y aunque te cueste creerlo), que te tiene un cierto respeto.
-no lo creo…-dijo Sango apunto de echarse a reír.
-¿de que hablan?
La voz de un hombre las sorprendió y con sobresalto giraron para ver detrás de ellas a el tema principal de la conversación.
-Monje Mikoru…
-¡Houshi-sama!-Sango se sonrojo tan pronto lo vio. ¿Habrá escuchado algo?
-veo que las sorprendí¿vine en un mal momento?-su tono de voz era calmado como de costumbre, lo que le daba a Sango una idea de que no escucho nada.
-descuida Miroku, no hablábamos de nada importante, no es así Sango?
-ah… si… si…-tartamudeo.
-bueno… me voy a dormir… que descanses Sango, Miroku…-se despidió Hana retirándose del lugar de la pareja.
-que descanses Hana-sama.
"Esos no necesitan mucho trabajo, ya casi esta hecho."
La vio apartarse de ellos, con la garganta seca, esperando a que su acompañante le dijera algo. Notó que el Houshi doblaba sus rodillas para poder sentarse frente al paisaje nocturno de las estrellas y contemplarlas. Sango no tuvo mas remedio que seguir su ejemplo, sentándose a su lado, sin poder evitar mirarle de reojo de vez en cuando.
-que hermosa noche¿no lo crees Sango?-dijo Miroku con serenidad, sin apartar sus vista del cielo.
-mmm… -la chica tomo sus brazos y los rodeo en sus piernas.
-¿pasa algo?-pregunto el joven extrañado.
-no… nada…
-estas un poco distraída¿te encuentras bien¿hay algo en lo que pueda ayudarte?-dijo en tono preocupado mirándola directamente.
Sango se sonrojo por la muestra de interés, pero aparto la cabeza para no hacerse notar y respondió balbuceando algo que ni ella entendió. Miroku solo sonrió complacido con el cambio de actitud de ella.
Se quedaron callados por un buen rato, solo observando las estrellas, aunque Sango no podía bajar mucho la guardia por si el monje tocaba algo indebido, pero para su asombro, no intento nada, relajándola bastante.
-se que no es de mi incumbencia pero, percibí cierto nerviosismo¿se puede saber el motivo?-el monje estaba empezando a sacar su carta, claro que todavía no estaba definida del todo.
-eehh… no se de que me habla…- la inquietud de Sango se dio de inmediato.
-bueno, respeto tu silencio Sango.
La chica volteo el rostro para mirarlo un tanto asombrada. La palabra "respeto" no es una que utilice con mucha frecuencia ni mucho menos realice. El joven seguía mirando al cielo, con su cara neutral.
-en realidad, no es por nada importante Houshi-sama.
El monje sonrió al oírle decir una respuesta. La miro.
-si no me dices de que se trata, no podré saber si es algo importante o no.
-pues vera, estoy algo preocupada por Kagome… -no quería dar mas información que la pudiera meter el problemas. Además, sonaba muy ilógico decirle que hablaban de él.
-eso es todo?-Miroku dudo en el contenido, quería escuchar lo mayor posible.
-si… eso es todo.
-menos mal…-Miroku cerro sus ojos en señal de alivio-pensé que tu nerviosismo tenia algo que ver conmigo.
-¡no… no como cree!- "Dios¿se habra dado cuenta?"
-tengo que admitir que me decepciona un poco que yo no haya sido el tema principal de la conversación entre tu y la señorita Hana-hablo pausadamente, como si quisiera ver en el rostro de Sango el resultado de sus palabras.
-¿Por qué dice eso?-la joven se sonrojo levemente.
-por que me hubiera gustado llamar tu atención por lo menos de esa forma.
El sonrojo de parte de Sango aumento.
-no… no diga eso, usted puede llamar mi atención de muchas otras formas.
-si pero por desgracia no son las mas adecuadas.
En eso estaba en lo correcto. Los celos de parte de Sango, las numerosas cachetadas y quejas no eran precisamente una manera muy cordial y apropiada de mostrar interés hacia él. ¿Cambiaria de estrategia?
-bueno si usted no fuera tan pervertido las cosas serian diferentes-la exterminadora lo miro con un pequeño toque de enojo en su voz.
