Capitulo 10. No sé perder.
Por una extraña razón que el pobre de Inuyasha desconocía, las visitas de Kouga se hacían cada vez mas frecuentes, algo que no lo tenia nada contento, haciéndose por lo menos dos veces al día siendo que solo habían transcurrido cinco días desde la discusión con Hana y su confesión que dejo bastante sorprendido al chico de mirada dorada.
Eso, junto a los problemas por conseguir que Kagome vuelva a creer en él, le llegaba como truenos en una tormenta que se veía venir. La habilidad que tenia para resistir los males con la resignación eran muy escasas, por no decir casi nulas. No estaba acostumbrado a ser atacado directamente y no responder en su defensa, de cualquier forma que estuviera a su alcance, y el no poder hacer nada ante esta situación lo estaba sepultando en carne viva.
La sola cercanía de aquel lobo hacia SU Kagome, era excusa suficiente para romperle todos los huesos y de ese modo asegurarse de que no volvería a ponerle un dedo encima y mucho menos algún intento de conquista de su parte que ponga en extremo peligro la relación.
Al verla tan lejana y fría con él, le partía en dos la razón y le rompía las esperanzas de saber si todavía ella lo amaba o no. El ego que tenia lo ayudaba a salir a flote del desamor que sentía, pero eso no aminoraba la tensión corporal que le producía el ver a Kagome disfrutando de la compañía de otro chico que no fuera él. Tenia que remediar esto de algún modo y para hacer eso le sobraba fe, o acabaría volviéndose loco de celos.
Las escenas que tenia que aguantar eran de regalos provenientes del lobo a Kagome, ya sean flores, detalles o incluso unos cuantos pescados para la cena, que desde luego, Inuyasha se rehusaba a comer.
Los muchachos estaban mas que perplejos con el comportamiento de su compañero, ya que era la primera ves que lo veían sin decir ni una sola palabra ante las claras señales de Kouga de conquistar a la Miko e incluso Shippo le llego a preguntar el motivo de su desinterés tan repentino, cuando anteriormente no permitía que Kouga la mirara si quiera. El pequeño zorro recibió solo una evasiva y un gruñido como respuesta. No quería hablar al respecto, al menos por ahora. Eso fue suficiente para hacerles saber a los demás que no tocaran mas el tema.
No sabia como, pero le daba la impresión de que "el sarnoso" (como él le llamaba), sabia la separación que el y Kagome estaban atravesando y que el Hanyou no estaba con autorización de reprochar nada, a lo cual le estaba sacando el mayor provecho posible. Para rematar, pareciera que la señorita lo estaba disfrutando mucho, sin dejar de sonreírle y mirarlo de manera dulce, lo cual enfurecía a altos grados a Inuyasha que no podía hacer nada mas que observar y sentir como las tripas se revolvían en su interior.
Trato de adoptar un aspecto de despreocupación frente a todas esas atenciones, como se lo había prometido, pero le estaban resultando mas difícil de lo que pensaba, y eso ocasionaba que estuviera de un humor insoportable. El simple olor o el escuchar el nombre de su rival lo hacia arder de ira y obligándose a apartarse de sus amigos para no explotar.
Kagome no era tonta. Percibía fácilmente que el Hanyou no la estaba pasando bien, pero tenia que respetar su decisión, sea cual sea que esta fuere. Le agradecía el esfuerzo que él realizaba por cumplir su palabra, por que sabia que no era sencillo; ella misma lo había experimentado. Esperaba que pronto lo aceptara.
-¡que te vas a tu época por una semana¡pero por que!- grito un desconcertado Shippo apunto de ponerse a llorar y lanzándose a los brazos de Kagome.
-Señorita Kagome, por que tomo esa decisión tan repentina?- pregunto Miroku con preocupación con su bastón en mano.
-tienes mas de esos exámenes? –dijo Sango tratando de averiguar la causa de la huida de su amiga, pero algo le decía que su hipótesis estaba muy lejos de ser acertada.
-no, no es eso, solo quiero descansar un poco, eso es todo...- ella simplemente contesto con desganas. En realidad, no quería decir las verdaderas razones de su retiro, además de que no deseaba incomodar mas a Inuyasha. Tal ves si permanecía lejos de él por un tiempo las cosas se calmarían, y así ella aprovecharía para pensar un poco mas las cosas y para desahogarse, que era lo que mas le hacia falta: encerrarse en su habitación y no saber nada mas de este mundo y de él. Asimilar el peso de su decisión.
-pero Kagome tu puedes descansar aquí con nosotros.
-no, ella tiene razón Shippo, es mejor que se quede por un tiempo en su época, ahí hay mucho mas tranquilidad y comodidades, ella estará bien- Sango apoyo su decisión.
-gracias Sango.
Kagome miro de reojo encima de su hombro. Inuyasha estaba con los brazos cruzados sin decir nada, sabia que no debía hacerlo. Sus ojos brillaron al pensar en la posibilidad de que él fuera a buscarla, aunque eso se incluyera en la promesa de no ser mas que amigos. Dudaba mucho que Inuyasha se resistiera al impulso de detenerla y gran parte de su corazón deseaba que así fuera.
-¡pero una semana es mucho tiempo!- se quejo el cachorro.
-Shippo te prometo regresar lo antes posible, de acuerdo? –la chica sonrío. El pequeño no resistió mas y se puso a llorar en su regazo. Kagome le acaricio la cabeza para consolarle.
Minutos después, la joven ya se estaba despidiendo de sus amigos.
-cuídate mucho.
-si, ustedes también.
-dónde estará Inuyasha? –Miroku volteo a todos lados para localizarlo, se le hacia extraño que no viniera a despedirse de Kagome ya que era uno de los primeros que lo hacia.
-no lo se, no lo he visto desde hace rato.
-¡que insensible de su parte no despedirse de Kagoma!-Shippo expreso su inconformidad mientras cruzaba sus pequeños brazos y cerraba los ojos.
La quinceañera solo atino a bajar la mirada con tristeza. A pesar de que era su decisión el que se separaran de esa manera, no sabia si seria lo correcto. Lo amaba mucho, y le dolía verlo malhumorado todo el tiempo por su culpa e incluso extrañaba sus gritos de celos y quejas, pero ya no podía hacerse para atrás. Dejaría de verlo como hombre, como el hombre que amaba para remplazar el sentimiento por uno de amistad o cualquiera que sea inferior al que sentía por él.
-quiere que la acompañemos hasta el pozo?
-no es necesario monje Miroku, estaré bien, iré yo sola.
Miroku no insistió, entendiendo la indirecta de dejarla sola.
Se despidió de Sango, Miroku, Shippo y Kirara. Minutos después se encontraba caminando rumbo al pozo que la trasladaría a la época moderna donde pertenecía y en donde podía refugiarse en su mundo, aislarse.
Al llegar a su meta, el pozo seguía igual como lo recordaba desde la ultima vez que lo vio, pero había una leve diferencia que la descontrolo. La silueta masculina de la cual estaba literalmente huyendo, estaba de pie frente a ella y de espaldas al pozo. Ya se le hacia muy poco usual que Inuyasha no intentara detenerla, a pesar de la promesa; la actitud hubiera sido muy ajeno a como es él realmente. Lo conocía a la perfección y sabía que no era de los que se rezagaban con facilidad.
Al verlo, el estomago de Kagome dio un salto. Inuyasha estaba ahí, frente a ella, mirándola intensamente y esperando a que se acercara. Su cabello largo de color plata y sus ropas rojas se meneaban con el viento. La expresión en su rostro era de determinación; una mirada que la joven había visto muchas veces y que no dejaba de cohibirla.
Lo examinó con detalle, cosa que en pocas ocasiones se tomaba la molestia de hacer. Esta era una de esas oportunidades en las que lo veía sumamente atractivo y el poder grabarlo en su mente era una necesidad que su corazón le pedía insistentemente. Era como si él estuviera así especialmente para ella.
Su apariencia era algo que no se ponía en duda cuando se refería a ser apuesto, ya que no solo de su físico cautivador, que siempre se mostraba imponente y soberbio dando a conocer la magnificencia que su simple presencia daba, sino incluso la manera de mirar y plantarse llena de su altivez característico, que lo hacían ver tan atrayente y varonil. En ese momento se percato del gran parecido que tenia Inuyasha con su hermano Sesshomaru.
¿Acaso la estaba provocando¿quería hacerla sufrir dándole a entender que nunca tendría a un hombre tan atractivo y poderoso como él a su lado¿no le bastaba con saber que le dejó el camino libre para estar con Kikyo y que ya se daba por perdida? Ella sabia perder.