-tienes razón… -el monje se limito a darle la razón.
-pero usted siempre tiene que meter las manos donde no debe y eso es algo que no…
-Sango… -Miroku la interrumpió al mismo tiempo que la miraba atento.
La chica le respondió el gesto sin entender y al percatarse de la mirada intensa de su acompañante, el rubor regreso. Hana estaba en lo cierto, él era muy guapo. "Si tan solo no fuera tan…"
-mujeriego… sé como soy pero…-el monje bajo un poco la mirada-me interesas mas de lo que crees…
Sango abrió mucho sus ojos castaños mientras las mejillas se le llenaban de un candor muy grande. Nunca hubiera esperado esa declaración de él. Solo rogaba por que las cosas no se salieran de control y terminara ella retirándose dejando al Houshi con la marca de su mano en la mejilla de éste.
-Houshi-sama yo…-se quedo en la misma posición por lo menos cinco segundos, hundiéndose en la profundidad de esos hermosos ojos azules. Después su racionalidad volvió a ella y aparto la vista hacia el suelo con tristeza.
-el problemas es lo que creas en mi… -murmuro Miroku.
-es que… yo… ya no se…
-comprendo que te tomará un tiempo, no te preocupes por eso, lo entiendo… -su voz hasta cierto punto se escuchaba extraña para cualquiera que no lo conocía bien, claro que ese no era el caso de Sango, pero aun así era raro escucharlo decir eso de esa forma tan dulce. Para sorprenderla mas, Miroku poso su mano sobre la de ella que se encontraba en el pasto y la apretó ligeramente, lo que la hizo reaccionar de nuevo a su posición anterior: mirarlo fijamente.
-Houshi-sama… -el mencionado se acerco un poco mas a su compañera, ocasionando que sus rostros se acercaran lo necesario para sentir sus respiraciones. Por mas que intentaba apartar su mirada de la del joven monje, le era imposible y solo sentía como su rostro aumentaba de temperatura. Estaba presenciando en los ojos azules del monje algo que pocas veces se le veía, una gran ternura.
-hace unos momentos… estabas nerviosa…. y ahora también… -susurro- yo soy el causante de eso… ¿no es así?
Miroku se fue acercando mas y mas, entreabriendo los labios para dar paso a un beso. Aunque su cabeza estaba llena de dudas en la contestación que recibiría de Sango, sus deseos lo acabaron por dominar, como usualmente lo hacia, con la diferencia de que los deseos le llegaban mas haya de su corazón.
Sango no titubeo mucho para saber que hacer. Tal ves esta seria una de las pocas oportunidades que tenia de que algo así sucediera y no quería dejarla pasar. Cerró los ojos y espero a que llegara el contacto en sus labios. Era suave, acompasado, muy diferente a como creyó que seria. El lo estaba disfrutando con calma y ella, se guiaba por sus movimientos.
Al separarse, Sango continuaba en su mundo, en el mundo que ellos dos habían creado con ese beso que fue, al menos para ella, delicioso. De repente, se dio cuenta de lo que había pasado y rápidamente abrió los ojos asustada y se separo de Miroku, dejándolo desconcertado.
-yo… lo… lo siento mucho Excelencia… yo… no quería… -con su pulso mas alto que de costumbre y sin saber que hacer, se puso en pie y salio corriendo del lugar, abandonando al joven con el rostro adquiriendo un tono de no entender.
Trato de tenerla gritado su nombre pero fue en vano. Ella se alejaba de él, como siempre lo hacia cada ves que tocaba algo sin su autorización. Sonrió para sus adentros. Había sido correspondido. Sus dudas estaban disipadas, al menos por ahora.
Las personas alrededor a veces dejan pasar las pequeñas cosas que hacen de la vida un lugar mejor para vivir, o todo lo contrario, peor. Un lugar lleno de sufrimientos interminables que solo con tu propia voluntad puedes ser capaz de controlar. Son cosas que aunque con tan insignificantes para unos, para otros pueden ser la diferencia entre el cielo y el infierno, haciendo tu vida miserable o dichosa; así es el amor, lo mejor y también lo peor. Es inevitable, es parte del proceso de aprender a amar.
Todo en exceso es malo, y éste sentimiento no esta excluida de esta regla. Si tomamos en consideración a una persona que hasta ahora, solo había recibido el apoyo y el cariño de alguien que se ligaba a el por lazos sanguíneos, que solo ella le a brindado un amor puro he incondicional al aceptarlo tal como es.
No podía escoger, después de todo es un amor de madre, y si su madre no podía darle el afecto que se merece¿entonces quien mas lo haría, siendo él un ser que solo recibía desprecio, siendo excluido de sus mundos por ser mestizo?
Esperando por un amor glacial y calculador, la sentencia esta casi escrita y al parecer él no puede hacer nada para cambiar la profecía. La condena de subsistir siempre solo no tiene culpa alguna mas que de su propio conocimiento. Tenía la facultad de alejar de su lado a las personas que mas apreciaba, provocándole una inseguridad cubierta por el orgullo y engreimiento. Su mas grande cicatriz hecha por una mujer.
La observaba desde la sombra que los árboles le propinaban con absoluto silencio, solo admirando su silueta femenina sentada a orillas del lago con las pequeñas luciérnagas bailando a su alrededor, dándole un exquisito fulgor a su rostro angelical de desconsuelo y haciendo que la noche se mostrara mas bella ante sus ojos con la presencia de la joven.
Inuyasha continuaba perplejo mirando la escena que se había creado, reviviendo los últimos días que pasaron como un torbellino que cargaba con el aire de la intransigencia.
Los tres días pasados fueron los mas ahogadoras y miserables que él hubiera soportado jamás. El desvelo se hacia presente con mas propiedad que nunca y los motivos eran mas que obvios. La mayor parte del tiempo, en especial por las noches, la intranquilidad le abría las puertas para entrar y no salir de ahí por lo menos hasta llegar la mañana, y eso no se le podía escapar de las manos al insomnio, por que claro esta que recibiría un gran banquete. Esa era la razón de su presencia ahí con solo él y Kagome despiertos, siendo esta ultima completamente ajena a que la observaban.
Por supuesto que el ser sigiloso era parte de la tarea para no ser descubierto por ella y mucho menos que la había estado vigilando desde hace ya un buen rato. Esto le hacia mas daño que bienestar y lo sabia, pero le importaba muy poco.
Sus sueños se habían desvanecido con las palabras de esa chica frente a él, que aun las tenia tan presentes como si estuvieran tatuadas en su cuerpo. En ese instante le era imposible asistir al dolor mudo del que había sido victima los últimos días. Para su debilidad, estaba sucumbiendo a los ataques constantes de Kagome, que eran mas potentes que cualquiera que el mismo Naraku pudiera propinarle. Ella era cual burbuja de indiferencia y apatía para con él, ya que con sus demás compañeros se portaba de lo mas normal y alegre que siempre. ¿Lo estaba haciendo apropósito?
Su actitud le molestaba mucho, bastante para ser mas explícitos, pero para su suerte el hablar con ella no iba a serle muy útil, en especial por las circunstancias y el haberle prometido no volver a reclamarle nada y mucho menos protestar de su actitud.
Por cualquier lado donde lo viera, estaba atado de pies y manos, y eso era algo que no estaba acostumbrado a tratar; el quedarse inmóvil sin reaccionar a las agresiones, lo exaltaba de sobremanera.
Una brisa nocturna paso cerca de la joven, levantando parte de su cabello. El viento llegó al olfato de Inuyasha, reconociendo de inmediato la fragancia de Kagome, el cual respiro con deleite. Era lo único que podía obtener de ella, al menos por ahora, lo mas cercano a su presencia.
De repente, se percato de algo de lo que no se había dado cuenta hasta ahora. Cuando se encontraba con Kikyo, había sentido el olor de Kagome, no el de la Miko, que en ese momento se encontraba mucho mas cerca. Al principio no pudo comprender como es que percibió el aroma de Kagome. A pesar de que el olor de ambas era muy parecido, no aceptaba que su olfato también lo hubiera engañado en esa ocasión. ¡Ni que sus deseos por besar a Kagome en lugar de Kikyo hayan sido tan fuertes!
Ahora se daba cuenta de lo que había pasado. Kagome había estado presente en el momento que se besaron y fue su olor el que le llego, no el de Kikyo.