-necesito hablar contigo-la voz del Hanyou sonó tan grave que le erizó la piel.
-si vienes a evitar que me vaya, pierdes tu tiempo-dijo con extrema decisión, sin saber cuanto aguantaría el mantener esa actitud fría.
-yo nunca pierdo mi tiempo Kagome, y mucho menos cuando se trata de ti.
Kagome se mantuvo callada. Su ritmo cardiaco comenzó a acelerarse y eso no le agradaba. Temía perder el control de la conversación, ya que podía ver con claridad que el propósito de Inuyasha era provocarla. Intentó llevar las cosas en paz.
-por favor Inuyasha… déjame ir… me prometiste que…
-sé lo que te prometí…-la interrumpió mientras se acercaba a ella-pero no permitiré que te vayas hasta que hablemos.
-creí que ya habíamos hablado todo lo que teníamos que hablar-recupero su seriedad, aunque le costaba trabajo mantenerla, sabiendo que la conversación se alargaría.
-pues no es así, tal ves tu dijiste todo lo que tenias que decir, pero yo no.
A Kagome empezó a asustarle la sensatez con la que la estaba enfrentando, pero eso no le impediría quitar el dedo del renglón.
-Inuyasha, no hagas esto más difícil- le suplico.
-no Kagome, TU lo haces mas difícil¿Por qué huyes de mi?-el muchacho levanto un poco mas la voz, pero sin llegar a gritarle.
"Por que tengo miedo de echarme para atrás, de caer rendida a tus pies, de olvidarme de todo esto y de estar dispuesta a perdonarte mucho mas"
-no estoy huyendo…-dijo con firmeza y sin saber como, se sostuvo -solo quiero ver a mi familia¿también me vas a negar eso?
-en ningún momento te he impedido eso, solo quiero que me escuches por que sé que cuando regreses a tu mundo las cosas ya no serán como antes, y si tengo que obligarte a que te quedes, así lo haré, de una forma u otra.
-entiendo…-bajo un poco la cabeza- aunque me vaya las cosas no cambiaran entre nosotros… así tiene que ser… tu tomaras tu camino y yo el mío…
-¡no, no tiene que ser así! El estar separado de ti de esta forma no me gusta y no quiero que continua-Inuyasha apretó los puños con enfado.
-¿Por qué estas haciendo todo esto?-la chica trato de calmarse, pero la situación estaba saliéndose de control y temía de las consecuencias que podía traer. Inuyasha podía llegar a ser muy persuasivo, una de las tantas cualidades que le encantaba. Despego esas ideas por completo de su cerebro. No era la hora ni el momento adecuados para recordar los rasgos que la hicieron enamorarse de el. Si lo hiciera, no terminaría nunca.
-¡por que ya no soporto mas esta situación! Lo siento Kagome, pero no puedo hacer lo que me pides-dijo negando con la cabeza- me es imposible...
-¡es lo mejor para ambos!
-¡como puede ser lo mejor si tengo que estar separado de ti¡como puede ser lo mejor si no podemos estar juntos!
-¿ese es el problema? En ese caso, la única solución es que me vaya de aquí para dejarte el camino libre con Kikyo.
Inuyasha se quedo helado, sintiendo como su alma era desquebrajada de un tirón. Su pecho fue embargado de un peso tan grande como si se tratara de un yunque. Las palabras se extinguían en su garganta, quemándole y obligándolo a aguantar de nuevo la existencia de la cual lo habían sacudido violentamente.
-¿irte?-balbuceo con dificultad, temblando al pensar en esa posibilidad.
-si… para siempre…- musito despacio.
-no te dejare hacer eso-dijo con osadía y con su rostro ensombrecido.
-¿Por qué¿Ahora me vas a decir que no hemos obtenido todos los fragmentos y que me necesitas para recuperar la perla de Shikon, como siempre lo has hecho?-dijo de forma sarcástica.
-¡deja de sacar conclusiones equivocadas!-sintiéndose al borde del abismo, aproximó su rostro al de Kagome.
-¡entonces dime cual es la verdadera¿Qué amas a Kikyo y que solo fui un error¿Qué solo soy un reemplazo que usas cuando ella no esta y después tiras como una muñeca de trapo¿Qué le hiciste una promesa a Kikyo y que no puedes romperla¡Dímelo!
-¡Kikyo, Kikyo, Kikyo¡ya estoy harto de escuchar su nombre, ya no quiero saber nada de esa mujer que solo me ha separado de ti y que a desatado problemas entre nosotros!