¡Como no se dio cuenta antes! Ella presenció todo lo que sucedió y evidentemente no pudo escuchar lo que salio de la boca de Inuyasha. Tal ves si lo hubiera escuchado, que fue su nombre el que pronunció y no el de Kikyo, las cosas cambiarían. ¡Maldita sea!
-de nuevo despierto? Se te esta haciendo muy común que no puedas dormir.
Inuyasha se sobresalto. Giro su cuerpo para conocer a la propietaria de la voz. La hechicera estaba parada detrás de él, sosteniendo su espalda contra el tronco de un gran árbol, sin perderle la vista. El muchacho no se había percatado de la presencia de Hana, estaba tan concentrado en su nuevo descubrimiento que no prestó mucha atención a su alrededor.
-ah… eres tu… -dijo con algo de fastidio.
-¿Por qué no hablas con ella?-le pregunto la chica ignorando el comentario de Inuyasha y denotando que volvía su mirada a la Miko.
-¿para que me vuelva a decir lo mismo? No, gracias. No tiene caso que hable con ella-mencionó con ironía.
-por lo que veo tu orgullo te pesa mucho-la chica cruzó los brazos.
Inuyasha no dijo nada, solo continuo con los ojos fijos en Kagome. Lo dicho fue la mejor excusa que su cerebro le podía dar en esas circunstancias.
-ella debería saber todo lo que pasa por tu cabeza, tal ves si me dejaras ayudarte…
-escucha bruja, no necesito que me des consejos de nada, entendiste?-dijo con una voz brusca.
-yo solo te estoy dando consejos, tu decides si tomarlos o no-la chica le contesto del mismo modo.
-no quiero consejos de alguien como tu.
-¿alguien como yo¿a que te refieres con eso?-a Hana no le justo esa definición de ella y mucho menos como lo dijo. Frunció el ceño.
-de alguien que se aprovecha de las debilidades de los demás para sacarles información.
-ah… te refieres a eso… -Hana cerró los ojos para tranquilizarse-Kagome lo necesitaba, créeme.
El Hanyou apretó los dientes con enojo, sin aceptar lo que acababa de escuchar.
La castaña espero su reacción sin obtener el resultado esperando. Estaba segura que eso lo haría explotar, pero al parecer no le estaba prestando la suficiente atención y eso la irritaba.
-¿quieres hacerme el favor de dejar de darme la espalda? No me agrada que no me miren cuando estoy hablando.
-¿te sirve que yo no quiera hablar contigo para que te calles!-Inuyasha estaba empezando a perder la paciencia, algo que realmente no era su mayor virtud. Kagome ya se había retirado a dormir con los demás, así que al parecer solo ellos dos se encontraban despiertos e Inuyasha podía gritar y desahogarse con esa chica todo lo que quisiera, ya que al principio no respondía con claridad a sus preguntas por la presencia de Kagome, por temor a ser descubierto por ella. Volteo su cuerpo para enfrentar a la hechicera y sacerdotisa.
-se que no quieres hablar conmigo por que piensas que lo que hice esta mal, pero hay un motivo para eso.
-no quiero saberlo-respondió con rapidez el chico, comenzando a caminar lejos de ella.
"yo creo que si" sonrió maliciosa.
-¡ella me pidió que lo hiciera!
Inuyasha se paro en seco, petrificado por las palabras provenientes de Hana, que las grito para hacerse escuchar y para hacerlo entrar en razón, auque sospechaba que la había perdido desde hace mas de tres días, al menos la poca que tenia.
-mientes…-se dejo oír la voz masculina casi en un susurro después de un largo silencio.
-no estoy mintiendo-aseguro Hana.
-¡que impertinente eres¿Por qué sigues metiéndote en la vida de los demás¡si no hubiera sido por ti, todo esto no estaría pasando!- la revelación le llego de pronto como un vaso que se llena hasta el borde. La miro con los ojos ámbar que parecían traspasarla. La oscuridad del lugar mezclados con el brillo de la luna, le daban a sus ojos un resplandor muy intenso.
A Hana le asusto por un leve momento la expresión del medio demonio y dio un paso atrás, pero recupero casi de inmediato su postura, como demostración de que no le temía. Tenia una clara idea de cómo era su temperamento y sabia mas o menos como enfrentarlo. Realmente era bastante fácil de predecir, aun siendo ella quien no lo conocía de toda la vida, pero sí antes que cualquiera de sus ahora amigos.
-¡si no hubiera sido por mi, nunca te habrías enterado de los sentimientos de Kagome!
-¿no pudiste haberlo hecho de otra forma?
-¡era la única forma!
-¡NO ES VERDAD¡Pudiste evitar esas preguntas tan… bochornosas y esa declaración tan…!
-¿sincera?
-¡DESVERGONZADA!
-¡por dios, Inuyasha, ahora no me vayas a decir que eso no era lo que querías escuchar de Kagome por que no te creo. Y ni hablemos de lo que sucedió después, por que si me niegas que te desagrado, eso seria arruinar todas las expectativas que tenia de ti. Por favor si se te veía en el rostro!
Inuyasha enrojeció de pronto al recordar lo que paso después de la confesión de Kagome y no cabía duda de que lo que decía Hana era la más pura verdad, que él no quería reconocer. Bajó la cabeza mientras hacia una rabieta.
-eso no cambia el hecho de que haya sido una farsa-apretó los puños.
-¡no fue una farsa, cuantas veces tengo que decírtelo! Lo que escuchaste de Kagome fue la verdad, cada cosa que dijo de ti fue verdadera, eso es lo que ella siente por ti.
Haciendo caso omiso de lo que dijo Hana, y para tratar de mantener su coraje para seguir la pelea de palabras, prosiguió dudando mientras daba un largo trago de aire.
-¡aun si fuera así, no debiste meterte en su privacidad!
-¡una privacidad que TÚ querías conocer!
-¡por supuesto que no!
-Inuyasha, basta ya¿Por qué dejas que tu orgullo te domine?-Hana tranquilizó su voz, para ver si de esa forma podía hacer que recuperara la cordura-eres un chico amoroso y apasionado, y si dejaras salir todo eso que ocasiono que Kagome se enamorara de ti, las cosas serian de otro modo.
-tu no sabes nada de mi-dijo en tono serio pero sin evitar ruborizarse ligeramente por los adjetivos que la joven utilizo para describirlo. Apartó la vista para disimular.
-sé mas de lo que crees, Inuyasha. ¿Es por esa mujer que estas haciendo todo este drama¿Es por ella que dudas tanto de lo que te digo?-preguntó con calma, sin perder la vista en él.
-¿de que mujer estas hablando?-Inuyasha la miro sin entender.
-tu lo sabes muy bien…-dijo con sensatez-…de Kikyo.
-¿Cómo es que sabes de ella?-el joven estaba completamente asombrado de que supiera de la existencia de la sacerdotisa. ¿De donde la conocía¿Sabría también que ella murió, que sigue en este mundo y que él era la razón de eso¿Qué otras cosas sabia? Las preguntas le asaltaban en la cabeza y si antes dudaba de lo que Hana pudiera ser, ahora desconfiaba por completo de ella. ¿Quién era ella en realidad? Le exigió saberlo-¿Quién eres tu¡Dímelo ahora mismo!
-soy Hana, sacerdotisa y hechicera-ella simplemente respondió con calma-no creo que me recuerdes, eras apenas un cachorro.
-¿Qué¿De que demonios estas hablando?-Inuyasha estaba mas confundido aun. ¿Acaso esta diciendo esta chica que lo conoce a él desde pequeño?
-intenta recordar Inuyasha-la joven se acerco a él y con un movimiento lento, volteó un poco su cabeza del lado derecho, dejando ver su oreja izquierda, donde un arete de color dorado en forma de argolla colgaba de él.
Inuyasha lo miró con incredulidad al mismo tiempo que escenas se mezclaban en su mente que poco a poco dejaban de ser incoherentes y confusas. Ese arete lo había visto antes, hacia ya más de 50 años. "¿Acaso ella es…?"
Flash Back
Los pasos desesperados se dejaban oír en medio del bosque cubierto por la noche, que parecía que también estaban en contra del pequeño que corría lo más rápido que podían sus pequeñas piernas, alejándose del peligro que lo perseguía. El cachorro jadeaba por la prisa y miedo del que era presa, al no saber cual seria su final con su madre ahora muerta. Varios Youkais le seguían los talones para acabar con su vida, sin él ser capaz de defenderse todavía. Su traje rojo lo hacían fácil de localizar en medio de los árboles y arbustos.