-¡por dios Inuyasha, los vi a los dos juntos, cuando saliste a buscarla, cuando la besaste. Yo estaba ahí presente y tu ni siquiera te percataste de mi presencia. Como te atreves a decirme que ya no quieres saber nada de ella después de haberlos visto con mis propios ojos. Ya no puedo seguir con esto, Inuyasha. Ya me canse de ser desechable, ya no puedo soportar mas el que yo sea tu muñeca de trapo que puedes usar y tirar las veces que te vengan en gana, mientras esperas a que tu muñeca de porcelana llegue y llene ese vacío que yo no puedo llenar!
Mientras hablaba, las lágrimas comenzaron a asomarse por sus ojos de gamas café siendo imposibles ya de contenerlas. Todo el daño hecho por el joven fue desencadenada de golpe, sometiéndola a un aprisionamiento en el pecho que le impedía respirar.
-¡lo sé¡sé que estuviste ahí y lamento con toda mi alma que hayas presenciado eso, pero si supieras que fue tu nombre el que pronuncie y no el de Kikyo¡FUE EL TUYO¡a la que deseaba besar con todas mis fuerzas es a ti¡nadie me ha hecho sentir lo que tu eres capaz de provocar en mi interior, ni siquiera Kikyo!
-¡BASTA POR FAVOR, YA NO SIGAS¡no puedo creerte!-Kagome cerró los ojos con fuerza y volteó su cabeza a otro lado lejos de la mirada de Inuyasha-¡Han sido tantas veces en las que he confiado en ti y siempre pasa lo mismo. Ya no quiero sufrir más. Solo te pido que dejes de jugar conmigo¡Déjame ir, te lo suplico!
El sufrimiento de continuar escuchándolo la consumía y se estaba volviendo intolerable. Se separo de él para proseguir con su camino de llegar al pozo y desaparecer de ahí, pero como sospechaba, no pudo llegar muy lejos, debido a que el cuerpo de Inuyasha se había posado delante de ella, evitando cualquier huida.
-¡no te dejare!
-¡Inuyasha, déjame por favor!-Kagome aparto su vista para no tener que mirarlo a los ojos, algo que el medio demonio no toleraría.
-¡no lo haré¡no te dejare ir así como así después de saber todo lo que sientes por mi¡me niego a aceptar que ya no deseas que estemos juntos por que no es verdad!- que difícil le era aceptar que ya no podría verla nunca mas, al igual que no podía evitar el verla como una mujer, amarla como mujer y no como una amiga.
Kagome continuaba sin mirarlo. Al escuchar eso, el corazón le palpitaba con fuerza y no tubo el valor suficiente para encararlo. Sabia que si sus miradas se cruzaban, los ojos ámbar le evocarían el amor tan inmenso que le tenia y todo se vendría abajo. Era verdad, ella no deseaba alejarse de él, lo que mas deseaba era estar con él, pero ya había tomado la decisión.
-¡MIRAME KAGOME! -grito Inuyasha con potencia. Las garras del chico se aferraron alrededor del los brazos de la Miko con algo de presión, desesperado por hacerle recordar lo que sentía por él y sintiendo una necesidad incontenible de abrazarla y besarla con fervor. Lentamente los ojos de la joven lo observaron apunto de caer al suelo.
-¿Cómo sabes que no es verdad¡yo ya no puedo estar a tu lado como tu lo quieres, Inuyasha¡no como tu mujer!
-¿Por qué no¡dame una razón, una verdadera razón para no estar conmigo, para no ser mi hembra¿te atreverías a decirme que no me amas después de escucharte decir todo lo contrario¡Niégamelo!
-¿qu… que?- la chica abrió los ojos impactada.
El rostro de Kagome se volvió pálido y los nervios comenzaron a consumirla, esperando que la confesión de la que había sido protagonista no saliera a la luz. Tal ves no recordaba nada, pero si sabia de las cosas que habría sido capas de hacer.
-¡tu misma dijiste que me amabas, que deseabas estar a mi lado, que te gustaba todo de mi, mi cabello, mis ojos, mis garras, mis colmillos, TODO, e incluso mi forma de ser, que sea testarudo y arrogante, y lo que vino después de eso fue algo que nunca pensé que serias capaz de hacer, pero lo hiciste, y aunque fue en parte obra de un hechizo, vino de tu corazón y tus verdaderos deseos, el deseo de amarme. Lo que provocaste en mi fue algo tan intenso que aun lo siento y anhelo repetir!