Seguía corriendo, volteando a todas direcciones, buscando con impaciencia algún lugar para ocultarse de sus perseguidores. Lo encontró; las raíces de un gran árbol sobresalían de la tierra haciendo una pequeña cueva debajo de él. Ahí seria un buen escondite por ahora. Con rapidez se dirigió a la cueva improvisada, donde permaneció oculto sin respirar, observando como los demonios pasaban de largo y se alejaban del blanco que era él. Tubo que pasar toda la noche sin pegar ojo para asegurarse de estar a salvo, lo que no aguanto mas al aparecer los primos rayos del sol, cerrando los ojos con cansancio, quedándose dormido.
Pero el descanso no duro mucho, ya que un gruñido lo hizo reaccionar de nuevo y abrir los ojos de golpe. Un ogro con colmillos inferiores muy largos y con solo un ojo apareció frente a él. Había logrado encontrarlo por medio de su olor y ahora esperaba poder comérselo. El cachorro apretó los dientes y lo miró con odio, temblando de arriba abajo. El ogro abrió sus enormes fauces, dispuesto a llevarse al pequeño a la boca. El cachorro cerró los ojos con fuerza, esperando por su muerte.
De pronto, el ogro dio un grito de dolor y ante la mirada de asombro del pequeño Hanyou, la bestia se desvaneció y una flecha apareció en el lugar donde antes estaba el ogro. Unas largas piernas aparecieron en el campo de visión del pequeño, las cuales se doblaron para poder ver mejor al que se encontraba escondido.
El rostro de una chica castaña lo miraba con ternura. Sostenía un arco en la mano izquierda, que dejó a un lado para dedicarse al cachorro.
-hola…-hablo con mucha dulzura mientras le sonreía-¿estas bien?
El cachorro no le respondió, alejándose todo lo que podía de ella, adentrándose mas a la cueva y mirándola con expresión temerosa pero a la vez mostrando en sus ojos ámbar la gallardía del que seria partidario toda su vida. Esto lo notó la joven.
-no te preocupes… no voy a hacerte daño…-alejó su arco y se despejo del cinturón donde se concentraban las flechas que utilizaba, tirándolas a un lado- ves?
El pequeño relajo sus facciones y movió sus orejitas, confundido, y la observo detenidamente. No parecía una persona mala y era una chica muy bonita, aunque su vestimenta era algo diferente a la de una sacerdotisa ordinaria. En su oreja colgaba una arracada de unos cinco centímetros de diámetro que el pequeño no podía dejar de ver.
-eres un cachorrito muy lindo… ¿Cómo te llamas?-preguntó con pleno interés y ternura sin dejar de sonreír, echándole un vistazo a los ojos brillantes color amarillo.
-Inu… Inuyasha…-tartamudeo, bajando los ojos con desconfianza y mostrando un tenue rubor en sus mejillas.
-ah… ya veo… es un nombre muy bonito… no deberías estar aquí solo, es muy peligroso para ti, eres muy pequeño y todavía no te han crecido las garras y colmillos lo suficiente para poder defenderte… eres un Hanyou verdad?-la chica notó que el pequeño apretaba la mandíbula demostrando su frustración-…yo puedo ayudarte… ven… -le ofreció su mano-vamos, sal de ahí. Yo te cuidare.
Él miró la mano de la joven con vacilación y después levanto sus ojos a su rostro. Le sonreía con ganas. Minutos después, el pequeño Inuyasha descansaba en brazos de su salvadora, muerto de cansancio.
-se ve muy lindo cuando duerme… pobrecito… debes de estar pasándola muy mal… no puedo creer que un cachorro tan lindo como tu sea rechazado por los humanos… de ahora en adelante tendrás que aprender a sobrevivir tu solo… será duro pero sé que lo lograras… me lo dicen tus ojos llenos de valentía…
Fin del Flash Back
-tu eres… esa chica…-Inuyasha mantenía sus ojos tan abiertos como dos soles, completamente aturdido por los recuerdos que acababan de asaltar su mente.
Hana asintió y se alejo un poco de él.
-veo que por fin me recuerdas, es natural que no te hayas dado cuenta antes, eras muy pequeño en esa ocasión y nunca pensé que volvería a verte otra ves.
-pero… ¿Por qué no dijiste nada?
-no quería responder preguntas, como ahora se que harás.
-es por eso que conoces a Kikyo?-la seriedad volvió a su rostro.
-la conozco desde antes que tu la conocieras, aprendimos juntas a ser sacerdotisas, solo que yo me incline mas hacia la magia y eso deterioró nuestra amistad.
-mmm… -Inuyasha no sabia como responder a eso. Nunca se le metió por la cabeza que ellas dos se conocieras y mucho menos que en un tiempo hayan sido compañeras. No sabia que otras cosas podía estar ocultando esa chica, aunque le había salvado la vida cuando era solo un cachorro y también la de Kagome, eso no descartaba que pudiera tener otros propósitos.
-te pido que por favor no le digas a nadie esto, ni a Kagome.
-tu sabes que no tengo buena comunicación con ella ahora, además ¿Por qué habría de hacerlo?-cruzo los brazos hablando de forma arrogante.
-por que no es conveniente que lo sepan todavía, deja que pase algún tiempo.
Inuyasha resoplo con descaro frunciendo el ceño, pero acepto.
-como quieras.
Hana le dio una leve sonrisa en señal de agradecimiento.
-ahora entiendo por que esas dos chicas se enamoraron de ti… eres diferente… y muy raro…
-¿a que te refieres con "raro"!-se quejó Inuyasha levantando la voz y resaltando una vena de su frente, demostrando su molestia.
-cálmate, puedes tomarlo como un cumplido si quieres, ahora lo que quiero saber es que pasa contigo y Kagome-Hana se mostró seria. Quería regresar a la conversación anterior después de haber anticipado todas las dudas del joven Hanyou.
-feh!... eso es algo que no te incumbe-respondió mientras que metía sus manos dentro de las mangas de su Haori.
-pero sí te incumbe a ti, por que no creo que puedas soportar por mucho tiempo esta situación. ¿Por qué titubeas tanto Inuyasha¿Por qué sigues aferrado al pasado?
-¡tu no eres nadie para decirme que hacer!
-tienes razón Inuyasha, no soy nadie importante en tu vida para decirte qué hacer, pero eso no me excluye de querer ayudarte y de que tomes decisiones absurdas que pueden arruinar tu vida. Se que has pasado por muchos sufrimientos y que todo eso sea producto de lo que eres ahora, que has recibido muy poco cariño y que la única persona que te lo ofreció ahora esté muerta y está vagando en el mundo de los vivos, pero el estar con ella es un error.
-yo le prometí estar con ella siempre, incluso en el infierno. Ya no hay marcha atrás.
-¿y crees que alguien que dice amarte te obligaría a permanecer con ella aun en contra de tu voluntad? Creo que tienes una muy mala definición del amor, Inuyasha. Esa mujer solo busca su propio beneficio. Lo que ella llama amor no es mas que un disfraz para esconder su egoísmo y su alma llena de venganza y rencor. La Kikyo de la que una vez te enamoraste ya no existe, desapareció en el momento en que regreso a este mundo. Lo que siente por ti es solo un capricho, una obsesión de demostrarles a los demás que no ha perdido aun estando muerta. Ni siquiera estando viva te amó como debería.
El muchacho se mantuvo callado escuchando. Quería hablar, pero no le venia nada a la mente. Pareciera como si su cerebro se rehusara a cumplir sus ordenes de buscar una respuesta para defender a la chica que alguna ves ocupo su corazón.
-¿Por qué insistes en ayudarme¡Esto no te corresponde y los problemas que tenga con Kikyo son asunto mío!
-¿entonces no te importa lo que pase con los sentimientos de Kagome!
-¡claro que me importan, pero si ella ya tomo la decisión de no permanecer mas a mi lado no puedo detenerla!