Kagome estaba paralizada y con el corazón desenfrenado latiendo sobre su cuerpo con tanta energía que las ideas la habían abandonado. Las mejillas de su rostro adquirieron un tono carmín muy vivo. Nunca pensó que todos esos pensamientos tan privados pudieran ser conocidos por él y eso la avergonzaba demasiado. ¡Dios mío! Si eso fue lo que salio de sus propios labios, y no dudaba que incluso hasta mas¿qué habrá hecho después, que ocasiono que Inuyasha lo ansiara tanto? La respuesta ella la sabia, pero la idea de que hubieran penetrado en lo más profundo de sus deseos más íntimos la asustaba. ¡Que pensaría ahora de ella!
-no lo recuerdas, pero sé que le pediste a Hana que te hipnotizara para hacerme saber lo que realmente sentías por mi, por que no tenias el valor suficiente para confesármelo y por que temías la respuesta que pudiera darte.
-lo que sea que haya dicho, no hará cambiar mi decisión de irme-ya era muy tarde para fingir desinterés, pero no perdía nada con intentarlo.
-Kagome, tus palabras me pueden mentir pero tus ojos no. Sabes perfectamente que no me gusta perder.
Las orbes doradas ardientes estaban fijos en ella con aires de seducción. Sin poder controlarse, rodeó el cuerpo femenino con sus brazos, aprisionándola contra su pecho, sintiendo un deseo desenfrenado de tocarla y haciendo que todo el amor que tenia hacia ella despertara con el contacto de aquella chica.
-por favor dime que aun me quedan esperanzas... dime que no todo a terminado entre nosotros... dime que a pesar de todo lo que te he hecho... me sigues queriendo...
-Inuyasha… -tartamudeó, con sus piernas apunto de flaquear al sentir el calor del hombre que la estaba abrazando tan cruelmente, pero a la vez de una manera tan profunda que por un instante pudo sentir el pecho palpitante debajo de las ropas y un aroma masculino tan atractivo y delicioso que la embriagaban. Para rematar su veneno, Inuyasha le susurro al oído con ansiedad.
-tu indiferencia me hace mucho daño... sé que te he causado muchos sufrimientos… pero si creyeras en mi nuevamente y me permitieras curar esas heridas que yo mismo te provoque… me dedicaría a ti por el resto de mi vida… tengo tanto para darte... no volvería a lastimarte nunca mas…
Sus palabras eran tan dulces, desbordabas de una ternura que jamás pensó escuchar de él, pero se le escuchaba tan bien de su voz. Dejó fluir libremente las lágrimas que alguna vez aguanto.
-deseo con todo mi ser que te quedes a mi lado y hacerte mi mujer… en todos lo sentidos…
-Inuyasha... te lo ruego... detente... por favor... –dijo al borde del colapso, mientras sus mejillas terminaban de ponerse mas coloradas. ¿Cómo podía llegar a ser tan inhumano con ella? La estaba llevando al cielo, el mismo que anteriormente la había hundido en el infierno.
Al percibir que Kagome no daba muestras de querer responder a su abrazo, la insistencia de demostrarle a esa chica que era todo para él, lo entusiasmo mucho y estaba decidido a hacerla doblegar. Utilizando como arma lo que la misma dueña de su corazón le hizo saber con su confesión para incitarla a liberar el deseo que sentía, la estrecho aun más a su cuerpo, a la vez que escuchaba la respiración irregular de su amada, comprobando que sus emociones seguían latentes por él, haciéndolo sonreír. La llevaría al limite.
-no aceptare un "no" por respuesta, Kagome... -susurró con sensualidad al oído de Kagome, lo que la hizo temblar de pies a cabeza.
Inuyasha dio un gran suspiro con suavidad para disfrutar del exquisito perfume de su cabello, dejando que sus sentidos se invadieran de esa sensación tan placentera de sentir el cuerpo femenino pegado al suyo y sentir su calor.
Kagome se sentía morir, pensando que en cualquier momento se desmayaría. Se estaba volviendo presa fácil de conquistar, y cuando se trataba de Inuyasha ¿cuanto tiempo mas seria capaz de soportar? Había olvidado lo segura y maravillosa que se sentía en los brazos de Inuyasha que siempre le brindaban protección; con su pecho cálido y sus fuertes brazos rodeando su cintura y espalda. Sus ojos se cerraron para impedirle a su corazón que la hiciera despertar de ese hermoso sueño que creía estar; era todo lo que su cerebro podía procesar en ese instante.