-¡por supuesto que puedes! Ella no merece que la trates como plato de segunda mesa. Ella a estado contigo en todo momento, apoyándote y demostrándote que esta a tu lado siempre a pesar de que sabia que tu ya habías elegido¿y Kikyo¿Dónde esta cuando la necesitas? Ni siquiera sabes donde esta ahora, nunca esta para ti, ella viene a verte cuando de casualidad se acuerda de ti o cuando sus caminos se cruzan, ella no ha estado a tu lado como lo ha estado Kagome. Y lo peor de todo es que tu estas cegado como un idiota y la recibes con los brazos abiertos y en un altar esperando por la próxima vez que vuelvan a encontrarse. Esa mujer te tiene estúpido, con una venda en los ojos que no quieres quitarte, que temes quitarte por temor a descubrir que estas solo cuando no lo estas. Pero no te das cuenta que tienes amigos y una chica que espera por ti y te ama incondicionalmente, sin querer cambiar nada de ti como alguna vez lo quiso Kikyo y solo esperando que tu la aceptes.
Lo que más le duele a un hombre orgulloso como lo es Inuyasha, es que le digan la verdad en su cara tan dolorosamente y no aceptarlo de un día para otro. El trago amargo que estaba tratando de pasar por su garganta era grande, pero no se comparaba con el dolor punzante que recibió de Kagome, especialmente después de saber todo lo que pensaba y sentía por él. Aun sus palabras las tenía copiadas en la memoria.
-eso lo se, todo eso ya lo se-simplemente se limito a contestar mas que eso.
-¡entonces que te detiene para hacerle entender a Kagome lo importante que es ella para ti! Demuéstrale que estarán juntos siempre, que estas tan enamorado de ella como ella lo esta de ti. Deja de jugar con sus sentimientos. Se que toda esta situación te esta volviendo loco pero tan solo tienes que aclararle todo.
-tengo miedo…-susurro.
-¿miedo?... ¿tu?...
-miedo de que… de que ya no quiera saber mas nada de mi… de perderla… ya no quiero cometer otro error… Ella es… todo para mi… si Kikyo fue mi luz… Kagome es mi vida… mi mundo… solo quiero que sea feliz… aunque no sea a mi lado…
Hana no pudo ver su rostro, por que parte de su cabello plateado lo cubría. Le conmovieron tanto las palabras de Inuyasha que sintió un impulso de abrazarlo para consolarle, pero solo atino a decir su nombre con melancolía. Nunca pensó escuchar esas palabras del propio Inuyasha, algo que la hizo sentir bien, por haber sido la causante de eso y agradecida por haberle expresado sus sentimientos. Aquella sinceridad que casi era una confesión.
-si eso llegara a pasar… si llegara a perderla… no podría soportarlo… no soy lo suficientemente fuerte para eso… lo que Kagome me pide esta mas allá de mis fuerzas…y no se por cuanto tiempo mas seré capaz de aguantar…
En ese momento, Hana se daba cuenta del enorme error que había cometido al hablar de aquella manera tan despreocupada, debió haber elegido con cuidado lo que iba a decir, pero el daño ya estaba hecho. Era testigo de los mayores temores de Inuyasha; el quedarse solo, sin alguien que le demostrara su amor hacia él y que lo hagan sentir especial, que no lo desprecie por ser Hanyou, por que la persona que ahora ocupa todo su ser, lo ama como es, como un medio demonio, y eso, era algo que él había presenciado personalmente y de lo cual ya no tenia dudas.
"Te haré recordar el amor que sientes por mi, Kagome."
O O O O O O O O O O O O O O O O O
hola!
espero que lo hayn disfrutado en leerlo tanto como yo en escribirlo
estube un tanto poeta en este cap jejej algo que no es muy frecuente
tube algunos ataques de histeria y escribi de mas, com se daran cuenta, escribi una frase de Dumas, es que recientemente lei una obra de él que me parecio muy buena la frase y desidi agregarla jejeje
tambien agrege como un tipo monologo a mitad del capitulo, es como una pequeña reflexion
si les parecio muy malo, lo entendere y diganmelo! para que no la vuelva a regar otra ves por que me imagino que varios se confundieron con eso jajaja perdon por mis loqueras.
tambien este cap es muy largo, de hecho el mas largo que he hecho hasta ahora.
espero que hayan pasado felices vacaciones por que yo no jajaja
muchas gracias por todos sus comentarios, ayuda y apoyo., me han ayudado mucho a continuar.
suerte a todos en este nuevo regreso a clases!