Antes de que Kagome pudiera corresponder el abrazo, el rostro del Hanyou se separo de su cuello donde había estado posado segundos antes y la miro a los ojos de una forma tan penetrante y enigmática que la quinceañera termino por darse por vencida.
-mi mundo gira a tu alrededor Kagome... y si tu te vas... mi mundo se acaba...
La joven lo miraba como para leer en sus ojos si sus palabras eran sinceras. No cabia duda que lo eran. Jamas imagino que alguna vez Inuyasha la mirara con la misma devoción que a Kikyo, pero estaba pasando, y la felicidad que antes parecía tan distante, ahora estaba frente a ella tan clara y visible que la alegría era inaguantable.
-tú no eres un reemplazo... ni mucho menos una muñeca de trapo... tú eres la que quiero de verdad... la que adoro... "mi muñeca de porcelana..."
Sus rostros estaban tan cerca, que el aliento sucesivo de la Miko le golpeaba la cara, ya sin poder aguantar ni un segundo mas, se acerco con seguridad pero lentamente a los labios de Kagome que rozo con delicadeza, ocasionando un torrente en su interior. Cerro los ojos, por fin llegando a tocarlos por completo. Jugando pausada y tentativamente, comenzó a adentrarse mas en la intimidad de sus labios que con ansiedad y ternura probaba, sin siquiera atreverse a respirar, por temor a ser rechazado. La boca del apuesto joven se abría y cerraba muy despacio, dando todo lo de sí para hacerla entender que ella era su perdición y su locura, mientras la humedad del contacto de ambos labios se hacia presente.
Sepultando los sentimientos de abandono que alguna vez tuvo, dejo que Inuyasha la terminara de vencer con sus besos, siendo demasiado el estimulo que tenia que rechazar y que sabia que no seria capaz de soportar; era demasiado para ella. Sin tener el valor suficiente para oponerse por segunda vez, levanto sus manos para colocarlos alrededor del cuello del muchacho, en tanto que intentaba ahogar los suspiros que peleaban por salir al recibir tal inspiración, colocando un poco mas de presión en ellos.
Poco a poco el tacto de ambos labios fue haciéndose menos profundo, y dejaron de moverse hasta separarse sin desearlo del todo, pero les era indispensable para poder respirar. Sus rostros aun estaban bastante cerca, y la palpitación del momento los hacia suspirar con rapidez. Las mejillas de Inuyasha fueron cubiertas por un leve rubor al igual que los de Kagome, aunque con los pensamientos que le cruzaron por la mente, estas se hicieron se marcaron más. Las pupilas de ambos brillaban con ilusión. Inuyasha apoyo su frente en la de su compañera, mientras trataba de calmar su corazón que trabajaba velozmente sin mucho éxito, llamando por su nombre a la causante de dicha aceleración.
-Kagome...
-Inuyasha... yo...
-Kagome por favor... lo único que quiero es que entiendas... –la chica posa su dedo índice en los labios del muchacho para hacerlo callar.
-deja que sea yo la que hable esta vez, si?...-le susurro con dulzura -tienes razón Inuyasha... todo lo que dijiste es verdad... yo te amo... te amo mas que a nada... no importa lo que tu hagas nunca podría llegar a odiarte... y cada cosa que mencionaste, de mis sentimientos por ti, de lo que me haces sentir... es verdad... y aunque no recuerde nada de lo que hice o dije en aquella ocasión, se perfectamente que no es necesario que lo sepa por que lo que sea que haya hecho, es lo que yo siento por ti y no estoy arrepentida... era la única forma para que lo supieras... perdóname si algo de lo que dije o hice te ofendió... no era mi intención...
-no... no Kagome... tu no tienes por que disculparte conmigo... yo soy el que ha sido un estúpido que te ha hecho sufrir tanto y que no ha sabido valorarte... he sido tan imbécil... –los músculos de su rostro se contrajeron, sintiéndose avergonzado por dejar que lo mas valioso que tenia se le escapara de las manos. Bajo la cabeza al recordar todas aquellas ocasiones en las que la ignoraba para ir en busca de Kikyo. Se prometio que eso no volvería a suceder jamas.
-Inuyasha... -Kagome coloco su mano en el rostro del medio demonio, obligándolo a mirarla- ¿me prometes que pase lo que pase estarás siempre a mi lado?
-mucho más que eso... te lo juro... –la esperanza volvió a invadirlo en su pecho, sintiendo como este se expandía al ver la reacción de Kagome que estaba dispuesta a perdonarlo- eso significa que... ¿no te iras?
-por supuesto que no... ya no... jamas podría dejarte Inuyasha... –acomodo su cabeza en el pecho masculino- no tengo el valor suficiente para hacer eso...
Inuyasha no titubeo ni un segundo en responder del mismo modo, y la apretó ligeramente sin poder evitar sonreír con frenesí para luego hablarla a su oído con emoción.
-te dije que no me gusta perder, Kagome... y esta no fue la excepción...
Kagome sonrío con satisfacción y permitiendo que el calor corporal del hombre al que amaba desesperadamente se infiltrara en ella. ¡Dios! Como adoraba esa sensación; entre sus brazos sentía que nada ni nadie podía hacerle el menor rasguño.
De repente, un recuerdo le vino a la mente, algo que Inuyasha había dicho hacia escasos minutos y la cual la hizo sonrojar casi completamente: "deseo hacerte mi mujer... en todos los sentidos" ¿hablaba en serio? Después de todo fue en un momento de frustración. La sola idea la abochornaba a mil, pero no significaba que no lo quisiera. Muchas veces se preguntaba como seria una noche con él, una noche en donde estaban involucrados mucho mas que solo besos y abrazos, y ese pensamiento apareció en el instante en que se besaban: "si es así como me hace sentir con un simple abrazo/beso¿cómo será cuando me haga el amor? Si es que podemos llegar a esa etapa de la relación." La fantasía la olvido de inmediato, avergonzada por permitir que la dominaran.
La joven Miko se separo de Inuyasha, ocasionando que este la observara confundido.
-I... Inuyasha...-nerviosa, bajo la mirada- con respecto a... a lo de ser... tu mujer... yo...
El chico recordó enseguida las palabras que le dijo a Kagome y abrió enormemente los ojos al mismo tiempo que su cara adquiría un matiz carmesí. La soltó con rapidez.
-bu... bueno... yo... "¿cómo pude haber dicho eso?"
-¿estabas... hablando en serio?- Kagome estaban tan colorada como el Haori de Inuyasha, no solo por la proposición, sino por que ella misma había pensado en la probabilidad.
-¡por supuesto que no! Es... es decir... si me gustaría pero... si tu no... además... no podría... es decir... si podría... soy un hombre pero... nunca me atrevería si tu no... no lo deseas... esta bien... yo... lo entenderé...
"!Pero que diablos estoy diciendo!" Esto se estaba poniendo mal, se estaba volviendo igual de pervertido que Miroku. ¡Maldito monje! Será mejor que mantenga la boca cerraba sino quería recibir de parte de Kagome una buena sacudida en el suelo.
La chica, sin embargo, no pronunció el conjuro que lo hacia caer, lo que lo sorprendió mucho. En cambio, una sonrisa picara se dibujo en el rostro de Kagome, divirtiéndose con la escena de nervios que Inuyasha había creado. Se mordió el labio inferior recordando las veces en las que lo había visto sin la parte de arriba de su traje o casi desnudo. Se acerco a su rostro colocando sus manos en el pecho de Inuyasha para susurrarle de manera coqueta.
-ya veremos...
Los ojos ambarinos de inmediato se ensancharon del asombro sin dejar que ese color rojo en sus mejillas se desvaneciera. Kagome deposito un beso suave en el cuello del chico, lo que lo hizo tragar saliva con dificultad.
O O O
hola a todos!
este es el cap 10!
segun yo solo iba a hacer 10 capitulos, pero al parecer ya no me seran sufisientes para mi hidtoria jajaja
eso me pasa por alargarlo demasiado jejeje pero espero que no les molesten
como ahora voy a estar trabajando no me sera posible terminar rapido con los cap, pero hare lo porsible.
espero que les haya agradado este capitulo que es mi upiion es uno de mis favoritos, y preparence por que la cosa se esta poniendo mas caliente jejeje uuuyyy
gracias por todos sus comentarios y espero que sigan asiendomelos jejej
nos vemos y cuidense mucho!
bye!
